Londres, 20 de Mayo de 1910
Monarcas asistentes a los funerales de Eduardo VII de Inglaterra.
20 de mayo de 1910:
1. Haakon VII de Noruega
2. Fernando de Bulgaria
3. Manuel II de Portugal
4. K. Guillermo de Alemania
5. Jorge I de Grecia
6. Alberto I de Bélgica
7. Alfonso XIII de España
8. Jorge V de Inglaterra
9. Federico VIII de Dinamarca
6. Alberto I de Bélgica
Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha y Hohenzollern-Sigmaringen –
Albert Léopold Clément Marie Meinrad de Saxe-Cobourg et Gotha
Bruselas, 8.4.1875–Marche-les-Dames, Bélgica, 17.2.1934.
Al morir su hermano mayor, el príncipe Balduino en 1891, con sólo 22 años, Alberto pasó a ocupar el tercer lugar en la línea de sucesión, por lo que al fallecer su padre, Felipe, Conde de Flandes, en 1905, y su tío, el rey Leopoldo II, la corona recayó sobre él, convirtiéndose en el tercer rey de Bélgica.
En 2 de octubre de1900 se casó con la duquesa Isabel Gabriela en Baviera y tuvieron tres hijos.
Isabel Gabriela, hija de Carlos Teodoro, duque de Baviera, y de su esposa, la Infanta María José de Portugal, nació en Possenhofen, Baviera, (25.6.1876–23.11.1965). Tuvieron 3 hijos:
–Leopoldo Felipe Carlos Alberto Meinrado Humberto María Miguel, cuarto rey de Bélgica con el nombre de Leopoldo III. 3.11.1901–25.9.1983.
–Carlos Teodoro Enrique Antonio Meinrado, 10.10.1903–1.6.1983.
–María José Carlota Sofía Amelia Enriqueta Gabriela, Princesa de Bélgica. Ostende, 4.8.1906–27.1.2001. Se casó en Roma, el 8.1.1930 con el Ppe. Humberto Nicolás Tomasso Giovanni Maria, príncipe de Piamonte, 15.9.1904– Ginebra, 18.3.1983, que fue rey como Humberto II de Italia desde el 9.5.1946.
Alberto fue hombre de carácter reservado y muy aficionado al deporte al aire libre, como la equitación, el alpinismo y montañismo, que practicaba de incógnito en diversos lugares de Europa. Se sabe que era gran entusiasta a las Ciencias Naturales e incansable lector de toda clase de literatura.
Al ser Jefe supremo del ejército belga, mandó personalmente sus tropas en la Primera Guerra Mundial. Supo resistir al avance alemán, contribuyendo a que Gran Bretaña y Francia se prepararan para la batalla del Marne (6 a 9 de septiembre de 1914). Cuando el gobierno alemán solicitó un camino para que sus tropas atravesaran territorio belga, Alberto se negó rotundamente, contestando: Regla I de una nación, ¡no a un camino!. Alberto volvería a Bruselas homenajeado como un héroe, en noviembre de 1918.
Después de la guerra, en 1920, el nombre familiar dinástico pasó de ser “De Sajonia-Coburgo-Gotha” a “De Bélgica”, renunciando la corona a sus títulos Sajones.
Murió a consecuencia de las lesiones sufridas por una caída mientras escalaba una montaña en Marche-les-Dames, en las Ardenas de Bélgica, en 1934. Le sucedió su hijo Leopoldo III.
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7. Alfonso XIII de España
Madrid, 17.5.1886 - Roma, 28.2.1941.
Rey de España por nacimiento. Asumió el poder al cumplir los dieciséis años, el 17 de mayo de 1902, hasta la Segunda República, en 1931.
Alfonso XIII, cadete, con el Palacio Real al fondo. Obra de Manuel García Hispaleto
La inquietud política y social creada tras el Desastre del 98 condujo al establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, con el visto bueno del monarca. Pero la dictadura también fracasó y el monarca trató entonces de promover una vuelta a la normalidad democrática interrumpida, pero la clase política que se había sentido traicionada por el apoyo del monarca a la dictadura, le dio la espalda.
Tras las elecciones municipales de 1931, entendidas como un plebiscito entre monarquía o república, la primera resultó derrotada, y Alfonso XIII abandonó el país.
Alfonso XIII y María Cristina la Reina Regente. Pintura de Luis Álvarez Catalá, 1898
Alfonso XIII fue hijo póstumo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena, que ejerció la regencia durante su minoría de edad, entre 1885 y 1902. Poco antes de que Alfonso asumiera el poder, se perdieron las posesiones ultramarinas de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, a causa de la intervención directa de los Estados Unidos en 1898 en la guerra colonial. La situación resultante fue conocida como el Desastre del 98, que marcó un cambio radical en el anterior equilibrio de fuerzas, aunque, sobre todo, constituyó un desastre moral.
Poco después, la adjudicación internacional a España, de la zona norte de Marruecos, condujo a la desastrosa Guerra del Rif.
En 1902, cuando cumplió dieciséis años, Alfonso XIII fue declarado mayor de edad y asumió las funciones constitucionales de Jefe de Estado y como tal, fue recibido en Alemania, Reino Unido y Francia, donde, junto con el Presidente de la República, Emile Loubet, sufrió un atentado, del que ambos salieron ilesos.
En este año me encargaré de las riendas del estado, acto de suma trascendencia tal como están las cosas, porque de mí depende si ha de quedar en España la monarquía borbónica o la república; porque yo me encuentro el país quebrantado por nuestras pasadas guerras, que anhela por un alguien que lo saque de esa situación. La reforma social a favor de las clases necesitadas, el ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos, la marina sin barcos, la bandera ultrajada, los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etc. En fin, todos los servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un rey que se llene de gloria regenerando a la patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puedo ser un rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y por fin puesto en la frontera. (...) Yo espero reinar en España como Rey justo. Espero al mismo tiempo regenerar la patria y hacerla, si no poderosa, al menos buscada, o sea, que la busquen como aliada. Si Dios quiere para bien de España.
Del diario de Alfonso XIII, 1 de enero de 1902.
Publicado en: Alfonso XIII. El rey polémico - Javier Tusell
El 31 de mayo de 1906, se casó con la princesa británica Victoria Eugenia de Battenberg (1887–1969), conocida como Ena, hija del príncipe Enrique de Battenberg y de la princesa Beatriz del Reino Unido, hermana menor de Eduardo VII.
Los recién casados volvían al Palacio Real, después de la boda, cuando el anarquista Mateo Morral, lanzó sobre la carroza real un ramo de flores que ocultaba una bomba, en plena calle Mayor. Alfonso y Victoria Eugenia, resultaron indemnes, pero murieron tres oficiales, cinco soldados y tres civiles, resultando heridas muchos espectadores que contemplaban el cortejo.
Fotografía tomada segundos después de la explosión en la Calle Mayor
Ya en el siglo XX, se produjeron diversas revueltas, siendo una de las más destacadas, la denominada Semana Trágica de 1909, en Barcelona, desencadenada por el malestar provocado por la guerra de Marruecos.
Durante la Primera Guerra Mundial, Alfonso XIII pidió a los sucesivos gobiernos que no se implicaran en la contienda, pero, mientras su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena, de origen austríaco, apoyó a las potencias centrales, su esposa, Victoria Eugenia de Battenberg, cuyo origen, como sabemos, era británico, era partidaria de los aliados.
En 1921, se produjo el llamado Desastre de Annual, que provocó un malestar general. Al parecer se inició una investigación sobre las causas de tan inesperada contingencia, cuyo resultado jamás se dio a conocer, por lo que se responsabilizó directamente el Rey y a su política colonial, siendo él, en definitiva, quien nombró a los altos cargos de la Administración implicados en la catástrofe.
En agosto de 1923, el rey consultó a Antonio Maura sobre la implantación de una dictadura real, a lo que, al parecer, el político respondería que era preferible una dictadura militar.
En tanto, el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, que Alfonso XIII respaldó al encargarle posteriormente la formación de gobierno.
Para algunos historiadores, una de las razones que explican esta decisión, sería la necesidad de evitar que los resultados del Expediente de Annual saliesen a la luz, obviando con ello la responsabilidad que pudiera caber al rey.
Primo de Rivera formó un gobierno compuesto en principio, exclusivamente por militares, si bien, posteriormente asumió un carácter civil. Se puso fin a la guerra de Marruecos con el Desembarco de Alhucemas en 1925, que dio paso al control español del Rif, desde 1927.
En 1929 se celebró la Exposición Universal de Barcelona y la Iberoamericana de Sevilla, pero la oposición creciente que generaba Miguel Primo de Rivera, llevó a Alfonso XIII a apartarlo del gobierno el 29 de enero de 1930 –fallecería una semanas después–, nombrando presidente del consejo de ministros al general Dámaso Berenguer con la intención de volver al régimen constitucional. Este nuevo periodo fue conocido como Dictablanda, por el contraste de su actitud con la del gobierno anterior.
A pesar de todo aumentaron las manifestaciones antimonárquicas; se acusó al rey de haber favorecido la dictadura y de tener responsabilidades en el Desastre de Annual. Ese año los partidos republicanos se unieron frente a la monarquía con la firma del Pacto de San Sebastián. Hubo pronunciamientos militares republicanos frustrados por el gobierno con mano férrea.
En febrero de 1931 se convocaron elecciones municipales, que, celebradas el 12 de abril de 1931, dieron como resultado, en las ciudades, la victoria de las candidaturas republicanas. En consecuencia, el 14 de abril se proclamó la Segunda República y el rey abandonó el país ese mismo día.
[...] Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil.
Manifiesto de Alfonso XIII, 13 de abril de 1931
Publicado en ABC, 17 de Abril de 1931
La noche del 14 al 15 Alfonso XIII viajó a Cartagena, conduciendo él mismo, y desde allí zarpó para Marsella en un buque de la Armada Española, para trasladarse finalmente a París. Su familia salió en tren desde Aranjuez a la mañana siguiente.
Por la Ley del 26 de noviembre de 1931, las Cortes acusaron de alta traición a Alfonso XIII:
A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes Constituyentes, en funciones de Soberanía Nacional, han aprobado el acta acusatoria contra don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena, dictando lo siguiente: «Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, […] será degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España.
Condena a Alfonso XIII dictada por las Cortes Constituyentes
Esta ley fue derogada el 15 de diciembre de 1938
Después pasó el exilio alojado en hoteles de lujo de diferentes ciudades europeas, que, al parecer, podía pagar gracias a dinero depositado previamente en cuentas bancarias suizas e inglesas. Al poco tiempo se separó de su esposa, Victoria.
Al empezar la Guerra Civil española, apoyó fervientemente al bando sublevado, afirmando ser un «falangista de primera hora». Ya en 1934 había pedido apoyo al dictador italiano, Benito Mussolini para «un eventual golpe de Estado que se produjera en España para (...) restaurar la Monarquía» obteniendo del gobierno italiano el compromiso de aportar armas y fondos.
José María Zavala, «Entregados a Franco. Los Borbones ante la Guerra Civil»,
La Aventura de la Historia núm. 97 (noviembre de 2006)
Urbano, Pilar (2011). El precio del trono. Barcelona: Planeta
Parte final del manuscrito de la renuncia de Alfonso XIII
Alfonso XIII había conocido a Francisco Franco en Marruecos, fue padrino de su boda mediante representación y le nombró director de la recién creada Academia General Militar. Sin embargo, el 4 de abril de 1937, Franco le escribió una carta despectiva -Alfonso XIII acababa de donar un millón de pesetas a la causa franquista, a la vez que expresaba su preocupación por la poca prioridad que se daba a la restauración de la monarquía-; Franco dejó claro que el rey difícilmente llegaría a desempeñar un papel en el futuro, en vista de sus errores pasados.
Al acabar la guerra y no restaurarse la monarquía, el rey declaró: «Elegí a Franco cuando no era nadie. Él me ha traicionado y engañado a cada paso».
Francisco Franco Salgado-Araujo, Mi vida junto a Franco, Planeta, Barcelona 1977
John T. Whitaker, We cannot escape History, MacMillan, Nueva York 1943
El 15 de enero de 1941 Alfonso XIII renunció a la jefatura de la Casa Real en favor de su hijo Juan y falleció el 28 de febrero siguiente, en el Gran Hotel de Roma.
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Durante la I Guerra Mundial Alfonso XIII organizó, como monarca de un país neutral, la Oficina pro-cautivos -posiblemente la primera de carácter humanitario gubernamental registrada en la historia-, con el fin de intentar obtener información para los familiares que desconocían la suerte de sus parientes, militares o civiles en zona de guerra. Dotada con fondos propios, recibía miles de solicitudes relacionadas con los prisioneros de ambos bandos y se ayudó así a aproximadamente 70.000 civiles y 21.000 soldados, interviniendo a favor de 136.000 prisioneros de guerra, llevando a cabo 4.000 visitas de inspección a campos de prisioneros.
Alfonso y Victoria Eugenia tuvieron siete hijos:
La Reina Victoria Eugenia, en 1918, con sus seis hijos:
Izq. a dcha.: Infanta María Cristina, Alfonso, Ppe. de Asturias, Infante Gonzalo, Infante Juan, Infante Jaime e Infanta Beatriz.
Alfonso. (1907-1938), Príncipe de Asturias. Nació hemofílico y renunció a sus derechos al trono en 1933.
Jaime. (1908-1975), infante de España, era sordo de nacimiento; y renunció por exigencia paterna a sus derechos al trono en 1933.
Beatriz. (1909-2002), infanta de España.
Fernando. Nació muerto en 1910.
María Cristina. (1911-1996), Infanta de España.
Juan. (1913-1993), Infante de España y Conde de Barcelona, pretendiente al trono desde la muerte de su padre en 1941 hasta 1977, año en que cedió sus derechos a su hijo Juan Carlos.
Gonzalo. (1914-1934), Infante de España, nacido hemofílico. Falleció sin descendencia.
Jaime y Alfonso, los hijos mayores de Alfonso XIII y Victoria Eugenia
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8. Jorge V Inglaterra
Jorge V del Reino Unido - George Frederick Ernest Albert
3.6.1865 – 20.1.1865
Rey del Reino Unido y dominios de la Mancomunidad Británica y Emperador de la India.
Por nacimiento era tercero en la línea de sucesión, detrás de su padre y su hermano mayor, el príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence y Avondale, cuyo fallecimiento, convirtió a Jorge en sucesor, coronado efectivamente, tras la muerte de su padre, en 1910.
Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, cayeron las coronas de Rusia y Alemania, de las cabezas del Zar Nicolás y Guillermo II de Alemania, mientras el Imperio Británico ensanchaba sus límites, una vez cambiado el nombre dinástico, de Sajonia-Coburgo-Gotha, por el de Windsor.
Durante su reinado, en cuyo transcurso, Eduardo estuvo afectado por varias enfermedades, surgieron: socialismo, comunismo, fascismo, republicanismo irlandés y el movimiento de independencia de la India.
Jorge V en 1870
Su padre era el hijo mayor de la reina Victoria y del príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, y su madre, la hija mayor del rey Christian IX de Dinamarca.
Ni él ni su hermano destacaron intelectualmente; su padre pensaba que la marina era la mejor formación posible para cualquier niño, y cuando Jorge tenía doce años, los dos hermanos ingresaron como cadetes en el buque de entrenamiento HMS Britannia, sirviendo posteriormente en el HMS Bacchante.
Cuando volvieron a Londres, la reina Victoria se quejó de que no supieran hablar francés o alemán, e hizo que pasaran seis meses en Lausana, aunque, al parecer no aprendieron el idioma.
A partir de entonces, Alberto Víctor asistió al Trinity College de Cambridge, pero Jorge siguió en la marina, donde sirvió varios años al mando de su tío, el príncipe Alfredo, duque de Edimburgo, lo que le facilitó el trato con su prima, la princesa María de Edimburgo, que, aconsejada por su madre, rechazó su propuesta matrimonial, en base a ciertas diferencias a causa de las simpatías progermánicas de aquellos familiares.
Pero en diciembre de 1891, el hermano mayor de Jorge, Alberto Víctor, murió de neumonía. Poco antes se había comprometido con su prima, la princesa Victoria María de Teck, a quien la reina Victoria consideraba como la elección más apropiada, de tal forma que un año después de la muerte de Alberto, Jorge también le propuso matrimonio y ella aceptó. Se casaron el 6 de julio de 1893 en la capilla del palacio de St. James, en Londres.
Tuvieron seis hijos:
-Eduardo, nacido en 1894 y quien más tarde sería Eduardo VIII, casado en 1937 con Wallis Simpson.
-Alberto, nacido en 1895, que después sería Jorge VI, casado en 1923 con Isabel Bowes-Lyon, padre de Isabel II del Reino Unido;
-María, nacida en 1897 y casada en 1922 con Enrique Lascelles, conde de Harewood;
-Enrique, nacido en 1900 y casado en 1935 con Lady Alicia Montagu Douglas Scott;
-Jorge, nacido en 1902 y casado en 1934 con la princesa Marina de Grecia y Dinamarca; y
-Juan, nacido en 1905.
Randolph Churchill afirmó que Jorge era un padre muy estricto, que educaba a sus hijos tal como su madre le había educado a él, pero Eduardo VII, que deseaba preparar a su hijo para su papel como rey, al contrario de lo que su madre había hecho, le facilitó el acceso a los documentos de estado, que Jorge compartió desde el principio con su esposa, cuyos consejos apreciaba francamente.
En un viaje de ambos a la India, en marzo de 1906, Jorge y María observaron con desagrado la patente discriminación racial, e iniciaron una campaña en favor de la integración. Acto seguido, asistieron en España a la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg, como sabemos, seguida de un atentado frustrado contra las personas reales. Por último, asistieron en Noruega a la coronación de Haakon VII y Maud, hermana de Jorge.
Eduardo VII –de cuyo funeral partimos aquí-, murió el 6 de mayo de 1910 y Jorge ascendió al trono.
He perdido a mi mejor amigo y el mejor de los padres –escribió Jorge-; nunca tuve una sola palabra de enfado con él. Estoy abrumado por el dolor y tengo el corazón roto, pero Dios me ayudará en mis responsabilidades y mi querida May será mi consuelo como siempre lo ha sido. Que Dios me de fuerza y orientación en la pesada tarea que ha caído sobre mí.
La coronación se celebró en la abadía de Westminster el 22 de junio de 1911.
Ese mismo año, el rey y la reina viajaron a la India; en Nepal, Jorge dio rienda a su pasión por la caza; mató treinta animales grandes en diez días y abatió cerca de mil faisanes en seis horas, llegando él mismo a reconocer: fuimos un poco demasiado lejos ese día, según su biógrafo Kenneth Vivian Rose.
Durante la Gran Guerra, 1914 a 1918, Gran Bretaña y Alemania estuvieron enfrentadas. El káiser alemán Guillermo II, era primo hermano del monarca inglés, en cuya familia había muchos representantes, con títulos alemanes y en aquellos momentos, Guillermo representaba todo aquello de lo que Gran Bretaña deseaba alejarse. Dice Sir Harold Nicolson en su biografía, que cuando H. G. Wells escribió que la corte británica era una corte extranjera y aburrida, Jorge reaccionó: Puedo ser aburrido, pero que me maldigan si soy extranjero.
Consecuentemente, el 17 de julio de 1917, Jorge publicó un decreto real por el que se cambiaba el nombre de la casa real, pasando a llamarse Casa de Windsor, en lugar del germánico Sajonia-Coburgo-Gotha. Su primo, el príncipe Luis de Battenberg, que al principio de la guerra fue obligado a dimitir a causa de sus extremados sentimientos anti alemanes, tradujo simplemente su apellido al inglés, pasando a ser conocido como Mountbatten.
A los parientes de la familia real británica que lucharon del lado alemán, como el príncipe Ernesto Augusto de Hannover y el príncipe Carlos Eduardo, duque de Albany y duque de Sajonia-Coburgo-Gotha -nieto de la reina Victoria-, se les suspendieron sus títulos nobiliarios británicos en 1919.
Cuando el zar Nicolás II de Rusia, primo de Jorge, fue derrocado en la Revolución de 1917, el gobierno británico le ofreció asilo a él y a su familia, pero el rey pensó después, que su presencia podría parecer inadecuada en aquellas circunstancias. El zar y su familia permanecieron, pues, en Rusia, donde fueron ejecutados en 1918. Al año siguiente, María Fiodorovna —Dagmar de Dinamarca—, madre de Nicolás y tía de Jorge, así como otros miembros de la familia imperial rusa fueron rescatados en Crimea por buques británicos.
Dos meses después del final de la guerra, Juan, el hijo menor del rey, murió a los trece años, tras padecer una larga serie de enfermedades. Según consta en la correspondencia de Rudyard Kipling, la reina informó a Jorge: El primer golpe en el círculo familiar es difícil de llevar, pero la gente ha sido buena y empática y eso nos ha ayudado mucho.
En mayo de 1922, el rey recorrió Bélgica y el norte de Francia, visitando los cementerios de la Guerra, un viaje que también describió Rudyard Kipling en el poema, The King's Pilgrimage. Fue esta una de los dos únicas veces en que Eduardo salió de sus fronteras después de la guerra.
Como es sabido, hasta la Primera Guerra Mundial, la mayor parte de Europa estaba regida por monarcas emparentados con Jorge, pero durante, y después de la guerra, cayeron por revolución o guerra, las coronas de Austria, Alemania, Grecia, España y Rusia, si bien, la monarquía griega fue restaurada poco antes del fallecimiento de Jorge.
La agitación política en Irlanda continuó hasta la firma del Tratado anglo-irlandés. A finales de 1922 Irlanda fue dividida, se estableció el Estado Libre Irlandés y Lloyd George salió del gobierno.
El rey y sus principales asesores estaban preocupados por el surgimiento del movimiento laborista, que asociaban con el republicanismo. Sus preocupaciones, aunque exageradas, resultaron en un rediseño del papel social de la monarquía, Jorge adoptó una postura más democrática que cruzó la línea de clases y llevó a la monarquía más cerca del pueblo. También cultivó relaciones amistosas con los políticos moderados del Partido Laborista y dirigentes sindicales.
Jorge V abandonó el aislamiento social que había condicionado el comportamiento de la familia real y mejoró su popularidad durante la crisis económica de los años veinte y durante más de dos generaciones a partir de entonces.
En 1924, Jorge nombró primer ministro a Ramsay MacDonald, el primer laborista que ocupó el cargo; el tacto y comprensiva recepción del rey para con aquel primer gobierno laborista disipó toda sospecha sobre su actitud. Dice también su biógrafo, Nicolson, que durante la huelga general de 1926, el rey aconsejó al gobierno conservador que no ordenara acciones que pudieran resultar excesivas, y que cuando intentaron convencerle de que los huelguistas eran revolucionarios, contestó: Tratad de vivir con sus salarios antes de juzgarlos.
Mary de Teck, May
En 1933, le causó gran preocupación la llegada del partido nazi al poder en Alemania. En 1934, el rey le dijo claramente al embajador alemán, que Alemania era el peligro del mundo y que, si seguía al mismo ritmo, estaba destinada a entrar en una guerra dentro de los siguientes diez años; del mismo modo, –siempre siguiendo a Nicolson–, advirtió a su embajador en Berlín, que desconfiara de los nazis.
Supo así, Jorge convertirse en un monarca querido por sus súbditos. Sin embargo, sus últimos años se oscurecieron ante el comportamiento de su hijo mayor, quien, al parecer sólo destacaba por su capacidad para entablar amoríos con mujeres casadas. No así Alberto, el segundo, en quien Jorge confiaba plenamente. según dice en su biografía oficial Philip Ziegler, Jorge confesó que rezaba para que su hijo mayor no llegara a casarse, y dejara pronto el trono a Alberto.
Tras una caída del caballo en 1915, Jorge había empezado a resentirse habitualmente. En noviembre de 1928 sufrió una grave infección, que le obligó a dejar las riendas del gobierno a Eduardo durante dos años. En 1929, le sugirieron un viaje por el extranjero, que él rechazó en un lenguaje bastante fuerte, según Nicolson. Pero sí aceptó retirarse tres meses al centro turístico de Bognor, en Sussex. En sus últimos días, cuando se le dijo que pronto estaría en condiciones de volver a allí, según Antonia Frazer y otros autores, dijo claramente: Bugger Bognor –¡Que j… a Bognor!, siendo aquellas sus últimas palabras, aunque otros autores matizan que las últimas fueron otras, dirigidas a su enfermera, cuando quiso aplicarle un sedante: God damn you! –¡Que Dios te maldiga!.
Jorge V Falleció el día 20 de enero de 1936.
El compositor alemán Paul Hindemith acudió a un estudio de la BBC la mañana siguiente, y en seis horas compuso la Trauermusik– Música de Duelo, cuya ejecución fue transmitida en vivo esa misma noche y por la misma emisora, con Adrian Boult dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la BBC, en la que el propio compositor actuó como solista.
Durante la marcha del cortejo fúnebre hacia Westminster Hall, parte de la Corona imperial del Estado cayó de la parte superior del ataúd y fue a parar cerca de un desagüe. Eduardo VIII, que lo vio, se preguntó si no sería un mal presagio. El hecho es que abdicó un año después y su hermano Alberto –tal como deseaba su padre–, subió al trono como Jorge VI.
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9. Federico VIII de Dinamarca
Nacido el 3 de junio de 1843 en Copenhague, fue hijo de Cristián IX de Dinamarca y de su esposa Luisa de Hesse-Kassel. Era, pues, hermano de la zarina María Fiodorovna, de la reina Alejandra del Reino Unido y de Jorge I rey de los Helenos. Fue Príncipe de Dinamarca desde 1853.
Siendo estudiante en la Universidad de Oxford, tuvo que abandonar cuando fue nombrado heredero, volviendo a Dinamarca para ayudar a su padre.
En 1864, participó formalmente en la citada Segunda guerra de Schleswig contra Prusia.
La reina Victoria del Reino Unido tenía dos hijas solteras, la princesa Elena y la princesa Luisa, y la madre de Federico intentó casarlo con una de ellas, pero Victoria se oponía a que sus hijas se casaran con herederos de coronas extranjeras, y prefería príncipes alemanes que pudieran establecerse en el Reino Unido.
En vista de ello, en julio de 1868, Federico se comprometió con Luisa de Suecia, la única hija del rey Carlos XV de Suecia y IV de Noruega, cuya familia estaba emparentada por matrimonio con Napoleón Bonaparte, a través de la dinastía Bernadotte. Tenía Luisa 17 años.
El matrimonio fue concebido como una forma de reanudar lazos entre Dinamarca y Suecia, ya que atravesaban una situación difícil desde que Suecia se negó a ayudar a Dinamarca durante la guerra con Prusia en 1864.
Federico y Luisa se vieron por primera vez en 1862, y en 1868 Federico fue invitado a Suecia para que se conocieran mejor. Se comprometieron el mismo año y se casaron en el Palacio Real de Estocolmo el 28 de julio de 1869, pasando a residir en el Palacio de Amalienborg, en Copenhague. A pesar de que se sabe que no fue un matrimonio feliz, tuvieron cuatro hijos y cuatro hijas, y su situación no afectó a la relación entre sus países de origen.
Federico ascendió al trono como Federico VIII, a la muerte de Cristián IX, el 29 de enero de 1906. Tenía para entonces, 62 años y había vivido en su condición de heredero, durante 43. Siendo mucho más favorable al nuevo sistema parlamentario que su padre, su tardío acceso al trono, no le permitió mostrar su capacidad y posibilidades, y además, pronto se debilitó su salud.
El día 14 de mayo de 1912, volvía de Niza, cuando se detuvo brevemente en Hamburgo, alojándose de incógnito en un hotel. Estaba dando un paseo por Jungfernstieg, cuando sufrió un desmayó que apenas le permitió llegar a un banco, donde murió. Fue descubierto por un policía que lo llevó a un hospital de Hafen en el que se procedió a certificar su fallecimiento. Era el sexto año de su reinado.
Fue enterrado con otros miembros de la familia real danesa en la Catedral de Roskilde cerca de Copenhague.
Luisa de Suecia–Lovisa av Sverige
Estocolmo, 31.10.1851 - Copenhague, 20.3.1926
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César murió en abril de 1914; sobreviviendo cuatro años a Eduardo VII
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