martes, 9 de julio de 2024

UN ENTERRAMIENTO DIGNO PARA LOS REYES GODOS WAMBA Y RECESVINTO

Actualmente los restos de ambos se encuentran en la Catedral de Toledo, donde fueron depositados en 1845.

Una exhumación solemne, está pendiente desde hace 179 años. A la catedral de Toledo llegaron desde la cripta de Santa Leocadia, una iglesia ya desaparecida -no la actual-, que se encontraba muy cerca del Alcázar, donde fueron localizados los restos que fueron mandados enterrar allí por Alfonso X el Sabio. Se trata de los únicos restos de reyes visigodos conocidos. Recesvinto y Wamba fueron elegidos y ungidos en Toledo; el primero de ellos brilló con su 'Liber Judiciorum', un recopilatorio de las leyes godas y romanas, mientras que el otro procede de una cohesión política del Reino Visigodo. Los dos son "personajes reales" que están pendientes de recibir "una cristiana y digna" sepultura. 

De hecho, desde 1845, cuando se descubrió la cripta de Santa Leocadia que existía en el atrio del desamortizado convento de Capuchinos, que se reutilizó como cuartel, se espera celebrar este acto solemne. Mientras tanto, se decidió que los restos fueran custodiados temporalmente por el Cabildo Catedralicio. y así fueron pasando los años, hasta ahora, cuando aún se encuentran «en una cajita de pino, en un arcón, depositados en una pared» de la Capilla Mozárabe del templo Primado de Toledo.

Miniatura de Chindasvinto en la Crónica albeldense.

Chindasvinto, en gótico: Kinþaswinþs, aunque su nombre también puede verse escrito como Khindasvinto (564 - 30 de septiembre de 653), fue rey de los Visigodos entre los años 642 y 653.

Sucedió a Tulga, a quien usurpó el trono mediante una conjura. Posteriormente se hizo elegir por los nobles y ungir por los obispos, el 30 de abril del 642. En su reinado el Estado fue saneado; se eliminaron corrupciones, se sofocaron revueltas y se impulsaron nuevas leyes. Padre de su sucesor, Recesvinto.

A pesar de que ya era un anciano de 79 años, su gran energía y fuerza de carácter hicieron someter a su autoridad al clero y a la nobleza. Con el fin de asegurar su posición frente a cualquier revuelta, una de sus primeras medidas fue ejecutar a 200 godos de las familias más nobles y a 500 de las familias de rango inferior, además de ordenar muchos destierros y confiscaciones de bienes. Los que huyeron se marcharon a la provincia Narbonense, donde recibían apoyo de los reyes francos, o a territorio vascón.

El VII Concilio de Toledo, celebrado en el 646 consintió y respaldó sus actos, endureciendo las penas a aplicar a cualquiera que se alzase contra el rey e incluso contra los clérigos que le prestasen apoyo. A este concilio no acudieron muchos obispos por la injerencia del monarca en asuntos eclesiásticos: el rey había limitado la potestad del clero para dar refugio a delincuentes en las iglesias, había acabado con algunos de sus privilegios legales; llegó a imponer sanciones pecuniarias a los clérigos que no se presentaran a juicios civiles, y nombraba personalmente obispos.

Sofocada toda oposición, dio al reino un estado de orden y tranquilidad, para después instaurar la monarquía hereditaria, asociando al trono a su hijo Recesvinto, a petición de los obispos debido a su avanzada edad y en contra de lo dispuesto en el IV Concilio de Toledo, mediante una proclamación realizada el 20 de enero del 648. Desde esa fecha y hasta la muerte del anciano el 30 de septiembre del 653, reinaron ambos.

A pesar de ser implacable en sus actos políticos, Chindasvinto es recordado en los anales de la Iglesia como un gran benefactor, a la cual hizo grandes donaciones de tierras y privilegios. Saneó la Hacienda Pública, en parte mediante las confiscaciones de bienes a los rebeldes, en parte por la implantación de un más efectivo y justo sistema recaudatorio. En el terreno militar, emprendió una campaña para sofocar una rebelión de los vascones y otra de los lusitanos.

Como legislador promulgó multitud de leyes, tanto referidas a aspectos políticos del reino, como relativas a la vida económica y social. Se desconoce la legislación relativa a los judíos si la hubo. Con la colaboración del prestigioso clérigo Braulio de Zaragoza, inició la elaboración de un Código Legislativo único para godos e hispanorromanos, que sería terminado y promulgado por su hijo Recesvinto. Esta obra será el Liber ludiciorum o Código de Recesvinto, que derogaba los anteriores; Breviario de Alarico usado para los hispanorromanos y Código de Leovigildo usado para los godos.

En los últimos años de su mandato el resentimiento de parte de la nobleza, a la que había confiscado tierras, y el clero, al que había desposeído de privilegios, llevaron al país a una situación conflictiva, con diversas rebeliones de las que desconocemos sus detalles exactos.

Según Edward Gibbon, durante su reinado, los musulmanes efectuaron distintas incursiones contra la Península Ibérica: En tiempo de Otman (644-656), sus escuadras piratas asolaron las costas visigodas. Edward Gibbon, Historia de la decadencia y caída del Imperio romano.

Esta interpretación plantea un problema de difícil resolución, ya que el Califato ortodoxo estaba luchando todavía por conquistar Tripolitania, hoy Libia.

Parece que los últimos años de su vida, Chindasvinto, los ocupó en actos de piedad y beneficencia. Fundó el Monasterio de San Román de Hornija, en la localidad del mismo nombre, en Valladolid, para que a su muerte, a los 90 años, reposaran sus restos en un sepulcro junto a los de su esposa Reciberga, con la que tuvo dos hijos, Recesvinto y Teodofredo, quien fue supuestamente padre de Rodrigo, y una hija, Glasiunta. 

Su epitafio, escrito por Eugenio de Toledo, le define, claro está, como «autor de crímenes, impío, obsceno, infame, torpe e inicuo».

Recesvinto. Según Códice Albeldense o Vigilano detalle del folio 428 del mismo.

Recesvinto, muerto en 672, fue rey de los visigodos entre 653 y 672. Compiló, junto con su antecesor, Chindasvinto, un cuerpo de leyes común para los dos pueblos del reino, hispanorromanos y visigodos: el citado Liber Iudiciorum o Código de Recesvinto.

Fue rey de los visigodos desde el 653 al 672, aunque gobernó con su padre, Chindasvinto, desde el 649. Pero llevó a cabo una política distinta de la de su padre, más dura con los judíos, pero más conciliadora con la Iglesia y con la nobleza, solucionando los problemas causados por la feroz represión de su antecesor. En particular, tras la rebelión de Froya, pidió a los obispos autorización para perdonar a antiguos rebeldes, lo cual le estaba prohibido por las resoluciones de anteriores concilios.

Consiguió la unificación política y social para el reino cuando promulgó en el año 654 el Código de Recesvinto, en el que se abolía la personalidad del derecho, estableciendo un código igual y unitario para todos los súbditos del reino. Según la teoría tradicional, hasta entonces se empleaba el derecho consuetudinario del pueblo visigodo, recopilado en el año 475 por el rey Eurico en el Codex Euricianus; Código de Eurico, y con los hispanorromanos el viejo derecho romano, recopilado en el año 506 por el rey Alarico II en el Breviarium Alaricianum; Breviario de Alarico.

Dictó asimismo la creación de medidas para impedir que el tesoro particular de los reyes aumentase a costa de todos los ciudadanos. En el VIII Concilio de Toledo. del año 653, se estableció, bajo su tutela y autoridad, lo siguiente:

-Necesidad de diferenciar los bienes que el rey recibía del patrimonio de sus padres o parientes.

-Necesidad de diferenciar lo que el rey adquiría por su cargo. Estos bienes sólo podrían pasar a su sucesor en el trono y no a su descendencia familiar.

Por otro lado, en este mismo concilio, se apropió de muchas de las propiedades que sus antecesores habían obtenido en forma ilegal, pero no hizo caso de la sugerencia de los obispos, que querían que estas propiedades fueran de la corona y no del rey, refiriéndose, específicamente al padre del rey Chindasvinto. 

Este asunto provocó una fuerte controversia, y los obispos, que no podían hacer mucho ante el poder real, dejaron constancia de su desagrado en las actas del concilio. Allí incluyeron tanto la ley promulgada como la sugerencia eclesiástica, para marcar claramente la diferencia.

Recesvinto fue además el supremo magistrado, encargado de hacer cumplir las leyes. Desde entonces, la monarquía se rigió por normas legislativas y toda cuestión política se solucionó por la ley.

Al principio de su reinado hubo una revuelta protagonizada por Froya, un godo exiliado, que, huyendo de las persecuciones del monarca, se había establecido, como otros muchos, en territorio vascón. Froya y los vascones asolaron las tierras del valle del Ebro, saquearon iglesias, asesinaron clérigos y sitiaron la ciudad de Zaragoza. Recesvinto reaccionó, rompió el asedio y dio muerte a Froya.

Recesvinto reinició la política antijudía de varios de sus antecesores, que había sido suspendida por su padre. Decretó que todos los herejes, entre los cuales se encontraban los judíos, serían desterrados del reino y que ningún judío bautizado podría abandonar la fe cristiana ni celebrar las festividades de la Pascua ni respetar el sábado. No podían tampoco respetar sus restricciones alimenticias ni testificar contra un cristiano, aunque éste fuera un esclavo. La pena por el incumplimiento de estas leyes era la hoguera o la lapidación.

Dándose cuenta de que estas drásticas leyes podían generar el incumplimiento entre sus súbditos, decretó la excomunión y confiscación de un cuarto de la propiedad de todo aquél que ayudara a un judío a continuar en sus creencias, o a un judío converso a recaer.

En general, se trató del primer intento sistemático de utilizar toda la fuerza del Estado para eliminar el judaísmo de España. Si bien no se practicaron las conversiones forzadas, se convirtió en un delito capital cualquier práctica religiosa judía.

Recesvinto hizo donación de todos los territorios comprendidos en la vertiente norte de los montes de León, al cenobio que habitaba en Compludo.

En el año 661 mandó edificar la iglesia dedicada a San Juan, en Baños de Cerrato, en la actualidad en la provincia de Palencia, monumento visigodo. La historia mezclada con la leyenda cuenta que el rey, después de una dura batalla para sofocar la rebelión de los vascones, vino a un lugar llamado Baños de Cerrato para curar sus dolencias de riñón en las aguas termales de esta localidad, que tenían fama de ser medicinales y casi milagrosas y que estaban bajo la advocación de San Juan Bautista. Parece ser que el rey se curó y en agradecimiento mandó levantar dicha iglesia. Así lo acredita la lápida de mármol que se conserva en el interior de la iglesia, sobre el arco triunfal.

Precursor del señor, Mártir, Bautista Juan, posee el eterno don esta basílica para ti construida; la cual devoto yo, Recesvinto Rey, yo mismo amador de tu nombre, te he dedicado, erigiéndola y dotándola a expensas mías y dentro del territorio de mi propia heredad en la era 699, año décimo tercero de mi glorioso correinato.

Volvía el rey godo Recesvinto, de haber derrotado al caudillo de los vascones, llamado Fruela, y en este pueblo se detuvo a descansar, pues se sentía enfermo de una afección renal. Durante este reposo bebió el agua de un manantial existente en el mismo lugar donde anteriormente existieron unas termas romanas y el recuperar rápidamente su salud se lo atribuyó a un hecho milagroso. Como gratitud decidió erigir en aquel lugar el templo que hoy vemos dedicado a San Juan Bautista.

Corona de Recesvinto. Guarrazar

La Corona votiva de Recesvinto fue hallada en Guarrazar, en la provincia de Toledo, como parte de su tesoro, entre 1858 y 1861. Se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Entre las coronas, de oro y piedras preciosas, es la que más llama la atención por su orfebrería y su belleza. 

Tiene doble chapa de oro e incrustaciones de piedras preciosas como zafiros, granates, y almandinas, que son los granates de color rojo intenso, y perlas. De la corona cuelgan unas letras en oro que forman el nombre del donante: RECCESVINTHVS REX OFFERET. A su vez, esas letras terminan en unos colgantes adornados de esmeraldas, zafiros y perlas.

Recesvinto falleció en el año 672 en la población llamada Gérticos, cerca de  Valladolid. En este mismo lugar nombraron como sucesor suyo a Wamba, el 21 de septiembre de 672, en contra de la voluntad del propio Wamba. Desde ese momento, Gérticos tomó el nombre de Wamba, que es el que lleva en la actualidad.

Recesvinto y Wamba

Recesvinto fue sepultado en Gérticos, aunque en el siglo XIII, por orden de Alfonso X el Sabio, sus restos fueron trasladados a la iglesia de Santa Leocadia, ubicada junto al alcázar de Toledo, donde también habían sido trasladados los restos de su sucesor, el rey Wamba, y que no debe ser confundida con la otra iglesia conocida de Santa Leocadia, en Toledo. Durante la Guerra de la Independencia Española, los sepulcros donde descansaban los restos de ambos monarcas fueron profanados por las tropas francesas y, en en 1845, fueron introducidos en una arqueta de madera forrada de terciopelo carmesí, y trasladados a la catedral de Toledo, donde fueron depositados en el salón principal de la sacristía de la catedral, lugar en el que permanecen actualmente.

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Wamba († 688) en la Plaza de Oriente, de Madrid. Esculpida en piedra blanca por Alejandro Carnicero. (1693–1756) entre 1750 y 1753.

Wamba (c. 630-688) fue rey de los visigodos entre los años 672 y 680, fue el sucesor de Recesvinto.

Pese a rechazar inicialmente el nombramiento debido a su avanzada edad, Wamba, cuyo lugar de nacimiento no está documentado, y desde luego no es cierta la leyenda que le atribuye como natural de Pujerra, puesto que según la Real Academia de la Historia, Ya en el año 655 ocupaba un destacadísimo puesto en el llamado “oficio palatino”, del que formaban parte los máximos representantes del grupo nobiliario hegemónico”, fue forzado por la nobleza a aceptar el trono el 1 de septiembre del año 672 en la localidad de Gertici o Gérticos, que después fue llamada Wamba en su honor, en Valladolid, donde había muerto su antecesor Recesvinto. 

Por iniciativa propia, a fin de que su elección no fuera considerada una usurpación, exigió ser coronado en Toledo, donde fue el primer rey español en ser ungido, el 20 de septiembre, por el obispo Quirico en la iglesia pretoriense de San Pedro y San Pablo.

Su reinado no fue fácil, pues lo pasó casi enteramente sofocando las luchas internas de la nobleza contra la monarquía, los nobles entre sí, los católicos contra los arrianos y la población hispanorromana contra los visigodos. Además tuvo que sofocar sucesivas rebeliones de astures y vascones y en el 672 hubo de enfrentarse a un nuevo y desconocido peligro: la invasión de norteafricanos o árabes, que intentaron pasar a la Península por Algeciras, intento que fue rechazado por visigodos e hispanorromanos.

En la región de Septimania en la Galia, al sureste de la actual Francia, en el año 673 tuvo lugar una revuelta de algunos nobles visigodos encabezada por Ilderico, que se había proclamado rey. Wamba envió al duque Paulo para sofocarla, pero este inició su propia rebelión en Narbona. Paulo reemplazó a Ilderico y se proclamó a su vez rey en Gerona. Ante la situación, Wamba, que se encontraba combatiendo a los vascones que invadían Cantabria, realiza una operación relámpago y los derrota. Acto seguido acudió al lugar de los hechos y tomó por las armas Tarragona, Barcelona y Narbona, dominando finalmente la sublevación y capturando a Paulo, que tuvo que desfilar por las calles de Toledo con una raspa de pescado en la cabeza. Estos sucesos dieron lugar a que Wamba reorganizara su ejército proclamando una ley que obligaba a los nobles y eclesiásticos, bajo pena de muerte, confiscación de bienes y exilio, a acudir con las tropas en caso de invasión o rebelión. Fue la llamada Ley militar, que suavizaría bastante su sucesor, Ervigio.

Según la tradición, el rey Wamba, después de derrotar la rebelión de Narbona, trajo desde allí las reliquias del mártir san Antolín, príncipe visigodo ejecutado en Toulouse a fines del siglo V. Se depositaron en lo que después fue la cripta de San Antolín, de la catedral de Palencia.

Wamba convocó asimismo el XI Concilio de Toledo, el año 675, en el cual se dictaron medidas para corregir los abusos y vicios eclesiásticos.

Se cree que el metropolitano de Toledo, Julián II, intervino en la conjura que acabó con el poder del rey Wamba. El rey fue engañado y narcotizado y una vez en ese estado, le tonsuraron, le vistieron con hábito de monje y le obligaron a renunciar a la corona.

El rey Wamba se retiró al monasterio de Monjes Negros de San Vicente en Pampliega, Burgos, actualmente desaparecido, y allí murió en el año 688. Su cadáver recibió sepultura ante la puerta de la iglesia del monasterio de San Vicente, y allí permaneció sepultado hasta que, en el siglo XIII, Alfonso X el Sabio, ordenó que sus restos mortales fueran trasladados a la iglesia de Santa Leocadia, ubicada junto al Alcázar de Toledo, donde también habían sido trasladados los restos de su antecesor, Recesvinto, y que, como hemos dicho anteriormente, no debe ser confundida con la otra iglesia de Santa Leocadia de Toledo, en la actualidad. Como es sabido, durante la Guerra de la Independencia Española, los sepulcros donde descansaban los restos de ambos monarcas fueron profanados por las tropas francesas.

En 1845, los restos de ambos monarcas, introducidos en una arqueta de madera forrada de terciopelo carmesí, fueron trasladados a la Catedral de Toledo, por orden de Isabel II, donde fueron depositados en el salón principal de la sacristía, donde permanecen actualmente. 

En 2014 el ayuntamiento de Pampliega solicitó la devolución de los restos de Wamba al cabildo catedralicio de la Catedral toledana.

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