lunes, 26 de octubre de 2020

Yorgos Seferis en Chipre ●Heleni ● Poesía

EL 16 de Agosto de 1960, Chipre se independizó del Imperio Británico; Yorgos Seferis había publicado, en aquella ocasión, en su "Diario de a Bordo III" / Ημερολόγιο καταστρώματος, Γ, el poema que sigue: HELENI.

Chipre alcanzó su independencia oficial después de 46 años bajo administración británica, por la firma del Tratado de Londres y Zúrich en 1959. El hecho se conmemora el 1 de octubre. La salida de las autoridades británicas supuso un proceso de reconversión política muy complejo a causa de la tensa convivencia entre dos grupos étnicos enfrentados; grecochipriotas y turcochipriotas, que aún provoca conflictos diplomáticos entre Nicosia y Ankara.


Yorgos Seferis: Esmirna, 1900 – Atenas 1971 (Premio Nobel de Literatura, 1963).

Helena. Cerámica. Louvre. Detalle.

Crátera de figuras rojas, de forma de campana, c. 440. Menelao persigue a su esposa, Helena. Eros vuela entre ellos.

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HELENA

Teucro: a la tierra de Chipre, en medio del mar, donde Apolo dispuso mi nuevo hogar, la llamaré Salamina, en memoria de mi isla, de mi patria perdida. (Teucro, hermanastro de Ayax de Salamina, fundó otra Salamina en Chipre, tras la muerte de Ayax).

Helena: Jamás estuve en Troya, fue una quimera.

El mensajero: ¿Qué dices? ¿Entonces hemos sufrido todo esto por una sombra? 

Eurípides, Helena

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Ἑλένη

“Τ᾿ ἀηδόνια δὲ σ᾿ ἀφήνουνε νὰ κοιμηθεῖς στὶς Πλάτρες.”

Eleni

"Los ruiseñores no te dejan dormir en Platres." 

Tímido ruiseñor, entre el hálito de las hojas, 

tú que aportas la fresca música del bosque 

a los cuerpos separados y a las almas 

de los que saben que no volverán. 

Ciega voz, que aleteas entre recuerdos nocturnos,

pasos y gestos. -No me atrevo a decir besos-; 

y la amarga furia de la esclava. 

"Los ruiseñores no te dejan dormir en Platres." 

 ¿Qué es Platres? ¿Quién conoce esta isla?

Pasé la vida oyendo nombres desconocidos:

nuevos lugares, nuevas locuras de los hombres

o de dioses; 

el destino, como las olas, 

entre la última espada de un Ayax

y otra Salamina, 

me trajo aquí, a esta playa. 


La luna 

surgió del mar como Afrodita;

ocultó las estrellas del arquero -Sagitario-, ahora va a buscar

el corazón de Escorpio, y todo cambiará.

¿Dónde está la verdad?

Yo también fui arquero en la guerra [Teucro]:

mi destino, el de un hombre que falló el tiro. 


Y los ríos se llenaban de sangre y lodo, 

por una oleada de lino, por una nube, 

por el aleteo de una mariposa, por el plumaje de un cisne, 

por una túnica vacía, por una Helena. 

¿Y mi hermano? 

Ruiseñor, ruiseñor, ruiseñor,

¿Qué es un dios? ¿qué no es un dios? ¿Y qué entre los dos? 

"Los ruiseñores no te dejan dormir en Platres." 

Ave llorosa, en Chipre, la que el mar besa

donde me enviaron para que recordara mi patria,

llegué sólo con este mito,

Ruiseñor poeta, 

en una noche como ésta en la playa de Proteo 

también te oyeron las esclavas espartanas y prorrumpieron en llanto,

y entre ellas —quién lo diría— ¡Helena! 

Aquella que perseguimos durante años junto al Escamandro. 


Estaba allí, junto al desierto; me acerqué y me habló: 

"No es verdad, no es verdad", gritaba, 

"Nunca entré en la nave de proa azul. 

Nunca pisé la valerosa Troya". 


Con el ceñido sayal, el sol en los cabellos y su porte, 

sombras y sonrisas por todas partes, 

en los hombros, en los muslos, en las rodillas; 

radiante la piel, y los ojos 

con sus largas pestañas, 

estaba allí, a la orilla de un delta. 

¿Y en Troya? 

En Troya, nada —una sombra.

Así lo quisieron los dioses. 

Y Paris se acostaba con una sombra como si fuera un cuerpo real;

y nosotros nos matamos durante diez años por Helena.


Un gran dolor cayó sobre Grecia. 

Tantos cuerpos arrojados 

a las fauces del mar, a las fauces de la tierra; 

tantas almas entregadas como trigo a la piedra del molino. 


Si es verdad que se trata de un mito,

si es verdad que los hombres no volverán a caer

en la vieja trampa de los dioses; 

si es verdad 

que otro Teucro, después de tantos años,

o un Ayax o un Príamo, una Hécuba,

o cualquier desconocido, 

alguien anónimo, que, a pesar

de ver un Escamandro rebosante de cadáveres, [1]

no tenga en su destino poder escuchar

al mensajero que viene a decirle,

cómo tanto dolor, tanta vida,

cayeron al abismo

por una túnica vacía, por una [quimérica] Helena.

πὼς τόσος πόνος τόση ζωὴ

πῆγαν στὴν ἄβυσσο

γιὰ ἕνα πουκάμισο ἀδειανὸ γιὰ μίαν Ἑλένη.

[1] Homero: Ilíada, XXI, 210 ss.; el enorme número de cadáveres que Aquiles arrojó al Escamandro, llegó a formar una especie de presa, que obstruyó el curso del agua.

Grabado de 1795, obra de Tommaso Piroli (1752 – 1824) a partir de un dibujo de 1793 de John Flaxman, empleada en una edición de la Ilíada: Escamandro mueve sus aguas y los cadáveres que hay en ellas contra Aquiles.

La estancia de Helena en Troya no habría sido más que un engaño, o una excusa, de acuerdo con autores como Estesícoro; Palinodia, que cita Platón en Fedro y, además, recuerdan Heródoto, y Eurípides.

Por otra parte, algunos críticos dicen que el verso “Los ruiseñores no te dejan dormir en Platres” era un reclamo publicitario; pero otros aluden al hecho de que los ingleses allí residentes, se quejaban, precisamente, de aquellos cantos madrugadores.

Seferis se trasladó a Beirut en 1952, como embajador de Líbano, Siria, Jordania e Iraq, hasta 1956. Desde allí hizo tres viajes a Chipre en 1953, 1954 y 1955, convirtiéndose en testigo de excepción de los momentos más graves de la llamada “cuestión chipriota”, frente a la oposición británica a la reunificación de la isla con Grecia.

En Diario de a bordo III, Seferis muestra, anímica, poética y dolorosamente su posición ante la situación de Chipre en aquel momento; toda su emoción se refleja en el poema Heleni. Ante el hecho, que, como hemos visto, ya aparecía en la tragedia de Eurípides, en la que Príamo, el rey de Troya, aseguraría a Helena: “Tú no eres responsable de esta guerra”.

Seferis esperaba y deseaba, que los hombres no volvieran a caer en lo que llama “vieja trampa de los dioses”; esa quimérica Elena.

Elena de Troya. Museo Victoria y Alberto, Londres.

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Nota del poeta, en la primera edición del "Diario de a bordo":

"Los poemas de esta colección, además de Μνήμη, Α΄y Μνήμη, Β΄ / Memoria, o Recuerdo, I y II me fueron inspirados en el otoño del 53 cuando viajé por primera vez a Chipre. Fue la revelación de un mundo y, además, la experiencia de un drama humano que, cualquiera que fuera el propósito de los hechos sucedidos, mide y juzga a nuestra humanidad. Volví a la isla en el 54. Pero incluso ahora que estoy escribiendo esto en una mansión muy antigua en Varosia —una casa que está a punto de convertirse en un árbol—, me parece que todo quedó cristalizado en torno a las primeras sensaciones de aquel otoño tardío. La única diferencia es que, desde entonces me he vuelto más íntimo, más veraz. Y reflexiono sobre el hecho de que, si encontré en Chipre tal inspiración, fue, quizás porque la isla me dio todo lo que tenía que darme en un contexto lo suficientemente limitado como para que no desapareciera, como en las grandes capitales del mundo, cada sentimiento, y lo suficientemente amplio como para encajar en el milagro. 

Es extraño decirlo hoy; Chipre es un lugar donde el milagro todavía se produce. Aquí es donde empecé a ver las sensaciones que se me acercaban, y... podría decir mucho más para explicarme, pero no es mi propósito..."

Βαρώσια /Varosia, septiembre de 1955.

La primera edición de la colección se publicó en 1955 bajo el título, Chipre, donde me predijeron... y se incluiría en la tercera edición de los poemas de Seferis, en 1962, con el título de Diario de a bordo. La forma final de la colección se completó, por deseo del poeta, con "Los gatos de San Nicolás", Οι γάτες τ’ Αϊ-Νικόλα, con el que terminó el poemario el 5 de febrero. 1969.




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