martes, 23 de febrero de 2021

Tres Eugenias en la historia: Isabel Clara Eugenia ● Eugenia de Montijo ● Victoria Eugenia

El nombre de origen griego, Ευγενής (evyenís), Ευγενήα (evyenía), ευγενικός (evyenikós); gentileza, nobleza, cortesía, etc., pasó al santoral en la figura del Eugenio, Obispo de Toledo.

Existe una leyenda, que no deja de ser curiosa, sobre la vida y reliquias, que sitúa a San Eugenio en el siglo I, como discípulo de san Pablo y de Dionisio Areopagita -Saint-Denis-, escrita a mediados del siglo IX por un autor anónimo, probablemente el presbítero del santuario de Deuil donde, según la leyenda, se conservaban los restos de San Eugenio. Hay dos versiones del mismo relato. La más extensa se conserva en manuscritos de las bibliotecas de Bruselas, La Haya y París. 

En cuanto a sus retratos, todos imaginarios, naturalmente, de los que se creía el más seguro, el que hizo El Greco, conservado en la sacristía del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, se trata, en realidad, de San Ildefonso.

Escribió Menéndez Pelayo, sobre el talante realista de quien se llamaba a sí mismo misellus Eugenius, acerca del hecho de que se quejara, por escrito y muy enfadado, de la incomodidad del calor veraniego, de forma, verdaderamente curiosa:

En esta época se ensaña la mosca y la cucaracha negra como la pez, y el mosquito mordaz y la maloliente chinche, y punza el cuerpo la pulga, acostumbrada a pasarse las noches en vela. Aparta, Dios mío, estos monstruos de quien te invoca; aleja de mí la enfermedad y dame la paz para que pueda pasar las noches en plácido sueño.

Versus de aestate, XXX.

También se lamentaba de las duras molestias causadas por la vejez, pero del mismo modo se alegraba oyendo el canto de un ruiseñor:

Tu voz, ruiseñor, incita a cantar canciones; / por ello mi lengua rústica de ti canta alabanzas. / Tu voz, ruiseñor, en el canto a las cítaras vence / y con tus admirables melodías aventajas a los músicos vientos. / Tu voz, ruiseñor, expulsa lejos la simiente de las cuitas / y con tus blandos sones recrea el corazón angustiado. [...] 

Cedan su puesto, por mi juicio, el cisne y la charlatana golondrina, / y cédalo también a ti el loro de eximia boca. / Jamás ave ninguna imitará tus cantos, / pues dulce miel de tu gorjeo fluye. / Entona, pues, con tu vibrante lengua tus trémulos susurros / y con tu garganta suave modula el fluido canto. / Ofrece grato sustento a los oídos solícitos./

No quiero que te calles, no quiero que te calles.

Carmen philomelaicum

Eugenio murió el año 657 en Toledo y fue sepultado en la basílica de Santa Leocadia de la misma ciudad.

San Eugenio predicando. Bayeu, en el Claustro de la Catedral de Toledo

Pues bien, tres Eugenias hay, relacionadas con España en la Historia europea:

Isabel Clara Eugenia, La hija mayor de Felipe II, fue Gobernadora de los Países Bajos por derecho propio.

Eugenia de Montijo, fue emperatriz consorte de Francia, con Napoleón III, en Francia.

Victoria Eugenia de Battenberg, fue reina consorte de España, con Alfonso XIII de Borbón.

Isabel Clara Eugenia de Austria, nacida en Valsaín, Segovia, el 12 de agosto de 1566, fue la primera hija de Felipe II, rey de España y de su tercera esposa, Isabel de Valois —hija, a su vez, del rey de Francia, Enrique II y de Catalina de Médicis—. Por decisión de su padre, fue soberana y gobernadora de los Países Bajos (1598-1621) (1621-1633).

Su tío, medio hermano de Felipe II, don Juan de Austria fue su padrino de bautismo en el cual recibió los tres nombres, que explicó el agustino Fray Enrique Flórez: “el primero por la madre -Isabel de Valois-, el segundo por el día del nacimiento -Santa Clara, entonces, celebrado el 12 de agosto-, y el tercero por devoción a S. Eugenio cuyo cuerpo había trasladado a Toledo, el rey –Felipe II-, el año anterior, desde San Dionisio de París, (Exactamente, el 4 de noviembre de 1565. Este acto procedería de la leyenda citada, según la cual, sería Saint Denis o Dionisio Areopagita quien nombró obispo de Toledo a San Eugenio.) a cuyo logro contribuyó mucho la interposición de nuestra reina -Isabel de Valois- como hermana que era del rey de Francia”.

Isabel Clara Eugenia y su hermana Catalina Micaela, 1570. Sánchez Coello. Royal Collection.

Ella y su hermana, Catalina Micaela, fueron inseparables. Sólo un año después del nacimiento de Catalina Micaela, había muerto su madre, Isabel de Valois, por lo que el cuidado y la educación de las niñas fue confiado a Juana, la hermana de Felipe II

Juana de Austria, 1560, de Sofonisba Anguissola

Catalina (¿o Isabel?), con un tití: S. Anguissola, 1573. Col. R. Wals. Londres

El tití común (Callithrix jacchus). -Wikifaunia-.

Isabel Clara Eugenia vivió la mayor parte de su vida con su padre. Era una mujer discreta, culta e inteligente, que colaboró mucho con el rey, al que ayudaba revisando y traduciendo documentos, siendo, además, muy querida por él. Felipe le legó la gobernación de Flandes, donde ella intentaría restablecer una difícil paz, junto a su esposo el Archiduque Alberto de Austria. 

El mismo año que murió la reina Isabel de Valois, 1568, moría también don Carlos, el único hijo varón del rey y su primera esposa, María Manuela de Portugal, por lo que Felipe II hubo de plantearse un nuevo matrimonio, en espera de otro hijo varón.

Felipe II y su segunda esposa, María I Tudor, reyes de Inglaterra. Hans Eworth (c.1520 –1574?). 1568, Woburn Abbey, Bedfordshire, R.U.

Felipe II, que había estado casado, en segundas nupcias, con su tía, María Tudor -Isabel de Valois, fue la tercera esposa-, eligió en esta ocasión, a una sobrina, Ana, hija de su hermana, la entonces emperatriz María, casada con Maximiliano de Austria.

María de Austria y su hija Ana

Ana de Austria tuvo, con Felipe II, cinco hijos, de los que sólo sobrevivió el que sería rey como Felipe III. Ella murió en 1580 tras el nacimiento de su última hija María, que sólo llegó a vivir tres años. Para entonces, Felipe II se había trasladado a Portugal, recientemente sometido por el duque de Alba y Álvaro de Bazán.

Felipe II había viajado a Portugal con ocasión de la crisis producida en 1580, tras la muerte, sin herederos del rey Sebastián I, en 1578 y de su sucesor, Enrique I, a principios de 1580. Las cortes portuguesas debían optar entre varios pretendientes al trono, pero antes de que tomaran una decisión al respecto, Felipe II se anticipó, y amparándose en sus derechos, ordenó la invasión militar del país. Antonio, Prior de Crato, se autoproclamó rey, pero sus débiles tropas fueron superadas por el ejército español en la Batalla de Alcántara (1580), y al año siguiente Felipe II fue reconocido como rey de Portugal.

Esto dio paso a un periodo en el que Portugal y los demás reinos hispánicos compartieron el mismo rey en una unión dinástica, aeque principaliter/igualmente importantes, que se prolongó hasta 1640, año en que empezó guerra de separación de Portugal.

Pero en 1580 todavía estaba el rey en Badajoz, donde la corte se asentó brevemente antes de la invasión sobre Lisboa, y allí murió su cuarta y última esposa, Ana de Austria, ocho meses después de dar a luz a su última hija; María. Ana de Austria. Al parecer, la causa fue una gripe epidémica, que previamente contrajo Felipe II, al que Ana, precisamente había ido a visitar, cuando se supo que se hallaba en estado crítico. Al final, Felipe se recuperó, pero Ana falleció.

En principio, fue enterrada en el Real Monasterio de Santa Ana de Badajoz, donde permaneció hasta su traslado al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, si bien, parte de sus restos permanecieron en el monasterio de Santa Ana, bajo el coro. Felipe II no volvió a casarse.

Tras el avance triunfal de Alba y Bazán, sobre Lisboa, Felipe fue proclamado rey de Portugal el 12 de septiembre de 1580 como Felipe I de Portugal y jurado por las Cortes reunidas en Tomar, el 15 de abril de 1581.

Isabel Clara Eugenia, que desde el principio había asumido el cuidado de la Casa Real, así como de sus dos hermanos Catalana Micaela y Felipe, siguió haciéndolo tras la muerte de la reina. El rey volvió en 1583, e Isabel permaneció a su lado y se ocupó del joven heredero. 

Catalina abandonó España dos años después, al casarse con el Duque de Saboya, yendo ambos a vivir en Turín. 

Isabel y Catalina llevan al heredero, Felipe -III-, junto a su padre.

El 18 de marzo de 1585 Catalina se casó en Zaragoza, con Carlos Manuel I duque de Saboya. Después de las celebraciones habituales, el nuevo matrimonio viajó a Barcelona en compañía de Felipe II, y allí se embarcaron rumbo a los Estados del duque en Italia. Se dice que, cuando la nave soltó amarras, el rey se dirigió rápidamente a un campanario, pensando que desde allí divisaría la partida con más facilidad, pero cuando llegó, el navío ya se perdía en el horizonte. Padre e hija no volvieron a verse nunca más. Catalina tuvo diez hijos, de cuyos nacimientos y otras noticias, su padre era puntualmente informado a través de las numerosas cartas que ella le escribía, pero no llegó a conocerlos.

Catalina Micaela murió en 1597 a los treinta años, a causa de un alumbramiento. Se cree que, el dolor causado por su pérdida, aceleró el fallecimiento de su padre.

El duque de Saboya y Catalina Micaela con cuatro de sus hijos. Sánchez Coello

El 2 de agosto de 1589 moría asesinado el rey Enrique III de Francia, dejando una situación que indujo a Felipe II a reclamar su corona para Isabel Clara Eugenia, como sobrina del fallecido; Enrique III era hermano de Isabel de Valois y no tenía descendientes. Pero también la pretendía Enrique IV de Borbón. Además de que en Francia regía la Ley Sálica, Isabel de Valois había renunciado a sus derechos cuando se casó con Felipe II, de modo que, las pretensiones del monarca español en estas circunstancias, provocaron el hecho de que católicos y hugonotes se unieran por una vez, frente a la posibilidad de ser gobernados por un soberano extranjero. En consecuencia, Enrique IV de Borbón ascendió al trono después de aceptar su conversión al catolicismo; –París bien vale la Misa- (1), a la vez que las terribles Guerras de Religión llegaron a su fin.

/1) Interpreto así la expresión -que siempre fue dudosa-, porque entonces llamaban “la Messe” y “la Prêche” a la fe católica y protestante o hugonote, respectivamente, lo que daría sentido a la frase, no referida a una Misa, sino a la conversión de Henri IV a “La Messe”, al catolicismo.

Felipe II trataba, como hemos dicho, los asuntos de estado, con Isabel Clara Eugenia, que le ayudaba y traducía documentos, por lo que resultaba habitual verla en los Consejos o debatiendo con su padre sobre cuestiones políticas. 

Pocos meses antes de morir, Felipe acordó el matrimonio de Isabel Clara Eugenia con su primo, el Archiduque Alberto de Austria –también nieto de Carlos I-, a cuyo efecto, otorgó a su hija los Países Bajos Españoles y el Ducado de Borgoña, que ambos gobernarían. Con ello se proponía, quizás, terminar con la insurrección de aquellas Tierras Bajas, que había provocado la terrible Guerra de los Ochenta Años. 

Pero Felipe II no llegó a ver la boda -celebrada el 18 de abril de 1599-, pues murió, tras una prolongada agonía, el día 13 de septiembre de 1598, sin que Isabel se separara de su cabecera, hasta que los médicos se lo ordenaron. 

Francisco Jover y Casanova, 1854. Últimos momentos del rey Felipe II de España (1527-1598), que aparece bendiciendo a su hijo, el futuro rey Felipe III de España, y en presencia de la infanta Isabel Clara Eugenia. MNP, dep. en Palacio del Senado. Madrid

Así pues, tras la muerte de su padre, Isabel Clara Eugenia se embarcó con destino a los Países Bajos españoles, cuyo gobierno iba a asumir por deseo del fallecido monarca, que ya en 1576 había firmado la Pacificación de Gante, que resultó en la división de aquel territorio; permaneciendo el sur católico, relativamente fiel al imperio español, por la llamada Unión de Arrás (5.2.1579), mientras que el norte calvinista se había constituido como la Unión de Utrecht (23.1.1579), esta última reconocida definitivamente por la Paz de Westfalia, en 1648.

El Archiduque Alberto falleció en 1621, sin haber tenido hijos, por lo que los Países Bajos, perdiendo su aparente independencia, debían volver al poder de la Corona española. Isabel Clara Eugenia siguió viviendo allí como gobernadora el resto de su vida, a pesar del estallido de diversas batallas, que se saldaron con diversa fortuna para unos y otros contendientes.

Mejor o peor comprendida, Isabel nunca abandonó el proyecto de autonomía para los Países Bajos.

Alberto e Isabel de Austria, de Otto Van Been

Isabel Clara Eugenia falleció en Bruselas el día 1 de diciembre de 1633 conservando el respeto de aquellos que habían sido sus súbditos durante algún tiempo. 

Los Archiduques Alberto e Isabel visitan la Colección de Pierre Roose. Walters Art Museum, en Mount Vernon-Belvedere, Baltimore, Maryland, USA

El papel de Albert e Isabella como mecenas de las artes se muestra claramente en esta pintura. El enorme jarrón de la izquierda, de Jan Brueghel, el más destacado pintor de flores flamenco, muestra un gran girasol. Procedente de Sudamérica, el girasol podía llegar a medir más de 4 metros y giraba hacia el sol. Llegó a Europa a mediados del siglo XVI, siendo considerado como una bella rareza del Nuevo Mundo en los tratados de Botánica. Fue conocido por sus representaciones pictóricas y utilizado como un símbolo de nobleza, antes que como planta natural. En la presente obra, en lugar de girar hacia el sol, mira a Alberto e Isabel, mostrando que, del mismo modo, las artes crecen y florecen gracias a la luz de dos buenos gobernantes.


Pedro Pablo Rubens y Jan Brueghel el Viejo: Los Archiduques Alberto e Isabel de Austria. 1615 MNP.

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El Museo del Prado conserva varias pinturas relativas a la estancia de Isabel Clara Eugenia y Alberto de Austria en los Países Bajos. 

“La Infanta Isabel Clara Eugenia, en el Parque de Mariemont”. Jan Brueghel El Viejo. Bruselas, 1568-Amberes, 1625, y Joost de Momper. Amberes, 1564-1635. Museo del Prado. No expuesto.

Dentro del conjunto de pinturas que decoraron la Torre de la Reina del Alcázar de Madrid, lugar donde colgó esta obra, había varias de temática paisajística. Unas retrataban las andanzas de los archiduques en las inmediaciones de sus palacios y residencias y otros mostraban costumbres y acontecimientos de las gentes de Flandes en el siglo XVII. Las primeras contaban con cuatro ejemplos que mostraban a los archiduques en diferentes actividades.

En este caso en concreto vemos los amplios jardines del palacio de Mariemont, al sur de Bruselas. Los archiduques aparecen rodeados de damas y niños de la corte con unos perrillos mientras que en la parte derecha de la composición vemos gamos, animales perseguidos en las jornadas de caza. La obra parece representar la cacería, una actividad muy frecuentada por los miembros de la corte y que la archiduquesa practicaba, pero desde un punto de vista tranquilo, con perros que no son utilizados en cacerías y con los gamos descansando. A diferencia de otra obra de los mismos autores y que formaba parte del mismo conjunto que ésta, Excursión Campestre de Isabel Clara Eugenia (P1428), en esta obra no vemos el palacio, pero sí se muestra parte de sus jardines. 

El entusiasmo y el gusto de la archiduquesa por la vida en el campo se deja sentir en la correspondencia con el duque de Lerma, como en la carta escrita el 30 de octubre de 1605 donde le dice: "a todos nos da la vida el exercicio y el andar al campo", y el 29 de mayo de 1609, desde su residencia de verano en Mariemont le cuenta: "nos hemos venido a esta casilla a gozar del campo, que esta lindísimo (...). En fin, la vida en el campo es la mejor de todas".

Esta obra se considera colaboración entre Jan Brueghel el Viejo, que habría realizado las figuras, y Joost de Momper, autor del paisaje. No es este un caso aislado de colaboración entre estos dos artistas, por estos mismos años realizaron juntos obras como Mercado y Lavadero en Flandes (P1443) y La vida en el campo (P1440). A pesar de ver de nuevo una gama cromática fría que recuerda a la tradición paisajística del siglo anterior, lo cierto es que existe una armonía en las tonalidades que unifica el paisaje con el horizonte y el cielo de una manera natural.

Esta pintura formaba parte de un conjunto llegado desde Flandes para decorar la Torre de la Reina del Alcázar de Madrid. La primera referencia documental de este grupo de 26 obras aparece en el inventario del Alcázar de 1636, donde se mencionan 25 de ellas en la "Pieza grande antes de el dormitorio de su magd. que es donde cena en el quarto bajo de verano" y la otra, una guirnalda de flores y angelotes de F. Snyders, Jan Brueghel el viejo y el taller de Rubens en la "Pieza donde su magd. duerme en el quarto bajo de verano". En este inventario se dice, tras enumerarlas, que fueron las "que se trajeron de Flandes a la reina nra. Sa y estaban colgadas en la torre nueva de su quarto alto y su magd. el Rei nro. Sr. las mandó poner aquí". Así las pinturas fueron trasladadas de su ubicación original a otros dos nuevos emplazamientos sin que sepamos ni el motivo ni la fecha.

Del origen del conjunto llegado desde Flandes poco se sabe más allá de un documento citado por Pedro de Madrazo en su Viaje Artístico de 1884 (pg.110) el que se habla de un pago en 1623 autorizado por la reina, Isabel de Borbón, de unas obras llegadas de Flandes para decorar sus aposentos. Así pues desconocemos de donde pudo venir esta comisión, si fue la reina quien encargó estas obras, el rey o si la idea vino de Flandes pasando por la archiduquesa Isabel Clara Eugenia. Lo que si parece cierto es que no se trata de un encargo cerrado a un pintor, sino más bien un conjunto de obras de diferentes artistas flamencos enviados para decorar la mencionada Torre, después de las remodelaciones llevadas a cabo allí por Juan Gómez de Mora.

(Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado (enero, 2015).




Los Archiduques Isabel Clara Eugenia y Alberto en el Palacio de Tervuren en Bruselas. Hacia 1621. Óleo sobre lienzo, 126 x 153 cm. Depósito en otra institución. MNP

A diferencia de otras obras de este conjunto como son La infanta Isabel Clara Eugenia en el parque de Mariemont (anterior) (P1429) y Excursión campestre de Isabel Clara Eugenia (siguiente) (P1428) donde los jardines y las actividades allí desarrolladas tenían todo el protagonismo, en esta obra el palacio es el importante. En este caso se trata de la residencia de caza de los archiduques, el Palacio de Tervuren, en Bruselas. Esta pintura tiene una gran importancia documental al ser la obra que mejor muestra este palacio, destruido en un incendio en 1633. 

Jan Brueghel el Viejo, ya había retratado este lugar en otras dos obras suyas en colaboración con Rubens; el Retrato del archiduque Alberto con el castillo de Tervuren (P1683) y en la Alegoría del Gusto (P1397) si bien en estas dos aparece en segundo término y muy lejano. A diferencia de los cuadros anteriores, en esta, la presencia de las figuras parece meramente anecdótica, mientras que el palacio ocupa todo el plano del fondo y llama la atención del espectador. En el primer plano vemos a los archiduques y diferentes personajes como un cortejo de paseo sin apenas llamar la atención.





Excursión campestre de Isabel Clara Eugenia. Jan Brueghel El Viejo. Bruselas, 1568-Amberes, 1625, y Joost de Momper. Amberes, 1564-1635. Primer cuarto del siglo XVII. Museo del Prado. No expuesto.

La obra muestra a la archiduquesa en los jardines de su palacio de verano, Mariemont, al sur de Bruselas. En primer término aparecen diferentes personajes segando heno y cargándolo en un carro, con Isabel Clara Eugenia participando de la actividad. Al fondo se extienden los grandes jardines del palacio, que vemos en la esquina superior derecha de la composición. 

Estas obras muestran a la corte realizando actividades propias del campesinado, como una alegoría del gusto por la vida en el campo. 

(Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado (enero, 2015).



Mariemont en el retrato de Isabel Clara Eugenia, en 1615

Mariemont, en “La Excursión”. MNP

El palacio de Mariemont, fue destruido, en 1794, por la ocupación francesa. Había pertenecido a María de Hungría:

María de Hungría/Austria. Hija de Juana I y Felipe I, Archiduquesa de Austria

Tía de Felipe II, gran bibliófila y coleccionista de arte y ya viuda de Luis II de Hungría, abandonó los Países Bajos y su gobernación para volver a España, donde nunca había estado anteriormente, para acompañar a su hermano, Carlos I, y su hermana Leonor, a su vez, viuda de Francisco I de Francia, cuando el monarca decidió retirarse a Yuste. María murió en Cigales, Valladolid, el 21 de octubre de 1558 -un mes después que Carlos I.

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Isabel Clara Eugenia -en hábito de viuda con el cordón franciscano-, 1625. Rubens. Norton Simon Museum, Pasadena, USA

-El Archiduque Alberto había fallecido en 1621-.

Autógrafo de Isabel Clara Eugenia

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Continúa en:

domingo, 14 de febrero de 2021

FEIJOO, MAYANS y CAMPOMANES • UN ENTORNO ILUSTRADO

Fr. Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro

Grabado de José Vázquez del dibujo de José Maea para: Retratos de españoles Ilustres, 1791. "Monje Benedictino extirpador de las preocupaciones y errores vulgares. Real Imprenta de Madrid"

“Yo, ciudadano libre de la República de las Letras”.

Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro. Nació en el Pazo de Casdemiro, en Pereiro de Aguiar, provincia de Orense, el 8 de octubre de 1676 y falleció en Oviedo, el 26 de septiembre de 1764. Procedía de familia hidalga del linaje de los Feijoo. Sus padres eran Antonio Feijoo Montenegro Sanjurjo y María de Puga Sandoval Novoa Feijoo.

El Pazo de Casdemiro. Concello de Pereiro de Aguiar

Fue Ensayista y Polígrafo, y profeso en la Orden de San Benito.

Hizo su primer aprendizaje en el Real Colegio de San Esteban de Ribas de Sil, en el municipio de Nogueira de Ramuín y, en 1688, a los doce años, ya ingresó en la Orden Benedictina, en el monasterio de San Julián de Samos, cuyo abad era Anselmo de la Peña, que, posteriormente, sería Obispo de Otranto, en Nápoles.

Al ingresar en la Orden, y a causa del obligado voto de pobreza, tuvo que renunciar al mayorazgo de su casa y desde entonces, se dedicó al estudio. Fue "Maestro general" en la Orden, e impartió clases en varios lugares, entre Galicia, León y Salamanca, donde él mismo había estudiado. Finalmente, obtuvo, por oposición, la Cátedra de Teología en la Universidad de Oviedo, ciudad en la que pasó el resto de su vida, a partir de 1709.

Se dedicó por completo, al estudio, la enseñanza, y la redacción de sus obras, que, frecuentemente tuvo que defender –a pesar de gozar de numerosos admiradores-, desde que, en 1726, se publicó el primer tomo de su Teatro Crítico Universal. Aun así, sus principales obras, además del citado Teatro Crítico y las Cartas eruditas y curiosas, fueron, posiblemente, las más impresas y leídas en la España del siglo XVIII.

Dejó también una copiosa correspondencia mantenida con eruditos y científicos, algunos, de su orden, como fray Martín Sarmiento, y con sabios y escritores de toda España, Europa y América.

Yo, ciudadano libre de la República de las Letras, -proclamaba-, ni esclavo de Aristóteles ni aliado de sus enemigos, escucharé siempre con preferencia a toda autoridad privada lo que me dictaren la experiencia y la razón.

"Lo que sobra y falta en Physica"

en: Teatro Crítico Universal, tomo VII, discurso 13.

En los últimos años de su vida sufrió de sordera, además de desarrollar una grave pérdida de movilidad, que le obligaba a desplazarse en silla de ruedas. Falleció a los ochenta y siete años, y fue enterrado en la iglesia de Santa María de la Corte, en Oviedo.

Fue socio numerario de la Sociedad Económica de Sevilla; Fernando VI le nombró Consejero Real, e incluso, Carlos III le regaló un ejemplar de Las antigüedades de Herculano

Delle antichità di Ercolano. Tomo primo. - Le pitture antiche d'Ercolano e contorni incise con qualche spiegazione. - Napoli: nella Regia Stamperia, 1757.

Se puede considerar a Feijoo como introductor del “Ensayo” en la literatura española, además de ser, con Gregorio Mayans, uno de los más reconocidos componentes de la Primera Ilustración española. Más recientemente, en su tesis “Aspectos médicos en la obra del Maestro Fray B. Jerónimo Feijoo”, el médico Amalio Rodríguez Telenti (1927-1982), demostró la dedicación de Feijoo a los estudios médicos, hasta entonces, desconocida.

Gregorio Mayans y Siscar, buril. Madrid, Biblioteca Nacional de España

En 1725, y hasta 1840, se publicaron sus obras como colecciones de opúsculos, a los que él llamaba “discursos”, en el sentido de discurrir, es decir, disertar libremente, en definitiva, algo que podríamos denominar “ensayos”, que resultaron muy polémicos, a causa de la inexistencia de una libertad de pensamiento propiamente dicha. Se trata de ocho volúmenes que contienen 118 Discursos, más un suplemento del “Teatro crítico universal”, teniendo en cuenta, en este caso, que el término “teatro”, es entendido como “panorama” o visión general de conjunto. 

Las tituladas “Cartas eruditas y curiosas”, son 166 ensayos, más cortos, que aparecieron entre 1742 y 1760. 

“Esto se debe entender con la reserva de no introducirme jamás a juez en aquellas cuestiones que se ventilan entre varias escuelas [...] Para escribir en el idioma nativo no se ha menester más razón que no tener alguna para hacer lo contrario. No niego que hay verdades que deben ocultarse al vulgo, cuya flaqueza más peligra tal vez en la noticia que en la ignorancia; pero ésas ni en latín deben salir al público, pues harto vulgo hay entre los que entienden este idioma y fácilmente pasan de estos a los que no saben más que el castellano. [...].” “. La grandeza del discurso está en penetrar y persuadir las verdades; la habilidad más baja del ingenio es enredar a otros con sofisterías.”

A todo esto, habría que añadir, como su nombre indica, las tituladas “Adiciones” que Feijoo publicó en 1783. Su numerosa correspondencia privada, sigue inédita. 

Los asuntos que trata, son muy diversos, pero en todos ellos destaca su deseo de acabar con la superstición y el incansable intento de erradicar los que denominaba “errores comunes”; una tarea que se propuso llevar a cabo con su mejor empeño, tal como lo intentaron otros escritores, como el filósofo, jurista y periodista Christian Thomasius (1655-1728), en Alemania, y el escritor de temas científicos, médicos y bíblicos, Thomas Browne, en Inglaterra:

Christian Thomas o Thomasius. Leipzig, 1 de enero de 1655 - Halle, 23 de septiembre de 1728, Filósofo, Jurisconsulto y Periodista alemán de la Aufklärung /Ilustración.

Lady Dorothy Browne, nacida Mileham y Sir Thomas Browne. De Joan Carlile. NPG

Pedro Rodríguez de Campomanes (1723-1802), Ministro de Hacienda con Carlos III, fue el principal biógrafo de Feijoo y promotor de la publicación de sus Obras Completas en varios volúmenes, tras la muerte del autor, en 1765.

El hecho de que Feijoo se denominara a sí mismo "ciudadano libre de la república de las letras", como hemos visto más arriba, no significa que no sometiera todos sus juicios a la ortodoxia católica, pero ello no apagaba su ilimitada curiosidad. 

Su estilo es muy sencillo y atractivo, sin alardes de ingenio ni rebuscamientos, cuyo único defecto, si se puede calificar así, es el hecho de que a veces empleara -la sensación es que lo hacía involuntariamente-, pocos, pero notorios galicismos. 

Por lo demás, procuraba actualizarse continuamente, en cuanto se publicaba en Europa, sobre todo, en lo relativo a ciencias experimentales y humanas, que, después analizaba y divulgaba en sus ensayos.

En Filosofía, prefería el empirismo de Francis Bacon, cuyo “Novum Organum”, de 1620, era, por así decirlo, su libro de cabecera.

Francis Bacon: Novum Organum Scientiarum

“Muchos viajarán y se incrementará el conocimiento”. 

Leiden, Holanda: en la tienda de Wyngaerden y Moiardum, 1645.

Feijoo se definió a sí mismo, en diferentes ocasiones, como "ecléctico" o "escéptico mitigado", refiriéndose a su firme voluntad de no asumir, y, menos aún, ofrecer, conclusiones que pudieran resultar erróneas, infundadas, personales, o, peor aún, engañosas.

Entre los autores que más cita, y que están en el centro de su pensamiento, además de Francis Bacon, hay que citar a figuras como John Newton, Pierre Gassendi, Emmanuel Maignan, René Descartes, Nicolás Malebranche, Robert Boyle, John Locke, mas las tituladas Mémoires de Trévoux y los diccionarios de Pierre Bayle y Louis Moréri, todos los cuales exigen un repaso siquiera sea muy breve, por su singularidad, y por el hecho de que sus obras contribuyeron a formar, en gran parte, el pensamiento de Feijoo. Con ellos se conforma una idea global, muy próxima y aclaratoria  de la base de sus reflexiones.

John Newton, creador del himno “AMAZING GRACE”

John Newton. Wapping, 4.8.1725 – 21.12.1807. Desde su juventud, sirviendo en la Royal Navy, fue traficante de esclavos, actividad en la que, según parece, se distinguió empleando una crueldad inhumana, de la que, –tras sufrir los azotes de un mortífero temporal, en cuyo transcurso, aterrorizado, y temiendo perder la vida, pidió la ayuda de Dios- se arrepintió. Poco después, se hizo pastor protestante, como clérigo anglicano. 

Escribió muchos himnos, entre los que Amazing Grace, mundialmente conocido todavía en la actualidad, se ha cantado en la mayor parte de las iglesias protestantes, hasta que fue adoptado por la Iglesia católica, con alguna modificación de los versos originales.

A pesar -o, quizás, como consecuencia-, de su pasado negrero, Newton se convirtió en un destacado abolicionista, que luchó para erradicar el comercio de esclavos en Inglaterra, fundando al efecto una importante sociedad de activistas cristianos, que provocó gran rechazo y numerosos ataques, además de que se referían a su organización, despectivamente, como la Secta de Clapham.

William Wilberforce. Líder de la campaña británica para la abolición del comercio de esclavos.

Aquella Secta de Clapham era, de hecho, un grupo de destacados activistas cristianos que, entre 1790 a 1830, promovieron la abolición de la esclavitud en el Imperio Británico y fomentaron la obra misionera.

La denominación -Secta de Clapham-, como hemos dicho provenía de sus enemigos esclavistas, que, además llamaban despectivamente "Santos" a sus componentes. El grupo se radicó en la iglesia de John Venn, rector de Clapham, al sur de Londres, y entre sus miembros se contaban, además de William Wilberforce, Henry Thornton, James Stephen, Zachary Macaulay –uno de los fundadores de la Universidad de Londres-, Granville Sharp, músico; Thomas Clarkson y otros, entre ellos, un grupo importante en Cambridge, encabezado por Isaac Milner –matemático, inventor y presidente del Queens' College de Cambridge-, y, por último, Charles Simeon.

Además, en las proximidades de Bristol, vivía la escritora, Hannah More, gran simpatizante de la actividad del grupo, que animó al doctor Samuel Johnson, a unirse también a la lucha abolicionista.

Hannah More y Samuel Johnson

Hannah More *2 de febrero de 1745 + 7 de septiembre de 1833. Fue escritora y filántropa, especializada en temas religiosos, y muy reconocida por su actividad dentro del selecto círculo de Johnson, Reynolds y Garrick, por sus obras y prácticas filantrópicas.

Samuel Johnson: *Lichfield, Staffordshire, 18 de septiembre de 1709 +Londres, 13 de diciembre de 1784, es uno de los grandes representantes de la literatura inglesa, como poeta, ensayista, biógrafo, lexicógrafo, y, además, considerado por muchos como el mejor crítico literario de su época, además de poseer un gran talento como prosista.

Por otra parte, muchos de los citados abolicionistas eran miembros del Parlamento, donde también lucharon por la reforma de las prisiones; por la prohibición del trabajo infantil; la prevención del maltrato y la suspensión de las leyes sobre juegos de azar y lotería. Apoyaron varias sociedades misioneras y bíblicas, financiaron las escuelas de Hannah More y publicaron el periódico, The Christian Observer.


El grupo lo componían, fundamentalmente, anglicanos acaudalados, políticamente conservadores, que apelaban a la conciencia de las clases pudientes y, de hecho, el movimiento fue en gran medida responsable de la abolición del tráfico y la posesión de esclavos en Inglaterra.

Pierre Gassendi, *Champtercier, Provenza; 22 de enero de 1592 + París, 24 de octubre de 1655. Sacerdote católico, Filósofo, Astrónomo y Matemático.

Pierre Gassendi procedía de familia humilde, pero destacó pronto por su capacidad y empeño. A los dieciséis años enseñaba Retórica en el Colegio de Digne y seis años después se convertía en director de ese mismo centro. A los veinticuatro se ordenó sacerdote y obtuvo, por concurso las cátedras de Teología y Filosofía en la universidad de Aix-en-Provence. Fue profesor de Matemáticas en el Collège Royal poseía una erudición muy extensa en autores clásicos y modernos. Sobre él, escribió Leibniz: “Encuentro en Gassendi un saber grande y extenso, muy versado en la lectura de los antiguos y todo género de erudición”.

Convencido de los beneficios morales de la vida ascética, siempre fue abstemio y vegetariano, si bien ello no le evitó que la falta de salud fuera una constante en su vida.

En sus Disertaciones en forma de paradojas contra los aristotélicos, Gassendi declaró que el pensamiento aristotélico presentado por los pensadores escolásticos se alejaba mucho de las ideas que, originalmente defendía el propio Aristóteles en su Ética a Nicómaco. También les reprochaba que tomaran y citaran al filósofo como un "dios intocable, fuente de verdades incontestables"; de haber dado demasiada importancia al Órganon y a la Metafísica y haber prescindido de los textos relativos a la historia natural; y aún, de haberlo tomado como un todo completo sin tener en cuenta las contradicciones o los múltiples puntos de vista que se expresan en toda su obra. Con una ironía que, al parecer, era característica en él, Gassendi declaró que los aristotélicos “prefieren equivocarse con Aristóteles a tener razón con los otros”.

Fue, por lo mismo, muy crítico con el cartesianismo; aunque mantuvo correspondencia con Descartes, le acusó de cometer errores, mostrándole diversas objeciones a algunas ideas, como su teoría de la máquina animal. Para él el animal posee una “alma pequeña”, o, al menos, “no tan grande como la de los hombres”.

Al parecer, las diferencias entre Gassendi y Descartes, pudieron originarse tras la publicación por parte de este último de Los meteoros, obra en la que presentaba algunos descubrimientos del Gassendi, sin citarlo. Al parecer, fue a partir de entonces, cuando la crítica del sacerdote a Descartes pasó a un nivel de claro enfrentamiento. A propósito de las Meditaciones metafísicas, Gassendi señaló que tan numerosas "sandeces" habían tenido que costar mucho esfuerzo a su autor, acerca del cual se preguntaba cómo se había atrevido a "soltar tantos sueños y quimeras". También tuvieron disputas de carácter teórico, sobre temas referidos al vacío, los átomos, o la existencia de los cuatro elementos.

Anticipándose a la tesis que más tarde defendería Kant, Gassendi sostenía que “el conocimiento de Dios [y] la demostración de su existencia, son en sí certezas imposibles de obtener con ayuda de la mera razón”, algo que iba contra la demostración de la existencia de Dios, tal como la argumentaba Descartes.

En 1624 publicó, sin firma, en Grenoble, Disertaciones en forma de paradojas contra los aristotélicos, que era una especie de balance del conjunto de sus enseñanzas hasta aquel momento. Tomando, igual que Descartes, el escepticismo como método, Gassendi trató de adelantarse a otras publicaciones no autorizadas sobre su pensamiento. 

Sorprendentemente, tras el fallecimiento de René Descartes, Cristina de Suecia llamó a su Corte a Gassendi, pero él rechazó la invitación.

Gassendi falleció el 24 de octubre de 1655 en París, en casa de Habert de Montmort –precisamente, un seguidor entusiasta de Descartes-, que lo alojó en su casa durante sus tres últimos años. 

A lo largo de su vida, había mantenido una extensa correspondencia, con destinatarios tan dispares como el Dominico Tommaso Campanella, autor de “La Ciudad del Sol”. El Astrónomo Johannes Kepler, del cual un biógrafo contemporáneo, aseguró, tras haber admirado sus hallazgos, que lamentaba que un hombre de su sabiduría, en la última etapa de su vida, padeciese demencia senil, porque afirmó que "las mareas venían motivadas por la atracción que la luna ejercía sobre los mares...", un hecho que, como es sabido, quedó netamente demostrado años después de su desaparición. Galileo Galilei, Hugo de Groot/Grocio; el profesor de Griego, Vossius; el sacerdote, filósofo y músico, Marin Mersenne o Isaac Beeckman. 

Investigó la Propagación del Sonido y otros aspectos de la Dinámica. Consiguió formular de manera correcta la Ley de la Inercia, anticipada por Galileo, posteriormente documentada por Newton, y replicó los experimentos del inventor del barómetro, Torricelli y Pascal sobre la presión atmosférica, tomando como referencia las variaciones barométricas del mercurio. Se le atribuye también haber sido uno de los primeros científicos de la historia que midió la velocidad del sonido, al parecer, con un error del 25%.

(1) René Descartes e Isaac Beeckman. Grabado histórico del matemático y filósofo Rene Descartes (1596-1650, en el centro), resolviendo un problema que le plantea el filósofo holandés Isaac Beeckman (1588-1637, a la derecha). Descartes fue destinado con el ejército francés a la ciudad holandesa de Breda en 1617, donde era costumbre publicar preguntas filosóficas en las murallas de la ciudad. Le pidió a Beeckman, el director de una universidad local, que tradujera uno de estos problemas al latín o al francés. Para sorpresa de Beeckman, Descartes lo resolvió de inmediato. 

Por último, también se interesó en la exploración de otros asuntos científicos, como Geología, Mineralogía o Geografía; se sabe que llegó a planificar una soñada expedición de estudio a Oriente.


Emmanuel Maignan. * Toulouse, 17 de julio de 1601 + 29 de octubre de 1676. Físico y Teólogo, de la Orden de los Mínimos. Sus escritos tuvieron mucho eco en España, donde, no obstante, encontró ciertas resistencias, concretamente, por parte de su compañero de congregación Francisco Palanco. Su padre fue deán de la Cancillería de Toulouse, y su madre, profesora de Medicina en la Universidad de la misma ciudad. 

Estudió Humanidades en el colegio de los Jesuitas, y a los dieciocho años, se incorporó a la Orden de los Mínimos, donde su primer instructor en Filosofía fue un aristotélico. Pero Maignan pronto empezó a disputar y oponerse a todos los que eran favorables a las ideas aristotélicas, especialmente sobre Física, porque le atraían más las tesis de Platón. Aprendió Matemáticas y Geometría, prácticamente sin ayuda de maestros. Cuando su habilidad fue reconocida por los superiores de la Orden, le encargaron instruir a los novicios. 

En 1636 fue convocado a Roma por el general de la orden para que enseñara matemáticas en el Convento de la Trinità dei Monti y allí permaneció durante catorce años, publicando varios trabajos de Gnomónica (sobre la reflexión solar; fundamental para la construcción de relojes de sol) y Perspectiva. 

En 1650 volvió a Toulouse, donde fue Provincial. Después empezó a ocuparse de los famosos relojes de Luis XIV, siendo invitado a París, en 1669, a petición del Cardenal Mazarino.

René Descartes de Frans Halls. Louvre

René Descartes, o Renatus Cartesius. * La Haye en Touraine, 31 de marzo de 1596 + Estocolmo, Suecia, 11 de febrero de 1650. Filósofo, matemático y físico, considerado como el padre de la Geometría analítica y la Filosofía moderna, así como uno de los protagonistas del nacimiento de la revolución científica.

Muchos elementos de la filosofía de Descartes tienen precedentes en el aristotelismo tardío, el estoicismo o en filósofos medievales como San Agustín. En su filosofía natural, rechazó cualquier apelación a los fines, divinos o naturales, al explicar los fenómenos naturales en términos mecánicos. En su Teología, insiste en la libertad absoluta del acto de creación de Dios. Frecuentemente distinguía sus puntos de vista de los filósofos que lo precedieron. Afirmó un dualismo sustancial entre el alma y el cuerpo, rompiendo con la tradición aristotélica. Su declaración filosófica más conocida es "Pienso, luego existo" (en latín: Cogito, ergo sum), que se encuentra en su Discurso del Método (1637) y en Principios de la Filosofía (1644).

Descartes sentó las bases para el racionalismo moderno del siglo XVII, más tarde defendido por Spinoza, Malebranche y Leibniz, contrario a la escuela empirista inglesa compuesta por Hobbes, Locke, Berkeley y Hume. La influencia de René Descartes en las ciencias y matemáticas es igualmente evidente. Hizo contribuciones en física y Óptica. Al igual que Galileo, se unió al sistema cosmológico copernicano. El sistema de coordenadas cartesianas se denomina así, evidentemente, por él. Se le acredita, además, como el padre de la Geometría analítica, un puente entre el Álgebra y la Geometría, utilizado en el descubrimiento del cálculo infinitesimal.

En septiembre de 1649, la reina Cristina de Suecia llamó a Descartes a Estocolmo. Allí murió de una neumonía el 11 de febrero de 1650, a los 53 años. Actualmente se pone en duda si la causa de su muerte fue la neumonía. En 1980, el historiador y médico alemán Eike Pies halló en la Universidad de Leiden una carta secreta del médico de la corte que atendió a Descartes, el neerlandés Johan Van Wullen, en la que describía al detalle su agonía. Curiosamente, los síntomas presentados —náuseas, vómitos, escalofríos— no eran propios de una neumonía. Tras consultar a varios patólogos, Pies concluyó en su libro El homicidio de Descartes, con documentos, indicios y pruebas, que la muerte se debió a envenenamiento por arsénico. La carta secreta fue enviada a un antepasado del escritor, el neerlandés Willem Pies.

Nicolas Malebranche (1638-1715), filósofo y teólogo. Copia del original de Jean-Baptiste Santerre conservado en el colegio de los Oratorianos de Juilly.

Nicolas Malebranche. París, 5 de agosto de 1638-13 de octubre de 1715. Fue un filósofo y teólogo francés, que procedía de una familia muy reconocida. Tuvo siempre una salud muy precaria, lo que le obligó a superar largos sufrimientos con multitud de tratamientos. Sus primeros contactos con la filosofía los tuvo en el Collège de la Marche, que le defraudó. En sus obras, trató de sintetizar el pensamiento de San Agustín y Descartes, para demostrar el papel activo de Dios en todos los aspectos del mundo, pero es mejor conocido por sus doctrinas del ocasionalismo y ontologismo. Su definición y crítica de causalidad  sería aprovechada por David Hume en su Tratado de la naturaleza humana.

Pertenecía, pues, a una familia acomodada de París; su padre, Nicolás Malebranche, era funcionario del cardenal Richelieu —tesorero— y en 1658, secretario del rey Luis XIII de Francia. Su madre, Catherine de Lauzon, era hermana de un virrey de Canadá. Malebranche era el último de diez o trece hijos (las fuentes difieren) y mostró desde pequeño grandes dotes intelectuales, pero una salud muy delicada, en un cuerpo sumamente débil. La educación elemental la recibió de un tutor privado. Estudió Filosofía y, fundamentalmente o, de modo casi exclusivo, Teología en La Sorbona, donde tampoco le convencían los métodos intelectuales. En 1660 entró en la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri y en 1664 fue ordenado sacerdote. En 1699 fue nombrado miembro honorario de la Academia de las Ciencias, así como del célebre Oratorium Iesu, fundado por Pierre de Bérulle en París, actualmente conocido como Oratorio de France. Murió a los 77 años.

Malebranche pretendió, como hemos dicho, sintetizar cartesianismo y agustinismo, que resolvió en una doctrina personal, el "ocasionalismo", según el cual Dios constituiría la única causa verdadera, siendo todas las demás "causas ocasionales". Por tanto, el conocimiento no se debería a la interacción con los objetos, sino que las cosas serían "vistas en Dios". "Si no viésemos a Dios de alguna manera, no veríamos ninguna cosa"; (Recherche de la verité, libro III, segunda parte, capítulo VI.)

Robert Boyle

Robert Boyle. Waterford, 25.1.1627-Londres, 31.12.1691. Fue un filósofo natural, químico, físico e inventor y un reconocido teólogo cristiano.

Como científico es conocido principalmente por la formulación de la Ley de Boyle, además de ser generalmente considerado como el primer químico moderno y, por lo tanto, uno de los fundadores de la química moderna. Su obra The Sceptical Chymist (El Químico Escéptico), es considerada una obra fundamental en la historia de la química.

Nació en el castillo de Lismore, a orillas del río Blackwater, condado de Waterford, Irlanda, y fue el decimocuarto hijo —de un total de quince— del aristócrata inglés Richard Boyle, conde de Cork, y Catherine Fenton, su segunda esposa. Richard Boyle había llegado a Irlanda en 1588, dedicándose a la política y a la industria, y para cuando nació Robert ya poseía grandes extensiones de tierra y se interesaba en administración, en la que llegó a Lord Tesorero del Reino de Irlanda.

Aun siendo niño, Robert aprendió a hablar latín, griego y francés, siendo enviado, tras la muerte de su madre, con solo ocho años, entró en el colegio de Eton, del cual era director sir Henry Wotton, amigo de su padre. A los quince años viajó con un tutor francés. Después vivió cerca de dos años en Génova y visitando Italia en 1641, pasó el invierno en Florencia estudiando las paradojas de Galileo Galilei, que murió al año siguiente.

John Locke

John Locke. Wrington, Somerset, 29 de agosto de 1632-Essex, 28 de octubre de 1704, fue un filósofo y médico, considerado como uno de los más influyentes pensadores del empirismo inglés y conocido como el "Padre del Liberalismo Clásico". Fue uno de los primeros empiristas británicos. Influido por las ideas de Francis Bacon, realizó una importante contribución a la teoría del contrato social. Su trabajo afectó en gran medida el desarrollo de la epistemología y la filosofía política. Sus escritos influyeron en Voltaire y Rousseau, pensadores de la Ilustración francesa, así como en los revolucionarios estadounidenses. Sus contribuciones al republicanismo clásico y la teoría liberal se reflejaron en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Declaración de Derechos de 1689.

La teoría de la mente de Locke es frecuentemente citada como el origen de las concepciones modernas de la identidad y del yo, que permanecieron en las obras de filósofos posteriores como Hume, Rousseau y Kant. Locke fue el primero en definir el yo como una continuidad de la conciencia. Postuló que, al nacer, la mente era una tabula rasa. Al contrario de la cartesiana —basada en conceptos preexistentes—, sostuvo que nacemos sin ideas innatas, y que el conocimiento solamente se determina por la experiencia derivada de la percepción sensorial. 

Estudió, gracias a una beca al prestigioso Christ de Oxford, que, como era habitual entonces, reducía los estudios a la filosofía escolástica e ignoraba la cartesiana y los avances de la nueva ciencia o de las matemáticas. Decepcionado, se centró en los experimentos químicos -fue colaborador de Robert Boyle-, y en el estudio de la Medicina. Profesor de Griego Clásico en Oxford, hasta los treinta y cuatro años no leyó la filosofía de Descartes, la cual le despertó "el gusto para los estudios filosóficos" y construyó una influencia decisiva en el, pues lo consideró como una verdadera alternativa a la escolástica. También recibió la influencia de Pierre Gassendi -filósofo crítico con Descartes y seguidor del epicureísmo-, y en la filosofía política de los británicos Hobbes y Shaftesbury. Vivió en Londres; en Francia y estuvo brevemente exiliado en los Países Bajos. Cuando volvió a Londres, después de la Revolución Gloriosa, se convirtió en asesor de los whigs -del partido liberal-.

Mémoires de Trévoux 

Las “Mémoires” de Trévoux es una publicación periódica, muy controvertida, pero también muy influyente, fundada por los jesuitas, en Trévoux, en el principado de Dombes. en 1701, cuyo objeto era divulgar extractos “de todos los libros de ciencias impresos en Francia, España, Italia, Alemania y los Reinos del Norte, Holanda, Inglaterra, etc., para que no se olvide nada de lo que se imprime en Europa”. A partir de 1701 publicó reseñas críticas de libros y artículos contemporáneos de Gramática, Retórica, Filología, Historia, Teología moral, Derecho, Filosofía, Economía política, Física, Matemáticas, etcétera, que fueron muy conocidas en toda Europa.


Pierre Bayle. *Carla-le-Comte, hoy llamado Carla-Bayle, 18 de noviembre de 1647 + Róterdam, 28 de diciembre de 1706. Es un filósofo y escritor, considerado como una de las grandes figuras de la primera Ilustración, con Bernard le Bovier de Fontenelle.

Bovier de Fontenelle, de Rigaud

En principio estaba previsto que el Dictionnaire Historique et Critique fuera una versión mejorada del Grand Dictionnaire Historique (1674) —un valioso diccionario enciclopédico sobre personalidades como el jesuita Louis Moréri—, pero, al final, se transformó en un nuevo tipo de obra de consulta, porque Bayle no se limitó a recoger el estado del conocimiento contemporáneo y los personajes y figuras históricas, sino que intentó ofrecer una visión crítica de todo aquel conocimiento. 

Condenó la actitud de los que tergiversaban la Biblia para justificar la violencia, asegurando que Jesús nunca recurrió a ella, ni obligó a nadie a convertirse. Criticó, por las mismas razones, el método que usaba la Iglesia de Roma en Francia para perseguir a las minorías protestantes y de otras creencias.

Empleó un recurso muy novedoso entonces, que consistía en que las entradas era cortas y se reducían a los hechos escuetos, y las acompañaba con largas notas a pie de página, en las que citaba fuentes y autoridades, incluso aunque fueran contradictorias entre sí, con la intención de aportar una base crítica al lector. Mostraba así su objetivo: la Historia no consiste en reunir y presentar hechos, sino que debe plantear una especie de reconstrucción, cuya interpretación será el principal deber del historiador.

Louis Moréri. Grabado de Gérard Edelinck.

Louis Moréri, nacido en Bargemon, el 25 de marzo de 1643 + París, 10 de julio de 1680. Sacerdote católico. Fue también erudito e historiador, y autor de un famoso Diccionario Histórico.

Su abuelo Joseph Chatranet, natural de Dijon, se estableció en Provenza durante el reinado de Carlos IX y adoptó el apellido de Moréri y su señorío por casamiento. Durante su estancia en Lyon, publicó obras devotas como Pratique de la perfection chretienne et religieuse (1667), una traducción de la obra del segoviano Alfonso Rodríguez –posteriormente canonizado-.

 Escribió un Grand Dictionnaire Historique, ou mélange curieux de l'histoire sacrée et profane editado por vez primera en Lyon en 1674, en un solo volumen, que contiene principalmente artículos históricos y biográficos. Su trabajo fue ampliado y corregido por cierto número de autores tras su muerte, en una sucesión de más de veinte ediciones, publicadas entre 1674 y 1759. 

En 1675 acompañó a su prelado a París, pero tras su caída en desgracia, en 1679, volvió a sus estudios, pero murió de tuberculosis en 1680.

La importancia de Moréri reside en el hecho de haber sido el primero que preparó un diccionario en lengua vulgar y no en latín. Su obra fue un éxito y se tradujo al alemán, al inglés, al holandés, al español y al italiano.

Pierre Bayle –citado arriba-, constató diversos errores, a la obra de Moréri, pero aun así, escribió:

Comparto la opinión de Horacio en lo de mostrar el camino. Los compiladores de los primeros diccionarios cometieron muchos errores, pero merecen una gloria que sus sucesores nunca deben quitarles. Moréri ofrece gran cantidad de problemas, pero ha sido útil para todos y cuenta con información suficiente para muchos.

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En lo relativo a la Estética, Feijoo fue una especie de adelantado, como puede comprobarse en su artículo “El nosequé”; de hecho, se anticipó al Romanticismo. En todo caso, critica rotundamente la superstición, porque contradice la razón, la experiencia empírica y la observación rigurosa y documentada.

Entre la variedad de temas que abordó, aparece también el papel que la mujer desempeñaba en la sociedad; a cuyo efecto escribió el discurso “Defensa de las mujeres” en el tomo I del Teatro Crítico.

Sus discursos, en general, provocaron sonados rechazos, protestas e impugnaciones, sobre todo entre los frailes tomistas y escolásticos, entre los que destacó Ignacio de Armesto Ossorio, autor de un Teatro anticrítico (1735) en dos volúmenes; fray Francisco de Soto Marne; Salvador José Mañer; Narciso Bonamich; Diego de Torres Villarroel, y algunos más. 

Por otra parte, fue defendido por el doctor Martín Martínez; por los padres, Isla y Martín Sarmiento, o el rey Fernando VI, que, prohibió radicalmente que Feijoo fuera atacado, mediante un Real Decreto, publicado en 1750.

Feijoo publicó otras obras menores, como la Apología del escepticismo médico (1725); Satisfacción al Escrupuloso (1727): Respuesta al discurso fisiológico-médico (1727); Ilustración apologética (1729); Suplemento del Teatro Crítico (1740) y, Justa repulsa de inicuas acusaciones.

Un detalle curioso, es el hecho de que, en el cuarto tomo de las Cartas eruditas y curiosas, dedicara un capítulo al tratado de Augustin Calmet sobre vampiros. Calmet (1672 -1757), Abad de Senones, en Francia, era un famoso exégeta que, además de una "Historia del Antiguo y Nuevo Testamento y de los judíos", publicó, en 1746, el libro titulado El mundo de los fantasmas, en el que incluyó un ensayo sobre vampiros, que es al que se refirió, no solo Feijoo, sino, también Voltaire.

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El trabajo de Feijoo es, asimismo, clave, en la historia de los derechos de las mujeres en la España del siglo XVIII. Su discurso XVI, "Defensa de las mujeres" publicado en el primer tomo del “Teatro Crítico Universal”, constituye el primer tratado español sobre tan controvertido asunto. En él critica la opinión común sobre la inferioridad de la mujer; la misoginia de la época y defiende la capacidad intelectual de las mujeres y su derecho a acceder al saber científico y a la cultura.

El texto empieza con estas curiosas palabras:

En grave empeño me pongo. No es ya sólo un vulgo ignorante con quien entro en la contienda: Defender a todas las mujeres, viene a ser lo mismo que ofender a todos los hombres: pues raro hay que no se interese en la precedencia de su sexo con desestimación del otro. A tanto se ha extendido la opinión común en vilipendio de las mujeres que apenas admiten en ellas cosa buena.

Pero todo lo dicho, constituye una especie de planteamiento idealizado, porque, de hecho, posteriormente, les achaca a las mujeres ciertos defectos morales, e imperfecciones físicas, a causa, según se cree, de conceptos derivados de la historia bíblica, que el autor, no quiere, o no puede, contradecir.

Entre sus seguidores, se encuentran algunos nombres destacados, como Francisco Santos, que publicó, Bello gusto de la moda en materia de Literatura, o acertada idea del ilustrísimo Feijoo […] obra muy útil para formar el espíritu de la juventud y librarla de preocupaciones, publicada en Barcelona, en 1753. Desgraciadamente Santos no gozaba de la misma protección que Feijoo y la obra fue denunciada a la Inquisición.

También le apoyaron, Juan Martínez Salafranca; el jesuita Antonio Codorniú, o Íñigo Gómez de Barreda, responsable de la edición de Las fantasmas de Madrid y estafermos de la Corte, obra donde se dan al público los errores y falsedades del trato humano para precaución de los incautos. Excitada de algunos discursos del lustre de nuestra España y religión benedictina, el ilustrísimo y reverendísimo Feijoo, sobre algunos errores comunes. Su autor el Desengaño, y le dedica a la Verdad (1761-1763). 

Finalmente, ya en 1802, Antonio Marqués y Espejo publicó el Diccionario Feijoniano.

Sobre la popularidad de Feijoo, Marcelino Menéndez Pelayo, en su Historia de los heterodoxos españoles, de 1882, asegura que le constaban al menos, quince ediciones de sus Obras completas

La edición considerada clásica, fue la que costeó el ministro ilustrado Pedro Rodríguez de Campomanes, en 14 volúmenes, con una "Noticia biográfica" escrita por é mismo, publicada en Madrid, a partir de 1765. Contiene los ocho volúmenes del Teatro Crítico; cinco de las Cartas Eruditas y uno de Ilustraciones Apologéticas. (El texto completo, es accesible en Internet, en Filosofía en español).

Finalmente, la obra del padre Feijoo, se compone de las siguientes publicaciones:

-Teatro crítico universal (118/117 discursos publicados en nueve volúmenes entre 1726 y 1740, el noveno, suplemento de los anteriores, fue redistribuido, desde 1765, en los lugares correspondientes a cada uno de los ocho capítulos).

-Cartas eruditas y curiosas (163 cartas publicadas en cinco volúmenes entre 1742 y 1760)

-Apología del escepticismo médico, 1725.

-Satisfacción al Escrupuloso, 1727.

-Respuesta al discurso fisiológico-médico, 1727.

-Ilustración apologética, 1729.

-Suplemento de El Teatro Crítico, 1740.

-Justa repulsa de inicuas acusaciones, 1749.

-Adiciones, 1783.

-Epistolario, (no publicado).

-Poesía.

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Pronto volveremos con las interesantísimas biografías de los señores, MAYANS; responsable de la primera edición de Don Quijote de la Mancha, en Inglaterra, acompañada de la también primera biografía de Cervantes, y CAMPOMANES, el ministro de Carlos III, que se ocupó, entre otras cosas, de la edición de toda la obra conocida de FEIJÓO.

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