Rennes-le Château. Un lugar solitario y de difícil acceso, que proyecta su sombra sobre las cumbres pirenaicas y sobre la historia más antigua, recóndita y legendaria de Europa.
Tras la destrucción de Jerusalén el año 70, el tesoro de su Templo fue llevado a Roma, donde debió conservarse durante unos tres siglos, hasta la caída del Imperio. El año 410 el monarca visigodo Alarico saqueó Roma, apoderándose de aquel Tesoro del Templo, que, aproximadamente, dos años después, llevaría consigo al sur de la Galia, donde fundó un reino en la zona de Rennes-le-Château. Si fue así, pudo haberlo ocultado en algún lugar del entorno, ya que su verdadero valor consistiría más en poseerlo, que en gastarlo o disgregarlo; al menos, así se ha creído durante siglos.
Los visigodos permanecieron en Rennes hasta que llegaron los Merovingios, que tenían por costumbre enterrar a sus reyes con sus tesoros. –Clodoveo I se coronó en París en 507-, Dagoberto II, se casó, precisamente en Rennes-le-Château, con la princesa visigoda Gizelle de Razés, recibiendo su herencia. La celebérrima riqueza de los merovingios, documentada por la arqueología, está en el origen de toda clase de elucubraciones, aún no resueltas, con respecto al tesoro que se supone oculto en la región de Rennes.
Por otra parte, la leyenda del Grial asegura que en el siglo I, José de Arimatea, también desembarcó en el sur de Francia, con María Magdalena y que llevaban consigo el Grial en el que portarían la sangre de Jesús.
Es cierto que el sur de la Galia recibió a muchos exiliados, desterrados, o perseguidos, entre ellos, algunos históricamente conocidos, como Herodes Antipas o Poncio Pilatos. Es por tanto, muy posible que María Magdalena y José de Arimatea, incondicionales seguidores de Jesús, estuvieran entre ellos, del mismo modo que numerosos judíos, que hallaron un lugar de acogida en esa zona del sur de Francia, a la que se llegaba de forma relativamente fácil por mar.
Pero aquí aparece la segunda cuestión dominante en este asunto. Al parecer, María Magdalena llegaría con un hijo en brazos, cuyo padre sería Jesús. De acuerdo con esta circunstancia, el Santo Grial, cáliz que se supone conteniendo la sangre de Jesús crucificado, no sería sino la evolución de las palabras Sang Real, en el sentido de que Magdalena llevaría consigo aquel hijo, de la sangre de Jesús, que, de un modo u otro, llegará hasta nuestros días.
Así pues, el tesoro en cuestión, ¿es algo material, o es la Sang Real? Y esta, a su vez, ¿sería la del cáliz de la crucifixión?, ¿la transmitida de padres a hijos?, o quizás, como también se dijo, el Grial ¿no sería sino la copa utilizada durante la última cena de Jesús con sus apóstoles?
Los Templarios - Pauperes Commilitones Christi Templique Salomonici - Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón-, tras la Primera Cruzada, ya conquistada Jerusalén, se establecieron, precisamente, muy cerca del Templo, donde permanecieron hasta el año 1120.
A partir del año 1135 o 1140 el Temple se convirtió en una fuerza política y económica que llegó a alcanzar enorme poder, lo que, a la larga, provocó su repentina y espantosa destrucción. La Orden fue disuelta y desautorizada en 1312, y sus principales representantes condenados a la hoguera. Pero en torno a los caballeros, nunca desapareció el brillante halo que los hacía poseedores de inmensas riquezas cuyo destino final se convirtió en un misterio sujeto a múltiples interpretaciones. Una de ellas, defiende que aquel tesoro invaluable, no era, sino, precisamente, el Grial, que los caballeros supervivientes llevarían consigo, a algún lugar próximo a Rennes-Le-Château.
Tras un período de silencio secular, el párroco de aquella localidad, François Bérenger Saunière, fallecido en 1917, volvió a sacar a la luz una serie de supuestos relativos al Grial, tanto en su vertiente María Magdalena, como en lo que se refiere al tesoro, ya fuera Templario, Cátaro o Merovingio, sin olvidar, como veremos, las actividades del famoso Priorato de Sión.
Nacido el 11 de abril de 1852 en Montazels, cerca de Rennes, en 1879 fue ordenado sacerdote, y en 1885 destinado a la parroquia de Rennes-le-Château. Apenas tenía ingresos y parece ser que completaba su alimentación con la pesca y la caza, es decir, que era un cura pobre, cuya parroquia, la que había sido testigo de la gran boda de Dagoberto II con Gizelle de Razès, estaba casi en ruinas a finales del siglo XIX. Ya en los primeros meses en su destino, Saunière arrostró una suspensión temporal tras pronunciar un sermón abierta y fieramente antirrepublicano en período de elecciones, lo que, en contrapartida, le aportó las simpatías del partido monárquico.
Reintegrado a su parroquia, en el verano de 1886, su ciega adhesión a la causa monárquica, le proporcionó 3.000 francos de mano de la condesa de Chambord, viuda de Henri de Bourbon, pretendiente al trono de Francia. Al parecer, empleó aquel dinero en la restauración de la iglesia y sería entonces, cuando al separar el pilar visigótico que servía de base al altar. encontró –parece–, unos pergaminos escritos en clave. El sacerdote los mostró a los albañiles, algunos de los cuales, todavía en 1958, declararon haberlos visto.
Aquellos documentos cambiarían la vida del sacerdote, que no volvió a pasar hambre, sino todo lo contrario, y el devenir de la propia parroquia, que restauró totalmente, empleando en ello enormes sumas, y convirtiendo la iglesia y su entorno en un sucesivo ir y venir de visitantes, comunes o célebres.
Además de la aparición de aquellos documentos, o quizás, a causa de lo contenido en ellos, Saunière observó la existencia de una misteriosa tumba de piedra, medio oculta entre la vegetación, muy cerca de Rennes-le-Château.
La tumba de Pontils, Arques
Inmediatamente, Saunière dedujo que se trataba de la tumba que aparecía como tema central del óleo pintado por Nicolás Poussin en 1647, titulado Les Bergers d'Arcadie II, una pintura cargada de misterio, pudiendo llegar a ser el escondrijo del tesoro, o, incluso, la tumba de Jesús.
Tanta gente empezó a acercarse a la tumba para excavar en busca de míticos tesoros, que, en principio se colocó un cartel con la prohibición de hacerlo.
Prohibidas las excavaciones en las tierras de la Comuna de Rennes-le-Château
Sin embargo, la prohibición no surtió efecto, lo que demuestra el enorme impacto de todo lo sucedido –o imaginado-, en el entorno de Bérenger. La tumba fue más tarde dinamitada, en vista de la inutilidad de la prohibición.
Les Bergers de l’Arcadie, II de Nicolas Poussin
La pintura representa de forma reconocible, en el centro, el pico Bugarach,
y a la derecha, la falda del monte Cardou; el pico Blanchefort y la colina de Rennes–le–Château.
Poussin. Autorretrato, 1649 –55 años.
Saunière acudió al Museo del Louvre, para encargar, entre otras, una copia de esta obra que allí se custodia, en la que tres pastores –bergers–, a los que observa una mujer sin identificar, analizan atentamente las palabras inscritas en la piedra: Et In Arcadia Ego.
Hay una versón anterior realizada por el mismo pintor, en la que también aparece la leyenda, pero en esta ocasión, los actores ostentan perfiles claramente helénicos.
Et in Arcadia ego. Primera versión, 1628–30.Chatsworth House, Derbyshire, RU
ET IN ARCADIA EGO
Aparece en las Bucólicas de Virgilio, que sitúa en una idílica Arcadia a unos pastores sicilianos, sobre los que también había escrito Teócrito en sus Idilios. El tópico renació en el entorno de los Médici y en 1502 Sannazaro publicó el largo poema titulado Arcadia, que quedó en la imaginación secular como la idea de un mundo ideal, ya extinguido.
Es el hecho de que la frase no tenga verbo, lo que, al parecer, se ha interpretado como su aspecto esotérico, significando que hay algo que deducir, más allá de las palabras que aparecen e incluso de las que deberían aparecer. Se ha transcrito de diversas formas. Por ejemplo: I TEGO ARCANA DEI; Poseo el Secreto de Dios, lo que se habría interpretado como el hecho de que una tumba como la representada en la pintura, guardaría los restos de Jesús. Esta idea, también respondería a otra interpretación del anagrama: I[ESU] ARCAM DEI TANGO; Toco la tumba de Dios J[esús].
Se aplicaron todos los arcanos a la tumba encontrada en Pontils, dado su parecido con la de la pintura de Poussin, pero, además de que, como sabemos, fue dinamitada, se sabe que había sido construida a principios del siglo XX.
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Aunque en realidad no hay pruebas de que Saunière hiciera aquel viaje a París, se aventura la posibilidad de que se relacionara con la entonces famosa soprano Emma Calvet y que a través de ella conociera a algunos personajes de la Orden Rosa Cruz, entre los cuales figuran Claude Debussy o Erik Satie. De haber ocurrido, sería entre 1891 y 1892. Más tarde se produjeron bastantes testimonios acerca del hecho de que Saunière recibía en Rennes importantes visitas procedentes de París.
Los cambios de tren de vida que se produjeron casi de forma inmediata, en la vida de Saunière, apenas llamaron al principio, la atención de los habitantes de Rennes-le-Château, hasta que empezó a correr la voz de que había encontrado parte de los tesoros de los que siempre se había hablado; y que procederían de la mítica fortuna de los Templarios, que ni el rey, Felipe IV, ni el pontífice, Clemente V, que los condenaron y ejecutaron en 1307, habrían encontrado entonces. Sin embargo, Saunière jamás habló de ello, y su silencio sí que hizo pensar al obispo de Carcasona que quizás ocultaba algún asunto turbio.
Nadie había pensado hasta entonces, en la fortuna que pudo haber amasado el párroco, con los incontables encargos de misas que recibió, desde que los rumores de sus hallazgos empezaron a extenderse. Al parecer, ni aun celebrando misas durante las veinticuatro horas del día, habría podido cumplir con todos los encargos que recibió, y que, por supuesto, cobró.
En todo caso, y a pesar de múltiples investigaciones, no se supo qué era lo que había cambiado de tal manera la historia de Saunière y de su parroquia, ya que, como hemos dicho, él jamás lo explicó, si bien dejó múltiples pistas para que otros intentaran desvelar el misterio.
Para redondear la intriga, Saunière decidió completar la obra de reconstrucción y embellecimiento de su iglesia, añadiendo diversos detalles, algunos tan sorprendentes, que no pueden sino aumentar la perplejidad que provoca todo lo relacionado con este hombre y este lugar. Para empezar, colocó la siguiente inscripción en la entrada de la iglesia:
Terribilis est locus iste - Este lugar es terrible
Después decoró la columna que soporta la pila de agua bendita, a la entrada, ni más ni menos, que con un horrible diablo, Asmodée.
En su silueta se cree ver también la figura de un caballo de ajedrez que, además, mira al suelo de la iglesia, donde 64 baldosas claras y oscuras, forman un tablero de ajedrez, en el que aplicando el movimiento del caballo, también se obtienen algunas conclusiones.
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Ante los turistas sorprendidos, la joven se refugia en la gruta llamada de la Virgen, cerca de la iglesia, y habla por teléfono, largamente, en árabe, después, vuelve a la iglesia tranquilamente, saca un hacha y empieza a golpear la célebre pila que es sostenida por una representación de Asmodeo. Decapita al famoso demonio rojo, le corta un brazo y pone un Corán a su lado. Después golpea el bajorrelieve del altar de Marie-Madeleine, ante los visitantes estupefactos.
Rápidamente, allí mismo, los gendarmes detienen a la joven sin la menor resistencia. Se establece un perímetro de seguridad en el pueblo y un equipo de remoción de explosivos llegado por la tarde, se pone manos a la obra.
24 de abril de 2017 ÚLTIMA HORA
Iglesia de Rennes-le-Château: una mujer cubierta con un velo blanco decapita al diablo rojo.
Una joven destruye parte de la pila de agua bendita y del altar de la iglesia.
El domingo (23), hacia las 9 de la mañana, una joven de unos veinte años, sola y llevando un abrigo negro, se presentó en la oficina de turismo de Rennes-le- Château, preguntando por los horarios de apertura de la iglesia, que, según dijo, tenía intención de visitar.
El empleado le indica los horarios y ella decide entonces tomar un café y luego deambular por las calles. Hacia las 11:15, pide en una cafetería lavarse las manos y unos minutos después, reaparece vestida con una larga capa blanca, un velo en la cabeza y una máscara de estilo veneciano sobre la cara.
En esta época del año, unos sesenta habitantes viven en el lugar, y naturalmente, así vestida, la joven no pasó desapercibida, incluso a pesar de que en este lugar de los misterios están acostumbrados a ver pasar visitantes extraños en busca de tesoros.
Se trataba de algo diferente, cuenta un vecino:
-Enseguida me di cuenta de que no tenía nada que ver con el tesoro del cura Saunière.
Ante los turistas sorprendidos, la joven se refugia en la gruta llamada de la Virgen, cerca de la iglesia, y habla por teléfono, largamente, en árabe, después, vuelve a la iglesia tranquilamente, saca un hacha y empieza a golpear la célebre pila que es sostenida por una representación de Asmodeo. Decapita al famoso demonio rojo, le corta un brazo y pone un Corán a su lado. Después golpea el bajorrelieve del altar de Marie-Madeleine, ante los visitantes estupefactos.
Acto seguido, dan aviso y el alcalde interviene. Constata los hechos y llama a la gendarmería. Frente a la joven, sorprendentemente tranquila, le pregunta por qué ha realizado esos actos y ella responde muy serena:
-Hoy, aquí es día de elecciones presidenciales, mientras que en Siria, Occidente bombardea y mata niños. ¡Sois todos unos descreídos! Mi marido está allí.
Rápidamente, allí mismo, los gendarmes detienen a la joven sin la menor resistencia. Se establece un perímetro de seguridad en el pueblo y un equipo de remoción de explosivos llegado por la tarde, se pone manos a la obra.
El alcalde, alexandre Painco no sale de su asombro:
-Estaba decidida y su acción fue premeditada. Eligió el día de las elecciones y este lugar preciso para obtener un impacto mediático importante y así poner en riesgo a la República Francesa.
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Los relieves que representan las estaciones del Via Crucis a lo largo de los muros de la Iglesia, contienen detalles que en algunos casos alteran notablemente su contenido tradicional, como veremos. Pero volvamos a los pergaminos y su contenido, para pasar, después, a ese notable VIA CRUCIS y, finalmente, a las esculturas del altar, que también parecen representar situaciones, cuando menos, sorprendentes.
LOS PERGAMINOS
El primer pergamino reproduce el relato de cómo los discípulos cogían grano de trigo en sábado, al pasar por un sembrado. Ciertas letras leídas en determinado orden darían el texto siguiente:
A DAGOBERT II ROI ET A SION EST CE TRESOR ET IL EST LA MORT
A DAGOBERTO II REY Y A SIÓN [pertenece] ES ESTE TESORO Y ES LA MUERTE)
El otro pergamino habla de cómo María de Betania ungió a Jesús; de su supuesta decodificación resulta lo siguiente:
BERGERE PAS DE TENTATION QUE POUSSIN TENIERS GARDENT LA CLEF PAX DCLXXXI PAR LA CROIX ET CE CHEVAL DE DIEU J’ACHEVE CE DAEMON DE GARDIEN A MIDI POMMES BLEUES
PASTORA NO [HAY] TENTACIÓN QUE POUSSIN TENIERS TIENEN LA CLAVE PAZ DCLXXXI POR LA CRUZ Y ESTE CABALLO DE DIOS QUE TERMINO ESTE DEMONIO GUARDIÁN A MEDIODÍA [quizás, al Sur] MANZANAS AZULES
En el mismo, destaca una especie de rúbrica con las letras PS, que abren un camino nuevo y extenso, en el que no nos internaremos por ahora; el que relaciona todo lo dicho con el famoso Priorato de Sión. La referencia al caballo de Dios… demonio guardián, explicaría la sorprendente decoración y disposición de la pila de agua bendita a la entrada de la iglesia.
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LA TUMBA MEROVINGIA
Marie de Negri d’Ables, dame d’Hautpoul, Blanchefort, la esposa de François d’Hautpoul, marqués de Blanchefort, señor de Rennes y merovingio.
Las letras griegas de la tercera imagen, en vertical,
son, de nuevo:
ET IN ARCADIA EGO
La piedra vertical, interpretada por medio de una compleja desencriptación, repetiría el contenido del segundo pergamino: Bergère no hay tentación…
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En cuanto a la pintura de Teniers, de la cual Saunière también encargaría una reproducción, hay muchas dudas. Al parecer, Teniers hizo muchas variantes de las Tentaciones de San Antonio, de las que el Louvre conserva dos, que, no obstante, no ayudan mucho a discernir qué era lo que Saunière pretendía encontrar en ellas, si no es la especie de túmulo que aparece en ambas obras y que recuerda la tumba de Poussin.
La tercera de las copias que Saunière adquirió, se cree que era un retrato de Celestino V, del que no se sabe nada, si bien algunos creen que pudo tratarse de Clemente V, quien, como hemos visto, fue el que dio el visto bueno para la destrucción del Temple por parte del rey de Francia.
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De acuerdo con la lápida, Marie falleció el día 17 de enero –al parecer, el mismo día que fallecería Bergère, aunque el hecho se hizo público cinco días después-; justo cuando el sol, si logra abrirse camino a través de las vidireras de la iglesia, provoca unos reflejos que parecerían manzanas azules, durante unos segundos, en el interior de la iglesia.
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EL VIA CRUCIS DE RENNES
Lo cierto, es que los catorce relieves que lo componen, son interesantísimos en sí mismos -no, sin duda, por su valor artístico-, por lo que los reflejamos todos aquí. Pero además, al parecer, algunos encierran un mensaje que va más allá del que tradicionalmente se transmite, basado fundamentalmente, en la presencia de María Magdalena, como más próxima a Jesús, que su madre. Hay algunos detalles más, aunque no parecen muy relevantes, excepto el hecho de haber caído la noche, antes de la crucifixión, lo que es contrario a los relatos canónicos, que aseguran que el sol se puso tras la muerte de Jesús.
¿Qué significaría todo esto? Por una parte, que María Magdalena, ostentaba, efectivamente, una llamativa proximidad a la figura de Jesús; por otra, que Jesús habría sido descolgado de la cruz, estando vivo.
Se aprecian asimismo en los relieves, algunas coincidencias con la pintura de Poussin, por ejemplo, aunque es difícil discernir si ello tiene algún significado, en la estación II aparece un hombre que, apoyando incomprensiblemente la rodilla en un casco dorado, coge algo del suelo.
Vía Crucis
El detalle, casi igual, aparece en una pintura de Poussin, referida al momento en que las legiones romanas caen sobre el Templo de Jerusalén:
Poussin: La destrucción del Templo de Jerusalén
Museo de Israel. Jerusalén
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Las estatuas de la iglesia
Saunière firmó un contrato, que se conserva, en el que se reflejan con exactitud todas las obras que se crearon para la iglesia, en el que el abbé especifica ciertas condiciones acerca de cómo han de ser algunas figuras.
Contrato Giscard-Saunière 1896
“En el año de gracia de mil ochocientos noventa y seis, a los veinte días de noviembre, entre el señor Giscard, pintor estatuas, con domicilio en 25 Rue de la Colonne, Toulouse, por una parte, y Monsieur l’Abbé Saunière, párroco de Rennes-le-Château, en el cantón de Couiza (Aude), por otra; se ha acordado lo siguiente:
Por la suma de dos mil quinientos francos, … los artículos siguientes:
1- Un bajo relieve de terracota resistente a las heladas y de convexidad pronunciada, ejecutado con los más altos estándares artísticos, ricamente policromado, decorado con piedras preciosas, con ojos esmaltados y de un diámetro de tres metros. Título del bajorrelieve: ” Venid a mí “, con once o doce estatuillas.
2- Un vía Crucis de terracota, con las escenas en alto relieve, con colores acordes a la época y las figuras con trajes según la costumbre de la época y con un fondo paisajístico, todo ello con los más altos estándares de ejecución y de acuerdo con el diseño acordado. Con una altura de un metro veintiséis centímetros, y un ancho de sesenta centímetros, todo ello ricamente policromado. (1,26 x 60 cm.)
3- Una pila bautismal con un grupo de figuras que representan el bautismo de Nuestro Señor Jesucristo por San Juan Bautista, en terracota, con una puerta ricamente decorada de cobre dorado, con los más altos estándares de ejecución, policromático como el anterior, con ojos esmaltados. Altura de las figuras: 2 metros 90 centímetros, ancho: 80 centímetros. En plena conformidad con el diseño acordado.
4- Siete estatuas, todas en terracota, con una altura para cada una de ellas de 1 metro 30 centímetros, con una decoración extra-rica, pintados todo según la época medieval, decorado con piedras preciosas, con los ojos esmaltados, con el nombre de la Santísima Virgen María la madre de Jesús con el Niño Jesús y San José con el niño Jesús, todos conforme a los diseños acordados. También S. Antonio de Padua con el Niño Jesús de pie en el Misal, Sta. María Magdalena, patrona de la parroquia, St. Antonio el Ermitaño, segundo patrón de la parroquia, St. Germaine con los corderos, y St. Roch. Todas estas estatuas están en plena conformidad con los diseños acordados y con los más altos estándares de ejecución.
5- Seis plintos surtidos para que coincidan con el tamaño de las estatuas. Cuatro de ellos tendrán dos cabezas de ángel con ojos esmaltados, y dos la cabeza de un solo ángel, de nuevo con los ojos esmaltados. Y séptimo pedestal en forma de una columna con cuatro ángeles de pie. Todo con decoración extra-rica, la pintura en el estilo medieval, decorado con piedras preciosas, con los ojos esmaltados, de conformidad con el diseño acordado. La altura de este último zócalo se puede ajustar más adelante.
6- Dos pináculos de estilo románico (como los que se utilizarán para el resto de artículos), para las dos estatuas de la Virgen y de San José, el mismo objeto, el mismo estilo y nivel de ejecución y la misma riqueza decorativa.
7- Otras tres estatuas pequeñas, cada una de setenta centímetros de altura, con nada más ni nada menos que el más alto nivel de decoración extra-rica, adornada con piedras preciosas, con ojos esmaltados. Estas tres estatuas son las de la Santísima Virgen, en estilo románico, San José y el Sagrado Corazón de Jesús.
Por su parte, el abad Saunière, párroco de Rennes-le-Château, se compromete a su vez a pagar el señor Giscard, pintor de estatuas de Toulouse, la suma de dos mil quinientos francos como se mencionó anteriormente, en pagos anuales de quinientos francos, a partir de finales de diciembre en el año 1897.
Firma de las dos partes contratantes:
B. Saunière y B. Giscard.
El punto 3 del contrato:
Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo por San Juan Bautista
Las siete obras del apartado 4 del contrato:
Santísima Virgen María la madre de Jesús con el Niño Jesús y San José con el niño Jesús
El hecho de que tanto María como José tuvieran un niño en brazos, representaba la creencia de que Jesús tendría, al menos, un hermano.
S. Antonio de Padua con el Niño Jesús de pie en el Misal, Sta. María Magdalena, patrona de la parroquia
S. Antonio Ermitaño, segundo patrón de la parroquia, Sta. Germaine con los corderos, y St. Roch.
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En 1906 Saunière y su colaboradora más estrecha, Marie Dénarnaud hicieron testamento. Marie sería le heredera universal de todos los bienes del párroco, y, a su vez, ella, llegada su hora, los legaría al Obispo de Carcassonne. Pero sólo tres años después, dicho obispo, sospechando quizás, de los grandes ingresos que generaba la parroquia, decidió el traslado de Saunière, que como era de esperar, se negó a obedecer la orden y fue suspendido del ejercicio del sacerdocio. En consecuencia, tanto el sacerdote, como su colaboradora, retiraron del testamento de esta, la cláusula por la que legaba sus bienes al obispo de Carcassonne.
Al parecer, para entonces, el propio Saunière habría reunido una fortuna, de la que se haría eco la prensa.
“El fabuloso descubrimiento del Cura de los millones de Rennes le Château”
“Un hombre de Carcasona, contemporáneo del párroco afirma: He visto en una sala del castillo cajas llenas de lingotes.”
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En realidad, todo vendría a confluir en la posibilidad de que los reyes merovingios procederían del hijo o los hijos que tendrían Jesús y María Magdalena, portadora de la “San Grial”. La esposa y el hijo de uno de sus descendientes se habría hecho enterrar en Rennes, dirigiendo hacia la parroquia de María Magdalena, la idea de que allí podían haber ido a parar también los tesoros del Templo de Jerusalén, tras pasar por las manos de Cátaros y Templarios. Tal tesoro, a su vez, podía ser material o espiritual; es decir, consistente en los fantásticos lingotes de los que hablaba la prensa, o quizás en aquella sangre transmitida, que llegaría al día de hoy con alguno de sus representantes.
El resto de las pistas; el demonio, el ajedrez, las variantes del Vía Crucis, las imágenes de José y María con sendos niños, etc. fueron fabricadas por Saunière.
No vamos a plantear siquiera la posibilidad de la certidumbre de todo lo narrado, pero sí cabe preguntarse si Saunière lo creía así, o simplemente creó una ficción en torno, no sólo a la vieja e indemostrable leyenda de María Magdalena y su sucesión merovingia, sino también sobre la destrucción de centenares de víctimas, ya del Temple, ya del Catarismo, que supuestamente murieron con su secreto; no el de sus creencias o prácticas, fueran o no ciertas las que se les achacaron, sino el de los tesoros que ambas organizaciones, habrían escondido para siempre.
Lo cierto es que la señora Dénarnaud, la colaboradora y heredera de Saunière aseguró que con su herencia podría alimentar a la ciudad de Rennes durante cien años, pero que no podía hacer uso de ella, y murió sin decir nada más.
Todo esto es, en primer lugar, literatura, y tal es la savia que mantiene en pie la red de los que hoy son los auténticos tesoros; los castillos, cátaros y templarios, que por sí mismos constituyen una auténtica riqueza histórica tangible, y además, mantienen con vida los lugares en los que se asientan, del mismo modo que mantienen, claro que sí, encendida la llama de la fantasía. Sólo por esto, Saunière, merecía este recuerdo.
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La credulidad, por otra parte, es comprensible, teniendo en cuenta las numerosísimas catástrofes que ha sufrido y sufre el ser humano, siendo catástrofes el otro nombre de “guerras”, por ejemplo, ya sean llamadas santas, o no, es decir, que no se trata de destrucción involuntaria, ni achacable a la naturaleza, con sus secuelas de muerte, hambre y miseria en todos los sentidos, sino promovida por agentes humanos. Después de las grandes tragedias, una solución mágica siempre es bienvenida, aunque a veces, precisamente se abuse de esa credulidad, tan necesaria para sobrevivir.
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Muy buena información
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