miércoles, 24 de junio de 2020

AERIDES ● TORRE DE LOS VIENTOS ● ATENAS




Αέρηδες - Aerides, o Torre de los Vientos, es un antiguo monumento ubicado al pie de la Acrópolis de Atenas, en el lado Norte, dentro del área del Ágora Romana, en Plaka. Su nombre oficial es Ωρολόγιο του Κυρρήστου – Reloj de Kyrristu-, ya que se cree que fue construido por el astrónomo griego de Macedonia, Ανδρόνικος ο Κυρρήστης – Andrónico Kyrristos-, en la primera mitad del siglo I aC.

Es una torre de mármol, octogonal, sin columnas, donde los ocho vientos principales están grabados en grandes metopas; de ahí el nombre de Αέρηδες – Vientos. Tiene dos entradas, una hacia el norte y otra hacia el oeste.

Durante el período cristiano temprano se utilizó como campanario de una iglesia bizantina y ya en el siglo XV, el monumento fue descrito por el viajero Κυριακό Αγκωνίτη - Kyriakos Agonitis, como un templo de Eolo, el dios del Viento.

Después de la voladura del Partenón y la evacuación de Atenas por las tropas del veneciano Francesco Morosini y su recuperación por los turcos, el edificio fue convertido en un Τεκέ–Teké, en turco, monasterio musulmán, por derviches -monjes ascéticos-, que llegaron de distintas partes del Imperio Otomano y se establecieron allí. Durante mucho tiempo se negaron a someterse a la administración otomana, hasta los primeros años del siglo XIX, cuando el entonces voivoda -jefe o gobernante, civil o militar-, de Atenas, Χασεκής - Jasekís, mandó al ejército que los sometiera, con la firme amenaza de que. si no obedecían las disposiciones de la administración, los expulsaría. Desde entonces, permanecieron confinados dentro del edificio, mantenidos a expensas de los residentes musulmanes que les profesaban gran respeto. El Teké también recibió a sacerdotes de alto rango de la doctrina musulmana que llegaron a Atenas.

Por entonces, la torre había ido quedando gradualmente enterrada, casi hasta la mitad de su altura, dejando marcas que todavía pueden verse en el interior, donde igualmente, se observan inscripciones turcas en los muros. La capa de tierra fue completamente excavada y retirada en el siglo XIX por la Ελληνική Αρχαιολογική Εταιρεία - Sociedad Arqueológica Helénica, lo que creó la sensación de que la Torre estaba edificada por debajo de su nivel real.

Αέρηδες – Aerides; grabado del siglo XVIII

En el siglo XV, Ciríaco de Ancona menciona el monumento como el Templo de Eolo.

Ya en 1821, cuando Atenas fue ocupada por los griegos, los derviches huyeron; unos a Εύβοια Evia/Eubea y otros a Asia Menor, pero es un hecho, que su presencia y permanencia en el monumento, fue lo que salvó a este de diversos desastres, especialmente, cuando algunos arqueólogos europeos, eliminaron o empezaron a apoderarse de diversas antigüedades. 

Desde que la Torre quedó en manos de los griegos, fue incluida entre los sitios arqueológicos de Atenas y el distrito que se pobló a su alrededor, también se llamó Aerides.

Es un imponente edificio octogonal de mármol pentélico, de 3,20 metros de largo y 12 metros de alto, con una base de tres escalones. Su techo es cónico con cubierta de tejas. En el lado Sur tiene una estructura semicilíndrica de menor altura, mientras que en el lado NE y NO tiene sendos propyleon; entradas monumentales con columnas, a un edificio, en este caso, con dos columnas opuestas cada uno.


Plano base del monumento

Representación de la torre en el siglo XIX.

En la parte superior del tejado había una veleta con forma de Tritón, que, lógicamente, servía para indicar, con sus giros, la dirección desde la que soplaba cualquiera de los ocho vientos principales, en cada momento. 

Partiendo de la convicción de que los vientos están personificados, y vuelan, fueron así representados en la parte superior, en las ocho caras de la torre, cada uno con un símbolo propio y con sus nombres grabados bajo la sección correspondiente de la cornisa; así es como los conocemos:

            Boreas: norte,
            Kaikias noreste,
            Apiliotis: este,
            Evros: sureste,
            Noto: sur, 
            Lips: suroeste, 
            Zefyros: oeste, y 
            Skiron: noroeste. 

Los radios que aparecen colocados en varias posiciones, debajo de cada personificación, eran relojes de sol.


Para el cálculo del tiempo en días soleados, había una instalación especial de plomo dentro del edificio, lo que lleva a la conclusión de que el constructor del monumento contó con inventos de relojeros anteriores, como Αρχιμήδη, Κτησίβιου y Φίλωνα - Arquímedes, Ktisivios y Filo. 

Fue Vitruvio quien llamó a este monumento Πύργο των Ανέμων - Torre de los vientos,  y lo describe con gran detalle.

Finalmente, en lo que respecta a las columnas, corresponden al estilo corintio, pero el interior del edifico es de estilo dórico, todavía muy estricto y pesado.

Este monumento es considerado la estación meteorológica más antigua del mundo.
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Plinio El Viejo -Plinius Maior-, Naturalis Historia, impreso por Johannes Alvisius en 1499, en Venezia.

Dedicó una parte de su obra al estudio de los Vientos.

Historia natural -Naturalis historia-, es una enciclopedia escrita en latín por el procurador imperial romano Plinio el Viejo. Es una de las más grandes obras individuales que sobrevivieron del Imperio romano, hasta la actualidad, y se proponía abarcar todo el conocimiento disponible en aquel momento.

La obra está dividida en treinta y siete libros, organizados en diez volúmenes y su temática no se limita a lo que hoy conocemos como Historia Natural; como lo indica el mismo escritor, sino que pretende abarcar “el mundo natural, o la vida”, por lo que incluye Astronomía, Matemática, Geografía, Etnografía, Antropología, Fisiología humana, Zoología, Botánica, Agricultura, Horticultura, Farmacología, Minería, Mineralogía, Escultura, Pintura y Piedras preciosas.

La Historia natural se convirtió en modelo de posteriores enciclopedias y trabajos de investigación, debido a su índice, a los numerosos campos que abarca y las múltiples referencias que presenta de autores originales.

La obra fue dedicada al emperador Tito; siendo la última obra que publicó Plinio y ha sido la única que ha sobrevivido hasta la actualidad.

En su forma actual, la Historia Natural incluye, en el primer artículo, un prefacio descriptivo y tablas de los contenidos, así como una lista de fuentes, que originalmente precedía a cada uno de los libros editados por separado. El II Libro se ocupa de Astronomía y Meteorología.

Plinio El Viejo – Gaius Plinius Secundus 
Grande Illustrazione del Lombardo Veneto Vol 3 Plinio Secondo
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Gerónimo Gómez de Huerta, grabado calcográfico de Mariano Brandi sobre dibujo de José Maea, para los Retratos de los españoles ilustres, Madrid, 1798.

Gerónimo de Huerta, Médico de Felipe IV e Inquisidor, tradujo la opera magna de Plinio, y se la dedicó al rey. Fue publicada en 1629.

Huerta tradujo a la perfección los estudios sobre los Vientos, descritos por Plinio.



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Άνεμοι, Ánemi: Vientos, que se correspondían con los puntos cardinales de los que procedían. Homero también menciona los cuatro vientos principales. 

Bóreas, el viento del norte que anuncia el frío aire invernal.

Notos, el viento del sur que trae las tormentas de finales del verano y del otoño; Ilíada II,145.

Céfiro, el viento del oeste que aporta las suaves brisas de la primavera y principios del verano; Ilíada II,147.

Euro, el viento del este, que no estaba asociado con ninguna de las tres estaciones griegas y es el único de estos cuatro que no se menciona en la Teogonía de Hesíodo ni en los Himnos Órficos. Bóreas y Céfiro suelen ser mencionados juntos en Homero, al igual que Euro y Noto. Ilíada II,145.

Rosa de los Vientos tal como era conocida por los griegos. 
Extraído de fuentes griegas y recopilado por Adamantios Korais hacia 1796

1. Bóreas. Norte

2. Cecias o Kekias, NE

3. Apeliote. Este

4. Euro SE

5. Noto, Sur

6. Lips, SO

7. Céfiro, Oeste

8. Sciron. NO

El Interior de la Torre de los Vientos o Aerides

Base

La cúpula.

Cúpula y muros interiores con restos de decoración

Detalle decoración interior

El exterior de la Torre de los Vientos o Aerides

Brooklyn Museum Archives, Goodyear Archival Collection








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miércoles, 17 de junio de 2020

El viaje entretenido II • Agustín de Rojas Villaldrando


Retrato de Agustín de Rojas Villaldrando.
Portada de "El viaje entretenido". Barcelona, 1624. BNE.

Agustín de Rojas Villaldrando. Madrid, 1572-Paredes de Nava, Palencia, antes de 1635. Escritor de “Loas”, dramaturgo y actor del Siglo de Oro.

Además de El viaje entretenido, de 1603, Rojas también escribió El buen repúblico, en 1611, y en ambas obras encontramos buena parte de una autobiografía, llena de sucesos, siempre interesantes, aunque, a veces, inverosímiles.

Emilio Cotarelo y Mori, lo definió así:

...un espíritu aventurero, ingenio agudo y perspicaz, ansia de saber y ver, impaciencia por gozar de la vida y paciencia inquebrantable para sobrellevar los infortunios. Aunque haya exageración en el relato de sus hazañas, que fragmentariamente nos dejó en sus obras, todavía resulta un personaje harto curioso, aun para su tiempo, que tantos y tan extraordinarios produjo.

"El caballero del milagro", le llama, en una comedia del siglo XIX, Luis de Eguílaz, por parecer quasi milagrosa su supervivencia en numerosas ocasiones.
Fue en 1601, poco antes de cumplir los treinta años, cuando empezó a viajar y a actuar con grupos de cómicos. 

En 1603 se casó con Ana de Arceo y se deduce que debió fallecer en 1635, porque, a partir de ese año cuando ella aparece ya como viuda.

Sin embargo, desorienta el hecho de que, el último documento firmado por él, data de 1618; se trata de una solicitud de confirmación de “hidalguía”, lo que nos lleva a recordar otra de las contrariedades o infortunios, de los que habla E. Cotarelo. Su obra, El buen repúblico, publicada en Salamanca, en 1611, fue prohibida por la Inquisición, porque parecía creer demasiado en la astrología, pero, fundamentalmente, porque el autor resultó sospechoso de origen judío.

El “Viaje”, como veremos en la última parte, se convirtió en fuente de inspiración para muchos grandes de la Literatura Universal, por ejemplo:

Paul Scarron: Le roman comique. La novela cómica
Téophile Gautier: Captain Fracasse. El capitán Fracaso. 
Calderón de la Barca: La vida es sueño. 
Gerhart Hauptmann: Schluck und Jau. Schluck y Jau
William Shakespeare: The Taming of the Shrew (prólogo). La Fierecilla Domada.
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Dicho esto -bien poco, por otra parte, para una mente tan ingeniosa-, volvemos a nuestro Viaje Entretenido, del que todavía quedan muchas descripciones y curiosidades, recordando que nos quedamos a las puertas de Toledo, y, siempre, prescindiendo de la mayor parte de las “Loas”, que, aun cuando constituyen la especialidad del autor, no son precisamente la parte más entretenida de la obra, que, no obstante, está accesible en su totalidad, en las Bibliotecas, Nacional y Virtual Cervantes.

BNE-BDH

RAMÍREZ.- ¡Ay, Toledo mío! ¿Qué es posible que te veo? Nunca entendí que este deseo se me cumpliera, según lo deseaba.

TOLEDO

RÍOS.- Oído he decir que es este lugar de los muy antiguos de España.

SOLANO.- Lo que yo he leído de la muy noble e imperial ciudad de Toledo es que fue poblada quinientos años pocos más o menos, antes del nacimiento de nuestro Señor y Redentor Jesucristo, y que fueron sus fundadores Tolemón y Bruto, capitanes romanos, de los cuales se llamó Toledo, y de esto hacen mención Estrabón y Plinio.

RAMÍREZ.- Una de las cosas más notables que hay en esta ciudad es el templo de Santa María, que es, como ya sabéis, la iglesia mayor, la cual edificaron el santo rey de Don Fernando, que ganó a Sevilla, y Don Rodrigo, arzobispo de Toledo.

Catedral de Santa María

RÍOS.- Entre muchas reliquias que tiene nuestra santa iglesia está el cuerpo de San Eugenio, primer arzobispo de este lugar.

Capilla de San Eugenio

ROJAS.- También se honra mucho con el cuerpo de Santa Leocadia, y un libro que tiene escrito de la mano de San Juan Evangelista, que daba un rey a Guadalajara por él y no se le quisieron dar.

Arca de Santa Leocadia

RÍOS.- ¿Qué mayor grandeza, si bien se mira, que aquel altar donde el bienaventurado San Ildefonso, arzobispo de esta gran ciudad, se vio revestido de una casulla traída del cielo por mano de Nuestra Señora la madre de Dios, la cual está ahora en la iglesia de San Salvador de Oviedo, entre otras que de España allí se recogieron al tiempo que entraron los moros en ella? Y este gran misterio está puesto de bulto de alabastro en una capilla pequeña, de su santa iglesia, la cual tiene por armas este gran milagro. 

La casulla de San Ildefonso en San Salvador, Oviedo

Pues si miráis el oro y plata, perlas y piedras preciosas que tiene en el Sagrario, es proceder en infinito, pues tiene unas ajorcas de oro, que son de Nuestra Señora, que costaron catorce mil ducados de hechura, y una mitra, que dejó un arzobispo, que vale más de ochenta mil ducados. Esto sin las muchas casullas que tiene de sedas y brocados; y dicen que del primero oro que vino de las Indias se hizo parte de la custodia de esta iglesia, la cual tiene, sin otras muchas cosas que no digo, setecientas y cincuenta vidrieras de varios colores.

La Custodia

RAMÍREZ.- Pues si queremos tratar de la ciudad, cosa milagrosa los edificios, recreaciones y antigüedades que tiene, pues vemos que se manda por cuatro puertas principales, y la más frecuentada de ellas es la que sale a la puente de Alcántara, la cual es la más rara y artificiosa de cuantas hay en España y aun en gran parte del mundo. Porque es, como sabéis, de un solo ojo, muy alta y de gran firmeza porque está fabricada toda de cal y canto.

ROJAS.- Rasis, escritor, coronista de los árabes, celebra mucho esta puente y dice él mismo que fue hecha en tiempo de Mahomet Helimen, que fue hijo del rey Habdarratiman, en la de los árabes, de doscientos y cuarenta y cuatro.

SOLANO.- También tiene otra puente sobre el río Tajo, de dos ojos, que llaman de San Martín, labrada con tanta excelencia, que es tenida por una de las buenas de España. De ésta dicen algunos que la hicieron de nuevo los reyes godos teniendo su corte en Toledo, el cual cerca Tajo más de las dos tercias partes de él; y lo que no cerca está muy fortalecido de dos fuertes murallas en que hay ciento y cincuenta torres. Y tiene un campo llano, que se llama la Vega, la cual es muy apacible, y donde salen a recrearse las ninfas de este lugar en todos tiempos, porque en invierno tiene sol y en verano frescura. Sin esto, aquel Alcázar tan fuerte y suntuoso que casi compite con el cielo.

El Puente de Alcántara, óleo de Aureliano de Beruete

Puente de San Martín. Litografía de una obra de Pérez Villaamil. 1850

RAMÍREZ.- Y aquel artificio que sube el agua desde Tajo a lo más alto de la ciudad, ¿no es cosa increíble y que causa notable admiración que suba por más de quinientos codos de altura?

SOLANO.- Obra es la más insigne y de mayor ingenio de cuantas de su género sabemos que hay en el mundo, cuyo inventor fue Juanelo Turriano, natural de Cremona, en Lombardía, que por sola esta obra mereció igual gloria con aquel Arquímedes de Siracusa o con el otro Arquitas, tarentino, que fue tan gran matemático que hizo volar una paloma de madera por toda una ciudad. Y vemos que sola la invención de su maderaje de este artificio tiene más de doscientos carros de madera delgada, que sustentan encima más de quinientos quintales de latón y más de mil y seiscientos cántaros de agua.

Civitates Orbis Terrarum, grabado de Georg Hoefnagel (1566), publicado en 1598, en Alemania. La inclusión de las palabras, El Ingenio, en castellano, demuestra que ya era así conocido en Europa. 

ROJAS.- Obra fue, por cierto, ingeniosísima y digna de eterna alabanza.
RÍOS.- Pues sin esto, tiene esta ciudad otra grandeza, no menor que las que habemos dicho, y es que en el reino de Toledo tienen sus estados muchos señores de las casas más antiguas y más calificadas de España, como son el marqués de Villena y duque de Escalona, el duque de Maqueda, marqués de Montemayor, conde de Orgaz, conde de Fuensalida, conde de Casarrubios, conde de Arcos, marqués de Malpica, conde de Malagón y el mariscal de Eobes, sin otros señores particulares que tienen mucha renta y no son títulos, aunque pudieran serio. Pues sin esto tiene hombres de grande ingenio, y sino miradlo en nuestro oficio, que los famosos autores que le han ilustrado y puesto en el punto que ahora vemos han sido todos naturales de Toledo, de donde se arguye que produce este lugar personas de peregrinos entendimientos y hábiles para todo género de artes ingeniosas y de habilidad, pues dejando aparte los antiguos que fueron Lope de Rueda, Bautista, Juan Correa, Herrera y Navarro, que aunque éstos dieron principio a las comedias, no con tanta perfección como los que ahora sabemos y hemos conocido, y que empezaron a hacerlas costosas de trajes y galas, como son Cisneros, Velázquez, Tomás de la Fuente, Angulo. Alcocer, Gabriel de la Torre y yo que también lo soy. Pues representantes los mejores que ha habido en nuestro oficio también han sido de Toledo; si no, díganlo Ramírez y Solano, Nobles, Navarrico, Quirós, Miguel Ruiz, Marcos Ramírez, Loyola y otros muchos que no me acuerdo. 

ROJAS.- El rato que hemos traído ha sido de tanto gusto, que no se me han hecho estas cuatro leguas un paso, y pues que ya estamos no más de una de Toledo, quiero entretenerla con deciros una loa que dije aquí cuando estuve con Villegas, que pareció bien con grandísimo extremo, por ser la traza nueva y la novedad peregrina, y dice de esta manera:

Piedras, bronces, chapiteles, pirámides, coliseos,
obeliscos y colosos, móviles y paralelos,
rafes, techumbre, arquitrabes, pentágonos y cruceros,
bien sé que sólo me entienden no más de los arquitectos.

Dioptra, tímpano, limbo, aranaes, pínolas, globos,
almicantarad, numitos, coluros y meteoros,
pleyadas, Arturo, norte, Vía láctea, signos, polos:
bien sé que sólo me entienden aquéllos que son astrólogos.

Laurel blanco, gramonilla, flor salvaje e higueruela,
aceites para la cara, de jazmín, limón, violeta,
de azufaifas, de estoraque, de altramuces y de arvejas,
cabezas de codornices, los granos de aquella hierba,
piedra del nido del águila lengua de víbora fiera,
aguja marina y soga baba morisca y la tela
del caballo y la criatura, sesos de asno y flor de hiedra:
bien sé que sólo me entienden no más de las hechiceras.

Sacres, petajes, trabucos, morteruelos, falconetes,
escurribandas, cortinas, tijeras, espaldas, frente,
peñas, guardas, casamatas, culebrinas y mosquetes; 
ma foy, monsieur, si voules, je port un brave capitene,
qui vou donara un cheval, tout asteur que vou voudrés,
argen, cuiraza, pistola, samordia, alón, amené,
à diner à mon meson vitement, & tout insieme:
ya entenderán lo que digo los soldados y franceses.

El guro está en el verdoso, avizorad el antano,
polinches y lobatones, poleos y chupagranos,
que las marquisas godeñas, las guimarras del cercado,
entruchan cualquier resuello y entrevan todo reclamo,
de mondruchos, brechadores, floraineros, y lagartos:
ya entenderán lo que digo los del germánico trato.

Contumelia y puspusura, argonauta y cicatriza,
regomello y dinguindaina, cazpotea y sinfonía,
magalania y sinfuntunia, zogomella y ciparisa:
esta lengua entiende Ríos y otros que echan bernardinas.

¡Hola!, si viene el platero dirás que no estoy en casa.
y al mercader di que acuda que no tengo ahora blanca.
Cierto, señor, que quisiera hacer lo que se me manda,
mas no faltarán mujeres a vuesa merced de gracia.
Lo otro, en la vecindad estoy en muy buena fama,
y yo no querría perderla por quien se me ha de ir mañana.
¡Hola!, ha pasado don Diego, corre y dile a doña Juana
que venga a hacerme merced, que ya son las once dadas.
Por mi fe que estoy corrida, que tengo una convidada
y no se halló qué comer esta mañana en la plaza.
Una olluela tengo ahí,         y no sé qué zarandajas,
que aún el pan no me han traído»: ya me entenderán las damas.

¿No sabéis de qué me espanto? ¿Cómo estos farsantes pueden,
haciendo tanto como hacen, tener la fama que tienen?
Porque no hay negro en España, ni esclavo en Argel se vende,
que no tenga mejor vida que un farsante, si se advierte.
El esclavo que es esclavo quiero que trabaje siempre,
por la mañana y la tarde; pero por la noche, duerme.
No tiene a quien contentar, sino a un amo o dos que tiene,
y haciendo lo que le mandan ya cumple con lo que debe.
Pero estos representantes, antes que Dios amanece,
escribiendo y estudiando desde las cinco a las nueve,
y de las nueve a las doce se están ensayando siempre;
comen, vanse a la comedia y salen de allí a las siete.
Y cuando han de descansar,   los llaman el presidente,
los oidores, los alcaldes, los fiscales, los regentes,
y a todos van a servir, a cualquier hora que quieren.
¿Que es eso aire?; yo me admiro cómo es posible que pueden
estudiar toda su vida y andar caminando siempre,
pues no hay trabajo en el mundo que puede igualarse a éste.
Con el agua, con el sol, con el aire, con la nieve,
con el frío, con el hielo y comer y pagar fletes;
sufrir tantas necedades, oír tantos pareceres,
contentar a tantos gustos y dar gusto a tantas gentes.

Ya me han entendido todos; gracias a Dios que me entienden,
y pues ya me han entendido hombres, niños y mujeres,
astrólogos, arquitectos, viejas, damas y franceses,
hechiceras y soldados y todas las demás gentes,
murmuren, hablen y rían de todos los que salieren:
del uno porque salió, del otro porque se entre.
Ríanse de la comedia, digan que es impertinente,
malos versos, mala traza, que es la música aleve,
los entremeses malditos, los que los hacen crueles;
ansí Dios les dé salud, mucha vida y muchos bienes,
tengan contento en su casa, el estado y honra aumente,
dé a las doncellas maridos y a las casadas placeres,
a las viudas hombres viudos, ricos, galanes, alegres,
a las viejas pan y vino, y tras todos estos bienes,
una tos que los ahogue, una mujer que los pele
y una sarnaza perruna que les dure ochenta meses.

RÍOS.- La loa es buena, de mucho gusto y entretenimiento, por la variedad de las cosas que tiene, que eso es sin duda lo que más agrada.

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Libro III

RÍOS, RAMÍREZ, Solano, Rojas

SOLANO.- Humo, gotera y mujer parlera, dicen que echan al hombre de su casa; pero deseo saber qué nos echa a nosotros tan presto de nuestra tierra; pues ayer acabamos la fiesta del Corpus de ella y hoy nos ponemos en camino para Valladolid.

RÍOS.- Lo que me saca de Toledo con tanta brevedad son tres cosas: gusto, interés y fuerza; pato, ganso y ansarón, que tres cosas suenan y una son. Gusto de representar en la Corte, por la mucha merced que en ella se me hace: que quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija; e interés por el grande que se me sigue: porque más da el duro que el desnudo; y fuerza porque me han enviado a llamar que esté en la Corte para veinte de éste: y donde hay fuerza, piérdese derecho.

RAMÍREZ.- Achaques al viernes por no le ayunar. Pues lo que decís de ganancia, de mayor es las octavas de Toledo que todo lo que se puede ganar en Valladolid en este tiempo.

RÍOS.- Para la Corte no hay ninguno malo y más habiendo un autor solo.

SOLANO.- Señor, quien gasta y miente, su bolsa lo siente. Ése es vuestro gusto, como habéis dicho, y supuesto eso, yo callo y lo demás remito al tiempo.

RAMÍREZ.- Muy bien dice Solano; pero dejemos esto, y pues en el viaje pasado tratamos de algunas grandezas de Toledo, no se nos pase en blanco lo que no es de menos consideración que todas que es de este famoso río Tajo.

ROJAS.- Lo que cerca de él os podré decir es que en cuanto al nombre que tiene de Tajo, le tomó de Tago, que fue rey de España; y Plinio dice de este río ser preferido a otros muchos, ansí por sus aguas como por las arenas de oro que en él encierra, y por estas como por otras muchas causas ha sido ordinariamente tan celebrado de los poetas y escritores antiguos.

RÍOS.- Luego, ¿de veras decís que son sus arenas de oro?

ROJAS.- Es sin duda.

RÍOS.- Yo entendí que era por encarecimiento.

ROJAS.- De él dice Juvenal, encareciendo su riqueza: «No tengas en tanto todo el oro que se halla en el río Tajo». Y fuera de esto le llama aurífero, porque cría en sus arenas, como he dicho, mucho oro.

SOLANO.- No sólo me parece a mí que cría oro, pero que todo él es de cristal. Pues vemos pone los rostros más tersos que plata muy fina y acendrada, siendo estimada para esto en toda España su agua cristalina, la cual, si se vendiera, le pudieran con razón llamar río de plata, según el interés que diera y la plata que de él se sacara.

RAMÍREZ.- ¿De dónde nace este río?

ROJAS.- De unas montañas muy altas del reino de Aragón, cerca de una ciudad que llaman Albarracín. Aunque a unos he oído decir que nace en las sierras de Molina, y a otros en las sierras de Cuenca, muy cerca de la raya de Aragón; el cual entra en la mar media legua más abajo de la ciudad de Lisboa.

RÍOS.- Orillas de este río, cerca de la huerta del rey, vi los días pasados una mujer de muy buen talle, buena cara y hermosísimos dientes.

ROJAS.- Bastaba eso para que fuese hermosa.

RÍOS.- La cual me dijo que era portuguesa; supe su casa y hame regalado mientras hemos estado en Toledo con muchas cajas de dulce que Ramírez, como enfermo, ha participado de algunas.

RAMÍREZ.- Y aun después acá me duelen las muelas de manera que no puedo sosegar.

RÍOS.- Yo os prometo que me duele a mí este diente que reviento de dolor de él.

SOLANO.- Cualquiera cosa dulce es muy dañosa para la dentadura.

ROJAS.- Cerca de eso hice yo una loa que tiene hartos remedios para ella.

RÍOS.- Decidla; podría ser nos aprovechásemos de alguno.

SOLANO.- ¿No la oiremos?

LA DENTADURA
ROJAS.- Dice así:

No sé si mi buena suerte, discretísimo senado,
o el fin de mis desventuras que ha llegado en breves plazos,
me llevó a misa ha seis días al monasterio sagrado,

en ella vi una mujer, vi un ángel en cuerpo humano,
que por ser ángel del cielo estaba en lugar tan santo.
Llamóme, llegué y oíla,         Dios sabe si más temblando
que la sentencia de muerte escucha algún condenado.

Mandé marchar mi firmeza y fuela el amor guiando,

Con aquesta prevención legó el general Mandando,
y el capitán Obediencia,         que es un soldado gallardo,
el alférez Humildad con el sargento Cuidado,
y el cabo de escuadras Gusto que es de mil escuadras cabo.
Llegué al fin, y dijo: «Rey, ansí viva muchos años,
que me diga cómo tiene         aquesos dientes tan blancos.
Diga con qué se los limpia, y para que valgan algo,
¿han de ser chicos o grandes, menudos, juntos o ralos?
Respóndame por su vida, que estos míos me han loado,
y no acabo de entender         si son buenos o son malos.
Ansí hiciera Dios los míos porque pudiera igualarlos
con los de vuesa merced,        que son más que perlas blancos»,
la respondí medio muerto, y ella, sacando una mano,
se echó el manto sobre el rostro, y sobre el cielo un nublado.
Levantóse y dijo: «Basta; pues dicen que es cortesano,
haga lo que le he pedido». Repliqué: «Obedezco y callo».
Fuese y dejóme, y ayer         me avisó con un criado
que hoy en la farsa estaría en un aposento bajo;
que en la loa le dijese         lo que me había preguntado,

Recogíme, escrebí un poco, y lo más que he alcanzado
cerca de aqueste propósito diré aquí, si digo algo.
Dientes, colmillos y muelas, blancura, cuenta y tamaño
que tendrán quiero decir, con avisos necesarios.
Ha de haber treinta y dos piezas, diez y seis en cada lado,
cuatro dientes, dos colmillos y dos muelas que llamamos
colmillares, y ocho simples, doce arriba y doce abajo,
y por todos treinta y dos, ansí en bajo como en alto.
El ancho, largo y color         será de un mismo tamaño,
la dentadura por orden,         los dientes algo más largos
que las muelas y colmillos, muy poca cosa apartados,
blancos, delgados, menudos,         firmes y bien encarnados;
los colmillos puntiagudos, rollizos, recios y blancos,
y las encías delgadas,         que esté el diente muy pegado
a ellas, y éstas macizas, enjutas, color rosado;
los dientes serán un poco más salidos los más altos,
de manera que, cerrada         la boca, cubran los bajos,
y las muelas que parezcan de una pieza entrambos lados.
Digo, pues, que para ser buena dentadura, es llano
que tendrán los que aquí he dicho y es aquesto lo ordinario.
Enseña naturaleza         que estas muelas que tratamos
son para sólo mascar y ansí las dio asiento llano;
para morder, los colmillos, recios y agudos un tanto,
y para bien parecer y bien hablar, dientes blancos.
A aquestos suelen venir         por momentos muchos daños
nacidos de corrimientos, fístolas, flemón salado,
apostemas, pudrimientos de algunos dientes gastados,
dolor, movimiento, toba, limosidad, olor malo,
neguijón, deminución,         y otros males que no trato,

Para que la dentadura         esté limpia todo el año
y se conserve en un ser, lo siguiente es necesario:
lo primero que han de hacer,         luego que hayan despertado,
es enjugar las encías         con un paño muy delgado;
luego inmediate tras esto, después de ya levantados,
enjuagarse bien la boca         con agua fría en verano,
y para que temple el frío, en invierno, de la mano,
porque el agua es santa cosa y éste un remedio acertado
que refresca las encías,         templa el calor demasiado,

y ansimismo el vino aguado,
después de comida o cena,         es bueno para enjuagarlos.

Los mondadientes que se usan son tan diversos y tantos,
que unos los traen de biznaga, tea, enebro y otros palos,
de nogal, salce, lentisco, malvarisco, hinojo, y damos
en traer de plata y oro,         que esto es malo de ordinario;
y lo mejor que es de todo, y que más fácil hallamos
y podríamos traer,         es una pluma de ganso:
pues no tiene calidad contraria, es recio y delgado,
y limpia entre diente y diente mejor, y es mucho más sano
que los demás que aquí he dicho y de que muchos usamos,
corta la toba mejor         y éste ha de ser romo y blando.

Digo también que a los dientes es dañosísimo y malo
lavarse con lejías fuertes los cabellos, ni enrubiarlos,
ponerse afeite en los rostros, comer dulce, leche, rábanos,
berzas, repollos, cebollas, queso, cuajada, pescado,
y cualquier cosa flemosa, esto cuando es de ordinario

Comer canteros de pan         muy duros es reprobado;
hacer fuerza con los dientes es de hombres insensatos.
Roer huesos, comer nervios, beber tras lo frío cálido
ni tras lo cálido frío es dañoso, y acertado
comer un poco de pan         antes de esto; y aquí paro
con decir, señora mía,         que no sé más de este caso.

Esto he dicho de experiencia y de haberlo ejercitado;
vuesa merced me perdone, que yo holgara saber algo
cerca de aqueste propósito que es el que se me ha mandado;
mas reciba mi deseo de servirla, que es tan alto,
que donde yo acabo, empieza, señores, a suplicaros
perdonéis mi atrevimiento, que ya conozco que os canso
con necedades prolijas,         con fabulosos engaños,
con disparates forzosos         y con versos mal limados.
Mas todo tiene disculpa         con ser yo vuestro criado
y tan honrado mi celo de serviros y agradaros.

RÍOS.- La loa es buena, y para conservar uno la dentadura, no ha menester sino aprenderla y guardar todo lo que dice con puntualidad.

ROJAS.- Los dientes ni quieren mucho descuido ni demasiado cuidado: que tan malo es lo uno como lo otro.

SOLANO.- En llegando a Valladolid me habéis de dar un traslado de esta loa, porque, dejado aparte que es de mucho gusto, me quiero aprovechar de algún remedio para limpiarme los dientes, aunque los tengo tan malos que me parece imposible que yo venga a tener en mi vida buena dentadura.

ROJAS.- De ella se dicen tantas cosas, y tan extrañas, que no fácilmente se puede dar crédito a ellas, aunque de las que vemos cada día, les podremos dar alguno. Yo he oído decir que a una mujer le faltó su regla y se le cayó toda la dentadura, y a los ochenta años le volvió su costumbre y a nacer los dientes. Y ansimismo de otra que en cada año los mudaba, y que otras los han mudado dos veces en la vida.

RÍOS.- Una persona de mucha autoridad y crédito me dijo que a una abuela y tía suya le habían salido a cada una de estas señoras dos dientes delanteros, de edad de ochenta años, y otros que de treinta años arriba se han sacado dientes y muelas y les han vuelto a nacer.

RAMÍREZ.- Una cosa harto extraña me dijeron a mí de un hombre que nunca le nacieron dientes ni aun encías donde pudiesen nacer, sino que los labios venían y comenzaban donde habían de nacer los dientes.

ROJAS.- Pues una persona (de no menos crédito y autoridad que las pasadas) me dijo le había dicho un juez que en un lugar de las Alpujarras, estando él allí en una comisión, vio un hombre y conoció, con cabellos blancos y sin dientes, y que volvió al mismo lugar de ahí a doce años, donde halló aquel hombre con cabellos negros y dientes.

RAMÍREZ.- Parece que quiso Naturaleza verificar aquel dicho, que los muy viejos son dos veces niño que dice Aristóteles, que a los ochenta años tornan a renacer los dientes.

SOLANO.- De un caballero me dijeron a mí en Sevilla personas que le vieron en Indias, que los dientes de arriba eran todos una pieza y los de abajo otra, sin hacer división ni señal de dientes.

RAMÍREZ.- Yo conocí una doncella en Toledo que se metió monja de edad de veinte y cinco años, y de achaque de tener un aposento recién labrado y húmedo, dicen que se le cayó toda la dentadura y después le tornó a nacer.

RÍOS.- Pues yo vi por mis ojos un colmillo a una mujer, y me dijo la misma que le había mudado cinco veces.

SOLANO.- En el año de mil y quinientos y sesenta y seis, oí decir a mi padre que trajeron a Madrid una muela que se halló en Argel en una sepultura de un gigante, que pesó más de dos libras y tenía cuatro dedos de ancho; y otros dicen que era pedazo de quijada, y por gran maravilla la llevaron a palacio.

RAMÍREZ.- Yo conocí un religioso que le nacieron las muelas cordales de edad de más de cincuenta años.

RÍOS.- Sucesos son que parecen increíbles.

MADRID

RAMÍREZ.- ¿No es Madrid aquel que se divisa?

RÍOS.- ¿Quién puede ser sino el mejor lugar que tiene España?; y cuando dijera el mundo, no hiciera a ninguno agravio.

RAMÍREZ.- Participa Madrid, entre otras muchas cosas, de un cielo muy claro, que así por esto, como por ser los aires que por ella corren muy delgados, es el lugar más sano que conocemos.

SOLANO.- ¿Sabéis cómo se llamó aquesta villa antiguamente?

ROJAS.- Según dice una corónica, fue su nombre antiguo Mantua Carpetanorum, la cual dicen fundó un hijo de Tiberino (esto toca a la ciudad de Mantua de Italia), rey de los latinos, y la llamó de este nombre de Mantua, por memoria de su madre, que se llamó Manto, y el sobrenombre Carpetana se le dio por estar en los pueblos Carpetanos. Y después dicen algunos que se llamó Ursaria.

RÍOS.- Querer tratar de su grandeza, templos, suntuosidad y edificios, es cansarnos; sólo digo que no hay rincón en Madrid donde no se puede volver los ojos con extraño gusto, por haber en él tanto que mirar. Fuera de esto, es el lugar más venturoso y de mejor estrella de cuantos cubre el cielo.

SOLANO.- ¿De qué manera?

RÍOS.- Porque no hallaréis en el mundo nación, por remota que sea (aunque nunca la haya visto si no es de oídas), que no le quiera bien, desee bien, diga de él bien y le pese entrañablemente de su mal.

RAMÍREZ.- Verdaderamente que tenéis razón: que hasta hoy no he visto hombre ni mujer, natural ni extraño, que no le alabe.

RÍOS.- Todo lo merece, y pues nos es tan claro su merecimiento y le viene tan de atrás, quédese su alabanza en silencio mientras estuviere puesto en olvido.

ROJAS.- Cerca del silencio os quiero decir una loa, que sin duda entiendo que es la mejor que hasta ahora he dicho ni hecho.

SOLANO.- Siendo loa, será para nosotros de mucho gusto.

Silencio, de Gloria Abellán Romero. Murcia

EL SILENCIO

[ROJAS]

No salgo a pedir que callen, no a pedir silencio vengo,
que ya no se halla en España, ni en los más remotos reinos.

¡Ay, silencio de mi alma, quédese aquesto en silencio,
que yo callaré verdades bien a costa de mi pecho!
Murió el silencio, ya en fin; ya en fin, el silencio es muerto:
envidiosos le mataron; ¿que a quién no matarán ellos?
Crédito, fortuna, amor, trabajos, desdichas, celos,
oro, bien, necesidad, discordia, maldades, miedo,
mundo, temor, cielo y tierra, mujeres, máquinas, tiempo,
envidia, discretos, pobres, casados, ricos y necios:
todos éstos le mataron, y aquesto sé por muy cierto,
y si queréis saber cómo estadme un poquito atentos.

Cuando en descanso apacible, en grave y profundo sueño,
en el silencio y aplauso de la muda noche en medio,
los humanos dan reposo a los miserables cuerpos,
cual si el licor de la Estigia o el agua del río Leteo,
les hubiera ruciado ojos, sienes y cerebros;
cuando al fin descansan todos y yo solo, triste, peno,
por medio de una ancha calle vi venir un bulto negro,
y entre un susurrar confuso algunos suspiros tiernos.

Detuve el paso, paréme, harto temeroso el pecho,
inquieto el corazón, erizados los cabellos.
Ya que estuvieron más cerca, vi cuatro enlutados cuerpos
con grillos y con cadenas, todos cargados de hierro.
Llevaban cuatro mordazas y al mísero son funesto,
mil tristezas, mil gemidos, ansias, congoja y lamentos.
Sustentaban en los hombros una ancha tabla o madero
traída del sacro Gárgano, sin duda para este efecto.

Iba de diez mil heridas un hombre pasado el pecho,
y en cada herida una lengua y a un lado aqueste letrero:
Éstas me dieron la vida y aquestas lenguas me han muerto.

No pude saber quién era, y deseando saberlo
lleguéme más, y en la boca         llevaba escritos dos versos: 
Aquí yace mi ventura y aquí dio fin el silencio.
De una novedad tan grande         quedé admirado y suspenso,
y por saber lo que fuese quise ver el fin postrero.
Fueron saliendo hacia el campo, y al fin me salí tras ellos,

sobre una nativa piedra pusieron el triste cuerpo,
y encima de él muchos ramos, colocasia y nardo bello,
sagrado mirto y laurel, y acanto florido en medio,
y con yesca y pedernal otros encendiendo fuegos,
donde aplicaban olores quemando incienso sabeo,
al fin le dieron sepulcro; y después de todo aquesto,
ocho funerales hachas sobre el sepulcro pusieron.

No pude esperar a más, porque ya iba amaneciendo,
y el ánimo no era tanto que no le venciera el miedo.
Yéndome, pues, a mi casa, vi llevar algunos presos,
por indicios de esta muerte condenados a tormento.

Vi que la justicia andaba grande información haciendo,
por saber quién le mató y nunca se ha descubierto.
Esto está en aqueste estado; todos me tengan silencio,
porque al primero que hablare he de decir que le ha muerto.

RAMÍREZ.- ¡Qué breve aplicación y qué buena!

RÍOS.- Cierto que me ha contentado con grande extremo el discurso de ella.

LAS MALAS LENGUAS

RAMÍREZ.- Ahora venid acá, Solano; decidme qué es cosa y cosa que no es juez y juzga, no es letrado y arma pleitos, no es verdugo y afrenta, no es sastre y corta de vestir, y es todo esto y no es nada de esto, y si no hace nada goza del cielo y si todo lo hace le lleva el diablo.

SOLANO.- ¿Qué es, en efecto?

RAMÍREZ.- La mala lengua. Porque sin ser juez juzga las vidas ajenas; sin ser letrado arma pleitos con todos sus vecinos; sin ser inquisidor quema aquél y al otro, y sin ser verdugo afrenta a todos, llamando bellacos a unos y cornudos a otros; y sin ser sastre corta de vestir a todo un lugar; y ya se ve que es todo esto y que no es nada de esto, y que si no lo hace gana el cielo, y si todo lo hace se le lleva el diablo.

RÍOS.- No es malo este enigma para una loa.

RAMÍREZ.- No sabéis lo que me espanta que haya remedios y defensivos para el rejalgar [veneno], de triaca y unicornio, y que el veneno del maldiciente sea sin remedio y mate sin que se le halle defensivo.

ROJAS.- Dice Salomón que el callado tiene la lengua en el corazón y el maldiciente el corazón en la lengua.

SOLANO.- El que a semejantes descubriese su secreto, paréceme que en esa hora se vendía por su esclavo.

RAMÍREZ.- El hombre callado (que es lo mismo que decir discreto) por muchos casos de fortuna siempre está en pie; pero el hablador (que es decir necio), en el menor que tropiece da de ojos.

ROJAS.- Jenofonte el Filósofo decía que tenía lástima al hablador encumbrado y envidia al callado abatido.

RÍOS.- Nigidio, Sanocracio, Ovidio y otros escribieron muchos libros del remedio de saber querer pero no de saber callar.

SEGOVIA


Pero porque parece llegamos ya a la ciudad de Segovia, dejémoslo para otro día, y trátese de otra cosa esta legua y media que nos queda, pues ya la chirriadora Progne, con sus últimos acentos, se recoge a abrigar sus recién puestos huevos y comienza la lóbrega y obscura noche a cubrir con su manto la tierra.

 [?].- Bien cerca estamos de la ciudad de Segovia.

SOLANO.- ¿No es cosa peregrina las muchas rajas y paños que se labran en ella? ¡Y qué buenos todos!

RÍOS.- Es ansí; pero otras cosas tiene de grandísima alabanza, como son la casa de la moneda, alcázar y fortaleza, que es de las mejores, más vistosas y fuertes que hay en el reino.

RAMÍREZ.- Y aquel bosque que está metido en aquel valle, con tantas arboledas y aguas, lleno de jabalíes, corzos, gamos y todo género de animales, ansí de aves como fieras, ¿no es cosa que admira?

ROJAS.- Pues si se trata de su antigüedad, de las más antiguas es de España. Pues según dice una corónica, fue fundada por los celtiberios españoles, y poblada por el rey Hispán, de quien España tomó nombre, aunque hay algunos que quieren que esta ciudad sea la que Ptolomeo llamó Segoncia en los pueblos arevacos. Entre los grandes edificios que hay en ella, así fuertes como principales, hay una puente de piedra por la cual viene el agua a la ciudad, que dicen fue hecha por mandado del emperador Trajano, la cual tiene, como ya habéis visto, muchos arcos sobre arcos, y es sin género de mezcla de cal, yeso, ni otra materia alguna.

RAMÍREZ.- La sala de las armas, que está en el Alcázar, ¿no es notable? ¿Y aquélla donde están pintados los retratos de todos los reyes y príncipes de España, imitando las efigies, figuras y edad que cada uno tenía cuando murió?

SOLANO.- Sin eso tiene muchos monasterios, y muy buenos, y entre ellos el del Parral, que es de Jerónimos, y el de Santa Cruz la Real, de Dominicos, y aquella iglesia que se está labrando de Nuestra Señora de la Fuencisla, que hace tantos milagros cada día.

ROJAS.- Muchas cosas se pudieran decir en alabanza de esta gran ciudad, porque sin duda entiendo que es donde más limosnas se hacen de todas cuantas hay en Castilla ni en mucha parte de España, y esto puedo decir como testigo de vista que lo vi y supe el tiempo que estuve aquí con Ríos, ahora tres años, que fue cuando hice aquella loa en alabanza de la A.

RÍOS.- Bien me acuerdo de ella.

SOLANO.- Yo no la he oído y gustaré de oírla.

ROJAS.- Pues escuchadla.

Yo, entendiendo parecerme a uno de estos que se emplean en cosas tan levantadas, quise alabar esta letra, que es A, por ser de mi nombre, mejor por ser la primera que todas las que le siguen, pues todas vienen tras ésta.

LA LETRA A

Digo, pues, que Dios se llama en griego y en lengua hebrea, Alfa et o y Adonaí, y Agnus Dei en cielo y tierra. Los ángeles que crió son las criaturas primeras; donde Dios baja es altar y ara donde se recrea.

El primero signo es Aries y Acuario el postrero llega; también Apolo es el cuarto de todos siete planetas, y los ejes de aquel cielo, que esta máquina sustentan, llaman Ártico y Antártico, y astros llaman las estrellas. De todos cuatro elementos los tres se nombran con ésta: aire y agua, y en el texto se nombra árida a la tierra. 

Crió Dios al primer hombre, que fue Adán, y aqueste peca; diole ánima, albedrío; hizo en un árbol la ofensa, restauróle amor divino, fue Anunciación medianera, trájola el ángel, diciendo: Ave María, gratia plena. Ancilla Domini, dio la Virgen por su respuesta; su madre se llamó Ana, Aula Virginalis ella.

El primer mártir fue Abel; patriarca Abrahán era; primer pontífice Aaron; Amós y Albacuc profetas. En un arca salvó Dios sus escogidos en tierra, a sus apóstoles hizo vice dioses en su ausencia. La primer ciudad cristiana fue Antioquía la primera; Ambrosio y Agustino son doctores de la Iglesia. 

Tres partes del mundo son Asia, África y América; y si extendemos la vista por árboles, plantas, hierbas, veremos almoradux, alhelíes, azucenas, achicoria, acelgas, ajos, ajonjolí, alcaravea, anís, arrayán, ajenjos, azahar, alpiste, avena, amapolas, albahaca, alfalfas, apio, alhucema, ambrosía, acanto y amomo, ajonje, amaro y adelfas; los árboles, avellanas, albaricoques, almendras, aceitunas, alcaparras, azufaifa, amacenas, alcarchofas, algarrobas, sin otras muchas sin éstas. 

Es el águila caudal de todas las aves reina; la más libre es el azor, el alcón la más ligera; de animales, el armiño más bello y casto en limpieza; el más fuerte es el abada, el áspid más en fiereza, el más pequeño, arador; el más dulce es el abeja, el más ponzoñoso, araña y más el asno en nobleza.

Los primeros navegantes; Argonautas, y Argo era la primera nave que hubo, y lo que la nao gobierna son aguja, y astrolabio; tienen árboles por fuerza, y con áncoras y amarras aquestas naves se aferran. Éstas han menester armas, arcos, astas, y en troneras, arcabuces, alabardas, y si faltaran rodelas, alfanjes, adarga, arnés, ardid, ánimo y alteza. Son Atenas y Alcalá depósito de las ciencias.

Fue Alejandro rey del mundo, Augusto, señor de Grecia, Antioco, rey de Egipto, Ariadna, reina en Creta, Asaraco, rey de Troya, Ascanio, el hijo de Eneas, el mejor pintor, Apeles; Arquímedes, Avicena, Anaxágoras y Aristes, inventores de las ciencias, de éstos príncipe Aristóteles, y Ariosto de poetas. 

Alpes y Apeninos, montes son los que ellos más celebran, y porque se vea más claro el valor de aquesta letra, sólo al mudo se le entiende a, a, a de todas ellas, y entre todas las demás, no pronuncian más de aquesta.

Principales instrumentos que nuestra vida sustentan, han sido aguijón y azada, aguijada, arado y reja. Son los mejores pescados que el mar en su seno encierra, albur, acedia y atún, aguja, arañas y almejas. De las Indias orientales vienen alfombras de seda, ámbar, algalia y almizcle, anime, algodón, alheña, alabastros, amatistas, sin otras preciosas piedras, aljofares, abanillos, para estas señoras reinas.

Ellas dicen: alma, amigo, amor, déme una agujeta, arivique, argentería, alfileres y arandelas, albayalde y alcanfor, arrebol y arrebolera, azafrán para la toca, arina para la artesa, almidón para las mangas, azúcar para la lengua, alcohol para los ojos, alumbre para las muelas,
anillos para los dedos, arillos a las orejas.

Lo que ha menester mi autor auditorio en la comedia, ayuntamiento, aparatos, atención, aplauso, alteza, auxilio y autoridad, argentum et aurum etiam.

RAMÍREZ.- No he visto yo ninguna de alabanza de letra en romance como ésta, sino en prosa o verso castellano.

RÍOS.- Mucho me holgara que dijérades una en alabanza de Valladolid.

ROJAS.- Es tan ordinario esto de empezar alabando los lugares, que tengo por mejor la que llevamos. Lo uno por ser novedad, y lo otro por huir de lo que dicen todos.

SOLANO.- Harto había que decir en su alabanza, porque es la ciudad más noble y principal de toda Castilla. La cual, según he oído, se llamó en otro tiempo Pincia, y Ptolomeo la pone en la región de los pueblos Vaceos, de donde se colige, si así es, su mucha antigüedad.

RÍOS.- ¿Pues cómo se vino a llamar Valladolid?

SOLANO.- De un moro, que fue señor de ella, que se llamó Olith, y por estar fundada en un valle que antes había, se llamó Valladolid.

RAMÍREZ.- Mañana pienso ver su plaza con el favor de Dios.

RÍOS.- Ésa es la mejor que yo he visto en España.

ROJAS.- ¿Pues qué tiene? Que yo, como no he estado en ella, no la he visto.

RAMÍREZ.- Es tan grande, y está hecha con tanto nivel, que no discrepa una cosa de otra cosa ninguna.

ROJAS.- No viniera mal para esa ciudad una loa que yo hice muchos días ha.

RÍOS.- Decilda; podrá ser que la estudie y empiece con ella.

ROJAS.- No sé si será a propósito; pero si os contentare, fácil será de enmendar.

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