martes, 29 de noviembre de 2016

La Infancia Descubierta III • Museo del Prado • TEGEO • FERRANT • ESPALTER




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Niña sentada en un paisaje, Rafael Tegeo Díaz,. 1842 Museo del Prado

Aunque Rafael Tegeo compuso importantes obras de asunto mitológico, religioso e histórico, podríamos decir que alcanzó la perfección con el paisaje y el retrato. Si bien el retrato aún no era muy usual en España, los pintores de la escuela andaluza, se interesaron en esta faceta, mucho más habitual en Inglaterra, y tal vez originada en la colonia inglesa residente en esta región durante la época.

Esta Niña sentada en un paisaje, es una excelente muestra del interés en el retrato por parte de Rafael Tegeo. Se trata de una niña de unos nueve años, quizá algo pálida, y con grandes ojos, con un rostro infantil bellamente concebido, dentro de su genial naturalidad. El vestido de raso, representa por sí mismo una obra maestra, que justifica el hecho de que se asegure que las telas constituyeron la gran especialidad de Tegeo.


Nacido en Caravaca de la Cruz, Murcia, en 1798, falleció en Madrid, en 1856. Estudió en la Sociedad Económica de Amigos del País de su ciudad natal, y después, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

En 1824 fue pensionado en Roma, donde estudió con Pietro Benvenuti y Vicenzo Camuzini, para ser, cuatro años después, nombrado académico de la Real Academia de San Fernando por su obra: Hércules y Anteo

Hércules y Anteo, óleo sobre lienzo, 27 x 17 cm, hacia 1828

Tegeo también participó en la decoración del Palacio Real de Madrid, el de Vista Alegre y el llamado Casino de la Reina

En el terreno de la pintura histórica, se suele destacar la obra titulada Atentado contra los Reyes Católicos en la tienda de la marquesa de Moya o Episodio de la conquista de Málaga, conservada en el Palacio Real.

Durante el asedio de Málaga, con la intención de acabar con la vida de don Fernando de Aragón, un santón musulmán malagueño, confundió la tienda de los reyes con la de la marquesa de Moya, que se encontraba en su interior, junto con don Álvaro de Portugal, al que asestó un terrible golpe de cimitarra. A pesar de que este conservó la vida, el santón fue inmediatamente ejecutado por la escolta de la marquesa de Bobadilla, muy amiga de Isabel I de Castilla. Fernando ordenó lanzar los restos del hombre al campo enemigo, con una catapulta y, a partir de entonces, se negó a parlamentar con los sitiados bajo ninguna condición, hasta que estos hubieron de rendirse por hambre. El rey aragonés, decidió que toda la población fuera ejecutada, pero, al parecer la reina logró mitigar algo su decisión, logrando que sólo los combatientes fueran muertos a lanzazos, siendo los conversos o muladíes, quemados vivos, mientras que el resto de la población, mujeres y niños especialmente, fueron vendidos como esclavos.

Era conocida la admiración de Tegeo por la escultura griega antigua y por la obra de Rafael Sanzio; en ambos casos, el pintor mostrará la impronta en su faceta de retratista. Pintó así, a Isabel II y a su marido Francisco de Asís; a los Duques de San Fernando, Don Pedro Benítez y su hija María de la Cruz o La Familia Barrio, que después se dividiría en dos partes: La familia Barrio y el retrato de Mariano Facundo Barrio García.

Los duques de San Fernando de Quiroga, óleo sobre lienzo, 55 x 42 cm, siglo XIX

La familia Barrio, óleo sobre lienzo, 111,5 x 82 cm, hacia 1839. Museo del Prado

Mariano Facundo Barrio García, óleo sobre lienzo, 56 x 46 cm, hacia 1839 

Ángela Tegeo, óleo sobre lienzo, 49 x 42 cm, hacia 1832

Ángela era la hija mayor del pintor y de su esposa María de la Cruz Benítez Bragaña, a quien conocemos por otro retrato, también conservado en el Museo del Prado y que veremos acto seguido.

Es curioso observar que la niña no juega con un típico muñeco bebé, sino con una muñeca, modelo de mujer en miniatura, de las entonces llamadas lady de biscuit, que aparece vestida con el atuendo y todos los complementos femeninos de moda en la época.

María de la Cruz Benítez Bragaña. –Esposa de Tegeo y madre de Ángela-, 1827. Museo del Prado

Se cree que Tegeo y María Cruz se casaron en 1828, cuando el pintor, dando por terminada su estancia en Italia, se estableció en Madrid.

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Isabel Aragón de Escolar, 1854. Luis Ferrant y Llausás

Luis Ferrant hizo pocos retratos, pero, al parecer los realizó con gran sensibilidad y precisión artística. Este retrato de Isabel de Aragón mantiene líneas propias del barroco español, aunque, al parecer, tamizadas por las tendencias de los artistas franceses, sobre la estela de Ingres, aunque sin abandonar cierta tradición originada en Zurbarán y sus exclusivos recursos luminosos, evidenciados aquí en la manga del brazo izquierdo, por ejemplo. Variedad de fuentes, pues, en el origen de este retrato, ligero en su apariencia, y muy rigoroso en su hechura.

Sin embargo, a pesar del innegable dominio del pintor, una vez más, y tal como se explica en la web del Museo del Prado, siguiendo el estudio de G. Navarro, en El retrato español en el Prado. De Goya a Sorolla; en realidad, durante buena parte del siglo XIX fueron muy pocos los artistas que supieron captar ajustadamente a los niños en sus retratos, y fue bastante común que adoptaran poses y ademanes de adultos. 

Isabel Aragón Rey, se casaría con Nicolás Escolar y Sáenz-López, un prestigioso médico madrileño, pariente cercano del político Práxedes Mateo-Sagasta y Escolar, el liberal, que fue varias veces presidente del gobierno. 

Luis Ferrant y Llausás, 1864. De Alejandro Ferrant y Fischermans (1843–1917)

Nacido en Barcelona, en 1806, en el seno de una familia de artistas, empezó su aprendizaje en Madrid, en 1822, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando con Juan Antonio Ribera, donde pronto mostró especial interés por los temas históricos y mitológicos. Terminó su preparación el curso de 1830-1831 viajando entonces a Roma junto con su hermano Fernando, gracias a una dotación económica concedida por el infante don Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza

Sebastián Gabriel de Borbón y Braganza. Museo Romanticismo. Madrid

En Italia realizó para su protector diversas pinturas de tema histórico y religioso. A su vuelta a España, en 1842, mantuvo la protección del infante, para quien realizó algunas escenas alegóricas y de exaltación de su estirpe familiar. 

Tras su nombramiento como académico de la Academia de Bellas Artes de Nápoles, siguió, en 1848, el de pintor de cámara de la reina María Cristina, así como el nombramiento de profesor ayudante de estudios elementales de San Fernando hasta que, en 1857, fue nombrado profesor numerario y, finalmente, supernumerario, en 1861. 

En 1848 colaboró, con otros pintores, en el proyecto de José de Madrazo –director entonces del Museo del Prado-, en la Serie cronológica de los reyes de España, aportando Ferrant, la imagen idealizada de Sancho IV el Bravo


Se casó con la viuda de su hermano Fernando y mantuvo la saga de los Ferrant, a través de su sobrino e hijastro, Alejandro, y su sobrino nieto, Ángel Ferrant.

Luis Ferrant - Alejandro y Luis Ferrant y Fischermans, los sobrinos del pintor
Museo del Romanticismo, Madrid

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Manuel y Matilde Álvarez Amorós. Joaquín Espalter y Rull
1853. Óleo sobre lienzo, 159 x 126 cm.

Calificado como un lienzo del mejor estilo de Espalter y, también, del retrato infantil catalán, representa el denominado purismo tardo romántico.

Ambientado en un jardín, muestra el dominio, casi virtuoso, de la calidad en la reproducción de las telas. como hemos visto en otros casos.

Joaquín Espalter y Rull, Sitges, 30.09.1809 — Madrid 16.01.1880, destacó esencialmente en la creación de numerosos cuadros históricos.

Nació en Sitges, cuando sus padres intentaban alejarse de los escenarios de la Guerra de la Independencia. Posteriormente, fue enviado a Montpellier, para estudiar Comercio, pero en 1823, de nuevo en Barcelona, se dedicó ya exclusivamente a la pintura.

A finales de 1829 viajó a París, donde estudió con Antoine-Jean Gros, con quien aprendió el empleo del color. En 1833 se estableció en Roma, con Pau Milà i Fontanals, Claudio Lorenzale y Pelegrín Clavé. 

Admirador de Fra Angélico y de Giotto, copió varias de sus obras. Visitó Toscana y los Estados Pontificios, y en 1839 participó en la Exposición de Bellas Artes de Florencia, donde presentó las obras, Dante y Virgilio y Melancolía de un corazón joven.

En 1842 se estableció en Madrid y al año siguiente fue hecho académico de San Fernando, nombramiento al que siguieron los de Pintor Honorario; Pintor de Cámara de Isabel II, y Profesor de Dibujo de la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado, en 1860. 

Junto con Federico de Madrazo y Eugenio Ochoa, fundó la revista artística El Renacimiento, en 1847, que, al igual que otras de la época, también tuvo una existencia muy breve.

La familia de Jorge Flaquer. Museo del Romanticismo. Madrid

Aunque también se le valora la faceta de retratista, su celebridad se cimentó, en buena parte en la de creador de pinturas murales, entre ellas, las del Teatro Español (1848), el techo de la Universidad Central (1853-1858), y el Palacio de Congreso de Diputados

Retrato de las niñas de la familia Coronas –Joaquina, Mercedes, Rosa y Gertrudis-. Oleo lienzo, 211x136 cm.

Como retratista, Espalter se definió como prerrafaelista, no romántico.

Pintó, por encargo del rey consorte, Francisco de Asís de Borbón, dos cuadros de historia, Primera entrevista de Colón con los indios y El suspiro del moro, que presentó a la Exposición Universal de París en 1855. 

Colaboró con sus ilustraciones en la edición de El Quijote de 1859, junto con Ferrant, Madrazo, Ribera y Fieve y otros artistas, así como en la Historia de la Villa y Corte de Madrid de José Amador de los Ríos y Juan de Dios Rada (1860-1864).


Su pintura se caracteriza por un dibujo muy académico, más trascendente que el color, y por su carácter realista. Se consideró su obra más representativa, La era cristiana, de 1871.

La Era Cristiana, 1871. Museo de Arte de Gerona

Espalter i Rull Murió en Madrid el 16 de enero de 1880, a los setenta años.

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