*Pieve di Cadore, Belluno, Véneto, 1488/90 +Venecia, 1576
Fue llamado por sus contemporáneos “el sol entre las estrellas”, en referencia al último verso del Paraíso de La Divina Comedia de Dante Alighieri: l’amor che move il sole e l’altre stelle.
Tiziano es uno de los pintores italianos más completos; hacía retratos, paisajes, escenas mitológicas o cuadros de tema religioso, y en todo alcanzaba la perfección posible. Además, su carrera como artista fue larga, y su estilo evolucionó, hasta tal punto que, en ocasiones, la crítica encuentra difícil, distinguir si sus obras de primera época y las posteriores, proceden de la misma mano.
Fundamentalmente, el conjunto de su obra se caracteriza por el uso de un color muy luminoso, la pincelada suelta y la delicadeza en las gradaciones cromáticas, sin precedentes en la Historia del Arte occidental.
Primeros años: hasta 1516
El retrato que precede, siempre se ha considerado de Ariosto. El modelo, que parece mirar fijamente al observador, con gesto algo desdeñoso y muy seguro de sí mismo, fue usado por Rembrandt, que pudo conocer el lienzo cuando se encontraba en Ámsterdam, en la colección del morisco Alfonso López, y usarlo como pauta para sus autorretratos. Se encuentra en la National Gallery de Londres.
El lugar de nacimiento de Tiziano se conoce con certeza, pero la fecha, no. Hay tres hipótesis basadas en documentos de la época. Según su partida de defunción, que se conserva en la iglesia veneciana de San Canciano, el artista murió a la “edad de ciento tres años”, por lo que el nacimiento se fecharía en 1473. Pero en carta de Tiziano a Felipe II, de 1571, el pintor se presenta como “este servidor suyo de noventa y cinco años de edad”, lo que no lleva a 1476 y sus contemporáneos Ludovico Dolce y Giorgio Vasari, estiman que la fecha estaría comprendida entre 1488 y 1490. Ante estas divergencias, la crítica se encuentra dividida, pero el Centro de Estudios de Tiziano y otros autores, estiman que debió ser entre 1480 y 1485, desechando otras fechas, que convertirían algunas de sus obras en una creación casi imposiblemente precoz, y esta última opinión es la más consolidada.
Tiziano procedía de una familia con elevado estatus, en Cadore: era el cuarto hijo de Gregorio Vecelli -distinguido concejal y militar-, y de su esposa Lucía. Aunque no existían antecedentes familiares en el campo del arte, a los diez años, Tiziano y su hermano mayor, Francesco, fueron a Venecia para trabajar como aprendices en el taller de Sebastiano Zuccato, un famoso creador de mosaicos. Debido a su talento, tres o cuatro años después, Tiziano entró en el estudio del venerable Giovanni Bellini, que entonces era el artista más reconocido de la ciudad y allí se unió a un grupo de jóvenes artistas, que conformarían la primera generación de la Escuela Veneciana: Giovanni Palma da Serinalta, Lorenzo Lotto, Sebastiano Luciani, y Giorgio da Castelfranco, conocido como Giorgione.
Un fresco sobre Hércules, en el palacio Morosini se considera entre sus primeras creaciones.
Otras obras de su primera época son, la Virgen con el Niño, del palacio de Belvedere, en Viena, y la Visitación de María a Isabel, del convento de San Andrés, expuesta hoy en la Galería de la Academia de Venecia.
Por entonces, Tiziano y Giorgione, estuvieron asociados; de ahí la dificultad de distinguir entre las primeras obras de ambos. La primera obra conocida de Tiziano, el pequeño Ecce Homo de la Escuela de San Roque, que también fue atribuido durante mucho tiempo a Giorgione. La misma confusión de identificación se produce con algunas de sus Sacra conversazione. Estos dos maestros fueron los líderes de la nueva escuela de "arte moderna" de pintura, que asumió modos de ejecución más flexibles, libres de la simetría y el hieratismo que mantenía, por ejemplo, la obra de Giovanni Bellini.
De 1507 a 1508, se le encargó a Giorgione la remodelación de la Fondaco dei Tedeschi, lonja de los poderosos comerciantes alemanes en la ciudad adriática. Tiziano y Morto da Feltre, colaboraron con él en la realización de los frescos, conservándose aún algunos de los fragmentos de Tiziano. Esta obra se conoce con exactitud debido a los grabados de Domenico Fontana, ya que no se conservan íntegramente los frescos.
Cuando en 1510 la epidemia de peste se extendió por Venecia y acabó con la vida de su compañero Giorgione, Tiziano marchó a Padua, donde demostró su talento para la técnica del fresco en sus trabajos, tanto en la iglesia de los carmelitas como en la Escuela de San Antonio, algunos de los cuales, aún se conservan. Destacan, El abrazo en la puerta dorada y tres escenas de la vida de San Antonio de Padua: El milagro del recién nacido, El milagro del marido celoso y El milagro del hijo irascible.
En 1513, el cardenal Pietro Bembo le comunicó la invitación del papa León X para instalarse en Roma, pero, aunque la oferta era tentadora, prefirió quedarse en Venecia, donde la competencia artística era menos intensa que en la sede papal.
Su prestigio aumentó considerablemente tras el fallecimiento, en 1516, de su maestro, Giovanni Bellini. Por entonces, recibió un encargo muy exclusivo que le reportaría una notable anualidad de veinte coronas y la exención de ciertas tasas. Se trataba de una serie de retratos de los sucesivos Dux de Venecia, siendo remunerado cada uno con ocho coronas. Tiziano realizó sólo cinco de la serie.
1516-1530
Tiziano empleó dos años, desde 1516 hasta 1518 en pintar la Asunción de la Virgen, de Santa María dei Frari, cuya dinámica composición triangular y viveza de colores lo convirtió en el más clásico de los pintores fuera de Roma.
Las muertes de Giorgione en 1510 y Bellini, en 1516; la marcha Sebastiano del Piombo a Roma, en 1511, y de Lorenzo Lotto a Bérgamo, en 1513, le dejaron sin rivales en la ciudad, por lo que se convirtió en el más influyente de los pintores de la Escuela veneciana, y el más laureado de la República Serenísima, en toda su historia.
Durante el periodo 1516-1530, que se puede calificar como de expansión, el artista se liberó de los cánones herméticos aprendidos durante su juventud, expandió sus objetivos artísticos y sus retratos fueron un elemento clave para introducirle en las cortes más prestigiosas y conocer a los hombres más poderosos de su tiempo. Algunos de ellos, como los señores de Mantua, Ferrara, o Urbino, pequeños estados italianos amenazados por la expansión de las potencias internacionales, encontraron en los retratos de Tiziano una ocasión para mostrar una imagen de poder y de gloria, que quizá no se correspondía con la realidad.
En 1518, Tiziano entró en contacto con Alfonso I de Este, duque de Ferrara, y su serie de retratos de la corte estense, hoy esparcidos por medio mundo, constituyen una reveladora galería de personajes, sentimientos y situaciones.
Aquel mismo año, 1518, terminó, para el altar mayor de la Basílica de Santa María Gloriosa dei Frari en Venecia, la excelente Asunción de la Virgen, que aún permanece allí. Esta extraordinaria pieza del colorismo, realizada en una gran escala cromática, raramente usada en Italia anteriormente, causó sensación. Su estructura, que unificaba en la misma composición escenas superpuestas en dos niveles; cielo y tierra, lo infinito y lo temporal, fue continuada en otras obras.
Una serie de lienzos con la misma estructura formal, comprende, además del Retablo de San Domenico, en Ancona, 1520; el Retablo de Brescia, de 1522, y el Retablo de San Niccolo, de 1523, en la Ciudad del Vaticano, cada uno de ellos representa una mayor y más perfecta concepción.
Llegó, finalmente, a crear una fórmula clásica, cuyo mejor muestra es la Pala de Pesaro, de 1526, en la misma Iglesia dei Frari, que es, quizá, su obra más estudiada del período, en la cual desarrolló pacientemente un plan de trabajo basado en una libre visualización, originalidad y estilo. Tiziano concibió un motivo nuevo a las figuras, estando los "donantes" y la comitiva de santos situados en el espacio aéreo de la escena, mientras que el conjunto quedaba enmarcado por elementos arquitectónicos. El retablo de Pesaro debe su nombre a Jacopo Pesaro, obispo de Pafos, quien se lo encargó para conmemorar la victoria naval sobre los turcos, en la batalla de Santa Maura.
A este período pertenece otra obra extraordinaria, El Martirio de San Pedro de Verona, de 1530, en la iglesia dominica de San Zanipolo, destruido por un proyectil austríaco en 1867. Esta obra protobarroca, solo es conocida por copias, como la de la École des Beaux-Arts de París. Representa una curiosa asociación entre un plácido paisaje y un brutal y dinámico asesinato, inscrito por el lamento que asciende por los robles. El cuadro describe al santo dominico, escapando de la emboscada, y sobre él, las escalofriantes ramas negras de la vegetación — “[...] esto es todo, pero quizá nunca ha existido una tragedia tan dinámica, asombrosa y patética como ésta, incluso ni pintada por Tintoretto o Delacroix”.
●
La escena transcurre en la isla de Andros, tan favorecida por Baco, que el vino manaba de un arroyo. Dioses, hombres y niños se unen en la celebración de los efectos del vino, cuyo consumo, en palabras de Filostrato, hace a los hombres ricos, dominantes en la asamblea, dadivosos con los amigos, guapos y de cuatro codos de altura.
Formó parte de la trilogía de las Bacanales, encargada por Alfonso I de Este para su castillo de Ferrara.
El artista continuó simultáneamente con su serie de pequeñas Madonnas, que insertaba en escenas paisajísticas a la manera de la pintura de género poético-pastoral, muy de moda en aquella época. La Virgen con el Niño, San Juanito y Santa Catalina, conocida como la Virgen del Conejo, en el Museo del Louvre, es el prototipo de este asunto artístico.
Otro ejemplo de pintura religiosa de este período es el Entierro de Cristo, también en el Louvre.
Esta también fue la época de su mejor pintura mitológica, además de La Bacanal, del Museo del Prado, Baco y Ariadna. de la National Gallery de Londres, “[...] quizá las más brillantes producciones de cultura neo-pagana o de "Alejandrismo" del Renacimiento, muchas veces, imitadas, pero nunca superadas, ni por el mismísimo Rubens”.
●
Tras varios años de convivencia con una dama llamada Cecilia Soldano, en el transcurso de los cuales ya había tenido dos hijos, Pomponio y Horacio -hijo supuestamente favorito del pintor-, en 1525, decidieron contraer matrimonio, estando la madre enferma, para legitimar a sus hijos. Cecilia sobrevivió poco más de cinco años desde la boda, durante los cuales nacieron otras dos hijas más, aunque hay fuentes que hablan de tres; una de las cuales, Lavinia, sería inmortalizada en varios cuadros.
●
Hacia 1526 Tiziano conoció al escritor Pietro Aretino, con el que le unió una estrecha relación, además de que influyó en él durante mucho tiempo, como atestiguan las crónicas de la época. Tiziano incluso envió un retrato de Aretino a Federico II Gonzaga, duque de Mantua. La relación de Tiziano con la corte de Mantua se debió a la recomendación de Alfonso I de Este a su hermana Isabel, a quien Tiziano retrató posteriormente.
El pintor quedó sumido en una gran aflicción en agosto de 1530, a causa de la muerte de su esposa, cuya salud se había debilitado aún más, tras el nacimiento de Lavinia. Por entonces, junto con su familia, se mudó de casa y llevó desde su pueblo natal hasta Venecia a su hermana Orsa, para que se ocupara de la casa; difícil de reconocer hoy, pero que estaría situada cerca del Arsenal Grande, entonces un suburbio de moda en el extremo de la ciudad con vistas a la isla de Murano.
Durante este periodo (1530-1550), tal y como se podría suponer a la vista del Martirio de San Pedro de Verona, Tiziano se dedicó a cultivar un estilo cada vez más dramático.
Tiziano se esforzó por plasmar el movimiento del tumulto, en su representación más violenta del heroísmo.
●
La pintura religiosa más representativa de este periodo es la Presentación de María en el Templo, en la Galería de la Academia, de 1534-39; uno de sus lienzos más populares, como el Ecce Homo, del Kunsthistorisches Museum de Viena, 1541, de singular patetismo y realismo proto-barroco.
La Escuela de Bolonia y Rubens tomaron prestado, en muchas ocasiones, del espíritu de esta obra, la magistral puesta en escena. El notable efecto conmovedor de los caballos, soldados, sacerdotes y multitud en general a los pies de la escalera, alumbrados todos por antorchas y con las ondas de las banderolas en el cielo, fue utilizado después, con frecuencia.
Las buenas relaciones que mantuvo con la corte de Mantua le proporcionaron a Tiziano contactos que supondrían su consagración como retratista. En 1530, pudo pintar a Carlos I de España, que se había desplazado a Bolonia, con motivo de su coronación imperial como Carlos V. El emperador le pagó sólo un ducado por el retrato, al que añadió ciento cincuenta más de su bolsa el duque Federico II Gonzaga, quien poco después, también le concedería el Beneficio de Médole a su hijo Pomponio, que se había decidido por la carrera eclesiástica.
Su amigo, el tratadista Sebastiano Serlio, le puso en contacto con una nueva corte: Urbino, cuyo duque, Francesco Maria della Rovere, le encargó un retrato vestido con una rica armadura de condottiero.
La maestría de Tiziano para el retrato le aportó gran fama durante toda su vida. Pintó fielmente a príncipes, duques, cardenales, monjes, artistas y escritores. El reflejo de la psicología de los retratados, la claridad de los rasgos y la instantaneidad de las figuras elevan a Tiziano a la altura de los mejores retratistas de la Historia, como Velázquez o Rembrandt.
También realizó, para Guidobaldo della Rovere, el hijo del duque, la famosa Venus de Urbino de la Galería Uffizi, en 1538 (arriba), siendo el asunto de la diosa Venus recurrente en el maestro, que, tras realizar esta obra, debido a su viaje a Roma, aumentó su interés por la diosa romana, en Venus y Adonis del Museo del Prado; Venus recreándose en la música, con dos versiones; en Madrid y en Berlín, y Venus del espejo, en la Galería Nacional de Arte de Washington.
●
Pintó por segunda vez al emperador Carlos en 1533, en Bolonia, recibiendo esta vez un pago auténticamente regio e iniciando una de las relaciones más sólidas entre un artista y un comitente, que duraría más de un cuarto de siglo. El rey nombró a Tiziano "Pintor Primero" de la corona de España, y Conde del Palacio Lateranense, del Consejo Áulico y del Consistorio, al tiempo que fue designado Caballero de la Espuela de Oro, con espada, cadena y espuela de oro. Sus hijos, asimismo, fueron elevados a la dignidad de Nobles del Imperio.
En 1548, se requirió su presencia en la Dieta Imperial celebrada en Augsburgo, donde pintó el innovador retrato ecuestre del emperador en la Batalla de Mühlberg, como un símbolo del poder imperial.
Su estancia en la ciudad alemana le brindó la oportunidad de conocer a la nobleza local, al Duque de Alba, al ilustre prisionero Juan Federico I de Sajonia y, sobe todos, a la reina María de Hungría.
María encargó a Tiziano la serie de los cuatro "condenados" o las "furias" para la decoración de su estudio, que consta de Los suplicios de Prometeo y Tántalo, perdidos ambos, y los terribles, pero artísticamente inmejorables, Sísifo y Ticio.
Fue este el momento de más prestigio social y prosperidad económica de TiZiano. En 1540, Alfonso de Ávalos, Marqués del Vasto y Gobernador del Milanesado, le concedió una pensión anual de 200 coronas, que posteriormente sería doblada por el emperador, a cargo del tesoro de Milán. Otra fuente de ingresos fue el contrato obtenido en 1542, para abastecer de grano a Cadore, su villa natal, que visitaba casi todos los años y donde tenía gran prominencia.
Desde octubre de 1545, hasta 1548, año en que fue llamado a Aubsburgo, Tiziano vivió en Roma bajo el mecenazgo del papa Paulo III, a quien retrató en varias ocasiones, y para su familia, los Farnesio, realizó varias obras: Magdalena penitente, Ecce Homo y la primera versión de Dánae, que se conserva en el Museo de Capodimonte.
La ciudad de Roma le concedió en 1546 la ciudadanía, un prestigioso reconocimiento en el que su inmediato predecesor había sido Miguel Ángel. Tras su vuelta de Alemania, hizo una breve parada en Florencia, donde su estilo fue rechazado por el duque Cosme I de Médicis, que prefería el dibujo de Bronzino y el academicismo de Vasari.
En 1550, volvió a ser llamado por el emperador para pintar un retrato de su hijo, el príncipe Felipe, que fue enviado como presente a Inglaterra, para la petición de mano de la reina María I, nieta de los Reyes Católicos, de los que él era biznieto, y con la que después, efectivamente, se casó.
●●●
No hay comentarios:
Publicar un comentario