jueves, 31 de agosto de 2023

Cuando la Historia estaba empezando (1)


La historia de España se desarrolla durante el período comprendido desde la primera colonización humana en la prehistoria, en la península ibérica, de fecha desconocida, hasta la actualidad. La formación de España se inicia a finales de la Edad Media con la unión o invasión -caso de Navarra y Granada- de los reinos que acabarán formando Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada.

Los primeros de los que tenemos información. homínidos llegaron al territorio de la actual España hace 1,2 millones de años aproximadamente. Se sucedieron varias especies, como Homo antecessor, los preneandertales de la Sima de los Huesos -identificados en un principio como Homo heidelbergensis- y los neandertales -Homo neanderthalensis-, hasta que hace unos 35.000 años los humanos modernos -Homo sapiens- entraron en la península ibérica y fueron desplazando a estos últimos, con los que aún coexistirían durante cerca de 10 000 años. Hace unos 27000 años se extinguieron las últimas poblaciones neandertales en el sur. 

Durante los milenios siguientes el territorio fue lugar de asentamiento de pueblos íberos, celtas, fenicios, cartagineses y griegos y hacia el 200 a.C. la península empezó a formar parte de la República romana, constituyendo la Hispania romana. Tras la caída de Roma, se estableció el Reino Visigodo. Dicha monarquía visigótica se inició en el siglo V y se mantuvo hasta principios del siglo VIII

El rey Don Rodrigo arengando a sus tropas en la batalla de Guadalete, de Bernardo Blanco. 1871. Museo del Prado, Madrid.

En el año 711 se produjo la primera conquista musulmana desde el Norte de África; en pocos años el islam dominó gran parte de la península ibérica. Durante los 750 años siguientes, el territorio dominado, sería conocido como al-Ándalus, y mientras gran parte del resto de Europa permanecía en los años oscuros, Al-Ándalus experimentaba un esplendoroso florecimiento multicultural, científico y artístico.

La conquista musulmana se inició el 19 de julio del año 711, cuando en las orillas del Guadalete, las tropas árabes y bereberes de Táriq, liberto de Muza, derrotan al ejército visigodo del rey don Rodrigo, víctima de la traición alevosa de los hijos de Witiza y sus allegados, entre los que destacaba el arzobispo de Sevilla, Oppas

Don Rodrigo, rey de los Visigodos, de Mariano de la Roca y Delgado. Museo del Prado, Madrid

Entre esta fecha (711) y la de Covadonga, en 722, corren once años, quizá los más oscuros de la historia de España. En esa larga década se consuma lo que la historiografía clásica española denomina pérdida de España, con razón, pero en esos años se gesta también la resistencia y la reacción, que estallará en las montañas de Asturias. Covadonga es un momento natal y estelar para la historia de España; el historiador Claudio Sánchez Albornoz, que reconstruyó los hechos sobre el terreno y desde dentro de los archivos cristianos y las crónicas árabes, inapelablemente. Luego concretó sus investigaciones en su obra El reino de Asturias con el antetítulo Orígenes de la nación española.

Toma de Toledo por el Califato de Damasco

El cadáver del rey vencido no fue hallado en el campo de batalla del Guadalete. Corren, desde entonces, extrañas leyendas sobre su destino final; pero parece que sus fideles lo llevaron a su descanso definitivo en Viseu, en el actual Portugal. Ha cundido también la especie de que los godos pudieron dar una batalla posterior cerca de la Peña de Francia, en los campos de Salamanca, junto a la localidad de Segoyuela; pero Sánchez Albornoz rebate esta hipótesis, aunque admite una segunda, y definitiva derrota, de los visigodos frente a los islamitas en Ecija, donde ya no se repitió la traición del Guadalete y los invasores sufrieron por ello una gran mortandad. Después de su victoria en Ecija, Tariq avanzó hasta la capital del reino, Toledo, donde defraudó a los witizanos, que esperaban la entronización de uno de los suyos. Táriq, que conquistó Toledo con la eficaz cooperación de los judíos, despreció a los traidores y asumió el reino de España en nombre del califa de Damasco. Era el día de San MartÍn, 11 de noviembre de 711, fecha que marca la pérdida de España.

Batalla de Guadalete

De modo paulatino, se produjo la Reconquista, y los reinos cristianos arrebataron progresivamente el territorio a los musulmanes. 

Comenzada aproximadamente en 722 con la rebelión de Don Pelayo y partiendo desde el norte, avanzó durante los siglos VIII a XV culminando con la conquista de Granada en 1492. Durante este periodo los reinos cristianos se desarrollaron notablemente; la unión de los dos más importantes, Castilla y Aragón, por el matrimonio en 1469 de los Reyes, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, posibilitaría la unificación de España y el fin de la Reconquista. 

En 1492 los Reyes Católicos financiaron el proyecto del navegante Cristóbal Colón, en la búsqueda de una nueva ruta comercial con Asia. a través del océano Atlántico, y proclamarían la expulsión de los judíos

La llegada al Nuevo Mundo y la posterior conquista de América forjaron la creación del Imperio español. Durante los siguientes siglos España se alzaría como actor principal del mundo occidental y primera potencia de la época. Durante los siglos XVI y XVII tendría lugar también la época de mayor apogeo de la cultura y las artes hispanas conocida como Siglo de Oro.

El Imperio español en 1580, tras la unificación de la península ibérica bajo un único rey español, Felipe II, comprendía América del Sur, América Central y el Caribe, grandes áreas de América del Norte en diferentes grados de influencia o control, las islas Filipinas en Asia, así como enclaves de diversa importancia en las costas de África y la India. Incluía además numerosas posesiones en Europa, los Países Bajos Españoles, el Ducado de Milán o el Reino de Nápoles, la mayoría de ellas perdidas tras la Paz de Utrecht, de 1713.

El tres de mayo de 1808 en Madrid, pintura de Goya, mostrando los fusilamientos de la resistencia española a manos de las tropas de Napoleón.

La católica e imperial España se vio involucrada durante este período en numerosos conflictos especialmente contra el Imperio otomano, los Países Bajos, los protestantes, Inglaterra y Francia.

Con la muerte de Carlos II en 1700, la casa de Austria se extinguió para dejar paso a la de los Borbón tras la guerra de sucesión española. España fue perdiendo progresivamente su preponderancia militar y tras sucesivas crisis el país redujo paulatinamente su poder; a principios del siglo XIX ya se había convertido en una potencia de segundo orden.

El Primer Imperio francés de Napoleón Bonaparte invade la península; meses después, el 2 de mayo de 1808, se inició la sublevación popular que desembocaría en la guerra de la Independencia Española. 

Como principal consecuencia de la guerra y tras la expulsión de los franceses en 1814, España sufrió las guerras de independencia hispanoamericanas. El siglo continuó caracterizándose en la metrópoli por la inestabilidad política y la puja entre liberales y partidarios del Antiguo Régimen. 

Entre 1873 y 1874 tuvo lugar la I República. La llegada de la Revolución Industrial y el sistema canovista a finales del siglo elevó el nivel de vida de una clase media que empezaba a consolidarse en los núcleos urbanos principales; sin embargo, la guerra hispano-estadounidense o “Desastre del 98” supuso la pérdida de la mayoría de las últimas colonias del antiguo imperio -como Filipinas, Cuba y Puerto Rico-, generando así una profunda conmoción en la sociedad española.

Mientras el nivel de vida y la integración con el resto de Europa progresaban, la inestabilidad política marcaba el primer tercio del siglo XX. Al conocerse en las elecciones municipales la victoria en las principales ciudades de las candidaturas republicanas, el 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República, abandonando el rey Alfonso XIII el país, con el fin de evitar una guerra civil, que llegaría cinco años más tarde, en 1936, con el Golpe de Estado de julio de 1936. La guerra civil española se saldaría en 1939 con la victoria del bando franquista. 

España fue oficialmente neutral durante la Segunda Guerra Mundial; tras la posguerra, periodo marcado por la escasez y el aislamiento internacional, siguió un periodo de fuerte desarrollo económico y de cierto aperturismo durante las décadas de 1960 y 1970.

Tras la muerte del dictador Franco, se recuperó la monarquía española en la figura del jefe del Estado, el rey Juan Carlos I, y se aprobó la Constitución de 1978 durante el transcurso del periodo conocido como Transición, que garantizó una gradual evolución de la nación hacia la consolidación de la monarquía democrática parlamentaria. 

España ingresó en la Comunidad Económica Europea, actual Unión Europea, en 1986, organizando importantes eventos internacionales como la Copa Mundial de Fútbol de 1982 o los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, y en 2002 adoptaría el euro como moneda oficial.


De Hispania a España

Mapa histórico y geográfico de los reinos de España y Portugal, en el Atlas historique de Henri Abraham Chatelain (1705 a 1739). Biblioteca Nacional de España.

El momento histórico exacto en que se hace referencia a España por primera vez no está claramente definido, existiendo escritos del siglo VI en los que ya aparece la palabra España, como el «Laus Spaniae» de la Historia de los reyes godos, vándalos y suevos de San Isidoro de Sevilla.

San Isidoro (c.556-636), que fue el vigésimo cuarto arzobispo de Sevilla entre los años 600 y 636, aparece con mitra y báculo. Y la tradición señala que el rostro del santo, que destaca por estar profundamente concentrado en la lectura, corresponde al del licenciado Juan López de Tabalán.

 En otros países de Europa comenzó a conocerse al conjunto de reinos cristianos de la península como España, en singular, desde tiempos muy tempranos. El propio término español aparece documentado a comienzos del siglo XV en el Concilio de Constanza, cuando los reinos de Portugal, Aragón, Castilla y Navarra aparecen formando una sola entidad, “la nación española” y compartiendo el mismo voto.

En la península ibérica se hablaría de los reinos de León, Navarra, Castilla, Aragón y de Portugal como reinos hispanos, de Hispania, por tanto; y, cuando por razones dinásticas o de conquista uno de ellos conseguía tener bajo su cetro la mayor parte de la España cristiana, se autotitulaba Emperador de España, como Alfonso VI y Alfonso VII de León. 

Los Reyes Católicos eran conocidos como reyes de España (o de las Españas). El historiador Hernando del Pulgar comenta cómo en 1479 se planteó en el Consejo Real si designar a los Reyes Católicos como Reyes de España; finalmente se acordó no usar dicha titulación. En 1493 el gobierno municipal de Barcelona se refirió a don Fernando como el «rey de Spanya, nostre senyor». Nicolás Maquiavelo en su obra más reconocida El Príncipe (1513) hace referencia al rey de España, así como Lope de Vega cita a Carlos I como rey de España.

A partir de Carlos I, todos los reyes son llamados rey de España -o de las Españas-, aunque utilizan todos sus títulos, desde rey de Castilla hasta Señor de Vizcaya y de Molina. Hasta el siglo XIX, las monedas españolas solían llevar junto al nombre del rey la leyenda «Hispaniarum (et Indiarum) Rex». Igualmente, monarcas como Fernando VII de España e Isabel II de España usaron el título de rey o reina de las Españas en las menciones constitucionales: 1812 y 1845 

Prehistoria

Existe un cráneo, de Homo heidelbergensis: cráneo n. 5 de la Sima de los huesos de la Sierra de Atapuerca, de unos 500.000 a 350.000 años de antigüedad, el llamado «Miguelón».

Natural History Museum, Vienna (Austria). Model of a male Australopithecus afarensis.

La presencia de homininos en la península ibérica se remonta al menos a 1,3 o 1,2 millones de años, datación de la mandíbula encontrada en la Sima del elefante, uno de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, en Burgos. 

Corresponde a un Homo aún por determinar, próximo a los más primitivos Homo africanos y al hombre de Dmanisi pero con algunas características derivadas propias. De esta edad sería también el yacimiento con industria lítica propia del Paleolítico inferior arcaico (Pre-Achelense) de Fuente Nueva 3, en la cuenca de Guadix-Baza, provincia de Granada. 

De hace unos 900.000 años son los restos del yacimiento de la Gran Dolina, también en Atapuerca, que definen una especie clave para entender la evolución humana, bautizada como Homo antecessor.  El siguiente hallazgo, datado en unos 430.000 años, es la ingente cantidad de restos de Homo heidelbergensis -especie precursora del Homo neanderthalensis-, hallados en la Sima de los Huesos de Atapuerca, yacimiento que ha proporcionado, entre una variedad ósea excepcional, numerosos cráneos muy bien conservados. Son numerosos los yacimientos con industria lítica Achelense de esta época en la península, como los de Torralba y Ambrona -provincia de Soria- o los de las terrazas del Manzanares -provincia de Madrid-.]

En el Paleolítico medio se sitúa la presencia del hombre de Neanderthal, asociado a la cultura Musteriense, datando en unos 60.000 años sus primeros restos en Gibraltar. En la Cueva de Nerja (Málaga), se han datado en 42.000 años de antigüedad algunos restos orgánicos asociados a unas pinturas de focas que podrían ser la primera obra de arte conocida de la historia de la humanidad.

En el Paleolítico superior se sitúa la llegada a la península del Homo sapiens, el hombre «moderno», hace unos 35.000 años, manifestada por los restos de la cultura Gravetiense hallados en Cantabria. Cohabitan la península durante varios millares de años con los neandertales, hasta la extinción de las últimas poblaciones de neandertales en el sur hace unos 27.000 años. Hace unos 16.000 años, la cultura Magdaleniense estaba presente en Asturias, Cantabria y parte del País Vasco, cuya aportación más notable lo representan las pinturas rupestres de las Cuevas de Altamira.

El arte rupestre se desarrolló en dos zonas estilística y cronológicamente bien diferenciadas: el arte franco-cantábrico y el arte levantino.

La Revolución eolítica, que la teoría difusionista entiende como una difusión cultural a partir de su inicio en el Creciente Fértil de Oriente Próximo, apoyándose en la difusión simultánea de la cerámica cardial, alcanza la costa mediterránea en torno al 6000 a. C., provocando el abandono del tradicional modo de vida cazador-recolector por un estilo de vida sedentario, enfocado en la agricultura y la ganadería, extendido al resto de la península durante los siguientes dos milenios. En torno al 5000 a.C. aparece la cultura Megalítica en el tercio occidental de la península.

Las culturas que usaron los metales -Edad de los Metales- aparecieron en la península ibérica en torno a los años 3000 a 2500 a. C. Su distribución geográfica es mayor y se considera que la búsqueda de los metales trajo flujos migratorios importantes, destacando Los Millares en Almería, con una gran fortificación, y en el curso del río Tajo en la zona portuguesa actual. 

Vaso campaniforme de Ciempozuelos, arcilla negra, pulimentado con una capa de barro fino, y decorado con motivos geométricos incisos rellenos de pasta blanca- Museo Arqueológico Nacional (Madrid).

Edad Antigua

Pueblos indígenas y colonizaciones históricas

Dama de Elche, escultura ibera. Museo Arqueológico Nacional de España (Madrid).

La Edad del Hierro se inicia en la península ibérica con la penetración de población e influencia cultural indoeuropea desde el comienzo del I milenio a.C.; determinando la identidad étnica y lingüística celta de la mayor parte de los pueblos indígenas de las zonas norte, oeste y centro, con alguna excepción: lusitanos y vetones, también indoeuropeos, se califican de “precélticos”, mientras que los vascones se califican de “preindoeuropeos”. A pesar de la “similitud de su forma de vida a la de otros pueblos de la zona norte (galaicos, astures y cántabros), su lengua -el “protoeuskera”- se supone similar a las habladas en la zona oriental peninsular; las del grupo de pueblos denominados iberos, de mayor desarrollo económico. Las fuentes clásicas denominaron celtíberos al grupo de pueblos situados en una posición intermedia geográficamente.

La costa peninsular meridional y el área tartésica -con centro en el valle del Guadalquivir-la Turdetania- y con proyección hasta zonas muy lejanas, de la desembocadura del Tajo a la del Segura-, la más rica en metales y de mayor desarrollo económico y social. una verdadera civilización, fue profundamente influida por la colonización fenicia. La fundación mítica de Gadir (Cádiz) se data en el 1104 a.C., aunque no hay base arqueológica para sustentar semejante cronología hasta varios siglos más tarde. En el siglo VIII a.C. ya hay pruebas de la presencia de un abundante grupo de factorías y colonias fenicias, como Malaka (Málaga), Sexi (Almuñécar) y Abdera (Adra).

Dama de Ibiza, representación de Tanit, una divinidad cartaginesa, hallada en la cueva santuario de Es Culleram, Ibiza, datada del siglo III a. C., época cartaginesa.

Las colonias griegas se instalaron más al norte, en Akra Leuké; Alicante, Hemeroskopio, Denia, Emporion Ampurias, y Rhodes, Rosas. Su contacto con los iberos les hizo dar las primeras referencias escritas de estos pueblos. Las mismas fuentes griegas señalan que los navegantes griegos habían establecido contactos con el «reino» de Tartessos y con su «rey» Argantonio, que les habría dado suficiente plata como para construir murallas contra los ataques persas. Tales contactos no fructificaron, precisamente por el dominio fenicio de esta ruta, y no ha podido constatarse arqueológicamente la presencia griega en la costa mediterránea malacitana, en una colonia que habría llevado el nombre de Mainake.

Hispania cartaginesa

Cartago y Roma entrarán finalmente en una serie de guerras -Guerras Púnicas- por la hegemonía en el Mediterráneo occidental. Tras la derrota en la Primera Guerra Púnica, Cartago intenta resarcirse de sus pérdidas de Sicilia, Cerdeña y Córcega, incrementando su dominio en Iberia.

  

Amilcar y Aníbal Barca

Amílcar Barca, Aníbal y otros generales cartagineses sitúan las antiguas colonias fenicias de Andalucía y el Levante bajo su control y proceden después a la conquista o extensión de su área de influencia sobre los pueblos indígenas. A finales del siglo III a.C., la mayor parte de las ciudades y pueblos al sur de los ríos Duero y Ebro, así como las islas Baleares, reconocen el dominio cartaginés. Fundan Qart Hadasht –Cartagena-, que se convierte rápidamente en una importante base naval, debido al interés por controlar la riqueza generada por las minas de plata de Cartagena.58 Esto último se desprende de las palabras del arqueólogo Adolf Schulten.

Con la plata de las minas de Cartagena pagaron ellos sus mercenarios, y, cuando por la toma de esta en 209 a. C. Cartago perdió estos tesoros, Aníbal ya no fue capaz de resistir a los romanos, de manera que la toma de Cartagena decidió también la guerra de Aníbal. Schulten A. Fontes Hispaniae Antiquae

En el año 219 a. C. se produce la ofensiva de Aníbal contra Roma, tomando la península ibérica como base de operaciones e incluyendo un gran porcentaje de hispanos en su ejército.

Es en este proceso cuando intentarán someter a la colonia griega de Sagunto, situada al sur de la frontera pactada del Ebro pero aliada de Roma, dando lugar a la segunda guerra púnica, que culminará con la incorporación de la parte civilizada (íbera) de la península a la República Romana.

Hispania romana. 206 a. C. – siglo V

Imperio Romano, siglo III

Acueducto de Segovia.

Tras la segunda guerra púnica entre el 218 a.C. y el 201 a.C., se puede considerar la península ibérica sometida al poder de Roma. La campaña de ocupación, tras la expulsión cartaginesa, fue rápida, excepto en el interior -Numancia- y el pueblo cántabro que resistió hasta la llegada de Augusto en los inicios del Imperio romano. 

En el 197 a.C., los romanos dividen el territorio ibérico en dos zonas: la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior.

El sometimiento total de la península tiene lugar en el año 19 a.C. finalizadas las guerras cántabras-, tras lo cual se divide en tres provincias: Bética, Tarraconense y Lusitania, organización que perduró hasta el Bajo Imperio, cuando el territorio se divide en Bética, Cartaginense, Gallaecia, Lusitania y Tarraconensis. 

El proceso de romanización entendido como la incorporación de la lengua, las costumbres y la economía romana se inició aproximadamente hacia el 110 a.C. y duraría con toda su fuerza hasta mediados del siglo III d. C.

En esta época, los hispanos se configuraron como parte muy destacada del Imperio romano, aportando notables figuras durante el periodo histórico como los emperadores Trajano, Adriano, Marco Aurelio y Teodosio, el filósofo Séneca, los teólogos Paulo Orosio o Prisciliano, el retórico Quintiliano, los poetas Marcial, Lucano o Prudencio, el agrónomo Columela, el geógrafo Pomponio Mela o políticos como Marco Annio Vero o Lucio Cornelio Balbo, entre otros.

 

Trajano (reino 98–117 CE), de una estatua, around 2.70 m alto).
Hadrian (reinado 117–138)
Marco Aurelio, muy joven


San Ambrosio y el emperador Teodosio, Antón van Dyck.

Ambrosio de Milán y Séneca

Paulo Orosio representado en una miniatura perteneciente al códice de Saint-Epure.

Según Orosio, en su texto contra Prisciliano, Communitorium de errore Priscillianistarum et Origenistarum “Prisciliano enseñó que los nombres de los Patriarcas corresponden a las partes del alma, y de modo paralelo, los signos del Zodíaco, con partes del cuerpo».

el Retórico Quintiliano, 

poeta Marcial,

 Lucano y Columela

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CONTINUARÁ...

viernes, 25 de agosto de 2023

La tragedia del príncipe John • El secreto mejor guardado de La Familia Real Británica


Ppe. John antes del año cumplido

El príncipe Juan del Reino Unido (1905-1919).

Fue el quinto hijo varón del rey George V (1865-1935) y su esposa, la Reina María de Teck. Fecha 1913

Mientras han existido monarcas británicos ha existido el escándalo, como es el caso en cuestión: la historia del Príncipe John, conocido en ocasiones como el “Príncipe Perdido”.

Se le mantuvo fuera de la mirada pública, a causa de una enfermedad secreta: Gran parte de su vida está plagada de especulaciones y misterios, ya que incluso su familia no estaba muy interesada en que el mundo supiera que existió. Su corta vida y su oscuro destino so dignos de ser recordados, a pesar de la relativa falta de datos.

John es hijo de George y Mary, el Príncipe y la Princesa de Gales, nacido el 12 de julio de 1905. En ese momento, era el sexto en la línea de sucesión al trono británico. 

Con base en esos hechos, podríamos creer que estaba preparado para una vida bastante cómoda, pero la cosa no fue tan sencilla y este niño estaba a punto de atravesar algunas duras realidades.

Queen Mary (1867 - 1953) La esposa de George V, con sus hijos María, George, Henry y John Fecha: 1905

Una serie de factores entrarían en juego a medida que se hacía mayor y su existencia se hizo más difícil de lo que cualquiera podría haber imaginado. Aunque algunos dirían que estaba condenado desde el principio, ya que esta familia tenía una buena cantidad de personalidades problemáticas.

Una de las primeras decisiones tomadas en nombre del joven príncipe se consideró muy extraña y, en algunos círculos, siniestra. Es decir, su nombre. Al nacer, su título completo era Su Alteza Real el Príncipe John de Gales y John no era exactamente y por diversas causas, un nombre popular para un miembro de la realeza.

Juan I, o Juan Sin Tierra

La razón fundamental fue el legado que dejó el gobernante del siglo XIII, el rey John I, quien, aunque fue el firmante de la Carta Magna, todavía se considera como uno de los reyes menos exitosos de todos los tiempos. Era tan impopular que, hasta el día de hoy, se le representa regularmente como el villano en la mayoría de las adaptaciones de Robin Hood. 
En todo caso, al joven se le dio el nombre de John Charles Francis, y su familia lo apodaba cariñosamente “Johnnie”.

Sus primeros años fueron muy felices y poco podía imaginar él lo que estaba por venir. Sus padres lo adoraban, tenía cinco hermanos con quienes jugar y vivía en una propiedad de 80 km2 en Sandringham. 

El Príncipe John, el hijo varón menor del rey George V y la reia Mary, con su nanny Charlotte Bill, conocida como Lalla. El Príncipe tenía epilepsia, evidentemente, oculta a la mirada pública. Murió en 1919 a los 13 años.

Al igual que muchos niños de la alta sociedad, su crianza estuvo a cargo principalmente de su niñera; una mujer amada y cariñosa llamada Charlotte “Lalla” Bill, que lo cuidó, literalmente, desde la cuna hasta la tumba. Tenían un vínculo inquebrantable, y ella ayudó a nutrir el precoz e incontenible sentido de la diversión de John.

El príncipe John era un niño bastante inocente. La princesa Alicia, una pariente suya, recordó un momento divertido cuando, al ver a sus padres compartir un beso en la casa, gritó «¡Ella besó a papá, viejo feo!», una de las cosas menos caóticas que hizo cuando era niño.

"Príncipe perdido": el tío de Isabel II que la Corona escondió por su enfermedad.

Una vez, durante una cena elegante que sus padres estaban organizando, se vistió como un nativo americano; con la ayuda del juego de pintura de su hermana Mar, y luego se coló en la fiesta. Molestó incesantemente a su abuelo el Rey hasta que le prestó atención, y cuando lo logró, le dijo, “Había una oruga en tus guisantes. Pero ahora te lo has comido”. Honestamente, John suena como un bromista sin complejos.

El príncipe John se ganó el apodo de “El Travieso”, por su comportamiento revoltoso. Constantemente hacía bromas pesadas; pegaba manijas de puertas, ponía alfileres en las sillas y otras bromas infantiles. La mayor parte de esto se considera normal para un niño de su edad, sin embargo, empezaba a ser evidente que había algo más.


Había algo diferente en John. Su padre, George V, -conocido por ser muy disciplinado- dijo una vez que “todos sus hijos eran obedientes, excepto John” porque no se atrevía a castigarlo. Esto se debió a que, cuando tenía cuatro años, John mostraba ya signos de un trastorno del desarrollo. Fue descrito en ese momento como “dolorosamente lento” y “encantador”, pero había un fuerte sentimiento de que no se estaba comportando como se esperaba.

La gente empezó a preocuparse mucho cuando John comenzó a exhibir comportamientos repetitivos además de sus habituales travesuras infantiles. Poco a poco se dio cuenta de que “simplemente no entendía que necesitaba comportarse”.


Todo esto se tipifica en una conversación con su madre en la que, mientras ella intentaba controlarlo, le dijo, “Pensé que ibas a ser bueno durante la Cuaresma, John”, a lo que respondió, “Y yo también, Madre, ¡pero nadie me dijo que iba a ser tan largo!”; una buena excusa, especialmente para alguien de su edad. Sin embargo, los problemas subyacentes cada vez eran más notables...

El autismo resultó ser lo que estaba causando las dificultades de comportamiento de John. Hoy en día, sus síntomas se consideran indicadores clásicos, aunque en ese momento el campo médico todavía estaba lidiando con gran parte de la ciencia. Su comportamiento, junto con su forma de hablar contundente, sus expresiones faciales distraídas y una visión del mundo muy específica, todo apuntaba a un niño autista. Si bien hoy somos más capaces de tomar estas cosas con calma y las terapias y el asesoramiento pueden ayudar a las personas autistas a vivir una vida excelente y completa que merecen, para ese momento las cosas eran diferentes.

Tampoco fue la única cruz que tuvo que cargar. El príncipe John empezó a experimentar ataques epilépticos angustiosos con solo cuatro años, y se hicieron más frecuentes a medida que crecía. Los tratamientos médicos para la epilepsia en ese momento estaban muy... crudos por llamarlos de alguna forma, y ahora están desacreditados en gran medida. La familia no estaba segura de cómo proceder.

La Realeza siempre ha vivido en un mundo muy diferente al del resto de los humanos, y el Príncipe John empezó a ser visto como una amenaza para ese mundo. La creencia era que la sangre azul realmente era más pura que la roja común, pero John, tenía dolencias derivadas de sus genes, y él lo ignoraba. De esa forma, su familia tomó algunas decisiones importantes.

Si bien su eliminación de las apariciones públicas no ocurrió hasta mucho más tarde de lo que afirman la mayoría de los críticos, ya que se le veía regularmente con la familia hasta que tuvo 11 años y su mala salud hizo que tales actividades fueran prohibitivas, mientras tanto, se tomaron varias decisiones para ayudarlo a manejar tanto su condición como las relaciones públicas familiares. No hubo más fotos

El príncipe John comenzó a percibir la frialdad de los retratos familiares. De hecho, desde 1913 no volvió a aparecer en ninguna de las fotografías oficiales con la familia, incluida la fotografía familiar tomada para las bodas de plata de sus padres en 1918. Existe un debate sobre si se trató de una exclusión consciente decidida por la familia por vergüenza, o simplemente como resultado del hecho de que él nunca quería quedarse quieto en estas ocasiones y por eso decidieron hacer la vida más fácil para todos al no obligarlo.


Esto es un poco difícil de conciliar con el hecho de que todavía aparecía regularmente en las fotos privadas de la familia. Por ejemplo, su primo mayor, Edward, tenía varios álbumes de fotos que contenían bastantes fotografías del niño, con fechas que abarcaban su corta vida. ¿Cuál es la verdad del asunto? Nadie sabe con seguridad.

Era 1916 y el príncipe John desapareció por completo de la vida pública. Su epilepsia había empeorado y se consideró inseguro, y posiblemente indecoroso, que apareciera con sus padres de manera regular.

Con ese fin, lo enviaron a vivir a Wood Farm. Esto puede parecer poco sensible, efectivamente, desterrar a un hijo de su casa y hogar para vivir apartado. Sin embargo, hay muchos más matices en la situación de lo que mucha gente cree.

Si ser enviado a vivir a una granja puede parecer insensible, pero esta es la familia real. Tienen recursos. La granja no estaba en otro país, ni siquiera en otro condado. Estaba en la propiedad de su familia. Wood Farm es una casa de campo con sede en Sandringham Estate de la familia, a solo dos millas de donde estaban sus padres.


Tampoco fue solo, su niñera, Lalla, fue con él como su cuidadora principal. Estaba separado del resto de su familia en el día a día, lo que no puede haber sido divertido, pero tenía a alguien a quien amaba y que lo amaba mucho a cambio.

Poco se vio al príncipe John fuera de Sandringham Estate después del verano de 1916. A pesar de estar bien atendido en términos de comida, recursos y personal, todavía estaba socialmente aislado.

Su niñera y el resto de los trabajadores domésticos eran su única compañía real, pues la mayor parte de su familia solía estar demasiado ocupada para ir a verlo. Sus padres y sus hermanos solían estar fuera realizando deberes reales, sirviendo en el ejército, o en un internado, que era otra parte bastante triste de su vida.

Una vez que fue enviado a Wood Farm, los padres de John despidieron a todos sus tutores, poniendo fin efectivamente a su educación formal. ¿Cuál fue el por qué detrás de esto? Bueno, John siempre pudo pensar y expresarse con claridad, pero no progresaba en sus calificaciones. Parecía estar estancado donde estaba.


Esto ciertamente parece atrasado para los estándares modernos. Después de todo, si un estudiante tiene dificultades, la metodología aceptada es brindarle por lo menos más ayuda. Sin embargo, era un momento diferente y las cosas se manejaban de manera diferente entonces.

Si bien, según nuestra perspectiva moderna de la educación, las acciones de la familia de John se considerarían bárbaras, en ese momento no eran inusuales. No había ninguna regla que requiriera que los niños reales recibieran educación formal. En ese momento, la mayoría de los hermanos mayores de John no habían ido a la escuela y su hermano mayor, Henry, había sido el primer hijo de un monarca británico que se matriculó en un centro educativo.


Con ese fin, la idea de separar a John de sus tutores no fue vista como pura crueldad, sino más bien como una decisión pragmática basada en las circunstancias. Particularmente dada su salud. Dicho esto, la elección tuvo el efecto secundario de dejar a John más aislado que nunca, ya que la falta de tutores significaba aún menos personas en su vida con las que pasar el tiempo. Estaba solo.

El estado de ánimo de John decayó considerablemente debido sus nuevas circunstancias. A pesar de lo encantadora que era su niñera y de lo amable que podría haber sido el personal, no es lo mismo que estar con tu familia u otros niños de tu edad. Estaba constantemente solo, y sin compañeros de juego, estaba completamente perdido. Necesitaba a alguien o algo que le diera a sus días algo de enfoque y propósito.

Afortunadamente, su abuela, la reina Alexandra, tuvo una sugerencia muy parecida a la de una nana. Le dijo que debería dedicarse a la jardinería. A primera vista, esto parecería estúpido. Los niños de once años no se dedican a la jardinería ya que a los niños pequeños por lo general no les gustan las flores. Sin embargo, John lo tomó con gran alegría y la jardinería se convirtió rápidamente en «uno de los grandes placeres de la vida del Príncipe John.

Después de que lo alentaran a cultivar, el príncipe John comenzó a visitar regularmente a su abuela. Ella también vivía sola en la gran casa de la finca, por lo que sus visitas semanales se convirtieron en un placer para ambos. Cuando iba, trabajaban juntos en las flores del jardín que habían sido reservadas especialmente para que él las cuidara.


Y Juan era muy buen jardinero. También le encantaba tomar algunas de las flores que cultivaba y prensarlas para enviarlas por cartas a sus padres. Está claro que su abuela fue el salvavidas que necesitaba y una absoluta campeona.

A pesar de lo tanto que le gustaba el jardín y la abuela de John, sigue siendo un hecho ineludible que los niños necesitan socializar con otros niños. Johnnie estaba extrañando desesperadamente la compañía de personas de su misma edad. Por suerte, su abuela notó esto en él y se esforzó por rectificar la situación.

En una carta a sus padres, ella escribió: “El Príncipe John está muy orgulloso de su casa pero anhela un compañero”. Ese fue el plan que se necesitó para lograr que la madre de John hiciera algo, y el plan de acción en realidad fue bastante bueno.

Es difícil entender cómo esta no fue una decisión instintiva todo el tiempo para la realeza, pero a principios del siglo XX, Inglaterra era un lugar poderoso, emocionalmente reprimido, sujeto a reglas y rituales. Abordar la soledad de John de la forma en que lo hicieron estaba fuera de lugar para ellos y en contra del protocolo real. Sin embargo, la reina Mary se dio cuenta de lo difíciles que eran las cosas para su hijo.


Ella y Lalla encontraron a algunas personas locales que eran amigas del Príncipe. Fueron examinados a fondo, lo que puede sonar extraño, pero por extraño que fuera el proceso, básicamente funcionó, El príncipe John hizo algunos amigos en la finca. Una chica llamada Winifred Thomas se convirtió en su mejor amiga. Era una jovencita a la que él conocía desde hacía años, y casualmente ahora vivía en Sandringham. El estado de ánimo de John mejoró casi de inmediato.

Con una amiga, el Príncipe John finalmente comenzó a disfrutar su vida en Wood Farm. Él y Winifred iban de excursión por la abundante naturaleza local y, a menudo, trabajaban juntos en su pequeño rincón en el jardín de su abuela. También recorrían los alrededores en uno de los carruajes familiares.

El lado travieso de John también volvió a salir. Uno de sus otros amigos, Elsie Hollinsworth, recuerda una vez que subió una escalera de pintor en el costado de la granja y causó un pequeño caos. “Todos estábamos corriendo, diciéndole que no se cayera, pero al final lo derribaron. A él le pareció muy gracioso”. Al menos se estaba divirtiendo de nuevo.

Muchos de sus amigos de esa época también estaban dispuestos a desmentir la idea de que su familia no lo cuidaba. De hecho, más tarde hicieron todo lo posible para asegurarse de que este rumor se desmintiera. Por su cuenta, John estaba feliz la mayor parte del tiempo, y sus padres no estaban ausentes de su vida.


De hecho, iban de visita cada vez que podían y se les veía colmar de amor a su hijo. Sin embargo, si este es el caso, entonces ¿por qué circulaba la narrativa persistente de que el Príncipe fue abandonado por ellos? Bueno, la Primera Guerra Mundial podría haber tenido algo que ver con eso...

Es cierto que el Príncipe John no vio a su familia por un largo periodo, pero en lugar de ser el resultado de una negligencia deliberada, este período solo empezó después del estallido de la Primera Guerra Mundial.

Los monarcas reinantes en ese momento, tenían la tarea de elevar la moral del país y, por lo tanto, pasaban gran parte de su tiempo viajando, tratando de mantener el ánimo británico, mientras que, debido a la salud de John, se tuvo que quedar en Sandringham.
Desmintiendo aún más, sus amigos también querían dejar en claro que enviarlo a Wood Farm no fue por vergüenza, sino para protegerlo. En ese momento, la epilepsia se consideraba una enfermedad mental y quienes la padecían a menudo terminaban en campamentos bárbaros e instalaciones psiquiátricas menos que sofisticadas. Se preocupaban muchísimo por él y querían evitarle un destino de esa naturaleza.

Esto no es una distorsión de los hechos, sabemos que es verdad porque John nunca fue eliminado de la línea de sucesión. Si estuvieran realmente avergonzados de él, habría sido fácil sacar su nombre de la lista de espera para la corona. En cambio, era el quinto en la línea para ser el monarca.

En muchos sentidos, John estaba mejor cuidado que sus hermanos. No fue solo lástima lo que hizo que su padre le comprendiera; él amaba genuinamente a su hijo y o solo eso, sino que documentos de los archivos reales muestran claramente que la reina Mary lo consideraba el favorito de sus hijos.

Desde la perspectiva de sus hermanos, se le dio una casa privada para él solo. Y eso no es todo. George V era conocido por todos los demás como alguien estricto, particularmente con los niños. Tenían que conformarse y comportarse o enfrentar las consecuencias. Sus hermanos y hermanas tuvieron una infancia estricta y regulada, mientras que John se relajó en la paz del campo. Al menos un tiempo.

Su enfermedad empeoró
Todos esperaban que a medida que creciera, los ataques epilépticos de John fueran menos frecuentes y severos. De hecho, fue en sentido contrario. Se llamó a los médicos para que hicieran diagnósticos y predicciones, y sus comentarios no fueron  buenos.

El pronóstico era que John nunca alcanzaría la madurez. Aunque todos todavía tenían esperanza, estaba empezando a desvanecerse y muy rápidamente. El tiempo se acababa para el joven príncipe.

Le encantaba jugar con sus hermanos y hermanas. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo y el Príncipe enfermó, sus padres se enfrentaron a una decisión difícil. Como lo describió su niñera, Lalla, el Rey y la Reina tomaron la decisión de aislarlo de sus hermanos porque les dolía tener que ver a su hermano pequeño sufrir por sus problemas de salud.

“No nos atrevimos a dejarlo estar con sus hermanos y hermanas porque los molesta mucho, con los ataques tan malos y tan frecuentes”. Sin embargo, no lo aislaron por completo...

A medida que John crecía, había menos ocasiones en las que podía pasar tiempo con toda la familia, sin embargo, se aseguraron de que todavía pudiera compartir la Navidad familiar. El día de Navidad de 1918, cuando su condición empeoraba rápidamente, la familia todavía le dio el visto bueno para que fuera a la casa principal para las festividades.


Pasó un día maravilloso con todos antes de volver a Wood Farm, a la hora de acostarse. 1918 iba a ser su última Navidad y, para la mayoría de la familia, esa fue la última vez que vieron a Johnnie.

Solo unas pocas semanas después, el 18 de enero de 1919, el joven príncipe John falleció tristemente mientras dormía después de una convulsión particularmente violenta. Tenía solo 13 años. El único consuelo para la familia era que su sufrimiento finalmente había terminado, pero era poco consuelo.


Su niñera Lalla quedó particularmente devastada. El resto de su vida, mantendría una fotografía de Johnnie en su repisa de la chimenea junto a una nota de él que decía «Niñera, te amo». Y luego estaba el dolor de sus padres...

No existe una forma correcta de afligirse, y la muerte trae todo tipo de sentimientos para todo tipo de personas. La familia del príncipe John se afligió mucho por su hijo después de cruzar el arcoíris. Su consuelo provino de que ya no tenía que lidiar con las convulsiones, que se habían vuelto increíblemente difíciles para el niño en el momento de su fallecimiento.

La reina Mary escribió que fue «un gran impacto, aunque para el alma inquieta del pobre niño, la muerte fue un gran alivio […]», y el rey George lo describió como «la mayor misericordia posible». Sin embargo, no todos en la familia estaban muy convencidos...

El príncipe John era once años menor que su hermano Edward. Es cierto que Edward nunca llegó a conocer realmente al pequeño debido a esa brecha, pero, aun así, su reacción ante la muerte del niño sigue siendo bastante cruel. Describió la muerte de su hermano como “poco más que una molestia lamentable” y “el mayor alivio imaginable o por lo que siempre habíamos orado en silencio”. También se refirió al niño como “más una carga que una bendición”, que “se había convertido más en un animal que cualquier otra cosa y era solo un hermano en la carne y nada más”. 

Una vez le escribió a su madre que “Nadie puede darse cuenta mejor que tú de lo poco que significaba el pobre Johnnie para mí, que apenas si lo conocía”. Fue un rey bastante mediocre.

Curiosamente, años más tarde serían los álbumes de fotos de Edward los que desmentirían el mito de la negligencia en torno al Príncipe John. ¿Por qué fue gracioso? Bueno, ¡porque su actitud fue lo que ayudó a crear ese mito en primer lugar!

Sus comentarios pétreos y despiadados sobre Johnnie fueron definitivamente un factor que contribuyó a establecer la idea de que la familia Real estaban avergonzados de John, a pesar de que eso no era cierto. Por supuesto, el hecho de que la familia mantuviera su enfermedad en secreto del público tampoco ayudó...

La noticia se hizo pública después de que él murió. La población general de Gran Bretaña no supo nada acerca de la epilepsia de Johnnie durante toda su vida. La Familia Real llevó el secreto hasta la tumba del joven príncipe.


Después de eso, el Daily Mirror dio a conocer la noticia de la enfermedad. Mantener el secreto resultó enormemente contraproducente para la realeza, solo sirvió para avivar las llamas de la discordia que hizo que el público creyera que odiaban al niño.

El protocolo real dicta que un funeral como el del príncipe John debería haber sido un asunto familiar privado. Sin embargo, a Johnnie nunca le importaron las reglas de la vida, entonces, ¿por qué su muerte debería ser diferente? No fueron solo sus parientes consanguíneos los que vinieron a despedirlo, todo el personal de Sandringham House pudo asistir al funeral.


Como testimonio de cuánto lo amaban por esos motivos, todas las personas que residían y trabajaban en la finca acudieron de una forma u otra a presentar sus respetos. Su tumba estaba llena de flores que la cubrían a varios pies de altura. Y entonces sucedió algo más...

Si bien fue una importante noticia en ese momento, una vez que se corrió la voz sobre el fallecimiento del Príncipe John, no se mencionó en gran medida durante las décadas siguientes. Cuando los periódicos hablaron de los niños reales, se escribió que el Rey y la Reina tenían cinco hijos, y no seis. Además de eso, cuando se elaboraron los árboles genealógicos posteriormente, se describió al Rey George V como padre de solo cinco hijos.

Es difícil saber si esto se hizo accidentalmente -después de todo, en la era anterior a Internet era más difícil controlar los hechos-, o si fue un esfuerzo concertado de una u otra parte, pero, sin embargo, sucedió. Por supuesto, el mundo encuentra la manera de recordar a sus hijos perdidos.

Como se mencionó anteriormente, los álbumes de fotos de Edward, una vez hechos públicos en 1998, reavivaron el interés británico en el joven.


El mundo ahora tenía fotos de este niño perdido y la gente quería escuchar los detalles. Como tal, su vida trágicamente corta se convirtió en tema de mucha discusión, llegando incluso a inspirar un drama de televisión británico que sigue la historia de su vida titulado The Lost Prince. Estaba de vuelta en la mente del mundo, y finalmente siendo apreciado.

Como un legado trágico y algo dañado, el Príncipe John ahora es recordado como un triste caso de una vida truncada, sin embargo, durante años, también fue utilizado como argumento contra la monarquía. La forma en que se suponía que había sido tratado (maltratado, excluido, escondido y luego eliminado) se consideró indicativa de la crueldad del clan Windsor. Como ahora sabemos, esos rumores fueron muy exagerados y en gran medida sin fundamento, pero la información pública a menudo se convierte en un desafortunado juego con situaciones como esta.

La verdad del asunto, a pesar de lo que pudiera decirse, era que John era amado, pero nació en una época que no entendía sus necesidades médicas. Los que lo rodeaban hicieron lo mejor que pudieron y lo mantuvieron feliz durante el breve tiempo que pudo pasar en esta Tierra.
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By Denise W. André | July 13, 2023, -This article was originally published on bobshideout.com and has been republished here with permission.-
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