domingo, 26 de julio de 2020

FANTIN-LATOUR • RETRATOS DE GRUPO • I • HOMENAJE A DELACROIX

1: Cordier 
2: Legros

Fantin-Latour. Autorretrato, 1853

Ignace Henri Jean Théodore Fantin-Latour, o mejor, sencillamente, Henri Fantin-Latour, nació en Grenoble, el 14 de enero de 1836 y falleció en Buré, Normandía, el 25 de agosto de 1904. Fue un pintor realista, intimista y también litógrafo.

Junto con su hermano Théodore (1805-1872), se preparó para ingresar en la Escuela de Bellas Artes en 1854, donde tuvo compañeros como Edgar Degas, Alphonse Legros y Jean-Charles Cazin y, finalmente, asistió al taller de Gustave Courbet.

Se casó, en 1876, con Victoria Dubourg, que también era pintora, y, a partir de entonces, empezó a pasar los veranos en la residencia de la familia de ella en Buré, en la Baja Normandía.

Fantin-Latour. Autorretrato
Victoria Dubourg, retratada por Fantin-Latour en 1873. Bellas Artes de Gante

Fantin-Latour fue miembro de varios grupos, como el llamado “de 1863”; del “Cénacle des Batignolles” o la “Societé Japonaise du Jinglar”, cuyos miembros solían reunirse para cenar a la japonesa.

-Siempre sentías una especie de temor al acercarte a él, a causa de aquellos rudos modales que los artistas de su generación afectaban a menudo, como señal de una noble independencia, -diría Jacques-Émile Blanche, amigo del pintor, pero de la generación siguiente.

Latour realizó varios retratos colectivos, o de grupo, de los que nos ocuparemos detenidamente, en especial, a través de la presentación de sus componentes, pues no todos pertenecen al mundo del arte, ni son igualmente conocidos.
Homenaje a Delacroix • Fantin-Latour

Delacroix y Fantin-Latour

Fantín-Latour creó la primera de sus grandes pinturas de grupo, en homenaje a Eugène Delacroix, poco después del fallecimiento de este, en 1863. La obra representa, pues, un testimonio de admiración -que no siempre fue bien comprendido-, pero, a la vez, pretendió mostrar una especie de manifiesto de una nueva tendencia pictórica.

El arte no puede permanecer extático, o perdería todo su interés testimonial. Fantin-Latour, se consideraba, ya desde la década de 1830, ante la oposición, Clásicos vs. Románticos, como representante de la modernidad y de la renovación, siendo Ingres, quizás, el más reconocido representante de los primeros.

J.A. Dominique Ingres: Autorretrato, 1804. Musée Condé. Chantilly, Oise. Fr.

El gran poeta Charles Baudelaire, uno de los personajes que conforman el grupo, fue un incondicional admirador de Delacroix y como tal se declaró siempre, en privado, y en público, y a través de la prensa, alabó la obra del artista en sus artículos de crítica dedicados a los Salones. En la referida al Salón de 1846, concretamente, aseguró que Delacroix era el primer representante de la escuela moderna, en oposición a Ingres.

La noticia del fallecimiento del pintor, afectó dolorosa y profundamente al poeta, que asistió a su entierro, -el 17 de agosto de 1863-, junto a otros personajes del mundo artístico del momento, como Édouard Manet o el propio Henri Fantin-Latour; todos ellos igualmente entristecidos por la gran pérdida, pero también dolidos por la tibieza de las reacciones manifestadas públicamente al respecto, considerando que se trataba de un artista de probada calidad, que, además, había participado, de forma activa y brillante, en el embellecimiento de algunos edificios nacionales, como fue la decoración de la capilla de los Saints-Anges, de la iglesia de Saint-Sulpice, en París; una de sus últimas obras. Ciertamente, la prensa apenas se ocupó de él y, dentro del mundo artístico, sólo Théophile Gautier, Paul de Saint-Victor y Arsène Houssaye, lo recordaron. El entonces representante de la Academia, François Jouffroy, apenas le dedicó un breve discurso, que además sonó frío, hueco y de compromiso.

Ante aquellas reacciones obviando el genio de Delacroix, entre incomprensión, ignorancia o desinterés, Baudelaire y Fantin-Latour pensaron en la creación de un cuadro, como homenaje a aquel que consideraban –ni más, ni menos-, como el "pintor más original de los tiempos antiguos y modernos”. De aquella iniciativa resultó este Homenaje a Delacroix.

1864. Orsay, París

El Homenaje a Delacroix / Hommage à Delacroix, de 1864, se encuentra en el Museo de Orsay, en París, y Latour lo pintó el año siguiente de la muerte de Delacroix. Hay diez personajes –incluido el autor-, que miran al espectador, posando ante un retrato del artista homenajeado.

La obra, de notables dimensiones -160 x 250-, presenta a diez hombres reunidos ante un retrato de Delacroix que aparece en el centro de la composición. Ninguno de ellos lo mira, por cierto, sino que todos dirigen la mirada al espectador; a nosotros.

Los amigos y defensores de Delacroix presentes en el lienzo, son, de izquierda a derecha, en la parte inferior, el escritor y crítico Edmond Duranty; el artista creador del mismo, Fantin-Latour, con camisa blanca ablusonada y la paleta en la mano. El pintor americano James Whistler–de pie entre el pintor y el retrato-; el crítico y escritor Jules Husson, más conocido como Champfleury, sentado y, finalmente, el poeta Charles Baudelaire.

En la parte superior, los pintores, Louis Cordier, Alphonse Legros, Édouard Manet -ya a la derecha de la imagen de Delacroix-, Félix Bracquemond y Albert de Balleroy.

Las flores bajo el retrato, aportan un toque de luz, color y, tal vez, incluso, esperanza. a la escena.

Como muy pronto hizo notar la crítica, no se trataba de un grupo compacto; ni como amigos, ni, estrictamente, como admiradores de Delacroix, por lo que, tal vez es posible considerar el esfuerzo de Fantin-Latour por crear tal homenaje, frente a rencillas, críticas, acaso envidias, pequeñas o grandes, etc. De hecho, se estaba planificando la obra, cuando Duranty criticó a Manet en la prensa, algo que Latour no le perdonó fácilmente; Duranty y Manet, sin embargo, hicieron pronto las paces, pero Fantin permaneció siete años enemistado con el crítico. Y, como esta anécdota, muchas más y más graves, separaban a algunos de los asistentes entre sí. De hecho, Fantin-Latour, tampoco representa entre los retratos ningún matiz, que pueda interpretarse como la existencia de una amistad mutua y múltiple compartida, sino que representa exactamente lo que es: "somos un grupo diverso que nos hemos prestado a participar en el homenaje a Delacroix, a petición de Fantin-Latour. Ni siquiera es necesario que seamos sus fieles admiradores, pero se trata de un colega que ha fallecido.”

De hecho, podemos considerar que Latour realiza un espléndido trabajo, aunque no idealiza nada él, sin no es, precisamente, la desaparición de Delacroix.

Por otra parte, los “figurantes”, quizás unidos entre sí, paradójicamente, más a causa del rechazo o la indiferencia del público y la crítica, de que hemos hablado, se proponen, no obstante, manifestar su unidad ante la renovación artística que pretendían llevar a cabo y que -en cierto modo-, ya “sonaba” desde la creación de famoso Salon des refusés/Salón de los Rechazados, en 1863. 

Fantin-Latour, Legros, Manet, Whistler, Balleroy y Bracquemond representan –o lo intentan-, la corriente que apoyan y a la que pertenecen, o creen pertenecer, pues el intento duró poco tiempo, dado que a algunos de los presentes, les movía, en buena parte, el resentimiento y una sensación de desagradecimiento por parte del entorno artístico, habida cuenta, incluso, que, por ejemplo, Fantin-Latour no era admirador de la obra de Balleroy, y otros, como Legros, Champfleury y Manet, se prestaron a formar parte de la escena, más por su amistad con Latour, que por su admiración hacia Delacroix.

Finalmente, cuando la obra se presentó en el Salón de 1864, despertó más polémica, que admiración, al ser considerada, antes como un manifiesto del realismo, que como un verdadero homenaje al pintor fallecido. Aunque Gustave Courbet -considerado como el fundador y máximo representante del realismo-, no aparecía en la obra, la presencia de Champfleury y la de Manet, se interpretó en este sentido.

Courbet fotografiado por Nadar, en 1860

El grupo fue calificado de presumirse como admiradores de Delacroix, cuando la mayoría de ellos, eran todavía demasiado jóvenes y no muy conocidos, ni por el público, ni por la crítica, añadiendo –los críticos de arte podían mostrarse feroces en ocasiones-, que la finalidad de la obra, no era honrar al gran Delacroix, sino la de darse a conocer algunos de los artistas presentes.

Fantin-Latour contestó personalmente a la crítica publicada Le Figaro, “presentando en sociedad” a los personajes menos conocidos de la pintura, y declarando su decidida voluntad de homenajear al artista fallecido, aunque se definió a sí mismo como admirador de Courbet y el realismo, igual que los demás asistentes. Tal declaración no fue, ni mucho menos, aplaudida por la crítica, pero dejó claros los principios del cambio que se estaba produciendo en el arte y, además, logró –algo que el mismo no podía prever-, fijar su imagen, su persona y su personalidad artística definitivamente, a través de aquel Homenaje.

Los "presentes" en El Homenaje a Delacroix (1 y 2)


1. Henry Louis Cordier

Henri-Louis Cordier, también conocido como Luis Enrique Cordier, nació el 26 de octubre de 1853 en París, donde murió, el 4 de enero de 1926. Era escultor.

Fue hijo del escultor Charles Cordier (1827-1905) y de Félicie Anne Berchère, su esposa. En su registro de nacimiento, aparecen como testigos, Charles Antoine Cordier, el abuelo del niño y el pintor Louis Joseph Devers, nacido Giuseppe Devers, que se convirtió al año siguiente en tío materno del escultor, al casarse con Marie Berchère, hermana de Félicie, su madre.

Henri-Louis Cordier comenzó su formación como escultor con su padre y se perfeccionó, después de un viaje por Europa, en el taller de Emmanuel Frémiet (1824-1910) y luego en el de Antonin Mercié (1845-1916). Se estrenó en el Salón de 1876 con una estatua de yeso de Fernand Cortez.

En 1877, el Estado le compró la estatua ecuestre Le Ralliement para la escuela secundaria militar de Saint-Cyr. Conocido por sus obras de gran formato, como el Monumento a los hermanos Montgolfier, o el del General Lasalle, y por su participación en el concurso para el Monumento al General Artigas, que se le encargó en 1908, por la comisión de la municipalidad de Buenos Aires responsable de los preparativos para la conmemoración del centenario del 25 de mayo de 1810- compuesta, entre otros miembros por Adolfo Carranza y Ernesto de la Cárcova.

La duda. De Lecordier. Plaza de San Martín, Buenos Aires.

Esta comisión designó a Cordier para la realización de una estatua del general Azcunénaga, destinada a uno de los diez monumentos conmemorativos proyectados en honor de los miembros de la Primera Reunión. El contrato, acordado el 22 de septiembre de 1908, estipulaba que la obra debía llegar a tiempo al puerto de Buenos Aires para ser inaugurada el día de la celebración del centenario. Pero, después de recibir una fotografía en abril 1909, la comisión juzgó que la estatua no estaba en conformidad con el programa. Otras dificultades relacionadas con la elección de la ubicación retrasaron la colocación del monumento que, finalmente se inauguró en 31 de diciembre de 1910, último día del centenario.

El escultor era miembro del jurado del Salón de artistas franceses.
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2. Alphonse Legros

Henri Fantin-Latour, Portrait de l'artiste Alphonse Legros (1856), 
Minneapolis Institute of Art.

Alphonse Legros, nació el 8 de mayo de 1837, en Dijon y falleció en Walford, cerca de Londres, -nacionalizado británico-, el 8 de diciembre de 1911. Fue pintor, grabador, escultor y medallista. Enseñó en el University College de Londres e introdujo el arte del dibujo en el Reino Unido, al final de la época victoriana.

Desde la adolescencia asistió a la Escuela de Bellas Artes de Dijon, y fue aprendiz en el estudio del Maestro Nicolardo, pintor de imágenes, formándose en el comercio del arte, antes de irse a vivir a París, con el apoyo de Jean-Baptiste Beuchot, en 1851, donde ocupó pequeños empleos al servicio de tratantes de arte. 

Después entró en la Petite École, donde conoció a Jules Dalou, Auguste Rodin, Charles-Émile Cuisin, los hermanos Regamey y a Henry Fantin-Latour, en el taller de Horace Lecoq de Boisbaudran. Siguió los cursos nocturnos de la École des Beaux Arts de Paris, haciéndose amigo del americano Whistler.

Legros:Frédéric Regamey. Cleveland

Su primer aguafuerte conocido, se titula Paysage y data de 1854.

Uno de sus retratos fue aceptado en el Salón de 1857, y en aquella ocasión fue considerado como un pintor realista. Realizó muchos aguafuertes, especialmente, retratos y escenas cotidianas, como La Charrette, o Le Pêcheur. También ensayó temas religiosos, como puede verse por sus obras, Le Calvaire, L’Angelus, de 1859, o el Ex voto

Invitado por Edgard Degas participó en la Segunda Exposición de los Impresionistas, sin compartir verdaderamente sus enfoques pictóricos, pues se interesaba cada vez más en los grabados sobre cuero.

Legros: Autorretrato. Cleveland.

Animado por Whistler se fue a vivir a Londres en 1863 y se casó con Frances Rosetta Hodgson, en 1864. Después de realizar diversas actividades estrictamente para su supervivencia, consiguió una plaza de profesor de grabado en el South Kensington School of Art, hasta que fue llamado por el University College de Londres, donde, entre 1876 y 1892, fue un maestro entregado a la enseñanza y a sus alumnos, profundizando en el estudio de los artistas antiguos, como Holbein, Rubens, o los dibujantes italianos del Renacimiento. De hecho, su influencia sobre los dibujantes británicos de fin de siglo, fue importante y duradera, participando en la recuperación del interés de la época por el grabado, siendo también uno de los que devolvieron el prestigio a la punta de plata, una técnica que, para entonces había caído en desuso.

Alphonse Legros, de Felix Bracquemond. 1861. NPG Londres

En 1880 se convirtió en miembro fundador de la Royal Society of Painter-Printmakers. aunque no dominaba propiamente la lengua inglesa, fue reconocido, no obstante, por el establishment, y obtuvo la nacionalidad británica en 1881, prosiguiendo su creación en Inglaterra, sobre todo, en el dominio del grabado; aguafuertes y medallones, sin abandonar, no obstante, sus lazos con Francia, donde, en 1862, se convirtió en miembro fundador de la Société des aquafortistes, cofundada por Alfred Cadart en París, con el cual mantuvo siempre el contacto.

Por todo ello formó parte del retrato de grupo de su antiguo compañero Fantin-Latour en 1864, que como sabemos, se encuentra en el Museo de Orsay, donde también se conserva un retrato de Léon Gambetta, pintado por Legros en 1875.

Legros: Gambetta. Cleveland

En 1871 albergó en Londres al escultor Jules Daloy, cuando huía de la represión de la Comuna. Dalou hizo un busto de Legros en 1876. 

Hay que mencionar también su vieja amistad con Auguste Rodin, al que retrató en 1882 y al que inició en el grabado, cuando el escultor vivió en el Reino Unido, en 1881. Rodín, a su vez, hizo un busto de Legros.

Del mismo modo, Albert Besnard, a quien él mismo había enseñado el arte del aguafuerte, en la década de 1870, también le hizo un retrato en 1883.

Legros descubrió caminos creativos menos limitados después de su marcha, cuando se jubiló, en 1892. Dibujó y grabó temas diversos, como paisajes de campo, actividades humildes, o escenas más dramáticas, sin abandonar los retratos de artistas contemporáneos como Victor Hugo, Jules Dalou, Hector Berlioz, Charles Holroyd, o de personajes influyentes de la gentry, o alta burguesía, como Thomas Henry Huxley, el cardenal Manning, o lord Cavendish.

  Legros: J. Dalou. Charles Holroyd. Th.H. Husley. Cleveland.

Alphonse Legros dejó algunas esculturas, como, por ejemplo, unas fuentes creadas para el duque de Portland. Su obra grabada se compone de más de 700 piezas, entre ellas, unas cincuenta litografías.

Legros: Champfleury [nº.9 en el Homenaje]. Cleveland. 

Legros: Los poetas Tennyson y Longfellow. Cleveland

Legros: Estudio de manos. Cleveland
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