domingo, 20 de octubre de 2019

Poesía en la Historia II • Antecedentes de la Pléyade • ENTERRAMIENTO DE MAROT EN TURÍN. INCÓGNITAS



Este artículo es un extracto, en ocasiones completado, y traducido libremente de: La tumba de Marot en Turín, de Dick Wursten y Jetty Janssen: Nueva luz sobre la ubicación de la tumba y el epitafio de Clément Marot en Turín. Studi Francesi n. 161/2010.

Marot: Retrato supuesto. Corneille de Lyon (1536). Louvre

Siempre se supo que el poeta de la corte francesa Clément Marot -nacido en Cahors en 1496-, murió en Turín en 1544 y que su amigo de toda la vida, Lyon Jamet, escribió un epitafio para su tumba y que lo hizo grabar en mármol. 

Hoy se acepta que el epitafio fue borrado y no se ha podido encontrar la tumba. Recurriendo a la información objetiva con referencias del siglo XVI, como el Voyage d'Italie de Audebert y la Cronaca de Gianbernardo Miolo, ambos hoy casi olvidados, se pueden reconstruir las circunstancias en torno al entierro de Marot, y afirmar que el epitafio, aunque borrado, puede ubicarse casi con precisión, en la Catedral de San Giovanni en Turín. 

El reciente descubrimiento de un dibujo contemporáneo del epitafio original, ha hecho posible una reconstrucción virtual del mismo.

Para reconstruir la presencia de Marot en Turín, hemos de servirnos de informaciones que, en unos casos son seguras y, en otros, probables, advirtiendo siempre, cuando se trata de la segunda opción, en cada circunstancia.

Marot salió de Ginebra en 1543, después del 15 de octubre, fecha en la que se solicitó una pensión para que siguiera trabajando con los Salmos, respecto a la cual, se le respondió que “tuviera paciencia por el momento”. 

Después de pasar algún tiempo en Saboya, cerca de Annécy, parece que trató de recuperar el favor real para volver a Francia, mientras permanecía en Chambéry, donde también residió, antes de dirigirse a Turín; sede del gobernador real francés. En Turín falleció el día 12 de septiembre de 1544, y allí recibió sepultura.

Lyon Jamet escribió un epitafio para su tumba, que fue grabado en mármol y colocado en la Catedral de San Giovanni en Turín.

El epitafio se publicó en Cinquante Deux Psaumes de David, en París, por Jacques Bogarde, en 1546, ya después del 1 de octubre de 1544 -fecha del privilegio- junto con una Déploration de France sur la mort de Clément Marot. 

Deploración sobre la muerte de Clement Marot, soberano poeta francés
Paris : Jean André, Benoît Prévost. 1544. Gallica, BNF

Cuatro obras en verso:

France sur la mort de Clement Marot
La terre parlant a France
Rondeau a France
Autheur aux amys du defunct.

Firmado con la divisa Non qu'a vng seul. Privilegio del Châtelet del 1 de octubre de 1544 a Jean André pour un an. 

Muerte de Clément Marot en Turin el 12 de septiembre de 1544. Impreso por Benoît Prévost según el colofón de P. Renouard, Impresores y libreros parisinos del siglo XVI. Tome I. Abada-Avril, Paris, 1964, n° 161

Algunos autores sugieren que Marot murió en el Ospedale san Giovanni Battista y que el epitafio de Jamet y la tumba estaban allí, pero el título con el que se publicó el epitafio, muy conocido desde que Lenglet Du Fresnoy lo publicó como portada de su edición de las obras de Marot en 1731, no deja dudas:

Epitafio sobre la tumba de Marot, Hecho por Lyon Jamet, esculpido en mármol en la Iglesia de Saint-Jean de Turin, 1544, el 12 de septiembre.

Quizás la dificultad aparece ante el hecho de que la catedral de Turín está dedicada también a San Giovanni, es decir, san Juan Bautista.
Lógicamente, se han buscado rastros de la tumba y el Epitafio, pero ha sido en vano:


-Nicolas Lenglet Du Fresnoy (1674-1755), el primer editor moderno de Marot, escribe en una nota a pie de página (Oeuvres vol. I, p. Xxiv, 1731) debajo del texto del Epitafio: “He pedido a uno de mis amigos que iba a Italia, que viera, al pasar por Turín, si el Epitafio de Clement Marot se encontraba todavía en la Iglesia de San Juan, donde Lyon Jamet, la había hecho grabar. Pero todos los intentos han sido inútiles, ya sea por el paso del tiempo, ya sea por el olvido”.

-Georges Guiffrey –literato y erudito, tradujo «La Feria de las Vanidades» de Thackeray, e interesantes estudios sobre el siglo XVI, pero, fundamentalmente, se entregó a la preparación de una grande y lujosa edición de la obra de Clément Marot, con grabados de la época-, siendo el primero que intentó establecer una edición crítica de la misma, viajando personalmente a Turín en su calidad de senador, para buscar cualquier rastro del autor:

Hemos hecho el viaje de Turín para buscar en la iglesia de San Juan, la piedra bajo la cual debía descansar Marot; no hemos podido descubrir el menor vestigio de esta sepultura… Al no hallar la losa funeraria, que quizás fue retirada en medio de tantas vicisitudes políticas, o tal vez se borró por las pisadas de los fieles, hemos tratado de buscar en los archivos de obituarios de la iglesia, pero los registros se dejaron de registrar bruscamente, algún tiempo antes de la muerte de Marot. El tiempo tiene sus caprichos…

Reaparece así la cuestión con la que cerrábamos la primera parte de la historia de Clément Marot: ¿cómo es posible que un poeta francés con reputación de 'protestante' fuera enterrado en la Catedral, con un poema en francés tallado en mármol sobre la tumba? 

Sin embargo, la cuestión se reduce considerablemente si se tiene en cuenta el contexto histórico, ya que, después de la batalla de Cerisoles, Turín se convirtió en el cuartel general del ejército conquistador y, por lo tanto, en el centro del dominio francés. 

La batalla de Cerisoles fue un enfrentamiento entre el ejército francés de Francisco I y el del emperador Carlos V en el marco de la Guerra Italiana de 1542-1546. La batalla, calificada por el historiador Bert Hall como "maravillosamente confusa", tuvo lugar el 11 de abril de 1544, en las cercanías de la villa de Ceresole d’Alba, en la región italiana del Piamonte. Las tropas francesas bajo el mando de Francisco de Borbón, conde de Enghien, derrotaron a las tropas imperiales bajo el mando de Alfonso de Ávalos, marqués del Vasto y de Pescara. A pesar de que las tropas imperiales sufrieron numerosas bajas, los franceses no fueron capaces de aprovechar su victoria para tomar la ciudad de Milán.


Marques del Vasto, de Tiziano

Masacre entre piqueros y arcabuceros. H. Holbein, Joven.

En 1544, bajo el término "protestante" que después desaparecería, muchos reclamaban y trabajaban por una reforma de la Iglesia; en, y alrededor de Turín; la comunidad Vaudois era muy prominente y la región de Piamonte, se conocía como un lugar seguro para muchos refugiados de Francia, aunque para entonces, la influencia de John Calvin solo estaba emergiendo, de modo que no podemos considerarla todavía como una condición o como un factor de peso ante los hechos relativos al enterramiento de Marot. 

En «Le refuge français dans les vallées Vaudoises» -El refugio francés en los valles Vaudoises-, J. Jalla, escribe sobre el comienzo de la década de 1540: "La tolerancia religiosa era más evidente en el Piamonte que en cualquier otra provincia de la monarquia francesa, por lo que la región sirvió de refugio a algunos que habían sido perseguidos más allá de los Alpes. 

Pero hay otros datos importantes, además de la perspectiva histórica, y uno de ellos, es la certeza de que Marot no era simplemente "cualquiera"; sino que era el "prince des poëtes francoys", y la idea –apuntada en la primera parte-, de que Marot vivió y murió en la pobreza los últimos meses de su vida en Turín, tratando desesperadamente, pero en vano, de recuperar su antigua gloria -el favor del Rey- no se ajusta a la realidad; Por el contrario: los pocos hechos conocidos parecen apuntar en la dirección opuesta. Un testigo contemporáneo del entierro de Marot, Gianbernardo Miolo, un notario, empleado por Gullielmo de Cercenasco, en un pueblo cerca de Turín, nos informa que el Embajador del Rey en Roma, George d'Armagnac, el mismo año en que se le ofreció el cardenalato, corrió con los gastos del entierro de Marot: et in templo archiepiscopali inhumatur expensis Georgii cardinalis Armeniaci. 

Esta simple comunicación ya es reveladora, pero es importante, asimismo, recordar que George d'Armagnac –profundamente inmerso en las guerras italianas y de religión-, no solo fue el embajador del Rey, sino también el protegido de Marguerite de Navarre, que lo había presentado en la corte y que después se convirtió en uno de los diplomáticos más influyentes de Francia, amigo de príncipes y papas y gran amante de las artes.

Georges d'Armagnac y su secretario Guillaume Philandrier. 
Tiziano, Museo del Louvre.

Se sugiere que d’Armagnac encargó el entierro y ordenó la colocación del epitafio, algo que parece bastante creíble. Tal vez el autor del epitafio, Lyon Jamet, fue el que, de hecho, se encargó de que todo se hiciera según lo previsto. Realmente es muy conocido por su amistad con Marot, pero era mucho más que eso; era el señor de Chambruny, de renombre internacional. Desde su marcha a Ferrara, un poco antes de la llegada de Marot, pero después de haber huido por la misma razón, es decir que también aparecía en la lista de personas buscadas desde el Affaire des Placards, estuvo al servicio de la duquesa y del duque de Ferrara, lo cual también sería muy extraordinario si se considera que pesaba sobre él el estigma de 'protestante'. Como secretario personal y embajador del duque, cumplió muchas misiones importantes, tanto en Italia como en Francia.

Detrás de estos dos hombres, dos de las amigas más poderosas de Marot: Marguerite de Navarre y Renée de Ferrara, se hacen también visibles por su implicación. Son las verdaderas instigadoras de su prominente lugar de entierro, lo que confirma, asimismo, que Marot no vivió una vida oscura en Turín, ni su muerte pasó inadvertida. Personas destacadas se ocuparon de su lugar de un descanso final, digno del poeta más eminente de Francia: en la Catedral de Turín, el Duomo San Giovanni.

Las 'Memorias' de Martin du Bellay,
hermano de Jean (Cardenal) y Guillaume (Diplomático), uno de los gobernadores de Turín en 1544.

La descripción de Nicolas Audeber del lugar de enterramiento y el Epitafio
En 1962, Adalberto Olivero desenterró y publicó información "nueva" (es decir, una vez más, la "antigua") sobre la ubicación exacta de la tumba y el epitafio de Marot; información que había encontrado en un manuscrito en Londres, que contenía el informe de Nicolas Audebert, de su viaje italiano de 1574-1578, Voyage d'Italie.

Nicolas Audebert viajó por Italia con cartas de recomendación de amigos influyentes y poemas latinos de su padre (Germain Audebert, quien había viajado por Italia en 1539). Nicolás llegó a Turín el 22 de octubre de 1574 y se fue el 27 de octubre. Adalberto Olivero, 'Una testimonianza trascurata sulla tomba di Clément Marot a Torino', Studi Francesi 16 (1962), p. 263-265. Museo Británico, Lansdowne Ms. 720.

Audebert escribe, con indignación, que el epitafio de Marot en Turín fue borrado justo antes de su llegada. Menciona de hecho que esto fue explícitamente exigido por las autoridades católicas romanas. Junto a la fecha y circunstancia muy precisas, el elemento más interesante de la descripción de Audebert es que también indicó la ubicación exacta de la tumba y el epitafio. Para dar al lector la oportunidad de seguirlo, copiamos la transcripción publicada por Olivero: (Olivero, 'Una testimonianza trascurata ...', p. 264. En la edición crítica de Audebert, Voyage d'Italie, Manucrito. Lansdowne 720, f. 37 r / v.).

Enfrente y al extremo del palacio está la principal iglesia Catedral, llamada San Giovanni, que es muy bella, grande y espaciosa. Hay dos entradas; una al llegar, que conduce directamente al altar mayor, a la cual se asciende por diez o doce escalones de piedra pulida. La otra puerta es pequeña y está a mano derecha, ante la cual hay un pequeño rellano para llegar a la iglesia bajo la cual está sepultado Clément Marot, cuyo epitafio estaba muy cerca, dentro de la iglesia en una piedra rectangular sobre el muro, la cual (Olivero, 1962). Hace poco tiempo fue destruida y su epitafio, borrado, por  consejo y solicitud del Arzobispo y maestros de la Inquisición, con el consentimiento de Su Alteza, aunque Madame la Duquesa impidió y evitó siempre que se le había propuesto. En el Epitafio había una decena de versos en francés, que tal como siguen, fueron escritos por otro poeta francés, llamado Lyon Lamet.

Aquí...
Yace un muerto que vivirá
Mientras en Francia se hable francés. 
Clement Marot de Cahors en Quercy.
el 12 septiembre 1544

Audebert presenta el epitafio en una versión casi idéntica a las ediciones ya conocidas. Según su propio informe, en realidad no vio el epitafio original, ya que estaba borrado cuando llegó a Turín. La información sobre las circunstancias en que se demolió el epitafio parece confiable. Parece que Audebert reproduce información que obtuvo mientras estaba en Turín y a través de su texto se percibe cierta indignación. Aparentemente, el epitafio fue demolido poco después de la muerte de Marguerite de France (15 de septiembre de 1574), siendo ella la única razón por la que no se había hecho antes.

El arzobispo, Girolamo della Rovere, se educó en Francia, conoció a los poetas de la Pléyade, e intentó implementar la reforma tridentina. El consentimiento del duque de Saboya también se puede suponer. No solo apoyó al nuevo arzobispo, sino que parece haber seguido grandes expectativas de los jesuitas: Hay claras señales de que ambos optaron por una recatolización de la región valdense y, por lo tanto, estaban dispuestos a cooperar con los "maestros de la inquisición" para borrar el epitafio de Marot en la Catedral. 

Desde 1560 el misionero jesuita Antoine Possevino trató activamente de volver al catolicismo los valles valdenses. Cuando el duque restauró la Universidad de Turín, reclutó profesores de teología y metafísica entre el clero y decretó que los miembros de la recién fundada (1567) universidad jesuita enseñarían humanidades. (Paul F. Grendler, Las universidades del Renacimiento italiano, p. 88-89). El hecho de que el duque organizara el traslado de la Sábana Santa de Chambéry a Turín en 1578, también dice mucho, aún más porque aparentemente se organizó para complacer al muy piadoso obispo de Milán, Carlo Borromeo.

La 'fama lutherani' de Marot, durante su vida ya indisolublemente unida a su persona, no hizo sino aumentar después de su muerte, especialmente, porque sus salmos eran cantados en la liturgia reformada. 

Además de estos motivos religiosos, tampoco hay que subestimar el sentimiento antifrancés en Turín / Saboya durante aquellos años. La ocupación francesa -desde 1536-, había terminado en 1559, cuando el duque de Saboya -Emanuele Filiberto-, había logrado dar a su ducado en un poderoso rol político en la región, desde la Paz de Cateau-Cambrésis. El italiano se convirtió en el idioma oficial y, en los siglos siguientes, el Ducado de Saboya se convirtió en un factor estable y unificador en la península italiana irremediablemente dividida. Esta relativa independencia, tanto de España como de Francia, del ducado de Saboya, coincidió con el matrimonio del duque con la hija de François I, Marguerite de France. 

El apego personal de Marguerite de France (1523-1574) al 'monumento' de Clément Marot también se puede entender: debió conocerlo personalmente; Marot era el poeta oficial de su padre, y, cuando era niña, incluso una vez había recibido una Epístola de su sobrina, Jeanne d'Albret, que en realidad había sido escrita por Marot. Como hija del primer matrimonio de François -con Claude de France, fallecida en 1524-, fue criada por su tía, Marguerite d'Alençon, reina de Navarra, la más leal partidaria y protectora de Marot. El interés cultural, la mentalidad espiritual abierta y la disposición a proteger personalmente a los refugiados religiosos, reflejan su educación. 

Esta valiosa información proporcionada por Audebert, aportada por Olivero en su artículo en 1962, realmente no atrajo la atención de los académicos de la última parte del siglo XX. En su biografía de Marot (1972), Mayer lo oculta cuando, en una nota al pie de página que hace referencia al artículo de A. Olivero, sorprendentemente, solo escribe: Peu de temps après l'Inquisition semble avoir enlevé toutes traces de ce tombeau. Déjà au dix-huitième siècle il était introuvable.” («Poco después, la Inquisición parece haber borrado toda huella de esta tumba. Ya no se podía encontrar en el siglo XVIII”)

Ubicación de la tumba y el epitafio en el Duomo

Pero lo que es aún más sorprendente es que las indicaciones muy precisas sobre la ubicación del lugar de descanso final de Marot y el Epitafio dentro de la Iglesia parecen haber escapado completamente los ojos de los eruditos modernos, ya que no pude encontrar ninguna referencia a esto en la literatura posterior. Sin embargo, no puede ser más preciso. Audebert da instrucciones precisas, como si quisiera guiar al lector al lugar adecuado: Para encontrar la tumba de Marot, el visitante no debe entrar por la entrada principal, sino tomar la puerta más pequeña a la derecha de la Iglesia.

1. Delante de esta puerta hay un rellano, pavimentado ('perron'/plataforma), bajo la cual está enterrado Marot ("et soubz iceluy est ensepulturé Clement Marot")
2. Para encontrar el epitafio de Jamet, uno debe entrar a la iglesia a través de esa puerta y buscar el epitafio, ya que debe estar cerca ("duquel l'Epitaphe estoit tout proche au dedans de l'église");
3. No debe buscarse en el suelo (como lo hizo Guiffrey), sino en la pared ("en une pierre longuette qui est dans la muraille"/una losa rectangular, sobre el muro.
4. No podríamos esperar encontrarlo, ya que fue completamente demolido y cortado ("martellée"/a golpe de martillo), sin embargo, la ubicación aún podría determinarse.

En base a esta información, se le hizo forzosa una "expedición" a Turín. Aunque no era, en absoluto, ningún experto en arquitectura e inscripciones, y tenía un conocimiento muy general de la historia de Turín, podía inspeccionar y evaluar la situación para determinar si valdría la pena intentar una investigación adicional. Los resultados, como se describe a continuación, se los ofrezco a los verdaderos expertos "tal como son", es decir, sin ninguna pretensión, con la esperanza de que puedan incitarlos a realizar las evaluaciones adecuadas in loco. (Visitamos Turín el lunes 13 de julio de 2009. El museo estaba cerrado (solo abre, viernes, sábado y domingo) y apenas tuvimos tiempo de echar un vistazo rápido y hacer algunas fotos.)

La pequeña entrada en el lado derecho de la Catedral se encontró rápidamente. El espacio frente a él, donde debía estar el 'perron', sirve como oficina para la parroquia de San Giovanni. El espacio de abajo, donde Marot fue enterrado originalmente, ahora se usa como entrada del museo. Los muchos cambios, restauraciones y transformaciones mostraban que era muy poco probable que los huesos de Marot todavía estuvieran allí, pero la ubicación del lugar del entierro en sí parece certificada. 

Desde que se descubrieron los restos de las antiguas iglesias bajo la iglesia existente -restaurada en 1997, después del gran incendio-, los arqueólogos y arquitectos han podido descubrir e interpretar la presencia de 'una segunda iglesia completa' debajo de la 'iglesia superior', aparentemente también destinada a uso devocional. Junto a los restos de tres iglesias paleocristianas, encontraron e identificaron los huesos del cardenal Domenico della Rovere -muerto en 1501-, obispo de Turín y fuerza impulsora en segundo plano, de la construcción de la catedral renacentista completada en 1498. 

(La familia Della Rovere fue "una de las primeras familias históricas más poderosas e influyentes de la Italia moderna ... una familia de papas, cardenales y duques poderosos que financiaron algunas de las obras de arte más conocidas y más grandes del mundo". Colección de ensayos titulada: Patronato y dinastía: el surgimiento de della Rovere en la Italia renacentista, ed. Ian F. Verstegen (Universidad Estatal de Truman, 2007). El papa más famoso de Della Rovere es Julio II (Giuliano Della Rovere, papa de 1503-1513, padre de Felicia). Domenico se convirtió en cardenal en sucesión de su hermano mayor Cristoforo, quien en 1478 fue nombrado cardenal de Tarentaise por el papa Sixto IV (Francesco Della Rovere, sin relación familiar directa). Domenico prefirió el título de S. Clemente en 1479; transferido a Ginebra en 1482, lo cambió por la sede de Turín en el mismo año. En Roma adquirió una capilla en la iglesia de S. Maria del Popolo, que hizo decorar Pintoricchio. A su muerte en 1501 fue enterrado allí, junto a su hermano. Los restos de Domenico fueron luego trasladados a Turín y enterrados en la cripta de 'su' catedral. También se encontraron e identificaron los huesos de Anne de Crequi, (fallecida en 1541), la esposa de Sieur de Langey (Guillaume du Bellay, gobernador de Piamonte).

Estas excavaciones sacaron a la luz que no solo la cripta debajo de la sacristía, un poco más al lado derecho del coro, se usó como un osario: sino que se encontraron lugares de entierro a lo largo de las paredes exteriores de la iglesia, todas ellas documentadas. Uno todavía está en el proceso de inventario.

Perfil - sección longitudinal - del Duomo (con los contornos de la capilla de la Sábana Santa, una adición posterior). La entrada se encuentra entre los pilares 6 y 7, justo antes del crucero.

Parece que en los primeros días de esta catedral esta área se usaba para entierros, elementos que no solo corroboran el relato de Audebert sobre el perron, soubz iceluy est ensepulturé Clement Marot, -la placa bajo la cual está sepultado Clement MArot-, sino que también le proporcionan el contexto necesario para hacerlo imaginable.

La iglesia está llena de epitafios y monumentos funerarios, muchos de ellos colocados en la pared, grabados en mármol. Según el informe de Audebert, el epitafio de Marot se encontraba dentro de la iglesia, en una piedra en la pared, no lejos de la puerta ('tout proche au dedans de l'église en une pierre longuette qui est dans la muraille'). Ambas paredes cercanas a la puerta tenían inscripciones. A la derecha (al entrar a la iglesia) hay una inscripción, bellamente tallada en mármol con un borde elevado. Sobre el texto está el escudo de armas de una familia noble (de la parte interior casi borrada, solo se ve la forma exterior). Debe pertenecer al marqués de Ceva, ya que según el Epitafio, un marqués de Ceva, llamado Cristóforo, fue enterrado allí -Christophorus marchio Cevae.

Ceva es uno de los muchos marquesados en Piamonte, dividido en varios marquesados menores. Perdióierde su independencia -es decir, el vínculo feudal directo con el Emperador-, cuando Carlos V se lo otorgó al Duque de Saboya en 1531.

Epitafio de Cristóforo di Ceva (a la derecha de la puerta al entrar a la Iglesia)

También se menciona la razón por la que fue enterrado en la Catedral de Turín: estaba relacionado como ('nepos') con el propio Domenico della Rovere, en el texto simplemente conocido como el cardenal de S. Clemente ('cardine [nos] Sancti Clementi') Cristoforo di Ceva murió el 15 de mayo de 1516. Podemos suponer que la piedra estaba fija y firme en ese lugar en particular cuando en 1544 el epitafio de Jamet para Marot, debía colocarse en una pared cerca de la puerta.

En la pared opuesta (a la izquierda al entrar en la iglesia) una piedra recuerda que Claude Guichard fue enterrado allí; consejero e historiógrafo del duque de Saboya, un famoso arqueólogo (especializado en antiguos ritos funerarios) y poeta francés. El epitafio nos informa que murió el 8 de mayo de 1607.

Epitafio de Claude Guichard (a la izquierda de la puerta al entrar a la Iglesia)

Claude Guichard (nacido alrededor de 1545), estudió en Turín, fue un amigo cercano y colega del (más famoso) Antoine Favre. Guichard es recordado principalmente por sus Funerailles et diverses Manieres d'ensevelir des Rommains, Grecs et autres nation (Lyon, Jean de Tournes, 1581), dedicada al duque de Saboya. También tradujo Livius y publicó Quatrains sur la vanité du monde, un género poético muy popular en ese momento en Francia. Intrigante es el adagio al final de este epitafio ("Soli fide Deo vitae quod sufficit opta / Sit tibi cara salus caetera crede nihil". por lo demás, no teman a nada '), no tanto por el parecido superficial a' sola fide 'sino porque es citado 50 años después por Guy Autret, señor de Missirien, en la dedicación al obispo de Cornwall de su edición de 1659 de Albert Le Grands Vie des Saints de la Bretagne. Se refiere a este adagio escrito por "un auteur pieux", caracterizándolo como uno de los mejores resúmenes de lo que se escribe sobre la fe. (p. xxii, edición Quimper, 1901). Esto sugiere que fue publicado. Nos preguntamos si Guichard lo escribió, lo publicó. o su amigo Favre? O no.

Este epitafio es posterior a la eliminación de la inscripción de Jamet en 33 años. Por lo tanto, es muy posible que este fuera el muro 'tout proche' -muy cerca-, en el que hasta 1574 se podía leer el Epitafio de Jamet. Echamos un vistazo más de cerca y notamos algo extraño. Contrariamente al epitafio en la pared opuesta (y muchos otros en esta iglesia), este epitafio no fue tallado en mármol, con un borde como tantos otros en la iglesia; parecía no ser realmente grabado: estaba, más bien, pintado en la piedra que tallado en ella. Un espacio rectangular en una pared blanqueada. Mirando aún más de cerca, notamos aspereza en el lugar donde el borde superior e inferior (pero no era un borde, la pintura blanca simplemente se detuvo allí), como si algo hubiera sido cortado y la superficie no estuviera correctamente alisada. Por supuesto, la iglesia ha sido dañada, restaurada y repintada muchas veces. Y tal vez hay otra explicación para esta peculiaridad, pero, de todos modos: mirando esta inscripción posterior a Audebert, parecía bastante imaginable que su inscripción cubriera el lugar de una anterior, la del epitafio de Jamet para Marot, que había sido eliminado por la fuerza ("Martellée"). Todos los elementos:

               no lejos de la puerta del lado derecho ...
               justo al lado de la iglesia ...

Aunque no habíamos visto el epitafio de Jamet con nuestros ojos físicos, teníamos la fuerte impresión de haberlo visto con ojos espirituales, una pequeña pero dulce venganza contra aquellas personas que habían tratado tan vigorosamente de borrar todos los rastros de Clément Marot de Cahors. Quercy.

Amberes, 25 de julio de 2009. Dick Wursten & Jetty Janssen.

Post Scriptum

Ya de vuelta en casa, terminada la investigación para escribir este artículo, nos llamó la atención una publicación reciente de Richard Cooper, en la que relata que había encontrado una imagen del epitafio original en Turín; el dibujo de un estudiante que, a mediados del siglo XVI viajó por Italia, España, Alemania y Francia comprobando epitafios y otras inscripciones. Su recreación termina con dos epitafios dedicados a Marot, y a Jamet. (Harvard, Houghton Library, Ms. Typ 152, f  179v, Imagines sepulcrorum et epitaphiorum inscriptiones antiquae.) 

El texto del epitafio en mayúsculas con abreviaturas y errores ortográficos -que podrían deberse al hecho de que lo talló un artista italiano, lo que, demostraría que el dibujo no es falso-, termina así: Obit Thaurini An .DMDXLIIII. D.XII..S.- Murió Anno Domini 1544 en el 12 día de septiembre. 

El grabado de este estudiante viajero, es el mismo que cerró la entrada anterior.

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