miércoles, 30 de octubre de 2019

Poesía en la Historia III • Antecedentes de La Pléyade • Luise Labé y la ESCUELA DE LYON


Louise Labé, poétesse lyonnaise. Anonyme, fin XVIIIe début XIXe. Musées Gadagne, Lyon.

Tras la desaparición de Clément Marot (1544), la gran figura de la poesía francesa en el Siglo XVI, muchos poetas quisieron imitarlo -en el sentido más preciso del término-, formando la llamada, Escuela Marótica, en la que destacó Mellin de Saint-Gelais, pero, precisamente, a causa de su falta de originalidad, esta escuela se convirtió en el blanco de las burlas y ataques de los autores que serían conocidos como La Pléyade.

Mellin de Saint-Gelais, dibujo de François Clouet. Museo Condé.

Pero después de Marot y antes de que las estrellas literarias de la Pléyade empezaran a brillar, el hálito creador literario se desplazó a la ciudad de Lyon, donde también surgió un interesante grupo poético, que conocemos como la Escuela Lionesa, con poetas como Maurice Scève. Una de cuyas características innovadoras de esta escuela, fue la pertenencia a la misma, de algunas mujeres, como fueron, Pernette Du Guillet y, sobre todo, Louise Labé.
A pesar de que es citado y recordado como «escuela», no fue constiuida propiamente como tal, sino que se trataba de un grupo de humanistas, amigos entre sí, aunque todos escribían poesía, pero su nexo era más bien su admiración por la obra de Maurice Scève. A lo largo de unos veinte años, entre 1540 y 1560, se significaron esencialmente por su independencia y libertad de estilo, y dentro del petrarquismo o el platonismo, según los casos, cada componente aportó un estilo personal para rimar sus versos, sobre un fondo que sí que compartían, tal vez como una “moda” reinante en aquel momento; el amor contrariado.

Sus representantes más conocidos, son: el citado Maurice Scève; Pernette du Guillet y Louise Labé, fundamentalmente. 


Junto a los anteriores, también aparecen los nombres de Antoine Héroët, Guillaume des Autels y Pontus de Tyard -traductor de Marsilio Ficino y León Hebreo-.

Antoine Héroët, 1492?-1568. Un neoplatónico, amigo de todos los humanistas de su época, especialmente de Marot. Su obra más conocida es La Parfaicte Amye – La Amiga Perfecta.

Podemos citar, asimismo, otras figuras, algunas de las cuales casi han sido olvidadas, aunque pueden leerse poemas interesantes de todos ellos.

Claude de Taillemont, (1506-1558?), fue también neoplatónico, si bien se ocupó más de la experimentación ortográfica, tan propia de aquel momento, como otros lingüistas bien reconocidos de su tiempo, como Pierre Ramus o Louis Meigret, quienes, igual que había ocurrido con el castellano, intentaban acercar lo más posible la ortografía a la pronunciación.

Taillemont fue considerado, en cierto modo, como lo que hoy diríamos, feminista, pero, fundamentalmente, hay que destacarlo como precursor de las audaces novedades introducidas definitivamente por los poetas de la Pléyade.

Étienne Dolet, poeta e impresor.


Barthélémy Aneau (1500-1561): también amigo personal de Marot, y, como tal, sospechoso de ser partidario de la Reforma, motivo por el que fue asesinado por católicos extremistas. Había traducido la République d'Utopie de Thomas More.

Blasons de Vauzelles

Jean de Vauzelles, 1495?-1559? Fue sacerdote y caballero de Malta. Compuso obras para ser cantadas, especialmente conocido como mecenas, al igual que su hermano Mathieu, que era cuñado de Scève. Se hicieron célebres sus Blasones; del Cabello y de la Muerte, considerados elegantes, aunque artificiosos. El Blasón de la Muerte inspiró una danza macabra de Hans Holbein, el Joven.


Eustorg de Beaulieu, 1495-1552, nacido noble, pero el menor de la familia, se convirtió en mendigo, vagabundo, libertino mujeriego, músico y maestro de música de la familia de Gondi; sacerdote de la iglesia romana, evangélico, etc., y compuso, entre otras obras, un supuesto Blason du cul.


Jean Visagier, también conocido como Johannes Vulteius, Ioan Vulteii, Jean Voulté, Vouté o, incluso, Faciot; Gilbert Ducher y Nicolas Bourbon, escribieron en latín, Epigramas y Odas.


Guillaume Aubert (1534?-1600?) tras crear algunos poemas de circunstancias, publicó, en 1568 las poesías de los principales representantes de La Pléyade, como Joachim du Bellay.


Guillaume de La Tayssonière, Antoine du Saix, Guillaume Guéroult


Antoine du Moulin et Antoine Fumée.
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Una vez presentadas, siquiera de forma escueta algunas de la figuras más representativas de esta época literaria, centraremos nuestra atención en tres de los principales representantes de la Escuela de Lyon: Maurice Scève; su amada Pernette du Gillet y, por supuesto, en Louise Labé.

Maurice Scève, (1500-1564) poeta considerado el fundador de la Escuela Lionesa de poesía. Nunca puso su nombre a las obras que publicó, pero se tiene la certeza de que son suyas.

Es posible que fuera doctor en Derecho. En 1530 viajó a Aviñón y participó en la búsqueda de la tumba de la mítica Laura de Petrarca, que había muerto allí durante una epidemia de peste.

En 1536, el poeta Clément Marot, que entonces estaba exiliado en Ferrara bajo sospecha de protestantismo, inició el modelo de los blasones: poemas que elogian o glosan partes del cuerpo. La idea tuvo gran éxito entre los poetas lioneses, hasta el punto de que se convocó un concurso en el que Maurice Scève participó con cinco blasones y, con el Blason du sourcil - Blasón de la ceja, ganó un premio que le entregó Rénée de Francia, Duquesa de Ferrara. 

Scève encabezaba un grupo de literatos de Lyon que trataban de conciliar una filosofía hermética con el espíritu de Platón, pero también formaba parte de las personalidades más activas de la ciudad y fue uno de los organizadores de las fiestas que se organizan en honor del rey Francisco I con ocasión de su visita a la ciudad de Lyon. Era, en definitiva, un apasionado humanista, interesado especialmente en la Italia renacentista. Igual que Louise Labé, a la que se suele considerar dentro de Escuela Lionesa, fue un imitador de Petrarca.

Su obra más conocida es Délie, objet de plus haute vertu / Delia, objeto de la más alta virtud, publicada en 1544. Se la dedicó a la poetisa Pernette du Guillet a la que conoció en 1536, que después fue discípula suya y de la que se enamoró, pero a la que tuvo que renunciar cuando ella se casó en 1538. Además, Pernette du Guillet, murió muy joven –en 1545-. Scève escribió unas Rimas a su muerte. Delia es un poema largo, de estilo petrarquista en el que el autor emplea un lenguaje deliberadamente ambiguo y sugerente, utilizando elipsis y alusiones no muy claras referidas a la ausencia y la imposibilidad del amor.

Pernette du Guillet

En 1548 fue nombrado poeta oficial y volvió a organizar un fasto real, en esta ocasión, en honor del rey Enrique II, que visitó Lyon aquel año.

Junto con otros poetas, entre los que destacaba Olivier de Magny, Scève participó en la obra colectiva titulada: Escritos de diversos poetas en loor de Louise Labé, lionesa.

Lo único que se conoce del final de su vida es su última obra, Microcosmos, un poema cosmológico que se publicó en Lyon en 1562. Es un trabajo muy complejo, dividido en tres libros, cada uno de los cuales contiene mil versos y termina con un terceto.

En Microcosmos Scève hace un canto a la obra del hombre en el curso de la historia, poniendo el acento en uno de los temas favoritos de los renacentistas: la dignidad del ser humano.

Escribió:

La déplorable fin de Flamete - El deplorable final de Fiammetta, de 1535; una traducción de la novela española Grimalte y Gradissa, de Juan de Flores, 1455-c.1525, diplomático y escritor, prerrenacentista, autor, a su vez, de Grisel y Mirabella-. Scève tituló su obra, Breve tractado de Grimalte y Gradissa, que al mismo tiempo es una continuación de la Fiammetta de Boccaccio.

Arion. Églogue sur le trespas de Monseigneur le Dauphin - Arión. Égloga sobre la muerte de Monseñor el Delfín, de 1536.

Délie, objet de plus haute vertu - Delia, objeto de la más alta virtud-, de 1544.

Rymes de gentile et vertueuse dame Pernette Du Guillet -Rimas para la gentil y virtuosa dama Pernete Du Guillet, 1545.

Saulsaye, de 1547.

Microcosme – Microcosmos, de 1562.

Maurice Scève, murió hacia 1564. No parece haber sido muy amante de la fama y la notoriedad, porque casi nunca firmaba sus obras, e incluso, desapareció sin dejar huella. El último testimonio de su existencia se remonta al 22 de junio de 1563, fecha en que su presencia está documentada en la boda de su primo Guillaume du Choul.

Jean de Tournes le atribuye el descubrimiento en Avignon, en 1533, de la tumba de Laura, la inspiradora del Cancionero – Canzoniere, de Petrarca. 

 Délie, objet de plus haute vertu (1544)

Délie fue publicada casi anónimamente –sólo aparecía un retrato y unas iniciales-, en 1544. Está dedicado a una mujer amada, peo con un amor imposible, a la que casi todos identifican con Pernette du Guillet, cuyas Rymes dan testimonio de un verdadero diálogo poético con Scève, por medio, especialmente, de dos anagramas de su nombre.

Se trata de un amplio conjunto de 449 décimas en versos decasílabos, precedidos por una octava y divididos en 50 emblèmes; cada emblema contiene un grabado y un motto, que viene a ser la divisa del grabado, y un cuadro de aspecto geométrico. 

Los grabados representan temas mitológicos o familiares y cada Emblema representa el tema de la décima que le sigue.

En 1547 publicó, de forma anónima, Saulsaye, Églogue de la vie solitaire – Saulsaye, Égloga de la vida solitaria, un largo poema inspirado en Petrarca y Sannázaro, en el que, a través del diálogo entre dos personajes, Antire y Philerme, hace un elogio de la soledad y el recogimiento.

La obra de Scève, entre sus fórmulas elípticas, su ambiguïdad y su desconcertante erudición, fue bien recibida por una minoría de aficionados, y celebrada como una rica invención, pero también fue criticada por la mayoría de sus contemporáneos, hostiles a su hermetismo, entre los cuales, había, incluso, algunos de los principales representantes de La Pléyade.

Hoy, aquel hermetismo, tiende a ser entendido como una marca de poesía pura, que acerca a Scève a los Simbolistas y a Mallarmé, pero tanto clásicos como románticos, relegaron a Scève al olvido. Sin embargo, en el siglo XX:

"Pas un seul vers de la Délie qui ne soit parfait! Comment faisait-il?"
¡No hay un solo verso de la Délie que no sea perfecto! ¿Cómo lo hacía?
Olivier Larronde, poeta (1927-1965)
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Pernette du Guillet

Pernette du Guillet, Lyon, 1520-1545. Habitualmente asociada con Maurice Scève y con Louise Labé.

Tras llevar a cabo unos primeros estudios muy cuidados –aprendió, entre otras cosas, español e italiano-, y a los dieciséis ya era alumna de Maurice Scève, al que, como sabemos, inspiró su obra más recordada; Delia. Parece que entre ellos nació una especie de amor, condenado al fracaso antes de empezar, ya que ella estaba comprometida con Du Guillet, con el que, desde luego, se casó, en 1538.

Murió muy joven -25 años-, durante una epidemia de peste, y la poca obra que se conserva, fue reunida por su marido, al parecer, sin ningún orden establecido, sino, sencillamente, tal como este último la encontró.
Las Rymes de gentille et vertueuse Dame de Pernette du Guillet, lyonnoise -Rimas de Pernette du Guillet.., hablan del amor imposible hacia Maurice Scève, y en buena parte, fueron escritos para ser cantados y, literariamente, tienen su base en una mezcla ecléctica de influencia neoplatónica, petrarquista y marótica. 

Contiene 57 poemas muy heterogéneos y epigramas; canciones; un largo poema alegórico, etc. que en su mayor parte, alaban a un amante elocuente y muy sabio, pero siempre dentro de los límites del honor y la castidad.

Poco más se sabe de ella, excepto que conoció a Scève en la primavera de 1536, cuando él tenía 35 años, frente a los 16 de su alumna. La imposibilidad de su relación, es, pues, el único tema de inspiración de todos sus versos. Scève, por su parte, publicó en 1544, su Délie, dedicado a ella, pero sin nombrarla.

Al igual que Scève, Pernette du Guillet atribuye al amor un poder de elevación moral: “Cuando Amor y Virtud se unen, /el corazón concibe un deseo infinito/muy alto y santo.” Y, de acuerdo con las teorías neoplatónicas, amor y virtud derivan en conocimiento; de ahí el “alto saber”.

A pesar de todo; es decir, del repetido menosprecio del “Amor vicioso”, aparecen ciertos testimonios que confiesan que la amante sueña con bañarse desnuda ante su amor, aunque después rechace cualquier acercamiento, lo cual no dejaría, quizás, de ser un juego poético, y, aunque su poesía no alcance lo que llamaríamos la “perfección”, sería injusto negarle una notable calidad. Así, el largo y melancólico poema final, titulado “Confort”, que supone uno de los más hermosos hallazgos de la poesía amorosa del siglo XVI:

Pues no hay nada, por grande que sea, en este mundo,
Que valga tanto como este dolor que te inunda.

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Louise Labé
Vidriera de Louise Labbé inspirada en "Le Printemps" de Eugène Grasset. Musée Gadagne. Lyon

BNF Gallica

Louise Labé -Louise Charly-, nació en Lyon, en 1525. Fue conocida por sobrenombres, como la Safo de Lyon, la Ninfa del Ródano, o La Belle Cordière -Cordelera- por ser hija de un rico cordelero y estar casada con otro miembro del gremio, el fabricante de ropa Ennemond Perrin, ambos, con el apellido Labé, asumido como marca para sus respectivos negocios, aunque no les correspondía como apellido, ni tenían parentesco entre sí.

De hecho, su padre, llamado Pierre Charly, aprendiz de cordelero, se casó hacia 1493 en primeras nupcias con la viuda de Jacques Humbert, un famoso cordelero, apodado Labé o L'Abbé y, para asegurar su continuidad en la profesión, Pierre tomó el sobrenombre del primer marido de su mujer, haciéndose llamar Pierre Labé. A la muerte de esta primera mujer, Pierre Charly, alias Pierre Labé, se volvió a casar con Etiennette Roybet, que sería la madre de Louise Labé, quien también fue conocida por el seudónimo. 

Apenas existe documentación conocida sobre Louise, hasta tal punto, que se llegó a hacer correr la idea de que, en realidad nunca existió, sino que era una figura inventada por el grupo de poetas de Lyon agrupados en torno a los citados Maurice Scève y su alumna, Pernette du Guillet, componentes más destacados de la citada Escuela Lionesa, así conocida, a pesar de que nunca se constituyó como escuela poética propiamente dicha.

Aun así, sabemos que Labé trabajó junto a sus contemporáneos, sobre todo con Olivier de Magny y Jacques Pelletier du Mans, con los que se agrupó en torno al taller del impresor Jean de Tournes.

Olivier de Magny y Jacques Pelletier du Mans. L’Eneide, edición Tournes, 1552

Louise había estudiado latín, italiano y música, hasta 1545, año en que se casó, con Ennemond Perrin. Reunió una notable biblioteca, en su casa, en la que guardaba los mejores libros editados en griego, latín, italiano, español y, naturalmente, en francés. Casa y Biblioteca se convirtieron en lugar de encuentro del mundo literario más selecto del momento. Poseía Louise, asimismo, unos espaciosos jardines cerca de la plaza Bellecour, donde practicaba la equitación en privado, montando a la brida y no como solían hacerlo las mujeres a asentadillas, es decir, con las piernas al mismo lado.

La peste de 1564, se llevó a muchos de sus amigos y contertulios, falleciendo ella misma, a los 40 años, el 25 de abril de 1566, en Parcieux-en-Dombes.


Sus Obras aparecieron en un momento de auge de la poesía, que coincidió con el gran proyecto de regulación y definición de las bases teóricas de la lengua francesa, en la que participó Joaquim Du Bellay –uno de los siete de la Pléyade-, con su reconocida Defensa e ilustración de la lengua francesa, de 1549.

Labé se alineó con Ronsard -otro de los siete de La Pléyade-, Olivier de Magny, o Pontus de Tyard-, siguiendo los modelos de Petrarca, Cátulo, Horacio y otros, aunque también disponían de modelos a no seguir. 

Concretamente, Louise Labé, muestra una clara influencia de Ovidio, como muchos de sus contemporáneos, demostrando conocer a fondo Las Metamorfosis, por ejemplo, si bien, ella parece más influida por las Heroidas, aunque no en exclusiva, pues en su obra, se advierten muy claramente, ecos de Petrarca, y del Elogio de la locura de Erasmo de Róterdam.

Tomó posición, asimismo, frente a los planteamientos, claramente misóginos de los dos grandes creadores del celebérrimo Roman de la Rose; Guillaume de Lorris y Jean de Meung, si bien su postura nunca fue reconocida en este sentido, y Le Roman de la Rose, sigue siendo una obra capital, en la historia literaria francesa, ¿por qué no decirlo?, a pesar de la difícil y pesada lectura de sus 22.000 versos octosílabos.

Guillaume de Lorris y Jean de Meung.
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Grabado de Pierre Woeiriot de Bouzey. 1532-1599; Pintor, Escultor, Grabador y creador de medallas.

A pesar de ser la poetisa más famosa del Renacimiento francés, todavía hoy es más conocida por una leyenda maledicente, que por sus admirables sonetos de amor. Durante mucho tiempo los censores y aficionados a las biografías escabrosas intentaron aprovechar el reclamo del escándalo, manejando detalles licenciosos y llenos de tópicos, de una vida totalmente hipotética, para inventar el retrato de la ‘courtisane lyonnaise’, a la que Calvino tachó de “plebeia meretrix” y de Baur, de “cortigiana onesta” (¿?), sin que ni unos ni otros pudieran aportar alguna base real para justificar su evidente misoginia, y sin considerar en ella el menor atisbo del aspecto literario, para cuya descripción, sí que disponían de sobrados ejemplos. Es conocido, y esto sí es cierto, uno de los grandes delitos de Louise; utilizaba pantalones para poder montar cómodamente a caballo y “jugar” a torneos. 

En 1555 por privilegio real, Louise Labé se convirtió en la única lionesa de su tiempo, que vio su obra publicada en vida; el “Débat de folie et d'amour”, un texto en prosa; Tres Elegías y Veinticuatro Sonetos. Obtuvo un éxito inmenso e inmediato, y fue reeditada varias veces el mismo año de su publicación; 1556. 

En 1562 murieron su hermano y su marido, y Louise se retiró definitivamente del mundanal ruido hasta su muerte, cuatro años después. 

Louise Labé nunca abandonó su ciudad natal, siguiendo su propia biografía el ascenso y declive de la misma. 

A pesar de los grandes cambios comerciales y culturales del Renacimiento, los papeles del hombre y la mujer no experimentaron cambio alguno: estaba prohibido para las damas expresar sus deseos, pero Louise se saltó la regla al escribir su famoso soneto XVIII -Baise m'encor, rebaise moy et baise.../ Sigue besándome, vuelve a besarme y besa…

Por lo que respecta a la forma, apenas se advierte en sus versos la influencia de la poesía francesa; ni de los ‘Rhétoriqueurs’, ni aun de Clément Marot, pero tampoco la del líder de la escuela lionesa, Maurice Scève. Se habla, quizás de una cierta influencia italiana, que apenas puede definirse como tal, puesto que solo parece hallarse en unos pocos versos, en los que, tal vez resuena algún eco de Petrarca, al que, en todo caso, debería más, en el fondo que en la forma:

Soneto VIII: Je vis, je meurs: je me brûle et me noie,.. (Petrarca).
(Vivo, muero, me quemo, me ahogo…).

Soneto III: Ô longs désirs, ô espérances vaines,.. (Sannazaro).
(¡Oh interminables deseos, oh esperanzas vanas!).

En cuanto a la versificación, Labé fue una de las primeras poetas que adoptó el Soneto en Francia, si es exacto el dato de que compuso los suyos entre 1540 y 1542. Pero, en definitiva. su gran mérito -que también constituyó su gran delito-, es haber sido la primera de su tiempo que expresó una pasión franca y sensual sin recurrir a disfraces ni ambivalencias.

La obra de Louise Labé consta de dos textos en prosa: un prefacio a sus obras en el que anima a las mujeres a escribir, dedicado a la joven noble lionesa Clemence de Bourges, y la citada alegoría dramática: Debat de Folie et d'Amour -Debate entre la Locura y el Amor-, inspirada en Erasmo; la más popular de sus obras, que sirvió de inspiración, a su vez, para una de las famosas fábulas de Jean de La Fontaine.

En verso, escribió tres Elegías al estilo de las Heroidas -entiéndase, Heroínas-, de Ovidio y veinticuatro Sonetos, ampliamente reconocidos, que, por primera vez, desde la antigua poesía griega, cantan sin disfrazarla, la pasión amorosa de una mujer.

Los Sonetos de Labé -que revelan, poéticamente, pero sin idealizaciones, su rotundo amor por el poeta Olivier de Magny, arriba citado, fueron traducidos -ya en el siglo XX-, al alemán por Rainer María Rilke.

Épigramme/ Epigrama atribuido a Clément Marot, en Euvres de Louise Labé Lionnoize:
Escriz de divers Poètes, à la louenge de Louïze Labé Lionnoize / Obras de Luise Labé Lionesa: Escritos de diversos Poetas en alabanza de Louise Labé Lionesa (1555):

Estreines, à dame Louïze Labé

      Louise es tan amable y hermosa,
      Louise que con todo se aviene,
      Louise tiene en los ojos una chispa tan viva
      Louise tiene una cara y cuerpo tan adecuado,
      Un porte tan hermoso, tan bello y tan brillante
      Louise tiene una voz que habla música
      Louise tiene una mano que tan bien toca el laúd,
      Louise pone tanto en todo lo que toca,
      Que no puedo sino alabar a Louise
            Y nunca la alabaré lo suficiente.

Al parecer, durante mucho tiempo, tras su fallecimiento, Louise Labé fue olvidada, pero en la actualidad, su obra experimenta una especie de renacimiento, que no encuentra más problema que la dificultad de su lectura en un francés, que, por entonces, empezaba a fijarse y evolucionar simultáneamente, pero que hoy resulta difícil de comprender.
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