miércoles, 19 de abril de 2017

MEMORABLES FUNERALES Y FASTUOSO ENTIERRO DE EDUARDO VII DE INGLATERRA. 1 de 3



El funeral del rey Eduardo VII del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y Emperador de la India, fallecido el día 6 de mayo de 1910, se celebró el día 20, dos semanas después. Fue uno de los más numerosos encuentros de la realeza europea producidos hasta la fecha, y también uno de los últimos, pues muchos de los reales asistentes fueron depuestos en el curso de la Primera Guerra Mundial o sus secuelas. El Rey Manuel II de Portugal, por ejemplo, perdería su trono en octubre de aquel mismo año.

“Procesión de Nueve Reyes”. Londres, 20 de Mayo de 1910

El cortejo, con el perro favorito de Eduardo VII, Caesar.
National Geographic Magazine

El Guadalete. Biblioteca Virtual de Andalucía

La muerte de Eduardo VII
Y LA PRENSA EUROPEA
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A continuación copiamos la opinión de los más importantes periódicos europeos, acerca de la personalidad del Rey de Inglaterra y los cuales con motivo de su muerte, están unánimes en considerar su muerte como pérdida de gran valor para la marcha de los negocios políticos del Continente y soberanos como los emperadores de Austria y Alemania, han hecho expresivas manifestaciones de su dolor.

«Le Temps» dice: «Es un gran vacío el que deja, al desaparecer, quien con tan preponderante influencia y eficacia colaboró por la conciliación general.» 

«Le Journal des Debats» recuerda la labor pacificadora de Eduardo VII en los conflictos internacionales.

La Liberté» declara «que pierde Inglaterra una incomparable situación de grandeza, y Europa un inapreciable elemento de seguridad.» 

En Alemania, son también muy sentidas las manifestaciones de duelo por la muerte del soberano inglés.

El emperador Guillermo, que se hallaba en Wiesbadem, al conocer la triste noticia acordó regresar a Postdam, adonde llegara mañana. Es probable que asista á los funerales de Eduardo VII. 

El canciller del Imperio ha dado el pésame en la embajada inglesa, y en la sesión de la Cámara de Diputados de Prusia, el presidente ha comunicado la muerte del Rey, tributando á su memoria un caluroso homenaje.

La Prensa consagra gran espacio á la muerte de Eduardo VII, haciendo justicia a sus virtudes como soberano. 

El «Berliner Tageblat» dice que el Rey Eduardo, trabajando exclusivamente en interés de los ingleses, trató no obstante, de evitar la ruptura con Alemania.

Y luego añade:

«Sinceramente, de todo corazón expresamos nuestro sentimiento por el hombre que, aunque frecuentemente dedicado á los placeres, no dejó de ser para su patria, en la edad madura, un soberano capaz, y cuyo elevado rango no le impidió nunca mostrarse un hombre amable, un perfecto ·gentlemen”.

La «Gaceta de Voss» dice que el Rey Eduardo fue el primer diplomático de su país, habiendo ejercido siempre una considerable influencia en la política mundial.

En Viena, la noticia de la muerte del Rey Eduardo ha causado gran impresión, aun cuando la opinión austriaca ha considerado siempre al Rey difunto como hostil á aquella nación, habiendo fortificado esta creencia la enérgica intervención de Inglaterra cuando Austria se anexionó Bosnia y la Herzegovina. Unido esto a la circunstancia de que el Rey Eduardo dejó de hacer el año pasado la acostumbrada visita a Francisco José durante su estancia en Marienbad, la excitación en Austria había adquirido gran intensidad, así es que aquellos periódicos, en su mayoría, se limitan a dar la noticia de la muerte, añadiendo algunas frases amables.

El «Extrablatt» dice que el Rey Eduardo fue una personalidad simpática y de muy salientes rasgos.

Casi todos los periódicos ponen de manifiesto los grandes servicios que prestó á la paz.

El emperador Francisco José fue personalmente esta mañana á la embajada inglesa á dar el pésame. Además, el emperador ha suspendido la ceremonia oficial que debía celebrarse para inaugurar la Exposición cinegética.

La Prensa rusa no es la menos expresiva en estas circunstancias.

La «Novoie Vremia» de San Petersburgo, dice: «El día de la muerte del más fiel amigo de Rusia, será un día de luto en todo el imperio.»

Nuestro ilustrado colega El Correo de Madrid, también dedica los siguientes párrafos á lamentar la muerte del monarca inglés: «El corto reinado de Eduardo VII figurará en la historia como uno de los más importantes y beneficiosos al progreso y á la paz general.

Elevado al trono en momentos difíciles para su país, por hallarse aun abierta la herida del Transvaal, supo orientar la política guerrera é imperialista á términos de justicia, que ha podido ver consolidada antes de morir con la gran Confederación de las colonias británicas del Sur de África.

Sus sentimientos, favorables á la paz preponderaron é influyeron con todo éxito en la política de Inglaterra y á su acción personal, principalmente, son debidos acuerdos é inteligencias concertados con diferentes naciones, que solucionaron cuestiones delicadas y peligrosas y abrieron camino á normas de paz consideradas antes imposibles ó muy difíciles.

Eduardo. VII se había conquistado grandes simpatías y respeto en España, tanto por la amistad sincera que sentía hacia nuestro país, como por la admiración que producían sus relevantes cualidades de gobernante y de monarca constitucional. […].

Las grandes condiciones que adornan al príncipe de Gales, su hijo, que ha de sucederle en el trono, y el sentimiento ciudadano de los ingleses, permiten suponer que las graves cuestiones del presente serán también salvadas sin quebranto para la noble nación inglesa.». 

Firma la información José Mª. de Arévalo y, a continuación, bajo el epígrafe “CRÓNICA” aparece la siguiente reseña:

Una tenaz bronquitis que padecía, hízose tan aguda recientemente, que le produjo la muerte. Y ese hombre, cuya juventud mundana y alegre, frívola y galante le dio loca celebridad mundial, haciendo prejuzgar entonces á muchos que su reinado sería poco beneficioso para Inglaterra y que luego quedaron chasqueados; ese inteligente cerebro, que supo dirigir tan cuerda como dignamente los destinos de una nación, manteniéndola con su táctica y su talento sobresaliente, entre las demás, durante su dominio; ese enamorado de la vida, en fin, arbitro de las elegancias, que tanto gustó de las cosas de la tierra y tanto viajó por ella, pronunció antes de partir para ese último viaje del que no se vuelve jamás, las siguientes palabras cuyo final encerraba una frase satisfactoria para su alma: «Noto que la vida se me escapa; pero creo haber cumplido con mi deber.”

Y en efecto, había cumplido con su deber de monarca constitucional el prestigioso rey que supo mantener la buena tradición de los Hannover: su creencia era lógica, era  cierta y no se equivocaba pensando así…

…Y acude a la mente del cronista ante el ejemplo de Eduardo VII, joven distraído y frívolo y hombre maduro sereno y sabio, esa tan corriente como lamentable equivocación que solemos padecer generalmente, al pensar que de los hombres de juventud inquieta y alegre, poco o nada se puede esperar. ¿Y por qué?... No tiene fundamento esa “duda”.

C. Ruiz, en Jerez, Mayo de 1910

Continúa la siguiente información en páginas interiores:

Los nuevos Soberanos de Inglaterra
El casi repentino fallecimiento de Eduardo VII, eleva al trono de Inglaterra al príncipe Jorge Federico, hasta el día 6 del corriente, príncipe de Gales, duque de Comvall, de Yor y de Rotlcesay, conde de Chester, de Carrik y de Inverness, etc., etc.

El nuevo rey de Inglaterra tiene en la actualidad 45 años, pues nació en Malborongh Honse el 3 de Junio de 1865.

En 6 de Julio de 1893 casó con la princesa Victoria María, de Teck, de cuyo enlace han nacido seis hijos, cinco varones y una hembra.

De carácter serio y grave, acaso debido á su constitución enfermiza, no obstante su robustez, siempre fue el príncipe Jorge Federico poco aficionado á las fiestas cortesanas. Pásase grandes temporadas entregado á los afectos de su esposa é hijos en Malbourgh Honse, y en determinadas épocas consagra algunos días á visitar los puertos, fábricas y talleres, para estudiar la vida del obrero, el desarrollo fabril y comercial de la nación y la actividad industrial de sus súbditos.

Las marinas de guerra y mercante son igualmente para él motivos de detenidas observaciones y estudio, como también la política, viéndosele asistir con frecuencia á las sesiones de la Cámara de los Comunes.

En su lejana juventud fue como su padre, un viajero incansable, y también como este ha visitado la India, habiendo realizado además un largo viaje por el Extremo Oriente y Egipto, y prolongados cruceros por los mares de todos los países, pues ama la vida de abordo como la del hogar.

Sin embargo de carecer de la jovialidad del autor de sus días y de ser excesivamente grave su carácter, disfruta generales simpatías entre sus súbditos, quienes ven en él un espíritu observador y estudioso, nada superficial y amante del engrandecimiento de su país.

Su esposa la princesa Victoria, María Luisa Olga, es hija de los príncipes de Teck, pertenecientes á una de las ramas de la casa Holrenstein.

Desde su casamiento con el príncipe de Gales, tuvo en él la reina Alejandra una valiosa ayuda para sus obras de beneficencia y caridad. Su nombre figura á la cabeza de casi todas las fundaciones humanitarias que existen en Inglaterra, y no es en ella cosa extraña acudir personalmente, y guardando riguroso incógnito, á llevar sus consuelos á los desgraciados.

TELEGRAMAS (De nuestro servicio particular)

El Rey a Londres
S.M. el Rey –Alfonso XIII- marchará a Londres el día 14 para asistir a los funerales del Rey Eduardo. Es probable que acompañe al Rey en su viaje á Londres el Ministro de Estado. La comisión nombrada para asistir con D. Alfonso a los funerales del Rey de Inglaterra, marchará el próximo Sábado.

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Eduardo VII del Reino Unido – Albert Edward of Saxe-Coburg and Gotha

Lo cierto, es que la Corona le llegó a Eduardo, quizás demasiado tarde, y para entonces, carecía de verdadera experiencia de gobierno, en parte, debido a su desinterés, y, en parte, a causa de las barreras que le interponía su propia madre y que hacían que él, si quería intervenir en el quehacer político, tuviera que hacerlo a hurtadillas. Se comprende mal, que la sesuda Victoria diera lugar a semejante situación, siendo tan previsible que Eduardo la sucediera.

No había sido, sin embargo, tan previsible, el ascenso al trono de la propia Victoria, sino que se produjo como consecuencia de la suma de un cúmulo de circunstancias adversas para la familia. Victoria reinó desde la muerte de su tío, Guillermo IV, al que habría sucedido su hermano Eduardo, Duque de Kent, el padre de victoria, cuarto hijo de Jorge III, pero murió el mismo año que el rey; 1820, por lo que la Corona recayó en su hija, la pequeña Victoria de Sajonia–Coburgo–Saafeld, que fue coronada a los 18 años.

Retrato de la Reina Victoria vestida para la coronación. De George Hayter, 1838. RC

Victoria se casó con su primo Alberto –de Sajonia-Coburgo–Gotha–, en 1840, tras el célebre flechazo que condujo a ambos a un profundo enamoramiento de por vida. Tuvieron nueve hijos y 42 nietos; 26 de los cuales, casaron con otros miembros de la realeza europea. Victoria reinó durante más de 63 años.

Alberto falleció en 1861, dejando una viuda inconsolable, que desde entonces vistió siempre de luto, convirtiéndose su imagen en el icono de la época, a la que, como se sabe, conocemos como Victoriana, con sus luces y sus sombras.

Heinrich von Angeli: Victoria a los 80 años

Victoria había nacido en Londres, el 24 de mayo de 1819, y falleció en la Isla de Wight, el 22 de enero de 1901, habiendo inaugurado el siglo XX. Estuvo casada durante 21 años y después reinó en solitario 40 años más.

Eduardo, cuyo entierro nos ocupa, fue su segundo hijo, primer varón, nacido el 9 de noviembre de 1841 en el Palacio de Buckingham. Fue el primer monarca británico de la casa de Sajonia-Coburgo-Gotha, que, bajo el reinado de su hijo, Jorge V,  pasó a llamarse casa de Windsor.

Alberto Eduardo, príncipe de Gales en 1846. Royal Collection, Palacio de St. James

Eduardo nació el 9 de noviembre de 1841 en el Palacio de Buckingham.

Como príncipe de Gales, heredero, pasó más tiempo que todos sus predecesores: más de 59 años, durante los cuales reinó su madre, Victoria, que le mantuvo alejado del poder, circunstancia que hizo de él el paradigma del aristócrata ocioso.

Su coronación coincidió con la llegada del nuevo siglo -1902- un momento en el que se producían importantes cambios, tanto tecnológicos –vuelo con motor-, como sociales –aparición del socialismo-. Eduardo impulsó las relaciones amistosas entre Gran Bretaña y varios países europeos, especialmente Francia, por lo que fue conocido como  el Pacificador.

Edward con su hermano Alfred

En 1860, siendo aún heredero en espera, realizó una gira pionera por América del Norte, que, con su carácter campechano y amistoso convirtió en un éxito, resultando muy simpático al pueblo americano, que siempre lo recibió bien. Durante el recorrido, conoció a los escritores Henry Wadsworth Longfellow, Ralph Waldo Emerson y Oliver Wendell Holmes.

Cuando volvió a Inglaterra se propuso ingresar en el ejército, pero se le negó tal posibilidad, por considerarla incompatible con su rango de heredero, que ya le confería los grados militares con carácter honorífico.

En el otoño de 1861, Victoria y Alberto le enviaron a Alemania, en apariencia, para asistir a unas maniobras militares, pero, en realidad, para que conociera a la princesa Alejandra de Dinamarca, la hija mayor del príncipe Christian de Dinamarca, y de su esposa Luisa, con la que sus padres se habían propuesto casarle.

Eduardo y Alejandra se conocieron en Espira el 24 de septiembre y simpatizaron desde el principio, por lo que el proyecto de matrimonio empezó muy bien. Sin embargo, fue por entonces cuando Eduardo se dispuso a ejercer la carrera más intensa de su vida, la de playboy empedernido

Durante unas maniobras del ejército en Irlanda, algunos oficiales, introdujeron a una actriz en su tienda. Alberto, su padre, escandalizado al saberlo, se presentó en el campamento a pesar de encontrarse enfermo; murió dos semanas después, y la reina responsabilizó a Eduardo por su desaparición. Por aquellas fechas, escribió en una carta a su hija mayor: No puedo, ni podré, mirarlo sin estremecerme.

Eduardo y Alejandra el día de su boda en 1863

Eduardo y Alejandra se casaron en la capilla de St. George, en el Castillo de Windsor, el 10 de marzo de 1863. Eduardo tenía veintiún años y Alejandra, dieciocho. Se establecieron en Marlborough House, en Londres, y en Sandringham House, en Norfolk, como casa de campo.

No todo el mundo estuvo de acuerdo con esta boda, ya que, la mayoría de los familiares de la reina Victoria eran alemanes, y Alemania estaba entonces inmersa en una disputa con Dinamarca, a causa del asunto de Schleswig-Holstein. De hecho, poco después de la boda, cuando el padre de Alejandra heredó el trono de Dinamarca en noviembre de 1863, la Confederación Alemana aprovechó la oportunidad para invadir y anexionarse aquellos territorios.

Victoria siempre intentó influir en las decisiones de su hijo, tanto sociales y políticas, como personales. En este último aspecto, se dice que fue ella quien eligió los nombres de sus nietos; se dijo que todos ellos nacieron prematuros, pero, al parecer, no se trataba sino de una ingenua trampa de la madre al informar sobre las fechas previstas, para evitar que la reina estuviera presente en los sucesivos alumbramientos.

Edward, Alexandra y Albert

Y ese hombre, cuya juventud mundana y alegre, frívola y galante le dio loca celebridad mundial –como decía el diario “El Guadalete”, tuvo muchas amantes, no sólo antes, sino también, durante su matrimonio, entre las que destacaremos dos solamente; Alice Kappel, bisabuela de Camilla Parker Bowles, a cuya abuela Sonia Kappel, se considera hija de Eduardo y otra, que sería la madre de Sir Winston Churchill, lady Randolph Churchill.

A pesar de ser ya viuda, la reina siguió evitando continuamente que Eduardo interviniera directamente en cualquier asunto de Estado, por principio, por rechazo y por diferencias ideológicas. Por ejemplo, Victoria, que era declaradamente pro germánica, desaprobaba el hecho de que su hijo apoyara a Dinamarca en asunto de Schleswig-Holstein, en 1864. Se dice también que el famoso primer ministro Gladstone, del partido liberal, apoyaba secretamente a Eduardo frente a la reina.

Edward a la derecha. Su madre, la reina, en el centro. El Zar Nicolás II y la Emperatriz Alexandra, que tiene en brazos a su hija, la Gran Duquesa Olga Nikolaevna. Castillo de Balmoral, Escocia, 1896

En 1870, el republicanismo británico recibió un impulso cuando el emperador Napoleón III fue derrotado en la Guerra Franco-Prusiana y se instituyó la Tercera República Francesa. Por otra parte, en el invierno de 1871, se produjo una mejora en la popularidad de Eduardo y en su relación con la reina madre, cuando de contrajo las mismas fiebres, que al parecer, habían causado la muerte a su padre.

En 1875, Eduardo viajó a la India para realizar una gira de ocho meses. Se hablaba mucho de su novedosa costumbre de tratar a todas las personas por igual, independientemente de su clase social o del color de piel. De hecho, en cartas a su casa, se quejaba del trato que los funcionarios británicos daban a los nativos: Porque un hombre tenga la cara negra y una religión diferente a la nuestra, no hay razón por la que deba ser tratado como un bruto. Su madre recibió del Parlamento el título de Emperatriz de la India, en buena parte, debido al éxito de Eduardo.

Eduardo fue mecenas de las artes y las ciencias, aficionado a los deportes y los juegos de azar y cazador. También se aficionó a las carreras de caballos y siempre fue considerado como un árbitro de la moda masculina. También se le debe la costumbre de comer rosbif con patatas al horno, salsa de rábano y Yorkshire pudding, que sigue siendo uno de los platos favoritos británicos para los domingos. También una marca de cigarros recuerda al empedernido fumador.

Los conocidos cigarros King Edward Imperial

En diciembre de 1891, su hijo, el príncipe Alberto Víctor, se comprometió con la princesa Victoria María de Teck, pero poco después del compromiso, murió de neumonía. Perder nuestro hijo mayor –escribió Eduardo-, es una de esas calamidades que uno nunca puede superar. Y le dijo a su madre: Podría haber dado mi vida por la suya, ya que no le doy ningún valor a la mía.

El 4 de abril de 1900, durante un viaje a Dinamarca, a través de Bélgica, Eduardo sufrió un intento de asesinato; Jean-Baptiste Sipido le disparó en protesta por la Guerra Bóer. Sipido pudo escapar a Francia a causa del retraso de las autoridades belgas en conceder su extradición. Este desinterés se unió al malestar británico por las atrocidades llevadas a cabo por los belgas en el Congo, y distanció a Gran Bretaña de otros países, pero en los años siguientes, la afabilidad y la popularidad de Eduardo, sirvieron de buena manera para la reconstrucción de alianzas europeas. 

La reina Victoria murió el 22 de enero de 1901, antes de cumplir los 82 años y Eduardo se convirtió automáticamente en monarca del Reino Unido. Escribió J. B. Pristley: Era sólo un niño cuando sucedió a Victoria en 1901 –tenía 60 años-, pero puedo atestiguar su extraordinaria popularidad. Era de hecho el rey más popular que Inglaterra había conocido desde principios de la década de 1660.

La familia de Eduardo y él mismo, en una ilustración de 1891, a partir de una fotografía de 1889.  De izq. a derecha: el príncipe Alberto Víctor, la princesa Maud, la princesa de Gales, su esposa;  Eduardo, la princesa Luisa, el príncipe Jorge y la princesa Victoria.

Cuatro reyes: Eduardo VII, a la derecha; su hijo y sucesor Jorge V, a la izquierda, y sus nietos, que serían, Eduardo VIII y Jorge VI

Eduardo VII y Alejandra fueron coronados en la abadía de Westminster el 9 de agosto de 1902. 


Su secretario privado, declaró que Eduardo era el primer heredero al trono con saldo positivo en sus cuentas. Sus finanzas habían sido muy bien administradas por un contralor, que aprendió de amigos financieros judíos del nuevo rey, como Ernest Cassel, Maurice de Hirsch y la familia Rothschild. Era, sin embargo, un momento de antisemitismo generalizado, y Eduardo se atrajo acerbas críticas por ello.

En las relaciones internacionales, Eduardo intentó contrarrestar el predominio creciente del Imperio alemán y su aliado, el Imperio austrohúngaro. Le disgustaba su sobrino, el emperador Guillermo II, que agravó las tensiones entre Alemania y Gran Bretaña.

Retrato realizado por Luke Fildes

Eduardo había tenido siempre buenas relaciones con W. E. Gladstone, que se llevaba muy mal con la reina madre, pero chocó con Herbert Gladstone, hijo del anterior y ministro también, porque quería permitir a los sacerdotes católicos llevar la eucaristía por las calles de Londres usando sus indumentarias eclesiásticas. Pero lo que más le disgustó de él, fue que nombrara a dos mujeres para una comisión real para la reforma de la ley de divorcio; Eduardo, el gran mujeriego, decía que no se podía hablar del divorcio con delicadeza o incluso con decencia, si intervenían mujeres. Gladstone fue cesado en la remodelación ministerial del año siguiente. Eduardo tampoco apoyó el sufragio femenino.

Aunque llevaba una vida de lujo, ostensiblemente por encima de la que vivían la mayoría de sus súbditos, su trato amable con personas de todas clases y su conocida condena de los prejuicios, contribuyeron a apaciguar las tensiones raciales y republicanas crecientes durante su vida.

Eduardo y cuatro de sus nietos en 1902

El 6 de mayo de 1910, Eduardo, que estaba enfermo de bronquitis, se fumó un cigarro al mediodía y sufrió un infarto, muriendo poco antes de la media noche en el Palacio de Buckingham.

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Tras una espera tan extremadamente prolongada, había llegado al trono con una edad ya notable, y habida cuenta de que la política siempre le interesó poco, tuvo también poco tiempo para dedicarse de pleno a su ejercicio, pero se ocupó de que su hijo y heredero, Jorge, estuviera bien preparado para ascender al trono, sin soportar las cortapisas que su madre le había puesto a él. Los contemporáneos describen la relación entre ellos, como de hermanos, más que de padre e hijo. A la muerte de Eduardo, Jorge escribió en su diario:  He perdido a mi mejor amigo y el mejor de los padres [...] Nunca tuve una sola palabra de enfado con él. Estoy abrumado por el dolor y tengo el corazón roto [...] 

Eduardo recibió críticas por su incesante persecución del placer, pero recibió grandes elogios por sus amables modales y por su habilidad diplomática. Su nieto escribió: Su lado más ligero [...] oscurece el hecho de que tuvo conocimiento e influencia. J. B. Priestley, al que ya hemos citado, añadió: Tuvo un enorme entusiasmo por el placer, pero también tenía un verdadero sentido del deber. Lord Esher, escribió a su vez,  que Eduardo era amable, elegante y desenvuelto y no indecoroso —pero demasiado humano—.

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Su funeral marcó el mayor conjunto de realeza y rango jamás reunido en un solo lugar y, de esta clase, el último-, escribió la historiadora Barbara Tuchman en The Guns of August
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Monarcas asistentes a los funerales de Eduardo VII de Inglaterra. 20 de mayo de 1910 y su parentesco con Eduardo VII:


1. Haakon VII de Noruega. Sobrino y yerno
2. Fernando de Bulgaria. Primo segundo.
3. Manuel II de Portugal. Primo cuarto.
4. K. Guillermo de Alemania. Sobrino.
5. Jorge I de Grecia. Cuñado.
6. Alberto I de Bélgica. Primo segundo.
7. Alfonso XIII de España. Casado con una hija de su hermana menor.
8. Jorge V de Inglaterra. Su hijo.
9. Federico VIII de Dinamarca. Cuñado.

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MEMORABLES FUNERALES... 2ª Parte

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jueves, 6 de abril de 2017

RENNES-LE-CHÂTEAU • MANZANAS AZULES AL MEDIO DÍA





Rennes-le Château. Un lugar solitario y de difícil acceso, que proyecta su sombra sobre las cumbres pirenaicas y sobre la historia más antigua, recóndita y legendaria de Europa.


Tras la destrucción de Jerusalén el año 70, el tesoro de su Templo fue llevado a Roma, donde debió conservarse durante unos tres siglos, hasta la caída del Imperio. El año 410 el monarca visigodo Alarico saqueó Roma, apoderándose de aquel Tesoro del Templo, que, aproximadamente, dos años después, llevaría consigo al sur de la Galia, donde fundó un reino en la zona de Rennes-le-Château. Si fue así, pudo haberlo ocultado en algún lugar del entorno, ya que su verdadero valor consistiría más en poseerlo, que en gastarlo o disgregarlo; al menos, así se ha creído durante siglos.

Los visigodos permanecieron en Rennes hasta que llegaron los Merovingios, que tenían por costumbre enterrar a sus reyes con sus tesoros. –Clodoveo I se coronó en París en 507-, Dagoberto II, se casó, precisamente en Rennes-le-Château, con la princesa visigoda Gizelle de Razés, recibiendo su herencia. La celebérrima riqueza de los merovingios, documentada por la arqueología, está en el origen de toda clase de elucubraciones, aún no resueltas, con respecto al tesoro que se supone oculto en la región de Rennes.

Por otra parte, la leyenda del Grial asegura que en el siglo I, José de Arimatea, también desembarcó en el sur de Francia, con María Magdalena y que llevaban consigo el Grial en el que portarían la sangre de Jesús.

Es cierto que el sur de la Galia recibió a muchos exiliados, desterrados, o perseguidos, entre ellos, algunos históricamente conocidos, como Herodes Antipas o Poncio Pilatos. Es por tanto, muy posible que María Magdalena y José de Arimatea, incondicionales seguidores de Jesús, estuvieran entre ellos, del mismo modo que numerosos judíos, que hallaron un lugar de acogida en esa zona del sur de Francia, a la que se llegaba de forma relativamente fácil por mar. 

Pero aquí aparece la segunda cuestión dominante en este asunto. Al parecer, María Magdalena llegaría con un hijo en brazos, cuyo padre sería Jesús. De acuerdo con esta circunstancia, el Santo Grial, cáliz que se supone conteniendo la sangre de Jesús crucificado, no sería sino la evolución de las palabras Sang Real, en el sentido de que Magdalena llevaría consigo aquel hijo, de la sangre de Jesús, que, de un modo u otro, llegará hasta nuestros días.

Así pues, el tesoro en cuestión, ¿es algo material, o es la Sang Real? Y esta, a su vez, ¿sería la del cáliz de la crucifixión?, ¿la transmitida de padres a hijos?, o quizás, como también se dijo, el Grial ¿no sería sino la copa utilizada durante la última cena de Jesús con sus apóstoles?

Los Templarios - Pauperes Commilitones Christi Templique Salomonici - Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón-, tras la Primera Cruzada, ya conquistada Jerusalén, se establecieron, precisamente, muy cerca del Templo, donde permanecieron hasta el año 1120. 

A partir del año 1135 o 1140 el Temple se convirtió en una fuerza política y económica que llegó a alcanzar enorme poder, lo que, a la larga, provocó su repentina y espantosa destrucción. La Orden fue disuelta y desautorizada en 1312, y sus principales representantes condenados a la hoguera. Pero en torno a los caballeros, nunca desapareció el brillante halo que los hacía poseedores de inmensas riquezas cuyo destino final se convirtió en un misterio sujeto a múltiples interpretaciones. Una de ellas, defiende que aquel tesoro invaluable, no era, sino, precisamente, el Grial, que los caballeros supervivientes llevarían consigo, a algún lugar próximo a Rennes-Le-Château.

Tras un período de silencio secular, el párroco de aquella localidad, François Bérenger Saunière, fallecido en 1917, volvió a sacar a la luz una serie de supuestos relativos al Grial, tanto en su vertiente María Magdalena, como en lo que se refiere al tesoro, ya fuera Templario, Cátaro o Merovingio, sin olvidar, como veremos, las actividades del famoso Priorato de Sión.


Nacido el 11 de abril de 1852 en Montazels, cerca de Rennes, en 1879 fue ordenado sacerdote, y en 1885 destinado a la parroquia de Rennes-le-Château. Apenas tenía ingresos y parece ser que completaba su alimentación con la pesca y la caza, es decir, que era un cura pobre, cuya parroquia, la que había sido testigo de la gran boda de Dagoberto II con Gizelle de Razès, estaba casi en ruinas a finales del siglo XIX. Ya en los primeros meses en su destino, Saunière arrostró una suspensión temporal tras pronunciar un sermón abierta y fieramente antirrepublicano en período de elecciones, lo que, en contrapartida, le aportó las simpatías del partido monárquico.


Reintegrado a su parroquia, en el verano de 1886, su ciega adhesión a la causa monárquica, le proporcionó 3.000 francos de mano de la condesa de Chambord, viuda de Henri de Bourbon, pretendiente al trono de Francia. Al parecer, empleó aquel dinero en la restauración de la iglesia y sería entonces, cuando al separar el pilar visigótico que servía de base al altar. encontró –parece–, unos pergaminos escritos en clave. El sacerdote los mostró a los albañiles, algunos de los cuales, todavía en 1958, declararon haberlos visto.

Aquellos documentos cambiarían la vida del sacerdote, que no volvió a pasar hambre, sino todo lo contrario, y el devenir de la propia parroquia, que restauró totalmente, empleando en ello enormes sumas, y convirtiendo la iglesia y su entorno en un sucesivo ir y venir de visitantes, comunes o célebres.


Además de la aparición de aquellos documentos, o quizás, a causa de lo contenido en ellos, Saunière observó la existencia de una misteriosa tumba de piedra, medio oculta entre la vegetación, muy cerca de Rennes-le-Château.

La tumba de Pontils, Arques

Inmediatamente, Saunière dedujo que se trataba de la tumba que aparecía como tema central del óleo pintado por Nicolás Poussin en 1647, titulado Les Bergers d'Arcadie II, una pintura cargada de misterio, pudiendo llegar a ser el escondrijo del tesoro, o, incluso, la tumba de Jesús.

Tanta gente empezó a acercarse a la tumba para excavar en busca de míticos tesoros, que, en principio se colocó un cartel con la prohibición de hacerlo.

Prohibidas las excavaciones en las tierras de la Comuna de Rennes-le-Château

Sin embargo, la prohibición no surtió efecto, lo que demuestra el enorme impacto de todo lo sucedido –o imaginado-, en el entorno de Bérenger. La tumba fue más tarde dinamitada, en vista de la inutilidad de la prohibición.

Les Bergers de l’Arcadie, II de Nicolas Poussin


La pintura representa de forma reconocible, en el centro, el pico Bugarach,


y a la derecha, la falda del monte Cardou; el pico Blanchefort y la colina de Rennes–le–Château.

Poussin. Autorretrato, 1649 –55 años.

Saunière acudió al Museo del Louvre, para encargar, entre otras, una copia de esta obra que allí se custodia, en la que tres pastores –bergers–, a los que observa una mujer sin identificar, analizan atentamente las palabras inscritas en la piedra: Et In Arcadia Ego.


Hay una versón anterior realizada por el mismo pintor, en la que también aparece la leyenda, pero en esta ocasión, los actores ostentan perfiles claramente helénicos.

Et in Arcadia ego. Primera versión, 1628–30.Chatsworth House, Derbyshire, RU

ET IN ARCADIA EGO

Aparece en las Bucólicas de Virgilio, que sitúa en una idílica Arcadia a unos pastores sicilianos, sobre los que también había escrito Teócrito en sus Idilios. El tópico renació en el entorno de los Médici y en 1502 Sannazaro publicó el largo poema titulado Arcadia, que quedó en la imaginación secular como la idea de un mundo ideal, ya extinguido. 

Es el hecho de que la frase no tenga verbo, lo que, al parecer, se ha interpretado como su aspecto esotérico, significando que hay algo que deducir, más allá de las palabras que aparecen e incluso de las que deberían aparecer. Se ha transcrito de diversas formas. Por ejemplo: I TEGO ARCANA DEI; Poseo el Secreto de Dios, lo que se habría interpretado como el hecho de que una tumba como la representada en la pintura, guardaría los restos de Jesús. Esta idea, también respondería a otra interpretación del anagrama: I[ESU] ARCAM DEI TANGO; Toco la tumba de Dios J[esús].

Se aplicaron todos los arcanos a la tumba encontrada en Pontils, dado su parecido con la de la pintura de Poussin, pero, además de que, como sabemos, fue dinamitada, se sabe que había sido construida a principios del siglo XX.


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Aunque en realidad no hay pruebas de que Saunière hiciera aquel viaje a París, se aventura la posibilidad de que se relacionara con la entonces famosa soprano Emma Calvet y que a través de ella conociera a algunos personajes de la Orden Rosa Cruz, entre los cuales figuran Claude Debussy o Erik Satie. De haber ocurrido, sería entre 1891 y 1892. Más tarde se produjeron bastantes testimonios acerca del hecho de que Saunière recibía en Rennes importantes visitas procedentes de París.

Los cambios de tren de vida que se produjeron casi de forma inmediata, en la vida de Saunière, apenas llamaron al principio, la atención de los habitantes de Rennes-le-Château, hasta que empezó a correr la voz de que había encontrado parte de los tesoros de los que siempre se había hablado; y que procederían de la mítica fortuna de los Templarios, que ni el rey, Felipe IV, ni el pontífice, Clemente V, que los condenaron y ejecutaron en 1307, habrían encontrado entonces. Sin embargo, Saunière jamás habló de ello, y su silencio sí que hizo pensar al obispo de Carcasona que quizás ocultaba algún asunto turbio.

Nadie había pensado hasta entonces, en la fortuna que pudo haber amasado el párroco, con los incontables encargos de misas que recibió, desde que los rumores de sus hallazgos empezaron a extenderse. Al parecer, ni aun celebrando misas durante las veinticuatro horas del día, habría podido cumplir con todos los encargos que recibió, y que, por supuesto, cobró.

En todo caso, y a pesar de múltiples investigaciones, no se supo qué era lo que había cambiado de tal manera la historia de Saunière y de su parroquia, ya que, como hemos dicho, él jamás lo explicó, si bien dejó múltiples pistas para que otros intentaran desvelar el misterio.

Para redondear la intriga, Saunière decidió completar la obra de reconstrucción y embellecimiento de su iglesia, añadiendo diversos detalles, algunos tan sorprendentes, que no pueden sino aumentar la perplejidad que provoca todo lo relacionado con este hombre y este lugar. Para empezar, colocó la siguiente inscripción en la entrada de la iglesia: 

Terribilis est locus iste - Este lugar es terrible


Después decoró la columna que soporta la pila de agua bendita, a la entrada, ni más ni menos, que con un horrible diablo, Asmodée.



En su silueta se cree ver también la figura de un caballo de ajedrez que, además, mira al suelo de la iglesia, donde 64 baldosas claras y oscuras, forman un tablero de ajedrez, en el que aplicando el movimiento del caballo, también se obtienen algunas conclusiones. 



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24 de abril de 2017 ÚLTIMA HORA


Iglesia de Rennes-le-Château: una mujer cubierta con un velo blanco decapita al diablo rojo.

Una joven destruye parte de la pila de agua bendita y del altar de la iglesia.

El domingo (23), hacia las 9 de la mañana, una joven de unos veinte años, sola y llevando un abrigo negro, se presentó en la oficina de turismo de Rennes-le- Château, preguntando por los horarios de apertura de la iglesia, que, según dijo, tenía intención de visitar.
El empleado le indica los horarios y ella decide entonces tomar un café y luego deambular por las calles. Hacia las 11:15, pide en una cafetería lavarse las manos y unos minutos después, reaparece vestida con una larga capa blanca, un velo en la cabeza y una máscara de estilo veneciano sobre la cara.
En esta época del año, unos sesenta habitantes viven en el lugar, y naturalmente, así vestida, la joven no pasó desapercibida, incluso a pesar de que en este lugar de los misterios están acostumbrados a ver pasar visitantes extraños en busca de tesoros.
Se trataba de algo diferente, cuenta un vecino:
-Enseguida me di cuenta de que no tenía nada que ver con el tesoro del cura Saunière.

Ante los turistas sorprendidos, la joven se refugia en la gruta llamada de la Virgen, cerca de la iglesia, y habla por teléfono, largamente, en árabe, después, vuelve a la iglesia tranquilamente, saca un hacha y empieza a golpear la célebre pila que es sostenida por una representación de Asmodeo. Decapita al famoso demonio rojo, le corta un brazo y pone un Corán a su lado. Después golpea el bajorrelieve del altar de Marie-Madeleine, ante los visitantes estupefactos.

Acto seguido, dan aviso y el alcalde interviene. Constata los hechos y llama a la gendarmería. Frente a la joven, sorprendentemente tranquila, le pregunta por qué ha realizado esos actos y ella responde muy serena:

-Hoy, aquí es día de elecciones presidenciales, mientras que en Siria, Occidente bombardea y mata niños. ¡Sois todos unos descreídos! Mi marido está allí.

Rápidamente, allí mismo, los gendarmes detienen a la joven sin la menor resistencia. Se establece un perímetro de seguridad en el pueblo y un equipo de remoción de explosivos llegado por la tarde, se pone manos a la obra. 

El alcalde, alexandre Painco no sale de su asombro:

-Estaba decidida y su acción fue premeditada. Eligió el día de las elecciones y este lugar preciso para obtener un impacto mediático importante y así poner en riesgo a la República Francesa.

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Los relieves que representan las estaciones del Via Crucis a lo largo de los muros de la Iglesia, contienen detalles que en algunos casos alteran notablemente su contenido tradicional, como veremos. Pero volvamos a los pergaminos y su contenido, para pasar, después, a ese notable VIA CRUCIS y, finalmente, a las esculturas del altar, que también parecen representar situaciones, cuando menos, sorprendentes.

LOS PERGAMINOS

 


El primer pergamino reproduce el relato de cómo los discípulos cogían grano de trigo en sábado, al pasar por un sembrado. Ciertas letras leídas en determinado orden darían el texto siguiente:

A DAGOBERT II ROI ET A SION EST CE TRESOR ET IL EST LA MORT

A DAGOBERTO II REY Y A SIÓN [pertenece] ES ESTE TESORO Y ES LA MUERTE)


El otro pergamino habla de cómo María de Betania ungió a Jesús; de su supuesta decodificación resulta lo siguiente:

BERGERE PAS DE TENTATION QUE POUSSIN TENIERS GARDENT LA CLEF PAX DCLXXXI PAR LA CROIX ET CE CHEVAL DE DIEU J’ACHEVE CE DAEMON DE GARDIEN A MIDI POMMES BLEUES

PASTORA NO [HAY] TENTACIÓN QUE POUSSIN TENIERS TIENEN LA CLAVE PAZ DCLXXXI POR LA CRUZ Y ESTE CABALLO DE DIOS QUE TERMINO ESTE DEMONIO GUARDIÁN A MEDIODÍA [quizás, al Sur] MANZANAS AZULES

En el mismo, destaca una especie de rúbrica con las letras PS, que abren un camino nuevo y extenso, en el que no nos internaremos por ahora; el que relaciona todo lo dicho con el famoso Priorato de Sión. La referencia al caballo de Dios… demonio guardián, explicaría la sorprendente decoración y disposición de la pila de agua bendita a la entrada de la iglesia.

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LA TUMBA MEROVINGIA


Marie de Negri d’Ables, dame d’Hautpoul, Blanchefort, la esposa de François d’Hautpoul, marqués de Blanchefort, señor de Rennes y merovingio.

Las letras griegas de la tercera imagen, en vertical, 


son, de nuevo:
ET IN ARCADIA EGO

La piedra vertical, interpretada por medio de una compleja desencriptación, repetiría el contenido del segundo pergamino: Bergère no hay tentación… 

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En cuanto a la pintura de Teniers, de la cual Saunière también encargaría una reproducción, hay muchas dudas. Al parecer, Teniers hizo muchas variantes de las Tentaciones de San Antonio, de las que el Louvre conserva dos, que, no obstante, no ayudan mucho a discernir qué era lo que Saunière pretendía encontrar en ellas, si no es la especie de túmulo que aparece en ambas obras y que recuerda la tumba de Poussin.



La tercera de las copias que Saunière adquirió, se cree que era un retrato de Celestino V, del que no se sabe nada, si bien algunos creen que pudo tratarse de Clemente V, quien, como hemos visto, fue el que dio el visto bueno para la destrucción del Temple por parte del rey de Francia.

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De acuerdo con la lápida, Marie falleció el día 17 de enero –al parecer, el mismo día que fallecería Bergère, aunque el hecho se hizo público cinco días después-; justo cuando el sol, si logra abrirse camino a través de las vidireras de la iglesia, provoca unos reflejos que parecerían manzanas azules, durante unos segundos, en el interior de la iglesia.


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EL VIA CRUCIS DE RENNES

Lo cierto, es que los catorce relieves que lo componen, son interesantísimos en sí mismos -no, sin duda, por su valor artístico-, por lo que los reflejamos todos aquí. Pero además, al parecer, algunos encierran un mensaje que va más allá del que tradicionalmente se transmite, basado fundamentalmente, en la presencia de María Magdalena, como más próxima a Jesús, que su madre. Hay algunos detalles más, aunque no parecen muy relevantes, excepto el hecho de haber caído la noche, antes de la crucifixión, lo que es contrario a los relatos canónicos, que aseguran que el sol se puso tras la muerte de Jesús.

¿Qué significaría todo esto? Por una parte, que María Magdalena, ostentaba, efectivamente, una llamativa proximidad a la figura de Jesús; por otra, que Jesús habría sido descolgado de la cruz, estando vivo.


Se aprecian asimismo en los relieves, algunas coincidencias con la pintura de Poussin, por ejemplo, aunque es difícil discernir si ello tiene algún significado, en la estación II aparece un hombre que, apoyando incomprensiblemente la rodilla en un casco dorado, coge algo del suelo.

Vía Crucis

El detalle, casi igual, aparece en una pintura de Poussin, referida al momento en que las legiones romanas caen sobre el Templo de Jerusalén:

Poussin: La destrucción del Templo de Jerusalén

Museo de Israel. Jerusalén

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Las estatuas de la iglesia 

Saunière firmó un contrato, que se conserva, en el que se reflejan con exactitud todas las obras que se crearon para la iglesia, en el que el abbé especifica ciertas condiciones acerca de cómo han de ser algunas figuras.

Contrato Giscard-Saunière 1896

   “En el año de gracia de mil ochocientos noventa y seis, a los veinte días de noviembre, entre el señor Giscard, pintor estatuas, con domicilio en 25 Rue de la Colonne, Toulouse, por una parte, y Monsieur l’Abbé Saunière, párroco de Rennes-le-Château, en el cantón de Couiza (Aude), por otra; se ha acordado lo siguiente:
   Por la suma de dos mil quinientos francos, … los artículos siguientes:

   1- Un bajo relieve de terracota resistente a las heladas y de convexidad pronunciada, ejecutado con los más altos estándares artísticos, ricamente policromado, decorado con piedras preciosas, con ojos esmaltados y de un diámetro de tres metros. Título del bajorrelieve: ” Venid a mí “, con once o doce estatuillas.
   2- Un vía Crucis de terracota, con las escenas en alto relieve, con colores acordes a la época y las figuras con trajes según la costumbre de la época y con un fondo paisajístico, todo ello con los más altos estándares de ejecución y de acuerdo con el diseño acordado. Con una altura de un metro veintiséis centímetros, y un ancho de sesenta centímetros, todo ello ricamente policromado. (1,26 x 60 cm.)
   3- Una pila bautismal con un grupo de figuras que representan el bautismo de Nuestro Señor Jesucristo por San Juan Bautista, en terracota, con una puerta ricamente decorada de cobre dorado, con los más altos estándares de ejecución, policromático como el anterior, con ojos esmaltados. Altura de las figuras: 2 metros 90 centímetros, ancho: 80 centímetros. En plena conformidad con el diseño acordado.
   4- Siete estatuas, todas en terracota, con una altura para cada una de ellas de 1 metro 30 centímetros, con una decoración extra-rica, pintados todo según la época medieval, decorado con piedras preciosas, con los ojos esmaltados, con el nombre de la Santísima Virgen María la madre de Jesús con el Niño Jesús y San José con el niño Jesús, todos conforme a los diseños acordados. También S. Antonio de Padua con el Niño Jesús de pie en el Misal, Sta. María Magdalena, patrona de la parroquia, St. Antonio el Ermitaño, segundo patrón de la parroquia, St. Germaine con los corderos, y St. Roch. Todas estas estatuas están en plena conformidad con los diseños acordados y con los más altos estándares de ejecución.


   5- Seis plintos surtidos para que coincidan con el tamaño de las estatuas. Cuatro de ellos tendrán dos cabezas de ángel con ojos esmaltados, y dos la cabeza de un solo ángel, de nuevo con los ojos esmaltados. Y séptimo pedestal en forma de una columna con cuatro ángeles de pie. Todo con decoración extra-rica, la pintura en el estilo medieval, decorado con piedras preciosas, con los ojos esmaltados, de conformidad con el diseño acordado. La altura de este último zócalo se puede ajustar más adelante.
   6- Dos pináculos de estilo románico (como los que se utilizarán para el resto de artículos), para las dos estatuas de la Virgen y de San José, el mismo objeto, el mismo estilo y nivel de ejecución y la misma riqueza decorativa.
   7- Otras tres estatuas pequeñas, cada una de setenta centímetros de altura, con nada más ni nada menos que el más alto nivel de decoración extra-rica, adornada con piedras preciosas, con ojos esmaltados. Estas tres estatuas son las de la Santísima Virgen, en estilo románico, San José y el Sagrado Corazón de Jesús.

   Por su parte, el abad Saunière, párroco de Rennes-le-Château, se compromete a su vez a pagar el señor Giscard, pintor de estatuas de Toulouse, la suma de dos mil quinientos francos como se mencionó anteriormente, en pagos anuales de quinientos francos, a partir de finales de diciembre en el año 1897. 
   
Firma de las dos partes contratantes: 
B. Saunière y B. Giscard.



El punto 3 del contrato:

Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo por San Juan Bautista

Las siete obras del apartado 4 del contrato:

Santísima Virgen María la madre de Jesús con el Niño Jesús y San José con el niño Jesús

El hecho de que tanto María como José tuvieran un niño en brazos, representaba la creencia de que Jesús tendría, al menos, un hermano.


S. Antonio de Padua con el Niño Jesús de pie en el Misal, Sta. María Magdalena, patrona de la parroquia

S. Antonio Ermitaño, segundo patrón de la parroquia, Sta. Germaine con los corderos, y St. Roch.

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En 1906 Saunière y su colaboradora más estrecha, Marie Dénarnaud hicieron testamento. Marie sería le heredera universal de todos los bienes del párroco, y, a su vez, ella, llegada su hora, los legaría al Obispo de Carcassonne. Pero sólo tres años después, dicho obispo, sospechando quizás, de los grandes ingresos que generaba la parroquia, decidió el traslado de Saunière, que como era de esperar, se negó a obedecer la orden y fue suspendido del ejercicio del sacerdocio. En consecuencia, tanto el sacerdote, como su colaboradora, retiraron del testamento de esta, la cláusula por la que legaba sus bienes al obispo de Carcassonne.



Al parecer, para entonces, el propio Saunière habría reunido una fortuna, de la que se haría eco la prensa.


“El fabuloso descubrimiento del Cura de los millones de Rennes le Château”
“Un hombre de Carcasona, contemporáneo del párroco afirma: He visto en una sala del castillo cajas llenas de lingotes.”

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En realidad, todo vendría a confluir en la posibilidad de que los reyes merovingios procederían del hijo o los hijos que tendrían Jesús y María Magdalena, portadora de la “San Grial”. La esposa y el hijo de uno de sus descendientes se habría hecho enterrar en Rennes, dirigiendo hacia la parroquia de María Magdalena, la idea de que allí podían haber ido a parar también los tesoros del Templo de Jerusalén, tras pasar por las manos de Cátaros y Templarios. Tal tesoro, a su vez, podía ser material o espiritual; es decir, consistente en los fantásticos lingotes de los que hablaba la prensa, o quizás en aquella sangre transmitida, que llegaría al día de hoy con alguno de sus representantes. 

El resto de las pistas; el demonio, el ajedrez, las variantes del Vía Crucis, las imágenes de José y María con sendos niños, etc. fueron fabricadas por Saunière.

No vamos a plantear siquiera la posibilidad de la certidumbre de todo lo narrado, pero sí cabe preguntarse si Saunière lo creía así, o simplemente creó una ficción en torno, no sólo a la vieja e indemostrable leyenda de María Magdalena y su sucesión merovingia, sino también sobre la destrucción de centenares de víctimas, ya del Temple, ya del Catarismo, que supuestamente murieron con su secreto; no el de sus creencias o prácticas, fueran o no ciertas las que se les achacaron, sino el de los tesoros que ambas organizaciones, habrían escondido para siempre.

Lo cierto es que la señora Dénarnaud, la colaboradora y heredera de Saunière aseguró que con su herencia podría alimentar a la ciudad de Rennes durante cien años, pero que no podía hacer uso de ella, y murió sin decir nada más.

Todo esto es, en primer lugar, literatura, y tal es la savia que mantiene en pie la red de los que hoy son los auténticos tesoros; los castillos, cátaros y templarios, que por sí mismos constituyen una auténtica riqueza histórica tangible, y además, mantienen con vida los lugares en los que se asientan, del mismo modo que mantienen, claro que sí, encendida la llama de la fantasía. Sólo por esto, Saunière, merecía este recuerdo.

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La credulidad, por otra parte, es comprensible, teniendo en cuenta las numerosísimas catástrofes que ha sufrido y sufre el ser humano, siendo catástrofes el otro nombre de “guerras”, por ejemplo, ya sean llamadas santas, o no, es decir, que no se trata de destrucción involuntaria, ni achacable a la naturaleza, con sus secuelas de muerte, hambre y miseria en todos los sentidos, sino promovida por agentes humanos. Después de las grandes tragedias, una solución mágica siempre es bienvenida, aunque a veces, precisamente se abuse de esa credulidad, tan necesaria para sobrevivir.
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