martes, 28 de diciembre de 2021

ISABEL II ● EPÍLOGO: Sus hijas.


Isabel, Pilar, Paz y Eulalia

3/12-Infanta María Isabel Francisca de Asís Cristina Francisca de Paula Dominga (1851-1931), princesa de Asturias (1851-1857 y 1875-1880), condesa de Girgenti, conocida posteriormente como la Chata, casada (1868-1871) con Cayetano de Borbón-Dos Sicilias (1846-1871), conde de Girgenti, sin descendencia.

F. de Madrazo - 1880, La infanta Isabel de Borbón. Palacio Real de Madrid

Isabel, 1852. Winterhalter.

La infanta Isabel nació el 20 de diciembre de 1851 en el Palacio Real de Madrid como hija primogénita de la reina Isabel II y Francisco de Asís de Borbón. Al día siguiente, fue bautizada en la Capilla Real del palacio, siendo los padrinos sus abuelos la reina María Cristina y el infante Francisco de Paula de Borbón.

Considerada princesa de Asturias desde su nacimiento, a partir del 24 de marzo de 1852 ostentó el título por concesión de su madre en real decreto. La Cruz de la Victoria, símbolo del Principado de Asturias y de los herederos de la Corona, no le fue conferida a su nacimiento, sino siete años después, en 1857. año, en el que nació su hermano Alfonso, quien pasó a ser el heredero de Isabel II.

La infanta Isabel se casó con Gaetano/Cayetano de Borbón-Dos Sicilias, conde de Girgenti, hijo del segundo matrimonio de Fernando II rey de las Dos Sicilias, el 13 de mayo de 1868. 

Fernando II, el padre de Gaetano, se había casado dos veces; la primera, el 21 de noviembre de 1832, con la princesa María Cristina de Saboya -hoy Beata-, hija de Víctor Manuel I, rey de Cerdeña. Sólo tuvieron un hijo: Francisco II de las Dos Sicilias, 1836-1894, que sucedió a su padre, siendo el último rey de las Dos Sicilias, que se casó, a su vez, con la duquesa María Sofía en Baviera. 1841-1925, hermana de Isabel, la emperatriz de Austria-Hungría, con la que tuvo una hija, Cristina de Borbón-Dos Sicilias, que sólo vivió tres meses (1869-1870).

Tras el fallecimiento de María Cristina, Fernando II volvió a casarse, el 9 de enero de 1837, con la Archiduquesa María Teresa de Austria, hija del Archiduque Carlos de Austria, Duque de Teschen, hijo de Leopoldo II, y de su esposa de origen protestante, Enriqueta de Nassau-Weilburg. Tuvieron en total doce hijos, de los que Cayetano, o Gaetano, fue el sexto.

María Cristina de Saboya (1812-1836), primera esposa de Fernando II y María Teresa de Austria-Teschen (1816-1867), segunda esposa de Fernando II y madre de Gaetano


El Principe Gaetano di Borbone-Due Sicilie, Conte di Girgenti, padecía epilepsia, circunstancia de la que, al parecer, Isabel no fue informada antes de casarse. Su boda fue concertada, y no mantuvieron nunca mucha cercanía entre sí, ni tuvieron descendencia.

El conde de Girgenti, había vivido exiliado en Austria, tierra natal materna, donde siguió la carrera militar. Era un hombre recto y honesto, aunque de escaso patrimonio económico y ocultamente enfermo de epilepsia. (María José Rubio Aragonés, Real Academia de la Historia /RAH).

Gaetano, Conte di Girgenti, c. 1868

Aquella boda debía terminar con el enfrentamiento entre los Borbones de Nápoles y los de España, tras el reconocimiento por parte de estos últimos del Reino de Italia. Pocos días antes de la boda, celebrada el día 13 de mayo de 1868, Cayetano fue creado Infante de España, sólo unos meses antes de La Gloriosa, que derribó la monarquía en España, suceso del que Isabel tuvo noticia durante su viaje de bodas. Volvería a España en 1874, ya viuda, una vez que se produjo la Restauración.

En septiembre de 1871, la infanta Isabel sufrió un aborto espontáneo, lo que supuso un duro golpe emocional para su esposo, que, al parecer, perjudicó definitivamente su salud mental y dos meses después, el 26 de noviembre, se suicidó en la ciudad de Lucerna.

Se asegura que el matrimonio fue bastante infeliz. Durante dos años viajaron por Europa visitando a sus parientes en las ciudades más importantes, como Viena. Cayetano intentó suicidarse sin éxito al menos una vez antes de lograrlo, cuando se encontraba En el citado hotel de Lucerna, en Suiza, disparándose en la sien, a finales de 1871. Está enterrado en El Escorial. La infanta Isabel, no volvió a casarse, a pesar de tener solo 19 años, y volvió a España, como hemos dicho, en 1874.

Con la proclamación del príncipe Alfonso como rey de España, la infanta Isabel se convirtió por segunda vez en Princesa de Asturias, es decir, heredera al trono, y lo fue, hasta que se produjo el nacimiento de su sobrina la princesa María de las Mercedes, en 1880, aunque el gobierno se resistió a jurar a la niña y reconocerla oficialmente como heredera.

Una de las actividades públicas más conocida de la infanta Isabel, fue un viaje a Buenos Aires, representando a la Corona Española, con motivo de celebración del Centenario de la Revolución de Mayo (1810) de la República Argentina que tuvo lugar en 1910, asistiendo a la colocación de la primera piedra del Monumento a La Carta Magna y las Cuatro Regiones Argentinas, conocido popularmente como “De los españoles”.

Representaciones de Los Andes, El Río de la Plata, La Pampa y El Chaco

La Infanta Isabel de Borbón y el Presidente de Argentina, Figueroa Alcorta, saliendo de la Dársena Norte de Buenos Aires. 1910


Isabel fue retratada por el pintor López Mezquita, en coche de caballos, acompañada por su amiga de la infancia y dama de compañía María Dolores Balanzat y Bretagne, marquesa de Nájera. El cuadro, fechado en 1915, se expone en el Museo de Historia de Madrid.


La infanta Isabel gozó de la simpatía popular, especialmente entre la población madrileña, que la conoció con el apelativo de La Chata. 

La Chata ante un puesto de botijos en los mercadillos de la Pradera de San Isidro. ABC

La Infanta despachando con su intendente el Señor Coello, y la Duquesa de Nájera

La Calle de la Princesa, de Madrid, fue llamada así en su honor.

Debido a su popularidad, siendo casi octogenaria, no fue obligada por las nuevas autoridades a exiliarse al proclamarse en España la II República. Sin embargo, decidió acompañar a sus parientes y marchar a Francia, pero cinco días después de su salida de España murió, por causas naturales, en Auteuil, cerca de París. 

En 1900 Isabel adquirió el palacio de Quintana, en Madrid, donde residió desde 1902 hasta 1931.

...tenía 80 años cuando la sorprendió en su Palacio de Quintana la proclamación de la Segunda República, el derrocamiento de su sobrino el Rey Alfonso XIII y el nuevo exilio de su familia a Francia. Enferma de esclerosis y en un lamentable estado de salud, el nuevo Gobierno le permitió que se quedara en Madrid. Sin embargo, ella decidió seguir el camino del exilio y no abandonar a los suyos. Inició un penoso viaje en ferrocarril hasta París en una camilla. A los pocos días, el 23 de abril, moriría. (ABC).

El semanario «La Crónica» escribió: "Era indiscutible que fue la figura de la Familia Real más popular y querida de Madrid, por su espíritu democrático y castizo". (ABC)

Desde 1930, cuando cumplió setenta y nueve años, la infanta Isabel había empezado a sufrir una grave arterioesclerosis que la dejó postrada en una silla de ruedas y casi sin habla. En este estado le sorprendió en su palacio, el 14 de abril de 1931, la proclamación de la Segunda República española, el derrocamiento de su sobrino Alfonso XIII y el nuevo exilio de la Familia Real. La infanta Isabel fue la única persona de la Familia Real que recibió permiso de la República para permanecer en Madrid, aunque ella decidió seguir el camino del exilio y —en camilla— inició un penoso viaje en ferrocarril hasta París, donde pocos días después, el 23 de abril de 1931, falleció en la Pensión Saint Michel de Auteuil, una residencia de monjas. Fue enterrada casi de incógnito y en una sepultura prestada en el cementerio parisino de Père Lachaise.

 (María José Rubio Aragonés, RAH).

Sesenta años después, el 23 de mayo de 1991, sus restos fueron trasladados a España y depositados en la Colegiata de la Santísima Trinidad del Palacio Real de La Granja, junto a los del rey Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio, porque ella había estado muy vinculada al mismo, pasando allí las vacaciones y organizaba tertulias de mujeres de la nobleza, en aquel "Pequeño Versalles"; como eran llamados los jardines de La Granja. 

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María Pilar, hacia 1870

9/12 -Infanta María del Pilar Berenguela Isabel Francisca de Asís Cristina Sebastiana Gabriela Francisca Caracciolo Saturnina. 1861-1879. No se casó ni tuvo descendencia, falleciendo a los 18 años, el 5 de agosto de 1879.

La infanta Pilar nació en el palacio de Oriente y a los siete años partió al exilio en Francia con su madre. 

Volvió a España una vez restablecida la monarquía, con su hermano el rey Alfonso XII y desde entonces vivió sucesivamente en Sevilla y Madrid.

A principios del verano de 1879 se le organizó que, con sus hermanas Paz y Eulalia pasaran algún tiempo en Escoriaza, Guipúzcoa, conocido por sus aguas termales. Allí llegaron el 10 de julio después de un largo y agotador viaje. Al parecer, su hermana Paz observó que Pilar parecía pálida y cansada, pero, parce que prefirió guardar silencio para no preocuparla.

El 1 de agosto la localidad organizó una pequeña fiesta en su honor, a la que asistió gustosa, pero después dijo que se sentía muy cansada. El día 3 de agosto, se quedó en cama todo el día. A última hora, -estaba leyendo Graziella de Alphonse de Lamartine, cuando empezó a sufrir convulsiones, y perdió el conocimiento, que ya no recuperó, falleciendo dos días después. Fue enterrada en El Escorial.

Aunque ya sabemos que no se casó, sí se dice que estuvo enamorada del hijo de Napoleón III, Napoleón Luis y que, tanto la emperatriz, Eugenia de Montijo, como la propia Isabel II eran partidarias de aquel posible enlace, pero el joven Napoleón murió a su vez, en la guerra contra los zulúes dos meses antes que la infanta.

Andando el tiempo, su hermana Paz -casada con Luis Fernando de Baviera-, decidió llamar María del Pilar a su única hija, en recuerdo de su hermana, nada más natural, pero, la curiosidad reside en el hecho de que, con ello, introdujo un nombre español entre los de la saga Wittelsbach.

Su epitafio en el Panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial, dice:

MARIA A COLVMNA, ELISABETH II FILIA

Dies mei velocius transierunt quam a texente tela succiditur

Mis días pasaron veloces como la lanzadera del tejedor. [Job 7, 6])

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Paz, 1907

10/12 -Infanta María de la Paz Juana Amelia Adalberta Francisca de Paula Juana Bautista Isabel Francisca de Asís (1862-1946), Conocida como Paz de Borbón. Nació en el Palacio Real de Madrid, el 23 de junio de 1862 y falleció en Múnich, el 4 de diciembre de 1946. Princesa de Baviera por matrimonio. 

Al día siguiente de su nacimiento, fue bautizada en Palacio, siendo sus padrinos, el príncipe Adalberto de Baviera y la infanta Amalia de Borbón, sus tíos, que fueron representados por el padre de Amalia, el infante Francisco de Paula.

En 1868, cuando tenía seis años, su familia se vio forzada a salir de España por la Revolución Gloriosa, que destronó a Isabel II. Cuando se produjo el estallido la familia real se encontraba pasando sus vacaciones de verano en San Sebastián, desde donde cruzaron la frontera hispano-francesa dos días después de la derrota del ejército realista en Alcolea. 

Ya en Francia, como es sabido, la reina se estableció en París con sus hijos mientras el rey decidió seguir una vida separada en Épinay-sur-Seine, muy cerca de la capital. La infanta creció en el Palacio de Castilla y asistió, con sus hermanas Pilar y Eulalia, al colegio del Sagrado Corazón.

En 1874, el general Martínez Campos, proclamó en Sagunto, a Alfonso XII, restaurando así la monarquía borbónica. Tres años después, la reina y sus hijas volvieron a España, instalándose, primero, en El Escorial, y luego en el Alcázar de Sevilla. Cuando su madre estableció definitivamente su residencia en París, Paz y sus hermanas se trasladaron al Palacio Real de Madrid, residencia oficial del rey.

En 1879, Paz quedó profundamente afectada por la repentina muerte por meningitis tuberculosa de su más cercana hermana, la infanta Pilar, durante unas vacaciones estivales en Escoriaza -Guipuzcoa-.

María de la Paz de Borbón y Luis Fernando de Baviera, antes de 1902. Fotografía de Christian Franzen.

En la primavera de 1880 ya existían planes para el compromiso de la infanta con Luis Fernando de Baviera, su primo, pues era hijo de su tía y madrina la infanta Amalia de Borbón, y había sido compañero de Alfonso XII en Múnich. La infanta Amalia envió la propuesta a su hermano Francisco de Asís y su cuñada la exreina, quienes la aceptaron, procediendo Alfonso XII a invitar a su primo a Madrid, para que ambos se conocieran.

Paz escribió en su diario:

La tía Amalia de Baviera (viuda del Príncipe Adalberto) está en París con sus hijos Luis y Alfonso y su hija mayor Isabel. Luis quiere absolutamente conocerme, porque le ha gustado mi retrato. Mi hermano los ha convidado a todos a Madrid. Los dos hermanos vendrán en otoño. He oído hablar muy bien de Luis. Dicen que es serio y amable. Probablemente me creerá por el retrato mejor de lo que soy en realidad. Dejo todo en manos de Dios...

Sin embargo, cuando conoció a su pretendiente, en el otoño de 1880, parece que no le causó buena impresión, a pesar de lo cual, él volvió, en 1883, y pidió de nuevo su mano, y, entonces, ella aceptó. El compromiso se hizo público, el día 23 de enero, y la boda se celebró el 2 de abril del mismo año, en la capilla del Palacio Real de Madrid. Fueron los padrinos Alfonso XII y su esposa, María Cristina.

Francisco de Asís no asistió al evento, pero los novios lo visitaron posteriormente en París, cuando se dirigían a Múnich, donde residirían, concretamente, en el palacio Nymphenburg.

Nymphenburg

En Baviera, la infanta se dedicó a trabajos de caridad y a promover la educación escolar. Colaboró en la ampliación del asilo de niños pobres, St. Marien-Ludwig-Ferdinand, en Neuhausen, cerca de Nymphenburg. En 1913 fundó en los terrenos del palacio de Nynphemburg un Pedagogium, como albergue de estudiantes españoles sin recursos, por lo que Alfonso XIII le concedió la Gran Cruz de la Orden Civil, en 1914.

El príncipe Luis Fernando de Baviera y la infanta Paz.

Durante sus estancias en España se alojaba entre el Palacio Real; en el palacete de los duques de Riánsares, en Tarancón, o en su finca de Saelices, Cuenca.

Después de la caída de la monarquía bávara en 1918, a Paz y su familia se les permitió seguir residiendo en un ala del palacio de Nymphenburg; pero se trasladaron a un piso en la Odeonsplatz de Múnich. La economía de la familia se sostuvo con los ingresos de la lista civil española que le correspondían por su calidad de Infanta de España.

A la llegada del nazismo, en 1933, su familia fue puesta bajo una estricta vigilancia. La Gestapo le prohibió mantener correspondencia con España, salvo excepciones, como su sobrino el ya exiliado Alfonso XIII. Al fin de la II Guerra Mundial, cuando el Ejército de los Estados Unidos ocupó Múnich, El príncipe Constantino de Baviera, escribió en sus memorias, que varios soldados asaltaron a la infanta y su esposo:

Les amenazaban con un revólver gritando: ‘¡Venga, las joyas!’. Mi abuela Paz les entregó un joyero con las alhajas heredadas de su madre, Isabel II, que habían podido salvarse. Los norteamericanos, para probar la autenticidad del botín, rascaron las piedras preciosas contra el cristal de una ventana. Luego se enfurecieron: ‘¡No quedan señales; es todo falso!’ Mi abuela, con voz tranquila, respondió en inglés: ‘Qué curioso, siempre creí que las joyas de mi madre eran auténticas’.

A principios de 1946, la infanta sufrió una caída por las escaleras, en el palacio de Nymphenburg, por el que quedó postrada varios meses, hasta su fallecimiento, el 4 de diciembre del mismo año. 

Uno de los anarquistas españoles a los que la infanta había socorrido en Baviera, tras la Guerra Civil, escribió:

Paz agonizó el 3 de diciembre de 1946, a las 5.45 de la mañana. Ese día lo recuerdo como el más amargo y triste de mi vida, consciente de que con el cerebro y el corazón de Paz habíamos perdido no sólo a la persona más profundamente amada por todos nosotros, sino también todas nuestras esperanzas por una reconciliación pacífica y fraternal entre las dos Españas.



Sus restos fueron inhumados el 7 de diciembre en la cripta de los Wittlesbach, en la iglesia de San Miguel, de Múnich.

María de la Paz y Luis Fernando de Baviera tuvieron tres hijos:

- Fernando María (1884-1958), infante de España, que casaría con su prima, la infanta María Teresa de Borbón, hija de Alfonso XII.

- Adalberto Alfonso (1886-1970), príncipe de Baviera y Embajador de la República Federal de Alemania en España. Casó con la condesa Augusta de Seefried, en Buttenheim. Tuvieron hijos.

- María del Pilar (1891-1987), princesa de Baviera, que murió soltera y sin sucesión.

Además de que fue colaboradora habitual del diario ABC, María Paz de Borbón publicó, además de otras obras, como “Buscando las huellas de don Quijote”, unas Memorias con el título, Aus meine Leben, Erinnerungen von Prizessin Ludwig Ferninand von Bayern - De mi vida. Memorias de Paz, Princesa Luis Fernando de Baviera. Múnich, 1917.

Ejemplar de Las Memorias de la infanta Pilar, publicadas en 1917.

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Eulalia, c. 1880

11/12 -Infanta María Eulalia Francisca de Asís Margarita Roberta Isabel Francisca de Paula Cristina María de la Piedad (1864-1958).

 Estuvo casada entre 1886 y 1930, con Antonio de Orleans y Borbón (1866-1930), duque de Galliera, y tuvieron descendencia. [+Irún, 8.3.1958].

María Eulalia de Borbón, la hija menor de Isabel II, que nació en Madrid, el 12 de febrero de 1864, es, sobre todo, conocida por su talante viajero y por algunos escándalos.

Tuvo una relación difícil, tanto con su hermana Isabel, como con su sobrino, Alfonso XIII, que la llegó a exiliar durante diez años. Escribió varios libros y unas Memorias, en las que habla de sus viajes y de las familias reales que conoció. 

Se ha dicho que se parecía físicamente a su madre, pues era rubia y de ojos azules, pero que tenía mejor figura. De carácter independiente y rebelde, chocaba frontalmente con el de su hermana mayor, Isabel, "la Chata", con la que tuvo frecuentes desacuerdos.

Recibió formación en Madrid, hasta 1868, año en que inició sus estudios en París, donde vivía, en el Palacio de Castilla, en la Avenida Kléber, con su madre y sus hermanas Paz y Pilar.

Cuando murió su hermano, Alfonso XII, Eulalia era la única de las hermanas que permanecía soltera; Pilar había fallecido repentinamente, en 1879;  Isabel ya era viuda y Paz seguía casada con su primo, Luis Fernando de Baviera. Parece ser que, cumpliendo una promesa que le había hecho al difunto rey, y por razón de Estado, aunque no lo deseaba, el día 6 de marzo de 1886 se casó en Madrid con su primo carnal, Antonio de Orleans y Borbón, el nieto del monarca francés, Luis Felipe, futuro duque de Galliera, e hijo de Antonio de Orleáns y de la infanta Luisa Fernanda de Borbón -la hermana de Isabel II.

La Infanta Eulalia de Borbón retratada por Giovanni Boldini. 1898

Descendencia:

-Alfonso de Orleans, infante de España. 12.11.1886 – 6.8.1975. Aviador militar, casado con Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha (1884-1966), prima carnal de la reina Victoria Eugenia (Alfonso XIII). Tuvieron tres hijos.

-Luis Fernando de Orleans, infante de España. 5.11.1888 – 20.6.1945. Casado con Marie Constance Charlotte Say, princesa viuda de Broglie, sin sucesión. 

-Roberta de Orleans, que nació, ya sin vida, el 2 de marzo de 1890.

La Infanta Eulalia con sus hijos. Diario “El Mundo”.

Eulalia escribió Au Fil de la Vie – Al Hilo e la Vida, publicado en 1911 en Francia bajo el seudónimo de “Condesa de Ávila”, tal como ella misma declaró en el Prefacio, por mantener un cierto anonimato, aunque en el interior sí figuraba su verdadero nombre. Pues bien, esta obrita, disponible en línea, fue prohibida en España por su sobrino, el rey Alfonso XIII, aduciendo razones que causan perplejidad; que se trataba de una obra de carácter feminista y demasiado modernista. 

La infanta además publicó, en 1915, en Inglaterra: Court Life from Within/Vida de la Corte desde dentro. Y en diciembre de 1949, Cartas a Isabel II (Mi viaje a Cuba y Estados Unidos) en el que incluye las 60 cartas que escribió a su madre durante el viaje oficial a Cuba, Puerto Rico y los Estados Unidos, en 1893.

En 1893, siendo regente María Cristina -como viuda de Alfonso XII-, le encargó que representara a la Corona en aquel viaje oficial, que duró en total ochenta días y supuso todo un triunfo personal para la infanta, gracias a su inteligente actitud personal, que le ganó los corazones de los países visitados, aun cuando nada tuvieran que ver con las monarquías. Su aguda inteligencia y su capacidad de observación le hicieron deducir la inevitabilidad de la próxima pérdida de las últimas colonias españolas en América y, sobre todo, la inminencia de la guerra de Cuba.

Doña Eulalia gustaba de viajar y durante un tiempo estuvo viviendo en París, en una residencia para señoras que regentaba la madre Lóriga, ya que no disponía de medios para mantener casa. Durante sus viajes por Europa conoció y trató a Carlos I de Portugal, que realizó un excelente retrato suyo al pastel, conservado actualmente en el Gabinete de Dibujos y Estampas del Museo del Prado. 

Eulalia e Borbón. Obra de Carlos I de Portugal. 1895. MNP

También conoció a Nicolás II de Rusia y a Guillermo II de Alemania, al que le unía una gran amistad. Cuando pudo disponer de los abundantes medios económicos, que anteriormente, parece que despilfarraba su ya ex marido, la infanta pasó los últimos años de su vida en una villa en Irún, donde falleció en 1958. 

También recibió sepultura en el Panteón de Infantes del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Los hijos de Eulalia de Borbón

Alfonso de Orleans

-Alfonso de Orleans, V Duque de Galliera (1886-1975), casó con la princesa Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha (1884-1966) y tuvieron tres hijos.

En 1906 recibió formación en la Academia Militar de Toledo y en 1910 se formó como piloto en Francia. De regreso a España logró convertirse en uno de los primeros y más destacados aviadores militares españoles.

En 1907, fue anunciado su compromiso con la princesa Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha, hija de Alfredo I de Sajonia-Coburgo-Gotha, duque de Edimburgo (que fue uno de los hijos de la reina Victoria del Reino Unido), y de la gran duquesa María Aleksándrovna de Rusia, hija del zar Alejandro II.

La princesa Beatriz había sido novia del gran duque Miguel Aleksándrovich y candidata para esposa de Alfonso XIII, quien dejó claro que la pareja tendría que vivir en el exilio si la novia no se convertía al catolicismo como lo había hecho Victoria Eugenia de Battenberg.

El 15 de julio de 1909 contrajo matrimonio en Coburgo, con la princesa. El matrimonio tuvo tres hijos: 

Álvaro de Orleáns, VI duque de Galliera, (1910-1997).

Alfonso de Orleáns (1912-1936).

Ataúlfo de Orleáns (1913-1974).

Fue desposeído de su título de infante de España y demás honores regios, por no pedir la real venia para contraer matrimonio, desde el 16 de julio de 1909, hasta el 12 de marzo de 1912. Durante ese período la pareja residió en Coburgo y cuando Alfonso regresó a España le fueron restablecidos sus títulos y honores por su primo hermano, el rey Alfonso XIII, quien además concedió a sus hijos el tratamiento de alteza real. 

Ocupó diversos destinos en la aviación militar española hasta la caída de la monarquía en 1931, llegando a participar, como jefe, en las operaciones aéreas del Desembarco de Alhucemas, en 1925.

Al proclamarse la II República española, el 14 de abril de 1931, el infante Alfonso partió hacia el exilio en Londres, ciudad en la que residió hasta que regresó a España en 1937, iniciada la Guerra Civil, para sumarse a la aviación del bando sublevado. Finalizada la guerra fue ascendido a general de brigada y ocupó la jefatura de la Segunda Región Aérea en 1940. Tres años más tarde, se le nombró general de división. 

Alfonso de Orleans renunció, en 1945, a la jefatura de la Región Aérea del Estrecho para mostrar su apoyo al Manifiesto de Lausana, texto en el que Juan de Borbón, jefe de la casa real española, reclamó la restauración de la monarquía. Con esta decisión el infante Alfonso tuvo que poner fin a su carrera militar, aunque continuó pilotando aviones.

Alfonso de Orleáns y Borbón falleció de un paro cardíaco, el 6 de agosto de 1975, a los 88 años. Fue enterrado con todos los honores en la iglesia del Convento de Capuchinos de Sanlúcar de Barrameda.


-Luis Fernando de Orleans (1888-1945). Se casó con Marie Constance Say (1857-1943), princesa viuda de Broglie el 19 de septiembre de 1930 en la oficina de Registro civil en Londres. La boda religiosa se celebró el 4 de octubre de 1930, en la Catedral de San Siro, en San Remo, Italia. No tuvieron hijos.

En 1899 junto con su hermano Alfonso, viajó a Inglaterra, para ser educados por los jesuitas en el Beaumont College, y no regresaron a España hasta 1904.

Ya en 1900, tras varios años de discordia e infidelidades mutuas, sus padres se habían divorciado, hecho que causó un gran escándalo en el seno de la familia Borbón. Desde entonces, Luis Fernando mostró indiferencia hacia su madre, que viajaba por Europa, y cortó todo vínculo con su padre, que por entonces mantenía una tormentosa relación con Carmen Giménez Flores, a la que, posteriormente, Alfonso XIII otorgaría el título de vizcondesa de Térmens.

En octubre de 1924 Luis Fernando fue expulsado de Francia, por aparecer envuelto en un caso de tráfico de drogas, razón por la cual, el rey Alfonso XIII, su primo, anuló sus privilegios como Infante de España y le retiró el título, el 9 de octubre de aquel mismo año, a pesar de las protestas de Luis Fernando, aunque no por ello se arredró el ya ex infante oficialmente: “He nacido y moriré infante de España, como tú has nacido y morirás rey de España, mucho tiempo después de que tus súbditos te hayan dado la patada en el culo que mereces”.

Al no poder vivir ya, ni en España ni en Francia, Luis Fernando se trasladó a Lisboa y, en marzo de 1926 fue arrestado y acusado de contrabando, cuando intentaba cruzar la frontera hispano portuguesa disfrazado de mujer.

En 1929 la prensa publicó que se había comprometido con Mabelle Gilman Corey, una actriz de Broadway, que había estado casada con William E. Corey, un magnate del acero, pero, fuera cierto, o no, el matrimonio nunca llegó a celebrarse. 

En julio de 1930 fue anunciado un nuevo compromiso matrimonial entre Luis Fernando y Marie Constance Charlotte Say (1857-1943), viuda del príncipe Enrique Amadeo de Broglie, y propietaria del castillo de Chaumont; Luis Fernando tenía entonces 41 años, y Marie, 72.

Nuevo escándalo, pues un sobrino de Marie, François de Cossé, duque de Brissac, llevó a Luis Fernando ante el Tribunal de Alta Instancia del Sena para impedir el matrimonio, alegando que su tía estaba mentalmente incapacitada. La corte determinó que el duque de Brissac no tenía derecho legal a oponerse al matrimonio de su tía, y los médicos confirmaron el dictamen judicial, de modo que se casaron en Londres, el 19 de julio de 1930, por una ceremonia civil en Londres, donde fijaron su residencia hasta que en octubre, lo hicieron por una ceremonia religiosa en la catedral de San Siro, en San Remo, es decir, en la Riviera italiana, donde se alojaron en una casa cedida a Luis Fernando por su madre, la infanta Eulalia, con la que mantenía una relación muy ambigua.

El inmoderado nivel de vida de Luis Fernando de Orleans obligó a su mujer a vender su castillo y sus tierras en Chaumont y, en febrero de 1935 fue nuevamente extraditado de Francia, tras ser detenido en una redada. 

Por todo lo dicho, es evidente que, lo que más interesaba y “escandalizaba” de la vida de Luis Fernando, era su orientación sexual, puesto que, al parecer, era abiertamente amanerado, aunque nunca se pudo probar nada al respecto, pero el asunto, servía muy bien para poner humo sobre cualquier otra actividad que pudiera resultar “escandalosa” en la vida de la Corte. 

Lo que sí parece cierto, es que, después de agotar la fortuna de su esposa, estuvo viviendo solo en París, donde se convirtió en un activo miembro de la Resistencia francesa; de hecho, se dice que, cuando Hitler obligó a los judíos a llevar la estrella amarilla en Alemania en 1938, se le vio paseando por Berlín con una cosida en su chaqueta.

La princesa de Broglie murió en 1943 y Luis Fernando solo sobrevivió dos años, pues murió en un hospital de París, en 1945, tras una dolorosa operación de cáncer. Fue enterrado en la iglesia del Inmaculado Corazón de María, en la rue de la Pompe, en París, donde permanecen sus restos.

Como ya hemos dicho, Eulalia publicó en Francia, Au Fil de la Vie / Al Hilo de la Vida, en 1911, en cuya portada aparecía el nombre de la autora, como “Duquesa de Ávila”. He aquí el prólogo.


Préface

Por corto que sea, un prefacio se impone al empezar este libro que es el espejo de algunas de mis ideas. Deseo, ante todo, poner a mis lectores en guardia contra una falsa interpretación de los motivos que me han llevado a hacerlo.

Al publicar estas páginas, dictadas por mis opiniones, no he querido, en absoluto, hacer obra literaria, no pretendo hacer una obra de erudición, ni pretendo, en absoluto, imponer a nadie mis diferentes puntos de vista.

Espectadora situada bastante cerca de las cuestiones sociales actuales, como para conocer todos los puntos en discusión, y bastante lejos, a la vez, como para analizarlos fríamente, sin tomar partido, aporto un testimonio franco de todas las convenciones. He pensado que este testimonio tan neto, tan preciso, podría interesar a los que buscan espigar en todas las clases de la sociedad los mil y mil elementos dispares y contradictorios de los que surgen las lecciones para el presente como para el porvenir. 

Debo decir también, que si guardo el incógnito en la cubierta de mi libro, no es por timidez, sino por un sentimiento de modestia. Me niego a explotar la curiosidad que despertaría en el público la revelación de mi personalidad, pero, por otra parte, quiero firmar este preámbulo necesario, porque nunca he temido a la crítica, y porque, toda mi vida, y porque nunca me ha faltado el valor moral. Aquellos que deseen recorrer los cortos capítulos de este libro, juzgarán de inmediato, que han sido escritos con la convicción sincera que aporto siempre en la expresión de mis ideas y de mis opiniones o en la realización de un trabajo emprendido con toda independencia de acción. Ruego, simplemente a mis lectores que excusen los “defectos de forma” que he intentado suplir con un acento leal.

Eulalia, Infanta de España.


Las notas manuscritas de las Infantas, fueron enviadas al "Festival de la Caridad en Cádiz" y publicadas en el Álbum del Salón, el 1 de enero de 1903.

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domingo, 19 de diciembre de 2021

ISABEL II ● PRÓLOGO, INTERMEDIO y EPÍLOGO ● Sus padres, su hermana y sus hijos.

Primera parte ● PRÓLOGO e INTERMEDIO ● Sus padres y su hermana.

Isabel II, de F. Madrazo y Kuntz. BBAA Córdoba

Antes de introducirnos en la historia familiar personal, aunque pública, de la reina Isabel II -puesto que son aspectos interdependientes-, parece imprescindible hacer, por breve que sea, una referencia a al reinado de su padre, Fernando, VII, y de su madre, la reina Cristina, puesto que ello nos dará, quizá, referencia, si no explicación, de muchos de los sucesos ocurridos a lo largo de su reinado, incluyendo el exilio, tras el cual, si algo cambió en su vida, probablemente, algo cambiara también en su concepción del hecho de reinar. Para ello contaremos también, por supuesto, con la existencia de su hermana, Luisa Fernanda, y, cómo no, de su heredero, Alfonso XII, así como con sus hijas, de las que, habitualmente, no se habla mucho. Todos ellos aparecerán representados en imágenes, tanto en pinturas, más o menos idealizadas, como, en muchos casos, en fotografías, de las que tenemos suficientes para hacernos una idea del aspecto físico de todos ellos.

Trataremos, fundamentalmente, de los aspectos familiares previos, en tanto en cuanto, estos pudieron influir en los eventos públicos, en ocasiones sumamente graves, como es el caso de las llamadas “Guerras Carlistas”, que no serían sino guerras dinásticas, y, otros sucesos, que, también lo fueron, aunque, quizás, con menos pérdidas de vidas.

Fernando VII, aunque tuviera el sobrenombre de “El Deseado”, que sólo hacía referencia a la necesidad dinástica de que naciera; tuvo como verdadero apodo, “El Felón”, porque, ciertamente, cometió felonías; dijo mentiras; incumplió su palabra; cambió leyes de un día para otro; arrebató la Corona a su padre, el infeliz Carlos IV; y se la entregó a Napoleón, para, posteriormente, lanzar a sus súbditos a una guerra contra este; dijo aceptar “francamente” la Constitución, para, acto seguido, condenar a muerte  a aquellos que la habían firmado, etc. etc. Todo esto es bien sabido, por lo que, sin más prólogo, pasamos a su vida familiar; es decir, la legal y conocida, y en este sentido, afrontamos los cuatro matrimonios que celebró, hasta conseguir una heredera; nuestra protagonista, cuyo derecho sería disputado por las armas, por su tío, Carlos María Isidro, el hermano menor de su padre.

Los hijos de Carlos IV y María Luisa de Parma

Fernando VII, cuando todavía era Príncipe de Asturias. 1800. Goya. Met. Nueva York

Nacido en San Lorenzo de El Escorial, el 14 de octubre de 1784, falleció en Madrid, el 29 de septiembre de 1833. Era hijo y sucesor de Carlos IV y de María Luisa de Parma, a quienes los seguidores de Fernando depusieron -con su venia-, por el llamado “Motín de Aranjuez”. Posteriormente fue obligado por Napoleón a devolver la corona a su padre, aunque la el Emperador la tomó para sí, en Bayona. Declarada la Guerra de la Independencia, Fernando, el futuro monarca no participó en la misma, pues se encontraba en Valençay, bajo la custodia de Napoleón, al que dedicó notorias muestras de afecto, llevando una vida entretenida en cacerías y fiestas.

En una de las cartas, dirigida al gobernador de Valençey, publicada en Le Moniteur el 26 de abril de 1810, escribía Fernando a su “secuestrador”, Napoleón:

Mi mayor deseo es ser hijo adoptivo de S. M. el emperador nuestro soberano. Yo me creo merecedor de esta adopción que verdaderamente haría la felicidad de mi vida, tanto por mi amor y afecto a la sagrada persona de S. M., como por mi sumisión y entera obediencia a sus intenciones y deseos.

Una vez concluida la guerra, Fernando fue de nuevo reconocido como monarca, incluso, por las Cortes de Cádiz, de modo que, tras la caída de José I Bonaparte, volvió a España, el día 22 de marzo de 1814, desembarcando en Valencia, con el apoyo de los militares firmantes del “Manifiesto de los Persas”.

Y así, ya recuperado el trono, sin haber expuesto nunca su persona, aunque había jurado la Constitución, se convirtió en un soberano absoluto, muy pronto desenmascarado, como hombre sin escrúpulos de ninguna clase, para llevar a cabo diversas venganzas y traiciones, en la mayoría de los casos, sugeridas, pero que su escasa personalidad, seguía, sin pensar mucho, aunque unas contradijeran claramente a otras.

De hecho, apenas había puesto el pie en el reino -todavía se hallaba en Valencia-, cuando, el 4 de mayo de 1814 firmó el decreto de supresión de la Constitución de Cádiz, y de las Cortes, iniciando un reinado de carácter absoluto, contrario a sus promesas, entre 1814 y 1820, período durante el cual, no puso en marcha ninguna medida que pudiera conducir a la recuperación de los desastres producidos durante las guerras napoleónicas.

Su actuación, o quizás deberíamos decir, su inactividad, provocó que, en 1820 se produjera un “pronunciamiento militar” que dio paso al llamado Trienio Liberal, y restableció la vigencia de la Constitución, aparentemente con el acuerdo del propio Fernando, que, sin embargo, no dejó de conspirar para volver al absolutismo, o, por mejor decir, el reasiento de su persona, algo que sí logró en 1823, con la ayuda de los llamados Cien Mil Hijos de San Luis; de los que bien podríamos decir, que eran los mismos soldados contra los que se había combatido previamente, aunque ahora, volvían con otro uniforme.

Fernando VII no se creaba problemas de ningún tipo, proclamando públicamente, una idea, o su contraria:

Cual tierno padre, he condescendido a lo que mis hijos demandan. He jurado esa constitución y seré siempre su más firme apoyo. Españoles confiad en vuestro rey. Marchemos francamente, y yo el primero por la senda constitucional.

Palacio de Madrid, 10 de Marzo de 1820.

[...] mi real ánimo es no solamente no jurar ni acceder a dicha Constitución, ni a decreto alguno de las Cortes [...] sino el de declarar aquella Constitución y aquellos decretos nulos y de ningún valor ni efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubiesen pasado jamás tales actos y se quitasen de en medio del tiempo, y sin obligación en mis pueblos y súbditos de cualquiera clase y condición a cumplirlos ni guardarlos.

Modesto Lafuente (1869), Historia general de España,

Empezó entonces, la última fase de su reinado, conocida como la Década Ominosa, durante la cual, aun siguiendo una política absolutista, en ocasiones asumió ciertos aspectos de carácter liberal, lo que sirvió, precisamente, para que el citado Infante, Carlos María Isidro, denigrando tal actitud, se propusiera aprovechar la falta de hijos varones de Fernando, para reclamar el trono, dando lugar a las terribles guerras de carácter civil, que conocemos como Guerras Carlistas, que estallarían tras el fallecimiento de Fernando VII, y la coronación de su hija, Isabel II.

Fernando VII con uniforme de Capitán General, c. 1814/15. Vicente López Portaña. MNP

Vida matrimonial de Fernando VII

En 1802 se casó, por razones estratégicas, con su prima María Antonia de Nápoles (1784-1806), hija de Fernando IV de Nápoles y de María Carolina de Austria, en Barcelona, el 4 de octubre de 1802. Fernando tenía 18 años. María Antonia sufrió dos abortos y no tuvo más descendencia. Murió por enfermedad, 21 de mayo de 1806.

María Antonia de Nápoles y Sicilia (1784-1806), de Nicolas François Dun. 1802-06. The Wallace Collection, Londres

En 1816 -32 años-, Fernando se casó, esta vez con su sobrina María Isabel de Braganza infanta de Portugal (1797-1818), hija de su hermana mayor Carlota Joaquina, casada a su vez, con Juan VI de Portugal. Durante el matrimonio Fernando mantuvo varias aventuras amorosas. Tuvieron una hija, María Luisa Isabel, que solo vivió cuatro meses. Poco después, falleció la reina a causa de una cesárea, que tampoco salvó la vida de la hija que esperaba.

María Isabel de Braganza, de Zacarías González Velázquez, c. 1818. Museo del Romanticismo, Madrid. 

En 1819 –a los 35 años-, volvió a casarse, en esta ocasión, con María Josefa Amalia de Sajonia (1803-1829), hija de Maximiliano de Sajonia y Carolina de Borbón-Parma. Tampoco tuvieron hijos.

María Josefa Amalia de Sajonia. de V. López Portaña. (Localización desconocida).

Finalmente, en 1829, -ya tenía el monarca 45 años-, se casó con otra de sus sobrinas, en este caso, hija de su hermana menor, María Isabel de Borbón, casada con Francisco I de las Dos Sicilias. María Cristina de las Dos Sicilias (1806-1878), que tenía entonces 23 años.

María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (1830), de Vicente López Portaña. MNP.

María Cristina, nacida en Palermo, el 27 de abril de 1806, era hija de Francisco I (1777-1830), segundo rey de las Dos Sicilias, y de su segunda esposa, la infanta María Isabel de Borbón (1789-1848), hija de Carlos IV y, por tanto, hermana menor del contrayente. Se casaron en Aranjuez, el 11 de diciembre de 1829, y tuvieron dos hijas, que, al igual que la madre, serán nuestras protagonistas, en distinto grado: 

Isabel II (1830-1904), reina de España (1833-1868) y Luisa Fernanda (1832-1897), infanta de España.

Tras un segundo matrimonio, largo y fructífero con Agustín Muñoz -en este caso, elegido por ella misma-, Cristina falleció en Sainte-Adresse -Normandía-, el 22 de agosto de 1878. 

Isabel II niña, por Carlos Luis de Ribera, Museo del Prado, en depósito en el Museo del Romanticismo, y Luisa Fernanda de Borbón, por Federico de Madrazo y Küntz. 1847. Museo del Romanticismo.

María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, nacida en Palermo, el 27 de abril de 1806, murió en Sainte-Adresse, el 22 de agosto de 1878. Fue reina consorte de España por su matrimonio con Fernando VII, desde 1829 a 1833, y después, regente entre 1833 y 1840, durante la minoría de edad de su hija Isabel, la heredera.

Se había casado en Aranjuez, el 11 de diciembre de 1829 con su tío materno Fernando VII, convirtiéndose en reina de España durante cuatro años.

Fernando VII y María Cristina paseando por los jardines del palacio de Aranjuez, en 1830. Óleo de Luis Cruz y Ríos, 498 x 710 cm. Museo de Bellas Artes de Asturias.

María Cristina y Fernando VII. 1832. F. Madrazo Kuntz. MNP. 

Al parecer, estos retratos fueron realizados como bocetos para la pintura titulada “La enfermedad del Rey”, del mismo autor. (No expuestos).

La enfermedad del rey. F. Madrazo y Kuntz. 1833. Palacio Real

Fernando VII murió en 1833, dejando a Cristina, en su testamento, como gobernadora del Reino, cargo que confirmaron las Cortes Constituyentes en 1836. Pero muy pronto, aquel mismo año, Cristina se enamoró de un sargento de su guardia de corps; Agustín Fernando Muñoz y Sánchez. Se comprometieron el 18 de diciembre de 1833 en la real Quinta de Quitapesares, y contrajeron matrimonio morganático, en secreto, en el Palacio Real de Madrid. 

Su hija y heredera, Isabel, tenía solo tres años, por lo que Cristina mantuvo la regencia durante los siete años siguientes, es decir, hasta 1840, siempre manteniendo su matrimonio en secreto para no perderla. 

Durante este tiempo llevó a cabo algunas acciones de carácter social humanitario, como el auxilio que procuró, en 1834 a los afectados de una epidemia de cólera en Huelva, por lo que, en agradecimiento, el ayuntamiento de la Real Isla de la Higuerita cambió su nombre por el de Isla Cristina

En el ámbito internacional, durante su regencia se reconoció formalmente la independencia de México mediante el Tratado de Santa María-Calatrava, resultando del hecho el primer documento en el que se reconoce la emancipación de un territorio americano tras las guerras de independencia hispanoamericanas.

Pero Cristina tenía un enemigo implacable; su tío/cuñado Carlos María Isidro de Borbón, que se negó a aceptar en su día la Pragmática Sanción -1830-, y tras declararse heredero de la Corona que ya ostentaba Isabel II, dio lugar al estallido de la Primera Guerra Carlista, que terminó en 1839 con el Abrazo de Vergara.

María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Pintado en París por Franz Xaver Winterhalter, en 1841. Versalles. (Dep. Malmaison).

Tras algunos intentos fallidos de conciliar a progresistas y moderados, María Cristina cedió la regencia a Baldomero Espartero y se exilió, abandonando España el 17 de octubre de 1840, a bordo del vapor Mercurio. Desde Marsella, informó que había sido forzada a renunciar y se trasladó a Roma, donde el papa Gregorio XVI bendijo su matrimonio. Después se instaló en París, y con el apoyo financiero del conde de Luzárraga, subvencionó las intrigas contra Espartero hasta conseguir su caída. 

Fue entonces cuando se produjo el reconocimiento de su hija, Isabel, que entonces tenía 13 años. Una de las cuestiones más importantes durante este periodo fue la educación de la propia Isabel y de su hermana Luisa Fernanda, dividida entre los partidarios de Espartero y los de la regente, entre los que se encontraba la imprescindible Marquesa de Santa Cruz, camarera mayor, confidente de doña Cristina, quizás su única amiga, y aya de las niñas, casada con José Gabriel de Silva-Bazán, Marqués de Santa Cruz, quien, por cierto, fue el primer director del Museo del Prado.

Joaquina Téllez Girón, Marquesa de Santa Cruz, de Guillermo Ducker. 1813. MNP

Joaquina Téllez Girón, de Goya, 1805. MNP

En febrero de 1844 Cristina volvió a Madrid, se instaló en el palacio de las Rejas, y, desde allí intentó seguir interviniendo en las decisiones de su hija, aunque parece que sus intereses se decantaban ya más por los negocios, que llevó a cabo con su nuevo marido, relacionados con la sal, el ferrocarril y la esclavitud. Al parecer, era vox pópuli que “no hubo negocio lucrativo que ella no intentara controlar”, con un afán de ganancias tan evidente, que le atrajo la antipatía del pueblo —antipatía que, sin duda, el Infante Carlos María Isidro, se encargaba de avivar por todos los medios a su alcance, hasta que, finalmente, en 1854, Cristina fue expulsada de España y se le retiró la pensión vitalicia que le habían concedido las Cortes.

Permaneció en Francia el resto de su vida, aunque volvió a España en varias ocasiones, como, por ejemplo, para asistir a la coronación de su nieto Alfonso XII.

En todo caso, no parece que tuviera muy buenas relaciones con su hija Isabel II, tal vez, o fundamentalmente, según algunos historiadores a causa de su matrimonio, considerado como una grave ofensa contra una norma intocable -aunque esto parezca dudoso, como causa principal del distanciamiento de ambas-. De su matrimonio, con Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, después, I duque de Riánsares y I marqués de San Agustín, tuvo ocho hijos, a los que la reina Isabel II concedió sendos títulos nobiliarios. 

María Cristina murió en Sainte-Adresse, de Normandía, en 1878. Posteriormente, sus restos fueron traídos a España y depositados en el Panteón de Reyes del Monasterio de El Escorial.

La reina María Cristina fotografiada en la década de 1870

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DOS HERMANAS: María Isabel y Luisa Fernanda.

Bautismo de la Infanta Isabel, 1853. Rafael Benjumea: Patrimonio Nacional.

Presentación de la Infanta Isabel como Princesa de Asturias, 1853. Rafael Benjumea: Patrimonio Nacional.

Isabel II niña, 1835. De Carlos Luis de Ribera y Fieve, Museo del Prado. En depósito en el Museo del Romanticismo.

Cuando Isabel II cumplió 16 años; 1846, el Gobierno acordó el matrimonio con su primo, el infante Francisco de Asís de Borbón, duque de Cádiz. Eran doblemente primos, ya que, el padre del novio, el infante Francisco de Paula, era hermano de Fernando VII, y la madre, Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, era hermana de la regente María Cristina, es decir; los padres de ambos, hermanos, y las madres de ambos, hermanas.

Isabel y Francisco. Boceto de Esquivel, en 1845. Museo Romanticismo.

Inf. Luisa Fernanda, estudiando Música. V. López Portaña, 1842. RRAA Sevilla

10 de octubre de 1846. Bodas de Isabel II y de Luisa Fernanda. Obra de Karl Girardet. Curiosamente celebrada a las 21.00 h.

Doble boda en el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid. Isabel - Francisco de Asís de Borbón y, Luisa Fernanda - Antonio de Orleans, duque de Montpensier, hijo menor de Luis Felipe I de Francia.

La infanta Luisa Fernanda de Borbón (1832-1897), Duquesa de Montpensier. Federico Madrazo y Kuntz, 1851, Palacio Real de Madrid, y Antonio de Orleans, duque de Montpensier. Neuilly-sur-Seine, 31.7.1824 – Sanlúcar de Barrameda, 5.2.1890. Duque e infante de España. Hijo del rey Luis Felipe I de Francia y de María Amelia de Borbón-Dos Sicilias. P. Real de Madrid.

Los ya duques de Montpensier se trasladaron primero a París y más tarde se establecieron en Sevilla. Las relaciones entre ellos y la reina fueron a menudo más que difíciles. Era sabido por todos que Antonio de Orleans, acuciado por su padre, Luis Felipe, codiciaba el trono español, deseo que se agudizó notablemente, tras la deposición del propio Luis-Felipe de Francia, en 1848.

Los duques de Montpensier y sus hijos en los jardines del Palacio de San Telmo en Sevilla. 1853. (Patrimonio. Autor desconocido).

Veinte años después, ya en 1868, cuando se produjo la revolución conocida como "La Gloriosa", que destronó a Isabel II, su hermana Luis Fernanda y el duque de Montpensier, su esposo, pudieron seguir residiendo en España. Antonio de Orleans nunca abandonó sus sueños, pero el día 12 de marzo de 1870, retó en duelo al infante Enrique de Borbón, quien, además de ser primo de Isabel II, era hermano de su marido, Francisco de Asís. El Infante Enrique murió a consecuencia del mismo y, con su desaparición se esfumaron los sueños de Montpensier, pues, a pesar de que el duelo fue considerado como un accidente, tuvo que ver cómo el trono que anhelaba, era puesto en manos de Amadeo de Saboya -que obtuvo 191 votos, frente a 60 en favor del duelista.


No mucho tiempo después, sin haber perdido del todo las esperanzas, los duques casarían a su hija, María de las Mercedes con Alfonso XII, el hijo de Isabel II, después de que este recuperara el trono en 1874 y tras la abdicación de su madre. Como es bien sabido por la historia y el romance, María de las Mercedes murió pocos meses después de la boda. 

Familia de Luisa Fernanda. Montpensier. Fotog. Laurent, 1860. Museo del Romanticismo

La tragedia siguió a la infanta Luisa Fernanda, que hubo de vivir la pérdida de cuatro de sus nueve sus hijos; [2] María Amelia (1870), [9] Luis (1874), [6] María de las Mercedes (1878) y [3] María Cristina (1879). Su marido, el duque de Montpensier, murió en 1890.

1878

Luisa Fernanda también recibió sepultura en el Panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial, el 20 de febrero de 1897.

Dos curiosidades. Es sabido que Luisa Fernanda residió casi toda su vida de casada en el Palacio de San Telmo de Sevilla, donde también falleció, en 1897. Pero, en 1893, siendo ya viuda, cedió buena parte de los jardines del mismo, a la Ciudad de Sevilla, que fueron inaugurados en 1914 como Parque María Luisa

Por otra parte, también se sabe que, al morir su padre heredó la mitad de las obras custodiadas en el Museo del Prado, entonces Museo Real, pues era propiedad de los reyes. Sin embargo, la colección no se dispersó porque Isabel II tuvo el acierto de retener las pinturas, indemnizando a su hermana, según hemos leído, con su pecunio.

La infanta María Luisa Fernanda hacia 1894. Retrato por Fernando Tirado. Casa consistorial de Sevilla, y el Duque de Orleans en 1890

Las hermanas, Isabel y Luisa Fernanda, en 1845. Esquivel.

Las hermanas en año desconocido.

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Los hijos de Isabel II

1. Luis Fernando, nacido muerto el 20 de mayo de 1849.

2. Fernando Francisco, fallecido unos minutos después de nacer el 12 de julio de 1850.

3. María Isabel Francisca de Asís Cristina Francisca de Paula Dominga (1851-1931), conocida como la Chata. Princesa de Asturias (1851-1857 y 1875-1880), y condesa de Girgenti, por su matrimonio (1868-1871) con Cayetano de Borbón-Dos Sicilias (1846-1871), conde de Girgenti. No tuvieron hijos.

4. María Cristina: 5 - 7 de enero de 1854.

5. Margarita: nacida prematura, falleció al día siguiente 24 de septiembre de 1855.

6. Francisco de Asís Fernando. Nacido muerto el 21 de diciembre de 1856.

7. Alfonso Francisco de Asís Fernando Pío Juan María de la Concepción Gregorio Pelayo (1857-1885), príncipe de Asturias (1857-1874), y después, rey, como Alfonso XII (1874-1885). Dos matrimonios: primero, con María de las Mercedes de Orleans (1860-1878) y después (1879-1885) con María Cristina de Habsburgo-Lorena (1858-1929), con la que tuvo descendencia.

8. María de la Concepción Francisca de Asís. Nacida en 1859, falleció el 21 de octubre de 1861.

9. María del Pilar Berenguela Isabel Francisca de Asís Cristina Sebastiana Gabriela Francisca Caracciolo Saturnina. Sólo vivió 18 años; (1861-5.8.1879).

10. María de la Paz Juana Amelia Adalberta Francisca de Paula Juana Bautista Isabel Francisca de Asís (1862-1946). Casada (1883-1946) con Luis Fernando de Baviera (1859-1949). Tuvieron hijos.

11. María Eulalia Francisca de Asís Margarita Roberta Isabel Francisca de Paula Cristina María de la Piedad (1864-1958), duquesa de Galliera, casada (1886-1930) con Antonio de Orleans y Borbón (1866-1930), duque de Galliera. Tuvieron hijos.

12. Francisco de Asís Leopoldo María Enrique. Vivió tres semanas: 24 de enero de 1866- 14 de febrero de 1866.

Isabel II en 1863. Luis Madrazo y Kuntz. Patrimonio, Univ. de Granada.

Retomaremos, pues, la vida de Isabel II a partir del día de su boda, centrándonos, en la biografía de sus hijas, puesto que la del heredero, después, rey Alfonso XII, es muy conocida, sobre todo en uno de sus aspectos más románticos y tristes, como fue la temprana muerte de su primera esposa, María de las Mercedes

1864. Alfonso, el heredero, con sus padres. Obra de Domingo Valdivielso y Henarejos (En: Historia de la Villa y Corte de Madrid, de Amador de los Ríos).

Isabel II y Alfonso XII

No así las hermanas, Isabel, Paz, Eulalia y Pilar, que son menos conocidas.

Isabel II con sus hijas Eulalia, Paz y Pilar. 1875

No vamos a entrar, ya se advierte, en las habladurías, comentadas en exceso, sobre el origen de la numerosa prole de la reina Isabel; quede eso para quien quiera afrontarlo una vez más, porque, francamente, este blog, considera el asunto, aburrido, y parte del hecho del reconocimiento legal de cada uno de esos hijos. En compensación, no castigaremos al lector reproduciendo continuamente sus nombres completos.

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