Radegunda
Nació en Turingia alrededor del año 520. Era hija del rey Berthar. Su tío Hermanfredo mató a Berthar en batalla, dejándola huérfana.
En el año 531, los reyes francos Teodorico y Clotario I invadieron Turingia. Clotario I se hizo cargo de Radegunda y la llevó a tierras merovingias. Durante una decena de años, Radegunda recibió una educación religiosa e intelectual de parte de Ingonda, una de las esposas de Clotario.
Clotario decidió convertirla en su cuarta esposa –fueron las tres anteriores Chunsina: Ingonda y Arnegonda, a pesar de que Radegunda jamás manifestó ningún deseo de convertirse en reina de los francos. La boda se llevó a cabo en presencia del obispo Medardo en Soissons hacia el 539.
Para confirmar su condición de reina, era necesario que vistiese de manera que mostrase la fuerza y prosperidad de su marido.
Después de la muerte de Clotario I, tuvo que lidiar con las luchas de poder entre sus hijos.
Radegunda, fundó la abadía de Sainte-Croix de Poitiers y fue canonizada en el siglo IX d. C. Es la santa patrona de varias iglesias británicas y del Jesus College (Cambridge).
Después de la muerte de su esposo, vivió como una verdadera religiosa. Desilusionada por tantas guerras entre los sucesores de su marido, se retiró a Tours y allí pasó el resto de su vida dedicada a la oración y a las buenas obras, especialmente a socorrer a pobres y a consolar enfermos y afligidos.
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Radegunda, Radegonda o Radegund –Radegonde en francés-. c. 520-587, princesa franca, fundadora de la Abadía de Sainte-Croix de Poitiers y canonizada en el siglo IX d.C. Es la santa patrona de varias iglesias británicas y patrona del Jesus College de Cambridge.
Princesa de Turingia
El tío de Radegunda, Hermanfredo, mató a Berthar en batalla, dejándola huérfana. Después de aliarse con el rey franco Teodorico I de Austrasia, Hermanfredo derrotó a su otro hermano, Baderico. Sin embargo, después de haber matado a sus dos hermanos y apoderado de Turingia, Hermanfredo negó su acuerdo con Teodorico de compartir el poder.
Prisionera de Clotario
En el año 531 Teodorico regreso a Turingia con su hermano Clotario I. Juntos derrotaron a Hermanfredo y conquistaron su reino. Clotario I se hizo cargo de Radegunda, la llevó a tierras merovingias. Durante una decena de años, Radegunda recibió una educación religiosa e intelectual de parte de Ingonda, una de las esposas de Clotario.
Ingonda murió en el 538. Clotario decidió entonces convertirla en su cuarta esposa, siendo las tres anteriores Chunsina, Ingonda y Arnegonda, a pesar de que Radegunda jamás manifestó ningún deseo de convertirse en reina de los francos. Aunque intentó escapar, fue atrapada cerca de Péronne. La boda se llevó a cabo en presencia del obispo Medardo en Soissons hacia el 539.
Reina de los Francos
Para confirmar su condición de reina, era necesario que vistiese de manera que mostrase la fuerza y prosperidad de su marido. Sin embargo, la reina siempre vestía de forma simple para mostrar su humildad cristiana, por lo que las malas lenguas acusaban a Clotario de haberse casado con una monja. Durante el banquete, la discusión entre los esposos fue muy violenta, ya que Clotario pretendía imponer su voluntad. Radegunda, sin embargo, decidió no comer y dar el pan a los pobres.
Radegunda se deshizo poco a poco de sus preocupaciones mundanas para dedicarse a una vida piadosa y caritativa hacia los pobres. Finalmente, obtuvo el perdón de Clotario y consiguió la liberación de muchos condenados a muerte.
Radegunda no le dio hijos y, después de que Clotario I asesinara a su hermano, ella decidió retirarse para no vivir con un asesino, aunque el rey todavía la quería como reina.
Vendió todas sus joyas para fundar el convento en Poitiers. En este lugar mandó construir un importante hospital, donde cuidaba a los enfermos e impartía enseñanza en las artes de la sanación, curando heridas y fracturas, preparando remedios y copiando manuscritos con más de doscientas mujeres.
Su Capellán fue el poeta Venancio Fortunato, y fue amiga de Gregorio de Tours. Murió el 13 de agosto de 586, y su funeral se llevó a cabo tres días después.
Se escribieron dos biografías de Radegunda, la primera a cargo de Venancio Fortunato en el año 590, denominada Vita Radegundis y la segunda a cargo de la monja Baudonivia alrededor del año 600.
En Poitiers fundó el monasterio de Sainte-Croix, entonces llamado de Nuestra Señora. El 25 de octubre de 552 o 553, en presencia de una gran multitud, entró en el monasterio acompañada de numerosas jóvenes, que cumplían reglas muy estrictas. En compañía de Inés, su hermana espiritual que luego se convertiría en abadesa, y de Venancio Fortunato, poeta italiano que sería el biógrafo de Radegunda, marchó a Arlés para adoptar las reglas de San Cesáreo.
Inés llegó a ser abadesa del monasterio y Venancio Fortunato, obispo de Poitiers en 599, según una biografía de Baudonivia, una monja de Poitiers, escrita alrededor del año 600.
Radegunda profesaba una gran admiración por las reliquias. Poseía numerosas que se encontraban en el monasterio de Sainte-Croix, como un fragmento de la Cruz de Cristo obtenida gracias al emperador Justino II. Con motivo de la llegada de esta reliquia, san Venancio Fortunato compuso el himno Vexilla regis prodeunt.
A la muerte de Clotario, Radegunda aprovechó su reputación y autoridad para establecer la paz entre sus hijos. Radegunda tuvo, durante el resto de su vida, una gran influencia sobre las grandes personalidades de su época, especialmente Sigeberto I, sucesor e hijo de Clotario. Escribió además una carta-testamento a los reyes y obispos para la perpetuación de su obra. Según Baudonivia, Radegunda estaba ansiosa por conseguir la paz y muy preocupada por la «salud de su patria», además de la unidad del reino de los francos.
Murió en el monasterio de Notre-Dame, el 13 de agosto del 587, a la edad de 67 años aproximadamente. Fue enterrada en la iglesia abadía de Sainte-Mère-de-Dieu, también llamada Sainte-Marie-Hors-les-Murs, hoy conocida como Iglesia de Santa Radegunda. Su funeral se celebró tres días después en presencia de Gregorio de Tours. Durante las invasiones normandas, su cuerpo se llevó a la Abadía de Saint-Benoît de Quinçay y después fue devuelto a Poitiers, en 868.
Se le atribuyen numerosos milagros, normalmente relacionados con curaciones milagrosas que cuenta Venancio Fortunato. Fue declarada Santa poco tiempo después de su muerte.
Es una de las pocas santas que no fue canonizada por el papa, sino por la creencia popular.
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El “Milagro de la Avena”; leyenda aparecida en el siglo XIV.
Clotario, que había aceptado la vocación religiosa de la reina, cambió de opinión y envió a un grupo a Saix para traerla de vuelta a la corte. Cuando Radegunda vio a las tropas, huyó hacia el sur a través de un campo de avena que los agricultores estaban sembrando. Entonces se produjo el milagro: la santa reina hizo crecer la avena para esconderse. Cuando los soldados preguntaron a los agricultores, nadie pudo decir dónde se encontraba la reina. Fue en este momento cuando Clotario permitió que Radegunda siguiese su camino hacia una vida consagrada a la religión.
Santa Radegunda estuvo ligada religiosamente a San Junien, patrón de los trabajadores del Poitou, que era en esa época sacerdote de Mairé-Levescault. Ambos se prometieron informarse a través de un mensajero cuando uno de ellos muriese. Casualmente, ambos fallecieron en el mismo día, el miércoles 13 de agosto de 587. Ambos mensajeros se encontraron a medio camino en un lugar llamado Troussais, parroquia de Ceaux En Couhé.
Algunas reliquias de la santa se encuentran en la iglesia de Santa Radegunda de Colomiers.
A Radegunda se la presenta la mayoría de las veces como una religiosa, en ocasiones con una corona cerca de ella.
• Un manuscrito del siglo XI, hoy en la Biblioteca de Poitiers, describe diferentes episodios de la vida de la santa.
• En los siglos XVI y XVII, aparece como reina, con la corona y diferentes insignias reales (grabado de Jacques Callot).
• Una estatua de Santa Radegunda fue realizada por el escultor Nicolas Legendre (1619-1706) en el siglo XVII y se encuentra hoy en día en la Iglesia de Santa Radegunda de Poitiers.
• En el siglo XIX, Pierre Puvis de Chavannes pintó Santa Radegunda escuchando una lectura del poeta Fortunato, hoy se encuentra en el ayuntamiento de Poitiers.
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El culto a Santa Radegunda de Carlos VII
En la Edad Media, el culto a Santa Radegunda estuvo en vigor en la corte de Francia. Además, la ciudad de Poitiers fue leal al Reino tras la Guerra de los Cien Años. En 1428, estas razones condujeron a Carlos VII a elegir Radegunda como nombre para su hija mayor, Radegunda de Francia.
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