viernes, 21 de febrero de 2020

Rembrandt Harmenszoon van Rijn


Rembrandt: Autorretrato en 1628; 22 años. 
Gemäldegalerie Alte Meister. Kassel. Alemania
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El presente trabajo acerca de la pintura de Rembrandt no se refiere sólo a su gran creación pictórica, sino a su relación con la historia bíblica, reflejada en muchos de sus lienzos.

Ello se debe a una casualidad –si las hay-, y es el hecho de que, reuniendo información para preparar un pequeño estudio sobre la obra de Leonid Pasternak –excelente pintor postimpresionista, padre del poeta y novelista Boris Pasternak, autor de Doctor Zhivago-, supe que Leonid se consideraba descendiente de sefardíes, entre los que citó en una carta, a los autores hispanos, Abravanel y León Hebreo-, y que había llevado a cabo un estudio sobre el “Judaísmo” de Rembrandt. 

El artículo o artículos sobre los Pasternak –sin duda, de origen sefardí-, siguen en preparación, pero, habiendo descubierto a Rembrandt desde este nuevo punto de vista, he comprendido mejor su pintura, y esto ha hecho que el artista se convirtiera en una prioridad llena de interés.

A una primera serie de pinturas, fundamentalmente, de tema veterotestamentario, seguirá, seguramente, otra, en la que se encuadrarán las obras relativas al Nuevo Testamento, además de los paisajes, retratos y otras escenas, que, con el nuevo criterio de observación, a pesar de ser obras conocidas desde muchos años atrás, se me han hecho mucho más accesibles de lo que lo habían sido nunca antes.
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Rembrandt, Autorretrato, 1650. Museum het Rembrandthuis, Ámsterdam

 Leiden, 15 de julio de 1606 - Ámsterdam, 4 de octubre de 1669.

Como pintor y grabador, es considerado como un hito cultural en Holanda. Es muy probable que fuera educado en el calvinismo, la religión oficial del país, del mismo modo que es posible que se convirtiera en menonita -de la doctrina de Mennón, reformador holandés del siglo XVI-, a pesar de lo cual, siempre ha sido asociado con los judíos de Ámsterdam. Su ascendencia religioso-cultural, sin duda, lo acercaba más a la herencia hebraica que a la helenística y, como sus paisanos más próximos en el tiempo, conocía muy bien los Testamentos, Antiguo y Nuevo

La República Holandesa celebraba por entonces su liberación de la Corona de España –tras la terrible Guerra de los Ochenta Años (1568-1648)- y se consideraba a sí misma como el pueblo elegido, el "Nuevo Israel", o la "Nueva Jerusalén", mientras que el Reino de España quedaba asociado con el Faraón de los textos bíblicos. 

Como otros artistas holandeses de su época, Rembrandt pintó numerosas escenas del Antiguo Testamento, además de crear muchos y espléndidos dibujos y grabados. Sus alumnos continuaron esta tendencia, a veces, incluso, utilizando sus dibujos como punto de partida. Para aquellas representaciones, parece que el artista empleó modelos judíos, que retrató de una manera comprensiva y humanista.” (Extr. De: Alfred Werner /Rivka Weiss-Blok (ed.). (Jewish Virtual Library).
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Rembrandt aprendió sus primeras lecciones al dar forma a textos bíblicos de su maestro Pieter Lastman (1583–1633) -al que se dice que superó-, y que se sirvió también de grabados del siglo XVI. Uno de sus primeros trabajos fue Balaam y el asno (1626; París), muy parecido al de Lastman sobre el mismo tema (1622; Jerusalén).

P. Lastman, 1624: Adán y Eva lloran la muerte de Abel. 
Museum Ret Rembrandthuis, Amsterdam

En ciertos casos, Rembrandt se desvía de la tradición, lo que ha llevado a los investigadores a considerar que pudo haber extraído sus interpretaciones de conversaciones con maestros rabínicos, que le proporcionarían detalles de la literatura judía post bíblica. Se ha demostrado, por ejemplo, que, tanto él, como otros artistas, consultaron las Antigüedades de Josephus Flavius/Flavio Josefo, para enriquecer su interpretación iconografía. 

Still life con joyas, violín, globo terráqueo y libro –de Flavio Josefo-. 
Anónimo S. XIX. Col. Priv.

Rembrandt vivió en el barrio judío de Ámsterdam, Breestraat, más de veinte años, lo que sugiere una elección motivada por su proximidad personal con la creciente comunidad judía de la ciudad. Si bien, muchos artistas residieron en aquel barrio, Rembrandt tuvo allí buenos amigos sefardíes -del hebreo ṣĕfārad; topónimo que la tradición identifica con la península ibérica, de donde procede el término sefardí, referido al judío oriundo de España, o al que, sin proceder concretamente, de España, asumió las prácticas religiosas específicas de los judíos españoles-. Uno de ellos, amigo de Rembrandt, fue el médico y escritor Efraín Ezequías Bueno. 

Ephraín Bueno, de Rembrandt. Rijksmuseum de Ámsterdam. 1647

Otro amigo judío de Rembrandt fue Manasseh ben Israel; Se supone que el grabado que Rembrandt le hizo en 1636 se basó en un retrato que desapareció. Algunos consideran dudoso que se trate exactamente de Manasés ben Israel, aunque, por otro lado, no hay duda de que Rembrandt y él se conocían bien.

Govert Flinck: Manasés ben Israel (1615–1660) Mauritshuis. Ámsterdam

En la Cena de Baltasar, de Rembrandt, 1635 -National Gallery, Londres-, una mano misteriosa escribe las palabras: Mene Mene Tekel Upharsin, con letras hebreas, en la pared. Rembrandt pudo haber consultado a Manasés sobre el texto y de qué manera se debería organizar su escritura. Escribió las palabras de arriba a abajo, y de derecha a izquierda, de acuerdo con una antigua tradición judía, que más tarde fue citada en el libro de Manasés, De Termino Vitae. 

Rembrandt: La Cena de Baltasar. 1635. National Gallery, Londres.
El mensaje está escrito de derecha a izquierda y de arriba a abajo: 
"MENE", "MENE", "TEKEL", "UPHARSIN" ”contado, contado, pesado y dividido.
Para el libro de Manasés, La piedra gloriosa o la estatua de Nabucodonosor, de 1655, Rembrandt hizo cuatro grabados, uno de los cuales fue David y Goliat. (4º en la imagen).

"Piedra gloriosa o de la estatua de Nebuchadnesar".
Cuatro ilustraciones para un libro español. Firmadas: Rembrandt f. 1655. 
Aguafuerte, buril y punta seca

Piedra gloriosa o de la estatua de Nebuchadnesar, con muchas y diversas authoridades de la S. S. y antiguos sabios. Ámsterdam, 1655. 
BNF, Estampes Rés. Rb-12, in-8°. 

 “La Piedra gloriosa es el único libro ilustrado por Rembrandt. El artista realizó cuatro estampas para esta obra de Samuel Manasés ben Israel, cuyo título completo es Piedra gloriosa o de la estatua de Nebuchadnesar, con muchas y diversas authoridades de la Sagrada Escritura y antiguos sabios. Fueron grabadas sobre una misma plancha, que se dividió en cuatro partes casi inmediatamente después de su conclusión. El autor estampó algunas pruebas aisladas de la lámina completa, que en su mayoría fueron cortadas a continuación. El rabino Manasés ben Israel (1604-1657) evoca en su libro la interpretación del sueño de Nabucodonosor, rey de Babilonia del 625 al 602 aC, por el profeta Daniel, exiliado en sus dominios y admitido en la corte. El reinado de este monarca marcó el apogeo del imperio neobabilónico. La representación de la estatua de Nabucodonosor hace alusión al coloso con los pies de arcilla. Daniel la comenta así: 

"Tú, ¡oh rey!, estabas mirando, y hete aquí una gran estatua. [...] La cabeza de tal estatua era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus lomos, de bronce; sus muslos, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de arcilla. Estábasla mirando, hasta que se desgajó una piedra sin que interviniera mano alguna e hirió a la estatua en sus pies de hierro y arcilla y los pulverizó. Entonces pulverizáronse a una el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro [...]. Tú eres la cabeza de oro. Después de ti se alzará otro imperio inferior al tuyo, y luego un tercer imperio de bronce, que dominará en toda la tierra; luego un cuarto imperio, fuerte como el hierro, [que] pulverizará y destruirá todas las cosas. Y lo que viste, que sus pies y sus dedos eran en parte de arcilla de alfarero y en parte de hierro, indica que el reino será dividido [...], una porción del imperio será fuerte y parte de él será quebradizo. [...] Y en los días de estos reyes suscitará el Dios del cielo un reino que jamás será destruido [...]. Conforme viste que de la montaña se desgajó una piedra sin intervenir mano alguna y pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro, el Dios grande ha dado a conocer al monarca lo que ocurrirá en lo futuro." (Daniel 2, 31-46).

Manasés analiza las profecías de Daniel en favor del pueblo judío y el próximo advenimiento del Mesías: "Resulta incontrovertible que la estatua de Nabucodonosor es el símbolo de las cuatro mayores monarquías [...]: los babilonios, los persas, los griegos y los romanos [es decir, un reino de oro, de plata, de bronce y de hierro]. La piedra es el Mesías, y saldrá de una gran montaña sin ser lanzada por la mano del hombre [...]. Y del mismo modo, también el Mesías destruirá todas las otras monarquías con su imperio temporal y terrenal. [...] Es así como el Mesías y el pueblo de Israel, reunidos en esta última monarquía, serán los señores temporales, terrenales y eternos del universo, según la infalible interpretación de Daniel." El Libro de Daniel ha sido objeto de una considerable labor de interpretación por parte de los teólogos”. G. L.

La pintura y los cuatro grabados del libro de Daniel, estarían relacionados con ideas mesiánicas comunes en Holanda en aquel momento. Manasés fue, en muchos aspectos, un mediador entre judíos y cristianos. Él, como los filo-semitas, fomentaba esperanzas milenarias sobre la salvación mesiánica.

Se ha discutido mucho sobre si Rembrandt y Baruch Spinoza se conocían, pero la afirmación de que Rembrandt fue maestro de dibujo de Spinoza ha sido rechazada. Muchos estudiosos han afirmado ver una semejanza de Spinoza en las pinturas de Rembrandt, pero las supuestas identificaciones siguen siendo muy discutibles. Existe la posibilidad de que se conocieran en la casa de Manasseh ben Israel, que era uno de los maestros de Spinoza, o en la casa de su maestro de latín, el Dr. Frans van den Emden, donde uno de los alumnos de Rembrandt era inquilino, o quizás en reuniones de menonitas a las que asistía ocasionalmente el filósofo.

Baruch Spinoza. Autor desconocido, c. 1665
Gemäldesammlung der Herzog August Bibliothek, Wolfenbüttel, Germany

Gran parte de lo que pensamos sobre Rembrandt y los judíos deriva de ideas formuladas en el siglo XIX. E. Kolloff escribió en 1854 sobre las representaciones de Rembrandt del pasado bíblico como "un fuerte toque de lo judaico" y se creía que los problemas financieros, que, en un momento dado, llevaron a Rembrandt a la bancarrota en 1656, fueron resultado de sus relaciones con mecenas judíos, especialmente Manasseh ben Israel, quien supuestamente lo habría animado a gastar tiempo y dinero en proyectos cabalísticos.

En todo caso, la evidencia del interés artístico de Rembrandt por el universo judío que conoció en Ámsterdam, la avalan sus numerosos dibujos, a pluma y bistre, o tiza marrón o negra, de viejos judíos barbudos con largos abrigos. Sus primeras representaciones de mendigos con sombrero alto, sin embargo, no son de judíos, sino que probablemente se basan en planchas de vagabundos del grabador lorenés J. Callot. En este sentido, su grabado conocido como Judíos en la Sinagoga, de 1648, muestra nueve judíos y no un minyan (quórum) como se ha dicho. Tampoco ha habido acuerdo sobre la posibilidad de que el escenario sea una sinagoga. Finalmente, se ha sugerido que la imagen debería titularse más propiamente, Una escena en el barrio judío de Ámsterdam. 

Judíos en la Sinagoga, o Una escena en el barrio judío de Ámsterdam.

De acuerdo con S. Schama, se supone que, muy a menudo, los mendigos judíos, que padecían pobreza “Schama”, como son algunos de los tipos de personas vestidas con abrigos pesados y sombreros de piel “kolpaks” son en realidad nobles polacos de Gdansk, y no judíos y que posiblemente fueran refugiados Ashkenazi de Polonia, quienes sirvieron como modelos contratados.

Ashkenaz, es el término hebreo medieval comúnmente empleado para designar a Alemania, y también el nombre dado en dicha lengua a toda la región del centro y este europeo, mientras que asquenazí es un término que designa de un modo general a la población judía que desciende de los judíos que se asentaron en Europa central y oriental. Mantuvieron costumbres y leyes particulares, que los diferencian de otros grupos del pueblo judío (sefardíes mizrajíes, por ejemplo). Los asquenazí desarrollaron su propia lengua, el yidish, que combina términos provenientes de diversos dialectos alemanes junto con algunos de origen eslavo y hebreo-.


La novia judía, del Rijksmuseum; pintada después de 1665, puede no ser un retrato de judíos en absoluto, aunque un erudito sostiene que los personajes son, el cordobés, militar, poeta, historiador, dramaturgo y filósofo sefardí, Miguel de Barrios -Córdoba, 3.11.1635-Ámsterdam, febrero de 1701-, y su segunda esposa mucho más joven que él, Abigail de Pinna. 


El título se le dio a la pintura en 1825 y, por lo tanto, carece de justificación histórica, a pesar de que hoy se cree que es una pintura bíblica, que representaría, probablemente a Isaac y Rebecca. Lo cierto es que, ya en el siglo XVIII, los coleccionistas de arte que catalogaban sus colecciones dieron nombres judíos "románticos" a algunas de las obras del artista.

Rembrandt: Isaac and Rebecca, Portrait of a couple as figures from the Old Testament, known as ‘The Jewish bride’. 1668. Rijksmuseum, Ámsterdam.

Se cree, por otra parte, que algunos retratos atribuidos a Rembrandt, pueden ser obras de sus alumnos, pues los títulos solos, a menudo suministrados por distribuidores, no son prueba suficiente. La única evidencia documental de que Rembrandt encontró mecenas entre los acomodados sefardíes de Ámsterdam es una declaración sobre un desacuerdo entre el artista y cierto Diego d'Andrade sobre un retrato de una mujer joven (tal vez la hija de Andrade) que el patrón encontró insatisfactorio. Todas las identificaciones de retratos de judíos desconocidos basadas en características "raciales" son provisionales, aunque en algunos casos la fisonomía y el estilo de la vestimenta parecen ser más convincentes que en otros. Personajes judíos han sido identificados hasta en 40 óleos, pero tal cifra está todavía abierta a muchas posibilidades.
Una pintura en el inventario de Rembrandt de 1656 que figura como Cabeza de Cristo, un estudio en vida, y otras obras relacionadas, probablemente fueron pintadas según un modelo judío. 

Cabeza de Cristo, hecha en vida, de mediados del siglo XVII.
Staatliche Museen zu Berlin, Gemäldegalerie, Alemania
Entre los óleos más famosos de Rembrandt sobre temas del Antiguo Testamento en las principales colecciones públicas, se pueden citar los siguientes: Sansón y Dalila (1628; Berlín), Jeremías lamentando la destrucción de Jerusalén (1630; Ámsterdam); Saúl y David (1631; Frankfurt); Sacrificio de Isaac/Abraham (1635; San Petersburgo); Sansón amenazando a su suegro (1635; Berlín); Cegamiento de Sansón (1636; Frankfurt); El ángel dejando a la familia de Tobías (1637; París); Fiesta de bodas de Sansón (1638; Dresde); Adiós de David a Jonathan (1642; San Petersburgo); Betsabé en el baño (1643; Nueva York); Susanna y los viejos (1647; Berlín); Betsabé con la carta de David (1654; París); José acusado por la esposa de Potifar (1655; Berlín); Saúl y David (c. 1655; La Haya); Jacob bendiciendo a los hijos de José (1656; Kassel); Jacob luchando con el ángel (c. 1659; Berlina); Moisés sosteniendo las tablas de la ley (1659; Berlín). En esta última pintura, las tablas están escritas en hermosas letras hebreas, de acuerdo con la manera sefardí de Ámsterdam. Veámoslos:

Sansón traicionado por Dalila. Óleo sobre lienzo, pintado en 1628. La historia de la pasión fatal de Sansón y Dalila aparece en el Antiguo Testamento (Jueces 16:4-6, 16-21). Staatliche Museen, Berlín.

Jeremías prevé la destrucción de Jerusalén. 1630. Rijksmuseum, Ámsterdam


Saúl y David. Mauritshuis. La Haya

David tocando el arpa; fragmento de “Saúl y David” de Rembrandt. 
Mauritshuis. La Haya

La pintura muestra a un joven David arrodillado ante el rey Saúl, tocando las cuerdas de su arpa. Conmovido por la música y su intérprete, el patriarca enjuga sus lágrimas con una cortina. Esta pintura fue catalogada como uno de los trabajos más hermosos del pintor y una de las obras más admiradas por los visitantes del museo Mauritshuis, en La Haya. Fue a finales de la década de 1960 cuando un notable experto en el artista sembró la duda acerca de su autenticidad, quizás por su particular historia. 

Pintada por el maestro del Siglo de Oro en dos etapas, posiblemente entre 1645 y 1652, fue cortada en dos partes en el siglo XIX. Pertenece a la serie de temas bíblicos de Rembrandt, y figuraba en el catálogo de la sala holandesa desde 1898 como una de sus piezas esenciales.

Horst Gerson estaba convencido de que no fue el maestro, sino uno de sus alumnos, quien pintó esta escena; algo comprensible ya que el lienzo estaba cubierto por una capa oscura y varias partes habían sido repintadas una y otra vez.

Finalmente las dudas quedaron atrás y la directora del museo, Emilie Gordenker, anunció que la colección del recinto sí contaba con un Rembrandt original, esta afirmación fue posible gracias a un grupo de expertos internacionales que pasó ocho años examinando la pintura y que, finalmente llegaron a la conclusión de que la obra era auténtica.

Sacrificio de Isaac, 1635. Hermitage. San Petersburgo
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Sansón amenazando a su suegro (1635; Berlín).

Cegamiento de Sansón. 1636; Frankfurt

Sansón creció entre la humillación de los esclavos de su pueblo y decidió vengarse de los esclavistas, lo que logró al acometer muchas veces a los filisteos. Al estar dedicado a Dios como nazareno, llevaba el pelo largo, que le servía como fuente de su extraordinario poder. Sucumbió a la pasión por Dalila que le cortó el pelo a traición, perdiendo Sansón la fuerza, ante la gran alegría de los filisteos que, para dominarlo mejor, lo cegaron y, sometieron a diversas humillaciones.

La dura prueba llevó a Sansón a un arrepentimiento sincero, pero su vida terminó bajo las ruinas de un templo filisteo, destruido por él y que se derrumbó sobre él mismo, junto con un gran número de filisteos. Sansón, como personaje bíblico-histórico, es un tipo característico del héroe nacional de los tiempos del Libro de los Jueces; La historia de sus hazañas abunda en interesantes detalles personales, que se confirman en los estudios de los modernos arqueólogos y geógrafos.

El ángel alejándose de la familia de Tobías. 1637; París

El Libro de Tobit describe la historia de una familia que ha caído al cautiverio asirio de un “país del norte”, es decir, Israel. Este libro no está incluido ni en el canon bíblico judío ni en el canon protestante, idéntico en composición al judío. Se incluye en las Biblias ortodoxa y católica como un segundo libro canónico. El élder Tovit realizó muchas buenas acciones, distribuía pan entre sus compañeros de tribu; proporcionaba ropa a los necesitados y, a pesar de la prohibición, enterraba en secreto a los judíos asesinados. Por todo ello tuvo que soportar persecución por los asirios.

A la vejez, Tobit perdió la vista. Anticipándose a la muerte, dio algunas instrucciones a su hijo Tobiah, que fue a cumplirlas acompañado por un joven que se hacía llamar Rafael

Tobías pescó un gran pez y, siguiendo el consejo de su compañero de viaje, le sacó el corazón, el hígado y la bilis y los preservó, ya que con el humo del corazón y el hígado quemados, debía expulsar a un espíritu maligno, y con la bilis tenía que impregnar los doloridos ojos de un hombre, que quedaría sanado. 

A la vuelta de Tobías y Rafael, expulsaron el demonio del cuerpo de la niña Sara, que después sería la esposa de Tobías, y devolvieron la vista a su padre. Cuando Tobías le ofreció a Rafael una recompensa por su ayuda, el hijo declaró que su compañero no era un hombre, sino un arcángel, y que él llevó a cabo la misión que Dios le había confiado.

La pintura de Rembrandt representa el momento de la partida del ángel frente a los agradecidos miembros de la familia de Tobías, incluyendo el perro, tímidamente acurrucado, mientras el ángel, ya inaccesible, se apresura al cielo para unirse al anfitrión celestial.

Este fenómeno extraordinario lo recrea, como siempre lo hace Rembrandt, en sus características más significativas y nada mas No hay un solo gesto falso. Sin exageraciones, crea la impresión de una gran naturalidad.

Fiesta de bodas de Sansón, 1638; Dresde

La historia de Sansón debió ser para Rembrandt una buena fuente de inspiración ya que, como hemos visto, también lo pintó cegado por los filisteos dos años antes. 

Sansón era un israelita famoso por su fuerza que se casó con una filistea a pesar de ser este pueblo enemigo acérrimo de los israelitas. En su boda planteó un acertijo a los invitados: "Del que come se extrajo carne y del fuerte se extrajo dulzura". Los asistentes al banquete tenían una semana para resolver el acertijo y decidieron utilizar a la esposa de Sansón para averiguar la respuesta. La solución era el león que había matado Sansón en cuyo interior encontró un rico panal de miel. Al verse engañado por su mujer, el israelita mató a 30 filisteos. 

Rembrandt elige para su composición el momento del banquete, obteniendo la mayor animación posible. Sansón aparece a la derecha, rodeado de invitados que le interrogan para obtener pistas. A su lado encontramos a su esposa y, en la zona de la izquierda se sitúan varios grupos de comensales. 

El maestro se interesa por ofrecer el mayor verismo en sus trabajos, presentando todas las figuras con vestidos orientales e incluso reclinados sobre la mesa, según la costumbre también oriental. Sin duda, la luz vuelve a ser la principal protagonista; un fuerte foco lumínico penetra por la izquierda impactando de lleno en el protagonista y su esposa, quedando el resto de figuras en semipenumbra. Esta técnica está inspirada en el naturalismo tenebrista que Rembrandt conocía a través de su maestro, Pieter Lastman, y del grupo de Caravaggistas de Utrecht. Otra de las grandes preocupaciones del pintor serán las calidades de las telas y el interés hacia los detalles, sin olvidar las expresiones de los personajes, otorgando un realismo extraordinario al conjunto. (ArteHistoria).

Adiós de David a Jonathan. 1642; San Petersburgo; 
una de las obras que iniciaron la colección. 

Jonatán, era hijo del rey Saúl de Israel y futuro heredero, y David, músico y soldado al servicio del rey israelita con el que el enfrentamiento había llegado a un punto en el que la propia vida de David corría peligro.

A pesar de esas circunstancias, descritas en el episodio bíblico de Samuel, la amistad entre David y Jonatán había sido tan profunda que, en el momento de separar sus caminos, fueron inevitables las muestras de dolor y cariño.

El futuro rey David llora desconsolado en los brazos de su amigo Jonatán, vestido con turbante al uso oriental, frecuente en otras pinturas del autor como su David tocando el arpa ante Saúl o Banquete de Belsasar. David es representado mucho más joven, como en mucha de la extensa y rica iconografía del sucesor de Saúl.

Betsabé en el baño. 1643; MET Nueva York

Rembrandt: Betsabé con la carta de David. 1654; Louvre París.

Considerado el principal desnudo del pintor, ha sido recientemente restaurado y sometido a una serie de exámenes durante ocho meses. Rembrandt lo pintó en 1654. La obra se refiere a un episodio de la Biblia en el que el rey David, tras haber visto a Betsabé en el baño, le envía una carta para invitarla a su palacio.

Susanna y los viejos. 1647, Gemäldegalerie, Berlín.

José acusado por la esposa de Putifar. 1655; Berlín

“José fue llevado a Egipto, y le compró un egipcio, Putifar, eunuco del Faraón y jefe de la guardia. Yahveh asistió a José, que llegó a ser un hombre afortunado, mientras estaba en casa de su señor egipcio. José ganó su favor y entró a su servicio, y su señor le puso al frente de su casa y todo cuanto tenía se lo confió. José, además, era apuesto y de buena presencia.

Y sucedió que la mujer de su señor se fijó en él y le dijo: "Acuéstate conmigo."  Pero él rehusó y dijo a la mujer de su señor: "He aquí que mi señor no me niega nada de lo que hay en su casa, y todo cuanto tiene me lo ha confiado. ¿No es él mayor que yo en esta casa? Y sin embargo, no me ha vedado absolutamente nada más que a ti misma, por cuanto eres su mujer. ¿Cómo entonces voy a hacer este mal tan grande, pecando contra Dios?" 

Ella insistió hasta que cierto día entró él en la casa y coincidió que no había nadie que pudiera ver lo que ocurría. Entonces ella le tiró de la ropa diciéndole: "Acuéstate conmigo." Pero él, deshaciéndose de su ropa, salió huyendo. Ella, entonces gritó a los de su casa diciéndoles: "¡Mirad! Nos ha traído un hebreo para que se burle de nosotros. Ha venido a mí para acostarse conmigo, pero yo he gritado, y al oírme levantar la voz y gritar, ha dejado su vestido a mi lado y ha salido huyendo afuera." 

"Ha entrado a mí ese siervo hebreo que tú nos trajiste –dijo a su marido-, para abusar de mí; pero yo he levantado la voz y he gritado, y entonces ha dejado él su ropa junto a mí y ha huido." 

Al oír esto, su esposo se encolerizó; prendió a José y le puso en prisión.

En la pintura, José, aparece alejado del centro de la escena. Su gesto es casi irónico, como rindiéndose a la mentira. Supuestamente sabe que para que se cumpla su destino deberá pasar por esta y otras humillaciones.

Jacob bendiciendo a los hijos de José. 1656, Kassel

La imagen muestra una conmovedora despedida en el lecho de muerte, pero el episodio bíblico es más complicado. 

Anciano, casi ciego, Jacob bendice a los hijos de su hijo José, que se había convertido en el principal consejero del faraón egipcio. Pero, contrariamente a la costumbre, puso su mano derecha, no su mano izquierda, sobre la cabeza del nieto más joven de Efraín, y en respuesta a la queja de José, anunció que Efraín sería más alto que el primogénito, y que sería inmensa su descendencia.

Una fuerte luz se introduce por la zona de la izquierda, iluminando a los personajes y dejando el resto de la habitación a oscuras resaltándose el volumen de las figuras. La pincelada del artista es cada vez más suelta trabajando con esa "manera áspera" que decían en la época. (ArteHistoria).

Jacob luchando con el angel.c. 1659; Gemäldegalerie, Berlín

En aquellos días, todavía de noche se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las dos siervas y los once hijos y cruzó el vado de Yaboc; pasó con ellos el torrente e hizo pasar sus posesiones. Y él quedó solo. Un hombre luchó con él hasta la aurora; y, viendo que no le podía, le tocó la articulación del muslo y se la dejó paralizada, mientras peleaba con él. Dijo: «Suéltame, que llega la aurora.» Respondió: «No te soltaré hasta que me bendigas.» Y le preguntó: «¿Cómo te llamas?» Contestó: «Jacob.» Le replicó: «Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con dioses y con hombres y has podido.» Jacob, a su vez, preguntó: «Dime tu nombre.» Respondió: «¿Por qué me preguntas mi nombre?» Y le bendijo. Jacob llamó aquel lugar Penuel, diciendo: «He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo.» Mientras atravesaba Penuel salía el sol, y él iba cojeando. Por eso los israelitas, hasta hoy, no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.

Moisés sosteniendo las tablas de la ley. 1659, Berlín.

El maestro holandés corrige el error exegético y escultórico cometido por Miguel Ángel en su famosísima representación de Moisés. El libro de Éxodo describe cómo, descendiendo del Sinaí, sin saberlo Moisés, ki karan o panav, brillaba. 

Por una analogía errónea con la palabra “keren”, "cuerno", los comentaristas no hebreos de la Biblia tomaron la palabra karan como "cuernos" y así aparecen en la cabeza no solo del Moisés de Miguel Ángel en la tumba del papa Julio II, sino de otras representaciones artísticas a lo largo de los siglos. Sin embargo, Rembrandt, entendió claramente que la traducción más precisa de la frase bíblica es que, sin que Moisés lo supiera, su frente o su rostro, "brillaba".

También ha habido confusión sobre la forma de las tablas, pero, la veracidad de las de Rembrandt, no depende de su forma sino de sus letras. Para un artista que no leía hebreo, la caligrafía de Rembrandt es exquisitamente fiel, y la ortografía casi perfecta, algo que, Incluso entre sus contemporáneos holandeses, era inusual. 

"Ningún otro pintor no judío en la historia… igualaba su habilidad para hacer que el hebreo real, sea un elemento integral de la obra". Lo más notable en esta pintura es la letra del octavo mandamiento, “lo tignov”; No robarás; los extremos horizontales de la letra se alargan exactamente como lo haría un escriba de la Torá.

Si bien la primera tabla está en gran medida oculta a la vista del espectador, el texto en la segunda tableta comienza con la prohibición del asesinato, que también se conoce como el sexto mandamiento.

Rembrandt asumió que los mandamientos estaban divididos equitativamente, cinco en cada tabla, para los judíos, un acuerdo totalmente dado por sentado, pero, en el contexto de su tiempo y lugar, completamente revolucionario.

Queda una pregunta más: ¿exactamente, qué escena bíblica está representando Rembrandt? Muchos historiadores del arte han asumido que Moisés descendió del monte Sinaí con las tablas, y al ver a los israelitas adorando un becerro de oro, las levanta sobre su cabeza, a punto de arrojarlas violentamente. De hecho, el título de la pintura, es a veces Moisés Rompiendo las Tablas de la Ley.

En resumen, de todos los elementos judíos en esta pintura extraordinaria, el más genuinamente judío puede ser la imagen de Moisés lanzando desde la montaña, no las tablas, sino, la misma palabra de Dios: cuyo otorgamiento al pueblo judío se celebra cada año en el festival. de Shavuot
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Los artistas judíos después de la Emancipación consideraron a Rembrandt y sus creaciones "judías" como prueba del hecho de que el arte judío era posible.

Fuente principal: Alfred Werner / Rivka Weiss-Blok, ed. (Jewish Virtual Library)
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