jueves, 4 de abril de 2019

BERTHE MORISOT -1-



Berthe Morisot Berthe Morisot au bouquet de violettes 
- Con ramito de Violetas. 
Édouard Manet (1872) Orsay.

Paul Valéry en 1932: "Yo no pongo nada en la obra de Manet por encima de cierto retrato de Berthe Morisot, fechado en 1872". Catálogo de la Retrospectiva de L’Orangerie.
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Degas -fotógrafo-: Renoir y Mallarmé. 1895
Anotación de Paul Valéry

Esta fotografía me la dio Degas, del que se ve el aparato fotográfico y su fantasma en el espejo. Mallarmé está de pie detrás de Renoir sentado en el diván. Degas les infligió un posado de 15 minutos a la luz de nueve lámparas de petróleo. La escena se produce en el cuarto piso de la calle Villejust, 40. En el espejo se ven las sombras de Mme. Mallarmé y su hija. La ampliación es de Tasset. Fdo. Paul Valéry.

La fotografía fue hecha en casa de Julie Manet, en diciembre de 1895. Julie es la hija de Berthe Morisot, la extraordinaria pintora de la que vamos a ocuparnos.


Edgar Degas, Auguste Renoir, Stephane Mallarmé y Paul Valéry, cuatro grandes del arte y la literatura, aparecen, sencillamente, jugando a hacer o hacerse fotografías. Pero consideremos también las dos imágenes en segundo plano, reflejadas en el espejo a la derecha; podrían representar todo un firmamento de mujeres en la sombra -fantasmas-, como dice Valéry-, ya sea en la pintura, en la música, en la literatura, etc., a las que vamos a referirnos, en muchos casos, como se puede; en tanto en cuanto estuvieron cerca de los grandes nombres, porque esa es la documentación que existe, pero que no refleja sus méritos, sobradamente reconocidos, ya que, por alguna razón, los siglos XIX y XX han evitado integrarlas en la Historia del Arte y de la Cultura. ¿Por qué?

Podríamos haber empezado por la gran Sofonisba Anguissola, la maestra de pintura contratada por Felipe II para enseñar a su esposa, Isabel de Valois, pero vamos a atenernos al universo Impresionista-Simbolista, que se produjo ayer mismo y que hoy se sigue admirando. El trabajo es largo y arduo; sólo con respecto a la pintura o al entorno Impresionista, hay más de un centenar de pintoras, algunas muy buenas, apenas conocidas. Juzguemos por la calidad de sus obras y tratemos de deducir cual pudo ser la causa que hizo que pasaran injustamente a ser relegadas al olvido. Me atrevería a decir que los pintores Impresionistas se encuentran entre los más populares hoy mismo; pero ¿dónde quedaron sus compañeras?

Afortunadamente, la vida, como las mareas, devuelve todo a la playa; a veces aporta verdaderas joyas, imprescindibles para el estudio de la Historia, y, a veces, devuelve mucho dolor.

Docenas de sombras, pues, o fantasmas, están volviendo a la orilla y son iluminadas por el cálido sol de la cultura, que nos ennoblece a todos.
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Berthe Morisot fue una mujer tan silenciosa como sonora es su pintura, en la que cada pincelada es una serena exclamación que alcanza al espectador al que impresiona profundamente. A pesar de su aparente sencillez, su obra es compleja, delicada y enérgica, vigorosa, sabia y sensible, expresiva y tierna, apacible, luminosa y persistente… es, en definitiva, Berthe Morisot.

Berthe Marie Pauline, nació el 14 de enero de 1841 en Bourges. Su padre, Edmé Tiburce Morisot (1806-1874), era Prefecto del Departamento del Cher, y su madre, Marie-Joséphine-Cornélie Thomas era, por cierto, sobrina nieta de extraordinario pintor Jean Honoré Fragonard.

Fue la pequeña de tres hermanas; a la mayor, llamada Yves, (1838-1893) -casi siempre citada como Madame Théodore Gobillard, por su matrimonio-, la conocemos por un famoso retrato hecho por Edgar Degas, titulado, efectivamente, Madame Théodore Gobillard.

Edgar Degas - Madame Théodore Gobillard, 1869, es decir, Yves Morisot. MET

La segunda hermana, Edma (1839-1921), a su vez, citada como Mme. Pontillon, aprendió y practicó la pintura, igual que Berthe, a la que hizo un espléndido retrato cuando tenía 24 años. 

Edma Morisot: Berthe Morisot Pintando, 1865. Col. Priv.

Edma y Berthe, aprendieron y expusieron juntas, por primera vez, en el Salon de 1864, pero Edma dejó de pintar cuando se casó, cinco años después, en marzo de 1869, con el Teniente de Navío Adolphe Pontillon

El mismo año de su boda, Berthe le hizo dos retratos: en el primero -que después veremos detenidamente- aparece pensativa, sentada delante de un balcón.

En el segundo, también aparece sentada, con una sombrilla en la mano, en el puerto de Lorient, donde su marido estaba destinado. Aparece en el catálogo de la exposición French Paintings (Collections Mellon) de la, National Gallery of Art, Washington de 1966. 

Berthe Morisot: Edma, su hermana, sentada en un parque, 1864. 
Acuarela. National Gallery of Art, Washington DC.

Berthe Morisot: Retrato de Madame Edma (Morisot) Pontillon, 1871. Orsay

Yves, Edma y Berthe, tenían también un hermano, nacido el 11 de diciembre de 1845, del que poco se sabe, excepto que se llamaba Tiburce como su padre, y que era Inspector de la Compañía Wagons-Lits, cuando se casó, en octubre de 1887.

Tanto Edma como Berthe, mostraron muy pronto su talento artístico, considerado en ciertos ambientes, incluso en el artístico, como algo inapropiado para ellas, hasta tal punto que su maestro, Joseph Guichard, se sintió obligado a advertir a su madre, a través del padre: Con personas de la capacidad de sus hijas, no es una sencilla aprobación de su talento lo que mi enseñanza les va a procurar; se convertirán en pintoras. ¿Se dan bien cuenta de lo que esto quiere decir? En un medio de la alta burguesía como es el suyo, esto será una revolución; casi diría, una catástrofe. ¿Están seguros de que no me maldecirán algún día?

El maestro Guichard se refería a la madre, porque había sido ella quien envió a sus hijas al estudio de pintura, precisamente, para dar una alegría a su marido, que, por entonces, prestaba servicio en el Tribunal de Cuentas, pero que había estudiado arquitectura y era pintor amateur.

Según los recuerdos de su hermano, las enseñanzas del primer maestro de Berthe y Edma, Geoffroy-Alphonse Chocarne, fundamentalmente, neoclásico, no gustaba mucho a sus hermanas, pero como la Escuela de Bellas Artes, era inaccesible a las mujeres, la señora Morisot, recurrió a Joseph Guichard, que sí fue del agrado de sus dos alumnas.

Con todo, después de conocer a otros copistas en el Louvre, en especial, a Fantin-Latour, se entusiasmaron con el método innovador de Horace Lecoq de Boisbaudran (1902-1897), que empleaba técnicas originales, muy novedosas, evitando, por ejemplo, la copia y desarrollando la memoria visual como método personalizador de lo observado. A partir de entonces, Edma y Berthe pidieron a Guichard que les enseñara a pintar al aire libre, a cuyo efecto, este las puso en manos del paisajista Achille Oudinot, que, en ocasiones, delegaba la tarea en su amigo: Jean-Baptiste Camille Corot.

Fantin-Latour y Horace Lecoq de Boisbaudran

Achille Oudinot: Paisaje con mujer entre dos luces (1869), y Camille Corot

Los Morisot alquilaron una casa en Ville-d’Avray, en las proximidades de París, durante el verano, para que Edma y Berthe pudieran continuar su aprendizaje con Corot, que pronto se convirtió en un personaje familiar, pero como era opuesto a toda forma de enseñanza tradicional, no se sabe si él mismo dio muchas clases a las niñas, pero parece evidente que Berthe adquirió la claridad de sus tonos, la preferencia por los trazos aparentes de pincel, o el gusto por los pequeños estudios de paisajes.

En 1863 se produjo un acontecimiento que marcó la historia del arte. El Salón de Pintura y Escultura aceptó las telas de Corot, pero rechazó a la mayor parte de los 5.000 artistas que se habían presentado. 

Se produjo tal escándalo, que el emperador –Napoleón III, recién elegido-, se vio obligado a abrir otro salón, que sería conocido como el Salón de los Rechazados -Salon des Refusés. El suceso inspiró, incluso, el argumento de una novela de Émile Zola.

Catálogo de Rechazados de 1863

“Numerosas reclamaciones han llegado al emperador con respecto a las obras de arte que han sido rechazadas por el jurado de la Exposición. Su Majestad, queriendo dejar que el público juzgue la legitimidad de estas reclamaciones, ha decidido que las obras de arte que han sido rechazadas serán expuestas en otra parte del Palacio de Industria.” 

París, 14 de mayo de 1863.

Todavía el Catálogo de 1865 contiene 687 obras de rechazados, que se expusieron en el Salon Anexe del Palais des Champs Elysées, el 15 de mayo de 1863, entre las cuales podemos encontrar algunos nombres muy llamativos. Ya no sorprende, pero este catálogo también presenta una larga nómina de mujeres.

FANTIN-LATOUR (Henri). 157. Paysage.
HANNEQUIN (Léonide); élève de Rosa Bonheur et de madame Toupillier, né à Briare. 215. Fruits; aquarelle…
MANET (Edouard), 69, rue de Clichy. 362. – Un peintre étudiant une tête de mort. 363. Le Bain.
REGNAULT (Thomas-Casimir), 483. 484.
ROUSSEAU, (Henri), 498. 499.
BRACQUEMOND. 657,658
KELLER (mademoiselle D. Gabrielle), élève de mademoiselle Rosa Bonheur (Grabados) 670.- Tête de cheval d’après Rosa Bonheur. 3 obras.
MANET (Edouard), (Grabados) 674. Les Petits cavaliers, d'après Velasquez. 675. Philippe IV, d'après Velasquez. 676. – Lola de Valence.
REGNAULT (Thomas-Casimir). (Grabados) 3 obras.

(Catalogue des ouvrages refusés par le Jury de 1865. Fuente: Gallica, BNF)

El nuevo sistema permitió a algunos artistas acceder al éxito y la celebridad, como Edouard Manet, que expuso su celebérrimo Déjeuner sur l’herbe, desencadenando una de las polémicas más violentas de la Historia del Arte en el siglo XIX. 

La exposición de los Refusés, no tuvo continuidad los años siguientes, pero reapareció en 1884, con la creación del nuevo Salon des Indépendants, organizada por la Societé des Artistes Indépendants, para que todos los artistas pudieran presentar su obras libremente, sin someterse a la apreciación de un jurado. La divisa del Salón, “Sin jurado ni recompensas”, respondía al deseo mayoritario de libertad para la creación y hoy mantiene el mismo principio.

El escándalo de 1863 tampoco impidió que las hermanas Morisot preparasen su primer envío al Salón, en 1864, año en que conocieron a Charles-François Daubigny, precursor del Impresionismo, de la Escuela de Barbizon; a Honoré Daumier, pintor y escultor realista, y al escritor Émile Zola.

Daubigny – Daumier - Zola

Berthe Morisot fue admitida con dos telas: Souvenir des bords de l'Oise y Un vieux chemin à Auvers, y Edma con una escena al estilo de Corot, una influencia que los críticos se limitaron a hacer notar, porque, en general, la participación de las hermanas, apenas llamó la atención.

Berthe Morisot: Souvenir au bord de l'Oise
Recuerdo a la orilla del Oise

Berthe Morisot: Un vieux chemin à Auvers
Viejo Camino en Auvers

Sin embargo, la obra enviada por Berthe Morisot al Salón, ya en 1865, fue destacada por Paul Mantz, crítico de arte de la Gazette des Beaux-Arts, que vio en ella «mucha franqueza y sentimiento en el color y la luz», una apreciación que contrasta con la que recibiría en 1881, con unas pinturas en las que ya mostraba un estilo mucho más audaz. Lo cierto, es que hasta 1867 Berthe estuvo presentando obras que no destacaban ni molestaban, como La Brémondière, una escena hoy desaparecida. 

La primera obra considerada maestra, con la que el talento de la artista asombró a críticos y espectadores, fue la Chaumière en Normandie.

Chaumière en Normandie – Cabaña en Normandía. (Collection particulière).

Más adelante, en el transcurso de sus prácticas de copia en el Louvre, las hermanas conocieron a Édouard Manet, que también figuraba entre los copistas. Además, por entonces, sus padres empezaron a organizar veladas a las que asistían los dos hermanos Manet con su madre, que también las organizaba en su casa, con asistencia de los Morisot. Todos ellos se reunían también en las del señor de Gas, cuyo hijo, Edgard, transformaría el apellido en Degas. Entre los más destacados hasta la actualidad, asistían, Charles Baudelaire (Poeta), Emmanuel Chabrier (Músico), Charles Cros (Poeta e inventor), James Tissot (pintor y grabador) y Pierre Puvis de Chavannes (pintor).

Charles Baudelaire y Emmanuel Chabrier.
Charles Cros, James Tissot y Pierre Puvis de Chavannes.

Aquella burguesía de vanguardia era muy mundana y los chismes corrían en todas direcciones. Por la señora Loubens, por ejemplo, –muy conocida, al haber sido retratada por Degas-, se supo que este último había estado enamorado de Edma y que Manet había expresado públicamente su admiración por el trabajo de la joven artista.

E. Degas: Retrato de Mademoiselle Lisle y Madame Loubens. 

El salón de los Morisot era asimismo frecuentado por un notable número de solteros, entre los cuales se encontraba Jules Ferry, el político ante el cual, Tiburce Morisot -padre-, denunció el peligro que para él representaba el barón Haussmann con sus grandiosos proyectos urbanísticos, que, sin embargo, dieron paso a la modernización de la capital francesa, que se produjo entre 1852 y 1870, durante la presidencia de Napoleón III.

Jules Ferry / J. E. Haussmann

Tanto Berthe como Edma confiaron sus obras al marchante Alfred Cadart, en el que habían puesto unas esperanzas, que, al parecer, este decepcionó sucesivamente. Aquel desencanto no preocupó demasiado a la madre de las artistas, quien, a pesar de su sincero interés artístico, más que la carrera pictórica de sus hijas, para entonces, le inquietaba la elección de sus respectivos maridos.

Yves se casó en 1866, con Théodore Gobillard, un funcionario, que había perdido un brazo en la campaña de México.

Edma, por su parte, también se casó, en 1869, con Adolphe Pontillon, oficial de marina y amigo de Édouard Manet.

En cuanto a Berthe, tardó un poco más, pero también se casaría, en 1874, con Eugène Manet, como sabemos, hermano de Édouard Manet, quien parece encontrarse en todas partes, en el transcurso de la biografía de nuestra artista.

Paisaje (acuarela), 1867, nuevo estudio de Chaumière en Normandie (1865). Berthe Morisot.

Después de pasar un último verano con sus hermanas en Bretaña, en casa de Edma, Berthe inició una carrera más independiente. Hizo una Vista de la Rivière de Pont-Aven en Roz-Bras, que expuso en el Salón de 1868, al que todavía se presentó también Edma

Berthe Morisot. Vista de la Rivière de Pont-Aven en Roz-Bras

La mayor parte de la crítica –exceptuando a Émile Zola, el gran defensor de Manet-, ignoró las obras de Berthe y Edma Morisot aquel año. Es un hecho, que, en aquel momento, el desprecio hacia el trabajo de las mujeres pintoras, había llegado al máximo de su expresión; de hecho, el mismísimo Manet escribió a Fantin-Latour:

«Soy de su opinión, las señoritas Morisot son encantadoras, es lamentable que no sean hombres. A pesar de todo, podrían, como mujeres, servir a la causa de la pintura casándose, cada una con un académico, para poner alguna discordia en este mundillo tan vetusto”.

A pesar de todo, Berthe continuó pintando. En 1869 visitó a su hermana y volvió con una Vue du petit port de Lorient.

Berthe Morisot: Vue du petit port de Lorient, National Gallery of Art de Washington. Vista desde el puertecito de Lorient.

Y durante la misma visita, hizo un retrato de Edma, que tituló Jeune femme à sa fenêtre –Madame Pontillon-. Joven a la ventana. Retrato de la Sra. Pontillon

Berthe Morisot: Jeune femme -Edma- à sa fenêtre (Madame Pontillon), 1869. National Gallery of Art

Para este retrato, se afirma que Berthe adoptó un estilo que recordaba una escena de género, del artista belga Alfred Stevens (1823-1906), pero adoptando una grande y personal libertad en su interpretación.

Alfred Stevens: Sinfonía en verde 

Por las mismas fechas, Manet estaba haciendo un cuadro relativamente parecido, aunque de mayor formato, pero tuvo muchas dificultades al tratar la cara de su modelo, Eva Gonzalès, que quería convertirse en su alumna por aquella época. Muchas veces lo volvió a empezar, pero siempre, con una gran frustración, que, al parecer solía volcar en la crítica a la obra de Berthe, a pesar de que la elogiaba calurosamente. 

Edouard Manet: Eva Gonzales, 1870

Al final, su retrato fue admitido en el Salón de 1870, coincidiendo con una nueva obra de Berthe; también de tamaño más grande, que representaba a su madre y a Edma, y que tituló Madame Morisot et sa fille, Madame Pontillon, subtitulado, La Lecture

Berthe Morisot: La Lecture (intitulé aussi: Madame Morisot et sa fille, Madame Pontillon) (1869-1870). Nat. Gal. Washington
La Lectura, también titulada: Mme. Morisot y su hija, Mme. Pontillon.

Parece ser que Manet intervino excesivamente en la realización de esta pintura, algo que disgustó profundamente a la señora Morisot –madre-, quien, el 28 de marzo de 1870, escribía: “Por lo que a mí respecta, encontré atroces las mejoras que Manet infligió en mi cabeza. Al verla en aquel estado, Berthe me decía que prefería ver la pintura en el fondo del río, antes de que fuera aceptada”. 

Realmente, Berthe no estaba muy conforme con las intromisiones del pintor sobre esta tela, que ella retocó discretamente antes de enviarla al Salón. Se dice, sin embargo, que los críticos estaban al corriente del hecho, por lo que mantuvieron un discreto silencio al respecto, algo que irritó profundamente al artista. En cuanto a Berthe prefirió olvidar el episodio y mantuvo su amistad con el maestro.

Lo cierto, es que Manet mostró frecuentemente una notoria tendencia a apropiarse de Berthe, a la que ya había hecho posar, para su obra, Le Balcon, eligiéndola frecuentemente como modelo, en especial, a partir de su compromiso con Eugène Manet, y más aún, después de su matrimonio, en 1874.

Édouard Manet: Le Balcon. 1868/69. Orsay
(Berthe en primer plano).

El 19 de julio de 1870, estallaba la guerra Franco Prusiana y los hermanos Manet, Degas, Bracquemond y otros artistas, se unieron a la Guardia Nacional. En un principio, Berthe aceptó ir a Saint-Germain-en Laye con su madre, pero poco después fue a Cherbourg a visitar a su hermana Edma. Allí podía pintar y no quiso abandonar Francia a pesar del riesgo. Volvió a París unos meses después, justo cuando los enfrentamientos se intensificaban en los alrededores de la capital y el hambre se hacía presente. Al final, Berthe enfermó y tuvo que abandonar la pintura, bien a su pesar, aunque ese año, terminó varios lienzo de carácter familiar, como, La cuna (1871).

Berthe Morisot: La Cuna, 1872. Orsay

En Cherbourg también pintó, Le Port de Cherbourg, 1871; la Femme et enfant assis dans un pré, 1871, y Au Bord de la forêt, 1871.

Le port de Cherbourg, 1871. Yale University Art Gallery, New Haven, CT, USA

Femme et enfant assis dans un pré, 1871
Mujer e hija sentadas en un prado

Au Bord de la forêt, 1871.
Al final del bosque

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Prácticamente desde el primer momento, Berthe contó con el respeto y la admiración de sus colegas impresionistas, de los que algunos, con sus diversos caracteres, llegaron a ser muy buenos amigos de la artista; además del que sería su cuñado, Édouard Manet, que era considerado en general, como el más “mundano”, estaba también, Edgar Degas, tenido por el más “sombrío”; Pierre-Auguste Renoir, el más “sociable”, y Claude Monet, el más “independiente”. 

Por último, aunque no en importancia, sino porque sus preferencias se dirigieron a las letras, estaba también el gran Stéphane Mallarmé.

Manet y Degas

Renoir y Monet

Stéphane Mallarmé (Renoir).

Con los artistas citados, además de Alfred Sisley y Camille Pissarro, se creó el grupo de vanguardia autodenominado «Artistes Anonymes Associés», que posteriormente, se convertiría en la Société Anonyme des Artistes Peintres, Sculpteurs et Graveurs, que reunió a los principales impresionistas. 

Sisley y Pissarro

En la carrera artística de Berthe Morisot es difícil distinguir transiciones concretas en su evolución artística, porque ella misma destruyó toda su obra de juventud. En todo caso, en su última época, se perciben influencias de Manet y, acaso también de Renoir, sin que ninguno de los dos muestre, sin embargo, una impronta evidente, ni exclusiva en su pintura.

Lo que sí es cierto, es que Berthe creó una gran colección. Tras su fallecimiento, la galería Durand-Ruel organizó una retrospectiva, en la que, entre óleos, acuarelas, pasteles, dibujos y esculturas, había más de cuatrocientas piezas.

En 1983, Elizabeth Kennan y C. Douglas Lewis, en nombre, respectivamente del Mount Holyoke College -cuatro de sus mecenas eran coleccionistas de la obra de Morisot-, y de la National Gallery of Art, decidieron celebrar el aniversario del College, organizando una retrospectiva de Morisot en el Museo, a través de la cual, la pintora tuvo el reconocimiento que hasta entonces no había recibido, a causa de su condición femenina. (Sophie Monneret).

Llegado el siglo XXI, el reconocimiento se hizo pleno, como demuestran diversas exposiciones. 

En 2002, la Fondation Gianadda de Martigny organizó una en Lille, a la que siguió otra, en 2012, en este caso, por iniciativa del Musée Marmottan, abierta desde mayo hasta agosto, y que constituyó el primer reconocimiento retrospectivo de la artista en París, desde hacía casi cincuenta años. 

Por último, gracias a un importante acuerdo de préstamo con el Musée Marmottan Monet de París, el Museo N. Thyssen-Bornemisza de Madrid, presentó, por primera vez en España, una exposición monográfica dedicada a la artista, del 15 de noviembre de 2011 al 12 de febrero de 2012.

La Exposición "Berthe Morisot" en el Palais des Beaux-Arts de Lille, desde el 10 de marzo, al 9 de junio de 2002.
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