Música griega
Mientras dure esta música,
seremos dignos del amor de Helena de Troya.
Mientras dure esta música,
seremos dignos de haber muerto en Arbela.
creeremos en el libre albedrío,
esa ilusión de cada instante.
Mientras dure esta música,
sabremos que la nave de Ulises volverá a Itaca.
seremos la palabra y la espada.
Mientras dure esta música,
seremos dignos del cristal y la caoba,
de la nieve y el mármol.
Mientras dure esta música,
seremos dignos de las cosas comunes,
que ahora no lo son.
Mientras dure esta música,
seremos en el aire la flecha.
Mientras dure esta música,
creeremos en la misericordia del lobo
y en la justicia de los justos.
Mientras dure esta música,
mereceremos tu gran voz Walt Whitman.
mereceremos haber visto, desde una cumbre,
la tierra prometida. –
(Publicado en Clarín, el 11 de abril de 1985)
Carlos Ulanovsky estaba entrevistando a Borges el 17 de marzo de 1985, cuando este le preguntó:
-¿Tiene 10 minutos?
- Sí, por supuesto-, respondió el periodista.
-Tengo que pedirle un favor. Tome una hoja: quiero dictarle el esbozo de una poesía que he comenzado a pensar anoche, escuchando música griega en una taberna ¿Está listo… ? Escriba: Mientras dure esta música…
Cuando escribió este poema, Borges asistía regularmente a la liturgia Ortodoxa Griega, frecuentaba la taberna de Takis Delénikas y acompañaba a su pareja de entonces a sus clases de danza griega de Jorge Dermitzákis. El poema -no de los mejores del autor-, refleja, sin embargo, de forma muy emotiva, el entusiasmo que llenaba la vida de un filoheleno ya de muchos años.
Borges, que había nacido en Buenos Aires, el 24 de agosto de 1899, falleció en Ginebra, el 14 de junio de 1986; catorce meses despues de la publicación de este poema.
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