martes, 24 de julio de 2012

Alexander Sergeyevich Pushkin - Александр Сергеевич Пушкин



Retrato  realizado por Vasili Tropinin - Василий Андреевич Тропинин (1827)

Su bisabuelo etíope llamado Ibrahim Hanibal, cuyo nombre -en ruso, Ганнибал Ganníbal-, parecía conservar ciertos ecos clásicos de desafío republicano, cuya nieta, Nadieshda Osipovna –Надежда Осиповна- fue la madre del poeta.

Su abuela, María Alexeievna, fue quien le enseñó a leer y escribir.

Su niñera, Arina Rodionovna, que, a pesar de no saber leer ni escribir, le introdujo en el mundo de la literatura a través de relatos y leyendas transmitidos entre generaciones, fueron, en el fondo, los responsables de aquel portento literario de quien Dostoyewsky dijo: entre nosotros no queda ningún genio como él, y Tolstoy: todos tenemos que aprender de él.


Aquel poeta sincero y profundamente lírico; aquel hombre rebelde y valeroso, aún en el destierro; aquel que se burlaba de sí mismo sin complejos -en el poema Portrait, de 1814, se definía como un verdadero mono por su aspecto-, a los veinte años ya estaba escribiendo algunas de las obras que abrieron las puertas a la literatura moderna, no sólo en Rusia.


Nuestra gloria –escribió también Dostoyewsky tras la prematura desaparición del poeta- está en poder afirmar que el alma de Puschkin ha comulgado con el alma de todos los hombres.

Ciertamente, la obra de Pushkin fue comprendida y amada en Rusia por todos, menos por el Zar, quien sin duda llegó a apreciarla literariamente, pero también supo que poemas como Oda a la libertad podían ser una amenaza para la institución que representaba.

Nacido en Moscú el 26 de mayo de 1799 -6 de junio en el calendario gregoriano- Pushkin estudió en el colegio imperial de Tsárskoye Selo, donde acudían los hijos de la aristocracia más exquisita y más inmediata a la corte –sólo treinta alumnos-, donde el francés se convirtió en su segunda lengua y contribuyó a aumentar el número y la calidad de sus lecturas, así como a mejorar la expresión de sus ideas.

A los catorce años recitó el poema Recuerdos de Tsárskoye Selo ante un jurado de escritores consagrados, que causó general admiración; un momento que otro genio, el pintor Ilya Repin -Илья Ефимович Репин- transmitió a la posteridad en 1911.


Entre ellos, el más atento, Gabrila Derzhavin, -Гаврила Романович Державин- uno de los poetas más reconocidos en aquel momento, cuyas formas clásicas y tradicionales, sobradamente valoradas, no le impidieron admirarse ante el renovador estilo del jovencísimo Pushkin.

En 1820, viviendo ya en San Petersburgo, Pushkin se adhirió a los primeros movimientos sociales y fue entonces cuando su Oda a la Libertad le valió un primer exilio; a partir de entonces el poeta se convirtió en un singular portavoz de las nuevas ideas que circulaban por Europa, que él adoptó y transformó en su segunda naturaleza. Así, las sostenidas por la Filikí Etería, sociedad helénica que sostenía y animaba el levantamiento de los griegos contra el dominio turco -Estoy plenamente convencido –escribió- de que Grecia triunfará-, como las de algunos españoles exiliados bajo el reinado de Fernando VII, que participaban en distintas Logias, como Juan Van Halen, al que Pío Baroja definió como el Oficial Aventurero,  o Agustín de Betancourt, quien vivió y murió en Rusia al servicio del Zar Alejandro I.

Sello conmemorativo de A. de Betancourt, emitido en Rusia en 2008

Bajo aquellos presupuestos se produciría en diciembre de 1825 la Revuelta llamada de los Decembristas. Algunas organizaciones secretas preparaban tiempo atrás, más o menos desde 1816, un proyecto constitucional para Rusia, fundamentalmente defendido por oficiales del ejército y masones, que promovían un sistema representativo para limitar el absolutismo de los zares; Nikita Muraviev y Kondrati Rileyev, algunos de sus principales representantes rusos, defendían posiciones moderadas, mientras que Pavel Ivanovich Pestel, planteaba acabar definitivamente con el absolutismo. Ambas posiciones iban afirmándose lentamente a la vez que se apagaba el recuerdo de las guerras napoleónicas.
El primer día de diciembre de 1825 moría –o tal vez sólo desaparecía, después veremos en qué circunstancias-, el Zar Alejandro I sin haber designado heredero. Los constitucionalistas esperaban el ascenso de su hermano menor, Constantino Pavlovich Romanov, de carácter liberal, quien debía sucederle de acuerdo con las leyes vigentes. Pero nadie sabía que aquel había renunciado al trono al casarse con una aristócrata polaca, cediendo sus derechos al hermano siguiente, Nicolás, de ideas mucho más conservadoras.

Alejandro I, de Stepan Semyonovich Shchukin (1754–1828)


Nicolás I, de Vladimir Dmitrievitch Svertchkov (1820–1888)


Con general sorpresa, se hizo público que la ceremonia del juramento de Nicolás se celebraría el día 26 de diciembre en San Petersburgo. Los Decembristas, que ya se habían pronunciado por la coronación de Constantino, de acuerdo con los oficiales Trubetskoy y Obolenski, decidieron poner en marcha un plan para evitarlo.

Al amanecer el día 26, tres mil soldados fueron trasladados a la Plaza del Senado donde permanecieron en formación durante horas, en la explanada donde se hallaba la famosa estatua de bronce de Pedro el Grande, mientras tenía lugar la coronación.

Karl Kolman К. Кольман (1786-1846)

Después de la ceremonia, Nicolás dio orden de que nueve mil soldados acudieran a la plaza, en un intento de mostrar su poder a los rebeldes, si no lograba convencerlos con palabras para que abandonaran su actitud. Como se puede imaginar, cientos de transeúntes, que no tenían ni idea de lo que estaba ocurriendo, observaban con perplejidad la presencia de tantos soldados, prácticamente inmóviles.

Hasta que retumbó el primer disparo. El conde Miloradovich, enviado por el nuevo Zar para parlamentar con los Decembristas, cayó muerto de su caballo. Casi inmediatamente, se producía una primera carga por parte de los soldados del campo rebelde, que fue fácil e inmediatamente rechazada por las tropas imperiales.

Horas después, Nicolás ordenaba a su vez una carga, igualmente rechazada por los rebeldes, quienes poco después veían como una línea de cañones aparecía ordenadamente frente a ellos. Se dio la orden de abrir fuego si persistían en su decisión de no abandonar la plaza. Pero no hubo rendición y se produjo el bombardeo.

Los hombres que no murieron en la Plaza del Senado, fueron perseguidos y arrestados o muertos a lo largo de toda la noche.

Durante las investigaciones posteriores, se halló que la mayoría de los oficiales implicados en el intento procedían de la aristocracia y que todos ellos tenían copias de los poemas de Pushkin entre sus  posesiones. Más tarde se produjeron algunas ejecuciones, numerosas órdenes de destierro perpetuo y algunas condenas a trabajos forzados.

Cuando Nicolás preguntó al poeta que si habría apoyado el intento de los Decembristas en caso de encontrarse en aquellos momentos en San Petersburgo, Pushkin respondió francamente que sí, puesto que todos sus amigos lo habían hecho. Nicolás, que no quiso tomar públicamente medidas contra él, tal vez por temor a su enorme popularidad, se limitó a asegurarle que, en adelante, él mismo sería su censor, lo que acabó temporalmente con la creatividad del poeta y con su fuente de ingresos.

Escribió entonces el drama Boris Godunov, que se convirtió en una de sus obras maestras, como lectura y como adaptación musical, a pesar de que no pudo ser publicado hasta cinco años después y, aun así, parece que la obra completa y original, absolutamente libre de censura, no ha sido conocida hasta el año 2007.

En 1830 Pushkin conoció a Nataliya Nikolaevna Pushkina-Lanskaya -Наталия Николаевна Пушкина-Ланская- con la que contrajo matrimonio a principios del año siguiente.

Natalia Goncharova, de Ivan Makarov (1849)

Considerada en aquel momento como la mujer más bella de la corte, parece que despertó el interés del propio Zar, quien ofreció al poeta un trabajo de poca trascendencia, pero que le obligaba a frecuentar los bailes y actos oficiales de la corte, a los que también Nicolás I debía asistir.

Seis hijos en cuatro años; la regularidad de una vida que hasta entonces nunca careció de diversión, mujeres, duelos y juego; las estrecheces económicas y, en fin, su propio carácter, llevaron a Pushkin al tedio, y el tedio, pronto se transformaría en tragedia.

La mayoría de los autores coinciden en creer que Natalia era una mujer respetuosa de las buenas costumbres, aunque tal vez consciente de su atractivo, habría podido dar la apariencia de que coqueteaba o admitía sin demasiadas reservas la confesada admiración de algún caballero.

Uno de sus admiradores, llamado Georges D’Anthés, hijo adoptivo del embajador de Holanda y oficial del ejército ruso, llegaría al extremo de casarse con una hermana de Natalia, sólo para poder acercarse a ella con más frecuencia y facilidad. Según parece, la mujer de Pushkin, lo rechazó, aunque no de forma tan abierta que no dejara lugar a dudas.


El hecho es que, una mañana, el poeta recibió una carta sin firma en la que aparecía nombrado Gran Maestre de la Orden de los Cornudos.

Pushkin podía pasar por casi todo, pero ni él mismo, ni las normas sociales de la época, permitían ignorar semejante ataque al honor. Inmediatamente retó a D’Anthés a un duelo ante testigos.

D’Anthés disparó primero y la herida resultó mortal. Pushkin agonizó durante dos días y murió. Tenía treinta y siete años.

A pesar de que se procuró ocultar su desaparición envolviéndola en el más absoluto silencio, todo el mundo conoció la noticia y todo el mundo creyó que D’Anthés no había sido más que un instrumento del Zar.

Otro joven poeta, admirador de Pushkin, Mijail Yurievich Lermontov -Михаи́л Ю́рьевич Ле́рмонтов- le dedicó un poema en el que además de expresar su duelo por la figura desaparecida, calificaba su muerte de asesinato y lo achacaba a la voluntad imperial de forma más o menos explícita. Le costó el destierro y, cinco años después, él mismo perdía la vida en las mismas circunstancias que Pushkin y bajo similares sospechas:

¡Con sed de venganza y plomo en el pecho
cayó destruido por el rumor.
Callaron los sonidos mágicos
No volverán a sonar canciones.
¡Y vosotros,  arrogantes sucesores
de la célebre hipocresía de vuestros gloriosos padres
jugáis con la felicidad de estirpes ofendidas!
Vosotros, masa de ególatras, apiñados junto al trono
¡Verdugos de la Gloria, la Libertad y el Genio!
Ocultos bajo la sombra de la ley,
mientras el juicio y la verdad guardan silencio.


Pero existe la divina sabiduría;
esperad el terrible juicio.


Todos sospecharon entonces -y las sospechas parecen aportar cada vez más certeza con el paso del tiempo-, que el responsable de la muerte de Pushkin fue el Zar Nicolás I.

El nombre de Pushkin se impuso en su época por encima de tendencias ideológicas o políticas y se mantiene con el paso del tiempo, sobreviviendo a toda clase de cambios. 

Elevó al máximo de sus posibilidades a la lengua rusa, en la que hasta su llegada apenas se había escrito. Su poesía es difícil de apreciar en otro idioma, por muy perfecta que sea la traducción, debido a los matices exclusivos del idioma que el poeta llevó a la perfección, pero la belleza de sus textos no se ha resistido, sin embargo, a la música; entre las obras maestras del repertorio clásico, tenemos muestras incomparables; así los poemas: Ruslán y Ludmila, de Mikhail Glinka, en 1842; Eugenio Onieguin, de Tchaikowsky, en 1879, o Mazeppa, también de Tchaikowsky, en 1884. Entre las grandes tragedias, Boris Godunov, de Modest Mussorgsky, en 1869. Pero también Rimsky Korsakov; Sergei Rachmaninof; Franz von Suppé; Prokofiev o Shostakovich, realizaron geniales composiciones basándose en la imponderable obra escrita por Alexander Segeievich Puchkin.

Por último, habíamos dicho que el Zar Alejandro I pudo haber muerto, o no, cuando se anunció su defunción. Oficialmente fallecía el 1º de diciembre de 1825 siendo enterrado en San Petersburgo. Pero pronto surgió un rumor: muchas personas que desfilaron ante su catafalco comentaron que el hombre allí expuesto no se parecía al Zar. Junto con el rumor, se oyó una explicación que muchos aceptaron como plausible: Alejandro se había retirado a la soledad de algún monasterio, simulando su muerte, mientras hacía colocar en el féretro a un soldado muerto el mismo día y que tendría cierto parecido con él.

Años después, se denunció la existencia de un ermitaño que habría sido reconocido como el antiguo Zar; el hombre, llamado Fiodor Kouzmitch murió en Siberia en 1864.


Hasta aquí, todo podría proceder de la leyenda, pero cuando Alejandro III, coronado en 1881, mandó abrir y examinar la tumba de su antecesor, se halló que el sarcófago de Alejandro I estaba vacío.


martes, 17 de julio de 2012

Porque me amaste - Γιατί Μ' Αγάπησες- María Polyduri - Μαρία Πολυδούρη

Porque me amaste - María Polyduri
                                  Γιατί Μ' Αγάπησες- Μαρία Πολυδούρη


Δε τραγουδώ, παρά γιατί μ' αγάπησες
στα περασμένα χρόνια
Και σε ήλιο, σε καλοκαιριού προμάντεμα
και σε βροχή, σε χιόνια,
δε τραγουδώ παρά γιατί μ' αγάπησες

Μόνο γιατί με κράτησες στα χέρια σου
μια νύχτα και με φίλησες στο στόμα,
μόνο γι' αυτό είμαι ωραία σα κρίνο ολάνοιχτο
κι έχω ένα ρίγος στη ψυχή μου ακόμα,
μόνο γιατί με κράτησες στα χέρια σου.

Μόνο γιατί τα μάτια σου με κοίταξαν
με τη ψυχή στο βλέμμα,
περήφανα στολίστικα το υπέρτατο
της ύπαρξης μου στέμμα,
μόνο γιατί τα μάτια σου με κοίταξαν.

Μόνο γιατί όπως πέρναα με καμάρωσες
και στη ματιά σου να περνάει
είδα τη λυγερή σκιά μου ως όνειρο
να παιζει, να πονάει,
μόνο γιατί όπως πέρναα με καμάρωσες.

Γιατί δισταχτικά σα να με φώναξες
και μου άπλωσες τα χέρια
κι είχες μέσα στα μάτια σου το θάμπωμα
-μια αγάπη πλέρια,
γιατί δισταχτικά σα να με φώναξες.

Γιατί, μόνο για σέναν άρεσε
γι' αυτό έμεινεν ωραίο το πέρασμά μου.
Σα να μ' ακολουθούσες όπου πήγαινα,
σα να περνούσες κάπου 'κεί σιμά μου.
Γιατί, μόνο γιατί σε σέναν άρεσε.

Μόνο γιατί μ' αγάπησες γεννήθηκα,
γι' αυτό η ζωή μου εδόθη.
στην άχαρη ζωή την ανεκπλήρωτη
μένα η ζωή πληρώθη.
Μόνο γιατί μ' αγάπησες γεννήθηκα.

Μονάχα για τη διαλεχτήν αγάπη σου
μου χάρισ' η αυγή ρόδα στα χέρια.
Για να φωτίσω μια στιγμή το δρόμο σου
μου γέμισε τα μάτια η νύχτα αστέρια,
μονάχα για τη διαλεχτή αγάπη σου.

Μονάχα γιατί τόσο ωραία μ' αγάπησες
έζησα, να πληθαίνω
τα ονείρατά σου, ωραίε, που βασίλεψες
κι έτσι γλυκά πεθαίνω
μονάχα γιατί τόσο ωραία μ' αγάπησες.

                     PORQUE ME AMASTE

               Sólo canto porque me amaste
               en los años pasados.
               Y con sol, con promesas de verano,
               con lluvia o con nieve,
               sólo canto porque me amaste.

               Sólo porque me tuviste entre tus brazos
               una noche y me besaste en la boca,
               sólo por eso soy hermosa como un lirio abierto
               y aún se estremece mi alma,
               sólo porque me estrechaste entre tus brazos.

               Sólo porque tus ojos me miraron
               con el alma en la mirada,
               me ceñí con orgullo la más alta
               corona de mi vida,
               sólo porque tus ojos me miraron.

               Sólo porque te fijaste en mí cuando pasaba
               y en tus ojos vi cruzar
               mi sombra, leve como un sueño,
               que actuaba, que sufría,
               sólo porque te fijaste en mí cuando pasaba.

               Porque, titubeando, me llamaste
               y me tendiste las manos,
               y tenías el asombro en la mirada
               —un amor desbordado—,
               porque, titubeando, me llamaste.

               Sólo, sólo porque a ti te gustaba,
               mantenía la gracia de mi paso,
               como si me siguieras a donde fuera,
               como si caminaras por algún sitio cerca de mí.
               Porque… sólo porque a ti te gustaba.

               Sólo porque me amaste nací;
               por eso se me dio la vida;
               y en esa triste vida que nunca fue realidad,
               se ha cumplido mi existencia.
               Sólo porque me amaste nací.

               Sólo por tu amor incomparable
               me puso el alba rosas en las manos.
               Para alumbrar un instante tu camino
               la noche llenó mis ojos de estrellas,
               sólo por tu amor incomparable.

               Sólo porque tan bellamente me amaste
               he vivido, para extender
               tus sueños, mi bello amor, extinguido,
               y así dulcemente muero,
               sólo porque tan bellamente me amaste.


Αυτό είναι το γράμμα μου στον κόσμο που ποτέ δεν έγραψε σε μένα.
Με αγάπη
Μαρία Πολυδούρη
Esta es mi carta a un mundo que nunca me escribió.
Con amor
María Polyduri (1)

María Polydouri había nacido en abril de 1902 en la ciudad griega de Kalamata, en el Peloponeso. Tenía 18 años cuando murieron sus padres con una diferencia de cuarenta días. A los 19 conoció al poeta Kostas Karyotaki, que también procedía del Peloponeso, nacido en Trípoli. Ambos eran entonces funcionarios, el trabajo de Kariotaki consistía en organizar a los  miles de refugiados helenos que se vieron forzados a volver a Grecia tras la Catástrofe de Asia Menor, en la guerra greco-turca iniciada en 1919.

Los dos poetas, poseedores de una atormentada sensibilidad, sólo de vez en cuando suavizada por ligeros toques de ironía, veían pasar a diario ante sus ojos las miserias de la guerra perdida, de aquella terrible catástrofe que dejó un vacío silencioso, pesado y denso, en una Grecia, que en aquellos momentos había visto cerrarse el horizonte.

Sobre aquel fondo de frustración, derrota y angustia, para las cuales no parecían existir soluciones eficaces ni próximas, María y Kostas vivieron un amor trágico y espléndoroso a lo largo de tres años de los que María vivió cada instante transformándolo en el espacio suficiente para llenar toda una existencia.

                  Ήταν ωραίος παράξενα, σαν κείνους
                  που ο Θάνατος τούς έχει ξεχωρίσει
.

                  Era extrañamente hermoso, como aquellos
                  a los que la muerte ha elegido.

Karyotakis poseía una brillante personalidad en la que María Polidoury halló el eje de su vida y de su poesía, que a partir de entonces encontró su mejor expresión, aún sabiendo que estaba condenado a terminar bruscamente, como ocurrió, cuando Karyotakis supo que ya no había un futuro para ellos.

Poco después, tal vez intentando dejar atrás la profunda tristeza en que le sumió aquel abandono, en cierto modo involuntario y del que ella nunca responsabilizó a Karyotakis –le hubiera amado y le amó a pesar de todo-, María viajó a París, donde permaneció tres años, parece que, si no feliz, sí serenamente, pero sólo en tanto en cuanto se lo permitió la vida; ella también tenía aquella extraña belleza de los elegidos…

María Polydouri contrajo la tuberculosis, entonces, prácticamente incurable, y decidió volver a Grecia, e ingresar en un hospital de Atenas, acaso esperando una mejoría, acaso, esperando un desenlace que seguramente ya tampoco ignoraba.

Y fue allí, hallándose en el hospital, cuando supo que Karyotakis se le había adelantado en aquella huída de la vida que parecía ineludible para ambos.

A partir de entonces María también emprendió su camino sin retorno, pisando por las huellas del poeta al que amaba y que decidió partir un poco antes que ella.

και σιγαλιά στη σκοτεινή ησυχία

θα σβήσει η ὁμιλία μας,
θα σβήσει η ομιλία μας
κ’ η τελευταία σκέψη.

Y lentamente, en la oscura serenidad,
se apagará nuestra conversación,
se apagará nuestra conversación
y el último pensamiento.


A Karyotaki, 1929
-------------------
(1) María Polyduri adoptó estos dos primeros versos de un poema de Emily Dickinson (1830-1886):
                                            This is my letter to the world,
                                            That never wrote to me.
------------------



sábado, 7 de julio de 2012

ARTHUR RIMBAUD -Poetas Malditos-

ARTHUR RIMBAUD –Poetas Malditos-

J'ai tendu des cordes de clocher à clocher;
des guirlandes de fenêtre à fenêtre; des chaînes d'or d'étoile à étoile,
et je danse.

He tendido cuerdas de campanario a campanario;
guirnaldas de ventana a ventana; cadenas de oro de estrella a estrella,
y yo danzo.
(Illuminations)


Hay autores cuya obra no se entiende sin su biografía; hay otros de cuya historia se podría prescindir sin que ello dificultara su comprensión y, finalmente, habría otros de los que sería preferible no saber nada. De Arthur Rimbaud y su breve existencia no lo sabemos todo, pero por lo que conocemos, su vida y su obra parecen formar parte de una misma entidad; el único problema que se plantearía en este aspecto, sería el intento de averiguar si su obra procedió de su vida o el fenómeno se produjo la inversa.

Arthur Rimbaud (1854-1891) empezó a mostrar su capacidad creadora siendo un niño, y mientras siguió sus estudios regularmente, recibió todos los premios literarios posibles. Un joven profesor, Georges Izambard le ayudó y animó a familiarizarse con la literatura.

Tras el exilio de la reina Isabel II en 1868, el General Prim viajó a Prusia para entrevistarse con el Príncipe Hohenzollern-Sigmaringen, con el proyecto de ofrecerle el trono de España a su hijo Leopoldo. Al conocerse el proyecto en Francia, el pueblo se manifestó en contra y exigió al gobierno que interviniera para evitarlo. Finalmente Prusia renunció, pero aún así, Francia envió a su embajador con el objetivo de conseguir una declaración expresa y escrita por parte del príncipe, quien se negó a hacerlo. Esa noche, Hohenzollern envió un telegrama al canciller von Bismark hablándole de la solicitud del embajador y comunicándole su negativa. Bismark transformó el telegrama y lo hizo publicar después de convertirlo en una auténtica provocación para Francia, que, ya muy alarmada por los proyectos prusianos sonre los estados alemanes, declaró la guerra a Prusia el 19 de julio de 1870.

El 29 de agosto de ese año, apenas empezada la guerra, un jovencísimo Rimbaud de apenas 16 años abandonaba su casa de Charleville; un hogar del que el padre ya había desertado y en el que la madre intentaba ejercer su autoridad sobre un muchacho que no compartía sus principios, ni se mostraba dispuesto a respetarlos. Quiero ser Parnasiano, o nada.

Arthur no llevaba documentación ni permiso de ninguna clase, por lo que, naturalmente, en aquel momento de inestabilidad, fue arrestado apenas puso los pies en París. Fue su profesor, Izambard, a quien Rimbaud avisó por carta, quien viajó desde Douay para pagar la multa y sacarlo de prisión, llevándolo después a su propia casa, mientras el poeta decidía si quería o no volver junto a su madre. Finalmente volvió, pero para entonces, su madre, creyendo que lo controlaría mejor si aumentaba su atención permanente y sus continuos reproches, logró retenerle apenas un mes; Arthur volvió a marcharse, en esta ocasión, a Bruselas.

Su bagaje literario ya contaba con un extenso poema, Le Bateau Ivre que, muy pronto fue aplaudido en el olimpo parisino de los simbolistas quienes lo convirtieron en uno de los poemas–blasón de la literatura de la época y de la literatura francesa.

Se trata de una composición de cien versos divididos en 25 cuartetos a través de los cuales, el barco ebrio desciende por impasibles ríos en un viaje sin esperanza:

Mais, vrai, j'ai trop pleuré ! Les Aubes sont navrantes.
Toute lune est atroce et tout soleil amer:
L'âcre amour m'a gonflé de torpeurs enivrantes.
Ô que ma quille éclate ! Ô que j'aille à la mer!

¡Pero lo cierto es que he llorado mucho! Los amaneceres son desoladores.
Toda luna es atroz y todo sol amargo.
El áspero amor me ha llenado de sopores embriagantes
¡Que estalle mi quilla! ¡Que desaparezca en el mar!

Cuando Rimbaud leyó el bateau en público, los poetas nocturnos, le llevaron, casi a la fuerza, al estudio del fotógrafo de los famosos del momento, el mismo al que unos meses después, el poeta atacó violentamente con una bastón de estoque; su carácter le impedía aceptar el menor reproche o recomendación, pues, en buena medida, se sentía no sólo por encima de las convenciones, sino también de las personas.

Tal vez el éxito prematuro; tal vez la propia insaciable naturaleza maldita del joven poeta; tal vez su búsqueda de una percepción imposible, le llevaron a pasar los últimos meses de aquel año dentro de una nube de ebriedad por la que fue deslizándose hasta el borde de lo que para cualquier humano sería una especie de locura: el desorden absoluto de los sentidos, como escribió en las llamadas Cartas del Vidente:

Quiero ser poeta y lucho para hacerme vidente; usted no lo comprenderá en absoluto y yo apenas sabría explicárselo. Se trata de llegar a lo desconocido mediante el desorden de todos los sentidos. Los sufrimientos son enormes, pero hay que ser fuerte, haber nacido poeta, y yo me he reconocido poeta. No es mi culpa. Y es falso cuando digo: yo pienso; debería decir, me piensan. –Perdón por el juego de palabras-, pero yo, es otro. Mala suerte para la madera si amanece violín.

Como un vidente, pues, se situaba Rimbaud en el camino entre la inspiración y el verso, convirtiéndose, tal como él mismo expresaba, en un instrumento sin voluntad; igual que la madera que de un día para otro se ve tranformada en violín.

En todo caso, el tono entre burlón y despectivo de la carta dirigida a su antiguo profesor, Izambard, provocó el alejamiento definitivo de este: Usted decía que nos debemos a la sociedad y por eso permanece en el establo universitrario.

Arthur Rimbaud había entrado ya en un mundo diferente, – el poeta es, pues, el robador del fuego–, perdiendo de vista todo cuanto pudiera ser cotidiano, habitual o reglado.

Para entonces, Francia capitulaba ante las tropas de Mac-Mahon. Napoleón III fue hecho prisionero; se proclamó de Tercera República y las tropas prusianas sitiaron la ciudad de París a mediados de septiembre.

A finales del mismo mes Rimbaud se instaló en casa de Paul Varlaine, dando comienzo a una tormentosa historia que ya conocemos y que más tarde, él mismo intentó describir en Une Saison en Enfer; Una temporada en el infierno. La escribió entre abril y agosto de 1873; una parte en Londres, al parecer, permanentemente bajo el influjo del opio, y otra en una granja de las Ardenas.

Financiado por su madre, él mismo se ocupó de la publicación en Londres de una pequeña edición de la cual regaló media docena de ejemplares a algunos amigos y abandonó el resto en los sótanos de la editorial, donde permaneció durante años. Aquellos seis ejemplares alcanzaron un altísimo valor en el mercado de libros raros. Aún así, se convirtió finalmente en uno de los mejores y más célebres modelos del simbolismo.

            Si j'ai du goût, ce n'est guère
            Que pour la terre et les pierres.
            Je déjeune toujours d'air,
            De roc, de charbons, de fer.

                        Si aún conservo el gusto de algo, es apenas
                        por la tierra y las piedras.
                        Desayuno aire,
                        roca, carbones, hierro.

            Elle est retrouvée.
            Quoi? - L'Éternité.
            C'est la mer mêlée
            Au soleil.

                        Ha aparecido.
                        ¿Qué? La Eternidad.
                        Es el mar mezclado
                        con el sol.

      Cela s'est passé. Je sais aujourd'hui saluer la beauté.                       

                Todo ha pasado. Hoy sé saludar a la belleza.

Rimbaud y Verlaine se encontraron por última vez en Alemania, en 1875. En aquella ocasión Verlaine casi olvidó su recientemente adoptado catolicismo y Rimbaud le entregó el manuscrito de Les Illuminations. Tenía veinte años y nunca volvió a escribir poesía. Después desapareció. Todavía no se conocen con certeza las causas que motivaron ambas decisiones.

Las Iluminaciones constituyeron un enorme éxito, aunque también ignoramos si su eco llegó alguna vez a conocimiento del autor que ya se había transformado –¿a su pesar?- en el imparable viajero de las suelas de viento, L’Homme aux semmelles de vent.

Iluminaciones; Vidas II

Soy un inventor de muy distinto mérito que todos los que me precedieron; incluso un músico, que ha encontrado algo como la clave del amor. Hoy, gentilhombre de un campo amargo bajo el sobrio cielo, trato de conmoverme con el recuerdo de una infancia pobre, del aprendizaje o de la llegada en zuecos, de las polémicas, de las cinco o seis viudeces, y de algunas bodas en las que mi dura cabeza me impidió alcanzar el diapasón de mis compañeros. No echo de menos mi antigua porción de alegría divina: el aire sobrio de este amargo campo alimenta muy activamente mi atroz escepticismo. Pero como este escepticismo ya no puede ser practicado, y como, por lo demás, me he entregado a una nueva turbación, espero convertirme en un loco muy malvado.


No sabemos si el título fue sugerido por Rimbaud, ni aún si el conjunto fue preparado por él mismo tal como lo conocemos. Verlaine escribió que Illuminations respondía al concepto de “grabados en color” en inglés y no, como cabría esperar, el resultado de aquel estado de videncia que Rimbaud dijo buscar durante algún tiempo. De hecho, algunos críticos consideran que se tomó la decisión de publicar la obra sin contar con el poeta, porque creían que había muerto.

Pero Rimbaud estaba recorriendo Europa; generalmente a pie, muchas veces sin dinero y frecuentemente, sin nada para comer. En 1876 se alistó en el ejército holandés del que desertó al poco tiempo para continuar viajando.

En 1884 se encontraba en Abisinia dedicado a la venta de armas, un negocio con posibilidades en aquel momento, con el que el poeta concibió la esperanza de obtener algún dinero, pero innumerables contrariedades se atravesaron para que no pudiera cumplir su objetivo. No sólo terminó casi arruinado, sino también enfermo, lo que le obligó a regresar a Francia en 1891.

Su enfermedad pronto mostró ser incurable y acabó con la vida del poeta seis meses después en un hospital de Marsella, donde su hermana Isabelle le acompañó durante sus últimos días. Fue el diez de noviembre de 1891; Arthur Rimbaud tenía 37 años.
Isabelle, la hermana del poeta.

Arthur Rimbaud en 1883, seguramente, su última fotografía.

Su nombre pasó a ocupar un lugar de honor en el templo de las letras francesas, pasando incluso por delante de algunos de sus modelos y su poesía sirvió después de inspiración a muchos de los mejores poetas del siglo XX.

Adios (Una Estación en el Infierno)
¡Ya el otoño!
Pero ¿por qué echar de menos un sol eterno,
si estamos unidos al descubrimiento de la claridad divina?
¿Estoy equivocado? ¿La caridad será hermana de la muerte para mí?
Finalmente, pediré perdón por haberme alimentado de mentiras.
Pero sin una mano amiga.


VER: PAUL VERLAINE. martes, 3 de julio de 2012



martes, 3 de julio de 2012

PAUL VERLAINE -Poetas malditos-

Paul Verlaine 


Nacido en la ciudad de Metz el 30 de marzo de 1844, fue el único hijo de Nicolas-Auguste, militar de carrera, y de Elisa–Stephanie Dehée, que lo desearon y esperaron mucho tiempo. Se crió con su prima Elisa Mancombe a la que sus padres habían acogido ocho años antes y de la que Verlaine se enamoraría perdidamente. Su condición de hijo único le hizo crecer en un ambiente en el que todo tenía que girar en torno a sus caprichos, incluyendo a Elisa.

En 1849 Nicolás–Auguste abandona el ejército y se instala con la familia en París, donde Paul realiza los estudios primarios y el Liceo entre 1851–61, obteniendo el título de Bachiller en Letras a los 18 años, edad en la que se matricula en Derecho, aunque muy pronto cambia la asistencia a la Facultad por los cafés y las tertulias poéticas.

En un principio encuentra trabajo en una oficina de seguros, pero pronto pasa al Ayuntamiento y finalmente consigue una plaza en la Prefectura del Sena, en París.


En los salones  de la Marquesa de Ricard conoce a Edmond Lepelletier, al futuro editor Alphonse Lemerre y a los primeros Parnasianos. Otro amigo, Louis–Xavier de Ricard publica su primer poema: Mr. Prudhomme, en la Revue du Progrés.

En 1865, tras el fallecimiento de su padre, Paul continua viviendo con la madre y mantiene su pasión por Elisa, casada siete años antes.


A los 22 años publica siete poemas en Le Parnasse Contemprain y, poco después, Lemerre publica los Poèmes Saturniens, por cuenta del poeta.


         V
         LASSITUDE

         A batallas de amor campo de pluma.
         (GÓNGORA)
         Mets ton front sur mon front et ta main dans ma main,
         Et fais-moi des serments que tu rompras demain,
         Et pleurons jusqu'au jour…

                  Por tu frente en mi frente y tu mano en la mía,
                  hazme juramentos que romperás mañana,
                  y lloremos hasta que amanezca.

Paul Verlaine intuyó hondamente el significado de la poesía de Góngora -su gran amigo Jean Moréas siempre le saludaba gritando: ¡Viva don Luis de Góngora y Argote!-, aunque nunca pudo valorarla del todo a causa de su desconocimiento de la lengua española que, en vano, intentó aprender. Tampoco le ayudó la enorme complejidad de su empleo por el poeta cordobés. Aun así, optó por hacerle una especie de homenaje, encabezando este poema Lassitude, con el último verso de la SOLEDAD I:

                            [bien previno la hija de la espuma]
                            a batallas de amor campo de pluma. 

Por otra parte, los celebérrimos primeros versos de La Chanson d’Automne, también  incluída en los Poèmes Saturniens:

                Les sanglots longs                  Los largos gemidos
                Des violons                            de los violines
                De l'automne                         del otoño
                Blessent mon cœur                 hieren mi corazón
                D'une langueur                       con una languidez
                Monotone.                             monótona,

sirvieron de contraseña a las Fuerzas  Aliadas para prevenir a la Resistencia Francesa, a través de la radio, de que se iba a producir el desembarco de Normandía, al final de la II Guerra Mundial.

Cuando en 1867 muere prematuramente su prima Elisa –31 años–, Verlaine, que tiene 23, empieza a refugiarse en el alcohol.

BAZILLE, Verlaine en 1868; 24 años

El año siguiente conoce a Charles de Sivry, un músico del Chat Noir, medio hermano de Mathilde Mauté. El 20 de febrero de 1869 publica, también a su costa, Fêtes Galantes y por la misma época empieza a cortejar a Mathilde. En Arras lleva una existencia lo más desordenada posible, tanto, que hallándose completamente ebrio, en dos ocasiones intenta matar a su madre.

         LES INGÉNUS
         Le soir tombait, un soir équivoque d'automne:
         Les belles, se pendant rêveuses à nos bras,
         Dirent alors des mots si spécieux, tout bas,
         Que notre âme depuis ce temps tremble et s'étonne.


         Caía la noche; una equívoca noche de otoño:
         ellas colgándose soñadoras de nuestros brazos,
         dijeron entonces , muy bajo, palabras tan especiales,
         que desde entonces nuestra alma vibra fascinada.

Poco después decide pedir la mano de Mathilde, a la que se refiere en La Bonne Chanson, publicada en junio de 1870; con ella se casará el día 11 de agosto, cuando Mathilde cumple 17 años.

         Ses yeux qui sont les yeux d'un ange,
         Savent pourtant, sans y penser,
         Éveiller le désir étrange
         D'un immatériel baiser.


                  Sus ojos, que son los de un angel,
                  saben, sin embargo, sin proponérselo,
                  despertar el deseo extraño
                  de un beso inmaterial.

En septiembre de 1870, empieza el asedio de París y Verlaine se une a la Guardia Nacional aunque mantiene su puesto en el Ayuntamiento, pero sólo hasta la instauración de la Commune, [1] momento en que abandona la capital para refugiarse en provincias. Volvió a París en agosto del año siguiente.

                                              COURBET, Verlaine en 1871; 27 años

Es entonces cuando un jovencísimo Arthur Rimbaud –16 años– le envía algunos de sus poemas desde Charleville; Verlaine le invita a visitarle en París y ambos emprenden una serie de interminables recorridos nocturnos por los cafés del Boulevard Saint Michel, donde Rimbaud escandaliza incluso a las mentes más amplias a causa de su arrogancia, carácter violento e insoportable grosería. Verlaine se encuentra dividido entre la familia y su desagradable invitado, pero es incapaz de tomar una decisión, excepto la de aumentar progresivamente su ración de alcohol, hasta que en enero de 1872, Mathilde, harta de sufrir sus brutales extravíos, abandona el hogar llevando consigo al pequeño Georges, de apenas dos meses de edad.

Verlaine pasa un par de meses más con Rimbaud a quien dedica Ariettes oubliées; pero muy pronto vuelve a cambiar de rumbo y, con la promesa de romper la relación con Rimbaud convence a su mujer para que vuelva a su lado, pero sólo aguanta hasta el mes de julio, cuando los dos poetas deciden escaparse a Bruselas. Unos días después, se presentan allí la madre y la mujer de Verlaine y entre las dos consiguen convencerle para que vuelva con ellas. El poeta accede, pero cuando se aproximan a la frontera, se vuelve atrás. Aquella estancia en Bruselas se reflejará posteriormente en Paysages belges, de Romances sans paroles.

Mathilde pidió el divorcio apenas puso los pies en París.

Los dos fugitivos viajan a Londres, hasta que, aconsejado por su madre, Verlaine decide volver a casa en septiembre de 1873, pero allí, se deprime hasta caer enfermo y la madre le cuida amorosamente, hasta que vuelve a aparecer Rimbaud.

El leve historial communard de Verlaine, lo convierte en objetivo de la policia, por lo que se traslada a Namur, desde donde, a primeros de abril, intenta reconciliarse de nuevo con su mujer, quien se niega a escucharle. A finales de mayo vuelve a Londres, con Rimbaud naturalmente; ambos se mantienen, en parte  con fondos de la madre de Verlaine y, en parte, dando algunas clases.

El tres de julio, después de una terrible disputa, Verlaine asegura que no volverá con Rimbaud e intenta una vez más la reconcilición con su mujer, en esta ocasión empleando el chantaje: si ella no le acepta, se volará la cabeza. El día 5 llega su madre –una vez más– y, tres días después, aparece también Rimbaud a requerimiento de madre e hijo. Cuando Rimbaud le dice que quien se va de viaje y sólo, es él mismo, Verlaine, completamente ebrio, le dispara dos veces; una bala le hiere ligeramente en una mano y la otra va a parar al suelo.

Verlaine y su madre llevan a Rimbaud al hospital donde es curado sin más problemas, pero poco después, dado que el muchacho insiste en marcharse, la señora Verlaine, le da veinte francos y junto con su hijo le acompaña a la estación. En un momento dado, Rimbaud ve –o cree ver– que su amigo va a sacar de nuevo la pistola, por lo que llama a un policía que, inmediatamente arresta a Verlaine.


Por decisión policial Verlaine es sometido a un exámen médico degradante e innecesario, tal como se desprende del dossier policial publicado un siglo después. Esa misma noche el poeta es conducido al “Amigo[2] de forma preventiva.

A pesar de que Rimbaud retira la denuncia, Verlaine es condenado a dos años de prisión y una multa de 200 francos, no tanto por los daños causadas a su amigo, como por los infligidos a la moral pública.


El 27 de marzo de 1874 se publica Romances sans paroles  y un mes después, se dicta la sentencia de divorcio por la que Matilde tendrá la custodia de su hijo a quien Verlaine pagará una pensión alimenticia de 1.200 francos anuales.

Poco después, el poeta asegura haberse convertido al catolicismo y escribe algunos de los poemas de Sagesse.

                             Il pleure dans mon coeur
                             Comme il pleut sur la ville,
                             
                                      Llora en mi corazón
                                      igual que llueve sobre la ciudad,
                                      
El 16 de enero de 1875, Verlaine abandona la prisión, habiendo cumplido sólo la mitad de la pena, por buena conducta. Al principio vuelve con su madre, después intenta una nueva reconciliación con Matilde y, finalmente, se marcha a Stuttgart en busca de Rimbaud, quien, en dos días y medio le hace olvidar su conversión. Fue en aquel encuentro cuando Rimbaud le entregó el manuscrito de Illuminations, que Verlaine haría publicar más adelante.

En Marzo, el poeta se instala en Londres, donde vive de dar clases de latín, griego, francés y dibujo; envía algunas cartas a Rimbaud, que este no contesta, aunque Verlaine, algo más calmado, procura informarse de sus pasos por medio de amigos comunes, sin intentar forzar un nuevo encuentro.

Todo el año 1876 y algunos meses del siguiente, permanece en Inglaterra, volviendo a Francia para pasar las vacaciones junto a su madre, hasta que en octubre consigue un contrato de profesor en Francia –en Rethel–. Allí, tras algunos intentos de volver con su mujer que resultan fallidos, termina relacionándose con un joven alumno de 18 años –Lucien Létinois–, con quien mantiene una amistad que se califica de equívoca. Antes de empezar el curso siguiente, Verlaine es despedido y se va a Inglaterra con el joven Létinois. Ambos encuentran trabajo como profesores y, aunque viven en ciudades distintas, cuando vuelven a encontrarse por Navidad, se pelean y vuelven a Francia.

En marzo de 1881, Verlaine compra una granja cerca de Rethel para instalarse con Létinois y sus padres. Cuando el muchacho es llamado para hacer el servicio militar, el poeta le sigue a todos sus destinos. 

Ya en noviembre publica Sagesse –iniciado cuando se convirtió al catolicismo tras su divorcio, en 1874. En enero del año siguiente, vende la finca de Rethel y vuelve a instalarse en París donde publica su Art Poétique.

Ce siècle est un tel ciel tragique où les naufrages
Semblent écrits d'avance...
Maintenant j'aime Dieu, dont l'amour et la foudre
M'ont fait une âme neuve,
Et maintenant que mon orgueil réduit en poudre,
Humble, accepte l'épreuve.

                             Este siglo es tan trágico que los naufragios
                             parecen escritos de antemano…
                             Ahora amo a Dios, cuyo rayo de amor
                             me ha hecho un alma nueva.
                             Y ahora que mi orgullo se ha reducido a polvo,
                             humildemente acepto la prueba.

Verlaine tiene 38 años por entonces y, a la vez que se reincorpora a los ambientes literarios, intenta recuperar su puesto en la Administración, pero para entonces ya son muy conocidas sus obras y sus andanzas, por lo que es sometido a una investigación en la que muy pronto sale a relucir la condena de Bruselas. Se queda sin trabajo.

En abril de 1883, muere Lucien Létinois a los 23 años. El dolor de Verlaine queda reflejado en un conjunto de poemas dedicados a la memoria de aquel al que se refería como hijo adoptivo.

Poco después es su propia madre quien adquiere una propiedad para que vivan los padres del fallecido Létinois, próxima también a Rhetel donde ella misma se instala con el poeta, que en los días claros entre embriaguez y ebriedad, redacta y publica Les Poètes maudits con un capítulo dedicado al Homme aux semelles de vent –El hombre de las suelas de viento-, que no es otro que el viajero Rimbaud.

      …Mon auberge était à la Grande-Ourse.
      Mes étoiles au ciel avaient un doux frou-frou
      Et je les écoutais, assis au bord des routes,
      Ces bons soirs de septembre où je sentais des gouttes
      De rosée à mon front, comme un vin de vigueur.

            …Mi albergue era la Osa Mayor.
            Mis estrellas en el cielo tenían un suave fru-fru
            y yo las escuchaba, sentado al borde de los caminos,
            Aquellas bellas noches de septiembre cuando sentía las gotas
            de rocío en mi frente, como un vino tonificante.

En enero de 1885 aparece Jadis et Naguère –Entonces y Ahora-, que contiene también su Art Poétique.

      L'AUBERGE
      A Jean Moréas.
      Murs blancs, toit rouge, c'est l'Auberge fraîche au bord
      Du grand chemin poudreux où le pied brûle et saigne,
      L'Auberge gaie avec le Bonheur pour enseigne.
      Vin bleu, pain tendre, et pas besoin de passeport.
      Ici l'on fume, ici l'on chante, ici l'on dort.
      Et la fenêtre s'ouvre au loin sur la campagne.


            Paredes blancas, tejado rojo, es un Albergue fresco al borde
            del gran camino polvoriento en el que el pie se quema y sangra,
            el Albergue feliz, con la alegría por emblema.
            Vino azul, pan tierno, sin necesidad de pasaporte.
            Aquí se fuma, aquí se canta, aquí se duerme.
            Y la ventana que se abre al campo, a lo lejos.

El 9 de febrero se hace firme la sentencia de divorcio de Verlaine. La furia del poeta se vuelve de nuevo contra su madre, a quien casi estrangula, lo que le vale otro año de prisión, por golpes, heridas y amenazas de muerte, a pesar de la cual, la madre consigue que salga libre al cabo de dos meses. Ambos terminan alojándose en un Hotel de París, hasta que Verlaine conoce a Marie Gambier, una prostituta de 30 años a la que convertirá en su amante y protagonista de Parallèlement, bajo el nombre de Princesse Roukhine.

      À la princesse Roukhine
      «Capellos de Angelos. » (FRIANDISE ESPAGNOLE.)

      Mignonne, allons voir si ton lit
      A toujours sous le rideau rouge
      L’oreiller sorcier qui tant bouge
      Et les draps fous. Ô vers ton lit!

            Mignonne, vamos a ver si tu cama
            tiene aún tras la cortina roja
            la almohada hechicera que tanto se mueve
            y las sábanas locas. Oh, a tu cama.


(El cuarteto es una parodia satírica del famoso poema de Pierre de Ronsard (1524-1585) Ode à Cassandre, que se aprendía de memoria en las escuelas:


            Mignonne, allons voir si la rose
            Qui ce matin avoit desclose
            Sa robe de pourpre au Soleil,
            A point perdu ceste vesprée
            Les plis de sa robe pourprée,
            Et son teint au vostre pareil.

            Mignonne, vamos a ver si la rosa
            que esta mañana desplegó
            su traje de púrpura al sol,
            ha perdido al atardecer
            los pliegues de su vestido púrpura
            y ese tono semejante al vuestro.)

Cuando termina la historia con Marie Gambier, la señora Verlaine, cuya paciencia parece no tener límites, vuelve de nuevo y ocupa una habitación próxima a la del poeta, pero en esta ocasión, sólo hasta que la muerte acaba con su resistencia en enero de 1886. Verlaine, incapaz de desplazarse a causa de una dolorosa artrosis en una rodilla, no asiste al entierro.

Aún así, no había llegado la hora del verdadero descanso para aquella mujer entregada: dado que Verlaine jamás había satisfecho la pensión ordenada por el juez para su hijo, Mathilde y su familia reclaman judicialmente los bienes de la fallecida; Verlaine entrega un paquete de Títulos que encuentra entre las cosas de su madre y se queda sin recursos, aunque no sin actividad amorosa, pues en poco tiempo se forja una violente passion, por un joven dibujante de 21 años, que no le corresponde.

Desde 1887, aunque sigue escribiendo, el poeta inicia una fase de decadencia sin paliativos, que transcurrirá entre hoteles y hospitales.

En 1889 conoce a otra prostituta, Eugénie Krantz, conocida como Nini–Mouton a quien dedicará Chansons pour elle:

Tu n’es pas du tout vertueuse,
Je ne suis pas du tout jaloux!
Surtout ne parlons pas littérature.
Au diable lecteurs, auteurs, éditeurs
Surtout ! Livrons-nous à notre nature
Dans l'oubli charmant de toutes pudeurs,

            No eres en absoluto virtuosa,
            yo no soy nada celoso…
            Sobre todo, no hablemos de literatura.
            Al diablo lectores, autores, editores.
            Sobre todo, librémonos a nuestra naturaleza
            en el olvido encantador de todos los pudores.

En enero de 1890 recibe en el hospital de Broussais la visita de dos jóvenes promesas literarias: André Gide y Pierre Louÿs y, a su salida conoce a una tercera prostituta, Philomène Boudin, apodada Esther, de 30 años, con la que inicia una relación paralela o, más bien, alternativa con  la de Eugénie Krantz.

CARRIÈRE, Verlaine en 1890; 46 años

A mediados de febrero de 1890 vuelve a París y en marzo publica Dédicaces en honor de sus amigos simbolistas. Después de pasar varios meses en el hospital, publica en Bruselas D’Alcunes, bajo el seudónimo de Pablo de Herlanes; un conjunto de poemas de carácter quasi pornográfico que fue inmediatamente retirado por la policía belga.

De vuelta en el hospital recibe visitas de Philomène, que le acompaña y ayuda en sus sucesivas entradas y salidas entre enero y mayo de 1891 encargándose de sus asuntos con los editores, hasta que Verlaine descubre ciertos manejos que le llevan a desconfiar de ella, y a volver con Eugenie Krantz.

En junio se publica Bonheur, pero en septiembre es expulsado del hotel por falta de pago, lo que le obliga a volver a la misma casa en la que vive Eugénie, aunque por poco tiempo, ya que en octubre debe reingresar en el hospital de Broussais, donde le diagnostican diabetes y sífilis. Philomène vuelve a su lado y asume otra vez el manejo de las relaciones con los editores.

En noviembre, Verlaine es informado de la muerte de Rimbaud, ocurrida en Marsella a los 37 años, a causa del cáncer. Verlaine lo había descrito en Los Poetas Malditos:

«Era un hombre alto, bien formado, casi atlético, con un rostro perfectamente ovalado de angel en el exilio; los cabellos castaño claro, desordenados y los ojos de un azul pálido inquietante.

Había dicho Rimbaud en su Saison en Enfer: «Mi viaje está hecho. Abandono Europa. El aire del mar quemará mis pulmones y los climas lejanos me  curtirán». Mantuvo su palabra… es libre».

En enero de 1892 Verlaine abandona Broussais para irse a vivir con Philomène quien, al poco tiempo se harta de los celos del poeta hacia sus clientes y termina por echarle de la casa. El poeta entra en un nuevo período de miseria y vagabundeo hasta que en marzo, un grupo de escritores se ponen de acuerdo para proporcionarle algún dinero.

Vuelve a vivir con Eugènie Krantz, que por entonces tiene alrededor de 40 años, ella se ocupa de los asuntos con el editor e intenta mantener a Philomène lejos de Verlaine, pero el poeta tiene que volver al hospital y allí vuelve también Philomène hasta el mes de octubre, cuando el poeta abandona el hospital y vuelve con Eugènie, a quien en noviembre confía el dinero cobrado por una serie de conferencias pronunciadas en Holanda. Cuando llega el día en que Verlaine necesita aquellos fondos, han desaparecido. El poeta culpa a Eugènie y la abandona para volver al vagabundeo hasta su nueva entrada al hospital a mediados de diciembre; es el turno de Philomène.

Cuando sale del hospital, en enero de 1893, se dispone a preparar una nueva serie de conferencias que debe dar en Bélgica y para ello prefiere la tranquilidad de la casa de Eugènie. Las conferencias se celebran entre el 21 de febrero y el 10 de marzo y  Verlaine, en esta ocasión, pone sus ingresos a buen recaudo antes e volver.

En mayo se publica Élégies y Odes en son honneur, dedicados a Philomène. En junio, sale Mes prisons y Verlaine vuelve a Broussais hasta noviembre, a causa de una erisipela infecciosa. Philomène permanece a su lado y le acompaña en su vuelta a casa.

Por aquellas fechas Verlaine presenta su candidatura a la Academia Francesa y después da otro ciclo de conferencias en Lorena e Inglaterra. Durante el viaje escribe numerosas cartas a Philomène en las que le plantea su intención de casarse con ella, pero a la vuelta, informado de sus infidelidades, vuelve a recurrir a Eugènie.

Pasa mayo y junio en el hospital mientras se publica Dans les Limbes, una serie de poemas sobre los hospitales y las visitas de Philomène. En agosto, gracias al apoyo de sus amigos se le concede una pensión de 500 francos del Ministerio de Instrucción Pública. Ese mismo mes recibe el título de Prince des Poètes por votación de los lectores del Journal. Por las mismas fechas, un grupo de amigos encabezado por Maurice Barrés crea una cuenta que le asegurará una pensión de 150 francos mensuales.

Al salir del hospital se instala con Eugènie Krantz hasta que estalla la siguiente dicusión tras la cual, ella le abandona, en este caso, llevándose sus manuscritos y otras cosas. Verlaine vuelve con Philomène, quien se convierte una vez más en su intermediaria con los editores. A pesar de sus continuadas peticiones, Eugènie se negará a devolverle los manuscritos. En diciembre vuelve al hospital y el día 15 aparece Épigrammes. Cuando sale del hospital rompe también con Philomène, que desaparece junto con los ahorros del poeta, que, naturalmente, vuelve con Eugènie una vez más.

En junio se publica Confessions y al principio del verano, la ciudad de Nancy decide poner a una de sus calles el nombre de “Paul Verlaine”. Una buena  noticia que se completa cuando Verlaine recibe la autorización de Isabelle Rimbaud, para publicar la obra de su hermano. Verlaine se pone manos a la obra para redactar el prólogo.

El editor de Verlaine renuncia a publicar en Inglaterra sus Poesías Escogidas, a causa del ambiente enrarecido tras el proceso de Oscar Wilde; una decisión elogiada por un sector de las letras francesas cuyos reproches quedaron reflejados en un artículo de Edmond Goncourt publicado en Le Journal, el 27 de enero de 1895: “¿Quiénes son en este momento los tres dioses de la juventud? Son, Baudelaire, Villiers de L’Isle-Adam y Verlaine: ciertamente, tres hombres de talento, pero uno es un bohemio sádico, otro un alcólico y otro un pederasta asesino.”

En septiembre el poeta recibe una carta de su hijo Georges que vive en Bélgica y es aprendiz de relojero. Georges tiene entonces 24 años y le dice que le gustaría visitarlo. Verlaine se conmueve, pero se encuentra muy enfermo para poder viajar y tampoco tiene dinero para pagar el viaje a su hijo; no llegarán a verse nunca.

En diciembre, Verlaine cae enfermo con una gripe que, finalmente consume    su ya escasa resistencia. Fue el 8 de enero de 1896 y tenía 52 años.

Al día siguiente miles de parisinos acompañaron el féretro hasta el cementerio de Batignolles, donde Verlaine descansaría al lado de sus padres. Durante la ceremonia del entierro tomaron la palabra Barrès, Coppée, Kahn, Mendès, Moréas y Mallarmé.

Rubén Darío, siendo embajador, conoció a Verlaine en París una noche en que, como de costumbre, el poeta se encontraba ebrio, sucio y enfadado con el mundo. Aunque la experiencia fue muy desagradable, Darío ya era un gran admirador de su poesía y no cambió de criterio a pesar de los malos modos con que Verlaine le contestó cuando creyó oir la palabra «gloria».

RESPONSO A VERLAINE. RUBÉN DARÍO (Fragmentos)

         Padre y maestro mágico, liróforo celeste
         que al instrumento olímpico y a la siringa agreste
         diste tu acento encantador;
         …
         que sobre tu sepulcro no se derrame el llanto,
         sino rocío, vino, miel:
         …
         tu rostro de ultratumba bañe la Luna casta
         de compasiva y blanca luz;
         y el Sátiro contemple sobre un lejano monte
         una cruz que se eleve cubriendo el horizonte
         ¡y un resplandor sobre la cruz!
        
__________________________________________________________________
[1] La Commune se instaura en París, desde el 18 de marzo al 21 de mayo de 1871, como reacción popular contra la Asamblea Nacional tras la derrota francesa ante Prusia y la Capitulación de París. La represión subsiguiente se cobró 30.000 muertos.
[2] Amigo era, irónicamente, el nombre de la prisión belga donde el duque de Alba enviaba a los flamencos rebeldes o sospechosos de serlo. Procede de la confusión entre las palabras “vrunt”, prisión, y “vriend”, amigo, que fue como la denominaron los españoles, y como finalmente se impuso.

_____________________________________________________