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Andrea del Sarto, apodo de Andrea d'Agnolo, Florencia, 16.7.1486-21.1-1531. Se trata de un pintor Manierista ubicado artísticamente en el Alto Renacimiento como creador de frescos, retablos, retratos y dibujos. A pesar de la perfección que le ganó el sobrenombre de “Andrea senza errori”, su imagen no le libró de pasar a la historia, a la sombra de sus contemporáneos Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael.
Giorgio Vasari (1511-1574), que fue su discípulo a mediados de la década de 1520, dice que del Sarto recibió su primera formación de un artista prácticamente desconocido, llamado Gian Barile, que después pasó al taller de Piero di Cosimo (1461/62-ca. 1521) y, finalmente, en 1508, fundó su propio taller con Franciabigio (1484-1525), en la Piazza del Grano, cerca de la actual Galería Uffizi.
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Su apellido “del sarto” también es apodo familiar; procede del oficio de su padre; costurero –“sarto” en italiano-, que, en realidad, se llamaba Agnolo di Francesco. En cuanto a su madre, Costanza di Silvestro, también era hija de un costurero.
La primera obra del taller compartido con Franciabigio, pudo ser el Bautismo de Cristo, para la florentina Compagnia dello Scalzo , que pudo ser, a su vez, el comienzo de una serie de frescos monocromáticos. Cuando los asociados se separaron, del Sarto ya se había creado su personal estilo.
Estamos en 1508, año en que se producen sus primeras obras, todavía como secuela de la inspiración de pintores preferidos, tanto por él como por Franciabigio; Fra Bartolomeo, Mariotto Albertinelli, y el atento estudio de Rafael Sanzio.
En el convento de la Annunziata, y en 1460, Baldovinetti había comenzado unos frescos, que dejó inacabados; Cosimo Rosselli se encargó de continuar la obra, pero tampoco la terminó. De modo que, ya en 1509, el encargo recayó en del Sarto, que realizó cinco historias de milagros de san Felipe Benizzi, que estaban terminadas en 1510.
Es probable que viajara a Roma este año, 1510, lo que le habría permitido profundizar en la obra de Rafael, pero los numerosos dibujos hechos a partir de entonces, parecen mostrar más claramente, la impronta de Miguel Ángel.
Entre 1509 a 1514, la Orden de los Servitas encarga a Del Sarto, con Franciabigio y Andrea Feltrini, una serie de frescos para la Basílica della Santissima Annunziata di Firenze. Sarto realizó siete frescos en la explanada o atrio -el chiostro dei voti-, ante la iglesia de los Siervos, que el artista completó antes de terminar el año 1510. El contrato original también contenía el encargo de crear cinco escenas relativas a San Sebastián, pero, para entonces, del Sarto, había perdido el interés, aunque le convencieron para que hiciera dos frescos más: el Viaje de los Reyes Magos -que contiene un autorretrato-, terminado en 1511 y una Natividad de la Virgen.
Vasari creyó que eran arpías las “criaturas” que aparecen en el pedestal.
A finales de 1517 o principios de 1518 del Sarto se casó con Lucrezia del Fede, una viuda muy reciente. Algunos opinan que tal matrimonio perjudicó al artista, supuestamente porque Lucrezia era codiciosa y le presionaba en su afán de ganar más dinero.
Andrea del Sarto y Lucrezia del Fede, se casaron el 26 de diciembre de 1512. Lucrezia aparece en muchas de sus pinturas, a menudo como una Virgen. Vasari la describe como infiel, celosa, y zorra con los aprendices (de los que él mismo formaba parte).
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De esta época es la Disputa de la Trinidad del Palacio Pitti.
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Andrea abandonó Francia sin cumplir sus compromisos con Francisco I -supuestamente motivado por su esposa Lucrezia-, y lo volvemos a ver en Florencia, en 1520. Aquí volverá a la tradicional Piedad florentina, y crea una para las monjas de San Pedro de Luco, en Mugello, donde Andrea se refugia en 1523, huyendo de la epidemia de peste que asolaba Florencia. Hoy se expone en la Palacio Pitti.
Hacia 1522, el banquero florentino Lorenzo di Bernardo Jacopi Jacorsa encargó esta obra, también conocida como Madonna della Scala, al artista florentino. El tema del cuadro no es de fácil interpretación y nunca hubo acuerdo sobre su significado. La Virgen y el Niño ocupan el centro de la representación. A la derecha hay un ángel con un libro en las manos y al fondo una ciudad fortificada en la falda de una montaña. A la izquierda, tras el hombre sentado, descrito a veces como san Mateo, otras como San José, e incluso como san Juan Evangelista, una mujer lleva a un niño de la mano, actualmente identificados como santa Isabel y san Juan Bautista huyendo de la Matanza de los Inocentes.
Andrea del Sarto murió en Florencia a los 44 años durante un brote de peste bubónica, a fines de septiembre de 1530. Fue enterrado como un pobre, por la Misericordia, en la iglesia de los Servitas. En Las Vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos, Vasari afirma que Andrea de Sarto no recibió ninguna atención de su esposa durante su enfermedad final, pero la investigación recuerda que, tal vez sea preciso recordar, que ya entonces se sabía que la peste era fatalmente contagiosa, por lo que cabría pensar, que Lucrezia temía tal posibilidad. En todo caso, sobrevivió a su esposo cuarenta años.
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Miguel Ángel introdujo a Vasari en el estudio de Andrea del Sarto, en 1524. Se dice que este asimiló y comprendió muy bien la técnica del maestro, sin embargo, es muy crítico con él, asegurando que tenía todas las condiciones necesarias para ser un gran artista, pero que carecía de ambición y de la inspiración que sí tuvieron sus contemporáneos más famosos: Leonardo da Vinci, el citado Miguel Ángel y Rafael.
De aquellos que, en un principio, asimilaron y siguieron su estilo en Florencia, los más destacados, habrían sido, Jacopo Pontormo, y Rosso Fiorentino, pero también hay que citar a Francesco Salviati, Jacopino del Conte, y otros aprendices menos conocidos, como Bernardo del Buda, Lamberto Lombardi, Nannuccio Fiorentino y Andrea Squazzella.
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