martes, 3 de octubre de 2023

GALATEA – CALÍOPE - AUTORES


Curiosamente, la primera y la última novela de Cervantes, se centran finalmente en ofrecernos listados de los autores que el genio destaca en su tiempo. En LA GALATEA el listado explícito de autores, se titula, CANTO DE CALÍOPE. Nos centraremos hoy en los primeros autores, especialmente en el fundamental de nuestra historia literaria, cuyo nombre común es LOPE.

La Galatea, es una novela de Cervantes publicada en 1585, en Alcalá de Henares, con el título: Primera parte de La Galatea, dividida en seis libros. En el libro VI se encuentra el extenso Canto de Calíope: la musa de la poesía se aparece a los pastores y esto sirve a Cervantes para introducir un canto en el que elogia a cien ingenios de la época. Nombra y alaba, por ejemplo, a Góngora, Lope de Vega, Alonso de Ercilla, Fray Luis de León, Francisco Díaz y muchos otros, hasta llegar a un total de cien intelectuales. Ingenios, que en este contexto equivale a poetas, que, en el conjunto de La Galatea se trata de intelectuales que cultivaban la lengua castellana, haciéndola más refinada y culta respecto a otras lenguas tanto clásicas (especialmente, el latín) como vernáculas (principalmente, la variedad toscana del italiano).

En cuanto al tipo de poema, se trata de un encomio o elegía. Existe una gran tradición de encomios que contienen galerías de famosos y famosas, tanto clásicos como coetáneos. El Canto de Calíope presenta un centenar de ingenios coetáneos de Cervantes. Muchos de ellos tienen conexiones entre ellos de varios tipos. 

Uno de los posibles puntos de conexión entre estos ingenios es que gran número de estos poetas publicaron en castellano alrededor de la década de 1580, y algunas circunstancias de sus publicaciones indican posibles conexiones todavía no suficientemente exploradas por la crítica. No obstante, de un número substancial de ellos todavía no se conoce su biografía o sus escritos. Otro posible punto de contacto entre estos poetas es la participación durante los años 1580 en ciertos cenáculos, academias, círculos intelectuales donde se valoraban y cultivaban los cancioneros petrarquistas. Asimismo, se ha dicho que la pertenencia a importantes redes de clientela y mecenazgo de la década de los años 80 explicaría muchas de las conexiones entre estos cien autores.

La organización de los cien poetas dentro del canto es un tanto confusa, pero el mismo poema da algunas indicaciones de que el criterio clasificatorio son los ríos de la ciudades donde son conocidos estos poetas. No obstante, la clasificación no es rigurosa. Por ejemplo, Cariasco de Figueroa es un ingenio canario, no peruano; Enrique Garcés era portugués, pero se le incluye como americano. Los dos últimos ingenios son los conocidos Pedro Laynez y Francisco de Figueroa, que probablemente tienen ese lugar destacado porque son amigos de Cervantes y tienen un papel muy destacado dentro de la ficción de La Galatea, como los pastores Damón y Tirsi.

Además de Viaje al Parnaso, de Cervantes, otras galerías de famosas y famosos son:

-Canto de Orfeo de Montemayor, 

-Canto de Turia de Gaspar Gil Polo, 

-Canto de Erión de Gálvez de Montalvo, 

-Laurel de Apolo de Lope de Vega, 

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SELECCIÓN DE AUTORES EN LA GALATEA/CALÍOPE

1. Luis [Gálvez] de Montalvo (28)

2. Pedro de Liñán [de Riaza] (1556?-1607?) (29)

3. Alonso de Valdés

4. Lope de Vega

5. Baltasar del Alcázar

6. Vicente Espinel

7. Luis de Góngora

8. Luis Barahona de Soto

9. Francisco Sánchez, El Brocense (1523-1600)

10. Fray Luis de León

11. Lupercio Leonardo de Argensola

12. Bartolomé Leonardo de Argensola

13. Gaspar Gil Polo (h. 1540-h. 1584)

14. Cristóbal de Virués (1550-d. 1614)

15. Pedro Laynez

16. Francisco de Figueroa

• • •

¿Quién pudiera loaros, mis pastores,

un pastor vuestro amado y conoscido,

pastor mejor de cuantos son mejores,

que de Fílida tiene el apellido?

La habilidad, la sciencia, los primores,

el raro ingenio y el valor subido  

de LUIS DE MONTALVO, le aseguran

gloria y honor mientras los cielos duran.

Luis Gálvez de Montalvo, retrato xilográfico del autor al frente de la edición de ¿Madrid? 1590 de El pastor de Filida. BNE

Luis Gálvez de Montalvo.

Guadalajara, bautizado el 18 de febrero de 1549 - Palermo, 1591, fue poeta, escritor y traductor.

Sus ascendientes procedían de las riberas del Adaja, probablemente de Arévalo. Su padre sirvió al marqués de Coria y él mismo estuvo al servicio de la familia del duque del Infantado, y más en concreto de don Enrique de Mendoza y Aragón, que aparece en su novela pastoril bajo el nombre de Mendino. Estudió en Madrid con el humanista Juan López de Hoyos, y así tuvo como condiscípulo a Miguel de Cervantes, de quien fue gran amigo; Cervantes alabará más adelante sus obras, propias de un «muy discreto cortesano», y añadirá tiempo después que "había sido más confiado que dichoso" en su Coloquio de los perros, tal vez por haberse enamorado locamente de una inalcanzable dama a la que llamó Fílida en sus versos y en su prosa. Era una joven beldad andaluza, quizá, como conjetura Francisco Rodríguez Marín, Magdalena Girón, hermana del primer duque de Osuna, casada con el Marqués de Torrenovas después de haber sido pretendida contra su voluntad por su cuñado, viudo de su hermana y que pidió infructuosamente para ello una dispensa al Papa; pero esta identificación ha sido recusada críticamente por Gregorio Marañón y Juan Bautista Avalle-Arce; Fílida fue, en todo caso, el amor de su vida.

Tal vez para huir de la desesperación de haberse visto rechazado, marchó a la guerra de Granada, es decir, en la rebelión de los moriscos en las Alpujarras, donde recibió dos graves heridas de las que sanó. Este suceso le llevó a componer Las doce elegías de Cristo como promesa dada a la Virgen de la Varga. 

Muy joven aún (1582), publicó una singular novela pastoril, El pastor de Fílida, que fue muy bien recibida; en ella no hay relatos intercalados y se intenta modernizar el género acercándolo al de la novela cortesana; posee un neoplatonismo amoroso bien asimilado y unos excepcionales versos de arte menor.

Pastora, tus ojos bellos / mi cielo puedo llamallos, / pues en llegando a mirallos, / se me pasa el alma a ellos... / Filida, tus ojos bellos, / al que se atreve a mirallos, / muy más fácil que alaballos, / le será morir por ellos... / Son ojos verdes, rasgados, / en el revolver süaves, / apacibles sobre graves, / mañosos y descuidados.

Francisco de Torres dijo sobre esta magna obra y su autor en su inédita Historia de Guadalajara:

Fue lucido ingenio, como lo demuestra aquel libro celebrado que hizo del Pastor de Filida, a donde debajo de la corteza de rústicos pastores, disfraza grandes señores, hijos de Guadalajara.

Bartolomé de Góngora lo llamó "soberano ingenio" en su erudito Corregidor sagaz (1656) y Gabriel López de Maldonado en su Cancionero (1586) le llama Pastor en una afectuosa epístola en tercetos. En su novela pastoril Gálvez de Montalvo introdujo su propia historia de amor.

Sin embargo marchó a Italia a servir al futuro cardenal Ascanio Colonna en ese mismo año y allí emprendió diversas traducciones poéticas: el gran poema épico de Torcuato Tasso, La Jerusalén liberada, y Las lágrimas de San Pedro de Luigi Tansillo , de las cuales solo nos ha quedado la segunda, seguramente porque la primera quedaría incompleta a su muerte. Aún estaba en Italia cuando, en carta de 13 de julio de 1587, envía un soneto desde Roma al duque de Francavila. 

Murió ahogado en Palermo (Sicilia) en 1591, a causa de hundirse por sobrecarga un muelle de madera construido para recibir el virrey Diego Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Liste, catástrofe que acabó con la vida de más treinta personas que cayeron al mar entre las cuales estaba él; no es cierta la hipótesis de que falleciera en realidad en 1614. Se sabe porque Lope de Vega aludió al hecho en su Laurel de Apolo y en un pasaje del primer acto de su comedia La viuda valenciana.

Su principal obra es la novela pastoril, El pastor de Fílida (Madrid, 1582), compuesta en siete libros y que tuvo un éxito sorprendente no sólo en España, sino también en el resto de Europa. En pocos años se reimprimió en Lisboa (1589), Madrid (1590 y 1600) y Barcelona (1613). Cervantes, en el escrutinio de la biblioteca de Don Quijote, la calificó de "joya preciosa" y dijo que su autor era "muy discreto cortesano". Juan Antonio Mayáns, (hermano de Gregorio) la reimprimió en 1792 con un excelente y erudito prólogo. Más recientemente, en el tomo VII de la Nueva Biblioteca de Autores Españoles, recogida por Marcelino Menéndez y Pelayo, se puede leer entre las páginas 399 y 484. En 1994, se reimprimió por el Ayuntamiento de Guadalajara.9​ Por último Miguel Ángel Martínez San Juan hizo una edición en su tesis doctoral de 1999 publicada en 2003.

Su acción se desarrolla en las orillas del Tajo, seguramente cerca de Toledo, y cuenta los amores del autor, bajo la máscara del pastor Siralvo, por Fílida, amores paralelos a los de su señor, Mandivo, por Elisa. Es, pues, como tantas novelas pastoriles, un roman à clef, una novela en clave, donde cada personaje encubre a una persona real, algo por otra parte habitual en las églogas pastoriles desde que Virgilio recurrió a estos procedimientos. Francisco Rodríguez Marín descifró todas las alusiones en un trabajo clásico sobre esta obra -La Fílida de Gálvez de Montalvo, discurso en la Academia de la Historia, 1927-.

Posee esta obra buenos versos, como el  Canto de Erión, que consiste en una especie de alabanza a las damas de la Corte, y una égloga representable. Pero son mejores aún las composiciones en versos cortos y en ellos aventaja incluso a Jorge de Montemayor. Es de gran interés para la crítica literaria una discusión habida en el libro sexto entre defensores de la escuela castellanista y la escuela italianizante en poesía lírica. En cuanto a su prosa, para Marcelino Menéndez y Pelayo  "es una de las novelas pastoriles mejor escritas, aunque sea la menos bucólica de todas" a causa de anunciar ya la novela cortesana. Por otra parte, su lenguaje es algo afectado a causa de un incipiente conceptismo, sutil y amanerado, pero de buen gusto. Contra lo que la mayor parte de la crítica sostiene, existe neoplatonismo en la obra, pero completamente asimilado, como sostiene Miguel Ángel Martínez San Juan, de manera que no pueden encontrarse las fuentes habituales del mismo en otras novelas pastoriles; existe el amor neoplatónico tal y como lo teorizó Marsilio Ficino y lo recogieron en multitud de tratados posteriores, pero sin plagios ni traducciones de pasajes de tratadistas; se inserta en la tradición del amor neoplatónico que bebe también de otras fuentes, como la stilnovista, la cancioneril o la recogida por la novela sentimental, sin descuidar tampoco El Cortesano de Baltasar de Castiglione.

En cuanto a las traducciones que emprendió en Italia, Las lágrimas de San Pedro -Lacrime di San Pietro- de Luigi Tansillo en quintillas aparecieron dentro de la antología de Esteban de Villalobos: Tesoro de divina poesía -Toledo, 1587-, pero parece posterior a su intento de verter la Jerusalén liberada de Torcuato Tasso en versos cortos, labor en la que estaba al menos en 1587. Lope de Vega se dolió de que no hubiese terminado su traducción de la magna obra del Tasso y de su muerte súbita en El Isidro.

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El sacro Ibero, de dorado acanto,

de siempre verde yedra y blanca oliva

su frente adorne, y en alegre canto

su gloria y fama para siempre viva,

pues su antiguo valor ensalza tanto

que al fértil Nilo de su nombre priva

de PEDRO DE LIÑÁN la sotil pluma,

de todo el bien de Apolo cifra y suma.  

Pedro Liñán de Riaza

Escritor, principalmente poeta y dramaturgo. No está claro su lugar de nacimiento, aunque se piensa que pudo ser Toledo o Calatayud, entre 1555 y 1557. Fallece en Madrid, el 25 de julio de 1607. Fue un personaje notable. Era excelente poeta. Desempeñó el ejercicio de las armas como capitán de Guardias españolas y puede ser considerado también hombre de gobierno y de mundo.

Se desconoce con exactitud su fecha de nacimiento (debió de producirse entre 1555 y 1557) y su lugar de origen, pues no se ha encontrado su partida de bautismo. El investigador José Luis Pérez López, estima que nació en Toledo, aunque según Antonio Sánchez Portero existen numerosos testimonios de que es bilbilitano (Calatayud). Así lo afirma en su obra Segunda noticia y antología de poetas bilbilitanos. Nacido en el seno de una noble familia, afincada en Calatayud desde que Alfonso «el Batallador» reconquistó esta ciudad a los moros; al no ser Pedro el primogénito y no contentarse como segundón, sin privilegios ni fortuna, se marchó del hogar. Se licenció en Cánones por Salamanca, desempeñó el cargo de Gobernador del Condado de Gálvez (Toledo). Encontró un mecenas en don Francisco de los Cobos y Luna, segundo marqués de Camarasa y primer conde de Ricla, quien al ser designado capitán de la Guardia amarilla de El Escorial por el Rey Felipe III (llegó a ser su predilecto) lo nombró como secretario suyo y de las Guardias, cargo que desempeñó durante poco más de cuatro años. Recorrió la mayoría de las ciudades de España hasta que se afincó en la Corte. En 1601 se ordenó como clérigo presbítero en Toledo y es posible que recibiese el hábito tan deseado de manos del Primado de las Españas, el arzobispo de Toledo y cardenal don Bernardo de Sandoval y Rojas. En 1603 es cesado del cargo de secretario de las Guardias españolas del Rey e inicia un largo pleito contra su señor don Francisco. En septiembre de 1604 entró al servicio del joven don Jorge de Cárdenas Manrique de Lara, cuarto duque de Maqueda. Y al año siguiente, el duque, como patrono de la iglesia del Santísimo Sacramento (que había fundado su tatarabuela doña Teresa Enríquez, la «Loca del Sacramento», en 1518) de su villa de Torrijos, le nombró secretario y capellán mayor. Ambos cargos serán desempeñados con gran eficacia y brillantez hasta su muerte acaecida el día 25 de julio de 1607, festividad del apóstol Santiago, en la ciudad de Madrid (Longobardo: Torrijos..., pp. 74-76)

Fue amigo de Lope de Vega, a quien conoció en la corte del quinto duque de Alba y con él, uno de los principales creadores del «Romancero nuevo» y un destacado autor de comedias. La fama y autoridad que en su tiempo obtuvo como poeta lírico y dramático, lo rodeó de un gran número de adeptos e imitadores, designados con el nombre de «aliñados», cuya significación en nuestra historia literaria no podemos precisar de manera exacta; pero que, al menos, nos da pruebas del prestigio de que gozaba, considerándosele modelo y fundador de escuela.

Dominaba el latín y al igual que Cervantes y Lope, cultivó la mayoría de los géneros literarios (poesía, teatro, novela). La capacidad y calidad literaria de Liñán es reconocida y alabada por sus coetáneos más ilustres, como puede comprobarse en el panegírico que le dirige Cervantes (con quien después se enemistaría) en su obra el Canto de Calíope, aparecido en el libro VI de su novela pastoril «La Galatea»:

El sacro Ibero, de dorado acanto, / de siempre verde hiedra y blanca oliva / su frente adorne y en alegre canto / su gloria y fama para siempre viva, / pues su antiguo valor ensalza tanto / que al fértil Nilo de su nombre priva / de Pedro de Liñán la sotil pluma, / de todo el bien de Apolo cifra suma.

Otros testimonios de la valía de Liñán los tenemos en los fervientes elogios que le dedicaron los escritores más conspicuos de nuestro Siglo de Oro como Francisco de Quevedo en su novela picaresca Historia de la vida del Buscón, Pedro de Espinosa en Flores de poetas ilustres de España (edic. de Valladolid, 1605), Vicente Espinel, en el canto VII.  de su poema Casa de la Memoria («¡Oh, tú, Liñán, que desde el monte miras / los que en la falda por subir se quedan!»). Su amigo Lope de Vega, en varias de sus obras, también hace apología sobre Liñán. Asimismo, Baltasar Gracián incluye un precioso soneto de Liñán en su obra Agudeza y arte de ingenio:

Si el que es más desdichado alcanza muerte, / ninguno es con extremo desdichado, / que el tiempo libre le pondrá en estado, / que no espere ni tema injusta suerte. / Todos viven penando si se advierte: / este, por no perder lo que ha ganado, / aquel, porque jamás se vio premiado, / condición de la vida injusta y fuerte. / Tal suerte aumenta el bien, y tal lo ataja; / a tal despojan porque tal posea, / sucede a gran pesar grande alegría: / mas ¡ay! que al fin les viene en la mortaja / al que era triste, lo que más desea; / al que es alegre, lo que más temía.

Desempeñó el ejercicio de las armas como capitán de las Guardias españolas y puede considerársele hombre de gobierno y de mundo. Recorrió la mayoría de las ciudades de España. Estudió en Salamanca, vivió en Valladolid y estuvo especialmente relacionado con Zaragoza.

Su obra dramática ha desaparecido en gran parte, aunque Lope de Vega, en carta dirigida al Duque de Sessa, dice que vio representar seis comedias, entre ellas, dos del Cid; y Cayetano Alberto de la Barrera piensa que pueden ser de Liñán dos de las comedias atribuidas a Lope de Vega en el «Raro libro»: Comedia de la libertad de Castilla y Las hazañas del Cid y su muerte en la tomada de Valencia; además se habla de otras en colaboración con su amigo Lope como La Cruz de Oviedo, La Escolástica, El conde de Castilla y el Bravonel, todas ellas conocidas merced a las cartas que Liñán dirige a su amigo y que se encontraban en la biblioteca propiedad de don Agustín Durán.

Sin embargo, la memoria de Liñán se fue olvidando con rapidez, porque se dejaron perder sus obras y faltó alguien que las publicara oportunamente, y ha llegado a estar en el más completo olvido, hasta que se ocuparon de él Bartolomé José Gallardo y Cayetano Alberto de la Barrera y, posteriormente, el recopilador de los poemas que publicó la Diputación de Zaragoza, a quien solamente conocemos por las iniciales T. X. E. que figuran al final de una «Adición», que parece que corresponden a Tomás Ximénez Embún y que fueron publicados en 1876. Posteriormente, en 1982, también el hispanista Julián F. Randolph, en su libro «Pedro Liñán de Riaza, poesías», recopiló la obra poética de este autor.

Esta pequeña parte de su obra, que ha llegado hasta nosotros, casi en su totalidad, incluida en Rimas de Pedro Liñán de Riaza, (T. X. E.) nos permite vislumbrar su gran calidad literaria, equiparable a la de sus inmortales contemporáneos, que han tenido mejor fortuna y figuran como príncipes de la lengua castellana. «Sus composiciones tienen siempre toda la verdad, toda la lozanía y gala riquísima de la naturaleza; sus romances se confunden con los de Góngora (hasta el punto de que algunos en los que aparece “Riselo”, que se creían del poeta cordobés, se ha comprobado que son de Liñán); sus décimas, quintillas y redondillas se pueden comparar con las de Lope; y sus composiciones germanescas con las de Quevedo».

Sonetos religiosos

Al Santo Fray Domingo de Alcalá en su canonización

A San Diego de Alcalá en su canonización, (incluido en la obra Vida, muerte y milagros de San Diego de Alcalá en octava rima, del Padre Fray Gabriel de Mata).

A San Diego de Alcalá, (incluido en Historia del Monte Celia de Nuestra Señora de la Salceda de Pedro González de Mendoza).

Poemas

A la gloriosa Santa Ana

A la limpísima Concepción de Nuestra Señora (soneto con estrambote)

Al nombre de Cristo

A Cristo con la cruz acuestas

Al sepulcro de Cristo

A la Resurrección

A San Pedro

A la Crucifixión de Cristo

Santísimo Cristo de la Sangre de Torrijos.

El cielo está confuso, la mar brama,

el aire cuaja el polvo en remolinos;

predomina el más fiero de los sinos,

A tropos corta el mundo estambre y trama.

Perdían cada cual o tronco o rama,

chopos enanos y gigantes pinos;

temen ruina humanos y divinos,

el Caos a confusión segunda llama.

La máquina del Orbe se disuelve;

¡oh Calvario glorioso, oh en tu monte

el Autor de la vida en cruz expira!

¡Oh triunfante Señor, los ojos vuelve,

y pues tu muerte es paz, en medio ponte;

habla a los cielos y a los hombre mira!

Sonetos filosóficos

La Amistad (PÉREZ LÓPEZ: Una hipótesis... p. 7)

La Noche

La condición humana

Sonetos Satírico-burlescos

La Fortuna

El amor fácil

La indiferencia de los dioses (quizás escrita tras un desengaño amoroso)

Una madrugada del príncipe (satiriza sobre la parafernalia que es preciso realizar para que el príncipe Felipe, posteriormente Felipe III, se desplace al monasterio de Las Descalzas Reales para oír misa)

A una proxeneta vieja

Al jurado de Córdoba Juan Rufo (sátira sobre el poeta cordobés Juan Rufo)

Carta compuesta en tercetos:

Respuesta de Liñán a otra de Lope

Y Liñán («Riselo») le responde a su amigo «Belardo»

Glosas

Espero sin esperanza [poema publicado por Rodolfo Schevill y Adolfo Bonilla en su edición de La Galatea II (Madrid, 1914, p. 320)]

Loor de las fregonas

Romances de Riselo

I Tomando las nubes negras [...] (incluido en la tercera parte de Flor de varios romances, recopilados por Pedro Moncayo [Madrid, 1593, fols. 118 v] e incluido anteriormente en la primera parte de Flor de Huesca, en 1589, en versión más breve)

II Adonde el Tajo Parece [...]

III Encima de un pardo escollo [...] (Romancero General, Madrid, 1600, fols. 20 v. -21 r.)

Romances moriscos

Romance de Bravonel de Zaragoza (1) (aparece en «Primera parte de Flor de varios romances nuevos», recopilados por Pedro de Moncayo. Barcelona, 1591, fols. 27 v. - 29 r.)

Romance de Bravonel de Zaragoza (2)

Romance del Cid (aparece en la séptima parte de Flor de varios romances nuevos recopilados por Francisco Enríquez [Madrid, 1595, fols.1 r. - 2v]). Fue publicado en 1592, siendo incluido por Guillén de Castro en su comedia Las Mocedades del Cid (Acto II, escena XXI)

Romances satíricos

Así Riselo cantaba (romance incluido en estudio realizado por Raquel López Sánchez sobre Sátira, risa y desmitificación en el Romancero nuevo: Hacia una lectura de Así Riselo cantaba de Pedro Liñán de Riaza).

De Lo que le sucedió al marqués de Mondéjar.

Burlas (incluido en Sexta parte de Romances Nuevos recopilación de Pedro Flores en Lisboa, en 1593). Usa la e paragógica como rasgo típico del habla aldeano.

A las cortesanas (publicado en Flores del Parnaso [octava parte] y recopilado por Luis de Medina [Toledo, 1596, fols. 32 r.-35 r.]). En esta obra da consejos a las cortesanas, mujeres que conocía bien de sus correrías junta a su amigo Lope.

Soneto a Bernardo de Vargas Machuca:

Página del libro «Milicia y descripción de las Indias» (ed. V. E., Madrid, 1892) publicado por Bernardo de Vargas Machuca, descendiente de Diego Pérez Vargas, en 1599.

Bernardo de Vargas Machuca, descendiente de Diego Pérez Vargas, en 1599 publicó su libro Milicia y descripción de las Indias (ed. V.E., Madrid, 1892), en cuyos preliminares del libro figura un soneto de Liñán. 

Otros

Blanca

A Pedro Padilla

A Alonso Barros

Con mudas lenguas os hablamos claro, [...]

De Solisdan a don Quijote de la Mancha

Soneto a Lope de Vega

De Pero Fernández

Ensaladilla. Este es un romance jocoso-satírico-burlesco, considerado por José Luis Pérez López como un auténtico entremés. En el verso quinto aparece el sintagma de lugar «en un lugar de la Mancha», utilizado por Cervantes en su obra el Quijote, por ello hay quien concede la autoría a este, considerando que se trata de una sátira contra Lope de Vega con quien estaba enemistado; sin embargo, Pérez López estima que es de Liñán ya que utiliza expresiones muy frecuentes en su obra y con su mismo estilo.

Relación con el Quijote de Avellaneda

En opinión de Antonio Sánchez Portero y José Luis Pérez López, bajo la identidad de «Licenciado Alonso Fernández de Avellaneda» autor de Don Quijote (versión apócrifa) se encuentra Pedro Liñán de Riaza, como reflejan los datos obtenidos en sus respectivas investigaciones (op. cit.)

•••

De ALONSO DE VALDÉS me está incitando

el raro y alto ingenio a que dél cante,

y que os vaya, pastores, declarando

que a los más raros pasa, y va adelante.

Halo mostrado ya, y lo va mostrando

en el fácil estilo y elegante

con que descubre el lastimado pecho

y alaba el mal qu’el fiero amor l’ha hecho.

Alfonso de Valdés, c. 1531, óleo sobre tabla, 42 x 33,8 cm, Londres, Jan Cornelisz Vermeyen (taller): The National Gallery. Identificado por el retrato del canciller Mercurino Gattinara que lleva en la mano, el propio Valdés alude a su retrato hecho en Flandes en carta a Juan Dantisco. 

Cuenca, c. 1490/1492-Viena, 1532). Humanista representante, junto con su hermano Juan, del pensamiento erasmista español.

Escritor y secretario de cartas latinas del emperador Carlos V, nacido en Cuenca a finales del siglo XV. No se sabe exactamente en qué año.

Su padre, Hernando de Valdés, fue regidor perpetuo de Cuenca y procurador de la ciudad en Cortes; de origen hidalgo, según la ejecutoria de hidalguía ganada en 1540 por Andrés, el mayor de sus hijos, descendía de familia conversa por parte de su abuela paterna. Su madre, María de la Barrera, descendía de familia judía conversa por tres costados. Su tío materno, Fernando de la Barrera, cura de Villar del Saz y luego capellán de la iglesia de San Salvador de Cuenca, murió en la hoguera en la plaza de San Martín de Cuenca en 1491, acusado por la Inquisición de judaizante relapso. Tanto a su padre como a su hermano mayor, Andrés, los procesaron años más tarde por “fautoría de herejes”, es decir por oponerse a la actuación del Santo Oficio; la pena que se les impuso fue mínima, una multa con vergüenza pública.

Los primeros datos que tenemos sobre la vida de Alfonso son tres cartas que escribe en 1520 desde Bruselas, Aquisgrán, y, en 1521, desde Worms, en la corte del Emperador. Se las dirige al que seguramente fue su maestro, el humanista Pedro Mártir de Anglería.

Desde entonces hasta su muerte está al lado del emperador desempeñando cargos en su cancillería; Mercurino Gattinara, el gran canciller, fue su apoyo en la corte. Se cartea con Erasmo, al que admira profundamente, y cuya doctrina divulga en España e inspira su obra, además de con otros humanistas europeos.

Alfonso participó en las conversaciones entre los luteranos y los representantes del papa en la dieta de Augsburgo –había muerto ya Gattinara–, sin que su espíritu conciliador consiguiera que las partes enfrentadas evitaran la ruptura que llevó al cisma protestante. Su muerte repentina truncó una destacada carrera política junto al emperador.

La correspondencia oficial con su nombre y la que se nos conserva entre el escritor y sus amigos, desde Erasmo a Maximiliano Transilvano, Pedro Juan Olivar o Juan Dantisco, el obispo de Culm y embajador de Polonia, nos van dando fechas y lugares en la vida de Valdés. Está con la corte en los Países Bajos en 1520 y 1521; desde 1522 a 1529 en España (Valladolid, Tordesillas, Madrid, Toledo, Granada, Valladolid, Palencia, Burgos, Valencia, Madrid, Toledo, Zaragoza y Barcelona); en 1529 va con el Emperador y la corte a Italia (en Bolonia, Gattinara recibe el cardenalato, y Clemente VII corona al emperador el 24 de febrero de 1530). Participa en las conversaciones de la Dieta de Augsburgo; escribe desde esta ciudad al cardenal de Rávena, Accolti (desde julio a septiembre de 1530) y la Relación de lo que en las cosas de la fe se ha hecho en la Dieta de Augusta, en septiembre de 1530. Luego estará con la corte en Colonia, Bruselas, Gante, Bruselas, Ratisbona (se conservan cartas de Valdés desde esta ciudad de octubre de 1531 a septiembre de 1532), Passau y Viena, donde muere el 6 de octubre de 1532.

Esa posición privilegiada en la corte le protegió de las acusaciones del nuncio del papa Clemente VII, Baltasar de Castiglione, por haber escrito su primera obra, el, Diálogo de las cosas acaecidas en Roma. En este diálogo entre Lactancio y el arcediano del Viso a propósito del Saco de Roma y prisión del papa por las tropas del emperador en mayo de 1527, Alfonso de Valdés presenta el saqueo como voluntad de Dios, exime de culpa a Carlos V, señala la corrupción de la jerarquía eclesiástica y acusa al papa de desempeñar mal su oficio.

Ni este diálogo ni el que escribe a continuación, entre 1528 y 1529, el Diálogo de Mercurio y Carón, fueron publicados en vida del escritor. Circularon manuscritos y anónimos y se imprimieron en Italia, seguramente poco después de su muerte, sin que figure en la edición dato alguno de lugar, año o impresor. Se atribuyeron siempre a su hermano Juan, quien había establecido en Italia un círculo de espiritualidad evangélica muy afín al protestantismo. A fines del siglo XIX se le devolvió la autoría del Diálogo de las cosas acaecidas en Roma y hasta 1925 no se le reconoció –lo demostró Marcel Bataillon– que también era el autor del Diálogo de Mercurio y Carón.

Sus dos obras, el Diálogo de Lactancio y un Arcediano, más conocido como Diálogo de las cosas ocurridas en Roma; y el Diálogo de Mercurio y Carón, son discursos en los que defiende la política del emperador Carlos V y ensalza el pensamiento erasmista (erasmismo) antes de que esta corriente pase a ser censurada en el medio siglo siguiente. Son alegatos políticos que incluyen numerosos documentos de la cancillería imperial. Su ideal cristiano y erasmista abarca todos los aspectos de la vida, todas las jerarquías y todos los estados de la sociedad.

Su anhelo reformador y su pensamiento utópico le hicieron expresar que su pretensión era hacer un mundo nuevo. Así, en el Diálogo de Lactancio muestra su visión del destino del mundo que tiene como centro a un emperador y un papa espirituales que deben gobernar al pueblo de Cristo.

En el Diálogo de Mercurio y Carón insiste básicamente en las mismas ideas; denuncia las actitudes extravertidas de los eclesiásticos en el mundo temporal, crítica la religiosidad extrema e intolerante, y señala como imperio ideal al que tiene como propósito la fraternidad de todas las naciones cristianas, regidas por un emperador.

Estos discursos emplean la prosa vehemente que exigía la proximidad de los hechos narrados. Aunque nunca exenta de recursos retóricos, prodiga las fórmulas coloquiales para aligerar el diálogo.

El Lazarillo de Tormes. Como ya lo hiciera Joseph V. Ricapito en 1976, en el año 2002 la profesora Rosa Navarro Durán postuló de nuevo su autoría en una de las más famosas obras literarias españolas de todos los tiempos: La vida de Lazarillo de Tormes. Entre los argumentos postulados por la catedrática de la Universidad de Barcelona para confirmar su autoría está el que el apellido del autor esté encriptado al principio y final del título completo de la obra (Valdés -> Val-dés -> laV-des) La vida del Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades, así como argumentos lingüísticos -predilección por el verbo acaecer en vez de acontecer- y argumentos temáticos que desplazan el foco del argumento de la historia: de las desventuras y humillaciones de Lázaro a una sátira hacia dos estamentos, la corte y la iglesia, de los que evidenciar su falta de ética y piedad, elemento principal de crítica para un erasmista. Alfonso de Valdés era uno de sus más importantes exponentes de esa época.

Además se dan nuevas pistas sobre la época en que fue escrito (entre 1525 y 1532) y dónde fue publicado. Según Rosa Navarro debió de ser impresa por primera vez en Italia. En 1542 se publica en Sevilla un libro, el Baldo, que adapta y amplía un poema en latín macarrónico, el Baldus, del italiano Teófilo Folengo; tiene ya huellas evidentes de que su autor había leído el Lazarillo. Alguien llevaría un ejemplar a España, después de arrancar un folio –de peligrosa lectura–, y aquí se imprimiría otra vez, antes de 1548, porque la Representación de la parábola de san Mateo de Sebastián de Horozco, que se puso en escena ese año, tiene también huellas de que su autor había leído la obra (y lo evidencia más la Representación de la historia evangélica de San Juan). Horozco tuvo en sus manos una impresión del Lazarillo.

Pese a que ya se han publicado dos ediciones del Lazarillo asignándole la autoría a Alfonso de Valdés, varios profesores y catedráticos creen que todavía las pruebas aportadas no son concluyentes e incluso apuntan a que la obra fuera escrita en los años cuarenta, haciendo imposible que la autoría recayera en Valdés; en general se piensa que la tesis que atribuye el Lazarillo a Diego Hurtado de Mendoza es menos esotérica y está más fundamentada.

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Muestra en un ingenio la experiencia

que en años verdes y en edad temprana

hace su habitación ansí la sciencia,

como en la edad madura, antigua y cana.

No entraré con alguno en competencia

que contradiga una verdad tan llana,

y más si acaso a sus oídos llega

que lo digo por vos, LOPE DE VEGA.

Retrato de Lope de Vega. Obra atribuida a Eugenio Cajés (c. 1627). (Museo Lázaro Galdiano, Madrid).

Félix Lope de Vega Carpio. Madrid, 25 de noviembre de 1562-Íd., 27 de agosto de 1635. Uno de los poetas y dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los autores más prolíficos de la literatura universal.

El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (por Miguel de Cervantes) renovó las fórmulas del teatro español en un momento en el que el teatro comenzaba a ser un fenómeno cultural de masas. Máximo represenante, junto a Tirso de Molina y Calderón de la Barca, del teatro barroco español, sus obras siguen representándose en la actualidad y constituyen una de las cotas más altas alcanzadas en la literatura y las artes españolas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de varias novelas y obras narrativas largas en prosa y en verso.

Se le atribuyen unos 3000 sonetos, cinco novelas, cuatro novelas cortas, nueve epopeyas, tres poemas didácticos y varios centenares de comedias (1800 según Juan Pérez de Montalbán). Amigo de Francisco de Quevedo y de Juan Ruiz de Alarcón, enemistado con Luis de Góngora y en larga rivalidad con Cervantes, su vida fue tan extrema como su obra. Fue padre de la también dramaturga sor Marcela de San Félix.

Juventud

Lope de Vega por Francisco Pacheco. Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones, Madrid, Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano.

Lope de Vega Carpio, oriundo de familia hidalga, aunque humilde, con solar, a decir del propio Lope, en la Vega de Carriedo, hoy Vega de Villafufre, Cantabria, era hijo de Félix o Felices de Vega Carpio, bordador de profesión, fallecido en 1578, y de Francisca Fernández Flórez, que le sobrevivió once años. No hay datos precisos sobre su madre. Se sabe, en cambio, que tras una breve estancia en Valladolid, su padre se mudó a Madrid en 1561, atraído quizá por las posibilidades de la recién estrenada capitalidad de la Villa y Corte. Sin embargo, Lope de Vega afirmaría más tarde que su padre llegó a Madrid por una aventura amorosa de la que le rescataría su futura madre. Así, el escritor sería fruto de la reconciliación, y debería su existencia a los mismos celos que tanto analizaría en su obra dramática.

Fue bautizado con el nombre de Lope, hijo de Feliz de Vega y de Francisca su mujer, en la parroquia de San Miguel de los Octoes el 6 de diciembre de 1562. Lope tuvo cuatro hermanos: Francisco, Juliana, Luisa y Juan. Pasó una parte de su infancia en casa de su tío abuelo paterno, don Miguel de Carpio, Inquisidor de Sevilla.

Niño muy precoz, leía latín y castellano ya a los cinco años, además de  componer versos. En su Fama póstuma..., su amigo Juan Pérez de Montalbán describe así esos primeros tiempos:

Iba a la escuela, excediendo conocidamente a los demás en la cólera de estudiar las primeras letras; y como no podía, por la edad, formar las palabras, repetía la lición más con el ademán que con la lengua. De cinco años leía en romance y en latín; y era tanta su inclinación a los versos, que mientras no supo escribir repartía su almuerzo con los otros mayores porque le escribiesen lo que él dictaba. Pasó después a los estudios de la Compañía, donde en dos años se hizo dueño de la Gramática y la Retórica, y antes de cumplir doce tenía todas las gracias que permite la juventud curiosa de los mozos, como es danzar, cantar y traer bien la espada, etc,

Estudió en el prestigioso Colegio imperial de los jesuitas, entonces llamados impropiamente teatinos. Siempre según el testimonio del propio Lope, a los doce escribe comedias; «Yo las componía de once y doce años / de a cuatro actos y de a cuatro pliegos / porque cada acto un pliego contenía». 

Es posible que su primera comedia fuese, como el mismo Lope afirmaría en la dedicatoria de la obra a su hijo Lope, El verdadero amante, aunque probablemente el texto que hoy conocemos de esta comedia sufrió modificaciones posteriores a la fecha de la primera redacción. Esta tremenda facilidad para la escritura él la atribuía a un don natural. Y así, por boca de Belardo, cuando le piden unos sonetos para el rey en El animal de Hungría y le preguntan cuánto tiempo se va a tomar, escribe:

Dentro de un hora. / —¿Un hora? —Y menos, y agora. / —Callad, que no puede ser, / que a muchos oigo decir / que los que componen sudan, / gruñen, gimen y trasudan / como quien quiere parir... / —Fáltalos el natural / que da el cielo a quien él quiere.

Su gran talento le lleva a la escuela del poeta y músico Vicente Espinel, en Madrid, a quien siempre citó con veneración y le dedicó su comedia El caballero de Illescas, c. 1602). Así el soneto: Aquesta pluma, célebre maestro/que me pusisteis en las manos, cuando/los primeros caracteres firmando/estaba, temeroso y poco diestro... 

Todavía en el colegio de los teatinos, hacia 1573, traduce en verso castellano el poema de Claudiano De raptu Proserpinae, que dedicó al futuro cardenal proespañol Ascanio Colonna en 1577; pero se ha perdido. El mismo Lope no lo consideraba digno de publicar: Vive sin luz, por ser en tierna infancia. Después continuó su formación con los jesuitas (1574):

Los cartapacios de las liciones me servían de borradores para mis pensamientos, y muchas veces las escribía en versos latinos o castellanos. Comencé a juntar libros de todas letras y lenguas, que, después de los principios de la griega y ejercicio grande de la latina, supe bien la toscana y de la francesa tuve noticia... (La Dorotea, IV).

Cursa después cuatro años (1577-1581) en el Colegio de los Manriques de laUniversidad de Alcalá, pero no logra ningún título. Quizá su conducta desordenada y mujeriega -ya en 1580 el estudiante Lope se hallaba amancebado con María de Aragón, la Marfisa de sus versos, de la que tuvo al año siguiente a su primera hija, Manuela que le hace poco apto para el  sacerdocio. Muchos de los personajes de sus primeras comedias son auténticos libertinos. Él mismo, por boca de Belardo, se pinta así:

Si lisonjeo la hermosa / la vendo como el amigo, / y en lo mismo que la digo / estoy sintiendo otra cosa. / Solicito que me quiera; / y, si la vengo a alcanzar, / ya tengo lleno el lugar / de que es muy necia y muy fiera...

Sus altos protectores dejan de costearle los estudios y Lope no consigue el grado de bachiller. Para ganarse la vida tiene que trabajar como secretario de aristócratas y prohombres, o escribiendo comedias y piezas de circunstancias. En 1583 se alista en la marina y pelea en la batalla de la Isla Terceira a las órdenes de su futuro amigo Álvaro de Bazán, I.er Marqués de Santa Cruz. Tiempo después dedicaría una comedia al hijo del marqués.

Destierro

Estudió por entonces (quizá 1586) artes liberales con el maestro Juan de Córdoba y matemáticas y astrología en la Academia Real con Juan Bautista Labaña, cosmógrafo mayor de Felipe II, y sirvió de secretario a Pedro Esteban Dávila y Enríquez, marqués de las Navas; pero de todas estas ocupaciones le distraían las continuas relaciones amorosas. 

Elena Osorio, a la que conoció en 1583, fue su primer gran amor, la «Filis» de sus versos, separada entonces de su marido, el actor Cristóbal Calderón; Lope estuvo cuatro años con ella y pagaba sus favores con comedias para la compañía del padre de su amada, el empresario teatral o autor Jerónimo Velázquez. En 1587 Elena aceptó, por conveniencia, entablar una relación con el noble Francisco Perrenot Granvela, sobrino del poderoso cardenal Granvela. Un despechado Lope de Vega hizo entonces circular contra ella y su familia unos libelos, entre ellos uno en latín macarrónico, In doctorum Damianum Velazquez Satira Prima, que no se ha conservado:

Una dama se vende a quien la quiera.

En almoneda está. ¿Quieren comprarla?

Su padre es quien la vende, que aunque calla,

su madre la sirvió de pregonera...

Denunció la situación en su comedia Belardo furioso y en una serie de sonetos y romances pastoriles y moriscos. Tuvo un proceso judicial y acabó en la Cárcel Real de Segovia por difamar a Elena. Reincidió y un segundo proceso judicial fue más tajante: lo desterraron ocho años de la Corte y dos del reino de Castilla, con amenaza de pena de muerte si desobedecía la sentencia. Lope de Vega se vengó pasando a vender sus comedias al empresario Porres y recordaría años más tarde sus amores con Elena Osorio en su novela dialogada -«acción en prosa». la llamó él-, La Dorotea. Sin embargo, por entonces ya se había enamorado de Isabel de Alderete y Urbina, hija del pintor del rey Diego de Urbina, con quien se casó el 10 de mayo de 1588 tras raptarla con su consentimiento. En sus versos la llamó con el anagrama «Belisa».

El 29 de mayo del mismo año intentó reanudar su carrera militar marchando a Lisboa con su amigo Claudio Conde; se  alistó en la Gran Armada –la Invencible-, en el galeón San Juan; su intención era, al menos, que por eso le rebajaran la condena. Documentos recientes lo han desvelado. Por entonces escribió un poema épico en octavas reales al modo de Ludovico Ariosto, La hermosura de Angélica, que pasó inadvertido. Es probable que su enrolamiento en la marina movilizada para el intento de asalto de Inglaterra fuese la condición impuesta por los parientes de Isabel de Urbina, deseosos de perder de vista a un yerno tan poco presentable, para perdonarle el rapto de la joven. Aludirá precisamente a su viaje a Inglaterra cuando, por boca de Belardo, se queje de no haber ido todavía a ver el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, pese a haber viajado tan lejos:

Nací / en Madrid, y confiado / en estar tan cerca, he estado / sin verla hasta agora, y fui / dos mil leguas una vez / solo a ver Inglaterra...

El motivo de esta partida sin embargo parece bastante complejo. En su Arcadia incluyó al respecto unos versos que declaraban una imagen de España que nunca volvió a repetir, sin embargo: un país amado pero esencialmente envidioso e ingrato:

¡Ay, dulce y cara España, / madrastra de tus hijos verdaderos / y, con piedad extraña, / piadosa madre y huésped de extranjeros! / Envidia en ti me mata, / que toda patria suele ser ingrata. / Pero, porque es mi gloria / vengar mis enemigos con mi ausencia, / tendré por más victoria / igualar con su envidia mi paciencia / que no sufrir la furia / del que a sí no se ve y al otro injuria... / Yo parto a ser ejemplo / de vanas esperanzas y favores, / porque ya me contemplo / fuera de sus envidias y temores, / donde acabe mi vida / pobre, envidiada, triste y perseguida (BAE, XXXVIII, 65 a)

En diciembre de 1588 volvió en el navío San Juan después de la derrota de la Gran Armada y se dirigió a Valencia, de nuevo con su amigo y casi hermano Claudio Conde, tras quebrantar la condena pasando por Toledo. 

Con Isabel de Urbina vivió en Valencia y allí siguió perfeccionando su fórmula dramática, asistiendo a las representaciones de una serie de ingenios que más adelante formarían la llamada Academia de los Nocturnos, como el canónigo Francisco Agustín Tárrega, el secretario del duque de Gandía Gaspar de Aguilar, Guillén de Castro, Carlos Boil y Ricardo de Turia. Aprendió a desobedecer la unidad de acción narrando dos historias en vez de una en la misma obra, el llamado imbroglio o embrollo italiano. Claudio Conde fue a parar a la cárcel de las Torres de Serranos, pero Lope lo sacó de allí.

Tras cumplir los dos años de destierro del reino, Lope de Vega se trasladó a Toledo en 1590,

Isabel de Urbina, la  Belisa de alguno de sus poemas y la heroína de Las bizarrías de Belisa, era menor de edad cuando casó con Lope. La familia de la joven, de elevada posición social, rechazaba este enlace matrimonial, motivada en gran parte por la condena al destierro contra Lope a causa de las injurias contra el comediante Jerónimo Velázquez y su familia. Los amantes organizaron el rapto de la novia y, ante el hecho consumado, los Urbina acabaron aceptando unas nupcias por poderes a causa del destierro. 

Tras dos años en Valencia y a ocho de cumplir por completo la sentencia, Lope decide instalarse en la Calle de la Sierpe en Toledo, tan cerca de Madrid que pudiera seguir en contactó con el centro de la monarquía sin vulnerar la distancia (“a cinco leguas de la corte”) establecida en la sentencia”. Y allí sirvió a Francisco de Ribera Barroso, más tarde segundo marqués de Malpica y, algún tiempo después, al quinto duque de Alba, Antonio Álvarez de Toledo y Beaumont. Para esto se incorporó como gentilhombre de cámara a la corte ducal de Alba de Tormes, donde vivió entre 1592 y 1595. En este lugar leyó el teatro de Juan del Encina, del que tomó el personaje del gracioso o figura del donaire, un personaje de plebeyo bajo el cual actuaba un actor cómico profesional, oficiando de contraste al plano serio de los personajes nobles, perfeccionando aún más su fórmula dramática. Allí hizo amistad con otro gran poeta que servía al Duque, el toledano Pedro Liñán de Riaza (1588-1607). Cerca de Alba de Tormes estaba además el Castillo del Carpio, que le sirvió para fantasear sobre un posible origen caballeresco de su apellido, emparentable con el del héroe Bernardo del Carpio, al que dedicó tres comedias. En el otoño de 1594 murió Isabel de Urbina de sobreparto o puerperio. Escribió por entonces su novela pastoril La Arcadia, donde introdujo numerosos poemas y un grabado que representaba el escudo de Bernardo del Carpio: diecinueve torres; un alarde que provocó las burlas de Luis de Góngora, quien le dedicó un soneto:

Por mi vida, Lopillo, que me borres / las diecinueve torres del escudo / porque, aunque todas son de viento, dudo / que tengas viento para tantas torres...

Este blasón se tenía como propio del linaje de Bernardo del Carpio porque se podía contemplar en un relieve del sepulcro de Pedro Bernardo del Carpio (1135), tenido como descendiente del legendario héroe, en la antigua iglesia de San Martín de Salamanca.

Vuelta a Castilla

En diciembre de 1595 cumplió los ocho años de destierro de la Corte y regresó a Madrid. Al siguiente año, allí mismo, fue procesado por amancebamiento con la actriz viuda Antonia Trillo. En 1598 se casó con Juana de Guardo, hija de un adinerado abastecedor de carne de la Corte, lo que motivó las burlas de diversos ingenios, Luis de Góngora, por ejemplo, ya que al parecer era una mujer vulgar y todos pensaban que Lope se había casado por dinero, ya que no era amor precisamente lo que le faltaba. 

Se establece en Toledo por segunda vez, desde agosto de 1604 a 1610, con su mujer y su amante Micaela de Luján e hijos. Con su mujer legítima habita una casa «del callejón del barrio de San Justo» (hoy calle de Juan Guas). Se desconoce el inmueble exacto de la casa habitada por Lope y Juana Guardo en la calle de Juan Guas, si bien el documento de alquiler informa que pertenecía a su amigo, el escritor Gaspar de Vargas. Lope dejó anotado que era tan alta “que me ha hecho pensar que desde aquí con menos trabajo se puede llegar al cielo”, algo que concuerda con la altura de algunas estas viviendas que permiten cierta sensación aérea desde sus ventanales. En septiembre de 1610, el matrimonio abandona este domicilio y se trasladan a Madrid, donde tres años antes Lope ya había alquilado una casa con Micaela Luján. Jocosamente, Lope culpa de su marcha al sacristán de la Iglesia de los santos Justo y Pastor (“San Yuste”), porque, al parecer, le molestaba el toque de campanas tan próximas a su vivienda. Así lo indica en epístola dirigida a su amigo toledano el doctor en Derecho Gregorio de Ángulo:

“Mil años guarde Dios la Peralera, / que a no haber sacristanes en San Yuste, / nunca Madrid en su rincón me viera”.

La “Peralera” (actual “Peraleda”) es una finca colindante con el Palacio de Buenavista (Toledo), separada por un tramo del río Tajo, que seguramente constituyó un escenario de gratos paseos entre los integrantes de la Academia Literaria de Buenavista, de la que el escritor formaba parte durante sus estancias toledanas. Simultáneamente, a su amante le alquila una vivienda en el cercano barrio de San Lorenzo de la Ciudad Imperial.Cinco hijos llegó a tener Lope con la actriz manchega Micaela de Luján (Angelilla, Mariana, Félix, Marcela y Lope-Félix). La «Celia» o «Camila Lucinda» de sus versos era una mujer bella, pero inculta y casada, con la cual mantuvo relaciones hasta 1608, en que se pierde su rastro literario y biográfico. Fue única entre las amantes mayores del Fénix cuya separación no dejó huella en su obra. En 1606 su mujer Juana Guardo dio a luz a Carlos Félix, un hijo muy querido de Lope.

En Toledo contó con numerosos amigos, como el poeta Baltasar Elisio de Medinilla, a quien dedicó su comedia Santiago el Verde, de en torno a 1615 (Lope lloró en verso su asesinato accidental en 1620). Volvió a trabajar como secretario personal de Pedro Fernández de Castro y Andrade, en aquel momento IV marqués de Sarria y futuro VII conde de Lemos, al que escribió en una epístola: «Yo, que tantas veces a sus pies, cual perro fiel, he dormido».

Retrato de Lope de Vega obra de Luis Tristán (1614)  Museo del Hermitage, San Petersburgo.

Durante bastantes años Lope se dividió entre los dos hogares y un número indeterminado de amantes, muchas de ellas actrices, entre otras Jerónima de Burgos, como da fe el proceso legal que se le abrió por andar amancebado en 1596 con Antonia Trillo; también se conoce el nombre de otra amante, María de Aragón. Para sostener este tren de vida y sustentar tantas relaciones e hijos legítimos e ilegítimos, Lope de Vega hizo gala de una firmeza de voluntad poco común y tuvo que trabajar muchísimo, prodigando una obra torrencial consistente, sobre todo, en poesía lírica y comedias, impresas estas muchas veces sin su venia, deturpadas y sin corregir.

A los treinta y ocho años pudo al fin corregir y editar parte de su obra sin los errores de otros. Como primer escritor profesional de la literatura española. Pleiteó para conseguir derechos de autor sobre quienes imprimían sus comedias sin su permiso y consiguió, al menos, el derecho a la corrección de su propia obra.

En 1602 realizó un viaje a Sevilla, donde había vivido su tío don Miguel del Carpio, hermano de su madre y temido Inquisidor en Sevilla, con quien se educó en su infancia, cuando tenía a lo sumo ocho o nueve años. Conoció al poeta clasicista Juan de Arguijo, noble y músico que desempeñaba el cargo de Veinticuatro y fue su anfitrión y mecenas, incluyéndolo en la tertulia que reunía en su casa, y desde allí visitó Granada en una o dos ocasiones. En el transcurso de este último viaje se detuvo en Antequera, donde fue atendido y festejado por el poeta Luis Martín de la Plaza, quien compuso para la ocasión dos sonetos. Comprobado está también que conoció en Sevilla al poeta Antonio Ortiz Melgarejo y al gran y ya famoso novelista Mateo Alemán. 

En Sevilla culminó Lope La hermosura de Angélica, impresa en Madrid en 1602 en el mismo volumen en el que se incluían las tres partes de sus celebradas Rimas, abiertamente manieristas, que incluye entre sus doscientos sonetos un grupo que forma un cancionero petrarquista consagrado a Lucinda; también están dedicadas al propio Arguijo. 

En 1605 entró al servicio de Luis Fernández de Córdoba y de Aragón, sexto duque de Sessa. Esta relación lo atormentaría más tarde, cuando tomó las órdenes sagradas y el noble continuaba utilizándolo como secretario y alcahuete, de forma que incluso su confesor llegaría a negarle la absolución. Esto se comprueba por el caudaloso epistolario que intercambió con el duque, que se ha editado modernamente.

En 1609 leyó y publicó su Arte nuevo de hacer comedias, obra teórica de carácter capital, contraria a los preceptos neoaristotélicos, e ingresó en la Cofradía de Esclavos del Santísimo Sacramento en el oratorio de Caballero de Gracia, a la que pertenecían casi todos los escritores relevantes de Madrid. Entre ellos estaban Francisco de Quevedo, que era amigo personal de Lope, y Miguel de Cervantes. Con este último tuvo unas relaciones tirantes a causa de las alusiones antilopescas de la primera parte del Don Quijote (1605). Al año siguiente, se adscribió al oratorio de la calle del Olivar.

Sacerdocio

La época que auspició la ordenación sacerdotal de Lope de Vega fue de una profunda crisis existencial, impulsada quizá por la muerte de parientes próximos. A esta inspiración responden sus Rimas sacras y las numerosas obras devotas que empezó a componer, así como el tono meditativo y filosófico que asoma en sus últimos versos. La noche del 19 de diciembre de 1611 el escritor fue víctima de un intento de asesinato del que pudo escapar apenas. 

Juana de Guardo sufría frecuentes enfermedades y en 1612 Carlos Félix murió de fiebres.

El 13 de agosto del año siguiente, falleció Juana de Guardo, al dar a luz a Feliciana. Tantas desgracias afectaron emocionalmente a Lope, y el 24 de mayo de 1614 decidió al fin ser ordenado sacerdote Lope es ordenado sacerdote en su diócesis de Toledo y como primera providencia, el auxiliar del cardenal, obispo titular de Troya, le manda que se rape el bigote y la perilla, pues su uso va en contra de las sinodales. Su respuesta es famosa: “De Troya tenía que venir lo que aplacase mis incendios”.

Mientras espera su ordenación se hospeda en casa de su examante, Jerónima de Burgos, y como sigue ejerciendo de alcahuete en la correspondencia amorosa de su protector, el duque de Sessa, su confesor le niega la absolución tras haberse ordenado sacerdote, pero el cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas, mucho más condescendiente, le nombra vocal del tribunal que llevaba el proceso de beatificación de Teresa de Jesús, y dos años más tarde vuelve a nombrarle procurador fiscal de la Cámara Apostólica del Arzobispado de Toledo, basándose en “sus dotes de sabiduría, la rectitud de su proceder y la buena fama en las letras tanto divinas como humanas”. 

Por el contrario, el sucesor de Sandoval y Rojas, el cardenal infante don Fernando de Austria, el hijo de Felipe III, no tardará en cesarle a causa de sus debilidades de conducta. En su epistolario muestra Lope las dudas que alberga en esta época sobre la orientación que ha de dar a su vida, llegando a conclusiones inquietantes:

«Yo he nacido en dos extremos, que son amar y aborrecer; no he tenido medio jamás... Yo estoy perdido, si en mi vida lo estuve, por alma y cuerpo de mujer, y Dios sabe con qué sentimiento mío, porque no sé cómo ha de ser ni durar esto, ni vivir sin gozarlo...» (1616). 

Sin embargo, el sacerdocio le abrió el grifo de los beneficios eclesiásticos: por medio del duque de Sessa consiguió una «prestamera» en la diócesis de Córdoba y en 1615 solicitó una capellanía que instituyó en Ávila su antiguo protector Jerónimo Manrique. En octubre de ese mismo año (1615) acompañó a su señor en la comitiva que acudió a Irún con la infanta Ana de Austria y dio escolta de honor hasta Madrid a Isabel de Borbón, futura esposa de Felipe IV; pero el duque le pedía a Lope en correspondencia que le siguiera sirviendo de alcahuete, y eso rompía la conciencia del ahora sacerdote. Sin embargo, algunas mujeres implicadas en los trapicheos de Lope no dejaban de escandalizar al vecindario toledano.

La expresión literaria de esta crisis y sus arrepentimientos son las Rimas sacras, publicadas en 1614; allí dice: «Si el cuerpo quiere ser tierra en la tierra / el alma quiere ser cielo en el cielo», dualismo irredento que constituye toda su esencia. Las Rimas sacras constituyen un libro a la vez introspectivo en los sonetos -utiliza la técnica de los ejercicios espirituales que aprendió en sus estudios con los jesuitas-. como devoto por los poemas dedicados a diversos santos o inspirados en la iconografía sacra, entonces en pleno despliegue gracias a las recomendaciones emanadas del Concilio de Trento. Le sorprendió entonces la revolución estética provocada por las Soledades (1613) de Luis de Góngora y, si bien incrementó la tensión estética de su verso y empezaron a aparecer bimembraciones al final de sus estrofas, tomó distancia del culteranismo extremo y siguió cultivando su característica mezcla de conceptismo culto, casticismo castellano y elegancia italiana. Además, zahirió la nueva estética y se burló de ella cuando tuvo ocasión. Góngora reaccionó con sátiras a esta hostilidad, que el Fénix planteaba siempre de forma indirecta, aprovechando cualquier rincón de sus comedias para atacar, más que a Góngora mismo, a sus discípulos, modo inteligente de enfrentarse a la nueva estética y que tiene que ver con su famosa concepción de la sátira: «Pique sin odio, que si acaso infama / ni espere gloria ni pretenda fama». 

De todas formas, intentó congraciarse ambiguamente con el ingenio cordobés (Góngora) dedicándole su comedia Amor secreto hasta celos (1614), de título bien significativo. Por otra parte tuvo que luchar con los desprecios de los preceptistas aristotélicos que vituperaban su fórmula dramática como contraria a las tres unidades de acción, lugar y tiempo: los poetas Cristóbal de Mesa y Cristóbal Suárez de Figueroa y, sobre todo, Pedro Torres Rámila autor de una Spongia (1617), libelo destinado a denigrar no solo el teatro de Lope, sino también toda su obra narrativa, épica y lírica.

Contra este folleto respondieron furiosamente los amigos humanistas de Lope, encabezados por Francisco López de Aguilar, que redactó por junio de 1618 una Expostulatio Spongiae a Petro Hurriano Ramila nuper evulgatae. Pro Lupo a Vega Carpio, Poetarum Hispaniae Principe. La obra contenía elogios a Lope de nada menos que Tomás Tamayo de Vargas, Vicente Mariner, Luis Tribaldos de Toledo, Pedro de Padilla, Juan Luis de la Cerda, Hortensio Félix Paravicino, Bartolomé Jiménez Patón, Francisco de Quevedo, el conde de Salinas, y Vicente Espinel, entre otros menos conocidos. Animado por estos apoyos, Lope, aunque asediado por las críticas de culteranos y aristotélicos, prosigue con sus intentos épicos. Tras el Polifemo de Góngora, ensaya la fábula mitológica extensa con cuatro poemas: La Filomena (1621; donde ataca a Torres Rámila), La Andrómeda (1621), La Circe (1624) y La rosa blanca (1624; blasón de la hija del conde-duque, cuyo complicado origen mítico expone). Vuelve a la épica histórica con La corona trágica (1627, en 600 octavas sobre la vida y muerte de María Estuardo).

Últimos años

En sus últimos años de vida Lope de Vega se enamoró de una moza de veinticinco años, Marta de Nevares, casada a los trece, en lo que puede considerarse «sacrilegio» dada su condición de sacerdote; era una mujer muy bella, de pelo rizado y ojos verdes, diestra cantante y bailarina, como declara Lope en los poemas que le compuso llamándola «Amarilis», o «Marcia Leonarda» desde que en 1619 falleció su marido, como en las Novelas que le destinó. En esta época de su vida cultivó especialmente la poesía cómica y filosófica, desdoblándose en el poeta heterónimo burlesco Tomé de Burguillos y meditando serenamente sobre la vejez y su alocada juventud en romances como las famosas «barquillas».

En 1627 ingresó en la Orden de Malta, discutiéndose hasta la fecha si debió aportar una probanza de su nobleza por la rama paterna y se le eximió de los otros tres cuarteles preceptivos, o si fue exclusivamente a instancias del papa que el Gran Maestre le recibió en la Orden. Sea como fuere, esta pertenencia supuso un honor enorme para Lope, quien en su retrato más difundido viste precisamente el hábito de San Juan. El interés de Lope por las órdenes de caballería en general, y por la de Malta en particular, lo llevó a escribir entre 1596 y 1603 la pieza teatral El valor de Malta, ambientada en las luchas marítimas que la Orden mantuvo por todo el Mediterráneo con los turcos. Pero entre marzo y abril de 1628 enfermó tan gravemente que estuvo a las puertas de la muerte, como escribe al Duque de Sessa:

Ya tiene Vuestra Excelencia, gracias a Dios, a Lope de Vega, que hasta hoy no le tenía: así se dudó de mi vida. Truje en pie este negro mal, que negro debe ser, pues Vuestra Excelencia me receta negras, más de veinte días con grande trabajo y pena, tanto que entendí que me había vuelto don Juan de Alarcón; y al fin caí en la cama, hoy hace dieciocho días, de una hinchazón tan dolorosa, que me encendía en terribles calenturas y me causó tantos males que ya me lloraban las Musas domésticas y extrañas. Sea Dios alabado, su Santísima Madre y San Isidro, que estoy en puerto de claridad, que en abril, y [con] no pocos años, mucho había que temer. 

Ya tenía Lope sesenta y seis años. La punzada contra Juan Ruiz de Alarcón se explica por la maledicencia: en la comedia del severo y moralizante ingenio mexicano Los pechos privilegiados se había deslizado una pícara alusión al connubio marital del cura donjuán y la moza:

Culpa a un viejo avellanado / tan verde que, al mismo tiempo / que está aforrado de martas, / anda haciendo madalenos

Entre el apenas soterrado escándalo de los casi veinte años de vida que pasó con Marta de Nevares Santoyo y a pesar de los honores que recibió del rey y del papa, los últimos años de Lope fueron infelices. El Conde-Duque de Olivares lo ignoró por haber servido al Duque de Lerma y por ser secretario de Sessa, caído en desgracia y desterrado de la Corte. Además, las calaveradas privadas de Lope hicieron que en Palacio desestimaran sus pretensiones de cargos, honores y prebendas, pues Olivares quería moralizar las costumbres después de la desenfrenada corrupción del reinado de Felipe III. En su Égloga a Claudio (1632), dirigida a su antiguo amigo y compañero de correrías juveniles Claudio Conde, aparece su amargo desengaño por haber intentado alcanzar el cargo fijo de capellán del duque de Sessa o el de cronista de Felipe IV y se considera ya de vuelta de todo. Además había sufrido que Marta se volviera ciega en 1626 y falleciera loca en ese mismo año de 1632, como cuenta en el recuerdo que le dedica en las octavas reales de la égloga Amarilis, que se publicaría en 1633. También en 1632 publica La Dorotea, una meditación sobre sus amores de juventud. Y evoca la muerte de Marta en este soneto de las Rimas humanas y divinas de Tomé de Burguillos (1634) titulado «Que al amor verdadero no le olvidan el tiempo ni la muerte»:

 Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa, / sin dejarme vivir, vive serena / aquella luz, que fue mi gloria y pena, / y me hace guerra, cuando en paz reposa. / Tan vivo está el jazmín, la pura rosa, / que, blandamente ardiendo en azucena, / me abrasa el alma de memorias llena: / ceniza de su fénix amorosa. / ¡Oh, memoria cruel de mis enojos!, / ¿qué honor te puede dar mi sentimiento, / en polvo convertidos sus despojos? / Permíteme callar solo un momento: / que ya no tienen lágrimas mis ojos, / ni conceptos de amor mi pensamiento.

En 1633 murió repentinamente su amigo, el poeta y dramaturgo Jerónimo de Villaizán; tanto se afectó, que le dedicó la Elegía en la muerte del Ldo. Don Gerónimo de Villaiçan por sv amigo Frey Lope Félix de Vega Carpio, impresa como pliego suelto en ese mismo año de 1633. Las Rimas humanas y divinas (1634), último de sus poemarios, indican que ya Lope de Vega escribe para sí mismo, para entretenerse, evadirse y distanciarse por medio de la parodia y del humor, que tan importantes son en esta colección. Pues aún hubo más desgracias: Lope Félix, hijo suyo con Micaela de Luján y que también tenía vocación poética, se ahogó pescando perlas en 1634 en la isla Margarita, en la costa de Venezuela. Su amada hija Antonia Clara fue secuestrada por un hidalgo, novio suyo, apellidado Tenorio. Feliciana, su única hija legítima para ese entonces, había tenido dos hijos: una se hizo monja y el otro, el capitán Luis Antonio de Usategui y Vega, murió en Milán al servicio del rey. Solo una hija natural suya, la monja Marcela, le sobrevivió.

Lope de Vega murió el 27 de agosto de 1635. Sus restos se depositaron en la iglesia de San Sebastián, en la calle de Atocha. A mediados del mismo siglo XVII pasaron a la fosa común. Doscientos autores le escribieron elogios que fueron publicados en Madrid y Venecia. Durante su vida, sus obras obtuvieron una mítica reputación. «Es de Lope» fue una frase utilizada frecuentemente para indicar que algo era excelente, lo que no siempre ayudó a atribuir sus comedias correctamente. Al respecto cuenta su discípulo Juan Pérez de Montalbán en su Fama póstuma a la vida y muerte del doctor frey Lope de Vega Carpio -Madrid, 1636-, impreso compuesto para enaltecer la memoria del Fénix, que un hombre vio pasar un entierro magnífico diciendo que «era de Lope», a lo cual apostilló Montalbán que «acertó dos veces». También en Italia, donde siempre fue muy popular, se publicó una obra homóloga con elogios de sus principales escritores: Essequie poetiche overo Lamento delle Muse italiane in morte del Sig. Lope de Vega...(Venecia: G. Imberti, 1636), que en realidad era una oculta iniciativa del embajador de España, Juan Antonio de Vera y Figueroa, I conde de la Roca, oculto tras varios pseudónimos italianos. Cervantes, a pesar de su antipatía por Lope, lo llamó «monstruo de Naturaleza», por su fecundidad literaria, aunque también, con ironía, por el desarreglo anticlásico de su poética teatral, a semejanza del monstruoso hircocervo de la Ars poetica de Horacio, un animal formado con trozos de animales de especies diferentes que servía de antiejemplo de obra literaria mal pergeñada.

Matrimonios y descendencia

Sor Marcela de San Félix viendo pasar el entierro de su padre, Lope de Vega. Ignacio Suárez Llanos. 1862. Museo del Prado, Madrid.

Durante su vida, Lope de Vega fue un hombre aficionado a los amoríos, que más de una vez le trajeron dificultades. En total tuvo quince hijos documentados entre legítimos e ilegítimos:

Con María de Aragón (llamada Marfisa en las obras de Lope), hija de un panadero flamenco, llamado Jácome de Amberes, instalado en Madrid:

Manuela, al parecer la primogénita de toda su prole. Bautizada el 2 de enero de 1581, falleció el 11 de agosto de 1585.

Tras el término de la relación, Marfisa se casa con un flamenco en 1592 y fallece el 6 de septiembre de 1608.

Con Isabel Ampuero de Alderete Díaz de Rojas y Urbina (conocida como Isabel de Alderete estando soltera, y como Isabel de Urbina al casarse), su primera esposa, con la que contrae matrimonio por poderes el 10 de mayo de 1588, luego de haberla "raptado" de la casa paterna (aunque en realidad ella aceptó irse voluntariamente):

Antonia, nacida probablemente en 1589, fallecida en 1594, al parecer poco antes que su madre.

Teodora, nacida en noviembre de 1594, fallecida en la infancia entre 1595 o 1596.

Isabel de Urbina muere en el parto de su segunda hija, en noviembre de 1594.

Con Juana de Guardo, su segunda esposa desde el 25 de abril de 1598. Hija de Antonio de Guardo, rico abastecedor de carne y pescado de Madrid, se cree fue un matrimonio de conveniencia:

Jacinta, bautizada en Madrid el 26 de julio de 1599, posiblemente fallecida en la infancia pues no hay más noticias de ella.

En una carta escrita a un amigo fechada el 14 de agosto de 1604, Lope anuncia que su mujer está por dar a luz. En su testamento de 1627, Lope nombra una hija, Juana, ya difunta. Es probable, dado el nombre y las fechas, que esta hija sea la criatura nacida de Lope y su esposa en agosto de 1604.

Carlos Félix, bautizado el 28 de marzo de 1606, por lo que se cree nació el año anterior, en 1605. Hijo predilecto de su padre, falleció el 1 de junio de 1612, después de una enfermedad de varios meses. El devastado Lope le dedica una elegía publicada en las Rimas Sacras.

Feliciana, nacida el 4 de agosto de 1613. La única de la descendencia legítima en sobrevivir a la infancia, se casó con Luis de Usátegui, «oficial de la secretaría del Real Consejo de las Indias de la provincia del Pirú», el 18 de diciembre de 1633. Lope promete dotar a su hija con ropas y dineros por valor de 5000 ducados, de la herencia de sus abuelos maternos.

Juana de Guardo murió nueve días después de dar a luz, el 13 de agosto de 1613, a causa de sobreparto. Lope no volvió a casarse. 

A principios de marzo de 1614 recibió las órdenes menores en Madrid. El 12 de marzo fue a Toledo, se hospedó en casa de la actriz Jerónima de Burgos, con la que sostuvo un romance, donde recibió el grado de clérigo de epístola y luego el de Evangelio. El 25 de mayo, en Madrid, recibió el último grado de su ordenación sacerdotal. El 29 de mayo dijo su primera misa en la iglesia del Carmen Descalzo, en Madrid.

Con la actriz Micaela de Luján, casada con el actor Diego Díaz, que se había ausentado al Perú, donde murió en 1603. Madre de nueve hijos, cinco de ellos por lo menos son de Lope, con el que sostuvo una relación de cerca de quince años (posiblemente comenzada tras su segundo matrimonio, alrededor de 1599), a pesar de otros amores fugaces:

Ángela.

Mariana.

Félix, bautizado el 19 de octubre de 1603.

Marcela, bautizada el 8 de mayo de 1605. El 2 de febrero de 1621 se consagra en el convento de Trinitarias Descalzas, con el nombre de sor Marcela de San Félix. Lope describe la consagración en la Epístola a don Francisco de Herrera Maldonado.

Lope Félix, nacido el 28 de enero de 1607. Muchacho de naturaleza díscola, fue encerrado por su padre, debido a su mal comportamiento, en el asilo de Nuestra Señora de los Desamparados, en 1617. Con inclinaciones literarias como su padre, al final se hizo militar, muriendo en 1634 en un naufragio en la costa de Venezuela, adonde había ido en una expedición para pescar perlas. Lope le dedicó una égloga piscatoria.


Con Marta de Nevares, la Marcia Leonarda de las novelas, y Amarilis de las poesías y cartas de Lope), nacida hacia 1591 y casada el 8 de agosto de 1604 -contra su voluntad- con Roque Hernández de Ayala, comerciante, del que pronto se separó. Aficionada a la poesía, escribía versos, cantaba, tañía y bailaba, era de buena conversación y prosa, y hasta tenía talento de actriz (representó una comedia de Lope en su casa). Sus relaciones, iniciadas alrededor de septiembre de 1616, tuvieron como fruto una hija:

Antonia Clara (Clarilis), nacida el 12 de agosto de 1617. La menor de toda su descendencia y la alegría de su vejez, se fugó del hogar paterno el 17 de agosto de 1634 con don Cristóbal Tenorio, caballero de la Orden de Santiago, un protegido del conde-duque de Olivares y ayuda de Cámara de Su Majestad. Lope nunca se recuperó de este golpe

Marta de Nevares quedó ciega en 1622, y tiempo después perdió la razón. Falleció al cuidado de Lope, en su casa, el 7 de abril de 1632. Tenía 41 años. Esta fue la última relación significativa en la vida de Lope de Vega.

Además de esta descendencia, Lope de Vega procreó otros dos hijos de relaciones fugaces:

Fernando Pellicer, Fray Vicente, habido con una valenciana y Fray Luis de la Madre de Dios, de madre desconocida. 

CONTINUARÁ

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