viernes, 29 de mayo de 2020

Víctor Hugo • Escenario histórico, literario y fotográfico de un exilio • Francia siglo XIX


Victor Hugo y su hijo, en 1836. De Auguste de Chatillon - Maison Victor Hugo

La llamada Revolución de 1848 fue una insurrección popular que se produjo en París durante los días 23, 24 y 25 de febrero de aquel año, y que obligó al rey Luis Felipe I a abdicar, dando paso a la Segunda República, proclamada el día 24 a las 15 horas, por el poeta Alphonse de Lamartine, rodeado de revolucionarios parisinos. 

Alrededor de las ocho de la tarde, ya había un gobierno provisional, que, de hecho, ponía fin a la llamada Monarquía de Julio, que era el nombre por el que se conocía la Revolución de 1830, que elevó al trono a Louis-Philippe, tras derrocar a Charles X.

Charles X, de Henri Bone (de un modelo de François Gérard), Met, NY
Louis-Philippe, con la Constitución -Charte- de 1830. De Horace Vernet. Versalles

En 1848, François Guizot, cuyo padre había sido víctima del Terror, era el primer ministro y jefe del gobierno. Representaba el rechazo más radical a cualquier reforma que pudiera siquiera ser imaginada, planteando una política absolutamente ajena a la opinión popular y, por supuesto, al creciente movimiento republicano, lo que hacía ver al ministro como responsable de la gravísima situación existente, tanto en lo relativo a la economía, como a las pésimas relaciones exteriores del país.

François Guizot (1787-1874). Smithsonian

Las crisis económica, industrial y financiera, la profunda desilusión y el creciente descontento por el bloqueo de la menor reforma democrática, despertaron las reclamaciones de socialistas y republicanos.

De hecho, en aquel momento, la sociedad estaba dividida en tres segmentos: la monarquía y su entorno aristocrático, la iglesia, y la población en general, sobre la que pesaban leyes ajenas a toda equidad o justicia social: la iglesia, la monarquía y la aristocracia no contribuían económicamente, ni tampoco invertían en desarrollo, mientras que el pueblo mantenía a ambos estamentos con onerosos tributos.

Cuando la oposición a aquel gobierno de espaldas a la población, empezó a hacerse notar, Guizot anuló el derecho de reunión, pero para eludir la prohibición, a mediados de 1847 empezó la llamada “Campaña de los banquetes”, casi siempre organizados por la prensa de la oposición, en los cuales cada comensal hacía una aportación económica, comía y escuchaba los discursos de sus líderes. Los banquetes se extendieron por toda Francia y se estima que se celebraron alrededor de 70 con la participación de unos 22.000 ciudadanos.

Los banquetes no podían ser prohibidos, ya que el hecho de que todos los comensales pagaran lo que comían, no permitía considerarlos como reuniones o asambleas políticas, y así fue hasta el día 19 de febrero de 1848. 

Se preparaba un banquete organizado por los oficiales de la Guardia Nacional, que, inesperadamente, fue prohibido. En su lugar se pensó en una manifestación, pero dada la gravedad del momento y los candentes estados de ánimo, la oposición propuso posponerlo todo; aunque tal intento resultó vano.

El 22 de febrero estudiantes y trabajadores, marcharon por las calles de París protestando por la prohibición del banquete. Llegaron hasta la Asamblea Nacional reclamando el sufragio universal y la dimisión del gobierno de Guizot.

El rey decretó el estado de sitio. Contaba con 30.000 soldados, con la artillería acuartelada permanentemente en los fortines de las murallas de la ciudad, y con 40.000 Guardias Nacionales, los cuales, ante la perplejidad del gobierno, optaron por interponerse entre los manifestantes y el ejército.

En un último intento de salvar la monarquía, en la Asamblea, el monárquico Odilón Barrot pidió la dimisión del gobierno ante su incapacidad de resolver la crisis, pero no fue escuchado.

El 23 de febrero, desde primera hora, la Guardia Nacional tomó partido abiertamente por la ciudadanía y la insurrección se extendió tanto, que esa misma tarde, ya era incontrolable. 

Louis-Philippe se negó a que el ejército disparase contra el pueblo, y, de acuerdo con sus consejeros, destituyó a Guizot, encargando al conde Mathieu Molé, la formación de un nuevo gobierno. 

Tal decisión se entendió como una victoria, y fue celebrada por los ciudadanos, desfilando en orden aquella noche por varios lugares céntricos de la capital.

Sin embargo, aquella misma noche, en una calle próxima al Boulevard des Capucines, cuando un grupo de manifestantes quiso desfilar, fue interceptado por un grupo de soldados. Inesperadamente y sin orden previa, sonó un disparo de fusil que, entendido como una señal. dio paso a un inesperado tiroteo sobre manifestantes y viandantes o curiosos. Se produjeron 65 muertos y unos 80 heridos. 

Cuando la terrible noticia se extendió, la ciudadanía se sintió engañada por el gobierno, dando lugar a la furia que se desató el día siguiente.

Se levantaron barricadas, se asaltaron tiendas, se incendiaron edificios y una multitud exacerbada llegó al Palacio de las Tullerías, donde las tropas del mariscal Bugeaud, estaban preparadas para abrir fuego.

La gravedad de la situación, hizo pensar en un baño de sangre que el monarca se propuso evitar, y lo hizo abdicando en su nieto Philippe, Conde de París, de nueve años, bajo la regencia de la Duquesa de Orleans, nuera del monarca, que no llegó a hacerse efectiva, cuando los manifestantes obligaron a la asamblea a proceder a la formación de un gobierno provisional, que presidiría el veterano Dupont de l’Eure.

 Portrait of Helena of Mecklemburg-Schwerin, Duchess of Orleans with her son the Count of Paris. F.X-Winterhalter. Versalles
Philippe d'Orléans, comte de Paris et chef de la Maison de France sous le nom de Philippe VII.

El gobierno provisional dirigiría el país hasta que se convocaran elecciones y se aprobara una nueva Constitución de carácter republicano. Se pretendía la formación de un gobierno, del que debían formar parte: moderados como el poeta Alphonse de Lamartine; el director del periódico Le National, François Arago; Adolphe Crémiaux y el citado veterano Dupont de l’Eure; y, por otra parte, socialistas y republicanos encargados de instaurar el sufragio universal –masculino-, y de promover diversas reformas sociales tendentes a mejorar las duras condiciones sociales y económicas de los trabajadores, estos últimos, agrupados en torno al periódico “La Réforme”, con Louis Blanc entre otros representantes.

Tras la salida del rey, que se estableció en el Reino Unido, se proclamó la II República, que decretó el Sufragio masculino; la jornada laboral de diez u once horas y el derecho al trabajo de todos los ciudadanos.

Alphonse de Lamartine ante el Ayuntamiento de Paris rechaza la bandera roja, el 25 de febrero de 1848. De Henri Félix Emmanuel Philippoteaux (1815–1884. 
Museo Carnavalet. París

Estos hechos tuvieron finalmente, una notable repercusión en países como Austria, Hungría, Alemania e Italia, en los que se alcanzaron similares avances democráticos; un período que sería conocido como la Primavera de los Pueblos.

Víctor Hugo. Besançon, 26.2.1802-París, 22.5.1885

En 1844 el escritor era confidente de Louis-Philippe, quien le nombro Par de Francia, en 1845, y al empezar las revueltas de 1848, fue nombrado Alcalde del Distrito VIII de París, pasando a ocupar un escaño como diputado, durante la II República, entre los representantes conservadores.

De hecho, durante los motines de junio del 48, participó directamente en la matanza de manifestantes, mandando él mismo las tropas encargadas de acabar con las barricadas en su distrito, si bien, posteriormente manifestó su desaprobación por aquella actuación.

Bonaparte-Napoleón III, de Winterhalter. 

En el verano de 1848 Hugo fundó el periódico L'Événement y apoyó la candidatura de Carlos Luis Napoleón Bonaparte, -futuro Emperador Napoleón III, tras un golpe de estado-, pero que, por el momento, resultó elegido Presidente de la República en diciembre de 1848.

Sin embargo, cuando se disolvió la Asamblea Nacional, en 1849, y Hugo fue elegido representante en la Asamblea Legislativa, las convenciones sociales en las que había sido educado –su padre participó, personalmente, en la invasión napoleónica de España y en los fusilamientos del 3 de mayo-, tras observar atentamente la situación social, habían sufrido una primera transformación. Fue entonces, cuando pronunció su famoso Discurso sobre la miseria
9 de Julio de 1849

No soy, señores, de los que creen que el sufrimiento puede ser eliminado en este mundo; el sufrimiento es una ley divina; pero sí soy de los que piensan y afirman que se puede destruir la miseria. 

(Movimientos diversos).

Noten bien, señores, que no digo disminuir, reducir, limitar, circunscribir, digo destruir. (Nuevos murmullos a la derecha.) La miseria es una enfermedad del cuerpo social como la lepra era una enfermedad del cuerpo humano; la miseria puede desaparecer como la lepra ha desaparecido (¡Sí! ¡sí! desde la izquierda). ¡Destruye la miseria! Sí, esto es posible. (Movimiento. - Algunas voces: ¿Cómo? ¿Cómo?) Los legisladores y los gobernantes deben considerarlo sin descanso, porque en estos asuntos, mientras no se haga lo posible, el deber no se cumple. 

(¡Muy bien! ¡Muy bien!)

La miseria, señores, y aquí abordo el meollo de la cuestión, ¿quieren ustedes saber dónde está la miseria? ¿Quiere saber hasta dónde puede llegar, hasta dónde llega? Y no digo en Irlanda, ni digo en la Edad Media, digo en Francia, digo en París y en el tiempo en que vivimos. ¿Quieren hechos?
Hay en París ... (El orador se interrumpe).

Dios mío, dudo al citar estos hechos. Son tristes, pero hay que revelarlos. y si debo decir todo lo que pienso, me gustaría que saliera de esta Asamblea, y si es necesario haré la propuesta formal; una gran y solemne encuesta sobre la verdadera situación de las clases trabajadoras y sufrientes en Francia. (¡Muy bien!) Me gustaría que todos los hechos salieron a la luz. ¿Cómo podemos curar el mal si no investigamos las heridas? 

(¡Muy bien! ¡Muy bien!)

Aquí están, pues, los hechos.
Hay en París, en esos suburbios de París, que el viento de los disturbios levantaba tan fácilmente, hay calles, casas, cloacas, donde las familias, familias enteras, viven, revueltos, hombres, mujeres, niñas, niños, sin camas, sin mantas, y casi digo sin ropas que no sean montones de trapos infectos, manchados de fango, con esa especie de estiércol de las ciudades, donde las criaturas se entierran vivas para escapar del frío del invierno. 

(Movimientos)

He aquí un hecho. ¿Quieren más? Estos días, un hombre, Dios mío, un desgraciado hombre de letras, porque la miseria no distingue entre profesiones liberales y profesiones manuales, un desgraciado hombre murió de hambre, murió de hambre, así, al pie de la letra, y se ha constatado después de su muerte que no había comido desde hacía seis días. 

(Larga interrupción) 

¿Quieren algo aún más doloroso? ¡El mes pasado, durante el resurgimiento del cólera, encontramos a una madre y sus cuatro hijos buscando comida entre los restos inmundos y pestilentes de las fosas comunes de Montfaucon! 

(Exclamaciones de sorpresa).

Pues bien, caballeros, digo que estas son cosas que no deberían ser; ¡Digo que la sociedad debe gastar toda su fuerza, toda su solicitud, toda su inteligencia, toda su voluntad, para que tales cosas no ocurran! 

Digo que tales hechos, en un país civilizado, involucran la conciencia de toda la sociedad; que yo mismo me siento cómplice (movimiento), porque tales hechos no son solo errores hacia el hombre, ¡sino que son crímenes contra Dios! 

(Reacción prolongada).

Por eso me afecta, por eso me gustaría que afectara a todos los que me escuchan sobre la gran importancia de la propuesta que se les presenta. Es solo un primer paso, pero es decisivo. Quisiera que esta Asamblea, mayoritaria y minoritaria, no importara, no sé de mayorías y minorías y cuestiones semejantes; ¡Quisiera que esta Asamblea tuviera una sola alma para avanzar hacia esta gran meta, esta magnífica meta, esta meta sublime, la abolición de la miseria! 

(¡Bien hecho! - Aplausos.)

Y, señores, no solo apelo a vuestra generosidad, apelo a lo más profundo del sentimiento político de una asamblea de legisladores. Y, en este sentido, una última cuestión, con la que terminaré. Señores, como les dije antes, ustedes vienen, con la ayuda de la Guardia Nacional, el ejército y todas las fuerzas vivas del país; acaban de fortalecer el estado sacudido una vez más. No habéis retrocedido ante ningún peligro, no habéis dudado ante ningún deber. Habéis salvado la sociedad organizada, el gobierno legal, las instituciones, la paz pública, incluso la civilización. Habéis hecho algo considerable ... ¡Pues bien! ¡No habéis hecho nada!

(Movimiento)

¡No habéis hecho nada, insisto en este punto, en tanto en cuanto el orden material reafirmado no se basa en el orden moral consolidado! 

(¡Muy bien! ¡Muy bien! - Adhesión viva y unánime.) 

¡No habréis hecho nada mientras la gente siga sufriendo! (Bravos a la izquierda.) ¡No habéis hecho nada mientras haya bajo vosotros gente que se desespera! ¡No has hecho nada, mientras que los que están en la flor de la vida y que trabajan, puedan estar sin pan! ¡mientras los ancianos y los que ya no puedan trabajar no tengan asilo! mientras la usura devore nuestros campos, mientras se muera de hambre en nuestras ciudades (movimiento prolongado), hasta que no haya leyes fraternales, ¡leyes evangélicas que procedan de todas partes para ayudar a familias pobres y honestas, para los buenos campesinos, los buenos trabajadores, y las gentes de corazón! (Aclamación). ¡No habréis hecho nada, mientras el espíritu de revolución tenga al sufrimiento público como auxiliar! ¡No habréis hecho nada, nada, siempre y cuando, en esta obra de destrucción y oscuridad, que continúa bajo tierra, el colaborador fatal del malvado sea el hombre infeliz!

Ya lo ven, señores: repito, para terminar, no es solo a vuestra generosidad a quien me dirijo, es a vuestra sabiduría, y os conjuro a que reflexionéis. Señores, pensad en esto, es la anarquía la que abre los abismos, pero es la miseria la que los cava. (¡Es verdad! ¡Es verdad!) ¡ya habéis hecho leyes contra la anarquía; haced ahora leyes contra la miseria!

(Movimiento prolongado en todos los bancos. - El orador desciende de la tribuna y recibe las felicitaciones de sus colegas.)

La evolución del pensamiento político y social de Víctor Hugo se produjo acorde con los acontecimientos. Rompió aquella buena relación con Luis Napoleón Bonaparte a causa del apoyo de este al envío de una expedición francesa contra la lucha por la unidad de Italia; a partir de aquel momento, gradual e igualmente se fue distanciando de sus antiguos amigos políticos y reprobó su política reaccionaria.

Fue entonces cuando se produjo el Golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851, protagonizado por el que, hasta aquel momento era Presidente Electo de la República Francesa, Luis Napoleón Bonaparte, que planificaba perpetuarse en el poder, a cuyo efecto, disolvió la Asamblea Nacional convirtiéndose en dictador, para proclamarse también emperador, un año después; dignidad que mantuvo hasta que fue derrotado y hecho prisionero en la Batalla de Sedán, el 2 de septiembre de 1870 frente al ejército prusiano

Otto von Bismarck (derecha) y Napoleón III tras la batalla de Sedán. 
Guillermo Camphausen

Apenas llegó a París la noticia de la derrota, la población se levantó para proclamar la III República. Se nombró un Gobierno de Defensa Nacional, con el general Louis Jules Trochu al frente.

Por su parte, Bismarck pretendía que la rendición fuera rápida y ordenó que sus tropas sitiaran la capital francesa. El día 20 de septiembre el cerco se había completado.

El nuevo gobierno francés era partidario de una rendición, pero con condiciones no demasiado duras. Sin embargo, las exigencias prusianas resultaron inasumibles: debían entregar Alsacia, Lorena y algunas fortalezas fronterizas.

Esto provocó que los franceses intentaran continuar el conflicto, aunque no tenían ninguna posibilidad de éxito. Las pocas batallas que se sucedieron siempre acabaron con victorias germanas.

Después de algún tiempo, el sitio de París empezó a afectar a sus habitantes. Se sucedieron varias hambrunas, de modo que, a pesar de la oposición popular, el Gobierno de Defensa Nacional decidió rendirse y negociar los términos de la derrota.

El general Reille entrega a Guillermo I la carta de rendición de Napoleón III. De Carl Steffeck, (1818–1890)

Los enviados franceses y prusianos se reunieron en Versalles para acordar un tratado de rendición y sus consecuencias. Francia fue obligada, antes de empezar a negociar, a entregar varias fortalezas vitales para la defensa de su capital. En cualquier caso, sin opciones, tuvieron que aceptar las imposiciones de Bismarck.

Solo parte de los parisinos intentaron mantener la defensa. En marzo de 1871 se levantaron en armas y crearon un gobierno revolucionario: la Comuna de París. Las negociaciones entre vencedores y vencidos culminaron con la firma del Tratado de Frankfurt el 10 de mayo de 1871. Entre sus cláusulas se recogía la entrega de las provincias de Alsacia y Lorena.

Además, Francia fue obligada a pagar una enorme indemnización de guerra, consistente en cinco billones de francos, y hasta que no hubiera sido pagada en su totalidad, el Tratado establecía que las tropas alemanas se mantendrían en el norte de Francia; su presencia se extendió a lo largo de tres años.

El 18 de enero de 1871, Guillermo I fue proclamado emperador de Alemania en el Palacio de Versalles y quedó declarado el Segundo Imperio Alemán o II Reich. Francia obtuvo la liberación de cien mil prisioneros.

Cuando el 2 de diciembre de 1851 Luis Napoleón, a pesar de haber sido elegido por la Asamblea, protagonizo el Golpe de Estado para retener idefinidamente el poder absoluto, Víctor Hugo se mostró radicalmente opuesto a aquella actitud de su anterior defendido, y decidió a abandonar el país. 

Apenas iniciado el viaje, había sido interceptado por un comisario francés, quien, al parecer, no quiso detenerlo, diciendo: «¡Sr. Hugo, no le arresto porque solamente detengo a la gente peligrosa!».

Así pues, Hugo se exilió; en principio, voluntariamente, en Bruselas, desde donde condenó enérgicamente el golpe de Luis Napoleón y su carencia absoluta de razones morales, así como atacó al ya Napoleón III, a través del escrito publicado en 1852, que tituló Napoléon Le Petit- Napoleón, el Pequeño. Escribió, asimismo, la Historia de un crimen, que, aunque redactada al día siguiente del golpe, no fue publicado hasta 25 años después, y, finalmente, Les Châtiments - Los castigos. 


Al publicarse Napoleón el Pequeño, el gobierno belga conminó al escritor a abandonar el país, pasando este a residir, a partir de entonces, en Jersey, una isla del Canal de la Mancha de dependencia británica.

Finalmente, tras ser expulsado de Jersey en 1855, por criticar públicamente la visita de la reina Victoria a Francia, se instaló Guernsey, en Hauteville House. 

Victoria y Alberto ya habían visitado de manera oficial a Louis-Philippe en 1846, evento que quedó reflejado periodísticamente, a través de los magistrales pinceles de Winterhalter:

La reina Victoria y el príncipe Alberto recibidos en el Château d'Eu por el rey Louis-Philippe et la reina Maria-Amalia [nieta de Carlos III de España]. 
Peinture de Franz Xaver Winterhalter. 1846.

Hugo formó parte de un grupo de proscritos que se negaron a volver a Francia, a pesar del Decreto de Amnistía que permitía el retorno de expulsados y exiliados tras el golpe de Napoleón en diciembre de 1851.

Víctor Hugo ante la Roca de los Proscritos, hacia 1853. Fotografía de Charles Hugo (1826-1871). Paris, musée d'Orsay. Donación de Mme Marie-Thérèse et M. André Jammes, en 84. RMN-Grand Palais (Musée d'Orsay)
Víctor Hugo vivió el exilio como una injusticia; un tiempo de duelo en el que se sucedieron varias crisis de desánimo. Sin embargo, aquellos largos años fuera de Francia, resulyaron muy propicios para su proceso de creación literaria. El contacto con la naturaleza y el espectáculo del océano, inspiraron al escritor una poesía comprometida, como Les Châtiments – Los Castigos, y posteriormente, cuando ya estaba más tranquilo, Les Contemplations – Las Contemplaciones, en 1856.

Víctor Hugo se propuso completar sus obras con retratos, a fin de alimentar su leyenda, en un momento en el cual, su existencia se estaba convirtiendo en historia. 

Por entonces, la técnica del daguerrotipo sólo permitía la reproducción por medio de la litografía, un procedimiento que Víctor Hugo consideraba tan largo y pesado, que prefirió la fotografía naciente; presintió las posibilidades artísticas de este descubrimiento e instaló un estudio-taller en su casa de Jersey. 

Iniciado a su vez en esta técnica por Edmond Bacot, Charles Hugo, su hijo –Paris, 04.11.1826 – Bordeaux, 13.03.1871-, se convirtió en el principal ejecutor del proyecto paterno, pero fue Hugo padre, quien escenificó las fotografías y eligió los lugares y las poses. Su aguda mirada, compuso, al estilo de un pintor, vistas que resultaran como ilustraciones de los versos que componía en aquellos momentos.

Victor Hugo sur le Rocher des Proscrits – En la Roca de los Proscritos
Fotografía realizada por Charles Hugo (también conocido como Charles d’Auverney, y Paul de la Miltière), fechada en el verano de 1853, en Jersey

Hugo se consideraba a sí mismo como visionario y demiurgo; es decir, una parte integrante del alma creadora del universo. En la anterior fotografía –que él apreciaba muy especialmente-, todo converge hacia el promontorio, cuya cima es, justamente, la silueta del escritor, apreciándose en dos tercios de la imagen, una vasta extensión, abierta al infinito, donde alternan armoniosamente zonas de luz y de sombra. La figura del poeta queda resaltada, frente al universo, como la única capaz de entrar en comunicación con la naturaleza y con Dios; algo que evocan los versos del poema titulado: 

Stella:

Por la noche, me dormí cerca de la playa.
Un viento fresco me despertó y salí de mi ensueño,
abrí los ojos y vi la estrella de la mañana
resplandeciente, al fondo del lejano cielo,
en una suave blancura, infinita y encantada.
El Aquilón se alejaba llevándose la tormenta.
El astro fulgurante transformaba las nubes.
Era una claridad que pensaba, que vivía;
y suavizaba la roca donde rompían las olas.
Imaginabas un alma a través de una perla.
Aún era de noche, la sombra reinaba en vano,
el cielo se iluminaba con una sonrisa divina.
La luz plateaba el mástil inclinado
y el navío era negro, pero la vela, blanca
… … …
Un amor inefable colmaba el horizonte
y la hierba verde se estremecía a mis pies.
Los pájaros se hablaban en los nidos; una flor
que despertaba, me dijo: es mi hermana la estrella.
Y mientras en amplios pliegues, la sombra retiraba su velo,
oí una voz que venía de la estrella,
y decía: soy el astro primero,
soy aquel al que se cree enterrado, y vuelve,
brillo sobre el Sinaí, sobre el Taigeto,
soy el trocito de oro y fuego que Dios lanza
como una honda en la negra frente de la noche.
Soy el que renace cuando el mundo se destruye.
¡Oh, naciones! Soy la ardiente poesía.
Brillé sobre Moisés y sobre Dante
y el león del océano se enamoró de mí.
Y ahora llego. ¡Levantáos, virtud, valor y fe!
¡Pensadores, espíritus, subid a la torre, centinelas!
¡Párpados, abríos, ilumináos, pupilas!
¡Tierra, remueve el surco! ¡Vida, despierta al sonido!
¡Levantáos los dormidos! Porque aquel que me sigue;
el que me envía delante, la primera,
es el ángel Libertad; es el gigante Luz.

Jersey, julio de 1853

Víctor Hugo sûr la Grêve d’Azette. Jean Hugo, 1852-53. Grand Palais

Hugo pretende refrescar la memoria de los franceses, en tanto que resistente; fiel defensor de los ideales republicanos de 1848, rechazando todo compromiso –como cuando se negó a volver a Francia, acogiéndose a la amnistía de 1859-. Con este objetivo, se sitúa en Azette, como rodeado por el mar, con los brazos cruzados y la mirada fija en el horizonte. 

La firmeza de la pose, la estabilidad de la composición en la que aparece como un «pivot» sutilmente descentrado, nos devuelven a la conclusión de “Ultima Verba”; escrito en Jersey, el 2 de diciembre de 1853, el poema con el que termina Les Châtiments - Los Castigos.

Si l’on n’est plus que mille, eh bien, j’en suis ! Si même
Ils ne sont plus que cent, je brave encor Sylla;
S’il en demeure dix, je serai le dixième;
Et s’il n’en reste qu’un, je serai celui-là!

         Si no hay más que mil, muy bien; ¡soy de ellos! Incluso,
         si no son más que cien, seguiré desafiando a Sila.
         Si quedan diez, yo seré el décimo;
         y si sólo queda uno, ¡ése seré yo!

El proscrito dramaturgo, novelista y poeta, Víctor Hugo se convirtió en un monstruo sagrado de la literatura francesa. Durante el siglo XIX su intensa actividad literaria se hizo eco cada vez más de su compromiso político. Conocido en principio, como líder de los románticos -como hemos visto-, se mantuvo fiel a sus ideales realistas hasta la mitad de la Restauración, pero la censura que ejerció Charles X sobre la prensa y las obras literarias, lo llevó a evolucionar hacia el liberalismo.

Unos meses después del estreno de Hernani, una obra autorizada pero menospreciada por los partidarios del régimen, apoyó la revolución de 1830. Además, el escaso eco que tuvo Les Burgraves y la muerte de su hija Léopoldine en 1843 lo alejaron un tiempo de la creación literaria, en beneficio de la actividad política.

Adaptado por evolución, pero sin militancia, al pensamiento republicano, fue elegido diputado en 1848 y se sentó en la Asamblea Constituyente y en la Legislativa. Posteriormente, se opuso al golpe de estado de Louis Napoleón Bonaparte del 2 de diciembre de 1851, tratando entonces de organizar la resistencia, aunque fue en vano.

Fieramente opuesto a Napoleón III, tuvo que exiliarse en Bruselas huyendo de la represión que cayó sobre los republicanos y que se saldó con 26.000 arrestos, 9.500 deportados a Cayenne y Argelia y 1.500 expulsados del territorio, incluidos 66 diputados.

Su hijo Charles se reunió con él en el exilio, al salir de prisión, a fines de enero de 1852. Sin embargo, mientras Víctor Hugo no publicara obras, ni aún panfletos, contra el régimen de Napoleón III, se permitió que su esposa Adèle y su hija pudieran vivir con tranquilidad en París, donde el príncipe presidente permitió, además, que Marion de Lorme -o Delorme-, fuera representada en la Comédie Française, acudiendo, él mismo a una representación, en la que aplaudió ostensiblemente.

Pero cuando Hugo tomó la decisión de escribir, primero, L’histoire d’un crime – La historia de un crimen, que no terminó por entonces, y después, Napoléon-le-Petit, cuyo título, evidentemente, era una provocación, se convirtió en un proscrito.

De acuerdo con la edición electrónica de Gallica, BNF, sin fecha, el libro empezaba con una “avertissement” firmada por el editor Hetzel:

Este libro se publicó en Bruselas en agosto de 1852. El efecto producido por “Napoléon le Petit” fue tal, que el gobierno belga consideró añadir un exilio al exilio de Víctor Hugo, y le pidió que abandonara Bélgica. Y esto no es todo. El gobierno belga quiso proteger al imperio contra tales obras a cuyo efecto creó una ley exprés. Esta ley es conocida bajo el nombre de su promotor y se llama la ley Faider, que fue cuestionada en “Les Châtiments”, pero no impidió que esta obra apareciera, ni impidió que “Napoleón le Petit” fuera reimpreso en todos los países y en todas las lenguas. 

A finales de mayo de 1852, su esposa, Adèle Hugo llegaba a Bruselas para discutir las decisiones que ambos iban a tomar. La familia Hugo había decidido vender todos sus muebles, e instalarse en Jersey, antes de la publicación, en agosto de 1852, de Napoléon-le-Petit.

El anuncio de la venta provocó cierto ruido en París y mucha gente asistió a la exposición de muebles; de la biblioteca, de una colección de pinturas flamencas y de diversos dibujos románticos, causando sorpresa la profusión de objetos de todos los orígenes y destinados a toda clase de usos, que poseían los Hugo.

Pero la venta no se organizó -como algunos creyeron-, porque Víctor Hugo estuviera arruinado; era más bien el último toque –teatral-, al retrato del personaje que el autor iba creando en torno a su exilio. Fue, además, una manifestación pública de su rechazo a la situación política, al mismo tiempo que hacía evidente la proximidad de verdadero exilio de toda la familia.

Hugo eligió la isla de Jersey, tierra francófona y liberal, donde, rodeado de sus familiares y algunos otros proscritos, continuó expresando su oposición al régimen, al publicar en Bruselas el citado folleto Napoléon le Petit, en 1852, y los también citados versos “vengadores” que tituló, de forma tan explícita, como Les Châtiments - Los Castigos, de 1853.

Las fotografías de Jersey cumplieron su objetivo con gran fuerza. En aquel momento, ningún artista, ya fuera pintor o fotógrafo, pudo competir con Hugo en el arte de representarse a sí mismo. El dominio del claroscuro y la expresividad de las poses rompían con las representaciones tradicionales, mucho más académicas. Hugo supo aprovechar la naturaleza y la fuerza poética de la fotografía para imponer su imagen de poeta en el exilio. Al mismo tiempo, fiel a la vieja concepción romántica, se convirtió en un profeta moderno, preparado para recibir la revelación, en las alturas de la roca de lo Prohibido, como un Moisés en el Sinaí.

También representaba al poeta que ilumina a las gentes con su palabra, creando una poesía, cuyo lirismo concuerda con el que representaban las fotografías. 

Fue así como el mismo Hugo, de forma muy consciente, puso las bases de su propio mito. 

En los años siguientes, tanto ilustradores como caricaturistas reutilizarían aquella imagen del escritor en su “pedestal”, como una auténtica estatua viviente; una representación que, además, estaba en línea con las expectativas de la sociedad del siglo XIX, tal como se demostró en su funeral, en 1885 y el lugar que ocupó en los prolegómenos de la III República.

Les contemplations: Demain, dès l'aube…

Mañana, cuando amanezca, a la hora en que el campo se ilumina,
Saldré, porque sé que me esperas.
Iré por el bosque, iré por la montaña.
No puedo permanecer lejos de ti más tiempo.

Caminaré con la mirada fija en mis pensamientos,
sin ver nada alrededor, sin escuchar ningún ruido.
Sólo, sin que nadie me conozca, con la espalda inclinada y las manos cruzadas.
Triste. El día será para mí como la noche.

No miraré ni el oro del ocaso de la tarde que cae,
ni las velas que a lo lejos descienden hacia Harfleur.
Y cuando llegue, pondré sobre tu tumba
un ramo de acebo verde y otro de brezo en flor.

3 de septiembre de 1847 

(Aniversario de su hija Leopoldine, que había fallecido en 1843, a los 19 años, ahogada en el Sena, durante un recorrido en barca con su marido -que también se ahogó al intentar salvarla-, unos meses después de su boda, quedando el escritor sumido en una larga y profunda depresión.)

Manuscrito de: Demain dés l’aube
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El contenido del presente artículo dedicado a las fotografías de Víctor Hugo, es una traducción, que procede, en su mayor parte, de: L’Histoire par l’image, si bien con algunos cambios de orden y añadiendo parte de las conclusiones y comentarios. Las traducciones de la obra literaria de Víctor Hugo, son, sin embargo, estrictamente personales.
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jueves, 21 de mayo de 2020

Sunnyside (II de II) • De la orilla del Hudson a la orilla del Genil • Washington Irving y 14 grandes autores •

Washington Irving –centro derecha- y sus Amigos Literarios en Sunnyside, de Christian Schussele. 134.6×199.4 cm.
NPG, Washington DC.


Primera parte.

(1) Henry T. Tuckerman, (2) William Gilmore Simms, (3) Oliver Wendell Holmes, (4) Fitz-Greene Halleck, (5) Nathaniel Hawthorne, (6) Henry Wadsworth Longfellow, (7) Nathaniel Parker Willis, (8) William H. Prescott, (centro a la izquierda).


Segunda parte.

(9) Washington Irving, (centro, a la derecha). (10) James K. Paulding, (11) Ralph Waldo Emerson, (12) William Cullen Bryant, (13) John P. Kennedy, (14) James Fenimore Cooper y (15) George Bancroft.

James K. Paulding


Pleasant Valley, New York, 22.8.1778 + En su finca cerca de Hyde Park, New York, el 6.4. 1860.

Los primeros escritos de Paulding eran satíricos y violentamente antibritánicos, como se puede ver en The Diverting History of John Bull and Brother Jonathan, de 1812 personificaciones satíricas de Inglaterra y Nueva Inglaterra, respectivamente-. Escribió también numerosos poemas largos e historias serias. Entre sus novelas están Konigsmarke, Long Finne (1823) y The Dutchman's Fireside (1831), pero es mejor conocido por haber creado el inconfundible Nimrod Wildfire, el "mitad caballo, mitad caimán" en El león del oeste, en referencia a David Crockett (1831).

Colaboró con William y Washington Irving entre 1807 y 1708, en “Salmagundi”.




The Whim-whams and Opinions of Launcelot Langstaff, Esq. & Others - Los caprichos y opiniones de Launcelot Langstaff, Esq. & Otros, más conocida como Salmagundi, fue un periódico satírico creado y redactado por Washington Irving, en colaboración con su hermano mayor, William y con J. K. Paulding, entre noviembre de 1807 y enero de 808, ya que o andonaron pronto, a causa de desacuerdos económicos con el editor, D. Longworth.

Una conocida historia de Paulding; "El político" contiene la máxima: "Recompensa a tus amigos y castiga a tus enemigos", que aparece en su colección, Tales of the Good Woman, by a Doubtful Gentleman-Cuentos de una buena mujer, por un dudoso caballero, y que define la justicia como: hacer el bien a los amigos y el mal a los enemigos- una idea que aparece en el diálogo de Platón, la República, donde es rechazada por inadecuada. Paulding entendía, por ejemplo, que el abolicionismo era un ataque a la libertad.
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Ralph Waldo Emerson

 R.W. Emerson: Busto mirando a la derecha, publicado por S.A. Schoff, de un dibujo original de Sam W. Rowse, propiedad de Charles Eliot Norton, Esq.
Boston, Massachusetts, 25 de mayo de 1803 – Concord, Massachusetts, 27 de abril de 1882

Escritor, filósofo y poeta, líder del movimiento denominado Trascendentalismo a principios del siglo XIX, que posteriormente contribuyó al desarrollo del Nuevo Pensamiento.
El Trascendentalismo surgió hacia 1836 y mantuvo su influencia hasta 1860. Comenzó como un movimiento de reforma dentro de la Iglesia Unitaria, que se proponía extender la idea de William Ellery Channing, acerca de un Dios interior y un pensamiento intuitivo. 

Se basaba fundamentalmente, en la unidad entre Dios y el mundo. El alma de los humanos sería idéntica al alma del mundo. Ante la creencia de un cambio inminente, fueron críticos con su sociedad contemporánea, a la que acusaban genéricamente de mantener una conformidad irreflexiva, frente a la cual -aseguraba Emerson-, cada individuo debía buscar «una relación original con el universo». A mediados de 1838 proponía una vía intuitiva basada en la capacidad de la conciencia individual, sin necesidad de milagros, jerarquías religiosas ni mediaciones. 


El trascendentalismo americano que proponía Emerson partía del fundamento planteado por los filósofos, Immanuel Kant y Johann Gottlieb Fichte, compartido y reelaborado por los también filósofos, Friedrich Schelling y Arthur Schopenhauer.




Kant, Fichte, Schelling y Schopenhauer.



Y se asociaron a la idea varios célebres amigos de Emerson, como los poetas Walt Whitman, Henry David Thoreau, la periodista y activista pro igualdad, Margaret Fuller, el Pedagogo Amos Bronson Alcott y la escritora Louise May Alcott, su hija.

Whitman, Thoreau, Fuller

Amos y Luise May Alcott

Por cierto, que, en relación con Whitman sucedió lo siguiente: En 1855 Whitman publicó su innovadora y después celebérrima colección de poesía Leaves of Grass, Hojas de hierba, y envió una copia a Emerson pidiéndole una opinión. Emerson respondió con una entusiasta carta de alabanza de cinco páginas. Esta aprobación de Emerson multiplicó el interés de los lectores, por lo que, en la segunda edición del poemario se imprimió una frase de la carta de Emerson en letras doradas sobre la cubierta: «Te bendigo en el comienzo de una gran carrera». Emerson se ofendió por ello y, en adelante fue crítico con el trabajo de Whitman.



Primera página de la carta a Walt Whitman. «I am not blind to the worth of the wonderful gift of Leaves of Grass. I find it the most extraordinary piece of wit and wisdom that America has yet contributed» - No soy ciego ante el valor del maravilloso regalo de las Hojas de Hierba. Me parece la pieza de ingenio y sabiduría más extraordinaria que Estados Unidos ha producido.

Parece que Emerson era un hombre muy sencillo, en el buen sentido del término, aunque, quizás en exceso; siendo antiesclavista acérrimo, nunca quiso estar en el centro de la polémica, aunque su aportación hubiera sido valiosísima.
 
 
En cuanto al llamado, Nuevo Pensamiento — New Thought, fue, en realidad, una especie de congregación religiosa de las que aparecieron a mediados del siglo XIX y principios del XX. En este caso, fue creada en 1854 por Phineas Quimby, quien aseguraba que el ser humano era capaz de curar y curarse, con el poder de la mente; hoy quizás se denominaría “mentalista”. De sus planteamientos surgió la famosa Mary Baker Eddy, que fundó la Christian Science con Julius Dresser y su familia, si bien estos terminaron distanciándose de ella.



Quimby y Baker-Eddy. Julius, Annetta y Horatio Dresser


Emerson realizó un completísimo viaje por Europa entre 1832 y 1833; pasando por Malta, Italia; Roma -donde conoció al filósofo y economista John Stuart Mill -defensor de la igualdad de derechos y abolicionista-, quien le dio una carta de recomendación para Thomas Carlyle-; Florencia y Venecia, entre otras ciudades. Después se dirigió a Suiza, convencido por un grupo de pasajeros, para visitar la casa de Voltaire en Ferney, y parece que estuvo «protestando todo el camino por el menosprecio de su memoria».

 Stuart Mill, Thomas Carlyle y S. T. Coleridge

En París, visitó el Jardin des Plantes, y le entusiasmó la excelente disposición de los ejemplares expuestos, y la forma en que todos los objetos estaban relacionados y conectados, hasta el punto que, según recuerda Richardson: «El momento de Emerson de penetración entre las interconexiones de las cosas del “Jardin des Plantes” fue un instante de una intensidad casi visionaria, que lo llevaron lejos de la teología y lo arrastraron a la ciencia».

Más tarde, ya en Inglaterra, conoció a William Wordsworth, a Samuel Taylor Coleridge y al citado Thomas Carlyle, que ejerció una gran influencia sobre Emerson; ambos mantuvieron correspondencia el resto de su vida.




“Write it on your heart
that every day is the best day in the year.”

“Escribe en tu corazón
Que cada día es el mejor día del año.”

Ralph Waldo Emerson
Collected Poems and Translations



De acuerdo con su hijo Edward W. Emerson, en la universidad, R. W. Emerson no brilló como erudito, pero sí obtuvo premios por ensayos y declaraciones. No era muy aficionado a las matemáticas, pero disfrutaba de los autores clásicos, a los que leyó mucho, fuera del plan de estudios. Desde la juventud adquirió el hábito de escribir un diario, no de hechos sino de pensamientos e inspiraciones, en el que también, anotaba buenas historias o citas poéticas, y fragmentos de sus propios versos: "escribía todas las noches en mi cuarto, mis primeros pensamientos”, pero nunca hablaba de ello, a pesar de lo cual, posteriormente, muchos eruditos recordaron su presencia y conocimientos con placer y gratitud.



En octubre de 1826, fue aprobado “para predicar" por la Asociación de Ministros de Middlesex, y fue enviado al sur, pasando el invierno en Florida. Después reanudó sus estudios en Cambridge.



  Viajó a Europa, y tras desembarcar en Italia, observó ciudades, arte y hombres. Le entusiasmó profundamente, el arte de Miguel Ángel. Después visitó París, y visitó a Carlyle en las colinas solitarias de la frontera escocesa, iniciando una amistad que tuvo una gran influencia en la existencia y el pensamiento de ambos, y duró toda la vida. También visitó Wordsworth. 


  En el otoño de 1834 se fue a vivir a Concord, y muy pronto compró una casa y un terreno en el camino de Boston, donde su esposa se reunió con él; Lidian Jackson, de Plymouth, y Ralph W. Emerson, fundaron allí un hogar para el resto de sus vidas.

Su nueva vida empezó agradable y felizmente, si bien, en los primeros años, sufrió las pérdidas sucesivas de sus hermanos Edward y Charles, a los que siguió Waldo, su primogénito, y luego su madre. 

La Naturaleza se convirtió en su maestra e inspiradora; su primer libro, "Naturaleza", cuyas anotaciones había empezado en Europa, fue publicado en 1836. Durante toda su vida en Concord, solía acudir solo al bosque, casi a diario.

Sus pensamientos combinados con la lectura se agruparon gradualmente en conferencias, y su principal ocupación a lo largo de la vida fue leerlos a aquellos a los que creía que podía interesar: primero en cursos en Boston, y luego en todo el país. Sus conferencias fueron profundamente revisadas posteriormente, y las mejores se reunieron en siete volúmenes de ensayos entre 1841 y 1876.

 Henry Thoreau -ver, arriba, en “transcendentalismo”-, por entonces un joven de Concord, interesó mucho a Emerson, y durante cerca de dos años se convirtió en un valioso huésped de su hogar; le ayudó e instruyó en los trabajos de jardinería y en la pequeña granja, que gradualmente creció hasta diez acres, en los que el principal interés para Emerson fueron los árboles, que tanto amaba y cuidaba. 



Walden Pond en octubre. Concord, Massachusetts.

Thoreau's Cove –Ensenada de Thoreau-, Concord, Massachusetts. Biblioteca del Congreso.

Mientras vivió en Walden Woods, dos años a partir de 1845, Henry David Thoreau observó las características de Walden Pond. En la sección "The Ponds" de su obra Walden, publicada en 1854, Thoreau ensalza las propiedades físicas de aquel agua. Detalla su calidad incomparable; su claridad, color y temperatura; su vida animal única -acuática, aves y mamíferos-; sus formaciones rocosas, el lecho, y, especialmente, las propiedades de la superficie especular.

Thoreau observó que el estanque no tenía entrada o salida visible de agua, y consideró la posibilidad de algún resorte no identificado en el subsuelo. Al observar asimismo, las “murallas” de la caldera y la resistente costa, concluyó que algún evento geológico único, natural y desconocido, formaría el sitio, dando sentido, en cierto modo, a los mitos locales al respecto.



Emerson contribuyó a dar a conocer a sus compatriotas las enseñanzas de su amigo escocés, Thomas Carlyle –filósofo, historiador, traductor, matemático, etc. y editó sus obras, que, finalmente, parece que encontraron más lectores en América, que en el país de origen del autor.



Carlyle joven, de Robert Scott Tait. Nat. Trust, London.


En 1847, Emerson fue invitado a impartir conferencias en Inglaterra, y permaneció en el extranjero un año, en el que también visitó Francia.

Escribió un extenso poema sobre “Alfonso de Castilla” y un celebrado Soneto dedicado a “Miguel Ángel Buonarotti”. "Me gustan más mis poemas porque no soy yo quien los escribe", -decía-.


En 1866, la Universidad de Harvard le concedió el título de Doctor en Derecho, y fue nombrado Supervisor. En 1867 volvió a dar conferencias, y en 1870 y 1871 impartió cursos de filosofía en Cambridge.


Emerson no era simplemente un hombre de letras. Escribió al presidente Van Buren para denunciar el mal hecho a los cherokees, y habló constantemente de la iniquidad de la esclavitud. Disfrutó de su hogar y vecinos de Concord, sirvió en el comité escolar durante años, hizo mucho por el Liceo y hablaba en las grandes ocasiones. Asistía a todas las reuniones de la ciudad, pero, a menudo escuchaba y admiraba más que hablar, y siempre disfrutaba con la gente y se enorgullecía sinceramente de ella. A cambio, fue respetado y amado por todos.


  La casa de Emerson fue destruida por un incendio en 1872, aquella desgracia y la fatiga, perjudicaron su salud. Sus muchos amigos insistieron en reconstruir su casa y enviarlo al extranjero para que se recuperara. Efectuó el ascenso del Nilo; volvió a visitar Inglaterra, donde encontró viejos y nuevos amigos y, a su regreso, fue recibido y escoltado a casa por la gente de Concord.

Después, ya no pudo escribir más. Su vejez fue tranquila y feliz entre su familia y sus amigos. Murió en abril de 1882.


  Edward W. Emerson. Físico y escritor, hijo de R.W. Emerson.
  January, 1899.

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William Cullen Bryant


Cummington, Massachusetts, 3 de noviembre de 1794 - Nueva York, 12 de junio de 1878

Se aficionó a la poesía en la gran biblioteca paterna, en la que adquirió además una erudición poco común y aprendió idiomas, entre ellos el griego y el español. 


Entre sus más famosos poemas juveniles están Thanatopsis, To a Waterfowl, Inscription for the Entrance to a Wood, y The Yellow Violet. Cantó la grandiosidad de la Naturaleza en un estilo influido por los poetas del Romanticismo inglés, pero con una simplicidad personal y buen conocimiento y estilo; tradujo Al Niágara del poeta cubano José María de Heredia


En Nueva York fue crítico literario y editor asociado del New York Evening Post en 1826, y de 1829 a su muerte fue editor principal. Defendió los derechos humanos y abogó por la libertad y la abolición de la esclavitud. Además de un crítico literario muy notable, fué un teórico de los más importantes sobre la poesía de su tiempo.

En sus Lectures on Poetry, compuesta en 1825 y publicada en 1884, así como en otros ensayos críticos, valoraba la sencillez, la imaginación original y la moralidad.

Otras obras suyas son, The Death of the Flowers, To the Fringed Gentian y The Battle-Field. 


Tradujo la Ilíada en verso blanco en 1870, y la Odisea en 1872.


John Pendleton Kennedy




Baltimore, Maryland, October 25, 1795 – August 18, 1870


Novelista, abogado y político whig, que fue Secretario de la Marina de los Estados Unidos desde el 26 de julio de 1852 hasta el 4 de marzo de 1853, durante la administración del presidente Millard Fillmore. 



Como Representante de los EE. UU. alentó el estudio, la adopción y la implementación del telégrafo por parte de su gobierno. 

Más tarde ayudó a liderar el esfuerzo para terminar con la esclavitud en Maryland, que, como estado no confederado, no se vio afectado por la Proclamación de Emancipación y requirió una ley estatal para liberar esclavos dentro de sus fronteras y prohibir la continuidad de aquella práctica.

Kennedy también abogó por la tolerancia religiosa y promovió los estudios de la historia de Maryland. Ayudó a preservar y fundar la histórica ciudad de St. Mary's -fundación colonial de la ciudad y lugar de nacimiento de la libertad religiosa en Estados Unidos-; el St. Mary's College of Maryland, entonces seminario femenino de St. Mary's; la Biblioteca Peabody, hoy parte de la Universidad Johns Hopkins, y el Conservatorio de Música Peabody, también ahora parte de la Johns Hopkins.



James Fenimore Cooper

J. F. Cooper, de John Wesley Jarvis, 1822
Burlington, Nueva Jersey, 15.9.1789 - Cooperstown, 14.9.1851


Escribió ocho novelas de aventuras, en las que relata la vida de los pioneros y sus enfrentamientos con los pieles rojas, entre las que destacan, Los pioneros (1823), El último mohicano (1826), La pradera (1827), El trampero (1840) y El cazador de ciervos (1841). Pero la primera novela que le daría cierto reconocimiento, fue, El espía, ambientada en la Guerra de Independencia, y que es, en realidad, una historia de contraespionaje, se publicó en 1821.



Cooper fue durante buena parte de su vida un miembro de la Iglesia Episcopal. Vivió la mayor parte de su vida en Cooperstown, ciudad fundada por su padre, William Cooper sobre un terreno de su propiedad. 

Empezó la Universidad, en Yale, pero solo permaneció tres años, pues fue expulsado por conducta inapropiada. Antes de dedicarse a escribir, sirvió en la marina de los Estados Unidos como guardiamarina, lo que influyó notablemente en su literatura. 

Escribió, pues, mucha literatura ambientada en el mar, siendo sus obras más conocidas las del periodo llamado fronterizo, cuando se produjeron la mayor parte de los asentamientos en territorios habitados por indios nativos americanos; son cinco novelas que se conocen como Leatherstocking Tales -Historias de los zapatos de cuero-. Pero su novela, de carácter romántico, El último mohicano es sin duda la mejor y más conocida de todas.


George Bancroft


Worcester, Massachusetts, 3 de octubre de 1800 - Washington D. C., 17 de enero de 1891

Historiador y estadista. Sirvió como el 17º Secretario de la Armada de los Estados Unidos y durante su periodo se fundó la Academia Naval de los Estados Unidos en Annapolis.

Entre sus obras más importantes, destaca la Serie History of the United States, from the Discovery of the American ContinentHistoria de los Estados Unidos desde el Descubrimiento del Continente Americano.


Aunque trabajó la mayor parte de su tiempo en la Round Hill School, Bancroft colaboró frecuentemente en las revistas North American Review y American Quarterly.



También tradujo la obra del historiador alemán Arnold Hermann Ludwig Heeren sobra la política en la Antigua Grecia, en la que, el autor, en lugar de narrar solamente los eventos políticos, analizó la economía, las constituciones y los sistemas financieros de la Antigüedad, intentando explicar con más claridad el desarrollo del viejo mundo. Con una formación amplia y variada, era sereno e imparcial, además de poseer una extraordinaria perspicacia histórica, por todo lo cual, hoy se le considera el pionero de la interpretación económica de la Historia. 



En 1834, publicó el primer volumen de History of the United States y los demás volúmenes fueron publicados durante las próximas cuatro décadas. Este trabajo narra la historia de los Estados Unidos desde el descubrimiento de América hasta la Guerra de Independencia. Igualmente, en 1882, publicó The History of the Formation of the Constitution of the United States.


Bancroft se casó con Sarah Dwight en 1827 y tuvieron dos hijos, pero ella falleció en 1837 y Bancroft volvió a casarse, con Elizabeth Davis Bliss, una viuda con dos hijos, teniendo con ella otra hija. 



El estudio de Irving en Sunnyside, en la actualidad. Imagen de Historic Hudson Valley

Sunnyside



La ribera del Hudson; “The Little Mediterranean”.