lunes, 29 de noviembre de 2021

ESOPO Y MENIPO ● Del mundo clásico, al moderno, a través de la pintura

Velázquez, Goya, Fortuny y otros artistas.

Esopo, fabulista, y Menipo. filósofo. Velázquez, 1639-40- MNP

ESOPO, de Diego Velázquez, 1639/40, se conserva en el Museo del Prado, desde su creación como pinacoteca, en 1819, aunque estaba destinado a colgar en la Torre de la Parada; pabellón de caza de Felipe IV, en el monte del Pardo, cerca de Madrid. Previamente, hacia 1638, Velázquez también había pintado a MENIPO, con la intención de que ambos fueran mostrados juntos.

De acuerdo con la información que ofrece el Museo del Prado [Fábulas de Velázquez. Mitología e Historia Sagrada en el Siglo de Oro / edición a cargo de Javier Portús Pérez, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2007, p.327] los dos retratos aparecen ya citados en el inventario 1701-1703 de la Torre de la Parada, que refleja asimismo los de algunos bufones y de la familia real, junto con algunas obras mitológicas de Rubens, y sus retratos de Heráclito y Demócrito, seguramente, de la misma época, y que hacen pensar en cierta relación entre ambos artistas. 

Heráclito, el filósofo que llora, y Demócrito, el que ríe. Rubens. MNP

Ambas parejas, contribuyen a formarnos, por contraste, una idea precisa acerca de la personalidad de Velázquez. Si los personajes de Rubens aparecen vestidos a la antigua y sentados ante un paisaje rocoso, propio de ermitaños y penitentes, los de Velázquez se presentan en interiores y están vestidos como mendigos.

Se ha intentado dar una explicación coherente a estas características y así tratar de comprender el significado que les da Velázquez, en el contexto de la Torre de la Parada

La Torre de la Parada, de Félix Castelo (c. 1640). Pabellón de caza cerca de El Pardo. Museo de Historia. Madrid

1670. Anónimo, de la Col. Abelló.

Hay, sin duda, una relación evidente, entre las fábulas de Esopo representadas por animales y los fines a los que estaba dedicada la Torre. Por otra parte, la relación entre filosofía y pobreza, era un tópico figurativo en la Europa barroca, relacionada, con el enorme interés que despertó por entonces, el pensamiento estoico. Es sabido que Menipo era de origen esclavo, y legendariamente famoso por su avaricia. Igual que Rubens, planteó su pareja de filósofos como un contraste entre la risa y el llanto, es posible que Velázquez, habiendo estudiado las figuras de Rubens, buscara, además, otro tipo de contraste, ayudándose también de la expresión corporal.

Esopo, que representaba al filósofo de espíritu libre, no sujeto a ataduras materiales, mira abiertamente al espectador. Menipo, sin embargo, aparece de perfil, medio oculto por su capa, y mirando, casi de soslayo, como avaro temeroso, frente a la franqueza y la libertad de Esopo; matices que ponen de relieve la relación con la risa del Demócrito de Rubens, frente al retraimiento Menipo. 

[Fuente: Fábulas de Velázquez. Mitología e Historia Sagrada en el Siglo de Oro / edición a cargo de Javier Portús Pérez, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2007, p.327].

Expresión corporal, en Velázquez y expresión facial, en Rubens.

La tristeza ¿es el premio del sabio? La sabiduría ¿proporciona tristeza? Lo veremos en la obra de ambos autores.

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GOYA

Menipo y Esopo. Goya, 1778: Museo Camón Aznar

Goya copió, en tamaño más reducido, hacia 1778, los dos personajes de Velázquez cuando todavía estaban en el Palacio Real de Madrid. En sus primeros años de estancia en la Corte, Goya estudió la obra de Velázquez, al que admiró profundamente. Con los mismos modelos, creó también dos grabados. al aguafuerte. (Museo Goya)

Goya Esopo, 1788. MNP

Aguafuerte sobre papel verjurado, ahuesado, de 301 x 219 mm. No está expuesto al público.

Este grabado, al igual que el de Menipo, aparece citado por primera vez en el inventario de la Torre de la Parada, de 1701-1703. Su vestimenta y calzado, son los de un mendigo de la época, y en el presente caso, sin duda, hacen referencia a los orígenes del personaje, que procedía de la esclavitud y llevó una existencia muy humilde, pero también puede referirse al hecho de que Esopo representaba al filósofo de espíritu libre, sin ataduras materiales, que mira al espectador de frente y con sinceridad. (Fuente: Portús, J. en: Fábulas de Velázquez. Mitología e Historia Sagrada en el Siglo de Oro. Museo Nacional del Prado, 2007, p. 327).

Entre 1777 y 1778 Goya empezó a hacer grabados, copiando algunas de las más importantes obras de Velázquez conservadas en Palacio, con el fin de darlos a conocer a un mayor número de personas, acorde con su mentalidad de ilustrado y tal como promovía el célebre Antonio Ponz, entre otros, pero al mismo tiempo se imbuía de la obra y la técnica del maestro Velázquez, que, desde entonces, dejó clara su impronta, de carácter casi impresionista, en su propia obra. Tras aquella iniciativa, produjo otras series de estampas, como los Caprichos, Desastres de la guerra, Tauromaquia y Disparates

La Gaceta de Madrid del 28 de julio de 1778, anunciaba la venta de: “Nueve estampas dibuxadas y grabadas con agua fuerte por Don Francisco de Goya Pintor; cuyos originales del tamaño del natural pintado por Don Diego Velazquez existen en la Colección del Real Palacio de esta Corte. Representan figuras eqüestres de los reyes Felipe III y Felipe IV, y de las Reynas Doña Margarita de Austria y Doña Isabel de Borbón, y la de Don Gaspar de Guzman Conde Duque de Olivares, las figuras en pie de Menipo y Esopo y de los enanos sentados. Se venden en la librería de Don Antonio Sancha en la Aduana vieja, y en la de Don Manuel Barco, carrera de San Gerónimo. Sus precios son, las figuras eqüestres a 6 reales y las restantes a 3; y se darán juntas y separadas”. 

(Extractado de la web del Museo Nacional del Prado).

Menipo, GOYA. 1778. Aguafuerte sobre papel avitelado, blanco, 479 x 325 mm. MNP. No expuesto.

Sacada y gravada del Quadro original de D. diego Velazquez que existe en el R.l Palacio de Madrid; por D. Fran.co Goya Pintor, año de 1778. Representa á Menipo Filosofo de la estatura natural (en la parte inferior).

Menipo, de Velázquez

En el ángulo superior izquierdo se puede leer, MOENIPPUS. El filósofo griego, nacido en Gadara en torno al año 270 a. C., pertenecía a la escuela filosófica cínica. Era un esclavo que, gracias a su trabajo, pudo comprar la ciudadanía en Tebas. Se dijo que era avaro y que se suicidó después de arruinarse. Se cree que, tal vez, la leyenda sobre su actitud y su carácter, pudo ser la razón por la que Velázquez lo representó casi como un vagabundo, con un gesto que, sin embargo, podría entenderse como irónico.

En la parte inferior de la pintura, a los pies del filósofo, Velázquez colocó libros, un rollo de pergamino, una jarra de barro sobre una tablita que se asienta en dos rodillos, elementos que se relacionan con la inestabilidad de la fortuna en la vida.

Goya se ajustó estrictamente a la interpretación de Velázquez y copió detalladamente los diversos elementos que aparecen en el lienzo, del mismo modo que mantiene la expresión original del filósofo. 

Siguiendo asimismo la iniciativa de Velázquez, Goya pintó el nombre MOENIPPVS en el ángulo superior izquierdo, en el que aparece la letra N invertida, no se sabe, si voluntaria o involuntariamente.

En todo caso, estas estampas dan la impresión de que, cuando Goya copiaba a Velázquez, se encontraba más cómodo tratando a estos personajes que a otros de la realeza, a los que Velázquez retrató repetidamente, en el desarrollo de sus funciones en la Casa Real.

(Fuente: Fundación Goya Aragón).

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Manuel Esquivel de Sotomayor. Madrid, 1777 – 1842

Esopo, grabado calcográfico. Inscripción: "Este quadro que representa á Esopo es de D. Diego Velázquez: tiene de alto cinco pies de rey y siete pulgadas, y de ancho tres pies: está en el Real Palacio de Madrid". Diego Velázquez (pintura), León Bueno (dibujo), Manuel Esquivel (grabado). Biblioteca Nacional de España.

Filósofo Menipo, grabado calcográfico. Inscripción: "Este quadro que representa al filósofo Menipo es original de D. Diego Velázquez: está en el R.l Palacio de Madrid: tiene cinco pies de rey y siete pulgadas de alto, y de ancho tres pies".Diego Velázquez (pintura)-León Bueno (dibujo), Manuel Esquivel. Grabado 565 x 332 mm. 1791-1800. Talla dulce, aguafuerte y buril. Papel verjurado. Biblioteca Nacional de España. 

También en el Museo del Prado se conservan las estampas precedentes, de Manuel Esquivel. Forman parte de la serie editada por la Compañía para el grabado de los cuadros de los Reales Palacios, con el propósito de divulgar las principales obras de las Colecciones Reales. En Junta Ordinaria de 8 de noviembre de 1829 Esquivel fue nombrado Académico de mérito por unanimidad en consideración de la obra presentada y por el hecho de haberse formado en Paris y Florencia bajo la dirección de Thomas Berwick y Phillip Morghen. La plancha se conserva en la Calcografía Nacional (R-2736).

“ESOPOS” en el Museo del Prado

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Mariano Fortuny Marsal

Mariano Fortuny, retratado por Federico de Madrazo(su suegro). Detalle – Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC)

Por otra parte, Velázquez fue uno de los pintores preferidos de Mariano Fortuny Marsal, que observó atentamente el “carácter” de su perfecta y suelta pincelada, que él mismo ensayaba para su propia obra. Así, Fortuny decidió también copiar a estos dos admirados personajes: Menipo y Esopo, algo que, en parte prueba también la pervivencia de estos en las letras, como veremos más adelante. Fortuny concentró su observación en los rostros, que replicó con increíble fidelidad, como se puede observar, e incluso, dotó a Menipo de cierto matiz novedoso, mostrando la gran facilidad del artista para realizar esta técnica, por la que incluye bellísimos tonos azulados verdosos y castaños en la cabeza del personaje. 

Es muy posible que Fortuny realizara estas obras durante su estancia en los últimos días de junio y el mes de julio de 1866, en Madrid, época en la que acudió muchas veces al Museo del Prado. 

Esopo, 1867. M. Fortuny. Col. Part.

Menipo, detalle. Mariano Fortuny Marsal. 1866 - 1868. MNP No expuesto.

Fortuny llevó a cabo numerosas copias de cuadros que atestiguan su interés por el conocimiento de la pintura de los grandes maestros. Los artistas a los que estudió con más frecuencia y profundidad, fueron, además de Velázquez y Goya, Durero, Tintoretto, El Greco, Ribera, Rubens, Van Dyck, Tiépolo, Rembrandt, y diversos grabadores japoneses; todos los cuales dejaron huella en su magnífica obra. 

En una fotografía de 1874 aparece, enmarcado el Menipo, en el estudio de Fortuny en Roma, lo que muestra el aprecio en que el artista la tenía.

“Estudio de Mariano Fortuny en Roma (detalle). Hacia 1873-74

Fotografía, 28x38. BNE. Publicada en: “Los últimos días de Mariano Fortuny y Marsal” de Emiliano Cano Díaz: Cartas Hispánicas 009. 20 de junio de 2018 ISSN 2444-8613

Fortuny quería dejar su obra en un museo, pero su prematura muerte impidió la realización de su plan ya que su colección se dispersó. “Qué tristeza da ver una colección como esta tener que ir a parar a diferentes manos, se le quitan a uno las ganas de comprar algo. Ahora es cuando se ve la cantidad que había reunido Mariano”, escribe Ricardo de Madrazo, cuñado de Fortuny, a su padre. (Citado por Rut de las Heras Bretín. EL PAÍS, Madrid 21 NOV 2017.)

En la venta de su obra en París, la obra aparecía con el título Vieillard d’après Velazquez, y se especificaba que era un estudio hecho en el Museo de Madrid. En un ejemplar del catálogo figura al lado, manuscrita, en tinta, la anotación, “1.150”, que correspondería a la cantidad pagada en francos. En la venta del atelier fueron ésta y un estudio del Greco las únicas copias a la acuarela con número propio. Otras seis, realizadas a partir de obras del Prado de Tiziano, Tintoretto y el propio Velázquez entre otros artistas, hubieron de compartir el mismo número de catálogo sin quedar detalladas y se adjudicaron, además, en precios muy inferiores, lo que indica la mayor estima de que gozó esta obra. Como hizo con las restantes acuarelas de su colección, aparece enmarcada con paspartú dorado, biselado, con filos también de oro, dándole un carácter muy pictórico y una importancia equivalentes a las de los óleos. Aunque no agradó a todos los que se han ocupado de ella, la acuarela consigue, como se ha señalado, intensidad y vigor velazqueños. Esta facilidad para plasmar el espíritu profundo de las creaciones de otro artista impresionó a otros pintores y a críticos. Esta acuarela es un ejemplo extraordinario de la vivacidad con la que Fortuny era capaz de captar las expresiones, de modo que logra dar a la cabeza el tipo de mendigo altivo y socarrón, frecuente en el país, que Velázquez había representado de modo admirable en su interpretación del filósofo griego del siglo III a. C.

El legado de Ramón de Errazu: Fortuny, Madrazo y Rico, 

Madrid, Museo Nacional del Prado, 2005, p.108, nº7

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Esopo, de Juan Luna Novicio (1857-1899; Filipinas-Hong-Kong). Siguiendo a Velázquez.

Juan Luna es el principal pintor filipino del siglo XIX. Su obra, esencialmente influida por la obra de Eduardo Rosales, está también profundamente asociada con el desarrollo de la independencia filipina.

Tras esgrimistas: Juan Luna, José Rizal y Valentín Ventura.

Juan Luna en su estudio de París, hacia 1885 o 1890. En la pared, su Esopo

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Ahora bien, como ya habíamos adelantado, se deduce que, si estos grandes fabulistas pasaron a la historia de la pintura, es porque previamente, habían dejado una huella imperecedera, en la Literatura. Resulta sorprendente el gran número de secuelas que, tanto la obra de Esopo, como la de Menipo, dejaron en la historia de la Literatura universal. 

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