martes, 6 de octubre de 2020

Pedro Sarmiento de Gamboa ● Marino, Cosmógrafo, Matemático, Escritor, Soldado, Historiador, Filólogo, Astrónomo, Científico, Humanista, Explorador, Conquistador e infortunado.

Retrato imaginario de Pedro Sarmiento de Gamboa, hombre de letras, de ciencia, y navegante. Guillermo Muñoz Vera

Nacido en Alcalá de Henares, hacia 1532, pronto fue llevado a Pontevedra, donde aprendió y practicó las artes navales, que ya constituían su trabajo en 1550. Se interesó profundamente en las matemáticas, y, al parecer le atraían el ocultismo y la magia, y perseguido en más de una ocasión por la Inquisición, si bien, no a causa de aquellas artes, sino por sus conocimientos astronómicos.

Hacia 1557, ya era un navegante bien formado, reflexivo y sereno, cualidades que, sumadas a una demostrada capacidad de expresión, le permitieron, cuando estuvo en el Virreinato de Nueva España, la oportunidad de redactar una Crónica sobre la cultura incaica: la Historia Índica. Buscando in situ la información necesaria para la preparación de este proyecto, conoció numerosos datos sobre el Pacífico meridional. El trabajo resultante, estuvo perdido hasta 1893.

En 1568 pilotó uno de los navíos que conformaban la expedición de Álvaro de Mendaña, que, por cierto, casi cuatro siglos después, se convirtió en la base de la excelente obra de Robert Graves, Las islas de la imprudencia. Durante la expedición se produjeron desórdenes y motines, pero consiguieron llegar a las 

A la vuelta de esta “aventura”, Sarmiento de Gamboa se vio envuelto en otra, tal vez más difícil y quizás, más peligrosa: la captura de Francis Drake, en la que, como es sabido, nunca alcanzó su objetivo.

Después de vivir nuevas aventuras y desventuras en el Estrecho de Magallanes, volvió a España, y se dedicó a elaborar cartas náuticas, además de inventar un ingenio capaz de calcular la longitud, gracias a sus conocimientos de Astronomía. Sin embargo, un nuevo viaje a la isla de Asunción vino a enturbiar sus últimos años. Falleció hacia 1592, al final de una travesía, en las proximidades de la costa de Lisboa. (BVMC)

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Tabula Magellanica de1635. Willem Janszoon Blaeu, cartógrafo neerlandés -PPBB-, 1571–1638).

Sarmiento de Gamboa, el reconocido marino, poseedor de los múltiples conocimientos arriba citados, fue nombrado por Felipe II Gobernador y Capitán General de las Tierras del Estrecho de Magallanes a finales de 1580.

En 1584 fundó las ciudades Nombre de Jesús y Rey Felipe— pero los nuevos pobladores que dejó allí, fueron muriendo de hambre o a causa de las extremas condiciones climáticas de la zona, frente a las cuales estaban indefensos. En 1590, parece que solo quedaba allí un hombre, que sería rescatado a principios de año, paradójicamente, por la nave inglesa The Delight. Para entonces, el lugar en el que residía el superviviente, ya era conocido en todas partes como Port Famine; Puerto del Hambre.

Aunque se cree que Sarmiento había nacido en Pontevedra, de donde era su familia paterna, y donde realizó sus primeros estudios, cuando fue interrogado por la Inquisición, en Perú, dijo haber nacido hacia 1532, en Alcalá de Henares, pero dada la situación en que se hallaba, resulta  tan inseguro el lugar, como la fecha; tal vez ocultó su verdadera procedencia, por considerarse Galicia tierra adepta a la brujería; un dato que podría utilizarse a favor de las acusaciones presentadas contra él. Sí conocemos el nombre de sus padres; Bartolomé Sarmiento, natural de Pontevedra, y María de Gamboa, natural de Bilbao.

En Pontevedra vivió hasta los dieciocho años, cuando entró en el servicio de las armas, todavía bajo el reinado de Carlos I, entre 1550 y 1555, período en que atravesó el océano por primera vez, permaneciendo en México durante dos años, de los cuales nada se sabe, excepto, de sus encuentros con la Inquisición, por haber organizado la parodia de un auto de fe, que le costó una sentencia de azotes en la plaza de Puebla y, es posible, aunque no seguro, que también el destierro, puesto que inmediatamente después, se fue a Perú, donde vivió desde 1557 hasta 1577. De aquel periodo procede una parte importante de su formación en Geografía y Astronomía, a la vez que se convirtió en un notable soldado y reconocido marino.

Tuvo que defenderse ante la Inquisición de Lima, en dos ocasiones, por sospechas de hechicería, basadas, como era común, en denuncias anónimas. A fines de 1564, cuando ya era un reconocido astrólogo, el arzobispo que actuaba como inquisidor, lo encarceló bajo la acusación de practicar nigromancia, de la cual resultó una orden de destierro dictada el 8 de mayo de 1565, pero, sorprendentemente, el mismo arzobispo le conmutó la pena por el compromiso de participar en una expedición por el Pacífico, que se preparaba en aquel momento. De aquella expedición surgió el descubrimiento de las Islas Salomón.

El año 1567, los españoles, atendiendo a la leyenda inca, de que, hacia el oeste, había unas islas que eran auténticas minas de oro, algunos comerciantes y capitalistas, ofrecieron al presidente de la Real Audiencia de Lima, Lope García de Castro, entonces gobernador general del Virreinato, en funciones, que Sarmiento de Gamboa, hiciera un viaje en busca de aquellas islas. García de Castro aceptó, y armó la expedición, cuyo objetivo sería, descubrir las islas, ocuparlas y poblarlas. Encargó la dirección a su sobrino, Álvaro de Mendaña, de veintidós años; a Sarmiento de Gamboa lo nombró cosmógrafo y capitán de una de las dos naves que formarían la expedición, encomendando el mando de la otra, a Pedro de Ortega.

Álvaro de Mendaña, 1541-1595

Las dos naves zarparon de el Callao el 20 de noviembre de 1567, con unos 160 hombres, pero, en lugar de seguir la derrota recomendada por Sarmiento, optaron por la que decidió Mendaña, aconsejado por el piloto mayor, Hernán Gallego. Las quiméricas islas de oro, no aparecieron, pero sí las Islas Salomón.

El 7 de febrero de 1568 llegaron a la primera de las islas, que fue llamada Santa Isabel; después pasaron un año recorriendo a fondo las innumerables islas del archipiélago en busca del oro. Sucesivos desacuerdos entre los capitanes, impidieron la posibilidad de crear un asentamiento, tal como les había sido ordenado en caso de descubrimiento.

Mendaña pensó que lo más recomendable era volver a Lima y equiparse debidamente para poder llevar a cabo el proyecto de poblar aquellas tierras, a cuyo efecto necesitaría, al menos, armas, ropas, semillas y madera.

Cuando llegaron a Callao, el 22 de julio de 1569, Sarmiento y Mendaña se culparon mutuamente de nulos resultados de la expedición. Para entonces, ya había sido nombrado Virrey Francisco Álvarez de Toledo, quien los citó ante la Audiencia de Lima, para que expusieran sus respectivos argumentos. Tal vez, gracias a la fluidez de su expresión, y a la admirable claridad y orden de sus argumentos, Sarmiento convenció al Virrey muy positivamente, quedando inmediatamente absuelto el marino de cualquier acusación.

Islas Salomón

En 1570 el virrey Francisco Álvarez de Toledo, con el objetivo de tomar posesión de aquellas tierras para la Corona, intentó demostrar que los incas -dueños de Perú cuando llegaron los españoles-, habían sometido a los naturales de las islas por la fuerza, lo cual, moral y legalmente, permitía a España intervenir, con el fin de liberar de ellos a los indígenas, y convertirlos después al cristianismo.

El Virrey y Sarmiento, para entonces, Cosmógrafo General de los Reinos del Perú, recorrieron las Islas desde 1570 hasta 1572, período durante el cual, Sarmiento, informándose por medio de los sucesores de primeros incas, escribió la Historia Índica, organizada en tres partes, siendo la primera, la descripción geográfica; seguía la historia de los incas, y concluía con la llegada y conquista por parte de los españoles, hasta 1572.

 

B.N. Chile

Portada de la segunda parte de la Historia Índica de Sarmiento de Gamboa, 1572.

   Durante el siglo XVI, fue en España objeto de serios estudios, sonadas controversias y eruditas disertaciones, el intento de dilucidar, si a pesar de la Bula del papa Alejandro VI, que otorgaba a Castilla la soberanía de las tierras que descubriese y conquistase, más allá de un meridiano trazado 100 leguas al Oeste de las islas de Cabo Verde, era lícita la conquista de aquellas tierras y la destitución de los que en ellas ejercían el poder hsta entonces.

    D. Francisco de Toledo, virrey del Perú, desde 1569 a 1581, quiso probar que los antepasados de los Incas reinantes en el Perú, a la llegada de los españoles, eran extranjeros, que por la fuerza se habían hecho señores de los naturales, estableciendo un gobierno tiránico, y, por tanto, que Castilla pudo lícitamente acabar con aquel estado social, estableciendo otro régimen para civilizar y convertir los indios al cristianismo.

    Para conseguir el fin que se proponía, ideó el Virrey que, tomando por base las declaraciones de los sucesores de los Incas y de los indios más conocedores de la historia de su país, se escribiera una general del Perú, confiriendo este cometido al capitán Pedro Sarmiento de Gamboa "el hombre más hábil para tal obra que allí existía", según escribió al rey Felipe II en 1.º de Marzo de 1572, y dispuso que le acompañara en la visita de inspección que comenzó a hacer en las provincias del Virreinato a fin de que en ellas pudieran practicar las necesarias informaciones.

    Conocida es, por los trabajos de D. Martín Fernández de Navarrete, D. Cesáreo Fernández Duro, D. Marcos Jiménez de la Espada, el Sr. Clemente R. Markham y otros historiadores, la vida de este sabio cosmógrafo que fue el primero que para fijar la longitud en el mar se sirvió de la distancia angular de luna á sol, ideando un aparato para medirla; que, según dice Argensola, en la "Historia de las islas Malucas", escribió tratados de navegación, fundiciones de artillería y balas, fortificación y noticias de estrellas para seguir en todos mares; que como soldado combatió con los indios Chiriguanos; que a su pericia se debe el descubrimiento de las islas de Salomón y que inmortalizó su nombre con las dos expediciones que realizó al Estrecho de Magallanes, en las que no se sabe qué admirar más, si su pericia como navegante, su sereno valor ante los peligros, o la entereza con que sufrió el frío, el hambre y las contrariedades con que la adversa fortuna le persiguió constantemente.

    Para corresponder Sarmiento a la confianza en él depositada, trazó el plan de una gran obra que debía componerse de tres partes; la primera, la constituiría la descripción geográfica del Perú; la segunda, la historia de los Incas, y la tercera, la del descubrimiento y conquista por los españoles hasta el año 1572.

    La circunstancia de acompañar al virrey D. Francisco de Toledo en las visitas a las provincias, le facilitaba en gran manera la investigación y el ser la más interesante para el objeto que el Virrey se proponía, hizo que comenzase su trabajo por la segunda parte, o sea la historia de los Incas, instruyendo 13 informaciones en Xaragua, Huama, Cuzco y Yucay, en las que declararon gran número de indios, las cuales se conservan en el Archivo de Indias en un volumen de 213 hojas útiles, habiéndose publicado parte de algunas en el tomo XXI de la Colección de documentos inéditos de Indias, y otras lo han sido por D. Marcos Jiménez de la Espada en unión de las Memorias antiguas del Perú de Juan de Montesinos, en el tomo XVI de la Colección de libros españoles raros y curiosos.

    Mucho facilitó la labor de Sarmiento el cuidado con que los indios procuraban conservar la memoria de los hechos de sus antepasados, pues según se dice en su obra "para suplir la falta de letras tenían estos bárbaros una curiosidad muy buena y cierta y era que unos a otros, padres a hijos, se iban refiriendo las cosas antiguas pasadas hasta sus tiempos, repitiéndoselas muchas veces como quien lee lección en cátedra, haciéndoles repetir las tales lecciones historiales a los oyentes, hasta que se les quedase en la memoria fijas, y así cada uno a sus descendientes iba comunicando sus anales por esta orden dicha para conservar sus historias y hazañas y antigüedades y los números de las gentes, pueblos y provincias, días, meses y años, batallas, muertes, destrucciones, fortalezas y cinches, y, finalmente, las cosas más notables que consisten en número y cuerpo notábanlas y agora las notan en unos cordeles a que llaman quipo que es lo mismo que decir racional o contador. En el cual quipo dan ciertos nudos como ellos saben por los cuales y por las diferencias de los colores, distinguen y anotan cada cosa como con letras. Es cosa de admiración ver las menudencias que conservan en aquestos cordelejos de los cuales hay maestros como entre nosotros del escribir."

    "Y demás desto había, y aún agora, hay particulares historiadores destas naciones que era oficio que se heredaba de padre á hijo."

    Ofrecían, pues, las declaraciones de los indios cierta garantía de verdad, y confrontándolas y depurando las diferencias que encontraba, pudo Sarmiento dar por terminada esta parte de su trabajo que ilustró con cuatro grandes lienzos que se hallan descritos en una información que el Virrey mandó instruir en el Cuzco en Enero de 1572, publicada por D. Marcos Jiménez de la Espada en el citado tomo XVI de la Colección de libros raros y curiosos, y en la que el escribano Alvar Ruiz de Navamuel da fe que en los dichos lienzos estaban escritos y pintados los "bultos de los Incas con las medallas de sus mugeres é la historia de las cenefas de lo que sucedió en tiempo de cada uno de los Incas y la fábula y notables que van puestos en el primer paño que ellos dicen de Tambo-toco, y las fábulas de las creaciones del Viracocha que van en la cenefa del primer paño por fundamento y principio de la Historia, cada cosa por si distintamente, como está escrito y señalado de la rúbrica de mí el presente secretario, excepto lo que es declaración y prevención para la inteligencia de la historia y los rumbos vientos para la demarcación de los sitios de los pueblos que es puesto por el capitán Pedro Sarmiento», certificando en la información 37 indios principales de los linajes de 12 Incas, y el licenciado Polo de Ondegardo, corregidor del Cuzco, Alonso de Mesa, Manco Sierra, Juan de Pancorbo y Per Alonso Carrasco de los primeros conquistadores que lo pintado en los lienzos, estaba conforme «con la Historia general que de los dichos Incas el capitán Pedro Sarmiento ha fecho por las memorias y relaciones destos dichos testigos y otras de muchos indios principales." [...]

    Sea de ello lo que quiera, lo cierto es que la Historia, en unión de los lienzos que la ilustraban, fue traída a España en 1572 por Jerónimo Pacheco, según consta en carta que el virrey D. Francisco de Toledo dirigió a Felipe II en Iº de Marzo de dicho año, y que a partir de esta fecha no se volvieron a tener noticias ni de las pinturas ni de la obra, creyéndose definitivamente perdidas, hasta que el profesor Guillermo Meyer encontró la Historia en la biblioteca de Gottingen, que la había adquirido de la de Abraham Gronow en 1785, desgraciadamente no se han hallado los lienzos que le servían de ilustración.

    Precedida de un extenso y erudito estudio, la publica ahora el Sr. Richard Pietschmann. En la dedicatoria á Felipe II expone Sarmiento la importancia de la obra para probar el derecho que Castilla tuvo a la conquista del Perú, manifiesta que estaba terminando la Descripción geográfica del Virreinato, la que no sabemos si acabó, y ya en el texto desarrolla la teoría de que las Indias formaron parte del continente Atlántida que se extendía hasta Cádiz, y que a consecuencia del gran cataclismo que sepultó buena parte de él en el Océano que lleva su nombre, quedó América aislada del resto del mundo.

    Basado en que Estrabón y Solino afirman que Ulises, después de edificar a Lisboa, quiso navegar el Atlántico y no se volvieron a tener noticias suyas, deduce que arribó a Nueva España y pobló hasta Veragua, y funda esta suposición en que "los mejicanos usaban el traje tocado y vestido grecesco".

    Entrando ya á compendiar lo declarado por los indios en las informaciones, expone la idea que tenían acerca de la creación de tierra y de la raza humana, haciendo notar que las naciones de indios del Perú conservaban la tradición de un gran diluvio que duró sesenta días y sesenta noches, y que en todas existía la particular creencia de que se habían salvado de la catástrofe algunos de su nación, y que de ellos descendían; narra cómo los Incas invadieron y dominaron el valle del Cuzco, fundando el año 565 de la Era Cristiana un imperio que duró hasta que en 1533 lo conquistaron los españoles; hace la biografía de los doce Incas que reinaron desde Manco Capac, fundador de la dinastía, hasta Guascar, y termina con una disertación tratando de demostrar que «los naturales del Perú siempre tuvieron las armas en las manos para cada vez que se les ofrecía ocasión alzarse contra los tiranos Incas que los tenían opresos, [...].

    ...así por sus propias manos se destruyeron todos, deduciendo de lo expuesto el justísimo y legítimo tiempo que los Reyes de CastiIla tuvieron para conquistar las tierras del Perú».

    No se conformó Sarmiento con extractar y compulsar las informaciones, sino que obtuvo del Virrey que compareciesen ante el doctor D. Gabriel Loarte, alcalde de corte en el Cuzco, hasta 42 indios de los más antiguos linajes, [...].

    Por lo expuesto se puede apreciar que Sarmiento agotó todos los medios de investigación que estaban a su alcance para depurar los hechos, y de aquí que su obra tenga un gran valor como fuente de conocimiento.

La historia de los incas de Pedro Sarmiento de Gamboa publicada por el Sr. Richard Pietschmann. Ángel de Altolaguirre y Duvale. (Cervantes Virtual).

De hecho, el trabajo de Sarmiento sirvió para constituir las bases de la administración general en aquellas tierras, que, en definitiva, iba a constituir el sistema virreinal en el Perú.

En 1577, Isabel I de Inglaterra, encargó al marino Francis Drake, la organización de una expedición contra los intereses españoles en la costa americana del Pacífico. Drake zarpó del puerto de Plymouth el 13 de diciembre de 1577 a bordo del Pelican, con otras 4 naves y 164 hombres. A finales de agosto de 1578 recaló en el estrecho de Magallanes; para entonces había perdido todas sus naves, excepto el Pelican –cuyo nombre cambió por de Golden Hind- y algunos de sus hombres, en diversos choques con los indios patagones, y a su paso por las costas de Chile y Perú, atacó numerosos navíos españoles, así como los puertos de Valparaíso, Coquimbo, Arica y Callao, causando grandes pérdidas y daños, en vista de lo cual, el virrey, Francisco Álvarez de Toledo, equipó dos naves que puso bajo el mando de Pedro Sarmiento de Gamboa, con el objetivo de perseguirlo y capturarlo. Pero cuando sarmiento alcanzó la zona en la que Drake navegaba al corso, este ya la había abandonado.

Francis Drake, de Gheeraerts. 1591

El Cabo de Hornos al amanecer. Sarmiento de Gamboa buscó a Francis Drake por esta zona.

En 1579, volvió Sarmiento, con orden de equipar dos naves para explorar el estrecho de Magallanes; buscar zonas en las que asentar la nueva población y construir fuertes para cerrar el paso a extraños y enemigos. Asimismo, debía explorar los canales de la Patagonia y el estrecho de Magallanes; levantar cartas geográficas de las nuevas tierras y averiguar si los ingleses se habían asentado en alguno de aquellos lugares. Se le recomendó tratar a los nativos con prudencia, pero, su primer objetivo, sin duda, era, que si llegaba a encontrarse con Drake, debía combatirlo, intentar hacerlo prisionero, o acabar con su vida.

Felipe II aprobó el proyecto de establecer un fuerte en el estrecho de Magallanes con el propósito de asegurar el control estratégico del Virreinato del Perú, y encargó al Consejo de Indias que planificara la expedición para poblarlo y fortificarlo.

Estrecho de Magallanes y territorio sur de los kawésqar. Fotog. Satélite.

Se organizó, pues, una expedición en la que participarían unos 2.500 hombres, a bordo de 23 embarcaciones, al mando a Diego Flores de Valdés. Sarmiento fue nombrado por el rey, Gobernador y Capitán general del Estrecho. Alonso de Sotomayor, también se embarcó, tras ser nombrado gobernador de Chile y su tropa.

Atardecer en una playa del Estrecho de Magallanes

Mapa del Estrecho, de 1617 diseñado a partir de las anotaciones y diseños realizados por un superviviente de la expedición holandesa de 1599. RAH


Alonso de Sotomayor.

Colección de Retratos de los Gobernadores de Chile, conservados en el Museo Histórico Nacional de Chile. Fue un encargo de Benjamín Vicuña Mackenna para la Exposición Colonial de 1873 y pintado por varios artistas. La colección resultó destruida durante las guerras por la independencia.

La expedición salió de Sanlúcar de Barrameda, el 25 de septiembre de 1581, pero a los pocos días, se perdieron cuatro naves durante un temporal, por lo que el 9 de octubre volvió al puerto de Cádiz para reparar los daños de las que se salvaron. El 9 de diciembre de 1581 volvieron a levar anclas, entonces, con 16 navíos, rumbo a Río de Janeiro. 

Anclaron en una de las islas de Cabo Verde en la que permanecieron hasta el 2 de febrero de 1582, y allí se produjeron bajas, unas, por muerte y otras por deserción. Llegaron a Río de Janeiro el 25 de marzo y permanecieron allí seis meses en espera de mejores condiciones climáticas, pero siguió aumentando el número de muertes y deserciones.

El 2 de noviembre de 1582 zarparon hacia el Río de la Plata. En Buenos Aires el gobernador Sotomayor desembarcó su tropa, con el proyecto de seguir hasta Chile por tierra. Diego Flores de Valdés, llegó el 17 de febrero de 1583 a la entrada del Estrecho con cinco naves, pero el mal tiempo le obligó a volver a Río de Janeiro, para seguir después de vuelta a España.

Sarmiento permaneció en Río de Janeiro, al mando de las naves con las que intentaría llegar al Estrecho. Una vez reorganizados, el 2 de diciembre de 1583, zarpó con cinco naves y 538 expedicionarios, con los que, el 1º de febrero de 1584 alcanzó el Estrecho, llegando hasta la llamada, Segunda Angostura, pero no pudo evitar ser arrastrado por la corriente y el viento, hasta el cabo Vírgenes, donde, finalmente, desembarcó Sarmiento el 4 de febrero de 1584, procediendo a tomar posesión de aquellas tierras en nombre de España, de donde había salido hacía ya más de dos años y medio. 

El 11 de febrero de 1584 Sarmiento fundó la Ciudad del Nombre de Jesús, la primera y más austral del mundo en la época, a tres kilómetros de lo que hoy es el cabo Vírgenes; actual territorio de Argentina. Pero una vez más, el mal tiempo obligó a cuatro de las naves a abandonar aquel fondeadero y enfilar el Atlántico, para volver a España. Sarmiento se quedaba solo con la Santa María de Castro y 338 nuevos pobladores para la ciudad.

Sabiendo que en aquel lugar no se podía mantener tanta gente, decidió fundar otra ciudad en la que alojar a la mitad de aquellos pobladores, a cuyo efecto, envió la Santa María de Castro con 50 de ellos hacia Punta Santa Ana, donde él había estado cuatro años antes -1580- al tiempo que él iniciaba el recorrido por tierra, con otros 100 pobladores.

El 25 de marzo fundó en Punta Santa Ana la ciudad Rey Don Felipe, cerca de la actual Punta Arenas, hoy, Chile. El 24 de mayo zarpó hacia Nombre de Jesús y poco después decidió volver a España en busca, fundamentalmente, de víveres. El 29 de junio llegó al puerto de Santos donde las autoridades le proporcionaron víveres y elementos para sus colonias.

Pingüinos. En aguas del Estrecho de Magallanes, visto dese Punta Arenas. Chile

De nuevo salió hacia el Estrecho, pero, una vez más le acompañó la adversidad, pues a la altura de Bahía, un temporal destruyó la Santa María de Castro que se hundió con toda su carga. Solo Sarmiento y algunos tripulantes salvaron la vida, logrando alcanzar la costa. 

El 3 de octubre pudo volver a Bahía cuyo gobernador lo ayudó de nuevo, y le dio una pequeña embarcación de 60 toneles, que Sarmiento volvió a cargar víveres para abastecer a las dos poblaciones. 

Así las cosas, el 13 de enero de 1585 cuando volvió a levar anclas para dirigirse al estrecho de Magallanes, se produjo otro terrible temporal, le obligó a arrojar al mar toda la carga, en un extremo intento de salvar la embarcación y poder volver a Bahía.

Las sucesivas contrariedades provocaron una especie de rebelión y los tripulantes se negaron a embarcar de nuevo.

El 22 de junio de 1586, Sarmiento emprendió el retorno a España en una nave mercante, y, en esta ocasión, no fueron los temporales, sino tres buques ingleses de la flota de Walter Raleigh, atacaron la nave, haciendo prisionero a Sarmiento, que fue llevado ante la Reina Isabel I de Inglaterra. 

Parece que, en esta ocasión, la fortuna le dio una tregua, pues, tras una conversación -en latín-, con la reina, esta lo dejó en libertad tras encomendarle una misión de paz, que debía transmitir al rey de España.

Presentación de Sarmiento ante la reina Isabel I de Inglaterra, tras ser hecho prisionero por los ingleses en 1585. Litografía de Vicente Urrabieta en Historia de la Marina Real Española (1849-1854).

El 30 de octubre de 1586 Sarmiento inició el regreso a España pasando por París, y -de nuevo el infortunio-, en cuanto puso pie en la frontera francesa, el 9 de diciembre, fue capturado por los hugonotes, y encerrado en la prisión de Mont-de-Marsan, mientras sus captores exigían un elevado rescate por él, que, en principio, Felipe II se negó a pagar.

Mientras tanto, los pobladores de los nuevos establecimientos del estrecho seguían muriendo –inevitablemente-, bien por falta de víveres, bien a causa del rigor del clima, bien por las secuelas de ciertas enfermedades, como veremos más adelante, así como sabremos de la suerte Sarmiento corrió en manos e los hombres de Enrique IV de Borbón. Valga recordar, por ahora, que, ya el 10 de enero de 1587 -dos meses después de la detención de Sarmiento en Francia-, el corsario inglés Thomas Cavendish fondeó en la bahía San Blas, y que, en febrero, pasó por Ciudad del Rey Felipe, donde encontró solo quince hombres y tres mujeres supervivientes, de los trescientos pobladores que habían quedado allí. 

Sin embargo, en lo relativo a la nueva ciudad propiamente dicha, parece que Cavendish admiró su excelente planificación y asentamiento, pues, ciertamente, se encontraba en el mejor y más apropiado lugar del estrecho, donde era relativamente fácil hallar leña y agua, de las que él mismo se sirvió, aunque su admiración, claro está, no le impidió apropiarse de las piezas de artillería, apostada en los cuatro fortines. Comunicó -pues no había signos de lucha-, que había encontrado numerosos cadáveres sin sepultar, optando, finalmente, por embarcar a uno de los que seguían con vida. 

Dando por hecho que había sido el hambre la causa de aquellas múltiples defunciones, renombró aquella tierra, Port Famine/Puerto Hambruna –o del Hambre-.


Puerto de Hambre 1827, vistas norte, en el Estrecho de Magallanes, durante la expedición del almirante Phillip Parker King. Tomado del libro "Narrative of the surveying voyages of His Majesty's Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836, describing their examination of the southern shores of South America, and the Beagle's circumnavigation of the globe. Proceedings of the first expedition, 1826-30, under the command of Captain P. Parker King, R.N., F.R.S. London: Henry Colburn".

Finalmente, en diciembre de 1589, el monarca español firmó una real cédula por la que ordenaba el pago del rescate; para entonces, un paciente Sarmiento de Gamboa había sufrido diez años de continuos reveses, sin mostrar más queja que la que le causaba el abandono de su gente.

El último superviviente del poblado del estrecho, ya internacionalmente conocido como Puerto del Hambre, fue rescatado a principios de enero de 1590 por la nave inglesa The Delight, mandada por Andrew Merrick

El fracaso y la tragedia de aquella expedición al Cono Sur, suele achacarse en parte, a la inexperiencia y falta de capacidad organizativa de Flores de Valdés, pero, sobre todo, a la falta de apoyo naval eficiente, aliada con la inclemencia del mar y el extremado clima austral.

A su llegada a España, Sarmiento siguió demandando socorros para la gente que quedaba en el Estrecho, pero, para entonces, Felipe II ya había decidido desentenderse de aquel asunto, si bien, en 1591 nombró a Sarmiento Almirante de una de las Armadas encargadas de proteger la flota de Indias.

Y en el fiel ejercicio de sus funciones, el 17 de julio de 1592, Sarmiento falleció mientras dirigía una flota en las proximidades de Lisboa, ciudad en la que, parece ser, fueron sus restos, aunque nunca se ha sabido exactamente el lugar elegido al efecto.

Su admirable descripción del golfo de la Trinidad y del Estrecho de la Madre de Dios, y sus recomendaciones para la navegación de los canales patagónicos y del estrecho de Magallanes han sido ensalzadas por los hidrógrafos modernos que han trazado las cartas definitivas, entre ellos el vicealmirante Fitz Roy.

La obra escrita de Sarmiento tiene dos características: su variedad y cantidad. 

-1 Historia, 

-10 Relaciones, 

-5 Memoriales, 

-17 Cartas, y

-Poesías

además de otros escritos, unos conocidos, y otros, desafortunadamente desaparecidos, que formaban su inapreciable legado. En ellos, Sarmiento da muestra de su rico vocabulario; gran viveza en la expresión y una extraordinaria capacidad descriptiva.

Hoy, ya en pleno siglo XXI, aún no se ha hecho un estudio completo sobre su obra literaria, si bien conviene aclarar, que ello no se ha debido a falta de interés, sino al hecho de que el azar -o quizás el infortunio-, ha ocultado hasta ahora datos y obras. Aun así, en el siglo XX apareció su Historia Índica lo que ha dado impulso a nuevas búsquedas, investigaciones, estudios y publicaciones.

Finalmente, hay que destacar, además de su habilidad como navegante, sus conocimientos culturales, y su insaciable deseo de adquirir nuevas informaciones. Su reconocido saber náutico, y su calidad como escritor y narrador, muestran el contacto con un foco cultural de primer orden. Conviene recordar, asimismo, que para su conversación con la reina Isabel de Inglaterra, empleó el latín.

El Monte Sarmiento, es un macizo nevado que domina el paisaje de gran parte del Estrecho de Magallanes -el más alto de Tierra del Fuego en la cordillera Darwin-, mientras que el Lago Sarmiento de Gamboa, es el 18º en extensión, de Chile.

El Monte Sarmiento. Una torre de hielo en los mares del confín del mundo. (Barrabes)

“La costa me pareció baja, pero a lo lejos se erguían altas montañas. Entre ellas me pareció entrever el monte Sarmiento, de dos mil setenta metros de altura sobre el nivel del mar, un bloque piramidal de esquisto con una cima muy aguda, y que según esté despejada o velada por la bruma, me dijo Ned Land: «anuncia el buen o el mal tiempo».

-Un excelente barómetro, amigo mío.

-Sí, señor profesor, un barómetro natural que nunca me ha engañado cuando navegaba por los pasos del estrecho de Magallanes.

En aquel momento el pico se mostraba nítidamente recortado sobre el fondo del cielo. Era un presagio de buen tiempo. Y se confirmó.

Julio Verne: Veinte mil leguas de viaje submarino (1869).

Monte Sarmiento al fondo.

«Entre los libros y mapas que llevaba Darwin contaba con el diario de Pedro Sarmiento de Gamboa.”

El 27 de diciembre de 1831, zarpaba del puerto inglés de Plymouth el HMS Beagle, un barco de guerra británico con la misión de cartografiar las costas del hemisferio austral. Recordemos aquel otro grupo de españoles olvidados, los protagonistas del Viaje Científico y Político Alrededor del Mundo» (1789-1791) conocido como Expedición Malaspina -Bustamante o simplemente Expedición Malaspina.

Dicho esto, hemos de recordar que entre los libros y mapas que llevaba Darwin como preciosa información contaba con el diario de Pedro Sarmiento de Gamboa quien en el siglo XVI reconoció detalladamente los canales patagónicos y tras su desgraciado intento de asentamiento sería capturado por piratas ingleses cuando regresaba a España con objeto de solicitar ayuda al Rey para su incipiente asentamiento.

Su trágica aventura le llevó a la cárcel de la torre de Londres donde se ganó la amistad y admiración de su carcelero Walter Raleigh.

Su detallado, concienzudo y exhaustivo diario hidrográfico con distancias, profundidades, descripciones permitió a Darwin atravesar con tranquilidad el canal que hoy se llama Beagle y que debió llamarse Sarmiento.

Darwin, dio el nombre de Sarmiento al inmenso cono volcánico que preside desde la margen izquierda la salida al Pacífico, a la salida del canal magallánico, 

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Monte Sarmiento.  París: Firmin Didot frères,1839-1840. 2 t.

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11 de marzo de 2020. Prensa.

“Hallan restos de la expedición de Sarmiento de Gamboa, el Ulises gallego que imitó a Cristóbal Colón.”

Científicos chilenos localizan artillería perteneciente al primer asentamiento de la historia en el sur de América organizado por el explorador pontevedrés.

Las dos piezas de artillería encontradas en la ciudad Rey Don Felipe pesan unos cuatrocientos kilos y miden aproximadamente dos metros. 

Universidad Austral de Chile

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Continuará.



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