miércoles, 25 de octubre de 2017

Romanticismo y Románticos –III a– VÍCTOR HUGO. La vida


Byron-Hugo-Espronceda
Scott-Chateabriand-Zorrilla

Victor Hugo par Léon Bonnat, 1879. Versailles

Victor Marie Hugo
Besançon, 26 de febrero de 1802-París, 22 de mayo de 1885.

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Hijo del General del Imperio Joseph Leopoldo Sigisbert Hugo (1773-1828), que fue Conde de Sigüenza, por nombramiento de José I Bonaparte,— y jefe de batallón destinado en la guarnición de Doubs, donde se encontraba, precisamente, cuando nació Víctor

Su esposa, Sophie Trébuchet (1772-1821), era una dama de origen bretón.

Considerando su dramática vida familiar durante la infancia, así como las sucesivas tragedias, también familiares, sufridas en la madurez, y ya relacionadas con su esposa y sus hijos, parece importante tratar estos aspectos biográficos, ya que marcarían su vida, por más que frecuentemente, queden ocultos tras sus obras.
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Joseph Léopold Sigisbert Hugo, su padre, nació en Nancy el 15 de noviembre de 1773, y falleció el 29 de enero de 1828. Su vida transcurrió en el ejército, durante la Revolución, la República  y el Imperio.

Sus cuatro hermanos combatieron en los ejércitos de la République, y él mismo se alistó a los 14 años como soldado raso, convirtiéndose en oficial a los 17, en 1790. Intervino en todas las guerras durante la Révolution, distinguiéndose en el Rhin, en Vendée y, sobre todo en el Danubio. Se unió desde 1791 al ejército del Rhin. Herido ante Mayence, fue destinado al Oeste de Francia como Jefe de Batallón, para luchar contra los insurrectos de Vendée y de Bretagne. En abril de 1794, fue testigo de la Masacre del Château d'Aux. –Los días 2 y 3 de abril de 1794, durante el Terror y la Vendée; 209 habitantes de Bouguenais, sospechosos de apoyar la causa realista, fueron fusilados en la Comuna de Saint-Jean-de-Boiseau, por la guarnición republicana del Castillo de Aux, tras un juicio sumario.

El General Léopold Hugo con dos de sus hermanos y su hijo Abel. 
De Julie Hugo –Duvidal-. Maison de Victor Hugo

En 1796, conoce en Châteaubriant a Sophie Trébuchet, con la que se casa el 15 de noviembre de 1797 en París. 

Tienen tres hijos, Abel Hugo, que nace el 15.11.1798, en Paris; Eugène Hugo, el 16.9.1800 en Nancy, y Victor Hugo, el 26.2.1802, en Besançon. 

Con ocasión de la firma del Tratado de Lunéville, conoció personalmente a José Bonaparte, a quien quizá ya conocía de la Logia del Gran Oriente de Marseille, entonces, rey de Nápoles, a cuyo servicio pasó.

Halló un país plagado de partidas de salteadores, encabezados por el terrible Fra Diavolo, jefe de ladrones y de insurrectos a la vez, en el Lazio, que sembraba el terror en campos y ciudades. Hugo descompuso las bandas, una tras otra, hizo prisionero a Fra Diavolo y lo llevó a juicio, del que salió con una orden de ejecución que debía cumplirse en dos horas, el día 10 de noviembre de 1806. Como recompensa, Bonaparte le ascendió a Coronel en 1808, y le hizo Mariscal de Palacio y Jefe Militar de la Provincia de Avellino.

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Fra Diavolo 7.4.1771-11.11.1806, Michele Pezza, era un popular forajido italiano que se resistió a la ocupación francesa de Nápoles, por lo que es recordado en las leyendas populares, además de en las novelas de Alexandre Dumas. El apodo se lo puso un maestro d escuela, a causa de su fiero carácter, así como por el hábito de monje que solía llevar, a causa de una promesa de su madre. 

Procedía de una familia humilde de Itria y, aunque hay poca información, parece que pronto se hizo célebre por sus crímenes y robos.

Cuando Nápoles fue invadido y se instauró la llamada República Partenopea. en 1799, el cardenal Fabrizio Ruffo, en nombre del rey Borbón Fernando IV, que había huido a Sicilia, emprendió la reconquista del país. Para ello convocó bandas de campesinos, prisioneros, bandidos y otros lazzaroni –los más desfavorecidos-, bajo el nombre de Sanfedisti o Bande della Santa Fede. Perdonó a Pezza sus crímenes y le hizo jefe de una banda contra los franceses, a los que no dejó de diezmar por todos los medios, gracias, entre otras cosas, a su conocimiento del terreno. Aun así, no pudo evitar la caída de Nápoles en manos franceses, en enero de 1799.

Organizando a su gente como un ejército, incluso uniformado, fue sobre todo conocido por sus atrocidades, como arrojar a prisioneros -hombres, mujeres y niños-, por un precipicio, o realizar docenas de fusilamientos simultáneos. El general napolitano Naselli logró hacerlo prisionero en el castillo de San Angelo, aunque pronto fue liberado. Pero cuando José Bonaparte fue hecho rey de Nápoles, se puso precio a su cabeza, y aunque Fra Diavolo, siguió sembrando el terror dos meses más, terminó hambriento y enfermo, siendo reconocido, a pesar de haberse disfrazado. Una vez capturado, fue juzgado y condenado a muerte.
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Hugo siguió a José Bonaparte a España, donde fue ascendido a Coronel y nombrado General y Gobernador de las provincias de Ávila, Segovia, Soria, Guadalajara, etc. enfrentándose durante tres años al célebre e indomable, Juan Martín, el Empecinado, llegando a tomar como rehén a su propia madre, inútilmente.

Hugo se enfrentó a él en varias ocasiones, pero nunca con resultados decisivos.
Más tarde, Juan Martín sería perseguido por Fernando VII, quien aprobó su sentencia a muerte por ahorcamiento, -después de prometerle amnistía-. Fue ejecutado el 20 de agosto de 1825.

Al parecer, Fernando VII le había ofrecido un título nobiliario y una gran cantidad de dinero, si se unía a su causa.

-Diga usted al rey que si no quería la constitución, que no la hubiera jurado; que el Empecinado la juró y jamás cometerá la infamia de faltar a sus juramentos.

Juan Martín Díez, el Empecinado, por Francisco de Goya
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Se dice –y lo explica él mismo Hugo hijo, en sus Memorias-, que probablemente su padre evitó un atentado contra Napoleón. Después fue hecho Conde de Cogolludo y Sigüenza o de Cifuentes, aunque no está claramente documentado.

Tomó Ávila el 15 de enero de 1809, la fortificó y convirtió la ciudad en centro de apoyo del Mariscal Soult. Fue ascendido a General de Brigada en agosto del mismo año y al siguiente, Inspector General del Ejército y Comendador de la Orden Real de España. 

En 1812 fue designado Comandante de la Plaza de Madrid y, finalmente, mandó la retaguardia cuando sus compatriotas tuvieron que evacuar la capital; una desastrosa retirada, durante la cual salvó la vida a miles de franceses y es posible que al propio monarca, rechazando un ataqué inglés.

Tras la retirada de España, en 1813, fue degradado por Napoleón, pero aun con el cargo de Mayor, recibió la orden de defender Thionville en enero de 1914, donde resistió casi cien días sin rendirse, ante la coalición de Louis XVIII, pocos días después de la abdicación del Emperador.

A pesar de quedarle la mitad del sueldo, a partir de septiembre de 1814, recibió la Cruz de Saint-Louis y fue hecho Oficial de la Legión de Honor el año siguiente.

Volvió al servicio del Emperador durante los Cien Días. Tras su retirada, en 1824 se instaló en Blois, pero falleció repentinamente en París, el 29 de enero de 1828, a los 54 años. Fue enterrado en el cementerio Pére Lachaise.

Sophie Trebuchet, Mme Léopold Hugo, 1772 - Paris, 1821

Nacida el 19 de junio de 1772, la madre de Víctor Hugo, tras pasar la infancia en Nantes, conoció a Leopoldo Hugo en Chateaubriant, con el que se casó en París, el 15 de noviembre de 1797. Como sabemos, tuvieron tres hijos: Abel, en 1798; Eugéne, en 1800 y Víctor, finalmente, en 1802.

Pronto surgieron grandes diferencias entre el matrimonio, y Sophie, que hasta entonces había seguido a Léopold en sus sucesivos cambios de destino, decidió quedarse en París, acompañada y protegida por su buen amigo el General Lahorie, amigo del matrimonio y padrino de Víctor, al que inició en Literatura Latina.

Sophie conoció, casi desde el primer momento –1803–, la relación –que él no ocultaba-, entre su marido y Catherine Thomas.

En 1811 y 1814, su marido le retiró la custodia de los hijos, y ya entre 1815 y 1818, las continuas disputas, debidas al carácter violento del padre e imperioso de la madre, los llevaron a un proceso de separación judicial, tras el cual, Sophie mantuvo la custodia de los hijos.

Entre tanto, se produjo la conspiración realista del General Malet contra el Emperador, en octubre de 1812, que finalmente fracasó. En el proceso subsiguiente, el conspirador fue acusado por Pierre Foucher, padre de Adèle –que con el tiempo se casaría con Víctor Hugo, a pesar de la madre de este–. A finales del mismo mes, octubre de 1812, Malet, Lahorie –el amigo de Sophie Trébuchet- y otros diez acusados, fueron fusilados.

A partir de 1817 Sophie se ocupó de la educación de Eugène y Víctor, desarrollando estos un gran afecto hacia aquella mujer, que con el tiempo habría evolucionado desde el republicanismo juvenil, a ser monárquica en la madurez. Víctor siempre tuvo alabanzas para ella, a pesar de que su madre confiaba más en las posibilidades de los hermanos mayores que en las dotes del pequeño.

El 26 de abril de 1820, los padres de Adèle, los Foucher, la visitaron, pero ella siguió negándose a permitir que Víctor se casara con ella, lo que provocó la separación definitiva de ambas familias, que no volvieron a tratarse hasta después del fallecimiento de Sophie, el 27 de junio de 1821. Víctor pudo casarse entonces con Adèle Foucher, el día 12 de octubre de 1822.

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Sophie viajó a Madrid con sus tres hijos, en junio de 1811, cuando su esposo, el general Hugo se encontraba en Guadalajara en busca del Empecinado. Cuando Sophie llegó a Madrid, tras un larguísimo y peligroso viaje, Leopoldo montó en cólera e inmediatamente pidió el divorcio, alegando el “carácter inflexible” de su esposa, pidiendo asimismo “retirar a esta perniciosa mujer el cuidado de sus tres niños, para internarlos en una casa de educación”.

La realidad es que hasta que Sophie llegó, Leopoldo, vivía tranquilamente con la señora Catherine Thomas, a la que había conocido en Nápoles y con la cual se mostraba públicamente en su veladas madrileñas.

La madre volvió a París con los niños y allí vivió, en compañía de Víctor Fanneau de Lahorie, un general de la Revolución, que se distanció de Napoleón cuando este se autoproclamó Emperador. Lahorie, que había sido no sólo amigo, sino también valedor de Hugo padre, fue también padrino del escritor, que recibió su nombre. Al parecer seguía siendo gran amigo y protector de Sophie y, aunque se dice que eran amantes, no existe prueba alguna de que sea cierto, aunque sí las hay de que los niños lo querían mucho.

En aquel momento, Lahorie fue perseguido, acusado de conspiración por Fouché, cuyo sucesor, Savary, tras ponerle una trampa, procedió a su arresto, hallándose presentes los hijos de Sophie. Andando el tiempo, Adèle, la hija de Víctor Hugo declaró que aquel suceso marcó la vida de su padre, quien escribió refiriéndose a Lahorie: “No ha sido en vano que haya tenido en mi cabeza, desde muy niño, la sombra del proscrito, y que escuchara entonces la voz de quien esperaba la muerte pronunciando la palabra que representa el derecho y el deber: libertad".

En todo caso, el arresto de Lahorie, y el peligro en que la madre se encontraba, pudiendo ser acusada de complicidad, la obligaron a volver a España. Su marido se negó a convivir con ella y no dejó de mostrarse públicamente con Cathérine, con la que, en ocasiones, y acompañado por sus hijos, recorría el Paseo del Prado en coche descubierto 

José Bonaparte, que deseaba sobre todo evitar escándalos en su corte, hizo llegar a Leopoldo una nota muy clara, fechada el 30 de enero de 1812: “No os lo oculto. Está en mi voluntad que no deis un ejemplo escandaloso al negaros a convivir con madame Hugo, como cabe esperar de un hombre de vuestra calidad... Prefiero vuestra marcha, al espectáculo que ofrece vuestra familia desde hace meses".

Fue durante esa época cuando los niños ingresaron en el Colegio de San Antón, en la calle Hortaleza. 

Al parecer, a Víctor le afectó sensiblemente la separación de su madre, a pesar de que ella los visitaba frecuentemente. En su obra Ruy Blas, que se desarrolla en Madrid, hablará de la desdichada reina, que va todos los días a visitar a las monjas del Rosario. Ya sabes, subiendo la calle Hortaleza.”

Más tarde, Eugéne y Víctor volvieron a Francia con su madre, mientras que Abel, el mayor, se quedó en Madrid, como paje en la corte del rey José, que se ocupó de hacer llegar una pensión a Sophie.
Fuente: J. Leguina, en El Siglo

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Abel Hugo, retrato de Sophie Duvidal. Versalles

Joseph-Abel Hugo, el hermano mayor de Víctor Hugo nació en París, 15.11.1798, y murió el 7.2.1855, a los 56 años. Fue escritor, periodista e hispanista.

En diciembre de 1819 fundó la revista Le Conservateur Littéraire. 

BNF Gallica 1820

En la Sociedad de Buenas Letras de París enseñaba español y con su apoyo, Víctor también entró a formar parte de la misma sociedad. En 1822 publicó una traducción del Romancero, que Víctor Hugo alabó en el prefacio de Cromwell, definiéndolo como: "Les admirables romanceros espagnols, véritable Iliade de la Chevalerie".

En 1826 apadrinó a Charles. el hijo de Víctor y él mismo se casó, el año siguiente, con la pintora Julie Duvidal de Montferrier. Tuvieron dos hijos, Léopold, en 1828, y Jules, en 1835. 

Colaboró en la Revue des deux mondes en 1833.


Y en 1835 aparecía su obra magna, La France pittoresque…, verdadera guía-enciclopédica de Francia en tres volúmenes. 


Entre 1836 y 1843, publicó también una Histoire générale de la France par les manuscrits en cinco volúmenes, que en 1838 continuó con France militaire: histoire des armées françaises de terre et de mer, en otros cinco volúmenes. 


En colaboración con Couché hijo, escribió también una Histoire de la campagne d'Espagne en 1823, publicada en Paris, en 1824, en 2 vols. Finalmente, escribió la Histoire de l'empereur Napoléon, en 1833.

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Viene sin duda a cuento dedicar un pequeño comentario a Julie Duvidal, la autora del retrato de Abel Hugo precedente y del anterior del general Hugo, y que además, fue la esposa de Abel.

 Julie Duvidal de Montferrier (1797-1865) de François Gérard (1770–1837). 

Julie Hugo (1797-1865), Louise Rose Julie Duvidal de Montferrier, nació en París en 1797. Hizo su aprendizaje artístico con Jacques-Louis David, y después con François Gérard y con Marie-Éléonore Godefroid. Fue copista oficial de las obras de Ingres y Delacroix, y a veces, de su propio maestro, Gérard para instituciones francesas.

Muchos de sus retratos y obras históricas se presentaron en el Salón entre 1819 y 1827. Realizó por encargo, dos escenas mitológicas para las puertas del Château de Rambouillet; que hoy cuelgan en el Louvre.

Autorretrato, fragmento.

Se trata de la única mujer de la cual se colocó una pintura en la Asamblea Nacional francesa, donde permanece en la actualidad. Como hemos dicho, fue maestra de arte de Adèle Foucher, que sería la esposa de Víctor Hugo, mientras que ella misma se casaría con el hermano mayor de este, Abel.

Adèle y Abel Hugo tuvieron dos hijos: Leopoldo Armand Hugo (1828-1895) –Escultor y Matemático–, y Joseph Napoléon Jules Hugo (1835-1863). La pintora murió en Bruselas el 10 de abril de 1865. 

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En 1822, Víctor Hugo tenía 20 años y se había prometido en secreto con Adèle Fouchet. Para él una muchacha absolutamente perfecta, a la que encuentra sólo un inquietante defecto: su pasión por el dibujo. Adèle muestra incluso talento, como lo demuestra el retrato que ha hecho del propio Víctor.


Para que ella perfeccione su arte, los padres la llevan al estudio de la retratista Julie Duvidal de Montferrier, lo que preocupa a Víctor, a pesar de la buena reputación de la maestra.

La admiración de Adèle por su profesora le preocupa. En la sociedad de la época, el status de artista está mal visto, sobre todo para una mujer. Víctor pide a Adèle que abandone la pintura, porque para él sería una catástrofe que arruinaría la reputación de la muchacha, a la que escribe: ¿Es conveniente para una mujer rebajarse a la clase de los artistas, la misma clase en la se sitúan las actrices y las bailarinas? –Dicho con otras palabras, se refería a las mujeres de mala vida–.

Pero Adèle desobedece a Víctor. Julie Duvidal sigue dándole sus lecciones, mientras avanza en su carrera de retratista. Finamente, Víctor aprende a conocer a Julie y escribe para ella algunos poemas, cuando, –como sabemos-, termina por convertirse en miembro de la familia Hugo, al casarse con Abel.

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Eugène Hugo, vizconde de Hugo, nació en Nancy, el 16.9.1800 y falleció en Val-de-Marne, el 20.2.1837. Poeta. Es el hermano mediano de Abel y Víctor.

Eugéne Hugo. Le Figaro. Supplément littéraire du dimanche

Georges manifestó muy pronto sus dotes literarias, lo que provocó que apareciera una cierta rivalidad entre él y su hermano menor, Víctor, igualmente dotado desde la infancia, pero las diferencias entre ellos crecieron cuando Víctor terminó casándose con Adèle Foucher, de la que Eugenio estaba enamorado en secreto. Al parecer, la boda le provocó una profunda depresión que desembocó en su internamiento en una especie de sanatorio mental en Charenton, donde permaneció hasta su fallecimiento en 1837, a los 36 años.

Víctor, llegó a sentirse relativamente culpable; un sentimiento que, se dice, trató de conjurar haciéndolo aparecer como personaje en algunas de sus obras, como en Les Joumeaux –Los Gemelos, y rindiéndole un especial homenaje en el poema XXIX de sus Voices Intérieures-Voces Interiores, dedicado: Á Eugène Vicomte H., publicado en 1837.

Eugène escribió, entre otras piezas, una Ode sur la Mort du Duc d’Enghien, de 1818, y Sur la mort du prince de Condé, Ode, en 1819.

Sus restos descansan en el cementerio Père Lachaise, de París.

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Víctor Hugo, 12 años

Víctor empezó a escribir poesía de forma casi autodidacta, y parece que ya entonces –de acuerdo con las memorias de su hija Adèle-, dijo la famosa frase: Quiero ser Chateaubriand o nada.

Animado por la recepción de algunos premios literarios, abandonó las ciencias que estudiaba en el Lycée Luis Le Grand y se pasó a las letras, fundando, ya en 1819, con sus hermanos, una revista titulada Le Conservateur Littéraire.

En 1821, cuando tiene 19 años, fallece su madre y al año siguiente publica sus primeros poemarios, Odas y Poesías diversas, que se agotan rápidamente. Su poesía resulta del agrado del monarca, Luis XVIII, que le otorga una pensión anual de 1000 francos, suficientes para pensar en el matrimonio con su amiga de la infancia, Adèle Foucher, con la que, efectivamente, se casaría el 12 de octubre de 1822, causando –se supone- una grave conmoción mental a su hermano Georges, que también estaba enamorado de ella, aunque esto parece difícil de probar ante el misterio que envolvía las enfermedades mentales, a las que siempre se atribuía una causa objetiva, más o menos inmediata, que acaso sólo sirviera de detonante o explicación simplificada de un daño preexistente desconocido.
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Adèle Foucher

Adèle Julie Victoire Marie Foucher, nacida el 27.9.1803 en Paris, falleció el 27 de agosto de 1868 en Bruxelles, a los 64 años.

Casada con Víctor Hugo el 12 de octubre de 1822, en Saint Sulpice, tuvieron cinco hijos:

-Léopold Victor (16 de julio de 1823 - 10 de octubre de 1823);
-Léopoldine Cécile Marie Pierre Catherine (28 de agosto de 1824 - 4 de septiembre de 1843);
-Charles (4 de noviembre de 1826 - 13 de marzo 1871);
-François-Victor (28 de octubre de 1828 - 26 de diciembre de 1873);
-Adèle (24 de agosto de 1830 - 21 de abril de 1915).

Descuidada por su marido, adicto al trabajo, en 1830 inicia una relación amorosa con el crítico Charles-Augustin Sainte-Beuve, amigo de Victor, quien poco después, en 1833, se convertía a su vez en amante de Juliette Drouet, manteniendo con ella una relación a lo largo de 50 años, como su amante oficial. 

Juliette Drouet

Adèle Foucher se fue alejando de Sainte-Beuve, para dedicarse al cuidado de sus hijos y hacerse cargo de los intereses financieros y literarios de su marido. Rompió definitivamente con el crítico en 1837, pero aquellas dobles relaciones dieron paso a un odio persistente entre los dos escritores, antaño amigos. A partir de entonces, Sainte-Beuve en sus críticas, llamaba a Hugo «Polifemo» o «Cíclope», mientras que Hugo se refería a él como Sainte-Bave (Baba)

Adèle se hizo amiga de Léonie d'Aunet, rival de Juliette Drouet en los amores de su marido, y escribió Victor Hugo raconté par un témoin de sa vie-Víctor Hugo contado por un testigo de su vida, publicado en 1863, conteniendo cartas del poeta, escritas a otras mujeres.

Leonie d’ Aunet amante de Hugo hasta 1845- Retrato por François-Auguste Biard

Adèle Fouchet falleció el 27.8.1868, a los 64 años y fue enterrada en Villequier, junto a sus hijas Léopoldine y Adèle.

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Víctor Hugo, desde la Asamblea, apoyó la candidatura presidencial de Luis–Napoleon, que resultó elegido. Posteriormente, este traicionaría los principios republicanos, proclamándose Emperador y aboliendo las reformas más trascendentales del republicanismo. Víctor Hugo, naturalmente, no le ahorró reproches ni menosprecios. Abandonó Francia voluntariamente, antes de ser efectivamente condenado al exilio.

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LOS HIJOS

Léopoldine Cécile Marie-Pierre Catherine Hugo. 
Paris, 28.8.1824-Villequier, Seine-Maritime, 14.9.1843

Léopoldine Hugo. Auguste de Chatillon. Maison de Victor Hugo

El presente retrato aparece fechado el 28 de agosto de 1835, fecha en la que Lépoldine cumplía 11 años

Léopoldine conoció a Charles Vacquerie (1817-1843), hijo de un armador del Havre, durante una visita de los Hugo a los Vacquerie; ella tenía entonces 14 años y Charles 21, y se enamoraron inmediatamente, por lo que Víctor Hugo, que la llamaba cariñosamente Didine, le advirtió que era demasiado joven para casarse. Decidieron, pues, esperar cinco años y, finalmente se casaron, en una ceremonia íntima, el 15 de febrero de 1843 en la iglesia de Saint-Paul.

El 4 de septiembre siguiente, Charles se proponía acudir a un asunto de negocios, embarcándose para hacer el recorrido por el Sena, junto con un tío y un primo suyo de apenas 11 años. Se trataba de una embarcación que su tío había hecho construir recientemente. A última hora, Charles invitó a Léopoldine a acompañarlos, pero ella le dijo que tardaría en vestirse. Pero poco después, él volvió a buscar algunas piedras, porque la embarcación necesitaba lastre. Léopoldine le dijo: -Ya que habéis vuelto, me iré con vosotros, esperadme cinco minutos-, y la madre de Charles, les advirtió que no volverían a tiempo para comer, porque apenas había viento y navegarían muy despacio.

Terminado el asunto que habían ido a resolver, el notario al que visitaron, les aconsejó que volvieran por carretera, a causa de la falta de viento, a cuyo efecto, les ofreció su propio coche, que ellos rechazaron.

Al pasar la barca entre dos colinas, se produjo un torbellino de viento completamente inesperado, que hizo volcar la embarcación, sin que el tío de Charles, que llevaba el timón, pudiera hacer nada para evitarlo.

Al parecer, desde la orilla se vio a Charles aparecer y desaparecer bajo el agua varias veces, pero se pensó que lo hacía por diversión. Era un buen nadador, pero intentaba sacar del agua a Léopoldine que, desesperada, tiraba de él, a la vez que sus pesadas ropas aumentaban enormemente su peso. Al parecer, aun creyendo que Adèle ya había muerto, Charles, agotado, se sumergió una vez más hasta quedar finalmente tendido a su lado.

Cuando la señora Vacquerie creyó ver a los lejos la embarcación volcada, pidió ayuda, pero ya era tarde para los cuatro viajeros. 

Léopoldine tenía 19 años; Charles, 27, su tío, 62 y su primo apenas 11.

Cinco días después, Víctor Hugo, que se encontraba en Rochefort, conoció la noticia por la prensa, y además, no pudo visitar la tumba de Léopoldine hasta tres años después, en septiembre de 1846.

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Víctor Hugo estaba de viaje con Juliette Drouet, cenando en un restaurante en Soubise, cuando el escritor tomó un periódico parisino en el que aparecía el titular: Muere ahogada en el Sena la hija de Víctor Hugo. Aquella noche, el poeta escribió en su diario: Dios mío, ¿qué te he hecho?.

Unos diez años después, cuando la familia vivía en Jersey, recibieron la visita de una famosa médium llamada Delphine de Girardin, en cuyo historial figuraba el hecho de haber sido amante de Chautebriand años atrás. 

Al principio, Hugo no parecía ni contemplar la posibilidad de entrar en contacto con los muertos, pero aun así, optó por participar en sesiones de espiritismo intentando saber algo de su hija Léopoldine. Más tarde, dijo que, exactamente, el día 11 de septiembe de 1853, había hablado con ella y que su familia se hallaba presente. 

A partir de entonces, escribió sobre charlas mantenidas con diversos e interesantes personajes, a través de aquellas sesiones, entre ellos: Dante, Esquilo, Mozart, Platón, Galileo, Shakespeare...

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La muerte de Léopoldine impresionó profundamente a su hermana Adèle, que entonces tenía 13 años y parece posible que la tragedia afectara a su salud síquica.

En cuanto al poeta, fue por entonces cuando conoció a Léonie d’Aunet, que le ayudó a sobrellevar el duelo.

Por otra parte, dedicó numerosos poemas a la memoria de Lèopoldine, entre los que destaca muy especialísimamente, el conmovedor Demain, dès l'aube…



Demain, dès l'aube

         Mañana, al amanecer, a la hora en que se ilumina el campo,
         Me iré. Mira, sé que me esperas.
         Caminaré por el bosque, por el monte.
         No puedo estar lejos de ti más tiempo.

         Caminaré con la mirada fija en mis pensamientos
         sin ver nada más, sin escuchar nada,
         sólo, desconocido, encorvado, con las manos cruzadas,
         triste. El día será para mí como la noche.

         No miraré ni el atardecer dorado,
         ni las velas que a lo lejos bajan hacia Honfleur,
         y cuando llegue, pondré sobre tu tumba
         un ramo de acebo verde y brezo en flor.

3 septembre 1847

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Charles Hugo. 
París, 4.11.1826- Bordeaux, 13.3.1871

Charles Hugo, Musée d’Orsay.  Photo Réunion des Musées Nationaux

El segundo hijo de Víctor Hugo, se libró del cólera gracias a los cuidados de su padre. En 1939, hallándose acogido en casa de los Vacquerie, se hizo amigo del hijo de estos, Augusto, compañero suyo de clase, aunque un poco mayor que él. En 1840, en París obtuvo el primer premio en un concurso de Latín.

En el verano de 1846 vuelve a librarse de un principio de tifus, y unos meses después, ya repuesto, conoce a la actriz Alice Ozy, por cuyo motivo tuvo un enfrentamiento con su padre, que también la pretendía.

En febrero de 1848 fue durante algún tiempo secretario de Lamartine y a principios de octubre fundó, con su padre, su hermano François-Victor, con Paul Maurice y con Auguste Vacquerie, el periódico político L’Événement, que apoyó la candidatura de Louis-Napoléon Bonaparte, contra Cavaignac

En mayo de 1851 publica un artículo contra la pena de muerte por la que es perseguido por la justicia. A pesar de la defensa que de él hizo su padre, resultó condenado el 30 de julio a seis meses de prisión, quedando recluido en la Conciergérie. Cuando salió libre, a finales de enero de 1852, se reunió con su padre, ya exiliado en Bruselas desde mediados de diciembre del año anterior.

Juntos se embarcan en Amberes, el 1º de agosto de 1852 para dirigirse a Jersey, el 5 de agosto, donde Víctor Hugo vivió en el exilio tras el golpe de Estado de Napoleón, quien tras haber sido elegido durante la República, traicionó las reformas que había jurado proteger, restaurando el Imperio y proclamándose Emperador.

Fue por entonces cuando Víctor Hugo conoció a la señora Girardin, la que le introdujo en el espiritismo. Durante las sucesivas sesiones, se dice que Charles resultó ser un medium extraordinario imprescindible.

A finales de Octubre de 1855, Víctor Hugo es expulsado de Jersey y enviado a Guernesey. Allí Charles escribió y publicó algunas de sus obras más conocidas. entre ellas, la pieza teatral, Je vous aime, estrenada en Bruselas, con la asistencia de su padre.

Poco después, contra la opinión de éste, Charles volvió a París haciendo un sacrificio político en favor de su situación literaria, pero el año siguiente la relación entre él y su padre se tensó cuando Charles manifestó claramente su indiferencia religiosa.

El 3 de enero de 1863, Charles se casa con Alice Lehaene, en Bruselas, en el Ayuntamiento y en la iglesia. su primer hijo, Georges, nació el 31 de marzo de 1867, siendo su madrina la madre de Charles, pero murió poco después de cumplir un año.

En agosto del 67 hace un viaje a Zelanda con su padre, que después describe en La Liberté, bajo el seudónimo de Paul de la Miltière, aquel mismo mes, el día 16, nacía su segundo hijo, también llamado Georges.

En el verano del 69 funda Rappel, junto con François Victor, Paul Meurice, Auguste Vacquerie y Rochefort, este último, padrino de su hijo. El periódico fue secuestrado y después clausurado, siendo Charles enviado a prisión en varias ocasiones a causa de sus ideas contrarias a los abusos del Imperio.

Su tercera y última hija, Jeanne, nace el 30 de septiembre de 1869.

El 13 de marzo de 1871, Charles Hugo, familiarmente Toto, murió repentinamente en Burdeos, siendo enterrado el día 18 en el cementerio Père Lachaise de París, justamente, el primer día de la Commune.

En la Place de la Bastille, se formó, en torno al coche fúnebre, una guardia de honor espontánea, compuesta de Guardias Nacionales con los fusiles bajos. Durante todo el recorrido hasta el cementerio, los batallones, en orden de batalla, presentaron armas y saludaron a la bandera. Doblaron los tambores, sonaron los clarines y el pueblo gritaba “¡Vive la République!”.

Víctor Hugo escribió: Si no creyera en el alma, no viviría ni un minuto más.

Su obra Les Hommes de l’exil, se publicó después de su muerte, en 1874. En Mis hijos, Víctor Hugo escribió: Un espíritu alerta y riguroso.., sencillamente, un gran escritor, despreocupado e infatigable, además de brillante.
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François-Victor Hugo 
28 octubre 1828 - 26 diciembre 1873

Auguste de Chatillon, Victor Hugo et son fils François
      
François-Victor Hugo, nacido en Paris, fue el cuarto de los 5 hijos de Victor Hugo y Adèle Foucher. Es conocido, sobre todo, por su gran traducción al francés de la obra de William Shakespeare, cuya serie completa apareció en 18 volúmenes entre 1859 et 1866. Murió en París a los 45 años. 

François-Victor Hugo fue muy activo en la controversia política con su padre y su hermano Charles, en la edición del periódico L'Événemet, que salió en 1848 y fue prohibido en 1851 por reclamar la rehabilitación de los proscritos. Después editó Le Rappel, en 1869, que muy pronto también fue suspendido. Fue también autor de La Normandie inconnue, publicado en 1857.

En 1852, acompañó a su padre en Jersey, donde, junto con su hermano Charles y de Auguste Vacquerie –tío de Charles, el fallecido marido de Léopoldine–, y casi siempre, bajo la dirección de Victor Hugo, realizó retratos de la familia Hugo y su entorno.


Durante la Commune de Paris, en 1871, escribió algunos artículos en el periódico Le Rappel, en los que manifestaba su simpatía por el movimiento del 18 de marzo, lamentando la guerra civil y las medidas emprendidas por la Commune.

Fue enterrado en el cementerio Père-Lachaise de París.

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Adèle Hugo
24 agosto 1830 - 21 abril, 1915

Adèle Hugo. Guernesey 1862. Edmond Bacot

La historia de la supuesta locura de Adèle empieza un día del año 1863. 

Adèle simula ir a acompañar a Víctor Hugo, entonces en el exilio en Guernesey, pero se embarca para Halifax, en Canadá, donde se encuentra el regimiento de un oficial inglés, del que está locamente enamorada, Albert Pinson.

Para liberarse de la sujeción en la cual su padre la mantiene, está dispuesta a todo, incluso a persuadirse de un amor que no existe. La leyenda está en marcha.

La forma de arreglar el asunto por parte de Víctor Hugo, es hacer pasar a Adela por loca, antes que admitir unos actos de desobediencia que le desacreditan. ¿Un padre dolorido por la locura de su hija, se adecúa mejor con la imagen de padre ejemplar que desea dar a sus contemporáneos y dejar a la posteridad? Víctor Hugo, a pesar de todas las cualidades -que no se le pueden negar-, es una gran neurótico, como muchos genios. Y tiene un feo defecto: el egoísmo.

Un modelo familiar desastroso

Adèle Hugo, última hija de la pareja formada por Víctor Hugo y Adèle Foucher, nace el 28 de Julio de 1830 (antes que ella habían nacido, Léopoldine, Charles y François Víctor). El matrimonio Hugo hace aguas. Aquel mismo año, en efecto, Sainte-Beuve, amigo de Víctor Hugo y padrino de la niña, se convierte en amante de la madre.

Adèle intenta separarse tras el nacimiento de Adèle, pero torturada entre la pasión y el deber, entre la libertad procurada por su amante y la fidelidad a Víctor, cuya personalidad la oprime, ofrece a su hija, durante siete años de infancia, el espectáculo de una madre inestable, consumida por sus pasiones.

Cuando finalmente, Saint-Beuve desaparece de la vida de su madre, Juliette Drouet, irrumpe en la de su padre. Adèle queda muy marcada por los amores de su padre durante los críticos años de la adolescencia. Aquel padre tiránico e inaccesible, capaz de entregarse apasionadamente a sus amantes, pero no a su familia.

Adèle dibujada por su madre en 1843. Maison de Victor Hugo

Adèle se acerca a su hermana mayor Léopoldine, a la que se siente muy próxima, pero cuando Léopoldine muere ahogada en 1843, a los 19 años, poco después de su boda, empieza el drama. Adèle, llamada Dédé, no se repondrá nunca de la pérdida de Didine, Léopoldine.

¿Cómo podría Adéle, ante tan desastroso esquema familiar, crecer normalmente?

Se convierte en una joven magnífica, que deja que sus sentimientos amorosos la dominen. Definida como “La más grande belleza” por Balzac, posee una sedosa cabellera negra y unos bellos ojos oscuros. Sus contemporáneos no dejan de elogiarla.

Adèle se enamora del pintor Eugène Delacroix, del escultor Auguste Clésinger y después de Auguste Vacquerie. A propósito de los hombres escribe en un diario que mantiene desde marzo de 1852: Son insulsos, incompletos, así que no son hombres, pues para mí, un hombre no lo es sino posee genio, belleza viril y una naturaleza de hierro.

El exilio en Jersey

A principios de 1852, por haber acusado a Napoleón de alta traición, Hugo es condenado al exilio; la familia compartirá su suerte y abandonan Francia uno tras otro. Para entonces ya se encuentran en la Isla de Jersey, Auguste Vacquerie, antiguo amante de Adèle y todo un grupo de proscritos acompaña a los recién llegados.

A los 23 años, Adéle es una de las mujeres más cortejadas de la Isla. Va a todas las fiestas, es vista en los carnavales, disfrazada de Louis XV, con su magnífico pelo negro empolvado de blanco; las peticiones de matrimonio se suceden unas a otras; la única que le llama la atención es la de un tal John Rose, pero no la aceptó: no estaba locamente enamorada, estaba sólo enamorada, y además, había otro...

Aquel otro, era Auguste Vacquerie, al que Adèle olvidó en el verano de 1854, cuando conoció al joven oficial inglés, Albert Pinson. Fue un amor a primera vista. Se vieron varias veces, sobre todo, durante las sesiones de espiritismo que tanto interesaron a Víctor Hugo. Adèle anota en su Diario: Te amo porque eres inglés, monárquico, rubio, material, pasado, sol. No tengo méritos para encender el fuego del genio, pero me puedo gloriar de hacer fundirse la nieve.

Hauteville, una tumba

En 1885, Víctor y su familia se instalan en Hauteville, en la Isla de Guernesey, entre Francia e Inglaterra. Se trata de una casa perdida en medio de ninguna parte, con vistas a un acantilado sobre el que se lanza el océano; un paisaje de tragedia, que procura a Víctor Hugo la serenidad necesaria para la creación de sus obras maestras, Les Contemplations y Les Misérables.

Por el contrario, para Adèle, aquel exilio significa el principio del fin. Víctor Hugo impone a su hija, apasionada y melancólica, un aislamiento completo, una soledad espantosa, impropia para el desarrollo de una muchacha, sobre todo, tan sensible.

Adèle Foucher, esposa resignada, se rebela, sin embargo, contra el trato infligido a sus hijos, e inmediatamente se da cuenta de que su hija lleva este exilio peor que los otros, pero no puede hacer nada. Hace mucho tiempo que se ha sometido a la voluntad de su marido y se encuentra, como sus hijos, bajo su control emocional y moral.

Adèle hija vive en una regularidad extraordinariamente monótona y escribe a su amiga Marie de Villeneuve: mi vida transcurre tan feliz y alegre como la sombra del exilio lo permite.

Para ahogar la melancolía, toca el piano y lo hace muy bien; interpreta a Brahms, Chopin, Beethoven, Mozart, etc. Es una virtuosa y además, compone conciertos y pone música a los poemas de su padre.

Es también una gran retratista y realiza admirables caricaturas, además de pinturas al óleo para ventas de caridad, a beneficio de los proscritos; intenta aparentar que se siente satisfecha con aquellas actividades artísticas, pero todo el mundo se da cuenta de que está deprimida.

Se dice que fue entonces cuando aparecieron los primeros síntomas de su desarreglo mental. En realidad, atraviesa una grave depresión; está sombría, ya no sale, se coloca mecánicamente ante el piano o ante el caballete, ausente, y apenas come.

El 6 de diciembre de 1856, un ataque de nervios la hace delirar durante cuatro días y cuatro noches, pero se restablece y vuelve al piano, pero escribe menos en sus agendas y permanece sola, encerrada en su habitación, sin contestar a las invitaciones a los bailes que hasta entonces, tanto le atraían.

Durante aquellos larguísimos once años de exilio, desde 1852 hasta 1863, se aferra a las dos únicas cosas que le quedan: el piano y el apasionado amor que le había inspirado Albert Pinson.

En 1861, en un viaje a Londres, el guapo oficial le hace comprender que no tiene intención de casarse con ella, tras lo cual, Adèle le escribe una carta que empieza así: Habríamos podido ser felices, y la termina diciendo: Hasta nuestra boda o mi muerte. Después le da unos días para aceptar, amenazando con el suicidio si no recibe una respuesta.

Su melancolía se hace terrible y no parece que haya nadie capaz de sacarla de aquel lugar que la está deteriorando. Su madre desea que vaya a París para que se distraiga, pero Víctor Hugo se opone categóricamente; no va a permitir que su familia se disocie de su causa rompiendo el exilio.

Consigue finalmente arrancar a Hugo una autorización en 1862, pero Adèle, constantemente vigilada por su madre, sabe que tendrá que volver a Guernesey, donde su padre espera, reprobador.

La huída

La vuelta a Guernesey pronto se le hace insoportable y el famoso día de 1863, Adèle escapa a Canadá, a Halifax, para acercarse a Albert Pinson, dejando una nota a su padre. Víctor Hugo dice algo que no deja de sorprender, cuando constata la fuga: Me odia. No parece soportar la idea de no ver más a su hija, obediente, a su lado.

El 17 de septiembre, Adèle escribe a su madre para informarla de su boda: Querida. Me he casado. Todavía estoy bajo la impresión de este acontecimiento y te escribo a toda prisa para no perder el correo. 

La noticia aparece en el periódico por deseo de Víctor Hugo, y todos sus amigos quedan al corriente, pero ni él ni su esposa reciben documento alguno que acredite tal matrimonio. Víctor confiesa: La primera preocupación que me causa este yerno parece ser hacerse el imposible. Está bien. ¿Es en realidad mi yerno? No puedo hacer otra cosa que preguntármelo y su silencio me dice que no.

François-Victor por su parte, el hermano preferido de Adèle, escribe una curiosa carta a su madre, cuando confirma que su hermana no se ha casado: Quema cuidadosamente esta carta cuando la hayas leído. Adèle nos ha engañado, como ha engañado a todo el mundo. La boda no se ha celebrado; lo confiesa en una carta especialmente dirigida a mí, en la que declara, además, que una vez anunciada públicamente, la boda se ha hecho absolutamente necesaria (…)

El mismo Pinson escribe a Víctor Hugo confesando su sorpresa ante la noticia leída en los periódicos. Afirma que no tiene intención de casarse con Adèle y que nunca le ha pedido que se reuniera con él en América, lo que hace pensar que, posiblemente, Adèle no pensara tanto en casarse con Pinson, como en la posibilidad de que el anuncio de aquella boda, sirviera para apaciguar los prejuicios de su padre.

Acto seguido Adèle se va a Barbados, en las Antillas. Sigue escribiendo a su familia y parece mantener la esperanza de casarse con Pinson. 

Su madre fallece el 27 de agosto de 1868 son haber vuelto a ver a su hija. Se empieza a hablar de la locura de Adèle.

En una carta, extrañamente desaparecida, y dirigida a Víctor Hugo, el Cónsul de Francia en Barbados, escribe: Hay aquí una loca que dice ser su hija. La habían encontrado ojerosa, errante, como un alma en pena, vestida de forma indigna de su persona; despeinada e incapaz de ocuparse de sí misma, habiendo olvidado hasta los más elementales cuidados de higiene corporal.

Víctor Hugo escribe a su hijo François-Victor: Que vuelva y cuando mi corazón se calme, le abriré mis brazos. La vuelta es la condición, pero entre tanto, Hugo se encierra en el silencio, no contesta a las cartas de Adèle y prohíbe a sus hermanos que vayan a verla.

Retorno e internamiento

En 1870, Albert Pinson se casa con Catherine Edith Roxburgh y abandona el ejército. Los Hugo están convencidos de que Adèle va a volver, pero no lo hará hasta febrero de 1872, cuando llega a Saint-Nazaire a bordo de un barco de vapor. Hugo asegura que ya no reconoce a sus hermanos y la ingresa inmediatamente en una casa de salud, la de Mme. Rivet en Saint-Mandé, cerca del Bois de Vincennes, un asilo reservado a mujeres. Su internamiento debía quedar en secreto, pero se descubre en 1882, y coincide con la última visita de Hugo a su hija.

Tras la muerte de Víctor Hugo en 1885, Auguste Vacquerie, el primer amante de Adèle, se convierte en su tutor e inmediatamente la traslada al castillo de Suresnes, la mejor casa de salud de la región, donde hace que le reserven un pabellón y la provee de servidores domésticos.

Su fallecimiento, el 21 de abril de 1915, en el contexto de la Guerra Mundial, pasa casi desapercibido. Adèle Hugo, última superviviente de la familia, se extinguía, pues, a los 85 años, declarando: Ah, qué pesada carga ha sido llevar mi nombre!; últimas palabras que desvelaban la angustia de toda una vida.


Las cartas de Adèle

La mayor parte de las cartas enviadas por Adèle han desaparecido. De unas 100, sólo han aparecido 7 y alguna posterior a su viaje a Halifax y su estancia en las Antillas. sin embargo, en aquella época escribía mucho, como lo atestiguan los escritos dejados por su hermano François-Victor.

Sorprendentemente, en una familia que se las ingenia para conservar la menor nota intercambiada, y que archiva para la posteridad el mínimo borrador de su padre, las cartas enviadas por Adèle después de su huída, son sistemática y concienzudamente destruidas. ¿Se hicieron desaparecer para poder establecer su locura sin riesgo de ver surgir pruebas de que estaba en su pleno conocimiento? Incluso los informes médicos que atestiguarían la evolución de su comportamiento después de ser internada, han desaparecido.

Adèle en las Antillas

Victor Hugo se obstinó ciegamente en ver en la huída de su hija las consecuencias de un desorden absoluto de espíritu. ¿Cuál es la realidad? Desde Halifax, ella fue a Barbados, sin un lamento, completamente capaz de organizarse con los gastos del puerto, las idas y venidas entre el Bank of North America y las oficinas de correos.

En las Antillas lleva una vida completamente normal e indiferente. Las cartas enviadas a su hermano François-Victor lo demuestran: se encuentra bien, el clima le gusta, espera con impaciencia un envío de ropa que ha pedido, y sobre todo, no deja de pedir una visita de su madre. Sigue siendo muy coqueta: un día recibe un vestido de un color que le gusta y pide una pieza de la misma tela para hacerse un foulard original. 

Enterrar la memoria de Adèle

Hugo se refiere a su hija hablando de enfermedad, de delirios, pero lo cierto es que la independencia buscada por Adèle le resulta insoportable.

El rey de los románticos podía admitir una actitud dictada por la locura, pero no podía tolerar, ni aún concebir que su hija se evadiera voluntariamente de su sometimiento.

En consecuencia, la borra de su memoria, porque deshonra la reputación de la familia, y la entierra en vida, en un lugar del que ella tiene la mala idea de ir a exiliarse. De otro modo ¿por qué Victor Hugo, que tanto visitaba a su hermano enfermo, se negaría a tomar un barco para ir a ver a Adèle? Y ¿por qué prohibió hacerlo a sus hijos y a su mujer? ¿Por qué escribía cartas a sus hijos pidiéndoles que transmitieran sus palabras a Adèle, y nunca a ella? Y ¿Por qué se obstinó en no contestar jamás las cartas que esta le enviaba?

En sus agendas, se muestra exageradamente apiadado por la suerte de su hija, por su locura, etc., como si intentara convencerse a sí mismo, o deseara dejar pruebas irrefutables de ello para la posteridad.

Su hijo François-Victor, incluso, que hacía de intermediario entre el padre y su hermana, le enviaba cartas puramente formales. No hace ni una pregunta sobre las actividades de Adèle, de cómo emplea su tiempo, y se contenta con enviarle los fondos que necesita. Punto final. No quieren saber nada más.

Quedan todavía las cartas de Albert Pinson dirigidas a Adèle, en las que se muestra sorprendentemente tierno con ella. La tranquiliza, le cuenta anécdotas, recibe sus noticias, le da consejos, preocupándose por los efectos que el clima de las Antillas pudieran tener sobre su salud y le insiste en que vuelva con los suyos. ¿Habría seguido manteniendo correspondencia con ella si pensara que estaba loca? 

Las personas que vieron a Adèle en las casas de salud no observaron en ella ningún comportamiento anormal, como para hablar de locura. Un reportero de Le Figaro, escribió al visitarla en Saint-Mandé: Adèle Hugo está bien, razona correctamente, se entiende perfectamente con sus compañeras, se acuerda de todo, pero a veces tiene comportamientos extraños.

Un ejemplo de tales comportamientos extraños, es el hecho de que suele guardar en sus bolsillos todo lo que encuentra, especialmente, piedrecitas; durante cierto tiempo las recoge en sus largos paseos y luego las ordena una tras otra. ¿Esto es suficiente para calificarla de loca? Más bien se diría que esta muchacha perturbada debe morirse de aburrimiento y busca algo para entretenerse. Felizmente, le llevarían un piano que le permitió seguir componiendo. En todo caso, ¿por qué Hugo hizo internar a esta hija de la que él mismo podría haberse ocupado perfectamente?

Jean Hugo, nieto de Charles, el hermano de Adèle, fue a visitar a su tía abuela, lo que le sugirió unas líneas inéditas: Cuando mi padre la visitaba, confundía las generaciones y le tomaba por su hermano Charles–Hugo; no daba ninguna otra señal de haber perdido la razón. –Incluso la confusión sería explicable, pues ella conservaba la imagen del hermano, al que no había visto durante años–. Por otra parte, iba frecuentemente a conciertos con su dama de compañía.

Tal confusión, pues, no es en absoluto sorprendente tratándose de una mujer a la que se mantiene recluida y que ha perdido un poco la noción del tiempo. Una vez más, ¿es esto suficiente para definirla como loca? Hoy quizás se hablaría como mucho de algún trastorno psicosomático.

Otro testigo describe a Adèle a los 55 años, ocupando sus días como una mujer normal; lee, cuida el jardín, pasea y escucha óperas…

Adèle Hugo, ¿era una loca? Verdaderamente, no –concluye este artículo–; fue una mujer de carácter y vivió angustiada, víctima de sus pasiones, pero, sobre todo,  afectada por una infancia y una juventud insanas, de las que Víctor Hugo es fuertemente responsable; hay que reconocerlo. Ella era bella y joven, quería vivir libremente y su padre no supo comprenderlo en absoluto; el hecho de que tuviera muchas amantes, no significa, en modo alguno, que comprendiera sus sentimientos. Juliette, más que su amante, fue su servidora, supliendo en ello a una esposa, al menos, en apariencia, acorde con su pertenencia social.

Adèle Hugo sobrevivió a todos sus hermanos y después, a su padre, durante treinta años (1885–1915)  -él se había negado a verla desde 1882-.

Víctor Hugo y su familia ante se casa de Guernesey en 1874 ó 78

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En la inquieta y sorprendente biografía del gran escritor que antecede, quedan sin embargo por tratar asuntos de gran trascendencia. Además, claro está, del conjunto de su obra y su pensamiento político y social, está el asunto de sus relaciones amorosas, especialmente, la que mantuvo con Juliette Drouet durante 50 años, compartida con otras más breves que continuaron hasta poco antes de su fallecimiento; su sorprendente afición al espiritismo y, sin duda, su faceta de pintor de la que afortunadamente, tenemos excelentes muestras.
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