El Caballero, la Muerte y el Diablo, 1513. Melancolía I, 1514
Visión en Sueños, 1525.
En apariencia, la vida de Durero no es tan inquietante como podría dar a entender parte de su obra, pero no podemos olvidar un hecho crucial, que marcó la historia a partir de su época: la aparición de la Reforma, que llevó a muchos creyentes a optar, quizás sin la suficiente claridad de ideas, pero temiendo que su elección afectaría de forma inevitable, no sólo a su existencia terrenal, sino también a la que, desde el punto de vista religioso, vendría después, y que se ponía en juego a causa de una elección que, podría resultar errónea. En suma; no sólo para Durero, que era muy creyente, sino para todo el occidente cristiano, tal opción pudo convertirse en un acto amenazador en sus consecuencias.
¿Qué intentaba expresar el artista, con El Caballero..., Melancolía I y, sobre todo, ¿con su apocalíptica Visión...? (1513, 1514 y 1525).
Tal vez podamos dilucidar algo en el transcurso de la vida del artista, pero es evidente, que la duda, o, sencillamente la idea de verse obligado a optar, pudo causar un profundo efecto de melancolía al pintor; un sentimiento de inestabilidad psicológica -siendo el término Psicología, por cierto, una aportación de Melanchton, quien sí se adhirió a la Reforma. No así Erasmo, que permaneció fiel a Roma, aunque su adhesión fue rechazada, siendo estos dos personajes, los últimos a los que retrató Durero.
Erasmo y Melanchton. 1526
●
Durero nació el 21 de mayo de 1471 en Núremberg. Su padre, Alberto Durero, el Viejo (1427-1502) era húngaro, pero emigró a tierras germanas y, como orfebre, fue el primer maestro de su hijo. Nacido en Ajtós, se llamaba, en realidad, Albert Ajtósi, pero, ya en Alemania tradujo su apellido al alemán Türer, y con el tiempo, pasó a ser Dürer, cuyo significado es fabricante de puertas. Durero, el artista, incluyó una puerta en su blasón familiar.
En todo caso, en el grabado del blasón podemos observar algunos símbolos que podrían -quizás-, ayudarnos a interpretar algunos signos que servirían de apoyo para discernir alguna clave de la personalidad de Durero, aun considerando siempre, que su hermetismo, seguramente voluntario, hace que ignoremos, incluso, si deseaba, o no, ser comprendido.
A la puerta, situada en la parte inferior del escudo, se asciende por tres peldaños, los cuales se refieren a las tres etapas o fases de la vía hermética y del proceso iniciático en general. La puerta es símbolo de pasaje, y cruzar su umbral es acceder a un tiempo y a un espacio sagrado, significativo. Esta puerta, sobre una especie de nube, indica un carácter más celeste que terrestre. Sobre la puerta, un yelmo; parte de una armadura, para luchar ¿contra qué, o contra quién? Tal vez, contra la ignorancia, como se ha dicho. Veremos después, el grabado de El Caballero, la Muerte y el Diablo.
El busto en la parte superior, en heráldica es un elemento conocido como cabeza de moro o cabezas negras, se interpreta como una alusión a la alquimia.
Las grandes alas desplegadas en torno a la figura, significarían, el vuelo del espíritu, es decir, la posibilidad de elevarse por encima de los condicionamientos materiales que dificultan la realización espiritual. Las alas animan al iniciado desprenderse de los frutos de su actividad y, en este sentido, sabemos que Durero, en sus últimos años abandonó casi radicalmente el grabado y la pintura, para dedicarse a la contemplación y la meditación, al tiempo que compuso sus Tratados y estudios sobre arte, en los que muestra sus conocimientos, tanto filosóficos, como cosmológicos.
Por su formación, Durero había asumido el legado del arte alemán del siglo XV, con la reconocida pintura flamenca, ya del gótico tardío, que los artistas alemanes habían adaptado a su vez, a la de grandes artistas flamencos, como Robert Campin, Jan van Eyck y, por supuesto, Rogier van der Weyden.
Robert Campin: Retratos, 1430-35, Nat. Gallery. Londres
Jan van Eyck San Jerónimo, 1442. Institute of Arts, Detroit
Roger van der Weyden. Descendimiento, detalles. 1435. Museo del Prado. Madrid
Roger van der Weyden: San Ivo. 1450. Nat. Gallery, Londres.
Posteriormente. A lo largo del siglo XVI, el fortalecimiento de lazos comerciales, facilitó la difusión de las ideas de los humanistas italianos por el norte de Europa, aportando estos últimos al tradicional arte alemán, ideas artísticas renovadoras. Durero mostró a sus compatriotas nórdicos un modelo que añadía diversos aspectos teóricos del arte italiano, más empírico y basado en la observación.
En su correspondencia con el humanista y gran amigo, Willibald Pirckheimer, así como en otros escritos, Durero insistió en mostrar que la geometría y las medidas eran claves para el entendimiento del arte renacentista italiano, que, a su vez, procedía del arte clásico.
Moneda y medalla homenaje a Willibald Pirckheimer y Albrecht Durero. Fototeca alemana. Bibl. Est. Sajonia
Entre otros amigos de Durero, hemos de destacar al austriaco Johann Stabius, que le inició en el conocimiento y la construcción de los relojes solares. Por entonces, entre las notas de Diario, aparece la descripción de una pesadilla que tuvo la noche de Pentecostés, en 1525. Vio caer trombas de agua del cielo, como bolsas henchidas a punto de reventar sobre la tierra. Es este uno de nuestro “Enigmas”, acerca del cual, la gran escritora Marguerite Yourcenar hizo un interesantísimo análisis en su obra, El tiempo, gran escultor, en la que nos detendremos en su momento cronológico.
El mapa del mundo de Johann Stabius de 1515. Grabado atribuido a Durero.
El globo terráqueo rodeado por los doce vientos, equivalente a la tercera proyección de Ptolomeo. Las armas de Johann Stabius, astrólogo imperial, en la parte inferior izquierda; a la derecha, el privilegio imperial y la fecha.
A partir de 1507, y durante el resto de su vida, Durero nunca dejó de redactar notas y realizar dibujos para su famoso tratado, Vier Bücher von menschlicher Proportion, es decir: Cuatro libros sobre las proporciones humanas, que fue publicado póstumamente en 1528. Al parecer, sus grabados fueron recibidos con más interés que la orientación intelectual que proponía.
Pero volvamos al origen del artista; su formación y ciertos avatares que, sin duda, marcaron su existencia de forma indeleble.
● ● ●
En 1471 nacía Albrecht, en Núremberg, el 21 de mayo. Fue el segundo de dieciocho hermanos, de los que sobrevivieron tres. El boceto de las Manos, que veremos en 1508, tiene una conmovedora leyenda referida a uno de sus hermanos supervivientes.
1484: Aprendiz, en el taller de orfebrería de su padre.
Hace su primer autorretrato, que es también el primero en la historia del arte occidental, realizado con punta de plata. Apenas tiene trece años.
1486-1490
Empieza su aprendizaje con el pintor y grabador Michael Wolgemut, en cuyo taller permanece cuatro años.
Alberto Durero, Retrato de Michael Wolgemut, 1516. Museo Nacional Germano. Núremberg
1491
En Colmar, Alsacia, conoce la obra de Martin Schongauer, uno de los grabadores más importantes de la época.
Posible retrato de Schongauer, atrib. a Hans Burgkmair el Viejo. Copia. Alte Pinakotek. Múnich.
1492
Primer grabado documentado: Portada de la edición de las Cartas de San Jerónimo, impreso en Basilea.
Forma parte del conjunto de tres grabados, con Melancolía I y el Caballero, la Muerte y el Diablo. Aparentemente, este no tiene misterio, pero lo destacamos, por la curiosa historia del león al que San Jerónimo curó y que acompañaba al traductor de la Vulgata a todas partes, asustando, en ocasiones, con su presencia, a otros hermanos en religión. Esta historia constituyó un tema pictórico especial para numerosos artistas.
El motivo de San Jerónimo con “su” león, fue, por otra parte, muy empleado por los artistas de la época y, del santo tenemos docenas de interpretaciones, fundamentalmente, de su faceta como ermitaño e implacable penitente, pues los “golpes de pecho” en lugar de dárselos con la mano, se los daba con una piedra, hasta hacer brotar la sangre, y de ello hay numerosas muestras. También aparece como traductor de la Biblia, y como obispo, pero, casi sin excepciones, siempre con su fiel león muy cerca.
Lucas Cranach el Mayor. Kunsthistorisches de Viena.
San Jerónimo consiguió extraer la dolorosa astilla que provocaba enorme dolor, e impedía desplazarse al león, por lo que posiblemente, hubiera muerto de inanición.
Nicoló Antonio, Colantonio: San Jerónimo en su Estudio. Museo Nal. Capodimonte, Nápoles
Carpaccio, 1502. San Jerónimo y el león. Scuola di San Giorgio degli Schiavoni, Venice
El conjunto Meisterstiche o grabados maestros: El Caballero, la Muerte y el Diablo, de 1513, Melancolía I, de 1514, y San Jerónimo, conforman un tríptico de alegorías de las tres clases de virtudes y tres tipos de actividad según una clasificación medieval, a las que se ha atribuido un claro significado; El Caballero, la Muerte y el Diablo, representaría la esfera moral y la "vita activa"; Melancolía I, correspondería al plano intelectual, constituyendo una conexión entre el mundo racional de las ciencias y el imaginativo de las artes y, finalmente, de acuerdo con esta hipótesis, San Jerónimo en su gabinete, representaría la “vita contemplativa".
1493
Ilustración del libro del humanista Sebastian Brant, en Estrasburgo: La nave de los locos.
Portada de La nave de los locos; Das Narrenschiff, de Sebastian Brant. Basilea, 1494, fol. 1r; grabados en madera atribuidos a Alberto Durero.
Analizaremos brevemente esta obra, puesto que, el hecho de que Durero aportara su trabajo a la edición, hace suponer, con bastante evidencia, que estaba de acuerdo con las tesis del autor y esta conformidad, puede aportar una nueva clave para comprender al tácito pintor.
Sebastian Brandt, de Durero. 1520
Obtuvo el doctorado canónico y civil en 1489, en Basilea, y ejerció desde entonces la enseñanza como profesor de derecho y poesía. Fue en Basilea donde publicó antiguas obras de derecho; poesía de Virgilio; obras completas de Petrarca y tratados de los Padres de la Iglesia.
En 1485, se casó con Elisabeth Bürgis, y tuvieron siete hijos.
En 1494, inauguró el género bufo, precisamente, por medio de su obra maestra, Das Narrenschiff o La nave de los necios, en la que critica la debilidad y locura de sus contemporáneos. Su éxito fue grande e inmediato, por lo que muy pronto fue traducido a otras lenguas.
Inspirado en el ciclo de los Argonautas, que resurgió entre los grandes temas de la antigua mitología en los albores del Renacimiento, está escrito en pareados y narra el viaje de un barco hacia la tierra de los locos, con las aventuras de sus pasajeros.
Comprobamos que, igual que ocurre con la obra “Elogio de la Locura” o “Elogio de la Necedad” de Erasmo, parece ser que esta obra también podría titularse, quizás con más propiedad, “La nave de los Necios”. Brant acoge en ella, locos que representan todas las “debilidades” humanas, destacando a los que considera más necios, es decir, los que, a pesar de todo, deberían mostrar más responsabilidad: “Es mejor seguir siendo laico -escribe-, que comportarse mal dentro de las órdenes”.
“Das Narrenschiff (La nave de los necios) del abogado de Basilea Sebastian Brant (1458-1521) fue uno de los primeros trabajos profusamente ilustrados que se imprimieron en el idioma alemán en el siglo XV, y uno de los más populares. Después de la primera edición, impresa en 1494 por el antiguo amigo de Brant de la universidad, Johann Bergmann, su sátira sobre la necedad humana pasó a gozar un éxito muy grande en Europa. Para 1574 habían aparecido más de 40 ediciones del texto, que incluían traducciones al latín, francés, inglés, holandés y bajo alemán. El texto describe el ficticio viaje por mar de 112 necios, cada uno representando un tipo de mala conducta humana, hacia la tierra prometida de «Narragonia». La sucesión de necios está dirigida por el lector necio: convencido de su sabiduría, se dedica a ahuyentar a las moscas que zumban alrededor de su mesa llena de libros, aunque no abre los libros para adquirir conocimientos. Brant no critica tanto la necedad, sino el hecho de seguir siendo un necio por no reconocer las propias faltas. Una de las razones del gran éxito de la obra fue, sin duda, la alta calidad de las xilografías que presentan y complementan el texto. Entre los artistas con los que Brant colaboró en este trabajo estuvo el joven Alberto Durero, quien poco después de la finalización de la obra dejó Basilea para ir a Núremberg. El libro se encuentra en la Biblioteca Estatal de Baviera en Múnich, Alemania.” (Biblioteca Digital Mundial. BDM. De la Bibl. Estatal de Baviera).
El libro contiene muchas semejanzas con la representación que hizo El Bosco sobre el mismo asunto, resultando muy probable, que el pintor se basara en esta obra.
Jheronimus van Aken Bolduque, c. 1450-1516. Familiarmente, Joen, pero más conocido como Jheronimus o Hieronymus Bosch, El Bosco.
La nave de los locos. Versión de El Bosco. Louvre
La nave de los locos. Detalle. Versión de El Bosco. Louvre
De acuerdo con la tesis de Desmonts; Dos primitivos holandeses en el Museo del Louvre, este cuadro -aclara L. Cirlot-, formaba parte de una serie de pinturas que ilustraban los cantos principales de un poema de Brant, en el que un grupo de locos se embarca en una nave hacia Narragonien, la tierra prometida de los insanos. Antes de que la nave naufrague, llegan a Schlaraffenland, la tierra de la riqueza. Es evidente, por otra parte, que también contiene muchas similitudes con el citado Elogio de la locura, de Erasmo.
En todo caso, la relación que se establece, ya desde El Bosco, entre “vicio” y “locura” o “necedad”, es muy característica de la literatura del siglo XV. Con este cuadro, el pintor advierte de una manera burlesca sobre la pérdida de los valores, a causa de la corrupción existente en el clero, (Cirlot) la negligencia o la locura de los hombres con relación a la religión, que se impuso durante los últimos años del siglo XV, a finales de la Edad Media. Es un hecho, que numerosas representaciones tanto artísticas como literarias, demuestran que “desde el siglo XV, el rostro de la locura ha perseguido la imaginación del hombre occidental”. [Michel Foucault: Historia de la Locura en la Época Clásica.]
1493
Autorretrato conocido como Del cardo.
Louvre
1494
Vuelve a Núremberg en mayo.
Agnes Frey
Durero se casó en Núremberg el 7 de junio de 1494 con Agnes Frey, obedeciendo al acuerdo matrimonial determinado por sus padres, durante su ausencia, pues, al parecer, el artista que quisiera abrir un taller propio, debía estar casado ineludiblemente. Agnes era hija de un herrero acaudalado. No tuvieron hijos, y parece que la relación entre Albert y Agnes no fue buena, o, quizás sería más preciso indicar que no llegó a existir, pues se diría que tampoco fue mala, ya que, la avenencia entre ellos, era nula, a pesar de que, en cartas a su amigo Pirckheimer, Durero es bastante negativo en sus referencias a Agnes, quien, sin duda, fue al matrimonio, tan obligada como él, si no más.
Poco después de la boda, Durero viajó sin su esposa a Italia, deteniéndose en Venecia. Allí realizó acuarelas de paisajes con gran minuciosidad de detalle, probablemente durante su viaje de regreso, como por ejemplo la Vista del Castillo de Trento.
Vista del Castillo de Trento, National Gallery, Londres
Durante los diez años siguientes en Núremberg, desde 1495 hasta 1505, realizará un gran número de grabados que promovieron enormemente su fama. Entre ellos destacan las xilografías de la serie del Apocalipsis (1498), Baño de hombres y Sansón con el león, y los grabados a buril, La gran fortuna (1501-1502) y La caída del hombre (1504). Estas y otras obras de este periodo muestran, en su conjunto, una maestría técnica cada vez superior en el arte de ambas técnicas, un manejo de las proporciones humanas basado en los textos del tratadista romano Vitrubio y una brillante capacidad para incorporar detalles de la naturaleza en obras que reflejan el entorno con gran realismo.
1495
De vuelta en Núremberg organiza su taller de grabado y crea su monograma: AD.
Compone el Altar de Dresde, por en cargo de Federico el Sabio, influido por el estilo de Andrea Mantegna, que representa una nueva concepción del arte.
Gemäldegalerie
San Antonio y San Sebastián
1496. Realiza el grabado en madera El baño de los hombres. Gemäldegalerie Alte Meister, Dresden.
BNE, España - Museo Británico
¿Wolgemuth? ¿Durero?
1497
Grabado: La Virgen con el mono, buril.
MNAC
El mono, no aparece como un animal de compañía, sino que está atado por la cintura, porque es símbolo de la lujuria, la gula y la avidez, aunque también hay quien interpreta la imagen como una representación de Sinagoga, es decir, la iglesia judía, o de Eva, como la mujer pecadora. Por ello permanece sometido a los pies de María, que representa la nueva Iglesia, libre de estos pecados y origen de una nueva era para la humanidad.
1498
El Apocalipsis, libro ilustrado que le aporta fama internacional.
Staatliche Kunsthalle Karlsruhe
Empieza La Pasión grande.
Biblioteca Nacional, España. 12 estampas
En 1498 pintó el Autorretrato del Museo del Prado, de Madrid, y en 1500, el de la Pinacoteca Antigua de Múnich, en el que se representa con las características que habitualmente se atribuyen a los “retratos” de Cristo.
MN del Prado. Madrid / Alte Pinakothek, Múnich
1500
Conoce al pintor y grabador Jacopo de Barbari, que le muestra sus investigaciones sobre la proporción humana.
Barbari: Archivo del Estado. Amberes
1501
San Eustaquio, grabado al buril de increíble calidad técnica.
Fogg Art Museum, Harvard University, Cambridge
Pisanello, Visión de San Eustaquio. 1436-38. NGA, Londres
● ● ● ● ● ● ● ● ●
No hay comentarios:
Publicar un comentario