Hijo de un trabajador de cantera, nació en Verona, ciudad de la que procede su nombre artístico y en la que se formó como pintor. En 1556 se estableció definitivamente en Venecia, donde desarrolló su arte, siendo una de las figuras más destacadas de la escuela veneciana. Desde 1541 fue discípulo y ayudante del también veronés Antonio Badile, con cuya hija, Elena, se casó.
En 1555 o 1556, recibió en Venecia su primer encargo representativo: la decoración de la sacristía y los techos de la iglesia de San Sebastián, donde compuso un ciclo de pinturas con perspectiva sotto in sù / de abajo arriba.
En 1560 viajó a Roma para estudiar los techos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, y la influencia que le causó, se percibe claramente en sus obras posteriores, como los frescos de Villa Barbaro, en Máser -de principios de la década de 1560-, que había sido diseñada por Andrea Palladio. La colaboración entre Veronés y Palladio influyó en las arquitecturas que representó en sus cuadros posteriores.
A principios de la década de 1570, la familia Cuccina le encargó una serie de cuadros de gran formato sobre temas bíblicos: La Virgen y la familia Cuccina; la Adoración de los Reyes, Las bodas de Caná y el Camino del Calvario, en los que Veronés representa un estilo renovado, profundizando en el color e incrementando el claroscuro. Las cuatro obras se encuentran en la Galería de Dresde, si bien, conviene anotar, que estas “Bodas” son distintas de una versión anterior que conserva el Museo del Louvre.
En 1573 Veronese recibió el encargo de pintar un gran lienzo sobre La Última Cena. El resultado -ahora en la Galería de la Academia de Venecia- le llevó ante el tribunal de la Inquisición, al entenderse que pintaba un tema religioso con excesiva libertad y que rozaba la irreverencia. Veronés argumentó que había añadido personajes, animales y otros elementos por exigencias creativas y resolvió el conflicto cambiando el nombre al cuadro que pasó a denominarse: Cena en Casa de Leví; un tema de menor importancia religiosa, con lo cual, la Inquisición aceptó ciertas licencias.
Debido, quizás, a este conflicto con la Inquisición y, de acuerdo con una religiosidad más emotiva, el pintor evolucionó en su vejez hacia una pintura de tipo más reflexivo, aunque, quizás menos decorativa.
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Aprendió, pues, de los grandes venecianos, Tintoretto y Tiziano, así como los pintores de Emilia, como Parmigianino. Prefirió los grandes formatos y su estilo se caracteriza por el lujo, la arquitectura clásica que enmarca sus escenas y el rico, aunque suave colorido. Amigo de Palladio y otros grandes arquitectos de la época, enmarcó sus escenas en amplios escenarios arquitectónicos, rasgo que lo convirtió en precursor de la pintura decorativa barroca. Su tratamiento del color se anticipa también a la pintura francesa del siglo XIX, destacando en la reproducción y sugerencia del brillo y textura de las telas. Prefirió los tonos fríos y claros: gris, plata, azul y amarillo.
Su temática es, sobre todo, religiosa, pero é plantea las escenas bíblicas, del mismo modo que las grandes fiestas venecianas, mostrando la luz y el esplendor de la República de los Dogos, con trajes elegantes y vistosos y muchos personajes en festivas ambientaciones, algo que, sin embargo, contradecía la apariencia de las escenas bíblicas, razón por la cual, no dejaron de surgir diferencias notorias entre él y la visión de la iglesia.
Por otra parte, también se empleó en el retrato, logrando obras de extraordinaria calidad, y que, al parecer, reflejaban a la perfección la personalidad del retratado.
En el terreno decorativo, la realización de diversos encargos, muestra su interés por la mitología y la alegoría; temática que emplea con gran libertad de creación.
Finalmente, su empaste, siempre ligero y transparente, unido a la atención y perfección del dibujo, confirman al artista como uno de los más destacados de la escuela veneciana, cuya influencia se dejará ver en artistas posteriores, de la calidad de Rubens o Tiépolo. Dicho sea de paso, tanto Rubens, como el propio Veronese, fueron de los pintores más admirados por el romántico Delacroix.
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Se conserva un gran número de creaciones de Veronés, lo cual se explica, sin duda, como resultado del trabajo en equipo.
Catalogado como retrato de una “mujer desconocida”, en 1648 la pintura estaba en posesión de los Bevilacqua, relacionados con los Canossa. Es uno de los primeros de una serie de retratos patricios y documenta la creciente reputación del joven Veronese, que era el protegido del arquitecto de Verona Michele Sanmicheli. Isabella enviudó en 1541. Su apariencia y su vestido llamativamente sencillo dan testimonio de su posición en la vida y expresan la capacidad del joven pintor para empatizar con el tema.
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BASSANO / GIACOMO DA PONTE
Conocido como Jacopo Bassano. C. 1515 – 1592. Manierismo. Nació y murió en Bassano del Grappa, cerca de Venecia, lugar del que tomó su nombre. Destacado participante del Renacimiento veneciano, su arte se engloba en la Escuela Veneciana.
Su padre, Francesco Bassano, el Viejo, fue un “artista aldeano” y Jacopo adoptó algo de su estilo cuando introdujo en sus pinturas religiosas detalles realistas, incluyendo animales, granjas y paisajes; “hasta el extremo de que sus cuadros más parecen simples composiciones de género, que cuadros religiosos”. La introducción de estos elementos que llenan las composiciones tuvo luego gran importancia en los orígenes del naturalismo barroco.
Habiendo trabajado en Venecia y otras ciudades italianas, estableció un taller en Bassano, con sus cuatro hijos: Francesco el Joven (1549–1592), Gerolamo (1566–1621), Giovanni Battista (1553–1613), y Leandro (1557–1622). Compartieron su estilo, y algunos trabajos son difíciles de atribuir con precisión, al padre o a ellos.
Aprendió de otros artistas de la época, aunque sus relaciones con sus colegas no fueron siempre buenas, pues a Tiziano, por ejemplo, lo retrató como cambista en un cuadro de La Purificación del Templo; posiblemente, queriendo insinuar que era codicioso. Otros trabajos particularmente notables fueron El regreso a Canaán de Jacob, Dives y Lázaro, Acteón y las ninfas, La última Cena y Anunciación a los pastores. Son especialmente apreciadas sus composiciones nocturnas, en las que maneja los juegos de luces con gran maestría.
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Su padre, Francisco el Viejo, era poco conocido fuera de las fronteras de la provincia, pero tenía un taller de pintura de cierta importancia. Así que el joven Bassano comenzó su formación primero en el taller de su padre, y después de aprender lo básico, fue atraído Venecia, a unos 65 kilómetros de distancia. Allí fue aprendiz de Bonifazio Veronese. Durante su estancia en la metrópoli artística conoció las obras de Tiziano, Lorenzo Lotto y Pordenone. Sus técnicas e influencias son visibles en muchas de las primeras obras de Bassano, que también tuvo una gran influencia en las generaciones posteriores de artistas.
Cuando tenía 29 años, su padre murió repentinamente. El joven artista dejó Venecia y regresó a su ciudad natal para continuar el taller del progenitor. Permaneció en Bassano el resto de su vida y su estilo se orientó hacia los manieristas florentinos y romanos.
Le gustaban especialmente las elegantes figuras de Parmigianino, que retomó en sus obras, de hecho, combinó en un solo cuadro las influencias artísticas de diferentes artistas de su época, como Tiziano, Durero, Tintoretto o Rafael y se las arregló para hacerlo sin abandonar su pequeña ciudad natal. Hoy se supone que adquirió las técnicas a través de grabados artísticos, que coleccionó con gran entusiasmo, aunque añadió un toque personal a todas sus obras.
Combinó los paisajes con motivos religiosos.
A los 36 años se casó con Elisabetta Merzari, una joven de su país natal. Tuvieron cuatro hijos, que siguieron sus pasos; Leandro y Francesco il Giovane tomaron el apellido Bassano, mientras que Giovanni y Girolamo continuaron el apellido da Ponte. Los cuatro, desde niños trabajaron con su padre en el taller familiar; muchas de las obras de este, fueron creadas con su colaboración y, cuando este falleció, continuaron trabajando en el taller, manteniendo el estilo heredado. Esto, a veces, hace difícil para los historiadores del arte distinguir qué obras provienen del propio Bassano y cuáles de sus hijos. (Meistrdrucke).
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Es fácil observar que, en las pinturas de Bassano, es raro que no aparezca un perro.
NON TROVO TRA GLI AFFANI/ ALTRO RICOVERO
NO ENCUENTRO ANTE LAS DIFICULTADES OTRO REFUGIO [que las Artes].
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