Cuenta Plinio el Viejo en su Historia Natural, que los pintores Zeuxis y Parrasio -siglo V aC.- discutían sobre cuál de los dos pintaba con más realismo. Para comprobarlo, cada uno propuso una obra. La de Zeuxis, era un muchacho con un cesto de uvas; algunos pájaros y moscas, confundidos, se acercaron a picotearlas y todos dieron por hecho que ganaba Zeuxis.
Pero entonces Parrasio, dijo:
-De acuerdo; ahora, retira el lienzo que cubre mi obra.
Y cuando Zeuxis quiso hacerlo, no pudo, porque el paño era pintado y como él lo había creído verdadero, se consideró derrotado por la perfección de su oponente.
Zeuxis pintando a un joven con uvas
Detalle de mural. Gallery of the History of Ancient Painting. Hermitage.
Fragmento del mismo relato en la obra del tratadista de arte Antonio Palomino
Córdoba, 1655 - Madrid, 12 de agosto de 1726
Parece que las primeras “muscae depictae” que se conocen con cierta seguridad, fueron obra de Giotto, realizadas como una broma para burlar a su maestro Cimabue:
Cuenta Giorgio Vasari (1511 - 1574) en su Vite de' più eccellenti architetti, pittori, et scultori italiani, da Cimabue insino a' tempi nostri, que Giotto di Bondone (1266/1267-1337) ya mostraba talento artístico a los 11 años.
Mientras apacentaba un rebaño, Giotto dibujó una oveja con yeso en una piedra plana. Entonces lo vio el maestro Giovanni Cimabue (1240-1302), y, considerando que la oveja era tan natural y bien ejecutada que parecía viva, sorprendido por el prematuro e innato talento del muchacho, se propuso convencer al padre para que le permitiera iniciar su aprendizaje artísitico.
Giotto aprendió con tanta perfección, que incluso Dante Alighieri (1265-1321) en su Divina Comedia asegura que superaba a su maestro: Cuando el poeta se encuentra con Oderisi de Gubbio, otro gran artista e iluminador, que solía andar con la cabeza baja, le habló sobre Giotto.
Canto XI del Purgatorio: (vv.94-99)
Ed. Bartolomé Mitre, 1922
De hecho, hoy sigue siendo considerado como el primer artista –o uno de los primeros-, que superó los límites y conceptos del arte pictórico medieval.
Giotto pintando el Retrato de Dante, de Dante Gabriel Rossetti, 1852
Añade Vasari, que cuando Giotto aún empezaba a aprender con Cimabue, un día pintó una mosca en la nariz de un retrato creado por el maestro; una mosca tan natural, que cuando volvió Cimabue para continuar su obra, varias veces intentó espantarla con la mano, pensando que era real, hasta que advirtió su error.
Parece que Giorgio Vasari, tan famoso por sus biografías, como por el hecho de haber acuñado el término Rinascita – Renacimiento, se limitó a transmitir la anécdota del griego Apeles (352-308 aC.). Desde entonces, la mosca reapareció en la pintura con notable frecuencia, sin que haya otra explicación para tal hecho, que las antiguas anécdotas relatadas
En realidad, la aparición de estos insectos en la pintura, no debería ser llamativa, dada su numerosa presencia a lo largo de los siglos, siempre en el entorno biológico humano, y, como veremos en algunas pinturas, también en el “divino”.
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Me evocáis todas las cosas.
yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
... ... ...
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.
Antonio Machado, Soledades. 1903
Con relación al arte pictórico, mejor que “Las Moscas”, tal vez fuera conveniente titular esta entrada, “La Mosca”, pues en casi todas las obras presentadas, aparece una sóla, aunque hay algunas excepciones, pero vale el título para el conjunto.
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Petrus Christus: Retrato de un Cartujo (1410/20-1473). MET-NY
La mosca aparece sobre el marco -también pintado-.
Retrato de un cartujo es una pintura al óleo sobre tabla de roble, creada por Petrus Christus, clasificado entre los primitivos flamencos y realizada en 1446. La obra forma parte de la colección de Jules Bache expuesta en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, (MET). La tela aparece firmada y fechada por el autor, como: PETRVS ● XPI ● ME ● FECIT ► Aº 1446, en el borde inferior del marco, tan simulado como la mosca que se posa en el mismo.
Se trata de una obra temprana del artista, lo cual no le resta perfección -como puede apreciarse en el detalle de los expresivos ojos y otros rasgos faciales-, pese a su aparente sencillez. Todavía deja ver la influencia de Jan van Eyck, aunque ya presenta ciertas novedades respecto al maestro, como el empleo de uno de los primeros ejemplos de la citada técnica pictórica conocida como trompe-l'œil o trampantojo.
El Retrato de un Cartujo presentaba un halo en torno a la cabeza del personaje cuando fue adquirido por el MET de Nueva York en 1944. El halo, sin embargo, es rarísimo en la pintura primitiva flamenca, por lo que, sin duda fue añadido al original mucho después de su creación. Por otra parte, tampoco se sabía de ningún cartujo canonizado en los Países Bajos a mediados del siglo XV; en torno a 1446 en concreto.
Tras el estudio de estos y otros detalles, se llegó a la conclusión de que, lo más probable es que se tratara de Bruno de Colonia (1030-1101) fundador de la Orden de los Cartujos, canonizado en 1623, fecha en la que se entendería la decisión de añadir al halo, lo que, por otra parte, se habría hecho en España, pues los datos sobre la pintura, la identifican como propiedad de la familia Dos Aguas, de Valencia, todavía en el siglo XIX.
En 1911, cuando la adquirió el americano Jules Bache, aceptó la recomendación de eliminar el halo, que resultaba incompatible con el estilo y el empleo de la perspectiva de Christus.
El lienzo después de la restauración
Otro caso dudoso -en cuanto a la adición del halo-, es el cuadro titulado Un orfebre en su taller, del mismo artista, si bien el título en inglés que aparece asignado por el Metropolitan, permitiría identificar al personaje -posiblemente- con San Eligio.
Petrus Christus: A Goldsmith in His Shop, Possibly Saint Eligius. MET-NY
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Crucifixion Mística: Los Cuatro Doctores de la Iglesia y San Pablo, contemplando la Crucifixión, ca. 1445. Princeton University Art Museum, N. Jersey.
Obra de Lorenzo di Pietro o de Francesco di Giorgio e di Lorenzo (1410 – 1480), conocido como Vecchietta, o quizás, de Mateo de Giovanni. 1435-1495, aunque también se atribuye a Joan Rosato, español, entre 1447–1482.
La mosca en la calavera al pie de la cruz.
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Madonna con Niño, de Carlo Crivelli, c. 1480. Venecia, c. 1435 – Ascoli Piceno, c. 1495. Jules Bache Collection
Esta obra, perfectamente conservada, es una de las más exquisitas del artista. Los Trompe-l'oeil sirven de fondo como comparación para resaltar la belleza de María. Las manzanas y la mosca representan aquí símbolos negativos, a los que se oponen el pepino y el jilguero, en la mano del Niño, que serían símbolos de redención. La firma de Crivelli aparece en lo que simula ser un trozo de papel adherido a la tela de seda con trocitos de cera. El significado de la mosca está por resolver.
La pintura flamenca puede haber inspirado la notable precisión de ciertos detalles, como en el fondo, a nuestra derecha, donde aparecen dos figuras con anchos turbantes (infieles).
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Cristo sostenido por dos ángeles, c.1490.
Giovanni Santi / Sanzio, 1435 – 1494; padre de Rafael Sanzio
Museum of Fine Arts, Budapest
A finales de la década de 1480 Santi entró al servicio de los duques de Urbino -Guidobaldo da Montefeltro y su esposa Elisabetta Gonzaga-, como pintor y poeta. En esta segunda faceta compuso un poema épico de 23.000 versos, titulado Crónicas Rimadas. en cuyo Libro 91, titulado Discurso de la Pintura, relata la ficción de una visita a Mantua del padre de su patrón, y ofrece un completo panorama del mundo de la pintura en Italia en aquel momento, citando a muchos artistas contemporáneos, entre ellos, Leonardo, Andrea del Verrocchio, Pietro Perugino, Signorelli o Andrea Mantegna, en cuya pintura del Palacio Ducal de Mantua, titulada, Camera degli Sposi, sitúa la secuencia de su relato.
Finalmente, aquel viaje literario se hizo realidad, cuando Elisabeta Gonzaga envió al artista a Mantua para que retratara a su hermano Ludovico Gonzaga y a su esposa Isabel d’Este.
Mantegna: Camera degli Sposi. 1474. Palazzo Ducale, Mantua
En la Camera no hay Moscas, pero si aparece Il Cane Rubino
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La Virgen de la Mosca
o Sagrada Familia con Santa Magdalena y Santa Catalina
Colegiata de Sta. María la Mayor, de Toro, en Zamora.
Posible imagen de Isabel I, reina de Castilla -con el libro-, o quizás de Santa Catalina de Alejandría. Atribuida a Gérard David y a Jan de Gossaert.
Fue atribuida a Michel Sittow; c. 1468–c. 1525, en el Inventario de la colección de pinturas de Margarita de Austria, que es donde se identifica al personaje como la reina Católica. Posteriormente se dijo que era de Fernando Gallego, cuya firma figuraba en la pintura, hasta que una restauración en 1966 desveló que la firma era un repinte para tapar algún daño, y que fue añadida por un discípulo de dicho maestro, quizás, como también se ha apuntado, como homenaje a Sittow, apodado “Mosca”.
En 1927, Manuel Gómez Moreno propuso la autoría de Gérard David o la de Adrian Isenbrandt, e incluso a Ambrosius Benson, conocido como el Maestro de Segovia.
Es una pequeña pintura de 92x79, de finales del siglo XV o principios del XVI, y la mosca en cuestión, además de otros detalles son añadidos posteriores evidentes.
Sittow sí es el autor de los famosos retratos de Fernando y Catalina de Aragón, ambos en el Kunshistorisches de Viena.
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Retrato de Luca Pacioli, atribuido -sin acuerdo general-, a Jacopo de' Barbari, 1495. Museo Nazionale di Capodimonte
Jacopo de' Barbari, era conocido en Alemania como Jacob Welsh, Nacido en Venecia entre 1445 y 1470, falleció en Bruselas en 1515/16. Se fue a Alemania en 1500 y se convirtió en el primer artista renacentista famoso en el Norte de Europa. Fue asimismo el primero en introducir el trompe-l’oeil.
El estudiante que acompaña a Pacioli podría ser Guidobaldo de Montefeltro, duque de Urbino, que aparece algo ajeno a la demostración euclidiana del maestro.
La obra está firmada IACO. BAR VIGEN/NIS 1495, y contiene sorprendentes efectos como los reflejos paisajísticos en el vidrio, cuya imagen es aquí aclarada para su mejor percepción.
Rombicuboctaedro
La mosca se encuentra en una nota sobre la mesa de trabajo de Luca Paccioli, 1445-c. 1517
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Retrato de una Mujer de la familia Hofer. Artista deconocido suabo alemán. c. 1470, National Gallery. Londres
La Mosca no es, sino uno más de los detalles de este extraordinario retrato, a pesar, como en la mayoría de los casos en la época, de su aparente simplicidad, o quizás, precisamente, por esta causa. En este caso, más bien distrae la atención del observador.
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Giovanni Agostino della Torre y su hijo Niccolò, de Lorenzo Lotto (c. 1480 - 1556). 1515 National Gallery, London.
La incomprensible Mosca, en el paño que lleva Agostino en la mano derecha.
Lorenzo Lotto ha sido casi ignorado por la crítica y la Historia del Arte durante siglos, pero el ya citado Giorgio Vasari, uno de los más reconocidos críticos del siglo XVI, escribió una breve biografía suya, explicando algunos de sus cuadros en su Historia de los mejores pintores, escultores y arquitectos.
Las referencias a Lotto desaparecieron, tal vez a causa de que sus obras se encuentran sólo en pequeñas iglesias y museos locales. En 1796, el abad Luigi Lanzi volvió a mencionar al artista en la Historia pictórica de Italia, pero fue en 1895 cuando Bernard Berenson, reconocido historiador del Renacimiento, dedicó una monografía, con gran éxito, al pintor veneciano, recuperando su nombre como uno de los principales maestros del siglo XV.
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Autoritratto del pittore con la moglie, del Maestro di Francoforte, de 1496.
Museo Reale di Belle Arti. Anvers
Hay una mosca en la cofia de la mujer y otra, junto al plato.
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En un cráneo de la obra Vanitas de Bartholomäus Bruyn (1493 – 1555)
Benedetto Pagni. San Sebastián
Benedetto Pagni da Pescia, nació en Pescia –como refleja su nombre-, donde se sabe que trabajó desde 1524 hasta su fallecimiento en 1578. Fue Maniesrista de la Escuela de Mantua. Formó parte del grupo de ayudantes de Giulio Romano para la decoración del Palazzo de Te, obra maestra del citado Romano. Pintó el Martirio de San Lorenzo para la Basílica de Santa Andrea in Mantua. También pintó unas Bodas de Caná para la Catedral de Pescia.
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Niños comiendo fruta, de Bartolome Esteban Murillo (1617 - 1682).
Munich, Alte Pinakothek
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Muy interesante. Felicitaciones!
ResponderEliminar¡Muchas Gracias!
EliminarEstá genial. Muchas gracias
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