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San Sebastián o Sebastián de Milán -Sebastianus; Narbona, 256 - Roma, 288. Fue un tribuno militar del ejército romano, santo y mártir venerado por la Iglesia católica y la ortodoxa, que vivió en el siglo III.
Nacido en Narbo Martius, hoy, Narbona, en la Galia, Sebastián fue militar y recibió el apoyo de los emperadores Diocleciano y Maximiano, que le nombraron centurión y jefe de la cohorte, desconociendo su religión. Durante la persecución de Diocleciano, fue ejecutado por haber apoyado a sus correligionarios.
Sebastián sigue siendo un santo conocido, especialmente en el deporte, y también se le ha invocado históricamente para luchar contra la peste y las epidemias en general.
En las Iglesias católica y ortodoxa, San Sebastián es titular de numerosos patronazgos. Su fiesta litúrgica es el 20 de enero. En Occidente, ha sido objeto de numerosas representaciones artísticas desde el Renacimiento.
Nació en Narbona, entonces parte del imperio romano, pero, actualmente, francesa en el año 255, se educó en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano, cogobernante del imperio con Diocleciano, quien lo obligó a escoger entre su condición militar y su fe religiosa.
Sebastián eligió seguir siendo cristiano. Decepcionado, el emperador lo amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firmey fue condenaado a muerte. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de flechas, hasta que le dieron por muerto. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, Santa Irene —viuda del funcionario mártir San Cástulo—, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas, hasta que quedó restablecido.
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante un emperador desconcertado, ya que lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez la misión sin errores, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Fue el año 288.
La veneración a San Sebastián es muy antigua y está muy extendida. Es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado "el Apolo cristiano", ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.
Los primeros cristianos de Roma perseguidos llegaron a las islas del Mediterráneo y traían con la fe cristiana su devoción al mártir Sebastián.
Su fiesta se celebra el 20 de enero y ha estado siempre unida a la de San Fabián, en la festividad de los Santos Mártires.
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San Sebastián es posiblemente uno de los santos más representados de la Iglesia católica. El mundo del arte se nutre frecuentemente con obras pictográficas y esculturas que realzan la aceptación de su destino y la redención por parte de los ángeles.
En las representaciones del primer milenio, viste la clámide militar como correspondía a su cargo, y siempre imberbe. Durante el gótico, aparece con armadura de mallas al estilo de la época, pero pronto aparece con el rico traje de los nobles palatinos de entonces y generalmente con barba. Desde ese momento es mucho más frecuente representarlo semidesnudo en el momento de ser asaeteado. El atributo antiguo es la corona de flores en la mano. El atributo personal, desde la Edad Media, es una saeta y el arco entre sus manos.
Desde el siglo XV los artistas han preferido presentarlo desnudo, joven e imberbe, con las manos atadas al tronco de un árbol que tiene detrás y ofreciendo su torso a las saetas del verdugo. Muchos artistas lo han representado; entre ellos cabe destacar la escultura de Alonso Berruguete conservada en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y la pintura del Greco El Martirio de San Sebastián, una de las obras más realistas de este pintor, que se encuentra en el Museo catedralicio de Palencia.
Modernamente, el fotógrafo Carl Fischer, realizó la foto "La pasión de Muhammed Ali" para la portada de la revista Esquire de abril de 1968. En la misma, Muhammad Ali, imitando las clásicas imágenes del martirio de San Sebastián, aparece semidesnudo con sus pantalones de boxeador y las manos atrás, atravesado por cinco flechas que le perforan el torso. La imagen representaba la injusticia del Estado estadounidense y la entereza con la que el famoso boxeador negro defendió sus convicciones, cuando fue encarcelado y privado del título mundial que poseía por haberse negado a combatir en la Guerra de Vietnam. Actualmente es una de las portadas de revista más emblemática en dicha década.
Al menos desde el siglo XIX, la figura de San Sebastián ha sido venerada por personas pertenecientes a minorías sexuales. Escritores como Oscar Wilde, Marcel Proust o Yukio Mishima, escribieron sobre su vida y martirio, identificándose con su estatus paria. Varias imágenes religiosas que representan a San Sebastián otorgan simbolismo a su físico fuerte, las flechas que penetran en su cuerpo y el semblante de dolor entusiasta, que ha intrigado a artistas durante siglos.
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El Martirio de San Sebastián es un drama sacro musical en cinco actos o «ventanas» con música de Claude Debussy y libreto en francés de Gabriele d'Annunzio.
Escrita en 1911, la obra, sobre la historia de san Sebastián, fue producida en colaboración con Gabriele d'Annunzio, que en aquel tiempo vivía en Francia. para huir de sus acreedores, y diseñado como un vehículo para Ida Rubinstein. La contribución de Debussy fue una partitura a gran escala de música incidental para orquesta y coro, con partes vocales para solo -una soprano y dos altos-. Parte del material fue orquestado por Andre Caplet.
Aunque la primera producción de Gabriel Astruc fue atendida por el escándalo –el arzobispo de París pidió a los católicos que no acudieran debido a que el bailarín que interpretaba a san Sebastián era una mujer y, además, judía-, la obra no tuvo éxito y no entró en el repertorio; gracias a la partitura de Debussy, sin embargo, ha sido grabada en versiones acortadas y adaptadas varias veces, en particular por Pierre Monteux, en francés, Leonard Bernstein, cantado en francés, actuación en inglés, y Michael Tilson Thomas, en francés.
Si bien la partitura completa de Debussy aún se conserva y puede ciertamente ser interpretada en su forma original (quizá incluyendo unir la narración tomada de la obra original, si la historia no es representada), la obra es muy a menudo escuchada de esta manera. Más a menudo interpretada como una suite orquestal de cuatro movimientos realizada a partir de música extraída de la partitura y subtitulada 'Fragments Symphoniques' -Fragmentos sinfónicos-. Además, también hay dos fanfarrias de metales que, a veces están presentes en los fragmentos sinfónicos.
Siguiendo los actos en la obra original, cada sección es llamada una 'mansión'. El narrador ambienta la escena al principio de cada sección.
1. 'La Cour de Lys' (El patio de los lirios)
2. 'La Chambre Magique' (La cámara mágica)
3. 'Le Concile des Faux Dieux' (El concilio de los falsos dioses)
4. 'Le Laurier Blessé' (El laurel herido)
5. 'Le Paradis' (El Paraíso)
Fragments Symphoniques
1. 'La Cour de Lys' (El patio de los lirios)
2. 'Danse extatique et Final du 1.er Acte' (Danza extática y final del primer acto)
3. 'La Passion' (La pasión)
4. 'Le Bon Pasteur' (El buen pastor)
EL MARTIRIO DE SAN SEBASTIÁN
Música de Claude Debussy (1862 - 1918)
Texto de Gabriele D'Annuzio (1863 - 1938)
Primera Morada
LA CORTE DE LAS AZUCENAS
N° 1 Preludio
LOS GEMELOS (Marcos y Marcelino)
Hermano, ¿cómo será el mundo
privado de nuestro amor?
Tu corazón pesa en mi alma,
¡como una piedra en la honda!
Lo recojo de las sombras
¡lo lanzo a la luz del día!
Yo era más suave que la paloma,
tú más salvaje que el azor.
¡Siempre, nunca! ¡Nunca, siempre!
El hierro no te asusta. El fuego no me doma´.
Cristo amado, ¡que será de este mundo
privado de todo tu amor!
NARRADOR (El Santo)
Si soy digno de servir
a Tu Hijo, el Mártir de mártires,
Dios mío, te pido una señal,
si soy digno.
Gloria. ¡oh Cristo Rey!
¡Y ahora depongo mis armas!
Yo soy el arquero seguro de su blanco.
Aquí está el arco doble, la aljaba
con diecisiete flechas aladas
y el protector del brazo donde está grabada, la figura zodiacal
de la constelación de Sagitario,
plagado de estrellas.
Te hablo de ellos. Ofrezco
a mis escogidos de la cohorte
de Emesa. Aquí están.
¡Soy libre!
Recuerda. ¡Yo soy el objetuo!
Recuerda esa terrible
esperanza, y que yo seré digno
para pedirle a Dios las señales
más espectaculares.
N° 2 – Coro
LOS ARQUEROS DE EMESA (Coro)
¡Sebastián! ¡Sebastián! ¡Sebastián!
¡Tú eres testigo!
NARRADOR (EL SANTO)
Hermanos, hermanos míos, oigo
el sonido de cadenas que se rompen,
el golpe del hacha,
el fulgor del relámpago,
los cuatro vientos
llenos de semillas y gritos,
¡la levadura de la terrible esperanza!
Hermanos, hermanos,
escucho la melodía del combate santo,
el coro divino de las siete plagas,
la anunciación de los astros
y la marcha del nuevo Dios
junto al hombre nuevo,
y los límites de la tierra
temblando como los bordes
de un estandarte que se despliega, trueno que reúne
en las tumbas, las almas de los muertos en sus huesos!
N° 3 Baile Extático de Sebastián
sobre carbones ardiendo.
LOS GEMELOS, CORO
¡Himnos, toda sombra desaparece!
¡Dios es y será siempre Dios!
¡Celebrad su nombre por el fuego!
¡Cantad las obras de su gracia!
¡Alabad sus obras en todas partes!
¡Sembrad su nombre misterioso!
NARRADOR (El Santo)
Bailo sobre el calor de las azucenas.
¡Gloria, Oh Cristo Rey!
Exprimo la dulzura de las azucenas.
¡Gloria, Oh Cristo Rey!
¡Mis pies están desnudos en el rocío!
¡Tengo mis pies en el trigo que brota!
¡Salto como el agua del manantial!
Te amo, Rey .
¡Es como si mis venas estuvieran
hechas de música y aurora!
¡Es como si estuviera agitando
una escarcha sonora de estrellas!
Te amo, Rey.
CHORUS SERAPHICUS
¡Salud, oh luz!
¡Luz del mundo!
Cruz ancha y profunda,
signo de victoria,
y palma de gloria
y árbol de vida!
NARRADOR (El Santo)
Oigo venir otra canción.
Oigo los siete laúdes eternos.
Las azucenas emiten toda la luz
y componen toda la melodía.
Tú los derribaste y ellos renacen.
Tú los quebraste y ellos se yerguen de nuevo.
Son la caña inmortal.
¡Ved! Ved cómo de miran,
como ángeles, con los ojos cubiertos
por el espanto.
CORO SERAPHICUS
He aquí los siete testigos de Dios,
los jefes de la ardiente milicia.
¡Todo el cielo canta!
Segunda Morada
EL CUARTO MÁGICO
N° 1 – Preludio
N° 2 - LA VIRGEN ERIGONE
Yo segué la espiga de trigo,
olvidada del asfódelo.
Mi alma, bajo un cielo clemente,
era hermana de la golondrina.
Mi sombra era casi como el ala
que arrastré en la cosecha.
Y yo era la virgen,
fiel a mi sombra y a mi canción.
NARRADOR (El Santo)
Señor, amor, aquí está mi vida.
N° 3 - VOZ CELESTIAL
¿Quién llora tan dulcemente a mi niño,
mi azucena florecida en la carne pura?
Él está radiante sobre mis rodillas.
Está sin mancha, y sin herida.
Mirad. Y en mi cabellera,
todos los astros alaban su brillo.
Con su figura ilumina
mi tristeza y la noche de verano.
Tercera Morada
EL CONCILIO DE LOS FALSOS DIOSES
N° 1 [y N° 2] Preludio
NARRADOR (El Santo)
César, yo ya tengo mi corona.
No temo al hierro.
No tengo otro arte que la oración.
César, qu sepas que he escogido mi Dios.
¡Sólo Cristo irradia la luz, el Único!
Él rige con sus manos la fuerza
del espacio vacío, como el marino
ajusta la escota de la vela.
Entre tú y el día, Él está.
Entre tú y el sol muerto,
Él está, el Único.
N° 3
MÚSICOS (Citaristas)
¡Paean, Lira de Oro, Arco de Plata!
Señor de Delos y Smintheus,
Bello rey, el cabello te ilumina.
¡Paean! ¡Oh Apolo!
NARRADOR (El Santo)
¡Acabad! ¡Acabad,
oh citaristas,
de un demonio que ya no tiene carro,
ni flechas, ni cuerda
para la lira y el arco, tampoco
una diadema sobre la vergüenza
de su frente. ¡Silencio! ¡Silencio!
César, César de ojos de lince,
yo bailaré
por tus magos y tus videntes.
Yo bailaré la pasión
de ese muchacho asiático,
de ese Príncipe martirizado,
pues la hoja de tu laurel
es como el hierro de la lanza
qué perforó su costado temeroso.
Desde lo profundo de tus ojos,
mira. Escucha, y luego mira.
No tiembles.
César, mira . Y acuérdate
de la estrella que se clavó
en el corazón vivo del cielo, en prenda de la palabra radiante
dicha por boca del Ungido.
Tú la conocerás.
N° 4
NARRADOR (El Santo)
¿Habéis visto a Aquel que yo amo?
¿Lo habéis visto?
Entonces Él dijo: "Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí
y velad". Y se postró,
y dijo en su plegaria: "Aparta
de mí este cáliz, Señor.
Pero no como yo quiero,
sino como quieres tú"
LAS MUJERES DE BIBLOS (Coro)
¡Ah! ¡Lloras por el Bienamado!
Lloras por el Arquero del Líbano.
¡Oh hermanas! ¡Oh hermanos!
¡Ay! ¡Tú lloras por Adonis!
¡Se muere, el bello Adonis!
¡Ha muerto, el bello Adonis!
¡Mujeres, llorad
!Mirad al bello adolescente
caído en la purpúrea sangre.
Traednos bálsamos e incienso.
VOZ SOLA
"Sufro", gimió. ¡Escuchad!:
"Sufro! ¿Qué he hecho?
Sufro, y me desangro.
El mundo está rojo por mi tortura.
¡Ah! ¿Qué he hecho? ¿Quién me ha herido?
¡Expiro, me muero, oh belleza!
¡Muero, pero para renacer
!imperecedero!"
LAS MUJERES DE BIBLOS (Coro)
¡Adonis! ¡Adonis!
¡Ay! ¡Llorad! ¡Llorad!
NARRADOR (El Santo)
¿Y por qué buscas al vivo
entre los muertos?
Pues, está allí, de pié y dice:
N° 5
"No lloréis más."
VOX SOLA
¡Parad, oh los que lloráis!!
El mundo es luz, como Él lo anunció.
¡Renace Dios, virgen y joven florece!
Ha resucitado y se renueva.
¡Oh hermano de las estaciones gemelas, levántate!
La muerte es inmortal, Dios, por tu sangre,
LAS MUJERES DE BIBLOS
Dios, mira a Dios allí.
¡Se ha levantado!
N° 6 Coro
CORO SYRIACUS
¡Io! ¡Io! ¡Seguidores de Adonis!
¡Oh hermanas, oh hermanos, regocijaos!
¡El Señor ha resucitado!
Él conduce la danza de las estrellas.
¡Io! ¡Io!¡ Soltad vuestros cabellos!
¡Io! ¡Io! ¡Desabrochad vuestros cintos, mujeres!
Del oscuro Hades, donde moran todas las almas,
vuelve a nosotros, el Bienaventurado.
NARRADOR (El Santo)
¡Jesús, Jesús, ven a mí!
N° 7 Coro
N° 3
CORO SYRIACUS
¡Está muerto, el bello Adonis!
¡Llorad, llorad!
Desciende hacia las puertas oscuras.
Todo lo que es bello, Hades tristemente se lo lleva.
Bajad las antorchas.
¡Eros! ¡Llorad! ¡Llorad!
Cuarta Morada
EL LAUREL HERIDO
N° 1 – Preludio
NARRADOR (El Santo)
El César ha dicho: "Llevadlo
al bosque de Apolo. Atadlo
al tronco del más bello laurel
y luego, disparad contra su cuerpo desnudo.
todas las flechas que tengáis,
hasta vaciar vuestras aljabas,
hasta que su cuerpo sea
como el de un erizo salvaje."
Sí, mis arqueros, es lo que yo deseo.
Eso será bello.
Sí, yo viviré de nuevo.
Pero para vivir de nuevo,
oh arqueros, debo morir,
es necesario que mi destino se cumpla,
que las manos de los hombres me maten..
vuestras manos... manos fraternales.
Yo os lo digo, os lo digo:
quien más profundamente me hiera,
más profundamente me ama.
N° 2
Aquí está, el Pastor. ¡Mirad!
Lleva una oveja entorno de su cuello,
sobre sus hombros.
¡Arqueros!
¡Acercaos!
Cae la noche. Hay que apuntar de cerca ,
muy de cerca, para tener precisión.
¡No temáis! ¡No lloréis!
Pero embriagaos, embriagaos con sangre, como en la batalla.
Apuntad de cerca. Yo soy el blanco.
Desde las profundidades, desde las profundidades,
invoco a vuestro terrible amor.
CORO SYRIACUS
¡Ay! ¡Ay!
¡Ah, llorad, oh mujeres de Siria!
Gritad: "¡Ay, mi Señor!"
Todas las flores se han marchitado.
¡Él va a la descolorida pradera!
¡Gritad! ¡Llorad!
NARRADOR (El Santo)
¡Bendito sea el primero! ¡Bendita
sea la primera estrella!
¡De nuevo!
¡Tu amor! ¡Tu amor!
¡De nuevo! ¡De nuevo! ¡De nuevo!
¡De nuevo!
¡Amor eterno!
CORO SYRIACUS
¡Eros! ¡Llora!
Ya desciende hacia los puertas oscuras.
Todo lo que es bello, Hades tristemente se lo lleva.
Bajad las antorchas.
¡Eros! ¡Llora!
Quinta Morada
EL PARAÍSO
N° 1 Interludio
N° 2
CORO DE MÁRTIRES
¡Gloria!
¡Bajo nuestra armadura, arded, oh heridas!
¿Quién es el que viene?
La azucena de la cohorte,
su tallo es el más fuerte.
¡Alabad el nombre que él lleva: Sebastián!
CORO DE VÍRGENES
Alabado seas.
una estrella a lo lejos habla a otra estrella
y dice un nombre: el tuyo.
¡Dios te corone!
Toda la noche, como una gota
de agua en tu frente, se disolverá,
Sebastián.
CORO DE APÓSTOLES
Tú eres santo. Quien te nombre
verá al Hijo del Hombre.
Quien en su corazón te tiene,
sonreirá con tu gracia.
Juan te ha dado su lugar,
tú beberás de su copa, Sebastián.
CORO DE ÁNGELES
Eres hermoso. Toma seis alas de ángel
y ven a la escalera
de Fuegos musicales,
a cantar un nuevo himno
al cielo constelado
de tus heridas inmortales,
Sebastián.
EL ALMA DE SEBASTIÁN
Voy, asciendo.
Tengo alas.
Todo es blanco.
Mi sangre es el maná
qué blanquea el desierto de Sinaí.
Soy la gota, la chispa, el relámpago.
Soy un alma, Señor,
un alma en tu seno.
CORO DE TODOS LOS SANTOS
¡Alabad al Señor en la inmensidad de su poder!
¡Alabad al Señor con el tímpano y el órgano!
¡Alabad al Señor con el sistro y los címbalos!
¡Alabad al Señor con la flauta y la cítara!
¡Aleluya!
FIN
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