jueves, 29 de noviembre de 2012

Atenea Αθηνά

Atenea Αθηνά
Una Ateneíta, armada con lanza, casco y égida o escudo, todo de bronce, como los hoplitas, nace de la cabeza de su padre, quien previamente, se había tragado a Metis, la madre. (Cerámica, Louvre).

Atenea forma parte de los doce exclusivos inquilinos del Olimpo –Όλυμπος. Es virgen, si bien no es del todo posible identificar su género y es la Protectora de Atenas, título que se ganó en limpia competición contra Poseidón cuando, para ser elegidos, ambos emplearon la lanza: Poseidón hizo brotar agua golpeando el suelo, pero era agua salada. Atenea hizo emerger un olivo que, desde entonces, representa uno de los principales símbolos de la identidad helénica.
Atenea ayuda a sus colegas olímpicos cuando estos se encuentran con dificultades para cumplir su cometido, por ejemplo, colaboró en algunos de los trabajos de Herakles –a quien podríamos llamar su hermano- para acabar con la plaga de los Pájaros de Estinfalo –Στυμφαλίδες όρνιθες- que, con sus picos y garras de bronce eran muy mortíferos, además de que sus venenosos excrementos destruían las cosechas. Cuando el Héroe reconoció que era incapaz de acabar con plaga tan numerosa, Atenea le proporcionó una especie castañuelas –κρόταλα– de bronce y le dijo que las hiciera sonar en la cumbre de una montaña. Así lo hizo Herakles y los pájaros huyeron hacia el Mar Negro, aunque muchos de ellos murieron al levantar el vuelo, heridos por las flechas de Herakles, entonces, más certeras.

Pájaros de Estinfalo. Cerámica, British Museum

También le ayudó a acabar con la Hidra de Lerna –Λερναία Ὕδρα. La hidra era una serpiente monstruo de muchas cabezas y aliento mortal. Hércules luchó contra ella cortando algunas de aquellas cabezas, pero, en vano, porque inmediatamente volvían a regenerarse. Atenea le aconsejó emplear tela embreada ardiendo para quemar la herida cada vez que cortaba una cabeza, con el fin de que no pudiera volver a reproducirse y, sólo así pudo el héroe derrotar a la Hidra.

Gustave Moreau, Heracles y la Hidra de Lerna (1876).

Atenea también hizo grandes aportaciones en tiempos de paz; inventó el arado y enseñó a los humanos a usarlo con tiros de bueyes. Adiestró a criadores de caballos y les enseñó a usar las bridas que ella misma inventó, como también inventaría el carro, la obtención y uso del fuego en sus múltiples aplicaciones y los números.


Fue asimismo la creadora de muchas de las herramientas necesarias para el trabajo de las mujeres, como el huso y la rueca para hilar y tejer, así como de ciertos elementos destinados a la diversión, como la flauta. Era asimismo considerada como sabia conocedora y protectora de las artes, hasta el punto de que podía aconsejar habitualmente a su padre, Zeus, a cuya diestra solía aparecer sentada.





Atenea Palas de Velletri. Copia del siglo II de una estatua de Cresilas en Atenas. V aC. (Gliptoteca de Múnich.)

Atenea también alejaba las enfermedades y protegía el crecimiento de los niños y los hogares donde vivían. Mantenía la autoridad de la ley, la justicia y el orden e inspiraba a la asamblea en sus decisiones; cuando se sometía a un reo a juicio y los jueces empataban, el voto de Atenea siempre era decisivo a favor del acusado.
En la obra de Homero, es también Atenea quien protege a Ulises; Odiseo –Ὀδυσσεὺς–, cuando vuelve de la guerra de Troya y le ayuda a terminar con el abuso de los pretendientes de su esposa y con ellos mismos.


Era también protectora de la guerra, lo que no significa que fuera partidaria de la misma, sino que apoyaba a los generales con sus prudentes consejos; personalmente, si creemos a Homero, aunque suele ser representada con una lanza, Atenea nunca empleaba las armas para ejercer su actividad.


Por todo ello y, puesto que se había ganado contra Poseidón – Ποσειδώνας la tarea de convertirse en protectora de la ciudad que tomó su nombre –Αθήνα, Atenas– se erigió su estatua en el templo de la Acrópolis, donde cada año se celebraban las Panateneas – Παναθήναια,  en su honor.


Escribió Plutarco –Πλούταρχος, que durante la construcción del templo, Atenea también recibió la acepción de Ὑγεία, es decir, de la Salud:


Los Propileos de la Acrópolis, construidos por el arquitecto Mnésicles, se terminaron en cinco años. Un acontecimiento maravilloso que ocurrió cuando se levantaban, hizo saber que la diosa, lejos de oponerse a su construcción, la aprobaba e incluso quería colaborar. El más hábil y laborioso de los artistas, dando un paso en falso, cayó desde lo alto del edificio y se hirió tan peligrosamente, que los médicos desesperaban por su vida. Estaba Pericles ya muy afligido, cuando la diosa se le apareció en sueños y le indicó un remedio que procuró al hombre una rápida curación. En reconocimiento por esta acción, Pericles mandó hacer en bronce, la estatua de Atenea Saludable –Αθηνά Υγεία- y la colocó en la ciudadela cerca del altar que desde allí se veía. Fue Fidias quien ejecutó la estatua de la diosa en oro y se asegura que el nombre del artista está grabado en su pedestal. Ya he dicho que Pericles, que le amaba mucho, le había conferido la intendencia general de los trabajos y la inspección de todos los obreros. (Plutarco, Vidas Paralelas, Pericles XIII.)



Fidias creó sus tres representaciones más conocidas: la Criselefantina –Χρυσελεφάντινη-, es decir, la de oro y marfil, con túnica hasta el suelo, escudo con la cabeza de la Gorgona, casco, lanza y una Niké en la mano derecha. Junto al escudo, una serpiente.

Reconstrucción de la estatua gigante de Atenea Criselefantina que fue erigida en el interior de su templo, el Partenón.

La estatua de Atenea Prómajos –Το άγαλμα της Προμάχου Αθηνάς, fundida con el botín tomado por los atenienses en la batalla de Maratón, fue colocada entre los Propileos y el Erecteion. Se dice que el casco y la punta de la lanza de esta estatua reflejaban la luz, sirviendo a veces como faro a las naves que se aproximaban al Pireo.

Recreación de Leo von Klenze. Neue Pinakothek (Gallery), Munich

La ciudadela guarda dos ofrendas, procedentes del botín de guerra. La primera es una Atenea de bronce, erigida a expensas de los Medos desembarcados en Maratón. Es obra de Fidias y se dice que fue Mys quien grabó en su escudo el combate entre Lapites y Centauros y los demás temas que están representados… La punta de la lanza de Atenea y la cresta de su casco se ven desde el mar, desde el promontorio de Sunión.  (Pausanias, Descripción de Grecia, I, 28, 2).

Atenea Lemnia –Η Αθηνά της Λήμνου-, encargada por los colonos atenienses de Lemnos; es conocida como la hermosa y fue fabricada en bronce. En esta ocasión no lleva casco; sólo una cinta corona su pelo porque representa la paz.


Athena Lemnia en el Staatliche Museum, Albertinum, Dresden.

Para terminar, nos quedarían dos interpretaciones bellísimas de la misma diosa, que posiblemente son las que mejor representan lo que llamaríamos sus aspectos más humanos. La primera, sería el relieve procedente del templo de Atenea Niké, también en la colina de la Acrópolis; una imagen tan llena de movimiento, de flexibilidad y de vida, que desmiente el mármol en el que está labrada.


En la segunda, Relieve de Atenea pensativa –Ανάγλυφο της σκεπτόμενης Αθηνάς–, la diosa, vistiendo el peplo ático y con el casco corintio, aparece apoyada en su lanza, -como si estuviera cansada o apenada, algo que sólo puede ocurrir a los humanos-; inclina ligeramente la cabeza para observar una estructura que bien podría ser una estela funeraria.


Por último, sepamos:
«Por qué la lechuza o mochuelo fue recibido en compañía de Minerva.
Desechada la corneja de la compañía de Minerva (como en el precedente artículo se dijo) recibió la lechuza o mochuelo, porque esta ave ve de noche, y al sabio, entendido por Minerva, ninguna cosa se le debe esconder por encubierta que parezca; y porque así como esta ave está de día escondida y retraída en lugares obscuros, apartada de la conversación de las otras aves, así el sabio con deseo de la especulación se retrae a lugares solitarios, porque en la familiaridad y frecuencia de la gente no hay quieto reposo para filosofar; y porque el contemplar y considerar tiene más fuerza de noche que de día, y el ánimo muestra en este tiempo más vigor, por esto se denota esto más con estas aves nocturnas que con otras. La razón porque estas aves se esconden de día es porque tienen los ojos muy sensibles y no pueden sufrir la claridad o luz del día, y sufren la de la noche por ser menor.»

Juan Pérez de Moya (1513-1596). Filosofía secreta, donde debajo de historias fabulosas se contiene mucha doctrina provechosa a todos estudios. Con el origen de los ídolos, o dioses de la gentilidad. Madrid 1585. Libro tercero (trata de las diosas hembras), capítulo VIII (de Minerva), artículo XI

La adopción mutua entre la diosa y su ciudad se plasmó en la mayor parte las monedas desde el siglo VI aC., como el tetradracma, uno de los valores más conocidos y usados, que en una cara muestra la efigie de Atenea, siendo la otra, su símbolo personal, la Lechuza. Estas monedas eran popularmente llamadas glafke - γλαῦκαι-, es decir, lechuzas.


A un lado, las letras ΑΘE, las primeras de Αθήνα –Atenas. Al otro, una ramita de olivo con una aceituna y la luna menguante. La moneda solía ser de plata y tuvo curso legal hasta el siglo I aC., cuando fue sustituida por emisiones latinas de Minerva, en ocasiones, todavía acompañada por la lechuza, cuyo tamaño fue decreciendo paulatinamente, pero sólo hasta el año 2002, cuando la simbólica criatura, sabia y nocturna, reapareció en la moneda helénica.


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