lunes, 31 de julio de 2017

QUEVEDO Y LAS MUSAS III • Terpsícore



Edición Madrid, 1698 BDH–BNE

Expurgada en 1707

BNE (Expurgado) Y CVC


Modelo de método de “expurgado”; Terpsícore, Jácara II
(En ediciones posteriores, en lugar de los versos borrados, aparecen líneas de puntos suspensivos).


TERPSICHORE. MUSA QUINTA

La poesía contenida en este apartado suele calificarse de satírica y burlesca, pero, en realidad, es profundamente amarga. Refleja una sociedad enferma, moral y materialmente, de la que, al menos en apariencia, se responsabiliza a la población. Ante la dificultad de aceptar que el pobre fuera responsable de su pobreza, o algunas mujeres –en Quevedo, la mayoría–, lo fueran de su miseria moral, cabe pensar, como se ha dicho que no supo, o no quiso, apuntar más alto, señalando la verdadera causa, no de lo que satiriza, sino de lo que denuncia. 

La población no es responsable de que el oro extraído sin descanso, de América –más vale no entrar ahora, en qué condiciones–, termine en las arcas de los prestamistas genoveses, pero sólo el hecho de decirlo, aunque sea en verso, supone una denuncia. Sin embargo  Quevedo forma parte del sistema, por así decirlo; y si denuncia a Olivares –por no nombrar a Felipe IV–, es porque no ha sido tan complaciente con él, como lo fuera el duque de Lerma –que es, en definitiva, quien gobierna por Felipe III. Quevedo rechaza que los jóvenes se dediquen a la caza o a la lidia, pero alaba estos “ejercicios” cuando de ellos se ocupa el monarca, a quien como sabemos, celebra, por matar a un toro con una bala, resultando de ello una gran contradicción, que no se explica de otra manera, que por la sumisión del poeta, a un modo de reinar que, en realidad, es desastroso para un reino, en el que nada se produce, pero en el que se gasta mucho y, además, de forma ostentosa. Como sabemos, hay premáticas al respecto, pero no contra los extremos de lujo y miseria, sino contra la ostentación del primero; Quevedo, por su parte, buscará entre la población a los responsables de la segunda.

Hay también versos en los que expone, o casi podríamos decir, denuncia, actitudes de algunos eclesiásticos a través de versos en los que tampoco hay burla, ni nada que cause risa, ya que estos aspectos, están destinados definitivamente a las mujeres, casi en exclusiva. Curiosamente, vemos en la edición de la BNE, que son precisamente las estrofas referidas a esos eclesiásticos, las más tachadas, o expurgadas en 1707; algo muy, muy curioso, cuando habían aparecido, sin problemas, años antes, y lo mismo desde la primera edición. Lejos de mejorar, las condiciones de vida habían empeorado radicalmente durante el reinado de Carlos II, decadencia que se precipita durante la subsiguiente Guerra de Sucesión -en realidad, una guerra dinástica, en cuyo transcurso es cuando se verifica la "expurgación" ya que se ha producido un aumento paralelo del control inquisitorial, con la famosa presencia de eclesiásticos en la Corte.

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Letrillas Satíricas

Una de las características que definen la personalidad de Quevedo –otras las veremos en su momento-, es su misoginia; aversión a las mujeres, de acuerdo con la Real Academia. A pesar de que les dedica muchos sonetos, que casi podemos calificar de perfectos, es raro que se deslice en ellos algún comentario positivo hacia ellas, ya que cuando no menosprecia o insulta francamente, da la sensación de estar realizando un malabarismo lingüístico, que no expresa sentimiento alguno. 

En general, su visión no es sólo negativa, sino cruel, despectiva, y en muchas ocasiones, indecente. Es posible que en algún momento provocara risa, e incluso que aún la provoque, pero no parece que Quevedo se rigiera estrictamente por el deseo de divertir, sino que expresaba una evidente manera de pensar, que, por otra parte, aparece de forma casi característica, en otros autores de su época, entre los cuales, unos optarían por la carrera eclesiástica, otros por la simple soltería, otros por vivir con una “amiga”, y otros, en fin, por un matrimonio con el que cubrir las apariencias. 

En el caso de Cervantes, su actitud al respecto, tal vez se podría interpretar como una falta de interés por el matrimonio, pero jamás la transformó en un sentimiento –al menos, literariamente–, tan ácido hacia la mujer en general.

Habría que considerar, por otra parte, que la institución matrimonial, sólo pesaba en los estratos superiores de la sociedad, aquella minoría en la que se jugaban herencias importantes y puestos cortesanos muy relevantes, un peso del que prácticamente carecía el resto de la población, teniendo en cuenta, además, que tal institución se estaba implantando, desde hacía, relativamente, muy poco tiempo.

Lo que realmente importa entonces; algo que quizás nunca lleguemos a discernir, es la causa que produjo semejante actitud en Quevedo, ya que todo lo que digamos al respecto, puede convertirse en pura especulación.

Sólo podemos tomar en consideración, pues es dato seguro, el hecho de que, habiendo sido nombrado secretario real, en 1632, por una cuestión de apariencias, fue inducido por sus protectores, los Duques de Medinaceli, a casarse, en 1634, con la viuda Esperanza de Mendoza, cuando él ya tenía 54 años, y cuando él mismo había escrito: a los hombres que se casan los habían de llevar a la iglesia con campanillas delante como a los ahorcados, pidiendo por el ánima del que sacan a ajusticiar. (Carta de un cornudo a otro. El siglo del Cuerno). 

Los contrayentes se vieron las caras, apenas durante unos meses y doña Esperanza falleció ocho años después, el 30 de diciembre de 1642, sobreviviendo Quevedo, apenas tres años, hasta el 7 de septiembre de 1645.

CODOIN, LXXXVIII

Decorado de la capilla del castillo de Cetina donde se celebró la boda. 
El Periódico de Aragón.

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LETRILLA SATÍRICA II. Sabed, vecinas.


Sabed, vecinas,
Que mujeres y gallinas
Todas ponemos,
Unas cuernos y otras huevos.

Viénense a diferenciar
La gallina y la mujer,
En que ellas saben poner,
Nosotras sólo quitar;
Y en lo que es cacarear
El mismo tono tenemos.
Todas ponemos,
Unas cuernos y otras huevos.

Docientas gallinas hallo
Yo con un gallo contentas;
Mas si nuestros gallos cuentas,
Mil que den son nuestro gallo;
Y cuando llegan al fallo,
En Cuclillos los volvemos.
Todas ponemos,
Unas cuernos y otras huevos.

En gallinas regaladas
Tener pepita es gran daño,
Y en las mujeres de ogaño
Lo es el ser despepitadas.
Las viejas son emplumadas,
Por darnos con que volemos.
Todas ponemos,
Unas cuernos y otras huevos.

LETRILLA SATÍRICA V. Santo silencio profeso, no quiero, amigos, hablar


Santo silencio profeso:
No quiero, amigos, hablar;
Pues vemos que por callar,
A nadie se hizo proceso.
Ya es tiempo de tener seso:
Bailen los otros al son,
Chitón.
… … …

Que por buscar pareceres
Revuelvan muy desvelados
Los Bártulos los Letrados,
Los Abades sus mujeres.
Si en los Estrados las vieres
Que ganan más que el varón,
Chitón.

LETRILLA SATÍRICA VI. Toda esta vida es hurtar.

De nuevo, una letrilla, también clasificada como satírica, que tal vez, sólo, tal vez, pretendiera provocar risa. En realidad, la instantánea del aspecto social que representa, es terriblemente dramática, y no parece contener ningún síntoma de que exista el menor intento de ser corregida.

Toda esta vida es hurtar,
no es el ser ladrón afrenta,
que como este mundo es venta, 
en él es proprio el robar.

Nadie verás castigar
porque hurta plata o cobre,
que al que azotan es por pobre
de suerte, favor y trazas.
Este mundo es juego de bazas,
que solo el que roba triunfa y manda.

El escribano recibe
cuanto le dan sin estruendo,
y con hurtar escribiendo,
lo que hurta no se escribe.

El que bien hurta bien vive,
y es linaje más honrado
el hurtar que el ser Hurtado:
suple faltas, gana chazas,
que este mundo es juego de bazas,
que solo el que roba triunfa y manda.

Mejor es, si se repara,
para ser gran caballero
el ser ladrón de dinero
que ser Ladrón de Guevara.

El alguacil con su vara,
con sus leyes el letrado,
con su mujer el casado
hurtan en públicas plazas.
Que este mundo es juego de bazas,
que solo el que roba triunfa y manda.

El juez, en injustos tratos,
cobra de malo opinión
porque hasta en la pasión
es parecido a Pilatos.

Protector es de los gatos [bolsa para el dinero]
porque rellenarlos gusta;
solo la botarga es justa,
que en lo demás hay hilazas.
Este mundo es juego de bazas,
que solo el que roba triunfa y manda.

Hay muchos rostros esentos,
hermosos cuanto tiranos,
que viven como escribanos
de fes y conocimientos:
por el que beben los vientos
es al que la capa comen;
no hay suerte que no le tomen
con embustes y trapazas.
Este mundo es juego de bazas,
que solo el que roba triunfa y manda.

LETRILLA SATÍRICA VIII. Pues amarga la verdad/quiero echarla de la boca

Pues amarga la verdad,
Quiero echarla de la boca;
Y si al alma su hiel toca,
Esconderla es necedad.
Sépase, pues libertad
Ha engendrado en mi pereza
La Pobreza.

¿Quién hace al tuerto galán
Y prudente al sin consejo?
¿Quién al avariento viejo
Le sirve de Río Jordán?
¿Quién hace de piedras pan,
Sin ser el Dios verdadero
El Dinero.

¿Quién con su fiereza espanta
El Cetro y Corona al Rey?
¿Quién, careciendo de ley,
Merece nombre de Santa?
¿Quién con la humildad levanta
A los cielos la cabeza?
La Pobreza.

¿Quién los jueces con pasión,
Sin ser ungüento, hace humanos,
Pues untándolos las manos
Los ablanda el corazón?
¿Quién gasta su opilación
Con oro y no con acero?
El Dinero.

¿Quién procura que se aleje
Del suelo la gloria vana?
¿Quién siendo toda Cristiana,
Tiene la cara de hereje?
¿Quién hace que al hombre aqueje
El desprecio y la tristeza?
La Pobreza.

¿Quién la Montaña derriba
Al Valle; la Hermosa al feo?
¿Quién podrá cuanto el deseo,
Aunque imposible, conciba? 
Y quién lo de abajo arriba
Vuelve en el mundo ligero?
El Dinero.

Francisco de Quevedo, Caballero de Santiago en 1618. Francisco Pacheco: Libro de descripción de verdaderos retratos, ilustres y memorables varones.

LETRILLA SATÍRICA X. Yo que nunca sé callar / y sólo tengo por mengua/ no vaciarme por la lengua

Yo, que nunca sé callar,
Y sólo tengo por mengua
No vaciarme por la lengua
Y el morirme por hablar,
A todos quiero contar
Cierto secreto que oí,
Mas no ha de salir de aquí.

Mediquillo se consiente
Que al que enferma y va a curallo,
Yendo a mula, va a caballo,
Y por la posta el doliente.
Y viéndole tan valiente,
Llámanle el Doctor Sofí,
Mas no ha de salir de aquí.

Mandádose ha pregonar
Que digan, midiendo cueros,
«¡Agua va!» los taberneros,
Como mozas de fregar,
Que dejen el bautizar
A los Curas de Madrí,
Mas no ha de salir de aquí.

Dicen, y es bellaquería,
Que hay pocos cogotes salvos
Y que, según hay de calvos
Que como hay zapatería,
Ha de haber cabellería
Para poblarlos allí,
Mas no ha de salir de aquí.

Los perritos regalados
Que a pasteleros se llegan,
Si con ellos veis que juegan,
Ellos quedarán picados,
Habrá estómagos ladrados
Si comen lo que comí,
Mas no ha de salir de aquí.

Madre diz que hay caracol
Que su casa trae a cuestas,
Y los Domingos y fiestas
Saca sus hijas al Sol.
La vieja es el facistol,
Las niñas solfean por sí,
Mas no ha de salir de aquí.

Yo conozco Caballero
Que entinta el cabello en vano,
Y por no parecer cano,
Quiere parecer tintero;
Y siendo nieve de Enero,
De Mayo se hace alhelí,
Mas no ha de salir de aquí.

Invisible viene a ser
Por su pluma y por su mano
Cualquier maldito escribano,
Pues nadie los puede ver.
Culpas le dan de comer:
Al diablo sucede así.
Mas no ha de salir de aquí.

Maridillo hay que retrata
Los cuchillos verdaderos,
Que al principio tiene aceros
Y al cabo en cuerno remata;
Mas su mujer de hilar trata
El cerro de Potosí.
Mas no ha de salir de aquí.


Y afirman en conclusión
De los oficios que canto
Que ya no hay oficio santo
Sino el de la Inquisición.
Quien no es ladrillo es ladrón,
Toda mi vida lo oí,
Mas no ha de salir de aquí.

LETRILLA SATÍRICA XIII. Oyente, si tú me ayudas / con tu malicia y tu risa

Venir por el vellocino
Y dejarnos el vellón:
Solo hallo una invención
Para tener los dineros
Que es no tener extranjeros;
Pero si va como va,
Ello dirá &c.
Más vale para la ruefa
Que mueve los intereses,
El bajar los Genoveses
Que no subir la moneda.

LETRILLA SATÍRICA XVII. Solamente un dar me agrada/ que es el dar en no dar nada

Solamente un dar me agrada,
Que es el dar en no dar nada.

Si la prosa que gasté
Contigo, niña, lloré,
Y aún hasta ahora la lloro,
¿Qué haré la plata y el oro?
Ya no he de dar, si no fuere
Al diablo, a quien me pidiere;
Que tras la burla pasada
Solamente un dar me agrada,
Que es el dar en no dar nada.

Yo sé que si de esta tierra
Llevara el Rey a la guerra
La niña que yo nombrara,
Que a toda Holanda tomara,
Por saber tomar mejor
Que el ejército mayor
De gente más doctrinada.
Solamente un dar me agrada,
Que es el dar en no dar nada.
… … …

LETRILLA SATÍRICA XVIII. Vuela pensamiento y diles/a los ojos que más quiero

Vuela, pensamiento, y diles
A los ojos que más quiero
Que hay dinero.

Del dinero que pidió
A la que adorando estás,
Las nuevas la llevarás
Pero los talegos no.
Di que doy en no dar yo,
Pues para hallar el placer,
El ahorrar y el tener
Han mudado los carriles.

Vuela, pensamiento, y diles
A los ojos que más quiero
Que hay dinero.

LETRILLA SATÍRICA XIX. PODEROSO CABALLERO / ES DON DINERO

Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
De contino anda amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el Mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Es galán, y es como un oro,
Tiene quebrado el color,
Persona de gran valor,
Tan Cristiano como Moro.
Pues que da y quita el decoro
Y quebranta cualquier fuero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al duque y al ganadero, [caso dudoso]
Poderoso Caballero
Es don Dinero.
… … …
Por importar en los tratos
Y dar tan buenos consejos,
En las Casas de los viejos
Gatos le guardan de gatos.
Y pues él rompe recatos
Y ablanda al juez más severo,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Y es tanta su majestad
(Aunque son sus duelos hartos),
Que con haberle hecho cuartos,
No pierde su autoridad.
Pero pues da calidad
Al noble y al pordiosero, [caso nunca visto]
Poderoso Caballero
Es don Dinero.

Nunca vi Damas ingratas
A su gusto y afición,
Que a las caras de un doblón
Hacen sus caras baratas.
Y pues las hace bravatas
Desde una bolsa de cuero,
Poderoso Caballero
Es don Dinero.
… … …

LETRILLA SATÍRICA XX. Fui bueno, no fui premiado/ y viendo revuelto al Polo

Fui bueno, no fui premiado
y, viendo revuelto el polo,
fui malo y fui castigado;
ansí que para mí solo
algo el mundo es concertado.
Los malos me han invidiado;
los buenos no me han creído;
mal bueno y buen malo he sido;
más me valiera no ser.
Esta es la justicia
que mandan hacer.
… … …


Siempre he mentido después
De el Señor a quien mentía
Y en ley de Cortesanía
Peor que aun la verdad es
Una mentira tardía.
DÍ en mentir en profecía
Y aun no alcanzaba a mis amos.

LETRILLA BURLESCA. I. Por Angelito creía/doncella, que almas guardaba.

Por Angelito creía,
doncella, que almas guardabas,
Y eras araña, que andabas
tras la pobre mosca mía.
… … …
Siendo de la Andalucía,
Moscovita te tornabas;
Y eras araña, que andabas
tras la pobre mosca mía.
… … …
Ganado de satanás,
y de condición tan osca,
que sólo dándole mosca,
se sosiega y quiere más.
Mosca muerta parecía
tu codicia, cuando hablabas
y eras araña que anadabas…
Tu hermosura me ponía
al entendimiento trabas,
y eras araña que andabas…
A tu mala inclinación
y a tu infernal apetito,
poco dinero es mosquito,
mucho dinero, moscón.
(Mohatra: Fraude, engaño. RAE). 
(Mosca: coloq. Moneda corriente. RAE).

LETRILLA LÍRICA III. Rosal, menos presunción. 

Rosal, menos presunción
donde están las clavellinas,
pues serán mañana espinas
las que agora rosas son.

¿De qué sirve presumir,
rosal, de buen parecer,
si aun no acabas de nacer
cuando empiezas a morir?
Hace llorar y reír
vivo y muerto tu arrebol
en un dia o en un sol:
desde el Oriente al ocaso
va tu hermosura en un paso,
y en menos tu perfección.
Rosal, menos presunción…

No es muy grande la ventaja
que tu calidad mejora:
si es tus mantillas la aurora,
es la noche tu mortaja.
No hay florecilla tan baja
que no te alcance de días,
y de tus caballerías,
por descendiente de la alba,
se está rïendo la malva,
cabellera de un terrón.
Rosal, menos presunción…

BAILE II. LAS VALENTONAS Y DESTREZA. Elas, elas, por do vienen/LA Corruga y la Carraça/

Helas, helas por do vienen
La Corruja y la Carrasca,
A más no poder mujeres,
Hembros de la vida airada.

Mortales de miradura
Y ocasionadas de cara,
El andar a lo escocido,
El mirar a lo de l'Hampa.

Llevan puñazos de ayuda
Como perrazos de Irlanda,
Avantales voladores,
Chapinitos de en volandas.

Sombreros aprisionados,
Con porquerón en la falda,
Guedejitas de la tienda,
Colorcita de la plaza.

Mirándose a lo penoso,
Cercáronse a lo borrasca,
Hubo hocico retorcido,
Hubo agobiado de espaldas.

Ganaron la palmatoria
En el corral de las armas,
Y encaramando los hombros.
Avalentaron las sayas.

CORRUJA: «De las de la hoja
Soy flor y fruto,
Pues a los talegos
Tiro de puño

CARRASCA: «Tretas de montante
Son cuantas juego;
A diez manos tomo
Y a dos peleo.»

Luego, acedada de rostro
Y ahigadada de cara,
Un tarazón de mujer,
Una brizna de muchacha

Cuchilladas no son buenas,
Puntas sí de las joyeras.

[MAESTRO:] «El que quisiere aprender
La destreza verdadera,
En este poco de cuerpo
Vive quien mejor la enseña.» … … …
• • •