lunes, 5 de mayo de 2025

In memoriam

Clara Díaz Pascual, 1948-2025

Con gran pesar, lamentamos comunicar a los lectores de este blog que su autora, Clara Díaz Pascual, falleció en Madrid el pasado 21 de abril de 2025 a los 76 años de edad, tras haber combatido durante dos años una severa enfermedad que no le impidió seguir escribiendo y publicando regularmente sus abundantes investigaciones.

Nacida en Ferrol (A Coruña) en 1948, fue la cuarta hija de una numerosa familia de diez hermanas y un hermano –el mayor, todos nacidos entre Galicia, tierra de su padre Francisco, y Toledo, de su madre María Luisa. Con siete años, Clara se trasladó a esta última ciudad siguiendo el destino de la carrera militar de su padre. Allí pasó su infancia y juventud, en un ambiente conservador y tradicional que chocó a menudo con sus inquietudes –más cercanas a la fantasía– que canalizó muy pronto hacia la literatura. Una de sus hermanas menores, Concha, recuerda que en una casa donde casi no existía la intimidad, Clara descubrió un pequeño espacio, “Roma”, en el hueco que se formaba en la esquina de una habitación al abrir la puerta de un gran armario. Un pequeño refugio con clave secreta al oído: “Vamos a Roma”, donde la hermana mayor recitaba sus poesías y compartía las lecturas que caían en sus manos.

Curiosa desde siempre, sus hermanas rememoran la facilidad que tenía para entablar conversación con los extranjeros que visitaban Toledo –¡incluso con algún chino!–, fruto de su deseo de practicar el francés, que aprendió por su cuenta al interesarse por todo aquello que venía de Francia. Así, su primer viaje fuera de España lo hizo como monitora de unas colonias de vacaciones cerca de París. Más adelante pudo matricularse en la Escuela de Magisterio, una de las pocas enseñanzas superiores que podían cursarse por entonces en Toledo, y encauzó finalmente su actividad laboral al superar una oposición de auxiliar administrativa que la asentó en Madrid.

Tras alcanzar la independencia financiera y vital, Clara retomó nuevamente los estudios, licenciándose en Periodismo por la Universidad Complutense. En Madrid cultivó también sus grandes amistades sin descuidar la vida familiar toledana, y en una excursión a Austria, ya en los años 80, conoció a Ana Lajas, su inseparable amiga con la que se fue a vivir un tiempo después, y que permaneció a su lado hasta el último día. Durante algunos años, Clara y Ana formaron un tándem artístico que firmó docenas de cuadros de marquetería, presentados en 1987 en una exposición denominada “Madera y Color”. Asimismo, viajaron por buena parte de Europa, el norte de África, y hasta alcanzaron Ucrania y la Unión Soviética.

Tras trabajar unos años en un Instituto de Enseñanza Secundaria del barrio de San Blas, la carrera profesional de Clara se desarrolló principalmente en la Delegación del Ministerio de Educación en la calle Vitrubio, donde –al margen de su actividad laboral– dirigió a partir de 1993 la compañía de teatro “El Globo”, de la que formaban parte sus compañeras y compañeros de trabajo. Con gran profesionalidad, llevaron a escena adaptaciones de clásicos como El Enfermo imaginario, de Molière (1994), que en realidad era enferma y fue interpretada por su actriz fetiche, Fernanda Triviño, quien también protagonizo La Celestina, de Fernando de Rojas (1997); o Testimonio (2000), un texto propio de Clara sobre el personaje de la Reina Juana de Castilla. En el ámbito de la poesía, participó durante algunos años en la tertulia “Gerardo Diego” del Café de Oriente, obteniendo en 1998 el tercer premio de su certamen poético, y en 2006 el “Botijo de Plata” en las Justas Poéticas de la Ciudad de Dueñas. Al margen de su participación en varios poemarios colectivos, en 1999 publicó Desorden de Lunas, que incluye Un roce breve, fugitivo, poema que ha alcanzado gran notoriedad en internet. Dejó además una buena cantidad de poemas inéditos, incluyendo el poemario De una pena larga, dedicado a su madre, fallecida en 1998. Ademas de por el teatro y la poesía, Clara tuvo un especial interés por el ensayo histórico, publicando en 2000 Carlos quinto, tanto Imperio; y en 2005 Felipe II, “No he oído cantar a los ruiseñores”, cuyas portadas –junto a la de Desorden de Lunas– fueron ilustradas por su amiga Ana. También en este ámbito dejó un libro inédito dedicado a la figura del Rey Enrique IV de Castilla.

La llegada de las tecnologías digitales supuso un nuevo aliciente para la creación artística de Clara, que en los últimos quince años amplió –aún más– su interés por el estudio de la historia y las artes, poniendo además un foco especial en el idioma griego y su cultura. En 2012 inauguró este blog: Diario de a bordo, cuyo título evoca tres poemarios de Yorgos Seferis (1900-1971), uno de sus poetas griegos favoritos. Sin embargo, en las abrumadoras– 625 entradas publicadas a lo largo de estos años trató innumerables y variadísimos temas, entre los que no podían faltar algunas de sus obsesiones: El Quijote y Cervantes, La Odisea y Homero, El Greco, Velázquez, los poetas de todos los tiempos o las Historias de los Reyes y Reinas de España.

Una curiosidad insaciable y el cultivo de todas las artes fueron las señas de identidad de una personalidad poco común, construida a través del placer por el conocimiento de las cosas bellas. Cariñosa y detallista con su familia y sus amistades, Clara dejará un recuerdo imborrable en las personas que la trataron. Para sus lectores y lectoras, queda además este Diario de a bordo en el que navegar con ella y perderse en sus océanos.

¡Buen viaje Klaroula! / Καλό ταξίδι Κλαρούλα!

4 comentarios:

  1. Clara era un ser singular e irrepetible.
    Fuimos muy cercanas en nuestra tierna juventud, hizo de mi una lectora de verdad cuando, al coincidir en los almacenes Gómez Menor, de la calle Ancha toledana, me disuadió de comprar un libro con ilustraciones, creo que de editorial Bruguera, por Las aventuras de Shanti Andia, de Baroja, en Austral, y ya no hubo freno a mis ansias le toras. Nos intercambiábamos mensajes en papelitos que nos enviábamos por el sistema de una cuerda con pinza de la ropa, ya que su cuarto quedaba justo encima del mío,en el bloque donde vivíamos. Nunca la he olvidado, a pesar de las distancias vitales, y jamás la olvidaré. Que la tierra te sea leve, como suele decirse, y que descanses en paz, amiga mía

    ResponderEliminar
  2. El "anónimo" de arriba responde a mí misma: Elvira Huelbes

    ResponderEliminar
  3. Me alegra saber que hemos compartido la fuerza creativa, ingeniosa y literaria de Clara. Una influencia que ha enriquecido mi vida y... aquí sigue.

    ResponderEliminar