lunes, 27 de febrero de 2023

Edgar Allan Poe (y II) Su insólita muerte • Creación de la leyenda

La relación de la muerte de Edgar Allan Poe, ocurrida en 1849, cuando el escritor contaba apenas, 40 años, ha estado siempre rodeada de circunstancias insólitas, casi de carácter novelesco, y, sin duda, más que sorprendente; todavía se desconoce y, por tanto, se discute la verdadera causa. 

Cuatro días antes, el 3 de octubre, se ha dicho que fue encontrado en Baltimore, en Maryland, en plena calle; delirante, sucio y desorientado, no se sabe, si caminando, sentado, o tendido simplemente, en el asfalto.

Joseph W. Walker, que parece que fue quien lo encontró, dijo que el escritor estaba “muy angustiado, y (...) necesitado de ayuda inmediata”. Fue llevado al Washington College Hospital, donde moriría a las 5 a.m. del domingo, 7 de octubre, sin haber logrado expresar la causa ni los precedentes por los que había llegado a encontrarse en semejantes circunstancias, ya que, lógicamente, debió haber un prólogo antes de su derrumbe definitivo, porque el escritor, ni siquiera llevaba ropa o calzado suyos.

Buena parte de la información de la que se dispone-que tampoco aclara mucho-, procede, pues, del doctor John Joseph Moran, que fue quien lo trató en el hospital.

¿Teorías? -Todas: suicidio, asesinato, cólera, rabia, sífilis, etc. pero se impuso una historia que contaba que ciertos militantes -era día de elecciones-, lo indujeron a beber, o quizá lo drogaron; que fue llevado a votar sin saber lo que hacía -por lo visto era una práctica conocida y se ejercitaba el mismo día en varias mesas-, y que, después lo abandonaron en la calle. 

Surge una pregunta inmediata: ¿cómo se supo eso, si él no lo contó? 

En el aspecto más relacionado con la Literatura, hay que destacar, que dos días después de su muerte, apareció en la prensa un obituario, firmado por "Ludwig" -después se supo que era un seudónimo del del crítico y antologista Rufus Wilmot Griswold, quien, por razones que también trataremos de despejar -sin lograrlo-, posteriormente, se convertiría, ni más ni menos, que en el albacea literario de Poe, siendo uno de sus más escandalosos rivales, que después publicó su primera biografía, presentándolo como depravado, borracho y loco perturbado por las drogas, a cuyo efecto, no tuvo ningún problema en presentar cartas falsificadas del difunto. 

Desgraciadamente, puesto que se desconoce el posible porcentaje de certezas que pudiera contener el trabajo de Griswold, y, a pesar de que muchos amigos de Poe lo denunciaron, la imagen que creó de Poe “brillante pero errática”, dejó un impacto que se ha mostrado imborrable.

En el obituario, Griswold decía que Poe era conocido por caminar delirante por las calles, hablando solo; que era muy arrogante, que consideraba a los demás, como “simples villanos”, etc.

Comparando después, con otras definiciones literarias de caracteres similares. se ha descubierto que la imagen de Poe estaba calcada, de la del personaje Francis Vivian, de Edward Bulwer-Lytton en su obra The Caxtons, pero ya era tarde para cambiar una imagen de Poe que tanto había calado y que hoy persiste.

Sí se sabe que Griswold no era hombre intachable, por motivos que veremos y por datos conocidos, no se comprende, ni es creíble, que Poe lo designara como albacea. Más bien se cree que el autor pudo engañar fácilmente a la tía y suegra de Poe, María: Para el cumplimiento de tal encargo, Giswold publicó una colección de las obras de Poe, con un artículo de carácter biográfico titulado "Memoir of the Author" / "Memorias del autor".

Entre los amigos que negaron la veracidad de aquella imagen, y que así lo denunciaron, citamos a Sarah Helen Whitman, Charles Frederick Briggs, o George Rex Graham, aunque de nada sirvió, porque el daño estaba hecho en el terreno popular.

John Henry Ingram, en 1875 redactó una biografía desapasionada de Poe, y en 1941, Arthur Hobson Quinn, ofreció pruebas de que Griswold había falsificado los documentos que incluyó en Memorias del autor, pero tampoco fueron capaces de destruir la leyenda.

No se trataba, ni se trata, de ofrecer la imagen de un dechado de virtudes, pero sí de contribuir con alguna pincelada, libre de prejuicios, a establecer la personalidad de Edgar Allan Poe, que pueda gustar o no, pero que contenga todos los datos verídicos posibles; no como la que construyó el tristemente célebre “albacea”, que, por una parte, parecía sufrir terrible envidia, y, por otra, no dejó de disfrutar del éxito de la oscura leyenda que tramó en torno a Poe.

Recordemos brevemente que Poe nació en 1809; que era hijo de los actores David y Elizabeth Poe, y que tuvo una infancia difícil, pues su padre era adicto al alcohol y abandonó a la familia poco después de nacer Edgar, además de que, siendo todavía muy pequeño, su madre murió de tuberculosis.

Fue entonces acogido por rico comerciante de tabaco, llamado John Allan, y su esposa Frances, razón por la que él tomó el apellido Allan. Cabría pensar que su destino asumía una línea positiva, pero, en este caso, otra extraña actitud de John Allan, contribuyó a cambiarla.

Los Allan matricularon a Poe en la Universidad de Virginia, pero solo le dotaron de una parte de los fondos que precisaba para estudiar y vivir, una carencia que el futuro escritor decidió resolver dedicándose al juego, que, como suele suceder, sólo contribuyó a empeorar la situación, hasta el punto que Poe se vio obligado a abandonar los estudios en 1826 y propició la separación de su familia de acogida. 

En 1827, se alistó en el ejército y sirvió durante dos años. Después de abandonarlo, fue cuando conoció a Virginia Clemm, que tenía entonces 13 años. 

Siete años después, en 1836, se casaron en Richmond y aunque los matrimonios entre primos hermanos no eran muy inusuales en la época, la edad de ella sí lo era. Según el biógrafo de Poe, Kenneth Silverman, "la mayoría de la gente habría considerado a Virginia demasiado joven".

Aunque sus primeros poemas imitaban conscientemente las búsquedas románticas de Byron, Keats y Shelley, las obras posteriores se reorientaron en los viajes internos a través de la psique humana, como se ve en su obra, "El cuervo".

Su poema "To Helen", en el que Poe ensalza la belleza de una mujer, ha sido calificado como "uno de los poemas más bellos del idioma inglés". Poe escribe sobre el tema con una alegría delicada, que parece un mundo aparte de su escritura de terror, además de que rinde homenaje a los poetas clásicos.

"To Helen". 

Poe escribió dos poemas con el mismo título; el primero, de 15 versos, se lo dedicó a Jane Stanard, la madre de un amigo de la infancia.

[...] belleza griega

Náyade apariencia, me transportó a mi morada

De la gloriosa Grecia de antaño,

y al esplendor de la Antigua Roma

Eres la estatua que observo cuando me quedo inmóvil.

La segunda versión:

Vestida de blanco, en un campo de violetas, 

te vi medio reclinada,

[...] No se oía pisada alguna;

el odiado mundo entero dormía,

excepto tú y yo (¡Oh, Cielos, cómo arde mi corazón

al reunir estas dos palabras!).

[...] Yo me detuve, miré... y en un instante

todo desapareció de mi vista

[...] Sólo tus ojos quedaron.

No quisieron irse (todavía no se han ido).

Alumbraron mi senda solitaria de vuelta al hogar.

No me han abandonado ni un instante

(como sí lo hicieron mis esperanzas). Desde entonces.

Me siguen, me conducen a través de los años...

"A Helen" de Edmund Dulac, 1912. Dos versiones

Los poetas Charles Baudelaire y Stéphane Mallarmé fueron grandes defensores de la obra de Poe y lograron persuadir a otros de su importancia enla literatura de la década de 1850.

Baudelaire y Mallarmé

Asombrado por las similitudes entre la percepción poética de Poe y la suya, Baudelaire se propuso mostrar a los lectores franceses las exploraciones de la conciencia y la emoción del escritor norteamericano, a cuyo efecto tradujo muchos de sus trabajos entre 1852 y 1865, con las que se inspiraron otros grandes poetas franceses; simbolistas, entre los que se cuentan, Paul Verlaine, Arthur Rimbaud y Paul Valéry, además de los citados Baudelaire y Mallarmé.

Verlaine, 1868 -Rimbaud, 1872 Valéry, 1925

Aunque Poe es mejor conocido por su horror gótico, también se le atribuye haber escrito las primeras historias de detectives. En el cuento “Los crímenes de la calle Morgue” (1841), creó una apasionante historia criminal con un detective aficionado, el astuto C. Auguste Dupin, como personaje central.

Poe escribió también historias de detectives, protagonizadas por su personaje, “Dupin”; "El misterio de Marie Rogêt" en 1842 y "La carta robada" en 1844. Arthur Conan Doyle -el creador de Sherlock Holmes-, dijo que Poe había sido una influencia clave para él: "¿Dónde estaban las historias de detectives hasta que Poe le dio un soplo de vida?”

En definitiva, y volviendo al objeto que perseguimos: 

La propia muerte de Poe, el 7 de octubre de 1849, es una historia lo suficientemente extraña como para ser el tema de uno de sus espeluznantes relatos, además de terrible y, hasta cierto punto, miserable, si es que es verdad.

recordemos que, lo que se sabe, es, que cuatro días antes de su muerte, fue encontrado en un lugar de votación de Baltimore asociado con el llamado "encierro"; una práctica de votación fraudulenta en la que las víctimas eran drogadas y obligadas a votar por un candidato específico en varios lugares. Iba mal vestido, con la ropa de otra persona y deliraba. No recuperó la conciencia lo suficiente como para explicar las confusas circunstancias en las que fue encontrado. 

Está enterrado en Westminster Hall y Burying Ground de Baltimore.

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La muerte de Edgar Allan Poe se produjo el día 7 de octubre de 1849, cuando el escritor tenía apenas, 40 años. Todavía se discute su causa exacta. 

Como hemos dicho, cuatro días antes, el 3 de octubre, fue encontrado en las calles de Baltimore, Maryland, en estado de delirio. Según Joseph W. Walker, la persona que lo encontró, el escritor estaba “muy angustiado, y (...) necesitado de ayuda inmediata”. Fue llevado al Washington College Hospital, donde murió a las 5 a.m. del domingo 7 de octubre. En ningún momento tuvo la lucidez necesaria para explicar de forma coherente cómo había llegado a dicho estado.

Gran parte de la información existente sobre los últimos días en la vida de Poe proviene del doctor John Joseph Moran, el médico que lo trató en el hospital. Tras un brevísimo funeral, fue enterrado en el cementerio de Westminster, pero, muchos años después, en 1875, sus restos fueron trasladados a un monumento, que sería también el lugar de entierro definitivo de su esposa, y su suegra, Maria Clemm.

Las teorías sobre las causas de la muerte de Poe incluyen el suicidio, el asesinato, el cólera, la rabia, la sífilis, etc., pero, sobre todo, el hecho de haber sido “utilizado” por fraudulentos agentes electorales que lo indujeron a beber, para hacerlo votar sin conocimiento, y luego lo abandonaron a su suerte. 

Pero, además del horror, la duda envuelve casi todas las acciones, voluntarias o no, de Poe, y parece ser que, en aquellas circunstancias, la influencia del alcohol no quedó demostrada con claridad. ¿De dónde procedió aquella información?

Dos días después de su muerte de Poe, apareció un obituario firmado por un tal "Ludwig", que luego se reveló que era en realidad, el crítico y antologista Rufus Wilmot Griswold, para entonces, albacea literario efectivo de las obras de Poe, aunque, en realidad, fue uno de sus peores rivales literarios, que, posteriormente publicó su primera biografía completa, retratándolo como depravado, borracho y un loco turbado por las drogas, llegando incluso a falsificar cartas del poeta como evidencia de sus asertos. ¿Amor a la verdad, o capital envidia? Aunque muchos amigos de Poe denunciaron el cúmulo de exageraciones o falsedades, el “obituario” de Griswold, dejó un impacto profundo y duradero, prácticamente imborrable y admitido, en muchas ocasiones, sin la menor discusión. Cierto que las apariencias que el escritor daba, parecen avalarlo, pero, son “apariencias”.

Por otra parte, nos queda una imagen de mujeriego, a pesar de la idealización de su esposa, pues apenas fallecida esta, Poe intentó cortejar a la poetisa Sarah Helen Whitman, que había enviudado hacía muy poco tiempo, y vivía en Providence; Rhode Island. Pero, al mismo tiempo conoció a Annie Richmond, que se convirtió en otro objeto de su amor. Además, Poe volvió durante algún tiempo a Richmond, y allí se reencontró con una novia de su juventud, Sarah Elmira Royster, también viuda reciente. Más atraído por Sarah Whitman, volvió al norte; le propuso matrimonio, y mientras esperaba la respuesta se refugió en la casa de Annie Richmond.

Parece que, al abandonar Richmond, llevó a cabo un intento de suicidio con láudano, pero que logró vomitar antes de que le surtiese efecto. Una vez llegado a casa de Helen Whitman, ella le dio su consentimiento para la boda, bajo expresa promesa de que abandonara toda droga o estimulantes. Acto seguido, Poe volvió a Fordham a visitar a Maria Clemm

La víspera de la boda, Helen Witman se enteró de sus visitas a Annie Richmond y de los rumores que había sobre ellos, además de una supuesta salida con amigos en la que había bebido, sin llegar a emborracharse. Esto pudo dar lugar al fin del compromiso; pero, además, hay pruebas contundentes que demuestran que la madre de Helen influyó en la separación.

De enero a junio de 1849, Poe se recluyó en Fordham con su tía/suegra. Allí intentó distanciarse de los rumores de los que estaba harto, para intentar publicar de nuevo. En julio y sin que se sepa la razón, abandonó Nueva York y volvió a Richmond, donde reanudó su relación con Elmira Royster; se comprometieron en septiembre y fijaron su boda para el mes siguiente. Inmediatamente, Poe volvió al norte para invitar a Maria Clemm a la boda. 

A partir de entonces, se le pierde la pista, hasta su repentina aparición en Baltimore.

Desde ese año, 1849, en sus últimos poemas el sentimiento dominante es una intensa melancolía, a veces visionaria, como podemos leer en: To my mother, Annabel Lee, The Bells, y sus relatos parecen, algunos, fruto de la desesperación y el derrotismo mundanos, como Hop-Frog, aunque otros ofrecen una aspiración de paz y belleza definitivas, como El cottage de Landor.

Por otra parte, su correspondencia, que ya fue muy intensa a lo largo de toda su vida, resulta especialmente sobrecogedora la de sus últimos meses, pues ofrece numerosas pruebas de que el autor atraviesa un lastimoso período, tanto de salud física, como mental.

Llegué aquí con dos dólares, de los cuales te mando uno. ¡Oh, Dios, madre mía! ¿Nos veremos otra vez? ¡Oh, VEN si puedes! Mis ropas están en un estado tan horrible y me siento tan mal... [A Maria Clemm, apenas llegado a Richmond.]

En una carta de sus últimos meses, también dirigida a Maria Clemm, en Richmond, 19/07/1849, declaraba haber sufrido un ataque de delírium tremens:

Durante más de diez días estuve totalmente trastornado, fuera de mí, aunque no bebí ni una sola gota; durante ese lapso, imaginé las calamidades más atroces. Fueron sólo alucinaciones, consecuencia de un ataque como jamás había experimentado en mis carnes, un ataque de mania-à-potu [delirium tremens]. 

El cottage donde murió Virginia y Poe pasó recluido sus últimos meses.

Del mismo modo, el presentimiento de su inminente final aparece en una carta a su novia Annie Richmond, de abril o mayo de 1849:

Tales consideraciones meramente mundanas carecen del poder de deprimirme... No, mi tristeza es inexplicable, y esto me entristece más aún. Estoy repleto de tenebrosos presentimientos. Nada me anima, nada me consuela. Mi vida parece echada a perder; el futuro me parece un erial pavoroso, pero pienso seguir luchando por tener "esperanza contra toda esperanza".

Y también en una de sus últimas cartas a su tía, María Clemm, la única persona con la que, para entonces, le unía una tierna afectividad, expresa directamente su deseo de morir, exponiéndole, incluso el deseo de morir a su lado:

No nos queda sino morir juntos. Ahora ya de nada sirve razonar conmigo; no puedo más, tengo que morir. Desde que publiqué Eureka, no tengo deseos de seguir con vida. No puedo terminar nada más. Por tu amor era dulce la vida, pero hemos de morir juntos (...) Desde que me encuentro aquí he estado una vez en prisión por embriaguez, pero aquella vez no estaba borracho. Fue por Virginia. A Maria Clemm, 07/07/1849

Pero, evidentemente, su estado de ánimo, no se debía al fracaso literario, sino existencial, pues, en contraste, la última carta, escrita tres semanas antes de su fallecimiento, decía:

Los periódicos me han elogiado hasta ponerme en los cuernos de la luna; en todas partes se me recibe con entusiasmo.

Daguerrotipo de Poe un año antes de su muerte en Baltimore.

Así pues, se sabe, que el 27 de septiembre de 1849, Poe salía de Richmond, Virginia, para dirigirse a su casa en Nueva York, pero se ignora lo que le ocurrió entre esa fecha y el día 3 de octubre, fue encontrado, prácticamente inconsciente, en Baltimore, en la calle, frente a la Ryan's Tavern / Taberna de Ryan, también conocida como Gunner's Hall / "Salón del artillero". 

El impresor Joseph W. Walker envió una carta Dr. Joseph E. Snodgrass, del que supo que conocía a Poe:

Estimado señor: Hay un caballero, más bien mal vestido, en el 4º distrito de Ryan, que se hace llamar Edgar A. Poe, y que aparenta estar muy angustiado, dice ser conocido de usted, y le aseguro que está necesitado de ayuda inmediata. Suyo, apresuradamente, Jos. W. Walker.

Al conocer la noticia, Snodgrass atravesó inmediatamente la ciudad, bajo una intensa lluvia otoñal de octubre, y no tardó en llegar a la taberna. Más tarde, sin embargo, declararía que había encontrado al escritor “en un estado de intoxicación bestial”; algo que, en absoluto daba a entender la carta de Walker. No contento con eso -al fin y al cabo, no era ningún amigo de Poe, sino solo un “conocido”-, definió el estado del escritor, como "repulsivo"; despeinado, demacrado, la cara sin lavar y los ojos “vacíos y sin brillo”. Dijo que llevaba una camisa sucia, sin chaleco y que tenía los zapatos sucios, todo lo cual, le decidió a trasladarlo al hospital de la Universidad Washington, donde fue atendido por el Dr. John Joseph Moran, que se encontraba de guardia aquel día. Moran, informó que el paciente, vestía “una chaqueta vieja y manchada; pantalones en un estado similar, un par de zapatos gastados con los tacones también gastados, y un viejo sombrero de paja”. 

Es evidente que, si tanto llamaba la atención su vestimenta, es que Poe, sin ser ningún “dandy”, tenía la costumbre de ir mejor arreglado, de hecho, en cierta ocasión escribió; “Me han invitado mucho a salir, pero rara vez acudo a esas citas, debido a que carezco de una levita adecuada.”. Así pues, se dedujo las ropas que llevaba no eran suyas. Pero lo más importante, es que no recuperó la coherencia necesaria para explicar qué le pasaba, qué le había pasado, y cómo había llegado a tan extrema situación.

El doctor Moran cuidó de Poe en el hospital de la Universidad Washington, en Broadway y calle Fayette. Deduciendo que no era ningún vagabundo, lo alojó en una habitación cercana a sus aposentos, donde su esposa, Mary, acudía a visitarlo. Al parecer, Poe le preguntó si quedaba alguna esperanza y ella le respondió que su esposo creía que estaba muy enfermo, pero él respondió: “No quiero decir eso. Quiero saber si hay esperanza para un miserable como yo más allá de esta vida.”

Finalmente, cuando fue informado de que el paciente entraba en agonía, el médico acudió a su lado con el intento de saber si tenía alguna última voluntad. 

En todo caso, la información existente de aquellos días, proviene en exclusiva del médico, sin ningún tipo de testimonio más, porque había prohibido las visitas y aisló a Poe en una habitación con barrotes en las ventanas, como eran las reservadas para alcohólicos. 

Se dice, sin embargo, que la víspera de su fallecimiento, ya agonizante, Poe pareció llamar, muchas veces, a un hombre llamado "Reynolds", que nunca ha podido ser identificado, aunque cree Julio Cortázar, que podría referirse a Jeremiah Reynolds, el editor de periódico y explorador que podría haber inspirado la novela Arthur Gordon Pym. Aunque también se llamaba. Reynolds -Henry R.-, precisamente, uno de los jueces que supervisaba la votación del 4º distrito en la "Taberna de Ryan", y que podría haber conocido a Poe el día de las elecciones. Sea como fuere, en testimonios posteriores, Moran no volvió a referirse a ningún Reynolds, aunque sí mencionó la visita de una "señorita Herring". 

También declaró que, intentando animarlo, en una de las pocas ocasiones en que despertó; le dijo que pronto disfrutaría de la compañía de sus amigos, a lo que Poe supuestamente respondió: “Lo mejor que su amigo puede hacer es volarse los sesos con una pistola”.

En el estado de angustia de Poe, hizo referencia a su esposa en Richmond; algo que podría ser fruto de una alucinación referida a Virginia, en vida, o puede que pensara en Sarah Elmira Royster, a quien había propuesto matrimonio recientemente. 

Tampoco sabía qué había pasado con su equipaje que, luego resultó, había dejado olvidado en la Swan Tavern, en Richmond. 

Moran declaró que las últimas palabras de Poe, el 7 de octubre de 1849, fueron: “Lord, help my poor soul” / “Señor, ayuda a mi pobre alma”.

Pero no terminan así las múltiples contradicciones que rodean la imagen de Poe, a la vez que surgen las dudas sobre la credibilidad del testimonio del médico. Dado que Moran no permitió visitas, nadie pudo corroborar su testimonio, y él mismo, con el paso de los años, lo fue cambiando, tanto oralmente, como por escrito, resultando, lógicamente, muy cuestionado.

Por ejemplo, en 1875, y 1885, declaró haber contactado con la tía y suegra de Poe, Maria Clemm, inmediatamente tras su muerte, para hacérselo saber; mientras que la realidad, es que solo le escribió después de que ella se lo pidiera el 9 de noviembre, cuando había pasado ya más de un mes del fallecimiento del escritor. 

También afirmó que Poe había dicho, instantes antes de morir: “Los arqueados cielos me rodean, y Dios tiene su decreto escrito legiblemente sobre las frentes de todos los seres humanos creados, y los demonios se encarnan, su meta será embravecer las olas de blanca desesperación.” Evidentemente, como dijo el editor del New York Herald, que publicó esta versión de la historia de Moran: “No podemos imaginar a Poe, incluso mientras deliraba, construyendo semejantes párrafos.”

Más adelante, y, dada la notoriedad de la figura de Poe, aunque aseguraba disponer de los registros del hospital para documentar sus afirmaciones, las declaraciones de Moran cambiaron horas y fechas a discreción. Lo cierto es que, tratando de hallar una certificación oficial de defunción, los citados registros se buscaron, muchos años después, pero no apareció absolutamente nada. Algunos críticos atribuyen las inconsistencias y errores del médico a lapsos de memoria, e incluso a senilidad, pero tenía 65 años cuando hizo su última declaración, en 1885.

Por las razones expuestas, no se dispone de registros ni certificado de la muerte de Poe, ni de su causa; incluso se duda de que alguna vez existieran. Se ha recurrido, pues, a diversas teorías, basadas en otros datos o deducciones. 

En su versión, el escritor argentino Julio Cortázar, una autoridad sobre este autor, de cuya prosa fue traductor y exégeta, dice así:

Se ha dicho que Poe, en los períodos de depresión derivados de una evidente debilidad cardíaca, acudía al alcohol como un estimulante imprescindible. Apenas bebía, su cerebro pagaba las consecuencias. Este círculo vicioso debió cerrarse otra vez a bordo durante la travesía a Baltimore. Los médicos le habían asegurado en Richmond que otra recaída sería fatal, y no se equivocaban.

Otros muchos biógrafos han tocado el tema y llegado a diferentes conclusiones, que varían desde la aserción de Jeffrey Meyers de que fue por hipoglucemia; la teoría de John Evangelist Walsh sobre la existencia de una conspiración para asesinarlo, o la de un suicidio relacionado con la depresión, pues ya en 1848 se había situado al borde del fallecimiento, como consecuencia de la sobredosis de láudano, que entonces era fácil de obtener, como sedante y analgésico-, etc.

Un conocido defensor del movimiento de abstinencia del alcohol, llamado Snodgrass, estaba convencido de que Poe había muerto de alcoholismo y trató de popularizar su deducción, ya que encontraba en el famoso Poe un útil ejemplo para promocionar su campaña, pero todo lo escrito por él en este sentido, ha sido probado como falso, siendo el propio Moran uno de los que le contradijo, afirmando, en su declaración de 1885, que Poe no murió bajo los efectos de ninguna intoxicación, y que “no tenía el menor hedor a licor en su aliento o en su persona”. También se habló de dipsomanía -ansía de beber-, una condición que podía conducir a excesos, a menudo, alcohólicos, aunque no exclusivamente, y después de los cuales, la víctima no podía recordar nada en absoluto de cuanto le hubiera pasado.

En consecuencia, la caracterización de Poe como alcohólico incontrolable todavía se encuentra en disputa. Incluso su compañero de aventuras alcohólicas, cuando las hubo; el novelista Thomas Mayne Reid, admitió que ambos se enfrascaban en salvajes "correrías", pero que Poe “nunca iba más allá del inocente júbilo al que todos nos damos el gusto... Mientras que puedo reconocer esto como uno de sus fallos, puedo decir sinceramente que no era habitual”. 

Aparece como más creíble, la idea de que Poe fuera extremadamente sensible al alcohol y que se pusiera ebrio tras beber una sola copa de vino; que solo bebió durante períodos difíciles de su vida, y que solía pasar meses sin probar alcohol. De hecho, los llamados Hijos de la templanza / Sons of Temperance, y en su nombre William Glenn, que supervisaba el compromiso de Poe, años después, dijo -al contrario que Snodgrass-, que su comunidad de templanza no tenía razones para creer que Poe hubiera incumplido la promesa de no beber, durante su estancia en Richmond.

Las sugerencias acerca de una sobredosis de drogas también fueron refutadas, aunque siguen formulándose con frecuencia, pero, por ejemplo, Thomas Dunn English, experimentado doctor, siendo, incluso, enemigo declarado de Poe, insistió en el hecho de que el escritor  no era consumidor de drogas. Escribió: “Si Poe hubiese tenido el hábito del opio cuando lo conocí (antes de 1846), tanto como médico como hombre de observación, lo hubiese descubierto durante nuestras frecuentes visitas, o en el transcurso de nuestras reuniones en cualquier otra parte. (...) No vi signo alguno de ello y creo que este cargo en su contra es una calumnia sin base alguna".

Dado que Poe fue encontrado en un día de elecciones, como sabemos, se ha repetido a menudo, desde 1872 que fue utilizado para votar inconscientemente, de forma fraudulenta, y esta ha sido la explicación más común de la muerte de Poe en la mayoría de sus biografías durante décadas, a pesar de que su fama en Baltimore lo hubiese hecho demasiado reconocible como para que el frade funcionase.

Pensando en agotar todas las posibilidades, más recientemente, se ha presentado una evidencia, relativamente creíble, de que su muerte fue causada por la rabia, pero no hay conocimiento de que su cuerpo presentara ninguna señal de mordedura.

En fin; las posibilidades se agotan y ninguna de ellas arroja luz sobre lo que llamaremos, el “Misterio Poe”.

El lunes 8 de octubre de 1849, a las 4 de la tarde se llevó a cabo un funeral por él, Fue una ceremonia sencilla a la que asistieron pocas personas. Henry Herring, el tío político de Edgar, aportó un sencillo ataúd de caoba; un primo suyo, Neilson Poe, el coche fúnebre, y la esposa de Moran proporcionó el sudario. 

El funeral fue presidido por el reverendo W.T.D. Clemm, primo de Virginia, la que fuera esposa de Poe. Asistieron el Dr. Snodgrass, abogado de Baltimore y antiguo compañero de la Universidad de Virginia; Collins Lee, el primo de Poe; Elizabeth Herring con su esposo; y Joseph Clarke, un antiguo compañero de escuela. 

La ceremonia duró solo tres minutos. La tarde era fría y húmeda. El reverendo Clemm decidió que no valía la pena pronunciar un sermón debido a la escasa concurrencia y el sacristán George W. Spence declaró: “Fue un día oscuro y gris, sin lluvia, pero áspero y amenazador”. 

Poe fue enterrado en un ataúd barato al que le faltaban las asas, con un almohadón para la cabeza.


Años después, el 17 de noviembre de 1875, Poe fue trasladado a un nuevo monumento fúnebre, junto a los restos de su esposa Virginia y los de su suegra Maria, en los campos del cementerio de Westminster -Westminster Hall and Burying Ground-, que ahora forma parte de la Universidad de Leyes de Maryland, en Baltimore. 

Habían pasado 26 años desde su entierro, pero, pero Poe seguía siendo objeto de interés público, de controversia y de la aparición de nuevas incógnitas. Esto, posiblemente, sirva para dar una imagen de su popularidad.

Poe fue enterrado, en principio, sin lápida, en una esquina detrás de la iglesia, cerca de su abuelo, David Poe. Neilson Poe, primo de Edgar, había comprado una lápida de mármol italiano, pero quedó destruida, cuando un tren que descarriló, se estrelló contra el edificio, donde esta se encontraba. En consecuencia, la tumba fue marcada con un bloque de arenisca, en la que se leía escuetamente: "Nº. 80" y así seguía, cuando, en 1873, el poeta Paul Hamilton Hayne, la visitó y, altamente sorprendido, decidió publicar un artículo, denunciando tal condición, a la vez que sugería un monumento más apropiado. El renombre literario de Poe, era suficientemente notorio.

Sara Sigourney Rice, una maestra de las escuelas públicas de Baltimore, aprovechó el renovado interés por la tumba de Poe y solicitó fondos personalmente, consiguiendo, incluso, que algunos de sus alumnos de elocución, hicieran representaciones públicas para recaudar fondos, consiguiendo numerosas contribuciones, en Baltimore y en todos los Estados Unidos, allegando, incluso, los últimos 650 dólares, del editor y filántropo, George William Childs. Todo lo cual, permitió la creación del nuevo monumento, diseñado por el arquitecto George A. Frederick y construido por el Coronel Hugh Sisson, que incluía un medallón con la efigie de Poe, diseñada por un artista llamado Valck. El costo total del monumento, con el medallón, costó poco más de 1.500 dólares de la época.

El 1 de octubre de 1875, los restos mortales de Poe fueron colocados en el nuevo emplazamiento, ahora, frente a la iglesia, donde, el 17 de noviembre, se ofició también una nueva ceremonia. El lugar original del entierro fue marcado con una gran lápida donada por Orin C. Painter, aunque, en principio, fue colocada en un lugar incorrecto. 

Ni aún entonces descansaría el controvertido escritor. En 1864, las lápidas de todas las tumbas, que anteriormente miraban al este, fueron giradas para que mirasen a la puerta oeste, lo que probablemente desconocían quienes lo exhumaron. Esto causó que tuviesen dificultades para encontrar los restos auténticos, pero cuando finalmente los encontraron, abrieron el ataúd, y un testigo declaró que “el cráneo estaba en excelentes condiciones”; al parecer, la forma de la frente, una de los rasgos más impactantes de Poe, se distinguía fácilmente.

Entre los concurrentes estaba Neilson Poe, que declaró que su primo era “uno de los hombres de mejor corazón que han vivido”. También asistieron, Nathan C. Brooks, John Snodgrass, y John Hill Hewitt. 

A pesar de que algunos celebrados poetas fueron invitados a la ceremonia, el único que acudió personalmente fue Walt Whitman. Alfred Tennyson, por su parte, contribuyó con un poema que fue leído durante la ceremonia:

Destino que una vez lo negaste, envidia que una vez lo despreciaste,

y malicia que lo contradijiste, Cenotafio sois ahora de su fama.

Whitman y Tennysson

Pocos años después, los restos de su esposa Virginia también fueron trasladados al mismo lugar, porque, de hecho, el cementerio en el que ella yacía había sido destruido, y nadie reclamó sus restos, pero William Gill, uno de los primeros biógrafos de Poe, los recogió y los guardó en una caja. Fueron finalmente depositados junto a los de su esposo, el 19 de enero de 1885, cuando se cumplía el 76º aniversario del nacimiento de Edgar; casi 10 años después se construyó el monumento actual. George W. Spence, que asistió al entierro original de Poe, estuvo presente en su exhumación y reentierro, asistiendo al traslado de sus restos junto a los de Virginia y los de la madre de esta, Maria Clemm.

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Para completar las innumerables incoherencias que rodean la historia de la vida y la muerte de Poe, hemos de hablar de Rufus Wilmot Griswold, quizá el personaje que más influyo en la negativa imagen que generalmente se ha transmitido de Edgar Allan Poe. Un hombre que bajo la apariencia de amigo o admirador, ha resultado en definitiva, el responsable de la triste imagen que todavía se percibe cuando se piensa en Poe.

Rufus Wilmot Griswold, albacea literario de Poe. Grabado de la edición de 1855 de, The Poets and Poetry of America. Escribió el obituario más famoso y la primera biografía completa de Poe, pero...

A los dos días de la muerte de Poe, apareció el obituario, firmado por "Ludwig". Posteriormente se supo que el autor había sido el escritor y editor Rufus Wilmot Griswold, quien definía a Poe una estrella “brillante, pero errática”. 

Griswold había intentado difamar a Poe, incluso antes de su muerte, y tras esta continuó con sus intentos. En su obituario, Griswold declaraba que Poe era conocido por caminar delirante por las calles, hablando consigo mismo. También dice que era excesivamente arrogante, que asumía que todos los hombres eran villanos, y que se enfadaba fácilmente. Gran parte de esta caracterización fue tomada casi textualmente de la del ficticio Francis Vivian en The Caxtons de Edward Bulwer-Lytton. Impreso por primera vez en el New York Tribune, el obituario de Ludwig pronto se convirtió en la caracterización clásica de Poe.

Griswold había sido agente de muchos escritores estadounidenses, pero no está claro si Poe lo designó su albacea literario o si este se hizo cargo por medio de un engaño o un error de la tía y suegra de Poe, Maria. En cualquier caso, presentó una colección de las obras de Poe que incluía un artículo biográfico titulado "Memoria del autor" / "Memoir of the Author", en el que presentaba a Edgar como un depravado, un borracho y un loco perturbado por las drogas.

Se cree que lo inventó casi todo, hecho que fue denunciado por los que conocieron a Poe, entre ellos, Sarah Helen Whitman, Charles Frederick Briggs y George Rex Graham. Pero el relato de Griswold alcanzó mucha popularidad, en parte porque era la única biografía completa disponible, y en parte porque fue ampliamente reimpresa. Siguió siendo popular mucho tiempo porque muchos lectores asumieron que Poe como persona había sido similar a sus personajes ficticios.

No hubo una biografía fiable de Poe hasta la aparición de la de John Henry Ingram, en 1875. En 1941, Arthur Hobson Quinn presentó evidencias de que Griswold había falsificado y reescrito una serie de cartas de Poe que se incluían en su Memorias del Autor. Pero, para entonces, la descripción de Griswold ya se había afianzado en la mente del público, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo y su distorsionada imagen se ha convertido en parte de la leyenda de Poe a pesar de los numerosos intentos por corregirla, o cuando menos, limpiarla de falsedades reales y dudas posibles.

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Se conocen antecedentes, que pueden explicar -no justificar-, la actitud de Griswold: La rivalidad de Rufus Wilmot Griswold (Vermont, USA, 1812 – NY, 1857) con Poe, fue, prácticamente, lo que más popularidad le aportó.

1855

Adquirió reputación, en gran parte debido a la antología: The Poets and Poetry of America / Los poetas y la poesía de América, la más extensa de su tiempo, en su opinión, de los mejores poetas, si bien, aunque publicó versiones revisadas y otras antologías a lo largo de su vida, de muchos de los poetas que quiso promover nunca más se habló. En cualquier caso, y en vista del éxito, numerosos escritores desearon figurar en aquellas ediciones, a pesar del reconocido mal carácter del antologista.

Griswold estuvo casado en tres ocasiones: su primera esposa murió joven; la segunda terminó en un controvertido divorcio, y la tercera lo abandonó, cuando el anterior divorcio fue revocado.

Edgar Allan Poe, que sí aparecía en su antología, publicó un artículo en el que juzgaba, sin disimulo, la calidad de algunos de los poetas elegidos, lo que desencadenó una gran rivalidad entre él y el autor, que salió a flote, exacerbada, cuando Griswold sucedió a Poe como editor de la Graham's Magazine, con un salario superior al que había tenido Poe. 

Más adelante, compitieron por la atención de la poetisa Frances Sargent Osgood y jamás se reconciliaron. 

Tras la misteriosa muerte de Poe, en 1849, Griswold escribió una áspera esquela y -de alguna manera-, logró convertirse en su albacea literario, iniciando una campaña dirigida exclusivamente a dañar su reputación. Su “guerra” duró hasta 1857, año en que Griswold falleció.

Griswold se consideraba a sí mismo un experto en poesía norteamericana, y fue uno de los primeros en proponerla como disciplina académica. También apoyó introducir una legislación sobre copyright, hablando en el Congreso sobre la protección de la industria editorial, aunque él mismo había pirateado obras de otros; de hecho, un compañero editor, declaró sobre él: “Cuanto más sonoros eran sus discursos, más deprisa hurtaba”.

Al parecer, fue un niño complejo, impredecible y temerario, que abandonó su hogar a los quince años, sintiéndose “un alma solitaria, vagando por el mundo, un sin tierra, un pobre marginado”.

Se trasladó a Albany, Nueva York, donde vivió con un periodista de veintidós años, llamado George C. Foster, conocido por su libro, New-York by Gas-Light. Vivió con él, hasta que cumplió los diecisiete. Se dice que pudieron haber mantenido una relación, amorosa, y que, cuando Griswold la dio por concluida, Foster le escribió, rogándole que volviese: “Ven conmigo si aún me quieres”. 

[Bayless, Joy (1943). Rufus Wilmot Griswold: Poe's Literary Executor. Nashville: Vanderbilt University Press.]

Tras un breve periodo como aprendiz de impresor, se trasladó a Syracuse, Nueva York, donde, con unos amigos, sacó a la luz un periódico de cotilleos llamado The Porcupine / El puerco espín, una publicación que dejó malos recuerdos entre la población por su maledicencia, es decir, evidente difamación.

Cuando se trasladó a la ciudad de Nueva York, en 1836, en marzo de ese año, le presentaron a una muchacha de 19 años llamada Caroline Searles, quien se convertiría en su esposa

Griswold, circa 1840 y Caroline Searles en 1840.

Trabajó como redactor en varias publicaciones del área de Nueva York. En octubre pensó en presentarse a las elecciones por el partido Whig pero no recibió el apoyo de sus correligionarios. En 1837 fue nombrado predicador de la iglesia baptista, aunque nunca asistió a una congregación permanente. 

Se casó con Caroline el 12 de agosto de 1837, y tuvieron dos hijas, y cuando nació la segunda, él dejó a la familia en Nueva York y se fue , en noviembre de 1840, a Filadelfia, foco literario de la época, dejando atrás su trabajo en el New York Tribune, e incluso, su biblioteca con varios miles de libros. Fue contratado en el periódico de Filadelfia, Daily Standard, y allí empezó a fraguar su reputación como crítico literario, especialmente reconocido por su mordacidad y carácter vengativo. 

El 6 de noviembre de 1842, visitó a su mujer en Nueva York, después de que esta hubiese dado a luz a su tercer hijo, un niño. Tres días después, ya de vuelta en Filadelfia, supo que tanto ella como el bebé habían muerto. Profundamente afligido, Griswold viajó con el féretro en tren, sin separarse del mismo durante muchas horas. Cuando otros pasajeros le aconsejaron dormir un poco, él contestó besando los labios muertos de su mujer y abrazándola, con las dos niñas llorando a su lado. Se negó a abandonar el cementerio tras el funeral, incluso al quedarse solo, hasta que fue obligado por un pariente.

Escribió un largo poema en verso blanco dedicado a Caroline, titulado "Five Days" / "Cinco días", que apareció en el New York Tribune el 16 de noviembre de 1842. Se mostraba incapaz de aceptar que su esposa había muerto y frecuentemente soñaba que se reunían. Cuarenta días después de su entierro, entró en su panteón, cortó un mechón de su pelo, la besó en la frente y los labios y lloró durante largo tiempo, permaneciendo junto al cadáver durante más de 30 horas, hasta que un amigo lo sacó de allí. 

En 1842, Griswold publicó la citada antología de poetas estadounidenses, que dedicó a Washington Allston, con obras de unos ochenta autores, entre ellos, 17 poemas de Lydia Sigourney, 3 de Edgar Allan Poe y 45 de Charles Fenno Hoffman; que, siendo gran amigo suyo, se ganó el doble de espacio que cualquier otro autor.

Supervisó muchas otras antologías, como "Biographical Annual", sobre personas eminentes recientemente fallecidas; Gems from American Female Poets / Gemas de poetisas americanas; Prose Writers of America/ Prosistas de América, y Female Poets of America / Poetisas de América.  Otras, como Prosistas de América, publicado en 1847, fue preparada expresamente para competir con una antología similar de Cornelius Mathews y Evert Augustus Duyckinck. En la preparación de sus antologías, Griswold escribía a los autores vivos cuyo trabajo había seleccionado, solicitándoles sugerencias sobre qué obras incluir, así como datos para un bosquejo biográfico.

En 1843 fundó The Opal, un "gift book", o anuario para regalar, que recogía ensayos, cuentos y poesía. Su primera edición fue publicada por Nathaniel Parker Willis, a finales de 1844. Durante un tiempo, Griswold fue editor del Saturday Evening Post y también publicó un libro de poesía propio: The Cypress Wreath / La corona de ciprés, en 1844.

Sus poemas, con títulos como "The Happy Hour of Death"/"La feliz hora de la muerte"; "On the Death of a Young Girl"/"En la muerte de una joven", y "The Slumber of Death" / "El sueño de la muerte", se centraban en el tema de la mortalidad y la aflicción. 

En 1844 publicó otro libro de poemas: Christian Ballads and Other Poems / Baladas cristianas y otros poemas,  y en 1854 el ensayo político The Republican Court or, American Society in the Days of Washington / La corte republicana o la sociedad americana en los días de Washington, con el que se proponía reunir acontecimientos de la presidencia de George Washington, pero, en realidad, mezcla hechos históricos con leyendas apócrifas hasta hacer indistinguibles unos de otras.

Durante este período, Griswold a veces pronunciaba sermones desde el púlpito y pudo haber recibido un doctorado honorario del Shurtleff College, una institución baptista de Illinois, donde se le conocía como "Reverendo Dr. Griswold".

El 20 de agosto de 1845, a los treinta y tres años, Griswold se casó con Charlotte Myers, una mujer judía, de cuarenta y dos años. Al parecer, en su noche de bodas, según cuenta su biógrafo, Joy Bayless, él descubrió que "debido a una penosa malformación, ella era incapaz de ser su esposa", o, según el biógrafo de Poe, Kenneth Silverman, que era incapaz de practicar el sexo, por lo que consideró no válido el matrimonio, tanto al menos como si se hubiese producido "entre individuos del mismo sexo o el sexo de uno de ellos fuese dudoso o ambiguo". Aun así, se trasladaron a Charleston, en Carolina del Sur, la ciudad natal de Charlotte, donde convivieron, aunque dormían en cuartos separados. Ninguno de los dos era feliz con la situación, y a finales de abril de 1846 ella hizo que un abogado redactara un documento con el fin de "separarse totalmente y para siempre, lo que implica el divorcio efectivo". El contrato prohibía a Griswold volver a casarse y le otorgaba 1000 dólares como compensación por dejar a su hija Caroline a cargo de la familia Myers. Tras esta separación, Griswold volvió de inmediato a Filadelfia.

Unos años después, Griswold volvió a Nueva York, dejando a su hija menor al cuidado de la familia Myers, y a la mayor, Emily, con parientes de la madre difunta. Para entonces era conocido como el Grand Turk/ 'Gran Turco'. En el verano de 1847 hizo planes para publicar su antología de poesía femenina. 

Pensaba que las mujeres eran incapaces de practicar la misma poesía "intelectual" que los hombres; porque, para él, la poesía masculina y femenina eran distintas: "Las condiciones de habilidad estética en ambos sexos son probablemente distintas, si no opuestas", escribió en la introducción de la citada obra. La selección que realizó para The Female Poets of America, no reunía necesariamente los mejores ejemplos de poesía, pues más que en los aspectos literarios, se centraba en los valores y la moralidad tradicionales.

Ese mismo año, Griswold empezó a trabajar en lo que él consideró la "gran obra" de su vida, un gran diccionario biográfico, en el que trabajó muchos, pero que nunca publicó. 

Ayudó a Elizabeth F. Ellet a publicar su libro Women of the American Revolution / Las Mujeres de la Revolución Americana, pero su enfado no tuvo límites cuando vio que ella no reconocía públicamente su ayuda.

En julio de 1848, visitó a la poetisa Sarah Helen Whitman, en Providence, Rhode Island, aunque estaba mal de salud. Sufría de vértigo y agotamiento y rara vez dejaba su apartamento de la universidad de Nueva York. Era además incapaz de escribir sin recurrir al opio. 

En otoño de aquel año, sufrió un ataque de epilepsia, el primero de los muchos que sufriría a lo largo de su vida. A causa de uno de estos ataques cayó al agua desde un ferry en Brooklyn, y estuvo a punto de perecer ahogado. Escribió al editor James Thomas Fields: "Me encuentro en un estado lamentable, física y mentalmente. No sé cuál será mi fin. Me siento agotado, entre la vida y la muerte, el cielo y el infierno".

En 1849, sufrió una gran conmoción al enterarse de que Charles Fenno Hoffman, con quien había hecho gran amistad, había sido recluido en un asilo para enfermos mentales.

Pese a todo, siguió escribiendo y contribuyendo con críticas literarias para varias publicaciones, bien contratado, o por su cuenta; estuvo, por ejemplo, veintidós meses, de julio de 1850 a abril de 1852, en The International Magazine. Allí, trabajó con colaboradores como Elizabeth Oakes Smith, Mary E. Hewitt y John R. Thompson. 

En el número del 10 de noviembre de 1855 de la revista The Criterion, Griswold reseñó la obra Hojas de hierba, de Walt Whitman, que definió como “a mass of stupid filth” / “un montón de necia basura”, y se refirió -en latín-, a la sexualidad de Whitman, y a “ese horrible pecado impronunciable entre cristianos”. Whitman decidió incluir la crítica en una edición posterior de Hojas de Hierba, fue así uno de los primeros escritores del siglo XIX que se refirió a la sexualidad de Whitman.

Tras un breve flirteo con la poetisa Alice Cary, Griswold se comprometió con otra mujer, Harriet McCrillis. En principio no deseaba divorciarse de Charlotte Myers, ya que tenía pavor a "la publicidad" y también debido al amor a su hija. Sin embargo, finalmente presentó una solicitud de divorcio en la corte de Common Pleas en Filadelfia, el 25 de marzo de 1852. 

Elizabeth F. Ellet —la ya citada escritora, protagonista del escándalo más sonado en la vida de Poe y Ann S. Stephens, también escritora, se pusieron en contacto con Myers, instándola a que no aceptara el divorcio, y con Harriet McCrillis para que no se casase con Griswold.

A fin de convencer a Myers de que se divorciara, Griswold le permitió quedarse con su hija Caroline, con la condición de que firmase una declaración, diciendo que ella lo había abandonado. Myers aceptó y el divorcio se hizo oficial el 18 de diciembre y es probable que Griswold no volviera a ver ni a Myers ni a su hija nunca más.

Poco después, el 26 de diciembre de 1852, se casó con Harriet McCrillis, instalándose en Nueva York, donde nacería su hijo, William, el 9 de octubre del año siguiente. 

Ellet y Stephens siguieron escribiendo a la exmujer de Griswold, tratando de convencerla de que hiciera revocar el divorcio, hasta lograrlo; pues presentó una demanda en Filadelfia, el 23 de septiembre de 1853. El tribunal, que había extraviado la documentación del divorcio, denegó la petición. Entre tanto, un escape de gas en casa de Griswold, provocó una explosión y un incendio, que le produjo  graves quemaduras, además de perder las pestañas, las cejas y siete uñas. 

El mismo año, su hija de quince años, Emily, estuvo a punto de morir en Connecticut, cuando el tren en que viajaba, cayó de un puente levadizo, al cauce del río. Cuando Griswold llegó, tuvo que ver cuarenta y nueve cadáveres en la morgue, pues Emily había sido dada por muerta al ser encontrada bajo el agua, sin embargo, un médico había logrado reanimarla. 

Tras el impacto del incendio y el descarrilamiento, el 24 de febrero de 1856, la apelación al divorcio llegó a los tribunales; Ellet y Stephens declararon contra Griswold, pero al no asistir ni Griswold ni Myers, el recurso fue desestimado. Sin embargo, muy dolida por las circunstancias a las que se había visto sometida, Harriet McCrillis decidió abandonar a Griswold en Nueva York y regresó con su familia a Bangor, Maine. 

Griswold murió por enfermedad, en Nueva York, el 27 de agosto de 1857.

Sarah Anna Lewis, escritora amiga, sugirió que las injerencias de Elizabeth F. Ellet, habían acelerado su mal y que ella “lo había llevado a la muerte”.

La única decoración encontrada en la habitación en que murió, eran retratos, de él mismo, de Frances Osgood y de Poe. Un amigo, Charles Godfrey Leland, encontró en su escritorio cierto número de documentos preparados para su publicación, en los cuales se atacaba con virulencia a varios autores, pero Leland decidió quemarlos.

El funeral se celebró el 30 de agosto. Entre los que portaban el ataúd estaban, el propio Leland, Charles Frederick Briggs, George Henry Moore y Richard Henry Stoddard. Sus restos reposaron en un mausoleo durante ocho años, antes de su inhumación definitiva, el 12 de julio de 1865, en una tumba sin lápida del cementerio de Green-Wood, en Brooklyn, Nueva York.

Su biblioteca, formada por varios miles de volúmenes fue vendida por 3000 dólares para sufragar un monumento en su memoria, que nunca se erigió.

La antología de Griswold The Poets and Poetry of America fue la más completa de su tiempo. Según afirmó el crítico Lewis Gaylord Clark, el libro de Griswold “sería representativo de la literatura inmortal de la época y la nación”. De hecho, la antología granjeó a su autor una gran reputación entre 1840 y 1860 y la primera edición tuvo tres reimpresiones en solo seis meses. 

Sin embargo, su selección fue muy cuestionada; un editor inglés revisó la antología y concluyó que “con dos o tres excepciones, no hay un poeta importante en toda la Unión” y definió el libro como “el acto más visible de martirio cometido hasta hoy al servicio de las musas transatlánticas”. Aun así, el libro tuvo un gran éxito y siguió publicándose tras la muerte de su autor, a cargo de su amigo Richard Henry Stoddard.

Lo cierto, es que, en la actualidad, se ha definido The Poets and Poetry of America, como “cementerio de poetas”, dado que la mayoría de autores que recoge ha pasado al olvido, habiendo llegado a ser, en palabras del historiador de la literatura Fred Lewis Pattee, “muertos [...] más allá de toda resurrección”. Pattee llamó también el libro “colección de basura poética” y “voluminosa inutilidad”.

La crítica estadounidense actual define a Griswold como errático, dogmático, pretencioso y vengativo. 

Antologías posteriores como Prose Writers of America y Female Poets of America, lo convertirían en un dictador literario, cuya aprobación solicitaban los escritores, aun temiendo su creciente arbitrariedad. 

Aunque trataban de impresionarle, algunos autores no dejaron de expresar su opinión sobre el carácter de Griswold. Ann S. Stephens lo llamó falso y dijo que era “constitucionalmente incapaz de decir la verdad”. Incluso sus amigos lo tenían por un consumado mentiroso y tenían un dicho: “¿Es un Griswold o es verdad?” 

Otro de sus amigos lo llamó una vez “uno de los hombres más irritables y vengativos que he conocido”.

El escritor Cornelius Mathews escribió en 1847 que Griswold pescaba escritores para explotarlos, y advertía a “los pobres pececillos” para que evitaran “el anzuelo de Griswold”.

Una reseña de una de las antologías de Griswold, publicada anónimamente en el Saturday Museum, de Filadelfia, el 28 de enero de 1843 -que pudo ser escrita por Poe-, se pregunta refiriéndose a Griswold; “¿Cuál va a ser su destino? El olvido. Sólo será recordado por aquellos a quienes injurió e insultó; se hundirá en la nada, sin dejar rastro, y si se le cita en la posteridad será para designarlo como el siervo infiel que abusó de la confianza de su amo”.

El escritor James Russell Lowell, a quien, en privado, Griswold definió como “un asno, o mejor, un pobre desgraciado”, compuso unos versos satíricos sobre Griswold en su poema "A Fable for Critics"/ "Fábula de críticos", habla de “Títiro Griswold, que despluma a las gallinas vivas, para hacerse un traje de cisne.”

Por otra parte, hay que destacar el hecho de que Griswold fue uno de los primeros en proponer la enseñanza de la poesía --estadounidense e inglesa-, en las escuelas, a cuyo efecto, compuso la antología Readings in American Poetry for the Use of Schools / Lecturas de poesía americana para uso escolar. 

Su pretendido conocimiento absoluto de la poesía de su país lo fundaba en el hecho de que había leído absolutamente toda la poesía escrita antes de 1850, alrededor de 500 volúmenes.

"Griswold muestra más patriotismo literario, si se me permite decirlo así, que ninguna otra persona que yo haya conocido", escribió un colaborador de Graham's Magazine. «Desde que llegaron los “Padres Peregrinos”, ningún hombre o mujer ha escrito nada sobre ningún tema que haya escapado a su celoso escrutinio". 

El editor y biógrafo Evert Augustus Duyckinck comentó que "el pensamiento [de una literatura nacional] pareció posesionarse de la mente de Griswold con la fuerza de una monomanía". El poeta Philip Pendleton Cooke puso en cuestión la sinceridad de Griswold, afirmando que "debería haberlo deseado de verdad en vez de hablar tanto".

En los 1850, el nacionalismo literario de este autor había menguado un tanto, y se adhirió a la tendencia general de su tiempo de centrarse más en obras literarias inglesas, francesas y alemanas,  hasta el punto de desvincularse de la "idea absurda de que podemos crear una literatura totalmente nueva".

Públicamente, Griswold apoyó el establecimiento de un ordenamiento internacional del copyright, aunque él mismo con frecuencia pirateó obras enteras en su tiempo de editor, sobre todo con The Brother Jonathan. Un editor contemporáneo dijo de él: "Se aprovecha de una situación que declara "inmoral, injusta e infame", pero cuanto más alto protesta, con más ahínco rapiña.» Aun así, fue elegido para representar a la industria editorial ante el Congreso en la primavera de 1844 para discutir la necesidad de legislar el copyright

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Griswold conoció a Edgar Allan Poe en Filadelfia en mayo de 1841, cuando el primero trabajaba para el Daily Standard. Al principio, su relación era cordial, al menos aparentemente. En una carta del 29 de marzo de 1841, Poe envió a Griswold varios poemas para la antología The Poets and Poetry of America, diciendo que se sentiría orgulloso de ver "uno o dos de ellos en el libro". Griswold escogió tres de aquellos poemas: "Coliseum", "El palacio encantado" y "La durmiente". En noviembre de ese año Poe, quien antes había elogiado a Griswold en su serie "Autography", como "caballero de gusto refinado y sano juicio", escribió una crítica favorable de la antología de Griswold, que se la pagó, y prometió utilizar su influencia para que la misma fuera publicada en un periódico de Boston.

La crítica, aunque favorable en general, cuestionaba la inclusión de algunos autores y la exclusión de otros. Poe afirmó también que Griswold "favoreció indebidamente"» a escritores de Nueva Inglaterra. Griswold había esperado más elogios de Poe, y este, en privado, había dicho que no estaba particularmente impresionado por el libro, denostándolo incluso como "una atroz patraña" en carta a un amigo. En otra carta a su colega Frederick W. Thomas, Poe sugirió que la promesa de Griswold de publicar la reseña era en realidad un soborno para que su dictamen fuera favorable, a sabiendas de que él necesitaba el dinero. 

Para hacer las relaciones más tensas, solo unos meses después, Griswold fue contratado por George Rex Graham para asumir el puesto de Poe como editor de la Graham's Magazine. Griswold tuvo mejor sueldo y más control editorial sobre la revista que su predecesor. 

Poco tiempo después, Poe empezó a pronunciar conferencias con el título "The Poets and Poetry of America", la primera de las cuales fue ofrecida en Filadelfia el 25 de noviembre de 1843. En ella atacó abiertamente a Griswold ante una gran audiencia, y siguió haciéndolo en ocasiones posteriores. Graham diría que en el transcurso de estas conferencias, Poe "dio a Griswold un repaso como para ser recordado".

En una carta de 16 de enero de 1845 que contestaba a otra de Griswold de dos días antes, Poe trató de reconciliarse con Griswold, pidiéndole disculpas por lo vertido en la conferencia aludida y haciendo votos por recobrar su amistad. He aquí el texto casi completo de ambas misivas:

• Griswold a Poe, 14 de enero de 1845:

Aunque tengo diversos motivos de querella contra usted, que fácilmente recordará, no voy a permitir, bajo ninguna circunstancia, como usted repetidamente ha insinuado, que mis asuntos privados influyan sobre mi juicio como crítico, o sobre la expresión del mismo. Respetaré, por lo tanto, mis primeras impresiones favorables sobre su trabajo, ya expresadas anteriormente a usted, y en un nuevo libro que tengo en preparación me esforzaré por hacerle perfecta justicia.

• Poe a Griswold, 16 de enero de 1845:

Querido Griswold –si me permite llamarlo así– su carta en principio me conmocionó dolorosamente, pero después sentí un gran placer: conmoción, porque me hizo ver que había perdido, debido a mi insensatez, a un amigo honorable; placer, porque vi en ello una esperanza de reconciliación.

He sido consciente, durante varias semanas, de que las razones que me movieron a hablar de su libro como lo hice (de usted siempre he hablado bien) se basan en la maledicencia de quien tiene por profesión la invención de travesuras. Sin embargo, le supongo irremediablemente ofendido, ya que no pude convencerle cuando nos reunimos en la oficina del "Tribune", aunque anhelaba hacerlo. Nada me proporcionaría un placer más sincero que el hecho de que usted aceptara estas disculpas, juzgándome así su amigo.

Si puede lograr olvidar el pasado, hágame saber dónde podemos hablar o, si lo desea, venga a verme al "Mirror", cualquier mañana alrededor de las 10. Podremos entonces hablar sobre los otros asuntos que, para mí al menos, son de mucha menos importancia que su buena voluntad.

Griswold modificó el texto de su propia carta, que recogió, como otras muchas de su correspondencia con Poe, en su "Memoria del autor", dejándolo de la siguiente manera:

Señor, Aunque tengo algunos motivos de querella contra usted, como bien parece recordar, no voy, bajo ninguna circunstancia, a permitir, como usted repetidamente ha insinuado, que mis relaciones personales influyan en la expresión de mis opiniones como crítico. A través de las pruebas que le adjunto de lo que yo había escrito antes de la recepción de su nota, podrá usted comprobar que mi opinión de su trabajo es la misma que cuando tenía el placer de considerarme su amigo.

Otra fuente de animosidad entre los dos hombres fue su competencia por la atención de la poetisa Frances Sargent Osgood, en el segundo lustro de la década de 1840. Ella y Poe estaban todavía casados con sus respectivos cónyuges, pero coqueteaban entre sí abiertamente en público, lo que era muy comentado en el mundillo literario. Griswold, enamorado de Osgood, la escoltaba en los salones literarios y se convirtió en su más firme defensor. "Es en todos los aspectos la mujer más admirable que he conocido", le escribió al editor James Thomas Fields en 1848. Osgood respondió dedicando un libro de poesía a Griswold, "como recuerdo de admiración por su genio, como gratitud por su carácter generoso y por sus valiosos consejos literarios".

"Ludwig" 

Tras la muerte de Poe, Griswold escribió el obituario que firmó como "Ludwig". Se publicó en el número del 9 de octubre de 1849 del New York Tribune, y fue reproducido a menudo. Griswold declaró en él: «Edgar Allan Poe ha muerto. Murió anteayer en Baltimore. Esta noticia sorprenderá a muchos, y algunos se apenarán». "Algunos" / "a few", ya que no tenía muchos amigos. Declaró que Poe solía vagabundear por las calles ya fuese «demente o melancólico», mascullando y maldiciéndose a sí mismo; añadió que se irritaba fácilmente, que era un gran envidioso y «consideraba la sociedad compuesta de villanos». La llave de su éxito había sido buscar «el derecho a despreciar a un mundo que irritaba a su engreimiento».

Gran parte de esta caracterización de Poe la copió casi literalmente de otra, que era ficticia, sobre el personaje de Francis Vivian, en la novela Los Caxtons, de Edward Bulwer-Lytton, y así lo declaró Griswold expresamente en la "Memoria".

El biógrafo de Griswold, Joy Bayless, escribió que Griswold utilizó un pseudónimo, no para enmascararse sino porque era su costumbre no firmar nunca sus colaboraciones en prensa. En cualquier caso, la identidad de Griswold fue pronto revelada. En una carta dirigida a Sarah Helen Whitman, de fecha 17 de diciembre de 1849, admitió su autoría del obituario de Poe. "Yo no era su amigo, ni él lo era mío", escribió. 

Griswold afirmó que "entre las últimas peticiones del señor Poe" estaba que él se convirtiera en su albacea literario, "en beneficio de su familia». Griswold dijo que la tía y suegra de Poe, Maria Clemm, había confirmado esta voluntad de Poe el 9 de junio de 1849, y que renunciaba a cualquier derecho sobre las obras de su yerno muerto.

Existe un documento, de fecha 20 de octubre de 1849, a través del cual Clemm transfiere en efecto todos los poderes legales a Griswold, aunque no está firmado por testigos. Clemm, sin embargo, no tenía derecho a tomar tal decisión; la hermana sobreviviente de Poe, Rosalie, era su pariente más cercano. 

Aunque Griswold había actuado como agente literario de otros escritores, no está claro si Poe realmente lo designó como su albacea, aunque no es imposible que lo hiciera, en el sentido que apunta su relato "El demonio de la perversidad", si se trató de un truco por parte de Griswold, o de un error de Maria Clemm. Otra posibilidad que se ha apuntado es que Poe fuese persuadido por Osgood para nombrar a Griswold su albacea.

En cualquier caso, Griswold, con James Russell Lowell y Nathaniel Parker Willis, publicó una antología de las obras de Poe en tres volúmenes, que salió a la luz en enero de 1850. Griswold no compartió los beneficios de esta edición con los parientes de Poe que le habían sobrevivido. Esta edición contiene una sección biográfica titulada "Memoir of the Author" / "Memoria del autor", que se ha hecho famosa por sus inexactitudes.

La "Memoria" describe a Poe como un demente, adicto a las drogas y borracho a todas horas. Muchas de estas afirmaciones las basó Griswold en cartas falsas que utilizó como prueba, siendo denunciado por aquellos que conocían bien a Poe; personas como Sarah Helen Whitman, Charles Frederick Briggs o George Rex Graham

En marzo, Graham publicó una nota en su revista acusando a Griswold de traicionar la confianza y cobrarse venganza de un muerto."El señor Griswold –escribió– ha permitido que viejos prejuicios y enemistades cambiasen su imagen [de Poe].” 

Thomas Holley Chivers escribió un libro titulado New Life of Edgar Allan Poe / Nueva vida de Edgar Allan Poe, en el que respondió directamente a las acusaciones de Griswold. Manifestó sobre este: "No sólo es incompetente para editar sus obras [de Poe], sino también totalmente ignorante de las funciones que tanto él mismo como cualquier otro hombre deben a los muertos en tanto que albaceas literarios". 

Hoy en día el nombre de Griswold se asocia a Poe como su character assassin / asesino de personaje, expresión inglesa que designa a aquel que se dedica a hundir la reputación de otro, ya esté vivo o muerto, aunque no todos creen que Griswold tuviera deliberadamente la intención de causar daño.

Otras sugerencias falsas que hizo Griswold fue que Poe había sido expulsado de la Universidad de Virginia, y que trató de seducir a la segunda esposa de su protector, John Allan. Lo que sí consiguieron estos intentos fue atraer la atención de los lectores sobre la obra de Poe, ya que, al parecer, resultaba muy atractiva la idea de estar leyendo las obras de un auténtico "malvado". Esta falsa caracterización de Poe originada por Griswold se convertiría en la historia oficial sobre el desventurado autor de El cuervo durante los siguientes veinte años. 

Julio Cortázar, quien opinaba de Griswold que era un “envidioso profesional”; rescató un pasaje de la "Memoria" en que el antologista parece oscilar en su criterio, al trazar una admirativa semblanza de Poe:

Su conversación alcanzaba a veces una elocuencia casi sobrenatural. Modulaba la voz con asombrosa destreza y sus grandes ojos, de variable expresión, miraban serenos o infundían una ígnea confusión en los de sus oyentes, mientras su rostro resplandecía o se mantenía inmutablemente pálido, según que la imaginación apresurara el correr de su sangre o la helara en torno al corazón. Las imágenes que empleaba procedían de mundos que un mortal sólo puede ver con la visión del genio. Partiendo bruscamente de una proposición planteada exacta y agudamente en términos de máxima sencillez y claridad, rechazaba las formas de la lógica habitual, en un cristalino proceso de acumulación; alzaba sus demostraciones oculares en formas de grandeza tan lúgubre como fantasmal, o en otras de la más aérea y deliciosa belleza, tan detallada y claramente y con tanta rapidez, que la atención quedaba encadenada en medio de sus asombrosas creaciones.

En la última página de la "Memoria", siguiendo con la línea del personaje de Bulwer-Lytton, mencionado más arriba, afirma Griswold: “La pasión en él [Poe] comprendía muchas de las peores emociones que militan contra la felicidad humana”. Y termina con las citadas afirmaciones sobre su pretendida envidia y su morboso engreimiento. Tal vez se podría hablar de la vieja frase sobre la “paja en el ojo ajeno”, puesto que Poe, jamás presentó semejantes actitudes.

Robert Louis Stevenson afirmó lapidariamente de Griswold: “Mr. Ingram ha hecho todo lo posible por limpiar el nombre de Poe de las calumnias de Rufus Griswold, caballero, por nombre siniestro, que compone una figura tan repulsiva en la historia de la literatura que muy bien pudiera haber sido acuñada por la virulenta imaginación de su víctima”.

Georges Walter, autor de una biografía en francés de Poe, califica a Griswold de "Yago de la literatura" -Yago, recuérdese, es el traidor del Otelo de Shakespeare-. Añadía que el hecho de convertirse en albacea literario de Poe “agrava la repulsión que el ex reverendo inspira a los entusiastas de Edgar Poe, indignados por el monumento de oprobio de que fue obstinado arquitecto, como si arreglara unas cuentas pacientemente acumuladas”. Ya el obituario, para Walter, no tenía nada de improvisado. Y en cuanto a la "Memoria", afirma que consiste en un cúmulo de «falsificaciones de textos y mentiras que costó medio siglo desenmascarar».

En total, Griswold llegó a publicar diecinueve Antologías; para uso en las escuelas; además de las de carácter general, una sobre mujeres poetas, y otra exclusiva; “The Prose Works of John Milton” / Trabajos en prosa de John Milton.

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¿Qué pensar sobre este antologista, y de la credibilidad de la imagen que semejante “albacea” diseñó de Poe?

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