Vincenzo Camuccini. 22 de febrero de 1771 - 2 de septiembre de 1844.
Pintor italiano de cuadros religiosos y de historia, de estilo neoclásico. Fue considerado el primer pintor académico de su época en Roma.
Camuccini nació en Roma y primero le formó su hermano Pietro, un restaurador de cuadros, y Borubelli, un grabador. También recibió formación con Domenico Corvi. Hasta casi los treinta años de edad, se dedicó principalmente a copiar antiguos maestros. Como pintor original, Camuccini pertenece a la escuela neoclásica, alimentada en Roma por Anton Rafael Mengs.
La primera obra independiente importante de Camuccini, acabada alrededor de 1798, fue un gran lienzo sobre La muerte de César, que llevó a la afirmación de que Camuccini podía haber resultado influido por el estilo y los temas romanos clásicos de David; pero es más probable que ambos surgieran del creciente interés neoclásico hacia imágenes de y derivadas de temas grecorromanas.
En 1800, la Santa Sede le encargó una Incredulidad de Santo Tomás (copia de mosaico). En 1806, Gaspare Landi recibió un encargo para dos grandes lienzos para la capilla de la Virgen del Rosario en la iglesia de San Juan en Piacenza. Al final, el encargo se repartió con Camuccini quien pintó una Presentación en el Templo. Los lienzos de los dos artistas se acabaron a principios de la primavera de 1806, y fueron expuestos uno junto al otro en el Panteón en la Pascua de aquel año.
Unos pocos años después, fue invitado a Múnich y París, el gobierno de este último había pedido un cuadro sobre la Batalla de Ratisbona, pero pidió y obtuvo otros temas. En París, conoció a Napoleón, David, a Perodet, Gros, Regnault y M. Gérard.
Cuadros suyos de la historia clásica grecorromana son:
• Horacio Cocles.
• Rómulo y Remo.
• Partida de Régulo hacia Cartago.
• La muerte de Virginia.
• Continencia de Escipión.
• La muerte de César.
Otros:
• Incredulidad de santo Tomás reproducido en mosaico en San Pedro de Roma.
• Presentación en el Templo para San Juan en Piacenza.
• La muerte de la Magdalena.
• El enterramiento pintado para Carlos IV de España.
• La aparición de Cristo en el Limbo (1829)
• Conversión de san Pablo (1834) para la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma.
También pintó un Compromiso de Psique y, junto con Landi, pintó, al fresco, el techo del Palacio Torlonia.
Como pintor de retratos logró considerable apreciación; entre lo mejor que produjo están los del Papa Pío VII (hoy en la Galería en Viena); el Conde de Blacas, embajador de Francia en la Santa Sede; el rey la reina de Nápoles; la Condesa Sehouvaloff; y la Condesa von Dietrichstein (1829). Algunas de sus obras fueron grabadas por Bettelini, y algunos cuadros, litografiadas por Scudellari, y publicadas bajo el título de I Fasti principali della Vita di Gesú Cristo, con texto en italiano y francés en Roma, en 1829.
Camuccini fue nombrado inspector general de los Museos del Papa, y de la Fábrica de Mosaicos, y director de la Academia Napolitana de Roma. Fue miembro del Instituto de Francia, durante algunos años presidente de la Academia de San Lucas. El papa Pío VII le dotó del título de barón, con sucesión hereditaria, y el emperador Francisco I la orden de la Corona de Hierro. Murió en Roma en 1844.
Dedicó no pocos de sus recursos a la adquisición de una buena colección de objetos de arte. En 1856, la porción mayor de sus cuadros, hasta un número de setenta, fueron comprados por el duque de Northumberland, quien los llevó al castillo de Alnwick. Consistían principalmente en obras de maestros italianos que vivieron en los siglos XVI y XVII, con algunos ejemplos de una fecha más temprana, y unos pocos más de pintores holandeses y flamencos en el siglo XVII. Adquirió un probable Rafael conocido como la Virgen de los Claveles.
El 9 de septiembre de 1833, excavaciones en el Panteón sacaron a la luz la tumba de Rafael, y Camuccini recibió el encargo de dibujar el descubrimiento arqueológico, que hizo con precisión religiosa, como si se hubiera descubierto un nuevo mártir sagrado, pero esta vez por el arte.
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"Aquí yace Rafael. Mientras vivió, hizo temer a la naturaleza que fuera superada por él. Cuando murió, la naturaleza temió morir con él". Esta es la famosa inscripción que podemos encontrar en el Panteón de Roma, donde se encuentra enterrado uno de los grandes héroes del renacimiento, Rafael Sanzio. En 2020, se cumplieron 500 años de su prematuro fallecimiento, y esa tumba ha escondido durante siglos un secreto que, por fin ahora, ha conseguido ser resuelto: ¿está realmente enterrado el genio de Urbino allí?
Desde que Rafael muriera en 1520, existían muchas referencias históricas que aseguraban que el artista estaba enterrado en el Panteón de Roma, pero nada más que eso. Con el paso de los años, tanto la población como los expertos comenzaron a dudar de que Rafael estuviera descansando allí, un rumor que se ha ido extendiendo lo largo de los años hasta llegar a nuestra época, donde las dudas razonables continuaban existiendo. Por esa razón, coincidiendo con el quinto centenario de su fallecimiento, los expertos trataron de encontrar la solución definitiva.
De hecho, las investigaciones por tratar de descubrir si Rafael se encuentra enterrado en esta histórica tumba se llevan realizando desde hace muchos años y, de hecho, la última realizada en el año 1833 ha sido definitiva para dar luz al misterio en la actualidad. Por entonces, en pleno siglo XIX, se decidió exhumar los restos de Rafael, rescatando de la tumba numerosos restos óseos que no solo presuntamente pertenecían al artista, sino que se especulaba que podrían corresponder algunos de sus discípulos. Fue el atomista Antonio Trasmondo quien se encargó de llevar a cabo el análisis.
En aquella época, evidentemente las técnicas utilizadas eran mucho más rudimentarias que las actuales, por lo que las conclusiones que se obtuvieron no pudieron ser fiables al cien por cien, aunque ya se especulaba con que algunos de los restos encontrados efectivamente coincidían con las características físicas que tenía Rafael. Curiosamente, en aquella investigación el escultor Camillo Torrenti decidió hacer una copia exacta del cráneo del artista, que es el que actualmente se exhibe en el Museo Casa Natal de Rafael. Esa copia sería a la postre fundamental.
Dos siglos más tarde, los investigadores de Universidad Romana Tor Vegata han llevado a cabo el último estudio para tratar de comprobar si efectivamente Rafael se encuentra enterrado donde históricamente se cree. Para ello, utilizaron la réplica del cráneo realizado por Camillo Torrenti, que fue usada como base para un modelaje 3D con el que tratar de recomponer los rasgos faciales del artista. El resultado fue impresionante: la información resultante del modelo realizado por ordenador se corresponde casi en su totalidad con los numerosos autorretratos que se conservan de Rafael, así como otros retratos que sus discípulos la hicieron en vida.
O, dicho de otra manera, aquel cráneo que ya se investigó en el año 1833 es, sin ninguna duda, el de Rafael Sanzio. Los expertos de Tor Vergata concluyen que "los resultados finales obtenidos son coherentes y completamente coincidentes con el perfil de Sanzio que nos han transmitido la evidencia histórica y sus obras artísticas".
De igual manera, una investigación publicada en la revista de Sociedad Italiana de Medicina Interna considera que Rafael no murió de sífilis como el mito aseguraba. Los escritos de la época aseguran que la principal causa de la muerte está relacionada con una infección que le provocó altas fiebres, pero los expertos a día de hoy consideran que poco o nada tuvo que ver esta enfermedad sexual, y si posiblemente una neumonía complicada con las sangrías practicadas por los médicos de la época.
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BBC News Mundo
7 agosto 2020
En el Panteón de Agripa, tal vez la tumba más famosa de Roma, una vieja inscripción en piedra recuerda a uno de los grandes hijos de Italia.
"Aquí yace Rafael. Mientras vivió hizo temer a la naturaleza que fuera superada por él. Cuando murió, la naturaleza temió morir con él", reza.
Allí, durante todo este año, el gobierno de la capital italiana colocó una rosa roja cada día en honor al genio del Renacimiento.
• Cómo la Capilla Sixtina se convirtió de nuevo en el escenario de la rivalidad entre los maestros Rafael y Miguel Ángel
Pero más allá de las flores, la inscripción y las peregrinaciones de miles de turistas que llegaban cada día allí antes de la pandemia, una de las preguntas que más ha inquietado a los arqueólogos e historiadores a través de los siglos, es si Rafael Sanzio está realmente allí. O cuál de todos los restos de la tumba son los suyos.
Y es que antes de su prematura muerte en 1520 -se cumplen ahora 500 años-, el autor de los memorables frescos de "La Escuela de Atenas" que decoran el Palacio Apostólico del Vaticano pidió ser enterrado en el Panteón.
Más allá de las referencias históricas, no había ninguna certeza de que los restos del "divino" de Urbino estuvieran allí.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Roma Tor Vergata asegura haber dado con una evidencia concluyente.
"Hasta ahora (…) no había certeza de que los restos encontrados y conservados en el Panteón eran realmente los de Sanzio", aseguró en el sitio web de la universidad Mattia Falconi, profesor asociado de biología molecular y parte del equipo de investigación.
Pero una réplica de un cráneo de hace más de un siglo y una moderna tecnología de animación en 3D ayudaron a los expertos a obtener claves de que los restos de Rafael estaban, en efecto, en el lugar donde siempre se creyó.
¿Por qué generaba dudas el lugar del entierro?
Pese a la tradición, no había pruebas científicas o históricas consistentes de que los restos de Rafael estuvieran realmente en el Panteón.
Durante casi cuatro siglos fue una de las preguntas que inquietó en Italia, por lo que se realizaron sucesivas exhumaciones para tratar de identificar sus restos.
La última que se hizo fue 1833 y le fue encargada al anatomista Antonio Trasmondo, quien durante la excavación encontró numerosos entierros, entre ellos el de algunos de los alumnos de Rafael y muchos restos de esqueletos incompletos.
Después de semanas de análisis, con las técnicas rudimentarias de la época, Trasmondo concluyó que un cráneo encontrado guardaba similitudes con el que, según su criterio, debía pertenecer a Rafael, aunque con los años sus técnicas de análisis fueron puestas en tela de juicio.
No obstante, en aquel entonces, el escultor Camillo Torrenti realizó una copia en yeso del cráneo que actualmente se exhibe en el Museo Casa Natal de Rafael.
Casi dos siglos después, esa réplica se volvería decisiva.
¿Cómo se comprobó que era Rafael?
De acuerdo con el comunicado de la Tor Vergata, los expertos inicialmente definieron el perfil biológico de Sanzio para determinar características peculiares de su físico.
Luego, tomando como modelo la réplica del cráneo realizada en 1833, crearon una reconstrucción en 3D de la que sería la cara del artista, que murió prematuramente a los 37 años.
"La reconstrucción facial es una técnica interdisciplinar capaz de recrear con buena aproximación, basándose exclusivamente en la morfología del cráneo, el rostro de una persona en el momento de su muerte", explicó en el sitio de la universidad Cristina Martínez-Labarga, profesora de antropología forense.
Una vez que estuvo listo el modelo en 3D, lo compararon con los numerosos autorretratos que se conservan del artista y otros retratos que sus discípulos hicieron de él.
Finalmente, los científicos concluyeron que existía una "clara coincidencia" y "numerosas pistas
histórico-artísticas" que permitían afirmar que la réplica hecha hace un siglo era consistente con la forma del cráneo del genio de Urbino.
"Los resultados finales obtenidos son coherentes y completamente coincidentes con el perfil de Sanzio que nos han transmitido la evidencia histórica y sus obras artísticas", indicó Falconi.
Los expertos creen que este hallazgo allana el camino para futuros estudios moleculares de los restos de Rafael y para determinar algunas características de su físico dependientes del ADN, como color de ojos, cabello y tez.
¿Qué más se ha descubierto recientemente de Rafael?
Junto con Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, Rafael es considerado uno de los grandes genios del Renacimiento Italiano y el 500 aniversario de su muerte este año ha dado lugar no solo a exposiciones y homenajes, sino también a diversos estudios sobre el personaje.
En ese sentido, un estudio publicado el mes pasado por la Universidad de Milán-Bicocca descartó las que se consideraron por siglos como posibles causas de la muerte del artista: la malaria, la fiebre tifoidea o la sífilis.
La investigación, publicada en la revista de la Sociedad Italiana de Medicina Interna, señala que "las malas descripciones de esa época solo reportaban fiebre como causa de muerte", mientras que los rumores de una vida sexual excesiva "llevaron al mito de que padecía sífilis y que una enfermedad de transmisión sexual era la principal causa de muerte".
Basados en análisis históricos y testimonios de discípulos y amigos de Sanzio, llegaron a la conclusión de que la causa más probable de la muerte haya sido una neumonía, que se agravó como resultado de las sangrías que solían aplicar los médicos como remedio en aquel entonces.
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Según el libro del Génesis, aunque Dios le prometió a Abraham ser padre de naciones, Sara, su esposa, era estéril. Para ayudar a su marido a cumplir su destino, ella le ofreció a su esclava Agar como concubina. Agar se quedó embarazada de forma inmediata y comenzó a despreciar a su señora. Sara amargamente se quejó a su esposo, y éste le dijo que hiciera con su criada lo que quisiera. El duro trato que Sara le dio a Agar la forzó a huir al desierto con su hijo Ismael, donde encontró a un ángel que le anunció que sus hijos serían numerosos y le urgió a que regresara con su señora.
Después de este episodio, Sara concibe a Isaac, y tras nacer éste, según se relata en el Capítulo 21:8 y ss. del Génesis, Agar y su hijo Ismael fueron expulsados de la casa de Abraham y vagaron por el desierto de Beerseba, donde se quedaron sin agua. Al llorar el niño, se apareció un ángel que
llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. 21:18 Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. 21:19 Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho. 21:20 Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco. 21:21 Y habitó en el desierto de Parán; y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto.
El tema había sido tratado anteriormente por Claudio de Lorena, enfatizando el paisaje desértico.
En el cuadro de Tiépolo toda la tensión se centra en los personajes y sus miradas. Aparece Agar, sosteniendo a su hijo Ismael, deshidratado, y mirando suplicante al ángel, que se compadece del niño y les señala el camino de la fuente.
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