lunes, 27 de enero de 2020

Galdós ●Trafalgar ● la Batalla


La Batalla de Trafalgar -que constituye el asunto de la primera de las Novelas Históricas de Benito Pérez Galdós-, tuvo lugar, el 21 de octubre de 1805, en el marco de la Tercera Coalición formada por el Reino Unido, Austria, Rusia, Nápoles y Suecia, con el objetivo de derrocar a Napoleón Bonaparte y acabar con la preponderancia militar francesa en Europa. 

Contra Napoleón:

Jorge III, RU. Rey 1760-1820//Francisco I de Austria, Emp. 1804-1835
Alejandro I, Emp. Rusia, 1801-1825// Fernando IV de Nápoles, 1799-1806//Gustavo IV Adolfo de Suecia, 1792-1809

Con Napoleón:

Napoleón I. Emp. Mayo 1804-1814//Carlos IV de España, 1788-1808

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La batalla se produjo frente a las costas del cabo de Trafalgar, en Los Caños de Meca, localidad del municipio de Barbate, Cádiz y se considera como una de las más trascendentes del siglo XIX.

De un lado, España, como aliada de Francia, al mando del vicealmirante francés Pierre Villeneuve, bajo cuyas órdenes se hallaba el entonces teniente general Federico Gravina.
Del otro lado, la armada Británica, al mando del Vicealmirante Horatio Nelson, quien obtuvo la victoria... y la muerte.


Este óleo de Auguste Mayer (1836) se supone que representa al navío francés Bucentaure recibiendo una andanada del HMS Sandwich durante la batalla de Trafalgar, pero, el HMS Sandwich había sido retirado del servicio activo en 1797, y no pudo intervenir en aquella ocasión.

El título real de la pintura de Auguste Mayer es desconocido. Al parecer, la información se perdió durante la Segunda Guerra Mundial y se le adjudicó uno incorrecto, aunque la obra es, sin duda, una de las seis que Mayer pintó en 1836 sobre la lucha del navío de línea Bucentaure durante la Batalla de Trafalgar. Los otros serían, el Temeraire británico, de segunda clase, y el navío desmantelado en primer plano a la izquierda, sería el Redoutable francés; tercera clase, con 74 cañones. 
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Finisterre. Tres meses antes de Trafalgar:

La acción del Almirante Sir Robert Calder en el Cabo Finisterre, el 23 de Julio de 1805. De William Anderson. Nal. Maritime Museum. Londres.

La pintura muestra el día después de la acción de Finisterre, el 24 de julio de 1805. Las fragatas británicas hicieron dos presas, el Firme y el San Raphael -remolcados, a la derecha-; el Windsor Castle navega, dañado, a su izquierda. La flota de Calder está formada en el centro y la enemiga se retira.

Participaron en el combate, de un lado, la flota de la Armada Real Inglesa comandada por el vicealmirante Robert Calder, y del otro, una flota Franco-Española al mando del almirante Pierre Charles Silvestre de Villeneuve. 

Robert Calder, por Lemuel Francis Abbott, 1797. Nat. Maritime Museum, Londres.

El 19 de julio, el Almirante Calder, informado de la situación de la flota franco-española, al mando de Villeneuve, recibió órdenes de abandonar el bloqueo de los puertos de Rochefort y Ferrol, y dirigirse al Cabo Finisterre, para interceptar al francés. 

Ambas flotas se encontraron finalmente sobre las 11 horas del 22 de julio de 1805. 

-Calder disponía de quince navíos de línea, dos fragatas y dos buques menores. 
-Villeneuve tenía veinte navíos de línea, siete fragatas y dos bergantines. 

Tras muchas horas de maniobras, la acción se inició a las 17:15 cuando el buque inglés Hero, en la vanguardia, se aproximó a la formación franco-española. Había poca visibilidad, y la batalla se desarrolló en medio de una gran confusión. Sobre las 20 horas, el Firme y el San Rafael se rindieron. Calder ordenó cesar el fuego a las 20:25, pensando en reanudar la lucha al día siguiente, pero a causa de la falta de visibilidad y la confusión reinante, algunos buques siguieron disparando sus cañones otra hora más.

Al amanecer el 23 de julio, las flotas se encontraban a unos 27 km. de distancia entre sí. Calder estaba poco dispuesto a comprometerse en un nuevo ataque contra fuerzas muy superiores, y además tenía que proteger a los buques Windsor Castle y Malta, dañados el día anterior. Considerando asimismo, la posibilidad de que las flotas anteriormente bloqueadas en Rochefort y Ferrol pudieran unirse a la de Villeneuve, decidió eludir un nuevo encuentro y puso rumbo al norte, llevando sus capturas.

Los informes de Villeneuve aseguran que trató de atacar de nuevo a la flota inglesa, pero que la falta de viento de aquel día le impidió acercarse a ellos el día 23. El 24 de julio, un cambio de viento puso a la flota franco-española en disposición de efectuar un ataque con ventaja, pero Villeneuve decidió de nuevo no atacar y viró de nuevo con rumbo sur.

Al llegar al puerto de La Coruña el 1 de agosto, recibió órdenes de Napoleón de dirigirse de inmediato a los puertos de Brest y Boulogne, pero en lugar de hacerlo, parece ser que, a causa de unos informes falsos sobre la superioridad numérica de la flota inglesa en el golfo de Vizcaya, volvió a Cádiz, a cuyo puerto llegó el 21 de agosto. 

La batalla supuso una derrota para la flota combinada, puesto que quince buques ingleses, enfrentados a veinte franco-españoles, habían capturado dos de estos últimos. Además, las bajas británicas fueron de 39 oficiales y marineros muertos, con 159 heridos, mientras que entre los aliados franco-españoles resultaron 476 oficiales y marineros heridos o muertos. 

Más aún, Villeneuve había fracasado en su objetivo original: desembarcar tropas en Irlanda, y el ejército de Napoleón esperó, en vano, en Boulogne, un transporte y escolta que nunca llegaron.

Calder, a pesar de ello, fue relevado del mando, juzgado en consejo de guerra y sentenciado con una severa reprimenda por rehuir el combate en los días 23 y 24 de julio, y nunca más sirvió en la flota inglesa. 

Napoleón también tuvo que renunciar entonces a sus planes de invadir Inglaterra. La Grande Armée abandonó Boulogne el 27 de agosto de 1805 para colaborar en las campañas austriaca y rusa.

Villeneuve y la flota combinada permanecieron en Cádiz hasta que finalmente se encaminaron a su desastre en la batalla de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805.
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Trafalgar. Los protagonistas:

Horace Nelson, de William Beechey, posiblemente, realizado después de su muerte. Drapers' Hall, Londres.
Amiral de Villeneuve (Ver, al final; El misterio Villeneuve)
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La flota franco-española estaba en Cádiz, bloqueada por Nelson. En septiembre Napoleón ordenó a Villeneuve que se dirigiera a Nápoles, para despejar el Mediterráneo del hostigamiento de los buques británicos, pero este desoyó la orden de nuevo, permaneciendo en puerto. 

A mediados de octubre, conociendo las intenciones de Napoleón de sustituirle por el almirante François Étienne de Rosily-Mesros y ordenarle que se presentara en París para rendir cuentas por sus acciones, Villeneuve se adelantó a la llegada de su reemplazo y salió de Cádiz con la flota combinada el 18 de octubre. 

Con un total de 34 buques, se encontró con la flota de Nelson cerca del cabo de Trafalgar, y el 21 de octubre tuvo lugar el encuentro naval: la batalla de Trafalgar, en cuyo transcurso, la flota franco-española fue derrotada por la Armada Real británica. 

Nelson, herido de muerte durante la batalla, se convirtió en uno de los más grandes y legendarios héroes de guerra de Gran Bretaña. 

Villeneuve y su buque insignia, el Bucentaure, fueron capturados por los británicos junto con otros muchos buques españoles y franceses.

Por su parte, el comandante Pierre-Étienne-René-Marie Dumanoir decidió huir con cuatro navíos en los primeros momentos de la batalla.

El almirante español Gravina –contrario a la operación ordenada por Villeneuve-, logró alejarse del campo de batalla con parte de la flota, pero murió meses después, a causa de las heridas sufridas en su transcurso.

Federico Gravina (1756-1814), Capitán General de la Real Armada Española. Pintado, con toda probabilidad tras su muerte. Museo Naval Nacional. Madrid

Las naves capturadas por la flota inglesa fueron llevadas al puerto de Gibraltar, pero un fuerte temporal que se desencadenó en las aguas del estrecho pocas horas después del choque naval, hizo que algunos de ellos, debido su mal estado, incapaces de resistir el remolque, se fueran a pique entre las costas de Cádiz y Huelva. Navíos como el Neptuno y el Santa Ana pudieron ser recuperados gracias a la acción de Julien Marie Cosmao-Kerjulien, quien volvió a Trafalgar con una flota de seis barcos dos días después. 

Julien Marie Cosmao-Kerjulien.
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Precedentes diplomáticos: Tratados entre España y Francia

La alianza entre Carlos IV de España y Napoleón I de Francia, basada en los Tratados de San Ildefonso, de 1796, y de Aranjuez, de 1800, habían sido firmados con la anterior República Francesa, con vistas –por parte de España-, a la recuperación de Gibraltar, y ahora obligaban a esta a contribuir económicamente en las guerras de Napoleón, además de poner a su disposición la Armada, para combatir a la flota británica que, por entonces, amenazaba las posesiones francesas del Caribe. 


Carlos IV, después de ceder a Francia su parte de la isla de Santo Domingo, por la Paz de Basilea de 1795, renovó la alianza con Francia, firmando el Tratado de San Ildefonso, en 1796, que no supuso la menor ventaja para el reino de España, pero sí la incluyó en la guerra contra Gran Bretaña. 

España perdió Trinidad y Menorca, en 1798; fue atacada en Ferrol y Cádiz en 1800, y sufrió un embargo comercial decretado por Gran Bretaña, todo lo cual, supuso enormes pérdidas. Aun así, basándose en los acuerdos previos, Napoleón volvió a renovar la alianza porque necesitaba su flota para defender los puertos franceses de Brest y Toulon.

El Tratado de San Ildefonso de 1796 se firmó estando Francia inmersa en las guerras de su etapa revolucionaria. Según los términos del acuerdo, ambos Estados mantendrían una política militar conjunta frente a Gran Bretaña, lo que, evidentemente, suponía un peligro constante para la flota española en sus desplazamientos a América.

Firmas: ”El Príncipe de la Paz” -Godoy, por España- y Perignon, por Francia

-Manuel Godoy entre 1800 y 1808, -El Príncipe de la Paz-. de Agustín Esteve. Art Institute Chicago
-El General Catherine-Dominique de Pérignon, 1804. De Ph.-Auguste Hennequin (1762-1833) Versalles

Manuel Godoy, El Príncipe de la Paz, en nombre de Carlos IV de España, y el general Catherine-Dominique de Pérignon, enviado por el Directorio francés, firmaron el tratado el 18 de agosto de 1796 en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso.
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El Convenio de Aranjuez de 1801 acordado entre Francia y España, fue firmado en Aranjuez el 13 de febrero de aquel año, por Luciano Bonaparte y Manuel Godoy. En el mismo se establecían condiciones por las que se unirían los ejércitos y flotas de España, Francia y Batavia, frente a Gran Bretaña. Fue ratificado un mes después por el Tratado de Aranjuez.

Luciano Bonaparte, de François-Xavier Fabre, después de 1800. (Museo Napoleónico, Roma). // Manuel Godoy, pintado por Antonio Carnicero, 1807-8. (BBAA S. Fdo.)


Dado que la intención de Napoleón era preparar el terreno para una futura invasión de las Islas Británicas, urdió un plan para distraer a la marina británica mientras él efectuaba los preparativos de dicha invasión. Al mismo tiempo que numerosas tropas de infantería francesas se reunían en Boulogne-sur-Mer, cerca del paso de Calais, a la espera de transporte marítimo, la escuadra francesa, al mando de Villeneuve se uniría con la española, iniciando una acción sobre las posesiones británicas del Caribe, que debía atraer al famoso almirante Nelson a la zona, alejándolo así del canal de la Mancha.

Nelson llegó finalmente a la isla de Antigua a principios de junio de 1805. Acto seguido, la escuadra combinada abandonó el Caribe, poniendo rumbo a la costa atlántica francesa

Sin embargo, al arribar a las costas gallegas, la escuadra combinada se encontró con la flota que mandaba el almirante Robert Calder, que, avisado del retorno de la flota mandada por Villeneuve, levantó el sitio sobre los puertos de Rochefort y Ferrol y puso rumbo hacia el cabo Finisterre, donde ambas flotas se enfrentaron el 22 de julio. Tras horas de combate, al anochecer, el almirante Calder ordenaba cesar el fuego.

A la mañana siguiente, ambas flotas se encontraban a 27 km de distancia entre sí, con mucha niebla y una gran confusión por ambas partes. Calder, que había capturado dos navíos españoles, trató de eludir el enfrentamiento, para evitar más daños en sus navíos, de modo que se puso en marcha rumbo al norte.

Villeneuve se dirigió entonces al puerto de La Coruña, donde llegó el 1 de agosto, con la intención de reparar sus navíos. Después, desobedeciendo las órdenes de Napoleón —que le había ordenado dirigirse a Brest y Boulogne— puso rumbo al sur, para refugiarse en el puerto de Cádiz, a donde llegó el 21 de agosto, paralizando el proyecto de invasión de Napoleón.

Es imposible deducir si, de haberse cumplido las órdenes de Napoleón con exactitud, las consecuencias hubieran sido otras, pero sí parece evidente, que, si la Grande Armée se hubiera dirigido al Reino Unido en aquellos momentos, habría tenido que enfrentarse a la escuadra combinada de Austria y Rusia, que sería posteriormente derrotada en Austerlitz. Pero, de un modo u otro, y, paradójicamente, la derrota que la flota combinada sufrió en Trafalgar, terminó afirmando, por un tiempo, la hegemonía de Napoleón en el continente. 

Napoleón cambió de estrategia y ordenó que la flota franco-española, que seguía atracada en el puerto de Cádiz, se empleara en apoyar el bloqueo de Nápoles, habiendo nombrado al efecto, un sustituto para Villeneuve, quien, naturalmente, cayó en desgracia ante el Emperador. 

Estado previo de la flota española:

Una reciente epidemia de fiebre amarilla, había asolado Andalucía entre 1802 y 1804, dejando la flota española muy escasa de tripulación, así que, buena parte de los marineros fueron reclutados obligatoriamente, muchos de ellos, sin experiencia alguna en navegación, como mendigos, campesinos, soldados de infantería, y hasta reclusos liberados.

Por otra parte, se sabe que el estado de los buques era tan lamentable, que algunos capitanes españoles aportaron su peculio personal para llevar a cabo las reparaciones necesarias y el repintado de las naves a su cargo.

Desde la última iniciativa del Marqués de la Ensenada, durante el reinado de Fernando VI, la modernización de la Armada era una necesidad urgente, pues no estaba en condiciones de sostener un enfrentamiento con una de las flotas más modernas de Europa en aquellos momentos.

José de Mazarredo Salazar (1745-1812), Teniente General de la Real Armada Española. De Jean François-Marie Bellier, Museo Naval de Madrid

El General Mazarredo, aseguró: “Llenamos los buques de una porción de ancianos, de achacosos, de enfermos e inútiles para la mar” y su opinión fue confirmada por el General Antonio de Escaño, que escribió en un Informe sobre la Escuadra del Mediterráneo: «Esta escuadra hará vestir de luto a la Nación en caso de combate, labrando la afrenta del que tenga la desventura de mandarla». 

De hecho, era la misma opinión que tenían los oficiales de la flota española antes de la batalla. Convencidos de la imposibilidad de obtener una victoria, en caso de que se produjera un enfrentamiento contra la flota británica, propusieron que la escuadra se mantuviera amarrada durante el invierno, lo que serviría para proceder a su reparación y, a la vez, traería consigo el desgaste de la flota británica durante el mismo período. Pero todo resultó inútil ante las exigencias del mando francés. 

Los Comandantes españoles


1. Capitán general Federico Gravina y Napoli, capitaneó el Príncipe de Asturias (6).
2.Teniente general Ignacio María de Álava. El alavés .(Vitoria, 1750), Del Santa Ana (14), 
3. Baltasar Hidalgo de Cisneros. Jefe de escuadra. Cartagena, 1755. En el Santísima Trinidad (15).
4.Brigadier Cosme Damián de Churruca. Motrico, 1761, al mando del San Juan Nepomuceno (11).
5-Brigadier Dionisio Alcalá Galiano. Cabra, 1760, al mando del Bahama (2).
6-Brigadier Cayetano Valdés y Flórez. Sevilla, 1767. Al mando del Neptuno (5).
7-Mayor general Antonio de Escaño. Estuvo a las órdenes de Gravina y fue nombrado mayor general de la Escuadra, embarcando en el Príncipe de Asturias (6).
8-Capitán de navío Francisco Alsedo y Bustamante. Santander, 1758, al mando del Montañés (4).
9-Capitán general Francisco Javier de Uriarte y Borja. El Puerto de Santa María, 1753), al mando del Santísima Trinidad (15).
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Navíos de la flota española

La flota española anclada en Cádiz, estaba compuesta por 15 navíos de línea, de los cuales, seis, habían sido construidos en Ferrol. 

1. Argonauta: Antonio Pareja. 798 tripulantes; 100 muertos y 203 heridos. 92 cañones. Hundido
2. Bahama: D. Alcalá Galiano. 702 trip., 75 muertos y 67 heridos. 74 cañones. Hundido
3. Monarca: Teodoro Argumosa. 667 trip., 100 muertos y 150 heridos, 74 cañones. Capturado y quemado.
4. Montañés: Fco. Alsedo y Bustamante. 749 trip., 17 muertos y 29 heridos. 80 cañones. Volvió a Cádiz.
5. Neptuno: Cayetano Valdés. 800 trip., 42 muertos y 47 heridos. 80 cañones. Capturado y perdido.
6. Príncipe de Asturias. Federico Gravina (Muerto) y Antonio de Escaño. 1.141 trip., 52 muertos y 110 heridos. 112 cañones. Volvió a Cádiz.

7. Rayo. Enrique MacDonnell. 830 trip., 4 muertos y 14 heridos. 100 cañones. Naufragó
8. San Agustín: Felipe Jado Cagigal. 711 trip., 180 muertos y 200 heridos. 80 cañones. Hundido.
9. San Fco. de Asís: Luis Antonio Flórez y Pereyra. 657 trip., 5 muertos y 12 heridos. 70 cañones. Varado.
10. San Ildefonso: José Ramón de Vargas y Varáez. 716 trip., 34 muertos y 136 heridos. 74 cañones. Capturado.
11. San Juan Nepomuceno: Cosme Damián Churruca (Muerto) 530 trip., 100 muertos y 150 heridos. Capturado.
12. San Justo: Miguel Gastón. 694 trip., 0 muertos y 7 heridos. 76 cañones. Volvió a Cádiz.
13. San Leandro: José de Quevedo y Chieza. 606 trip., 8 muertos y 22 heridos. Volvió a Cádiz.
14. Santa Ana: José de Gardoqui e Ignacio María de Álava. 1.102 trip., 99 muertos y 141 heridos. Capturado.

15. Santísima Trinidad: Baltasar Hidalgo de Cisneros y Fco. Javier de Uriarte y Borja. 1.159 trip., 205 muertos y 108 heridos. 140 cañones. Hundido.

Total: 1021 muertos
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En cuanto a la flota francesa, considerada la segunda en importancia de la época, si bien disponía de naves modernas y muy potentes, la Revolución había terciado el número de sus oficiales, por lo que el mando fue puesto en manos carentes de experiencia, al igual que las correspondientes tripulaciones, formadas, en buena parte, por soldados procedentes del ejército de tierra. 

El Mando francés

Pierre Charles Silvestre de Villeneuve y el Contralmirante Magon

-Villeneuve: Marino de origen provenzal, Valensole, 1763.  Vicealmirante de la flota francesa durante las Guerras Napoleónicas. Mandaba la flota franco-española de Trafalgar, al mando del Bucentaure, 
-Charles-René Magon de Médine, París, 1763: segundo de los franceses. Había participado en la guerra de Independencia de los Estados Unidos y en las Guerras Revolucionarias Francesas.

La escuadra francesa en la batalla de Trafalgar constaba de 18 navíos de línea: 


1. Scipion: Huido. Capturado en Ortegal. 817 tripulantes. 5 muertos. Charles Berrenger. 74 cañones. 
2. Intrépide: Hundido. 800 trip. 100 muertos y 200 heridos. Louis-Antoine-Cyprien Infernet. 74 cañones. 
3. Formidable: Huido. Capturado en Ortegal. 840 trip. 11 muertos y 30 heridos. Pierre-Étienne-René-Marie Dumanoir/Jean-Marie Lettelier. 80 cañones. 
4. Duguay-Trouin: Huido. Capturado en Ortegal. 755 trip. 13 muertos y 23 heridos. Claude Touffet. 74 cañones
5. Mont-Blanc: Huido. Capturado en Ortegal. 755 trip. 2 muertos. Guillaume-Jean-Noël Lavillegris. 74 cañones
6. Héros: Huido. Volvió a Cádiz. 690 trip. 11 muertos y 23 heridos. Jean-Baptiste-Joseph-René Poulain, muerto. 74 cañones
7. Bucentaure: Hundido. 888 trop. 192 muertos y 46 heridos. Pierre Charles Silvestre de Villeneuve/Jean-Jacques Magendie. 80 cañones
8. Redoutable: Hundido. 750 trip. 580 muertos y 81 heridos. Jean Jacques Etienne Lucas. 74 cañones
9. Neptune: Huido. Volvió a Cádiz. 888 tripulantes. 15 muertos y 39 heridos. Esprit-Tranquille Maistral. 80 cañones
10. Indomptable: Hundido. 1.050 trip. 800 muertos. Jean-Joseph Hubert, muerto. 80 cañones
11. Fougueux: Hundido. 693 trip. 600 muertos y 10 heridos. Louis-Alexis Baudouin, muerto. 74 cañones
12. Pluton: Huido. Volvió a Cádiz. 755 trip. 67 muertos y 130 heridos. Julien Marie Cosmao-Kerjulien. 74 cañones
13. Algésiras: Recapturado. 755 trip. 85 muertos y 142 heridos. Charles-René Magon, muerto, y Laurent Tourneur 74 cañones
14. Aigle: Hundido. 800 trip. 100 muertos y 200 heridos. Pierre-Paulin Gourrège, muerto. 74 cañones
15. Swiftsure: Capturado. 755 trip. 68 muertos y 123 heridos. Charles Eusèbe L´Hospitalier de la Villemadrin, muerto. 74 cañones
16. Argonaute Huido. Volvió a Cádiz. 755 tripulantes. 53 muertos y 127 heridos. Jacques Epron-Desjardins. 74 cañones
17. Achille: Volado. 800 trip. 480 muertos y 30 heridos. Louis Gabriel Deniéport, muerto. 74 cañones
18. Berwick Hundido. 814 trip. 300 muertos y 15 heridos. Jean-Gilles Filhol de Camas, muerto. 74 cañones.
Total: 3.482 muertos

Pierre-Étienne-René-Marie Dumanoir (3) y Louis-Antoine-Cyprien Infernet (12)
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La flota británica

La escuadra británica al mando del almirante Horatio Nelson, estaba compuesta por marineros profesionales, casi todos con experiencia en el mar y en combate. De hecho, muchos de los marineros y buques que participaron en Trafalgar fueron los mismos que pusieron en jaque a Francia y a España en varias ocasiones como en la batalla del Cabo de San Vicente, en la batalla del Nilo o en la ya comentada del cabo Finisterre.

Nelson se había batido con éxito contra los daneses en Copenhague, y contra los franceses en Aboukir; afianzó la posición británica en el Mediterráneo y dirigió el bloqueo de Cádiz y Tolón. A pesar de que el número de buques británicos -27-, era menor que el de la flota combinada franco-española -33 navíos-; la superioridad en capacidad de tiro y de maniobra de su experta marinería, la convertían en una fuerza superior a los originalmente espléndidos, pero mal conservados y peor dotados buques españoles. 

Mando británico

-Nelson, de Lemuel Francis Abbott (1760–1802). Museo Marítimo Nacional (NMM) Greenwich, Londres.
-Vicealmirante Cuthbert Collingwood, nacido en Newcastle upon Tyne, en 1748, destacó junto a Nelson en varias de las victorias británicas de las guerras napoleónicas y, después, como sucesor de Nelson en diversas campañas.

Cap. William Rutheford (19)

El Reino Unido: 27 navíos de línea en la batalla. 

J.M.W. Turner: El HMS Victory en Trafalgar. Museo Marítimo Nacional. Londres.

La pintura ofrece distintos momentos de la batalla. Primero, la famosa consigna de Nelson “Inglaterra espera …” que ondea desde el Victory (11:50); la caída del mástil (13:00); el Achille, ardiendo, al fondo (al final de la tarde) y el Redoutable, que se hunde en primer plano (al día siguiente).


Turner, La Batalla de Trafalgar. El HMS Victory aparece todavía con las tres últimas señales que representaban las tres últimas letras la consigna británica: “England expects that every man will do his duty». Inglaterra espera que todos los hombres cumplan su deber.



1. HMS Africa: Volvió a Gibraltar. 498 tripulantes; 8 muertos y 44 heridos. Henry Digby. 64 cañones
2. HMS Victory: Volvió a Gibraltar. 821 trip. 57 muertos y 102 heridos. Horatio Nelson †/Thomas Masterman Hardy. 100 cañones
3. HMS Temeraire: Volvió a Gibraltar. 718 trip. 47 muertos y 76 heridos. Eliab Harvey. 98 cañones
4. HMS Neptune: Volvió a Gibraltar. 741 trip. 10 muertos y 34 heridos. Thomas Francis Fremantle. 98 cañones
5. HMS Leviathan: Volvió a Gibraltar. 623 trip. 4 muertos y 22 heridos. Henry William Bayntun. 74 cañones
6. HMS Conqueror: Volvió a Gibraltar. 573 trip. 3 muertos y 9 heridos. Israel Pellew. 74 cañones
7. HMS Britannia: Volvió a Gibraltar. 854 trip. 10 muertos y 42 heridos. William Carnegie / Charles Bullen. 100 cañones
8. HMS Agamemnon: Volvió a Gibraltar. 498 trip. 2 muertos y 8 heridos. Edward Berry. 64 cañones
9. HMS Ajax: Volvió a Gibraltar. 702 trip. 2 muertos y 10 heridos. John Pilford. 74 cañones
10. HMS Orion: Volvió a Gibraltar. 541 trip. 1 muerto y 23 heridos. Edward Codrington. 74 cañones
11. HMS Minotaur: Volvió a Gibraltar. 625 trip. 3 muertos y 22 heridos. Charles John Moore Mansfield. 74 cañones
12. HMS Spartiate: Volvió a Gibraltar. 620 trip. 3 muertos y 22 heridos. Francis Laforey. 74 cañones
13. HMS Royal Sovereign: Volvió a Gibraltar. 826 trip. 47 muertos y 94 heridos. Cuthbert Collingwood/Edward Rotheram. 100 cañones
14. HMS Belleisle: Volvió a Gibraltar. 728 trip. 33 muertos y 94 heridos. William Hargood. 74 cañones
15. HMS Mars: Volvió a Gibraltar. 615 trip. 29 muertos y 61 heridos. George Duff (muerto) y William Hennah. 74 cañones
16. HMS Tonnant: Volvió a Gibraltar. 688 trip. 26 muertos y 50 heridos. Charles Tyler. 80 cañones
17. HMS Bellerophon: Volvió a Gibraltar. 522 trip. 28 muertos y 127 heridos. James Cook (muerto) y William Pryce Cumby. 74 cañones
18. HMS Colossus: Volvió a Gibraltar. 571 trip. 40 muertos y 160 heridos. James Nicoll Morris. 74 cañones
19. HMS Achille: Volvió a Gibraltar. 619 trip. 13 muertos y 59 heridos. Richard King. 74 cañones
20. HMS Revenge: Volvió a Gibraltar. 598 trip. 28 muertos y 51 heridos. Robert Moorsom. 74 cañones
21. HMS Polyphemus: Volvió a Gibraltar. 484 trip. 2 muertos y 4 heridos. Robert Redmill. 64 cañones
22. HMS Swiftsure: Volvió a Gibraltar. 570 trip. 9 muertos y 8 heridos. William Gordon Rutherfurd. 74 cañones
23. HMS Dreadnought: Volvió a Gibraltar. 725 trip. 7 muertos y 26 heridos. John Conn. 98 cañones
24. HMS Defiance: Volvió a Gibraltar. 577 trip. 17 muertos y 53 heridos. Philip Charles Durham. 74 cañones
25. HMS Thunderer: Volvió a Gibraltar. 611 trip. 4 muertos y 2 heridos. John Stockham. 74 cañones
26. HMS Defence: Volvió a Gibraltar. 599 trip. 7 muertos y 29 heridos. George Hope. 74 cañones
27. HMS Prince: Volvió a Gibraltar. 735 trip. 0 muertos y 0 heridos. Richard Grindall. 98 cañones


Dos columnas británicas (en rojo) rompen la línea franco-española (azul y negro, respectivamente) a las 12:00.
Total: 880 muertos

(NOTA: Las cifras concernientes al número de bajas en ambas flotas, no siempre coinciden en todas las fuentes, aunque tampoco difieren de forma notoria. En algunos casos, no se contabilizan los muertos después de la batalla; Gravina, por ejemplo, murió más tarde a causa de las heridas recibidas, pero no en la misma batalla. Del mismo modo, se obviaron las cifras de ahogados entre los heridos que transportaban las naves remolcadas por los británicos hacia Gibraltar. Por otra parte, Napoleón no mostró el menor interés por dar a conocer nada que pudiera afectar a su prestigio. Trafagar, finalmente, afectó en especial al reino de España, que sólo participó como aliada, y expuso su flota, obligada por la firma de anteriores acuerdos con Francia, ya que el enfrentamiento, como es sabido, era entre Napoleón y el Reino Unido).
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La flota británica, al mando de Nelson, atacó formada en dos columnas paralelas y perpendiculares a la línea formada por Villeneuve, lo que le permitió romper la línea de batalla enemiga y rodear a varios de los más grandes buques enemigos con hasta cuatro o cinco de sus barcos. El Royal Sovereign, de Collingwood fue el primer buque que llegó a las líneas de la flota aliada, iniciando un terrible combate contra el Santa Ana

Una hora después, el Victory rompió la línea enemiga entre el Bucentaure y el Redoutable, aun habiendo sufrido graves daños durante su aproximación. El viento de aquel día, era favorable a los británicos, pero, además, para consumar su fracaso, Villeneuve dio la orden de virar hacia el noreste para poner rumbo a Cádiz en cuanto fue consciente de las intenciones de la flota británica. Los oficiales españoles no estuvieron de acuerdo; parecer que Churruca, cuando descifró las señales del mando, dijo: “el almirante no sabe lo que hace, la flota está perdida”. Lo cierto, al parecer, es que Villeneuve intentaba evitar el enfrentamiento.

Resumen horario:

12:08 Inicio del fuego en el centro de la línea
12:20 El Victory, capitaneado por Nelson, rompe la línea de la escuadra combinada por el centro. Enfrentamientos de diversos navíos entre sí.

Nicholas Pocock, La batalla de Trafalgar, 21.10.1805. Situación a las 13 h.

13:55 El Redoutable rinde su pabellón. El fuego se extiende desde el undécimo navío de cabeza, el Berwick, hasta el último, el Plutón
14:00 El Bucentaure da señales a la vanguardia de Dumanoir, para que acuda al combate, pero este no obedece las órdenes de Villeneuve; solo acuden dos navíos; el español Neptuno y el francés Intrépide, al mando del capitán Infernet. 
16:00 el navío francés Achile explota al incendiarse. 
16:15 El Neptuno envía señales para que se reúna la Armada, pero sólo acuden el Plutón y otro navío español. La mayor parte de los navíos franceses y españoles se rinden. 
16:30 El fuego había cesado.

Bataille de Trafalgar, situation à 17 h.

El viraje se efectuó en completo desorden, y, además, la falta de viento, hizo que las maniobras se complicaran de forma desesperante e interminable. Muy pronto, la línea de combate quedó deshecha y agrupadas las naves en tres bloques, lo que permitió a Nelson capturar barcos franceses y españoles, cortándoles la retirada y batirlos con su artillería por proa y popa. 
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El combate empezó cuando el cañón de un navío de la retaguardia de la escuadra combinada disparó contra el Royal Sovereign (13) mandado por Cuthbert Collingwood. 

La escuadra de vanguardia quedó aislada del combate y se alejó, incumpliendo su deber. El Bucentaure izó numerosas señales para que volviese al combate, si bien, inexplicablemente, fue desobedecido por Dumanoir (3) al mando de la agrupación, que, en un acto incalificable, huyó con su barco, el Formidable, junto con otros tres navíos, si bien, los cuatro -todos franceses. fueron apresados por la flota británica doce días después de la batalla de Trafalgar, a la altura de cabo Ortegal, cuando intentaban dirigirse a la costa francesa.

Posteriormente, Dumanoir declaró que no había visto las órdenes del Almirante, a causa del humo. 

El HMS Victory en el centro, junto al Redoutable, al fondo, desarbolado, el Santisima Trinitad. Victoria y Alberto Museum. Constable.

Al fin de la batalla…

Dos horas después, la mayoría de los navíos más importantes de la flota franco-española; el Bucentaure (7), el Santa Ana (14), el Redoutable (8) y el Santísima Trinidad (15), se habían rendido o ya no combatían. Gravina (1) estaba malherido y poco después murieron, Dionisio Alcalá Galiano (5), en el Bahama, y Cosme Damián Churruca, en el San Juan Nepomuceno (4). 

La mayoría de los comandantes y sus segundos, resultaron heridos. Poco después de empezar la batalla, Nelson también fue herido de muerte durante el enfrentamiento entre el Victory (2) y el Redoutable (8) y, hacia las seis de la tarde, en el navío francés Achille (17), del capitán Deniéport, se produjo una terrible explosión a causa del incendio de su santabárbara. 


L’Indomptable en el centro, a babor el Fougueux avanza sobre el HMS Belle Isle, mientras que a estribor, el Santa Ana dispara sobre el HMS Royal Sovereign. NMM. Londres


Las naves destruidas, a las 16:15: el HMS Belle Isle, en primer plano. Detrás, a la izquierda, la fragata HMS Naïad; a la derecha, con un solo mástil, el HMS Royal Sovereign; a la derecha, arrasado y ardiendo, el Achille. Detrás, al fondo, el HMS Victory. NMM, Londres.

A las seis y media de la tarde, cuando se dio por terminado el combate; la flota franco-española, había sido aniquilada. Gravina, ya herido y, dando la batalla por perdida, ordenó a los pocos barcos que quedaban de la flota aliada que se retirasen a Cádiz. La mayor parte de los barcos españoles y franceses, apresados por la flota británica, fueron llevados a Gibraltar, pero aquella misma noche se desató un temporal, y algunos de ellos no soportaron la presión del remolque, como el Santísima Trinidad, que se hundió con los heridos que transportaba. Algunos pudieron ponerse a salvo llegando a las costas del golfo de Cádiz. 

La derrota de Trafalgar supuso, no solo el fracaso del plan napoleónico; para España, significó la pérdida de su status de potencia colonial y marítima. 

Combate de Trafalgar, óleo sobre lienzo de Justo Ruiz Luna (1889-90) galardonado con la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes (España) de 1890

Comandantes muertos en combate:

A pesar de prever la derrota, y conocedores de su inferioridad táctica, los capitanes y las tripulaciones española y francesa lucharon valerosamente contra un enemigo en inferioridad numérica, pero con una gran ventaja estratégica y superior maniobrabilidad. En la mayor parte de los casos, ni siquiera quedó un oficial que pudiera rendirse tras la batalla, puesto que todos resultaron muertos o gravemente heridos. 

En Trafalgar murieron, entre muchos otros, Cosme de Churruca, herido de un disparo de cañón en una pierna; Dionisio Alcalá Galiano y Francisco Alsedo y Bustamante. El vicealmirante Federico Gravina y Nápoli murió unos meses después, también a causa de las heridas recibidas. 

Muerte de Churruca, de Eugenio Álvarez Dumont, Museo del Prado. 

Francia perdió doce de sus dieciocho naves; se registraron 2.218 muertos, 1.155 heridos y unos 500 prisioneros, capturados por los británicos. Solo un tercio de los 15.000 franceses participantes en la batalla pudieron un día a Francia. 

El Reino Unido contabilizó  449 muertos -entre los que, además de Nelson, cayeron trece de sus mejores oficiales- y hubo 1.241 heridos; no perdió ninguna nave, aunque algunas quedaron seriamente dañadas. Por otra parte, consolidó su liderazgo en todos los mares.

Para los españoles, Trafalgar fue una dura derrota que, de momento no parecía mostrar su trascendencia, ya que Napoleón decidió no hacer pública la información, tanto en Francia, como en España, pero perdió diez de sus quince naves; hubo 1.022 muertos, 1.383 heridos y unos 2.500 prisioneros -4.905, algo más del 40 %-, del total de 12.000 hombres que intervinieron en la batalla. 

Nelson cae herido en la cubierta del Victory. Pintura de Denis Dighton.


La baja británica más importante fue la de Horatio Nelson, casi una hora y media después de empezar el combate, fue alcanzado por un tirador desde la cofa del Redoutable, del capitán Jean-Jacques de Lucas. Al parecer, Nelson era un blanco fácil, pues solía llevar todas sus condecoraciones (relucientes) en la casaca. 


La bala le entró por el hombro, yendo a alojarse en la columna vertebral. Inmediatamente, Nelson fue trasladado a la bodega para que un cirujano intentara salvarlo, si bien, parece que desde el primer momento se supo que la herida iba a ser mortal. Nelson se fue desangrando, rodeado de sus más fieles oficiales. Alternando momentos de delirio con otros de lucidez, pudo ser informado de la victoria, y, al parecer, exclamó: Gracias a Dios he cumplido con mi deber. Fue declarado muerto hacia las 4 y media de la tarde.

Su cadáver fue desnudado e introducido en un barril de brandy de jerez para evitar su deterioro durante la travesía hasta Londres, donde fue enterrado con honores militares, en el transcurso de una ceremonia tan solemne, como nunca se había visto en el Reino Unido. Yace en la cripta de la catedral de San Pablo de Londres.


Un retrato imaginario en el que la manga vacía del almirante aparece sujeta entre los botones del chaleco. Nelson apoya la cabeza en su mano izquierda, pensativo, ante el escritorio, en su cabina del Victoria, por la mañana, antes de la batalla. En el escritorio había un codicilo, con su voluntad. La pintura es obra de George Lucy Good, c.1854
CONCLUSIONES

El desastre de Trafalgar frustró definitivamente los planes napoleónicos de invadir, o al menos, bloquear por mar al Reino Unido, dando paso al comienzo del poderío naval británico, que se mantendría durante un siglo. 

"Mis ojos estaban horrorizados por la visión de los cuerpos destrozados y mis oídos retumbaban por los alaridos de los moribundos". Declaración de un marino británico.

Villeneuve fue enviado preso a Inglaterra, pero no mucho después, en 1806, puesto en libertad bajo palabra, volvió a Francia. El 22 de abril del mismo año, apareció muerto en su habitación del Hotel de Patrie, en Rennes, apuñalado en el pecho seis veces. Se dijo que se trataba de un suicidio, pero pudo ser víctima de una ejecución extrajudicial ordenada por Napoleón o por otros personajes de su gobierno para evitar el proceso por desobediencia y la posterior ejecución de un almirante derrotado. El caso, como veremos, ofrece muchas dudas y el misterio no ha sido resuelto.

Trafalgar no significó la destrucción inmediata de la armada española; de los 15 navíos españoles que combatieron, fueron hundidos menos de la mitad. La flota contaba todavía con 37 navíos y 24 fragatas, más otros 6 navíos franceses, capturados durante los sucesos del 2 de mayo de 1808. Pero todos aquellos navíos se pudrieron en los puertos españoles durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), durante la cual, combatió el ejército de tierra, pero no participó la marina, ya que, para entonces los británicos eran dueños absolutos del mar.

La batalla, aunque hubiera sido una victoria franco-española, no habría determinado favorablemente la guerra contra el Reino Unido, puesto que los británicos hubieran podido rearmarse y llevar a Cádiz otra flota igual o superior a la de Nelson, ya que disponían de una armada de más de 100 navíos de línea. En todo caso, supuso para los británicos el dominio absoluto de los mares no solo durante las campañas napoleónicas, sino, como hemos dicho, también a lo largo de casi todo el siglo XIX.

En cuanto a España, el debilitamiento de la flota en, y después de Trafalgar, dificultó enormemente el tráfico comercial y militar, y, sobre todo, entorpeció completamente el control de las colonias españolas en América, para entonces, prácticamente su única fuente de riqueza.