sábado, 23 de junio de 2018

Jean Cocteau: "Sé que la poesía es indispensable, pero no sé para qué."



Je sais que la poésie est indispensable, mais je ne sais pas à quoi.


Capilla Saint-Blaise des Simples, Milly-la-Forêt

La capilla de Saint-Blaise-des-Simples -Plantas medicinales-, dedicada al obispo y médico San Blas, se encuentra en la ciudad de Milly-la-Forêt, departamento de Essonne, en Francia.

Construida en el siglo XII, es el testimonio de lo que fue un lazareto; entonces y ahora, rodeada por un jardín botánico en el que se cultivan plantas medicinales. Fue decorada por Jean Cocteau, que vivió en esta ciudad desde 1945 hasta su fallecimiento, el 11 de octubre de 1963. Sus restos descansan aquí. 

La Capilla de St-Blaise se ha vuelto a abrir, tras su reconstrucción, el 1º de marzo de 2018.



Detalle de la decoración de Jean Cocteau en la Capilla Saint-Blaise des Simples. en Milly-la-Forêt, cerca de Fontainebleau


 Je reste avec vous/Me quedo con vosotros, dice su epitafio.


El poeta diseñó las vidrieras y los murales que representan, la Resurrección de Cristo y varias plantas medicinales; los”simples”, que dan nombre a la capilla.



Jean Cocteau dans le jardin d'Offranville, de Jacques-Émile Blanche, 1913.
Musée des Beaux-Arts de Rouen.

● ● ●
Un amigo duerme

Tus manos extendiendo las sábanas eran mis hojas muertas.
Mi otoño amaba tu verano.
El viento del recuerdo hacía golpear las puertas
de lugares donde estuvimos.

Te dejaba mentir un sueño egoísta
Donde el sueño borra tus pasos.
Crees estar donde estás. Es tan triste
estar siempre donde no se está.

Vivías sumergido en otro tú mismo,
Y tu cuerpo se abstraía tanto,
que parecías de piedra. Es difícil, cuando se ama,
no tener más que un retrato.

Inmóvil, despierto, visitaba estancias
a las que nunca volveremos.
Mi loca carrera no me hacía mover los brazos,
el mentón apoyado en el puño.

Cuando volvía de aquel recorrido inerte,
Te encontraba aburrido,
Con los ojos cerrados, tu aliento y la mano abiertos,
Y la boca llena de noche.

¿No nos pareceremos a ese águila de dos cabezas,
Al Jano de doble perfil,
A los hermanos siameses que muestran en las ferias,
A los libros cosidos con un hilo?

El amor convierte a los amantes en un solo monstruo de felicidad,
erizado de crines y crines,
Y ese monstruo, ebrio de ser su propia presa,
se devora a cuatro manos.

¿Qué amistad es esta larga soledad?
¿A dónde se dirigen los amigos?
¿Cuál es, este laberinto donde nuestro triste estudio
es reunirnos en el sueño?

Pero ¿qué es lo que tengo? ¿Qué me pasa?
Me duermo. No debería dormir.
A menos que, si duermo, no vaya a la deriva
En el sueño en el que te he perdido.

¡Dios! ¡Qué hermosa es una cara cuando nadie la insulta!
El sueño, copiando a la muerte,
La embalsama, la limpia, la repinta, la reesculpe,
Como en Egipto a sus durmientes de oro.

Así te contemplaba, enmascarado por tu cara,
Insensible a nuestro dolor.
Tu ola moría al borde de mi orilla
y se alejaba de mi corazón.

La divina amistad no es el hecho de un mundo
que siempre se sorprenderá por ello.
Y siempre, ese mundo, confundirá
nuestros amores y amistades.

El tiempo ya no cuenta en nuestro monasterio.
¿Qué hora es? ¿En qué día estamos?
Cuando nos llega el amor, en lugar de callarlo,
de inmediato lo contamos.

Yo corro. Tú también corres, pero contra corriente.
¿A dónde vas? ¿De dónde vengo yo?
¡Ay! no tenemos nada de dragón chino,
ni de flautista hindú.

Enredados en la cumbre de tus crisis,
Amantes, amantes, felices amantes…
Ser para ti el ogro con alas, esculpido en las iglesias,
en torno a los capiteles romanos.

Somos dos brazos anudados por las almas
(Para eso se esfuerzan los cuerpos.)
Sólo el nuestro es un infierno sin llamas,
Un vacío donde se buscan los muertos.

Acodado junto al lecho veía en tu sien
latir la prueba de tu sangre.
Tu sangre es el mar rojo donde se apagó mi lámpara…
Ahí nunca desciende una mirada.

Uno de nosotros visitaba los hielos de memoria,
el otro, las mezclas que hacen
el sol y el mar removiendo sus destinos
a través de vidrios, sobre el techo.

Y esto es lo que tu ojo interior contempla.
Sólo tenía que tomar tu brazo
Para hacer, al despertarte, desvanecerse el templo
que se construía entre tus sábanas.

Me quedaba inmóvil observando. El codo
en la rodilla, el mentón en el aire.
No podía sostenerme porque nada me suelda
a los mecanismos de tu carne.

Y yo soñaba, y tú soñabas, y todo gravedad.
La sangre, las constelaciones.
El tiempo, que no existe en absoluto, y parece ir tan deprisa…
Y el odio de las naciones.

Tus ropas tiradas, los pliegues de las telas,
su hato de sombra, sus detalles,
Parecían un cuerpo después de la catástrofe
que los transformó en espantajos.

Lejos de la cama, en el suelo, uno de tus zapatos
Moría, vivía aún un poco…
aquel desorden tuyo, sólo era heridas.
Pero ¿qué puede hacer un durmiente?

Te seguía. Imitaba tus gestos.
Se te adivinaba.
Y ¿no se diría que la manga de tu chaqueta
Acababa de soltar un revólver?

Así, en los arrabales, un robo, un suicidio,
Convierten la ciudad en una tumba.
Tendida sobre el duelo, tu cara plácida
era el alma de todo aquello.

Volvía al camino, disgustado por el sueño,
como en la época del Canto llano.
Mi edad se acorta y el sol alarga
la sombra que hago al caminar.

Entre todas, esta sombra era reconocible.
Está bien mi aspecto.
Está bien, ante mí, en un desierto de arena,
Mi cuerpo alargado con la tarde.

Esta forma de mi sombra demuestra el infortunio.
¿Qué puede esperar mi sombra?
Sino el final del día y que el claro de luna
la derrumbe tras de mí.

Es suficiente. Vuelvo. Tu desorden es el mismo.
Sólo tú puedes cambiar su aspecto.
Donde el amor no teme despertar lo que ama
la amistad vela con respeto.

El cielo es atravesado por falsas estrellas, por autómatas,
Águilas con cara humana.
Despertarte, hijo mío, sería para que combatieras.
El sueño desarma tus manos.

Jean Cocteau



● ● ●

Poeta, dramaturgo, novelista, pintor, diseñador, crítico, cineasta y ocultista, Jean Cocteau, nació en Maisons-Laffitte, cerca de París, el 5 de julio de 1889.

Cuando su padre, Georges Cocteau se suicidó disparándose en la cabeza, sus hermanos mayores, Marthe y Paul fueron enviados a vivir con los abuelos, mientras que él, que apenas tenía nueve años, permaneció junto a su madre, Eugène Lecomte, que lo educó en una continua sobreprotección.

Empezó a estudiar en el Lycée Condorcet, pero pronto fue expulsado por su absoluta falta de disciplina y aunque lo intentó de nuevo en el Lycée Fénelon, nunca obtuvo resultados positivos, ya que jamás le interesaron los estudios reglados en aquellos centros.

No obstante, empezó a escribir buenos poemas desde muy joven, despertando, con apenas 19 años un profundo interés por su obra, en Édouard de Max, que no dudó en presentarlo y apadrinarlo en la llamada matinée poética, del Teatro Fémina, publicando, el año siguiente un primer poemario titulado La lampe d’Aladin.

Aquel mismo año, 1909 –seguía viviendo con su madre-, tuvo un breve romance con la actriz Madeleine Carlier, a la vez que hacía amistad con el gran bailarín Serguei Diaguilev, y se familiarizó con la compañía de danza de este último, integrándose así en los círculos de la danza y el teatro.

La muerte temprana y súbita, el 12 de diciembre de 1923, de su queridísimo amigo, el escritor Raymond Radiguet le afectó tan profunda y dolorosamente, que aseguró que nunca más volvería a escribir.



R. Radiguet. De Modigliani. 1915

Cocteau y Radiguet habían fundado Le Coq, revista en la que colaboraban, entre otros, el futuro y célebre académico Paul Morand, o el no menos reconocido Tristan Tzara, quien, a su vez se convertiría en el principal representante del Mouvement Dada.



Retrato de Tristan Tzara. Robert Delaunay, 1923. MNCA Reina Sofía, de Madrid

Por otra parte, en un vano intento de escapar al dolor, se acostumbró al opio, creándose una dependencia que, a pesar de sucesivos intentos clínicos de desintoxicación, no pudo abandonar durante el resto de su vida.

En 1925 conoce a Jean Desbordes (1906-1944) también escritor, a quien representará en sus 25 Dessins d'un dormeur de 1929.



De: 25 Dessins d'un dormeur / Dibujos de un durmiente

Desbordes, que fue un gran activista de la Resistencia durante la ocupación, contribuyó, con otros muchos, al éxito del desembarco de Normandía, pero murió en 1944 a causa de las torturas infligidas por colaboracionistas obedientes a la Gestapo.

En 1930, cuando Jean Cocteau realizó su primera película, de carácter surrealista, titulada La sangre de un poeta, aparecía el propio Desbordes como actor.

En 1932 mantuvo una relación amorosa con Natalia Paléi -Наτаля Павловна Палей-, más conocida como la Princesa Paléi, una descendiente directa de los Romanov, refugiada a causa de la revolución bolchevique. Al parecer, Cocteau la inició en el consumo de opio, como medio para olvidar el terror. Amiga de Merlène Dietrich y actriz ocasional para Visconti, quedó embarazada durante aquella relación con el poeta, pero sufrió un aborto natural, suceso del que Cocteau habla en Le passé défini.

Cocteau conoció aquel mismo año a Marcel Khill, con quien realizó en 1936 su viaje alrededor del mundo en 80 días -Mon Premier voyage-, en el que Khill es Passepartout

Tras el inicio de la guerra, en septiembre 1939, Khill fue mobilizado al frente de Alsacia. Obtuvo una cruz de guerra, pero a causa de ciertas dificultades en las comunicaciones, antes de conocer la noticia del armisticio, murió en el frente en junio de 1940.

En 1938, Khill había conocido a la dibujante e ilustradora Denyse de Bravura con la que se prometió. Denyse fue quien recibió la noticia de su muerte en Alsacia



¿Bravura?



Dos años después del fallecimiento de su madre, Cocteau rodó La Belle et la Bête, que estrenó en 1946, con un guión creado ad hoc para Jean Marais, actor sobradamente conocido como hiper-guapo, que se había convertido en su compañero amoroso casi desde que se conocieron, en 1937. La no oculta relación entre ambos provocó múltiples comentarios y críticas, que inspiraron a Cocteau para escribir un conocido ensayo contra la homofobia.

Marais representó un papel sin texto en Edipo Rey. En 1938, protagonizó el drama, Los padres terribles y, en 1946 intervino también en su pieza teatral -también dramática-, titulada El águila de dos cabezas; en buena parte, inspirada en la historia de la emperatriz Sissi, cuya acción transcurre en un castillo de leyenda, al estilo de los de Luis II de Baviera.



Castillo en el que transcurre la acción de El Águila de dos cabezas

Y en la celebrada película Orfeo, estrenada en 1950.



Cocteau ante su dessein de Orfeo



Jean Marais en Poncio Pilato, de 1962

Tras protagonizar múltiples películas; la última, en 1996, dirigida por Bertolucci, Marais falleció en Cannes en 1998, convertido en defensor a ultranza de la obra de Cocteau.

El gran mentor artístico del poeta, tanto en el teatro como en el cine, fue su amigo Christian Bérard -Bebé, como le llamaba Cocteau-, autor de sus mejores escenografías, que falleció en 1949, con sólo 47 años.

Cocteau fue elegido miembro de la Academia Francesa en 1955, donde su sorprendente discurso de recepción fue brillantemente respondido por André Maurois. En Nueva York también lo fue, con carácter honorario, por el Instituto Nacional de Artes y de Letras.

Finalmente, Cocteau murió, como sabemos, en Milly-la-Forêt, el 11 de octubre de 1963, a causa de un ataque al corazón, producido, sólo unas horas después de ser informado del fallecimiento de su gran amiga, la inolvidable Édith Piaf.



Edith Piaf, París, 19.12.1915 - Plascassier, Grasse, Alpes Marítimos, 
11 de octubre de 1963

C'est le bateau qui achève de couler. C'est ma dernière journée sur cette terre. Je n'ai jamais connu d'être moins économe de son âme. Elle ne la dépensait pas, elle la prodiguait, elle en jetait l'or par les fenêtres.

La nave acaba de naufragar -declaró Cocteau-. Es mi último día en la tierra. Jamás conocí a un ser más dadivoso de su propia alma; no la gastaba, la prodigaba, la echaba, como oro, por las ventanas.



Cocteau - Piaf


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