En su entorno vienés, llamaban a Beethoven, "el español"; por su tez, su estatura, y hasta su genio, que parecían atestiguar dicha nacionalidad, pero no se suele decir que había una razón de carácter científico de la que se ha hablado muy poco o nada. Se trata de su abuela materna, María Josefa Poll, que pudo nacer al Sur de los Pirineos o descender de una familia que tomó el camino del exilio hacia el norte en plena Guerra de Sucesión al trono español.-enfrentamiento internacional que duró desde 1701 hasta la firma del Tratado de Utrecht, en 1713. Tuvo como causa fundamental la muerte sin descendencia de Carlos II de España, -el “Hechizado”-, último representante de la Casa de Habsburgo, y dejó como principal consecuencia la instauración de la Casa de Borbón en el trono de España-.
El debate sigue abierto. Los biógrafos alemanes se resisten a darle importancia. Jan Swafford, autor de la última obra de referencia sobre la vida del músico, nombra a la abuela, pero no especifica su procedencia. Otros dos estadounidenses, el historiador David Jacobs y el profesor de Harvard Elliot Forbes, sí apuntan a sus orígenes hispanos, concretamente, levantinos, y hoy, el musicólogo español Andrés Ruiz Tarazona lo da por hecho. "Los alemanes no han querido cruzar a su genio con ascendientes españoles; los americanos, sí, y a nosotros nos ha dado siempre un poco igual. Pero es importante y quiero reivindicarlo"; así lo escribe en su libro España en los grandes músicos (Siruela).
El capítulo sobre Beethoven rastrea su vinculación con España en varios aspectos. "personales y musicales"; entre los primeros está, no solo su linaje familiar. "También el constante interés que mostró por las noticias que llegaban del sur".
Se alegró mucho de la derrota napoleónica en España. Ya había desposeído a Napoleón del homenaje que le dedicó en su Sinfonía número 3, Heroica, defraudado, al observar cómo olvidaba los principios de la Revolución, en opinión del compositor, en favor de sus ansias imperiales.
De su abuela apenas existen datos. En 1733 se casó en Bonn con Ludwig van Beethoven I, con el mismo nombre que su nieto y también músico. Fue un bajo más que aceptable dentro del coro de la ciudad, donde desempeñó el cargo de Maestro de Capilla.
Como la música no llegaba a cubrir sus gastos, también regía un almacén de vinos. La proximidad al producto, el trago de la desesperación y quizás cierto desarraigo, aficionaron a María Josefa a las catas, por lo que acabó en una clínica, completamente alcoholizada, pero antes había dado vida a Johann, padre del genio, cantante también; tenor.
Todo esto explicaría, en cierto modo, la querencia de Beethoven por España, que se expresará en EGMONT, héroe de la resistencia flamenca, frente a Felipe II. para dedicarle una obra y que FIDELIO/LEONORA, su única ópera, transcurriera en Sevilla.
Además cuando se hizo cargo de la custodia de su sobrino Karl decidió integrarlo en el colegio español que había fundado en Viena Cayetano Anastasio del Río, preceptor de varias familias aristocráticas de la Corte.
El maestro trabó una gran amistad con el músico. Igual que sus hijas, Fanny y Nanni. Gracias al diario de la primera conocemos aspectos cruciales de su vida y los tormentos por los que fue pasando, relacionados con su sobrino, sus estrecheces económicas y su salud. No tenía descendencia y se volcó apasionadamente en la protección de Karl, de forma invasiva y agobiante.
Fanny estaba locamente –aunque de manera discreta– enamorada del músico. Llegaron a trabar una relación próxima, cercana, cómplice pero no correspondida en los afectos. Beethoven mostraba más interés por Nanni, pero de esta, sólo recibía amables desplantes. Aunque lo cierto es que la familia Del Río le ayudó a superar con su compañía sus angustias, sus malos humos y sus características de enfermo crónico, agravado todo, ya entonces, por gripes, dolencias estomacales, jaquecas continuas y melancolía.
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FIDELIO-LEONORA
En 1803, Beethoven recibe un encargo para una ópera del Teatro vienés con libreto titulado Alejandro Magno, cuya acción tenía lugar en la India. Beethoven no logró terminarla, por lo que, a principios de 1804, Schiknadeder le sugiere otro libreto con un tema francés adaptado por Sonnleithner: el amor conyugal o Leonora. El texto alemán está escrito por Sonnleithner y fue el original de la versión de 1805, pero Beethoven cambió la obra después de tres representaciones en 1806. Durante mucho tiempo la ópera dejó de representarse, pero más tarde se retomó bajo una nueva versión, que siguió siendo oficial y que le dio al compositor su celebridad en este campo, como Fidelio.
El personaje principal de la ópera Fidelio, Florestan, se encuentra encerrado en una celda subterránea insondable, sin tener ninguna culpa. En una ocasión denunció las ilegalidades del gobernador y, como resultado, aquel se vengó condenándole a morir de hambre. Leonora, la esposa de Florestán, al enterarse del trágico destino de su marido, se viste de hombre, toma el nombre de Fidelio, y se pone al servicio de Rocco, el guardián de la fortaleza. Como “Fidelio”, decide ver a su esposo y salvarlo.
Don Pizzarro, el gobernador criminal, se entera de que las noticias de sus fechorías habían llegado hasta Sevilla y que el ministro don Ferdinando, amigo de Folrestan, a quien creía muerto, venía personalmente a investigar la actividad de Pizzarro. Le da la orden al guardián de la fortaleza, Rocco, de matar a Florestan, pero este se niega, por lo que decide asesinar él mismo al prisionero. Rocco y Fidelio salen juntos a cavar la tumba del prisionero. pero Leonora no reconoce a Florestan en la oscuridad, donde dormía cansado.
Solo después de que él se despertara, ella reconoce a su esposo. Al perseguirlos en la mazmorra subterránea, Pizzarro quiere matar a Florestán, pero Leonora se interpone entre ellos y dice: "¡Mata primero a la esposa!"; Pizzarro se asombra y pierde su oportunidad. El sonido de la corneta se abre paso en el calabozo anunciando la llegada del Ministro. En la plaza de la ciudad, donde se había reunido una gran multitud, el ministro reconoce a Florestan e inmediatamente se da cuenta de las malas acciones de Pizzarro. Todo el mundo está entusiasmado con el coraje de Leonora.
Se escribieron cuatro oberturas para esta ópera. La primera fue escrita en 1805, pero nunca se ejecutó porque al príncipe Lichnowsky no le gustó. De ahí que se compusiera una segunda versión en 1806: Leonora n.º 2. A pesar de que esta obertura aporta muchos elementos de novedad, fue incomprendida por el público, por lo que Beethoven se vio obligado a escribir una tercera versión; Leonora n.º 3, la que se haría famosa.
Esta obertura se ejecuta a veces como un intervalo a la mitad del segundo acto entre la escena de la mazmorra y la de la plaza pública. Debido a la expresividad musical-dramática, la pieza ganó su lugar entre los conciertos sinfónicos y es considerada como un genuino poema sinfónico.
Acto I
Como método de composición, Beethoven eligió un género mixto de ópera, que comprendía tanto escenas típicas de ópera cómica, como arias y recitales conmovedores en un estilo trágico-heroico. El Acto I tiene diez secciones musicales, siendo las primeras las típicas de la ópera cómica.
-El drama musical comienza con el Aria de Pizzarro, quien jura destruir a Florestan.
-El Aria de Leonora, que expresa su rebelión y cólera contra el tirano, se convierte en la cumbre dramática del primer acto.
El final de este Primer Acto, el Coro de Prisioneros, es una página de gran profundidad y cariño humano, que presenta el paseo de los prisioneros disfrutando de los rayos del sol con la emoción de los niños.
El Segundo Acto tiene dos escenas, la primera tiene lugar en el calabozo y la segunda en la plaza pública frente a la prisión. La primera está precedida por una introducción orquestal que revela el estado emocional del prisionero y es seguida por el Aria de Florestan que profundiza aún más este estado.
La música de la segunda escena es alegre porque la gente canta la dicha y la belleza del amor conyugal. En la escena en la que Leonora libera a Florestan, Beethoven introdujo en el estribillo la letra de la Oda a la Alegría de Schiller: "Si encontraste un tierno amante, únete a nosotros en nuestra alegre danza del anillo".
«Oda a la alegría»
¡Oh amigos, cesad esos ásperos cantos!/ Entonemos otros más agradables y llenos de alegría./¡Alegría, alegría!/¡Alegría, hermosa chispa de los dioses hija del Elíseo!/ ¡Ebrios /de ardor penetramos,/diosa celeste, en tu santuario!/Tu hechizo vuelve a unir/lo que el mundo había separado,/todos los hombres se vuelven hermanos/allí donde se posa tu ala suave./
Quien haya alcanzado la fortuna/de poseer la amistad de un amigo, quien/haya conquistado a una mujer deleitable/una su júbilo al nuestro./Sí, quien pueda llamar suya aunque/sólo sea a un alma sobre la faz de la Tierra./Y quien no pueda hacerlo,/que se aleje llorando de esta hermandad.
Todos los seres beben la alegría/en el seno de la naturaleza,/ todos, los buenos y los malos,/siguen su camino de rosas./Nos dio ósculos y pámpanos/y un fiel amigo hasta la muerte./Al gusano se le concedió placer/y al querubín estar ante Dios.
Gozosos, como los astros que recorren/los grandiosos espacios celestes,/transitad, hermanos,/por vuestro camino, alegremente,/como el héroe hacia la victoria.
¡Abrazaos, criaturas innumerables!/¡Que ese beso alcance al mundo entero!/¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada/tiene que vivir un Padre amoroso.
¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?/Búscalo sobre la bóveda estrellada./Allí, sobre las estrellas, debe vivir.
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses/hija del Elíseo!/¡Ebrios de ardor penetramos,/diosa celeste, en tu santuario!/Tu hechizo vuelve a unir/lo que el mundo había separado,/todos los hombres se vuelven hermanos/allí donde se posa tu ala suave.
¡Alegría, hermosa chispa de los dioses,/hija del Elíseo!/¡Alegría, bella chispa divina!
Friedrich Von Schiller
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Fidelio tuvo una influencia muy poderosa en la ópera romántica alemana del siglo XIX, especialmente en lo que respecta a la sinfonía y el tratamiento de la voz en un estilo instrumental. Anton Rubinstein comparó el papel de la orquesta en las obras de Wagner y en Fidelio: "La orquesta en las obras de Wagner es extraordinariamente interesante, pero disminuye el papel de las partes vocales... Te dan ganas de decirles que guarden silencio para escuchar también a los cantantes en el escenario. Es difícil encontrar una orquesta más interesante que la de Fidelio de Beethoven. Para mí, Fidelio es un auténtico drama musical desde todos los puntos de vista; Independientemente de su autenticidad en la caracterización musical, sigue teniendo el sonido melódico más bello y, sin importar el interés que muestre la orquesta, no es la que expresa algo en nombre de los personajes, sino la que les da la oportunidad de expresarse. En esta ópera, cada sonido emerge de la profundidad del alma y en la profundidad del alma debe encontrar su eco en el oyente."
El estreno de la Ópera Fidelio, tuvo lugar el 20 de noviembre de 1805 en el Teatro de Viena en un momento completamente inoportuno, teniendo en cuenta que sólo siete días antes las compañías francesas marcharon triunfalmente en Viena, bajo el mando de Murat y Lannes.
En las tres representaciones, Beethoven dirigió personalmente la orquesta y el coro desde el piano, pero la indiferencia del público le preocupó profundamente. Tal vez por eso, poco antes de morir, regaló la ópera a Schindler, y le dijo: "Este niño de mi espíritu nació en un tormento mucho más angustioso que otros, y también me trajo la mayor amargura. Por eso es más querida para mí y, más que ninguna otra, merece ser conservada y utilizada para el aprendizaje de las artes".
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No podemos quedarnos ahora, sin conocer los avatares de Egmont, cuya historia conformó también la composición musical de Beethoven que lleva su nombre. Egmont; apoyo físico y moral de Carlos V, fue considerado enemigo mortal de Felipe II, quien, según su costumbre, sin parecer responsable, ni dejar ver sus oscuros planes, hizo que el héroe fuera decapitado por orden del Duque de Alba.
Lamoral, conde de Egmont. 18 de noviembre de 1522-5 de junio de 1568. General y hombre de Estado de Flandes y Caballero de la Orden del Toisón de Oro.
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El conde de Egmont era descendiente de una de las familias más ricas de los Países Bajos y primo del rey Felipe II por parte de su madre. Durante su juventud recibió educación militar en España y en 1542 heredó los Estados de su hermano Carlos en la provincia de Holanda.
En 1554 representó al rey de España, Felipe II en la primera ceremonia simbólica de su desposorio con María Tudor. Al servicio de la Corona española, derrotó al ejército francés en la Batalla de San Quintín, en 1557 y en la Batalla de Gravelinas, en 1558. Fue nombrado estatúder de Flandes y Artois en 1559.
Junto con Guillermo de Orange y el Conde de Horn, protestó por la implantación de la Inquisición en los Países Bajos por el Cardenal Granvela, Obispo de Arras.
Egmont se dirigió en 1565 a la corte de Felipe II en Madrid para abogar por un cambio en la política religiosa en los Países Bajos, donde se le entretuvo durante meses y se le hizo creer que sus gestiones estaban dando resultado. Con la decisión del rey de no permitir la libertad religiosa de sus súbditos flamencos, Egmont se fue distanciando del monarca.
Tras el estallido de los excesos iconoclastas de 1566 en Amberes; ola de destrucción de estatuas en las iglesias católicas en Flandes, que Egmont deploró como católico, el rey envió a Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III Duque de Alba de Tormes, a Bruselas, al frente de un ejército para perseguir a los responsables.
A su llegada, el duque citó a Egmont y al conde de Horn el 8 de septiembre de 1567 para informarles de las instrucciones del rey, los arrestó y, de inmediato, los condenó a muerte por traición, a pesar de que siempre manifestaron su lealtad al rey.
Fueron decapitados en la Plaza Mayor de Bruselas el 5 de junio de 1568. El conde de Egmont fue enterrado en la cripta de Egmont en Zottegem, ciudad belga donde se encuentran sus dos estatuas, su castillo y su Museo. El propio duque de Alba, que antaño era amigo de Egmont, solicitó al rey Felipe una pensión para su viuda.
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El Tribunal de los Tumultos; o le Conseil des Troubles, conocido popularmente por neerlandeses, belgas e ingleses, como Tribunal de la Sangre o Tribunal Sangriento fue instaurado por Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III Duque de Alba de Tormes, en Bruselas, el 5 de septiembre de 1567, con aprobación de Felipe II de España, para encontrar y castigar a los enemigos de la Monarquía Hispánica, que juzgó a los culpables de la rebelión en los Países Bajos Españoles, que se produjo con la citada dstrucción de estatuas producida entre agosto y octubre de 1566.
Basándose en su vida, Goethe compuso la tragedia con su nombre a la que le puso música Beethoven.
Este Tribunal de los Tumultos condenó a un total de 8.957 personas entre 1567 y 1576 de las cuales fueron ejecutadas 1.083 y desterradas 20. Esta cifra se debió a que, antes de la llegada de Alba, se había producido un éxodo por parte de la población flamenca que, atemorizada, se anticipó a su llegada y huyó.
El mismo Tribunal de los Tumultos condenó a muerte a los Condes de Egmont y de Horn, dos de los principales nobles flamencos, que fueron decapitados en Bruselas, y cuyas cabezas estuvieron expuestas tres horas. También fue detenido Floris de Montmorency, que estaba en Madrid como negociador. Condenado a su vez por el tribunal, su sentencia fue enviada a España por el duque y ejecutada en 1570.
Además el Tribunal de los Tumultos confiscaba las propiedades de los condenados.
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Egmont, Opus 84, es, pues, el nombre de un conjunto de diez piezas de música incidental compuestas por Ludwig van Beethoven para la representación de la tragedia del mismo nombre escrita por Johann Wolfgang von Goethe en 1788.
Consiste en una Obertura, que es la pieza más conocida de todas, y forma parte del repertorio sinfónico habitual, seguida de otras nueve para soprano, voz masculina narrador y orquesta sinfónica. Beethoven la compuso entre octubre de 1809 y junio de 1810, y fue estrenada el 15 de junio de 1810.
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La obra teatral de Goethe trata de la vida del héroe nacional de los Países Bajos Españoles, Conde de Egmont (1522-1568) general, hombre de estado y Caballero de la Orden del Toisón de Oro y su enfrentamiento con Fernando Álvarez de Toledo, Tercer Duque de Alba, hasta que finalmente fue arrestado, condenado a muerte y decapitado. El texto finaliza con la muerte del protagonista que proclama su ideal de lucha por la independencia y contra la opresión que representaba para su país la monarquía española.
La música fue compuesta por Beethoven entre octubre de 1809 y junio de 1810. Se interpretó por vez primera en Viena, el 15 de junio de 1810. Se trata de música descriptiva, con la que el compositor quiere representar el sufrimiento de un pueblo ante la opresión. Culmina con el himno a la libertad que simboliza la liberación del pueblo.
La obra fue muy elogiada en su estreno por el propio Goethe que manifestó públicamente su admiración por la genialidad de Beethoven. Consta de diez números, de los cuales el más interpretado en la actualidad es la Obertura, que ha sido grabada en numerosas ocasiones por las principales orquestas del mundo.
. https://www.youtube.com/watch?v=ChcrZX2rZ1M
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La primera edición fue publicada en Leipzig, por Georg Joachim Göschen, en 1788. Se publicaron ediciones posteriores en Leipzig en 1788, 1789, 1790, 1803 y a intervalos regulares a partir de entonces. Fue traducida al francés en 1822 y al inglés por Anna Swanwick en 1850, publicada en la Biblioteca Standard de Bohn.
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Goethe relata la lucha del conde de Egmont (1522-1568) en la Guerra de los Ochenta Años contra el despótico Duque de Alba. Egmont es un famoso soldado holandés y el duque de Alba representa al invasor español. Aunque bajo amenaza de arresto, Egmont se niega a huir y renunciar a su ideal de libertad. Encarcelado y abandonado por la cobardía de su pueblo, y a pesar de los esfuerzos desesperados de su amante Klärchen, (Clarita) es condenado a muerte.
Ante su fracaso y desesperación, Klärchen pone fin a su vida. La obra termina con la última llamada del héroe a luchar por la independencia. Su muerte como mártir aparece como una victoria contra la opresión.
Egmont es un manifiesto político en el que el ansia de justicia y libertad nacional de Egmont se opone a la autoridad despótica del duque de Alba. Es también un drama del destino en el que el noble flamenco, con fatalismo, acepta las nefastas consecuencias de su franqueza y honestidad.
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La frase alegría celestial, tristeza mortal, de la canción de Klärchen en el Tercer Acto se ha convertido en un proverbio citado a menudo por los intelectuales europeos como característico del alma romántica:
En la alegría y en la tristeza, sé considerado;
Largo y temeroso en el dolor suspendido;
Regocijándose hasta el cielo, afligiéndose hasta la muerte;
Bendita es el alma que ama.
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Cuando en 1809 el Burgtheater le pidió a Ludwig van Beethoven, un gran admirador de Goethe, que compusiera música incidental para una reposición de la obra, aceptó con entusiasmo. Recordaba temas cercanos a sus propias preocupaciones políticas, ya expresadas en su ópera Leonore, rebautizada como Fidelio en la versión definitiva de 1814, y en su Obertura Coriolano, en 1807. Además de la Obertura, escribió nueve piezas de música incidental, de gran calidad, aunque un poco inconexas, que culminaron con la hermosa Muerte de Klärchen. Aunque las otras piezas de la música incidental rara vez se tocan, la obertura de Beethoven para Egmont es un elemento básico del repertorio de cualquier concierto.
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