jueves, 4 de octubre de 2018

Mundo Estelar Zodiacal ● Simbología y Arte



Atlas zodiacal -Harmonia Macrocosmica- de Andreas Cellarius (1661) en el que se aprecia la banda zodiacal y la Tierra como centro del universo del sistema ptolemaico.

Cristo en el Círculo Zodiacal. Fresco en la Catedral de Svetisjoveli, Georgia

Cuando los seres humanos no comprendemos, miramos o pensamos en el cielo, imaginando que, de algún modo, allí arriba debe estar la respuesta que necesitamos, incluso la razón de nuestra existencia, e incluimos en nuestra búsqueda algún signo que nos indique lo que debemos hacer o eludir y, en todo caso, lo que nos espera en la incomprensible e inesperada línea del tiempo.

En la bóveda celeste hallábamos las nubes, el sol, o la luna, pero también otros planetas y estrellas. Antaño, todo ello, a veces, hablaba de cosechas, a veces, de nuevas vidas y, a veces, de catástrofes, que inmediatamente, tratábamos de esquivar de mil formas incoherentes, o al menos, equivocadas, aunque no siempre; si el cielo amenaza con un terrible temporal, no hay forma de evitarlo, pero sí, quizás, de ponerse a cubierto.

Hablamos ahora de una zona del espacio celeste que se extiende en torno a la eclíptica en la que giran los planetas. Su trayectoria equivale al año terrestre y los griegos la dividieron en doce zonas iguales. Finalmente, a cada una de esas doce zonas le dieron el nombre de una de las doce constelaciones celestes ya descubiertas y que, en las observaciones de los astrólogos en Mesopotamia, coincidían con los doce meses lunares.

Las constelaciones que forman el Zodiaco, o Zodíaco que la Real Academia define como: Zona o faja celeste por cuyo centro pasa la eclíptica y que comprende los doce signos, casas o constelaciones que recorre el Sol en su curso anual aparente, a saber, Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis, ya era conocido hacia el año 700, pero fue alrededor del 400 –siempre antes de Cristo-, cuando, por así decirlo, se clasificaron las doce constelaciones más conocidas hasta la actualidad, aunque es preciso decir que hay más; al menos dos, que unos incluyen y otros no, pero que vienen a romper la redonda cifra de doce, coincidente con los meses actuales y con algunas cosas más.

Se cree que de Babilonia su conocimiento pasó a Egipto, pero, sin duda fue Grecia quien dio a estas estrellas y los símbolos que conforman, el significado que tienen hoy, e incluso, bautizaron el conjunto, como Zodiaco - ζῳδιακός, teniendo en cuenta que más de la mitad de los símbolos aparentemente conformados por tales constelaciones, parecen presentar formas de animales: pez, toro, cangrejo, león, carnero, escorpión, etc.

Una vez aceptado que hay doce signos, o ciclos, o grupos de constelaciones -igual que hay doce meses o doce horas del día, que transcurren antes, o después del paso del Meridiano; AM/PM-, en las continuas vueltas que da la tierra, y que marcan la fecha de nuestra llegada a la vida y al mundo que conocemos, siempre entre una u otra de esta constelaciones, llegamos a pensar que, si acorde con su movimiento se sucedían las estaciones o las cosechas, quizás de algún modo, podrían explicar, o quizás, incluso, predecir, nuestra existencia. 

Su situación es fija y los símbolos convencionales, representan su apariencia.


Aunque la ordenación de los símbolos, de acuerdo con el calendario antiguo, suele empezar por Aries, optamos por situar el inicio con la constelación correspondiente al mes de Enero actual.

Su configuración real:


En realidad, estas constelaciones, sólo en cierto modo aparentan las figuras con las que son representadas; algunas, incluso, muy lejanamente, pero la idea, que tanto nos ayudaría a comprender, nombrar y dibujar o tallar sus símbolos procede de la sabia mente de Isaac Newton, quien propuso la interpretación siguiente: los doce nombres y figuras de las constelaciones zodiacales, procederían del mito de Jasón y los Argonautas y su viaje en busca del Vellocino de Oro, que posteriormente también entraría a formar parte de la simbología imperial austriaca, convertido en el célebre Toisón -leyenda e historia de las que hablaremos pronto, pero que precisan un artículo más largo y exclusivo-. 

Aries se referiría al propio vellocino, Leo, a Hércules, que se cubría con la piel del león de Citerón; Géminis, a los gemelos Cástor y Pólux; Virgo a la sacerdotisa del templo donde se custodiaba el vellocino, etc.

Veamos un brevísimo resumen de la relación entre la mitología helénica, y sus símbolos, representados en esta ocasión, por los relieves de la Catedral de Amiens, especificando lo que conocemos como su domicilio, es decir, su planeta, así como la gema que corresponde a cada uno, y que tan detalladamente explicó Alfonso X El Sabio en su Lapidario.

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Hay cuatro Signos llamados Cardinales: Aries, Cáncer, Libra y Capricornio, son los que se encuentran en los cuatro extremos de los puntos conocidos como equinoccios y solsticios del círculo zodiacal. 

Equinoccio: cuando los días tienen una duración igual a las noches en todos los lugares de la Tierra, excepto en los polos. Se produce dos veces al año: el 20 o 21 de marzo y el 22 o 23 de septiembre, fechas que los asocian con los signos Aries y Libra

Solsticio es el momento del año en que el Sol alcanza su máxima posición austral o boreal, es decir, su máxima declinación al Norte (+23º 27') o al Sur (-23º 27') con respecto al Ecuador terrestre. En el solsticio de verano del hemisferio norte, el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico de Cáncer y en el solsticio de invierno alcanza el cenit al mediodía sobre el Trópico de Capricornio. Se produce dos veces al año: el 20 o 21 de junio y el 22 o 23 de diciembre, fechas que asocian los solsticios con los signos de Capricornio y Cáncer.
 
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Aries / Κριός: Es el carnero con el que viajaron Frixio y Hele para llegar a la Cólquide.
Junto con Leo y Sagitario, corresponde al elemento fuego y se rige por Marte. Su signo opuesto pero compatible es Libra. Se conceptúa como símbolo cardinal, igual que Cáncer, Libra y Capricornio, pues están situados en los cuatro extremos de los puntos conocidos como equinoccios y solsticios del círculo zodiacal. Su gema, el rubí.


Tauro / Ταύρος: Podría ser o el Toro de Creta o la forma que adoptó Zeus cuando raptó a Europa.
Elemento: Tierra.
Planeta Venus.
Signo opuesto compatible: Escorpio
Gema: Ágata


Géminis / Δίδυμοι: Los gemelos Cástor y Pólux.
Elemento: Aire
Planeta: Mercurio
Signo opuesto compatible: Sagitario
Gema: Aguamarina


Cáncer / Καρκίνος: El cangrejo que envió Hera para ayudar a la Hidra de Lerna cuando luchaba contra Hércules.
Elemento: Agua
Planeta: Luna
Signo opuesto compatible: Capricornio
Gema: Esmeralda


Leo / Λέων: El León de Nemea, al que mató Hércules.
Elemento: Fuego
Planeta: Sol
Signo opuesto compatible: Acuario
Gema: Ámbar


Virgo: Astrea, Αστραια, una Titánide hija de Zeus y Temis.
De Αστραπη Astrapí, relámpago, porque lleva los rayos de Zeus. Fue la última inmortal que vivió entre los humanos, hasta que decidió irse cuando llegó la Edad del Bronce. Zeus le otorgó un lugar celeste, como constelación de Virgo.
Elemento: Tierra
Planeta: Mercurio
Signo opuesto compatible: Piscis
Gema: Diamante


Libra / Ζυγός: Referida a la Justicia, representa la búsqueda del equilibrio y es enemiga del conflicto, pero, sobre todo, de la crueldad.
Elemento: Aire
Planeta: Venus
Signo opuesto compatible: Aries
Gema: Cuarzo rosa


Escorpio / Σκορπιός: El escorpión enviado por la diosa Artemisa contra Orión.
Elemento: Agua
Planeta: Marte
Signo opuesto compatible: Tauro
Gema: Fluorita


Sagitario / Τοξότης: El centauro Quirón.
Elemento: Fuego
Planeta: Júpiter
Signo opuesto compatible: Géminis
Gema: Amatista


Capricornio/ Αιγόκερως: representa a la Cabra Amaltea, que amamantó a Zeus.
Elemento: Tierra
Planeta: Saturno
Signo opuesto compatible: Cáncer
Gema: Berilo


Acuario / Υδροχόος: Ganímedes, el escanciador de los dioses en el Olimpo.
Elemento: Aire
Planeta: Urano y Saturno
Signo opuesto compatible: Leo
Gema: Ónice


Piscis / Ιχθύες: Por la forma que tomaron Ares y Afrodita para escapar y confundir al titán Tifón.
Elemento: Agua
Planeta: Neptuno y Júpiter
Signo opuesto compatible: Virgo
Gema: Jaspe

Cada una de estas constelaciones conformaría ciertas características en los seres humanos nacidos bajo su influjo. 

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Alejandro Magno adoptó los símbolos del Zodíaco de Babilonia, hacia el siglo V a.C. De allí se propagaron por toda Asia, con las civilizaciones, asiria y egipcia. Finalmente, su conocimiento y estudio, se extendió a todo el mundo conocido, precisamente, desde Egipto, que a la vez había establecido con sus certeras observaciones, las bases de la Astrología actual y, casi podríamos decir, que las de la Astronomía.
Lo que llamamos Horóscopo, basándonos en el punto de partida de las constelaciones zodiacales, ya procede de un territorio más próximo a la imaginación, en cierto sentido, aunque no podemos ignorar la interdependencia existente entre otros elementos conocidos, tales como la influencia de la luna en las mareas.
Parece que el nombre está formado por una palabra de origen griego y otra egipcia; en todo caso,
en Occidente fueron los griegos los que asentaron la concepción del Zodíaco propiamente dicho, otorgándole el nombre por el que lo conocemos.

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El zodíaco constituyó una herramienta para medir el tiempo; puesto que las mismas estrellas aparecen a la misma hora, después del ocaso, por el oeste. 

El sol discurre aparentemente por el cielo, describiendo un círculo con la duración de un año. Este Círculo, es la Eclíptica y las constelaciones situadas en su recorrido, son las que conocemos como Zodíaco.

Sobre esta evidencia, los astrónomos dividieron el cielo en doce partes iguales de 30 grados de arco cada una, sobre las cuales, el Zodíaco que marca un acontecer cotidiano en cualquier parte del mundo: el supuesto movimiento del Sol.

El Sol aparece siempre por Oriente y se pone por Occidente, esta apariencia la causa el movimiento de Rotación de la Tierra, pero esto último era ignorado, pues se creía que todo giraba alrededor de la Tierra, incluso el Sol, que, siguiendo su curso, sale –Orto-, alcanza su punto central –Cénit-, y se oculta tras el horizonte –Ocaso-.

Partiendo de la situación de los extremos entre los que se producen el Orto y el Ocaso, es decir, el Este y el Oeste, resulta sencillo deducir el Norte y el Sur. Así, con estos cuatro Puntos, llamados Cardinales, podemos reconocer y medir el transcurso del día, es decir, ese supuesto recorrido del Sol, tal como se consideró hasta la llegada de Copérnico.

Nicolás Copérnico. 1473-1543. Canónigo, médico y astrónomo, nacido en Polonia, pero de origen alemán, dedujo y describió la teoría Heliocéntrica: el Sol está en el centro del universo, no la Tierra.

Copérnico aseguró en su obra De Revolutionibus Orbium Coelestium, que su observación no era más que una hipótesis, para no contrariar las creencias religiosas, basadas en la historia bíblica de Josué, quien había ordenado al Sol que se detuviera y este había obedecido; luego era el Sol el que se movía o giraba en torno a la Tierra y no al contrario. La actitud de Copérnico no le valió, sin embargo, para librarse de la acusación de herejía post-mortem.

Antes de Copérnico, los griegos, entre los años 540 y 370 aC. organizaron sus conocimientos y observaciones relativas al mundo celeste y crearon, según parece, los símbolos zodiacales que aún conocemos, sobre los cuales se inventó la astrología personal, es decir, la influencia directa de los astros sobre los seres humanos, considerando la fecha del nacimiento de cada uno. 

Evidentemente, tal influencia, y la Astrología en su conjunto, fueron rechazadas por el cristianismo. Sin embargo, las constelaciones zodiacales aparecen en muchas catedrales, talladas en piedra, en madera, o fundidas en vidrio, casi siempre en representaciones sumamente atractivas.

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Veamos a continuación las representaciones zodiacales de la Vidrieras de la Catedral de Chartres, dando un repaso a su significado, en cuanto a la supuesta influencia que ejercen sobre los humanos, de acuerdo con la constelación imperante en la fecha de su nacimiento.


Aries: Signo de fuego. Luchador, cargado de energía e ímpetu vital. Gran respeto por las relaciones sociales. Como hemos dicho, está relacionado desde la antigüedad, con el Vellocino de Oro.


Tauro: Paciente, seguro y constante. Digno de fe, amable, amante de las demostraciones de cariño y de compartir el bien y la alegría. Muy reflexivo. En la mitología griega, Tauro se enamoró de Europa y fue padre de Minos, rey de Creta.


Géminis: Muy expresivo y deseoso de aprender. Desde el punto de vista mitológico, los Gemelos, Cástor y Pólux, nacieron de la princesa espartana Leda, siendo su padre Zeus, en forma de cisne.


Cáncer: Busca amor y confianza, pero tiene dificultades a la hora de ofrecer ambas cosas. En la Mitología, el Cangrejo atacó a Hércules.


Leo: Carácter dominante y quizás egocéntrico, pero valeroso. En la antigua Mitología, el León de Nemea luchó contra Hércules –constituía uno de sus doce trabajos-, pero al final, el héroe venció al animal, teóricamente invencible, sin más armas que sus manos.


Virgo: inteligencia, modestia, amor al trabajo, amor a la sabiduría, y, perfeccionismo, sólo afectado por una cierta tendencia a la obsesión. En la mitología, Virgo es Astrea, hija de Zeus, la que lleva sus rayos.


Libra: armonía, equilibrio, agrado y gran paciencia. Enemiga de las críticas propias y ajenas. La balanza representa en la Mitología  a Themis, diosa de la Justicia.


Escorpio: Fortaleza, decisión y amor a la verdad. A pesar de su aparente tranquilidad, en ocasiones tiende a intentar imponerse. En la Mitología, un escorpión mató a Orión, que andaba ciego y desesperado por un amor perdido.


Sagitario: Curioso, adaptable y amante de los cambios. Gran sentimiento de libertad y gran temor, casi siempre infundado a perderla. En la Mitología es un Centauro, mitad hombre y mitad caballo. Las personalidad de los múltiples Centauros mitológicos es muy variada.


Capricornio: Ser generoso, amante de su trabajo y del éxito. Perseverante y algo tímido. En la mitología representa a la cabra que amamantó a Zeus; Amaltea, que en la medida de sus posibilidades lo defendió de los Titanes. Zeus, la premió transformándola en la constelación que lleva este nombre.


Acuario: gran observador, visionario a veces. Talento para alcanzar el triunfo, a pesar de lo cual, es dado a servir y ayudar a sus congéneres. En la antigua Grecia este signo se asocia al mítico Ulises, rey de Ítaca y protagonista de la Odisea.


Piscis: Amable, leal, independiente y empático. Se adapta a cualquier medio, pero tiende a abandonar sus proyectos. 

Este símbolo está muy asociado con el origen del cristianismo, ya que el nombre griego del pez, ἸΧΘΥΣ contiene las iniciales de: Ἰησοῦς Χριστὸς Θεοῦ Υἱὸς Σωτήρ, correspondientes a las palabras, Jesucristo Hijo de Dios Salvador y como tal aparece representado en las catacumbas romanas, por ejemplo, con o sin las letras, puesto que, en todo caso, el pez tenía la misma significación secreta. (Leeríamos “IJZIS”).


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¿Cómo se produjo el paso de esta simbología mitológica, naturalmente, considerada pagana, a convertirse en elemento representativo del cristianismo? Quizás por una causa muy sencilla y acaso, práctica, ya que, tras la llegada de Jesucristo, las representaciones antiguas no desaparecieron inmediatamente, sino que, dado su profundo enraizamiento, se optó, quizás de forma instintiva, por adaptarlas a la nueva doctrina.

La simbología zodiacal, tuvo la “suerte” de representar un gran número de coincidencias con algunas de las principales características del cristianismo. La imagen de Cristo rodeada de los doce símbolos del Zodiaco, coincide, por ejemplo, con los doce apóstoles, pero también con los doce meses, lo que transmitiría su imagen en el centro del tiempo, sin principio ni fin concreto.

Se adoptaron, pues, los signos cambiando su significado, o quizás manteniéndolo, aunque sólo en su sentido astronómico, siempre en torno a la imagen de Cristo, manteniendo a su representación como centro del Universo.
Y tal es, seguramente, la razón por la que ya desde los primeros tiempos del cristianismo, aparecen zodiacos en las más antiguas, basílicas, conformando a la vez –y esto es evidente-, un bello motivo decorativo.

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Los frescos de la catedral de Padua, de Giusto de' Menabuoi, Firenze, ca. 1320 - d. 1391.  Imagen completa del Duomo, con, “La Creación del Mundo”, 
el Zodiaco abajo en el centro

Creación del Mundo, con el Zodiaco; detalle del fresco del Duomo y Baptisterio. Padua. 1378


La Creación del Mundo, aparece aquí de una forma muy poco frecuente. Sobre de la esfera de las estrellas fijas, representadas por los signos del zodiaco, se encuentra el Creador, rodeado de querubines y serafines, sobre el fondo dorado de una esfera transparente. 

En la zona circular dentro de los cielos están las órbitas de los planetas, y en el círculo más interno aparece un mapa del mundo que representa, no solo Italia y el área del Mediterráneo, sino también el resto de Europa, África del Norte y Asia.
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Dada la asociación del número de constelaciones con el de los Apóstoles, se adjudicó popularmente, un conjunto de características astrales a cada uno de ellos, sin mayor trascendencia, pero, conociendo de antemano lo que en un momento dado, todavía era su futuro.


ARIES: el primero, Pedro, vehemente, impulsivo y algo inesperado. Guía de pioneros, pues fue la roca o piedra sobre la cual se edificaría la nueva iglesia.

TAURO: Simón, dogmático, decidido, relacionado con asuntos de la propiedad y la hacienda pública, se rebeló ante los cargos públicos y fue amonestado por Jesús con aquellas palabras: “Al César lo que es del César”.

GÉMINIS: Mudable e intelectual. Santiago el Menor. Tarda en aceptar una idea, pero cuando lo hace, se transforma en el más elocuente defensor de la misma.


CÁNCER: Simpático y con iniciativa. Andrés, seguidor de Juan el Bautista Su acción inmediata cuando descubrió al Mesías, fue correr en busca de su hermano Pedro.

LEO: Ideas claras e inspiradas. Juan, el más amado de los discípulos, entrañable amigo de Jesús. 

VIRGO: Algo materialista, Felipe, muy preciso, calculador, inquisidor y práctico.


LIBRA: Con iniciativa e intelectual; Bartolomé, es un personaje inocentemente puro, en quien no hay dolo. Evangelista persuasivo, y lleno de tacto.

ESCORPIÓN: Ideas fijas y simpatía. Tomás, más bien escéptico, pero resuelto y valeroso.

SAGITARIO: Variable por inspiración. Santiago el Mayor, que, con Pedro y Juan fue uno de los dirigentes espirituales de la Iglesia primitiva. Los tres, con signo de fuego.


CAPRICORNIO: Algo materialista, Mateo, el publicano, ejercía la recaudación de impuestos, con autoridad otorgada por Roma.

ACUARIO: El intelectual Judas Tadeo, pensaba en la suerte de los campesinos y en mejorar sus condiciones de vida. Preguntó a Jesús durante la última Cena sobre el motivo por el cual sólo se manifestaba a ellos y no al mundo entro.

PISCIS: Judas Iscariote, inseguro; sucumbió a la tentación de vender al maestro, sin pensar en las consecuencias, por lo que sufrió graves remordimientos de conciencia, terminando por ahorcarse al no poder soportarlos.

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