El objetivo de este diario, o más bien semanario, no es, en general, tratar asuntos de actualidad, pero en este caso, abandona ligeramente la norma habitual, porque , si bien hemos escuchado estas canciones en Madrid, el 14 noviembre de 2013, contenían mensajes cuyo origen tiene varios siglos de historia, o, para ser más precisos y verídicos en la expresión, los textos a los que no referimos, son por sí mismos, Historia, Literatura y Música.
Me refiero, pues, al Concierto ofrecido por el Coro Nacional de España, en el Auditorio Nacional de Música –Sala de Cámara–, al que corresponde la fotografía, cuyo programa se ejecutó, con absoluta, y rotunda brillantez, doblemente interesante, al tratarse de una de esas ocasiones tan poco frecuentes y que, de inmediato pasan a formar parte de nuestra memoria cultural, es decir, de nosotros mismos.
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Es sabido que en la Peninsula Ibérica se reunieron diferentes pueblos, unos procedentes del Norte de África y otros de Oriente, que convivieron durante siglos y forjaron una cultura de personalidad única y orígenes múltiples, en la que es prácticamente imposible analizar por separado cada uno de aquellos aportes, si bien, algunas dejaron más impronta que otras, tal vez porque el sufrimiento marca más la memoria que el bienestar. Es el caso de las Canciones Sefardíes; las que cantaban aquellos que fueron expulsados y que siguieron conservando en la Dispersión.
Por causas que quizás podemos comprender, aunque no documentar, es un hecho, que los sefardíes y árabes expulsados de España –si bien para 1492 los territorios que gobernaban los Reyes Católicos, eran más conocidos por su nombres específicos: Castilla, León, Navarra, Aragón, etc. –el nombre de Al Andalus desaparecía por entonces del mapa, pero no de la memoria–, buscaron y hallaron acogida en territorios, fundamentalmente de cultura árabe, como Balcanes, Turquía o el Norte de África, como si de un retorno se tratase. Tampoco es fácil saber si el acervo musical al que nos referimos, se originó en la Península; vino de las zonas originarias, o tuvo su mayor florecimiento, precisamente en la Diáspora. En todo caso, hablamos de un pueblo que, a pesar de la adversidad, supo mantener viva una importante y bellísima herencia artística, que merece y tiene nuestro reconocimiento. Estamos hablando de un valiosísimo aporte histórico, cultural y humano.
De acuerdo con un artículo publicado en la revista Maguén–Escudo, titulado, Panorama de la canción judeoespañola, centrada en el área de Aragón, se conserva el nombre y hasta el mote de un músico judío que vivía en Tarazona en 1483: Mosse Cohén, Maestre Gentil, el tanyedor, y se pregunta si Cohén –del que la autora desciende– reconocería la música de su propia tierra y, en general la de Sefarad, tal como se interpreta hoy, puesto que ni judíos ni musulmanes escribían partituras, de modo que, aún cuando en muchos casos, la letra de una canción sea perfectamente reconocible como de la Edad Media e incluso del Renacimiento, no ocurre lo mismo con las melodías, algunas de las cuales han podido circular por la memoria durante generaciones, pero no es posible discernir lo que queda de su origen.
Sefardí es, como sabemos, aquel que forma parte de la población y cultura judía de Sefarad; nombre de la Península Ibérica en la tradición de este pueblo, que se diferenciaría así del llamado askenazi en el centro y oriente europeo. El sefardí posee un lenguaje judeoespañol, pero la cultura, la tradición literaria y sobre todo, los textos religiosos o litúrgicos nunca dejaron de ser escritos en hebreo.
Ello explica que en buena parte de las canciones que se conservan, la música no se corresponda con la época del texto, o la letra, sino que habría surgido de la adaptación a otras culturas de la Diáspora. Sólo en los casos en que las letras aparecen a la vez en el repertorio marroquí y en el del antiguo Imperio Otomano, podemos deducir con cierta seguridad, que la canción en cuestión, surgió en la Península antes de las expulsiones.
También conviene considerar el hecho de que no todos los judíos abandonaron España en 1492, sino que continuaron saliendo durante muchos años, incluso, ya como cristianos nuevos, a pesar de lo cual, prefirieron buscar destinos donde poder mantener su identidad con más libertad.
Así pues, en general, se pueden hallar las formas del canto sefardí en dos grandes regiones: la que podemos llamar occidental, que procedería de Marruecos, y la oriental, que corresponde al antiguo Imperio Otomano, hoy Turquía, Grecia, Bosnia, Jerusalén y otros países.
Sinagoga del Tránsito. Toledo.
Existen muchas alusiones en las fuentes medievales a hombres y también mujeres que cantaban –pero, respecto a lo que exactamente cantaban o cómo lo hacían, siguen siendo misterio. Lo cierto, en todo caso, es que, en concreto, sabemos poco de lo que cantaban los judíos antes de 1492, aunque sí es segura su influencia en las canciones que, todavía hoy podemos escuchar y que tanto nos dicen acerca de algunas costumbres.
Buena parte de estas canciones sefardíes son romances y cantares de boda –hubo sendos ejemplos en el concierto al que me refiero–; solían ser cantados por mujeres, sin acompañamiento, si cantaban en casa, o con sencillas panderetas en el caso de las bodas, aunque igualmente podían ser cantadas por hombres con acompañamiento de instrumentos de cuerda, no obstante que la tradición sea fundamentalmente vocal, a causa, además de las ya citadas, de que los instrumentos están vedados en diversas celebraciones religiosas, incluido el Shabat; en otras ocasiones puede emplearse el laúd, el violín y diversos instrumentos de percusión que, estos sí, eran los hombres los que los tocaban.
Añade la autora que la música de estas canciones ha recibido mucha influencia de otras músicas y épocas, como se advierte claramente en muchísimas canciones griegas y turcas, en los patrones rítmicos turcos, búlgaros, marroquíes, y de canciones de España, especialmente, en el Marruecos del Protectorado, donde canciones enteras fueron traducidas o adaptadas al judeoespañol, al igual que ha ocurrido con otras melodías populares de Europa, con tangos de Argentina, y hasta los fox-trots y charleston; todo ha tenido su influjo en el desarrollo de la canción judeoespañola.
La tradición ha sido reclamada en España y en Israel, reafirmada en Turquía y adoptada por músicos norteamericanos buscando nuevas formas musicales. Occidentalizada ya por gente de la comunidad sefardí muchas veces, en la época anterior a la Segunda Guerra Mundial, ha adquirido nuevas variantes en los últimos años, sobre todo de gente de fuera de la tradición: elementos de música medieval, de música oriental, a veces romantizada; de música clásica europea, del jazz, de la música popular...
En este sentido quiero exponer aquí un sorprendente hallazgo, que no se bien si lo es en sí, o lo fue solo para mí. Se trata, claro, de una popular canción sefardí, que conocí a través de una grabación griega de 1990, concretamente, de la cantante Μαρία Φαραντούρη –María Faranduri –en el album 17 Canciones–.
La 3ª pista aparece así titulada: Adio Querida.
(Παραδοσιακό sefardi, ισπανοεβραϊκό του 1492), es decir: Tradicional sefardí, hispanohebreo de 1492, y la letra dice así:
Adio Kerida. Kantiga de amor
Tu madre kuando te pario
I te kito al mundo
Korason eya no te dio
Para amar segundo
Adio, adio kerida
No kero la vida
Me l'amargates tu
Va bushkate otro amor
Aharva otras puertas
Aspera otro ardor
Ke para mi sos muerta.
Transcribo el texto con la grafía propuesta por Moshe Shaul en Kantes y Refranes; publicado en la revista Tonos.
Para encontrar su relación con otras composiciones posteriores, no sefardíes, pero sí influidas por ellas, sólo es necesario escuchar el celebérrimo Addio del passato, el aria del Tercer Acto de La Traviata, de Verdi. -Mi sorpresa reside en el hecho de que nunca leí que el compositor se hubiera inspirado en una fuente sefardí, pero no hay duda de que se trata de la misma canción-.
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Existen distintos modos de clasificar las canciones judeoespañolas, a veces, de acuerdo con su forma y, a veces, con su función, o bien combinando ambos aspectos. Con respecto a la forma, habría: romances, canciones, coplas, y algunas oraciones cantadas en ladino. En cuanto a su función, el esquema ofrecido es muy similar, pero más amplio: Para eventos domésticos y recreativos, habría, Romances; Canciones de amor y Coplas, y con respecto a la vida religiosa tendríamos: Canciones para el ciclo de la vida; para el ciclo del año, y para eventos religiosos o éticos.
Hay Romances sefardíes documentados ya en 1421; suelen contener versos de rima asonante, entre ellos, las llamadas canciones de matesha –columpio, en árabe– o de cuna. En muchos casos, hablan de reyes, pero sirven para múltiples ocasiones y, los cantados en días de duelo, se denominan endechas. En cuanto a las Coplas –aunque parezca lo contrario–, son sobre todo de carácter religioso, aunque no exclusivamente.
Desde que sus antecedentes musicales salieron de la Península Ibérica por los varios caminos del exilio, la canción judeoespañola ha seguido aprendiendo la música de su entorno, por todos los medios disponibles, escogiendo y adaptando lo que les parecía a los que la cantan.
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Tras este preliminar, que parecía necesario, volvemos al programa del Concierto, que, en su primera parte aparece como sigue:
Alberto Hemsi (1898-1975):
Seis coros en ladino, opus 50 (selección)
Días de la semana, núm. 1
La morenita, núm. 3
Cantiga de boda, núm. 4
Serenada, núm. 5
La galanita, núm. 6
Coplas sefardíes, para mezzosoprano y piano (selección);
adaptación a 4 voces de J. Cabero
El rey por muncha madruga (VIII, opus 8, núm. 2)
Ya salió de la mar la galana (XV, opus 13, núm. 3)
Mercar vos quiero, la mi mujer (XXIV, opus 18, núm. 6)
Ya abaxa la novia (XVIII, opus 16, núm. 6)
Aquel rey de Francia (XVI, opus 13, núm. 4)
¡Ah, el novio no quere dinero! (X, opus 8, núm. 4)
Escribe Allegra Hemsi Bennoun, Conservadora del legado musical de Alberto Hemsi, sobre su biografía:
Nació en 1898 en Cassaba, Turquía. En 1913 fue enviado como becario al Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán por la Sociedad Musical Israelita de Esmirna. En la Primera Guerra Mundial fue herido en Verdún, lo que impidió realizar su sueño, ser concertista, regresando posteriormente a Turquía; políglota con nueve lenguas, se dedicó a la traducción, al piano, la enseñanza y la composición.
Vivió en Alejandría de 1928 a 1957. Fue director musical de la Sinagoga Eliahu Hanabi, y profesor de música en el Conservatorio G. Verdi, de la misma ciudad. Emigró a Francia, donde pasó el resto de su vida actuando como director musical de las Sinagogas Berith Shalom y Don Isaac Abravanel y como profesor de liturgia musical en el Seminario Israelita de París. Se dedicó, hasta su muerte en 1975, a la composición -para orquesta, con estilo oriental, liturgia de rito sefardí, piezas de piano, y ballet de ritmo helénico-.
En los últimos años de su vida acabó el Cancionero Sefardí, antología que integra más de 240 melodías populares recogidas por él mismo a lo largo de los años, siendo editado finalmente en 1995 por la Universidad de Jerusalén. También finalizó la colección de Coplas sefardíes, compuesta de diez cuadernos de romances sefardíes para voz y piano. Realizó emisiones de radio sobre el folclore judeo-español y fue nombrado miembro correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Los cantos recogidos en el Cancionero sefardí ilustran y representan los principales géneros del repertorio judeo-español, conteniendo los romances —historias en verso según la tradición oral ibérica, las cuales podían tener diversas versiones debido a que eran transmitidas por los refugiados de distintos lugares de origen—, las cantigas —de forma variable y muy distintas en su construcción estrófica, que expresan sentimientos e ideas sobre la vida cotidiana—, y las coplas —de tipo improvisatorio, de carácter religioso, que expresan cumplimientos o deseos—.
Termina la autora, Allegra Hemsi Bennoun su presentación acerca del trabajo de Hemsi, con las siguiente y emotiva anécdota:
Mi padre usaba muy a menudo este refrán: «Hijica mía, el viejo quiere bevir para más ver y oyr». Sintetiza muy bien –añade–, su voluntad y gana permanente para descubrir y aprender.
Las melodías que se presentan en el programa, provienen todas ellas del Cancionero sefardí, adaptadas para este concierto para coro mixto.
Hablamos, pues, del Coro Nacional que Joan Cabero dirige desde 2010.
Compuesto para la ocasión por 42 voces y, eventualmente, acompañado por piano, guitarra y/o percusión.
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Alberto Hemsi: Seis coros en ladino.
Días de la semana:
Dia de alhad (domingo) torno y vijito.
Marido así biváx vos.
-¿Y cuando queréx que labre
este lindo bastidor?
Marido, ¡así biváx vos!
Maridico, ¡así biváx vos!
Dia de lunes paso colada,
marido así biváx vos.
- Y cuando queréx que labre
Dia de martes la buygo (de cocinar) y la enxaguo (lavado)
marido así biváx vos.
- Y cuando queréx que labre
Dia de miercoles la estiro y la dó fierro,
marido así biváx vos.
-Y cuando queréx etc. ...
Dia de jueves, no vo lo digo,
que ya lo sabéx vos.
- Y cuando queréx etc. ...
Dia de viernes amaso y enforno,
marido así biváx vos.
-Y cuando queréx etc. ...
Dia de xabbát durmo y resfolgo,
marido así biváx vos.
-Y cuando queréx, etc. ...
Morenica a mi me llaman…
Morenica a mi me llaman — yo blanca nací,
el sol del enverano — a mi me hizo ansí.
Morenica y graciosica sos,
morenica y galanica,
blanca niña sos.
Morenica a mi me llaman — los marineros,
si otra vez me llaman — me vó con ellos.
Morenica y graciosica sos,
morenica y galanica,
blanca niña sos.
Dizilde a la morena — si quere venir,
la nave está en vela — que ya va partir.
Morenica y graciosica sos,
morenica y galanica,
blanca niña sos.
***
Cantiga de boda.
No paséch por la mi sala…
—No paséch por la mi sala.
Que tengo hija galana
y pasaréch.
—Si tenéch hija galana,
dámela a mi por amada
y pasaré.
Pasaré y tornaré,
y l’avlaré y le diré
que la vía no es suya;
es del Rey.
II
— No paséch por mi cortijo,
que tengo hijo garrido,
y pasaréch.
— Si tenéch hijo garrido
dámelo a mi por marido
y pasaré.
Pasaré y tornaré,
y l’avlaré ... etc.
III
— No paséch por mi cusina,
que tengo hija valida
y l’avaréch.
— Si tenéch hija valida,
dámela a mi por amiga
y pasaré.
Pasaré y tornaré.
y I’avlaré ... etc.
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Serenada
Durme, durme, hermosa donzella…
I
Durme, durme, hermosa donzella,
durme, hermosa, sin ansia y dolor.
Heq tu esclavo, que tanto desea
ver tu sueño con grande amor.
II
Siente, joya, el son de mi guitarra;
siente, hermosa, mis males cantar.
Yo no durmo ni noche ni día;
a los que aman angusia los guía.
III
Siempre, joya, siempre quería,
ver tu sueño con grande amor.
Siente, joya, mírame en la cara;
si no me miras, me queres matar.
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La galanica
Abaxéx abaxo, galanica gentil…
—Abaxéx abaxo, galanica gentil.
Disidme si estáx sola, vos iré a servir.
—No puedo mi novio, que me estó peinando.
—¡Peine de marfil, cavello de bril!
Mandadme al muchacho que me venga avrir.
La pava, la pava, por aquel monte.
El pavón es roxo, bien le responde.
Se toman mano con mano, ya se van a pasear,
debaxo de un rosal vedre solombra de toronjal.
Todo mos séa el buen simán, (deseo)
dió + mos cumpla la alegría.
Alegrarme yo con vos,
más alegrarme yo con vos.
Escalera le hizo de oro y de marfil
para que suva ésta novia a dar queduxím (santificación).
Escalera le hizo de oro y de metal
para que suva ésta novia a dár berahá (bendición).
Por donde la llevaríax que me alegraré.
La pava, la pava, por aquel monte.
El pavón es roxo, bien le responde.
Se toman mano con mano, ya se van a pasear,
debaxo de un rosal vedre, solombra de toronjal.
Todo mos séa el buen simán,
dió mos cumpla la alegría.
La novia lleva la flor,
el novio lleva lo mijor.
(+) El concepto hebreo de la divinidad no admite esta palabra en una forma que recuerde el plural.
El Rey por mucho madruga…
El rey por muncha madruga
onde la reina iva.
A la reina topó en cavellos
peinándose sus destrensados;
con espejo de oro en su mano,
mirándose su bel (lado) galano.
El rey por burlar con ella
le apretó el lado.
—Estate, estate, Angelino,
¡el mi primer enamorado!
Dos hijos tengo tuyos
y dos del rey se hazen cuatro.
Los del rey echo en la cama
los tuyos al mi lado;
los del rey suvo en mula
los tuyos en el mijor cavallo;
los del rey mando a la guerra
los tuyos al mijor paseo.
Esto que boltó la cara
vido el rey a su lado:
—¡Perdón, perdón, Siñor Rey!
¡Que un sueño me he soñado!
—Este sueño, la mi Siñora,
¡en bueno te lo he soltado!
Espera que amanesca el dia
te cortaré un suyo blanco.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Y amaneció el dia.
La cavesa le ha cortado.
***
¡Ya salió de la mar la Galana!...
¡Ya salió de la mar la galana!
Con un vestido al (bermejo, en turco) y blanco.
¡Ya salió de la mar!
Entre la mar y el río
mos creció un arvol de bimbrillo.
¡Ya salió de la mar!
Entre la mar y la arena
mos creció un arvol de canela.
¡Ya salió de la mar!
¡Ya salió de la mar la galana!
Con un vestido al y blanco.
¡Ya salió de la mar!
***
Mercar vos quiero, la mi mujer, …
Mercar vos quiero, la mi mujer,
mercar vos quiero un par de shuecos.
Pie tuerto no mete shueco.
¡Con esto, la mi mujer,
echémos el tiempo en el bever!
Mercar vos quiero, la mi mujer,
mercar vos quiero un par de calsas (medias).
Pachá (pierna, palabra turca) blanca no mete calsa,
pie tuerto no mete shueco.
¡Con esto, la mi mujer,
echémos el tiempo en el bever!
Mercar vos quiero, la mi mujer,
mercar vos quiero un par de bragas.
Las bragas me se hazen llagas,
pachá blanca no mete calsa,
pie tuerto no mete shueco.
¡Con esto, la mi mujer,
echémos el tiempo en el bever!
Mercar vos quiero, la mi mujer,
mercar vos quiero una camisa.
La camisa a mi me stringe (aprieta, italianismo)
las bragas me se hazen llagas,
pachá blanca no mete calsa,
pie tuerto no mete shueco.
¡Con esto, la mi mujer,
echémos el tiempo en el bever!
Mercar vos quiero, la mi mujer,
mercar vos quiero un antarico (túnica).
El antarico me va curtico,
la camisa a mi me stringe,
las bragas me se hazen llagas,
pachá blanca no mete calsa
pie tuerto no mete shueco.
¡Con esto la mi mujer,
echémos el tiempo en el bever!
Mercar vos quiero, la mi mujer,
mercar vos quiero una capitanica (camisa),
la capitanica me va estrechica,
el antarico me va curtico.
La camisa a mi me stringe;
las bragas me se hazen llagas.
Pachá blanca no mete calsa,
pie tuerto no mete shueco.
¡Con esto, la mi mujér,
echémos el tiempo en el bever!
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Ya abaxa la novia…
Ya abaxa la novia para el varándado,
me espanto no le caygan los ducados;
por abazo, por arriva,
debaxo la ventanica,
ande moro yo.
Ya abaxa la novia para el curtijo,
me espanto no le caygan los anillos;
por abaxo, por arriva, etc ...
Ya abaxa la novia para la cusina,
me espanto no le caygan las manillas;
por abaxo, por arriva, etc. ...
Ya abaxa la novia para el lavandón (lavadero),
me espanto no le cayga el cordón;
por abaxo, por arriva, etc. ...
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Aquel Rey de Francia…
Aquel rey de Francia – tres hijas tenía.
La una cortava – y la otra cuzía;
la más chiquitica bastidor hazía.
Lavrando (bordando), lavrando – esfueño (sueño) le venía »
la madre con ravia – harvarla quiería. (aharvar, golpear)
— ¡No me aharvéx, madre. – no me aharvaríax! »
Esfueño me ha soñado – de bien y alegría: »
Me aparí al pogio (pozo); – vide un tasín (tacita) de oro
con tres paxaricos – picando el oro.
— Los tres paxaricos – eran tus cuñadicos
y el tasín de oro – era el tu novio.
— Me aparí a la ventana; – vide a la estrella Diana.
— Aquella estrella Diana – era la tu cunada.
— Me aparí a la puerta; – vide la luna entera.
— Aquella luna entera – era la tu eshuegra.
— Me aparí al espejo; vide un mansanero.
— Aquel mansanero – era el tu eshuegro
***
¡Ah, el novio no quere dinero!...
¡Ah, el novio no quere dinero!
Quere a la novia de mazál (suerte) bueno.
Yo vengo a ver
que gozen y logren
y tengan muncho bien.
¡Ah, el novio no quere ducados!
Quere a la novia de mazál alto.
Yo vengo a ver, etc. ...
¡Ah, el novio no quere manillas!
Quere a la novia cara de alegría.
Yo vengo a ver, etc. ...
¡Ay, el novio ya quere dinero!
También a la novia de mazál bueno.
Yo vengo a ver, etc. ...
¡Ay, el novio ya quere ducados!
También a la novia de mazál alto.
Yo vengo a ver, etc. ...
¡Ay, el novio ya quere manillas!
También a la novia cara de alegría.
Yo vengo a ver, etc. ...
Escena de la Pascua. CVC
Sin la cultura sefardí la Escuela de Traductores de Toledo no hubiera sido posible, ni Alfonso el sabio, ni la recuperación renovada y enriquecida de Aristóteles, con las consecuencias que ello trajo para la ciencia y el pensamiento europeo de la mano de Santo Tomás y de la Escolástica. Muchas cosas se perdieron para siempre tras la expulsión, pero otras quedaron indelebles. Volvemos la mirada a aquella Sefarad, con su propia diversidad y riqueza de matices. (Centro Virtual Cervantes).
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