lunes, 13 de mayo de 2024

“temprano madrugó la madrugada,”

Miguel Hernández y Ramón Sijé

Miguel Hernández. 29 años.

Después de la Guerra Civil, Hernández fue condenado a muerte, aunque la pena fue conmutada por cadena perpetua. Durante el encarcelamiento, su salud se deterioró por la falta de atención médica adecuada. 

La Elegía a su amigo Ramón Sijé es estremecedora:


(En Orihuela, su pueblo y el mío, se 

me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, 

con quien tanto quería.)


Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas,

compañero del alma, tan temprano.


Alimentando lluvias, caracolas

y órganos mi dolor sin instrumento,

a las desalentadas amapolas


daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,

que por doler me duele hasta el aliento.


Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.


No hay extensión más grande que mi herida,

lloro mi desventura y sus conjuntos

y siento más tu muerte que mi vida.


Ando sobre rastrojos de difuntos,

y sin calor de nadie y sin consuelo

voy de mi corazón a mis asuntos.


Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada,

temprano estás rodando por el suelo.


No perdono a la muerte enamorada,

no perdono a la vida desatenta,

no perdono a la tierra ni a la nada.


En mis manos levanto una tormenta

de piedras, rayos y hachas estridentes

sedienta de catástrofes y hambrienta.


Quiero escarbar la tierra con los dientes,

quiero apartar la tierra parte a parte

a dentelladas secas y calientes.


Quiero minar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte.


Volverás a mi huerto y a mi higuera:

por los altos andamios de las flores

pajareará tu alma colmenera


de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas

de los enamorados labradores.


Alegrarás la sombra de mis cejas,

y tu sangre se irán a cada lado

disputando tu novia y las abejas.


Tu corazón, ya terciopelo ajado,

llama a un campo de almendras espumosas

mi avariciosa voz de enamorado.


A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero,

que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.


Elegía a Ramón Sijé (BVMC)

Ramón Sijé era el seudónimo de José Ramón Marín Gutiérrez. Nació en Orihuela el 16 de noviembre de 1913, a las 6 de la tarde, tuvo dos hermanos Justino (Gabriel Sijé) y Mariola. Estudió Derecho en Murcia, fue Premio Extraordinario de Licenciatura. Aunque Miguel Hernández y Ramón debían conocerse de vista, su relación se estrechó con la presentación de la revista Voluntad, el 15 de marzo de 1930. Fundó y dirigió la revista neocatólica El Gallo Crisis, que duró un año. Escribió La decadencia de la flauta y el reinado de los fantasmas (1935), inédito hasta 1973, editado por el Instituto de Estudios Alicantinos.

Esta elegía la compuso precipitadamente a la muerte de su amigo ocurrida el 24 de diciembre 1935, cuando tenía 22 años, a causa de altas fiebres por una peritonitis. La elegía fue considerada por los más afamados poetas de su tiempo. Miguel se hallaba en Madrid cuando se enteró por Vicente Aleixandre del luctuoso hecho, y escribió su famosa elegía, una de las más conmovedoras de la lengua española. A raíz de su publicación en el número de diciembre de la Revista Occidente junto a seis sonetos más a petición de José Ortega y Gasset, antes de ser incluido en el libro definitivo. Estos poemas publicados en tan prestigiosa revista, llamaron la atención del dulcísimo Juan Ramón Jiménez que escribió en su «encasillada torre» -expresión de Arturo del Hoyo- «Con la inmensa mayoría» del diario El Sol, febrero del 1936:

[...] En el último número de la Revista de Occidente, publica Miguel Hernández, el extraordinario muchacho de Orihuela, una loca elejía [g] a la muerte de su Ramón Sijé y 6 sonetos desconcertantes. Todos los amigos de la «poesía pura» deben buscar y leer estos poemas [...].

El rayo que no cesa, se encontraba en la imprenta de Altolaguirre cuando Miguel pidió que se incluyera en el libro, y es la antepenúltima composición, la número 29 del libro, queda antes del soneto final, puesto que sabemos que el libro salió el 24 de enero de 36. Tomando las notas de Agustín Sánchez Vidal, en estudio y prólogo del libro Perito en lunas. El rayo que no cesa, (pág. 180) nos dice:

Seguimos la primera edición (al igual que Losada). Cossío, sin embargo, sigue la aparecida en Revista Occidente, agrupando, en consecuencia, los tercetos 12 y 13 en una sola estrofa, e igualmente los tercetos 14 y 15 en otra; también, pone coma al final del verso 26, que suprimo siguiendo la primera edición.

El rayo recibió buenas críticas de Juan Ramón Jiménez que escribía en El Sol y Poeta a la vista. Miguel cabalga sobre el surrealismo.

Hemos de detenernos en la dedicatoria. En la edición de Losada con prólogo de José María Ballcels, escribe: «[...] a quien tanto quería». En la de Agustín Sánchez Vidal y otras sucesivas aparece «con quien tanto quería» Que en el original aparece con la preposición «con», y el significado, a pesar de que lo han explicado otros autores, que no son imprescindibles citar, por ser obvio, que cuando el poeta escribe «con quien tanto quería» nos hace una bisemia o juego de dos significados entre: «con quien tanto compartía»; «tanto quería». Recursos estilísticos o juegos que ya había empleado Miguel en la octava real III, o acertijo del toro, de Perito en lunas, con «luna y cuarto de la tarde». Entre cuarto de hora y cuarto de luna.

Simbología.- La cosmovisión poética de Miguel, es la de un mundo rural, donde se había criado y educado, un pueblo en la huerta del río Segura, un pueblo de luz mediterránea y católico. Influido por el mundo literario de Gabriel Miró a quien organizaron un homenaje.

La elegía está compuesta por 15 tercetos en endecasílabos y un serventesio final, en los que se aprecian diferentes estados de ánimo del poeta que evoluciona hacia una locura o éxtasis místico momentáneo.

Por ello empieza: «Yo quiero ser llorando el hortelano [...]». El poeta quiere ser el eterno hortelano de la parcela donde está enterrado su amigo. Y no quiere ser el hortelano por unas horas, sino eterno, ya que dice «y estercolas», evidentemente, hasta que su cuerpo se descomponga como el estiércol, elementos de los corrales de las cabras, sometido a cambios de temperatura y estados, porque el estiércol es un órgano vivo.

La segunda estrofa: «Alimentando lluvias, caracolas / y órganos mi dolor sin instrumento [...]». Se refiere a que el cadáver de su amigo sepultado será objeto de las tormentas que caigan sobre su tierra-tumba, la caracola es una concha marina que de antaño se usaba para llamar a los peones del campo a la comida, de hecho García Lorca usa este nombre muy frecuente, «ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino». De una estrofa de «La casada infiel». En «órganos mi dolor sin instrumento», se refiere, creemos, a instrumentos musicales de una iglesia, como música religiosa que nos elevan a un estado celestial. Quiere decir que ya no habrá órganos celestiales, de iglesias que le resuciten. 

«A las desalentadas amapolas», es evidente que las flores silvestres de los cementerios son las amapolas que se comerán a través de la savia el corazón de su amigo: «daré tu corazón por alimento». Aquí encontramos cómo el corazón del amigo servirá de alimento-estiércol para las raíces de las amapolas del cementerio.

Para recitarla la hemos agrupado por contenidos, es decir, no dividida necesariamente en tercetos. Como sucede en el segundo terceto, al cual le he unido el verso 7, y por lo tanto se convierte en un cuarteto abab. Y el siguiente terceto queda como un pareado, que es en realidad lo que es. Miguel estaba muy preocupado por el metro en sus poemas, quería la perfección y prefirió sacrificar el contenido ante lo estético, muy discutido hoy por los poetas actuales, que hemos abandonado la rima y los metros a favor del contenido.

Alimentando lluvias [...]

En el terceto quinto, he agregado una coma tras la «y» del último verso, y nos queda «[y, siento más tu muerte que mi vida]».

Con el terceto 12 y 13 he hecho lo mismo que con el anterior convertido en un cuarteto y en un pareado... queda así: Volverás a mi huerto [...]

El terceto 11, que acaba con el verso «y desamordazarte y regresarte», ha dado origen a comentarios sobre la locura de Miguel, puesto que está decidido a desenterrar el cuerpo del amigo fallecido para besarle la noble calavera, parece ser que habían jurado que el primero que muriera recibiría un beso en la frente del que quedara vivo.

Más adelante hay una ensoñación o un recuerdo de cuando ambos meditaban en su huerto bajo la famosa higuera que todavía se puede ver en la casa de la calle de Arriba. El terceto 15 lo resumo como que el recuerdo alegrará sus ojos y tu sangre dulce será disputada entre él (el poeta) contra su novia que habrán acudido sobre tu tumba a llorar y las abejas a libar el néctar de las amapolas a las que, ya el poeta dio «su corazón por alimento».

El serventesio final, creo entender que cita o requiere al alma de su amigo en las flores-rosas del almendro de nata-florecido, para hablar de muchas cosas de las que debieron hablar y no hablaron. Firma con la fecha 10 de enero de 1936, fecha en que debió darlo por acabado.

La ilustración representa a unas grandes amapolas alimentándose del corazón de Ramón Sijé, y las raíces de éstas abrazan la cruz iluminada de su tumba, que siempre estará encendida en la inmortalidad de esta incomparable elegía, hija de la inspiración y no del trabajo ni de la arquitectura poética.

♦♦♦

Miguel Hernández Gilabert. Orihuela, 30 de octubre de 1910-Alicante, 28 de marzo de 1942) fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, aunque mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como «genial epígono» de la generación del 27. Actualmente —y tras las interesantes aportaciones de A. Sánchez Vidal— se le asocia a la Escuela de Vallecas. 

Recordar a Miguel Hernández es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz! 

Pablo Neruda

Miguel Hernández era el tercer hijo de los cuatro que tuvieron Miguel Hernández Sánchez y Concepción Gilabert, y el segundo varón. Su familia se dedicaba a la cría de ganado caprino, lo que motivó que se trasladaran de la casa donde Miguel nació (calle San Juan, n.º 82) a una más grande y acorde con el negocio familiar (calle de Arriba, n.º 73), ubicada en las afueras y convertida en casa museo. Su padre aspiraba a ascender socialmente, logrando ser nombrado «alcalde de barrio»; su madre, por su parte, era una mujer enfermiza (padecía bronquitis crónica) y a menudo debía guardar cama.

Miguel fue pastor de cabras desde muy temprana edad. Fue escolarizado desde 1915 hasta 1916 en el centro de enseñanza «Nuestra Señora de Monserrat» y de 1918 a 1923 recibió educación primaria en las escuelas del Amor de Dios. En 1923 pasa a estudiar el bachillerato en el colegio de Santo Domingo de Orihuela, regentado por los jesuitas, que le proponen para una beca con la que continuar sus estudios, que su padre rechaza. 

En 1925 abandonó los estudios por orden paterna para dedicarse en exclusiva al pastoreo. Mientras cuidaba el rebaño, Hernández leía con avidez y escribía sus primeros poemas.

Por entonces, el canónigo Luis Almarcha Hernández inició una amistad con Hernández y puso a disposición del joven poeta libros de San Juan de la Cruz, Gabriel Miró, Paul Verlaine y Virgilio entre otros. Sus visitas a la biblioteca pública eran cada vez más frecuentes y empezó a formar un improvisado grupo literario junto a otros jóvenes de Orihuela en torno a la tahona de su amigo Carlos Fenoll. Los principales participantes en aquellas reuniones eran, además de Hernández y del propio Carlos Fenoll, su hermano Efrén Fenoll, Manuel Molina y José Marín Gutiérrez, futuro abogado y ensayista que posteriormente adoptaría el seudónimo de «Ramón Sijé» y a quien Hernández dedicó su célebre Elegía. Desde ese momento, Ramón Sijé se convirtió no solo en su amigo, sino también en su compañero de inquietudes literarias.

Los libros fueron su principal fuente de educación lírica, convirtiéndose en una persona totalmente autodidacta en este aspecto. Los grandes autores del Siglo de Oro: Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega y, sobre todo, Luis de Góngora, oficiaron como sus principales maestros.

Su pasión creciente por la escritura le lleva a pensar en comprar una máquina de escribir y dejar de molestar así al vicario, que era quien le pasaba a limpio sus versos. Eladio Belda, administrador del semanario social y agrario El Pueblo de Orihuela, le aconseja comprar una de segunda mano, portátil, de la marca Corona, cuyo precio es de 300 pesetas. Miguel Hernández estrena su máquina de escribir el 20 de marzo de 1931. A partir de entonces, subirá cada mañana al monte, hasta la Cruz de la Muela, con el hatillo al hombro y la máquina de escribir para componer poemas hasta altas horas de la tarde. 

El 25 de marzo de 1931, con tan solo veinte años, obtuvo el primer y único premio literario de su vida concedido por la Sociedad Artística del Orfeón Ilicitano con un poema de 138 versos llamado Canto a Valencia, bajo el lema Luz..., Pájaros..., Sol.. El tema principal del poema era el paisaje y las gentes del litoral levantino, en el que destacaba el mar Mediterráneo, el río Segura y las ciudades de Valencia, Alicante y Murcia. Cuando Hernández recibió la notificación de la consecución del premio, se apresuró a viajar a la ciudad ilicitana creyendo que recibiría un premio económico, pero fue acreedor tan solo de una escribanía de plata. 

Debido a la reputación que logró gracias a las publicaciones en varias revistas y diarios, el 31 de diciembre de 1931 viajó a Madrid, buscando consolidarse en la escena, acompañado de unos pocos poemas y recomendaciones. Introducido por Francisco Martínez Corbalán, las revistas literarias La Gaceta Literaria y Estampa lo ayudaron a buscar empleo, pero el intento no fructificó y se vio obligado a volver a Orihuela el 15 de mayo de 1932. No obstante, dicho viaje tuvo gran importancia, al permitirle conocer de primera mano la obra de la generación del 27, así como la teoría necesaria para la composición de su obra Perito en lunas.

Según Carlos Rodríguez Eguía, Miguel Hernández vivió pobremente desde mediados de diciembre de 1931 hasta mediados de mayo de 1932, en el número 4 de la calle Francisco Navacerrada del barrio de La Guindalera, en la zona más próxima a la calle Cartagena. Allí se encontraba la Academia Morante, donde Miguel Hernández ocupó una habitación, gestionada por su amigo oriolano Alfredo Serna García, profesor de la Academia. A cambio de la habitación sin derecho a comida, el poeta ejercía tareas de conserje.

En 1933 se publicó Perito en Lunas, su primer libro. Hernández fue invitado a hacer lecturas de su obra en la Universidad de Cartagena y en el Ateneo de Alicante el 29 de abril de 1933.

Tras aquel prometedor comienzo, marchó a Madrid por segunda vez para obtener trabajo, esa vez con mejor fortuna, pues logró ser nombrado colaborador en las Misiones Pedagógicas. Más tarde le escogió como secretario y redactor de la enciclopedia Los toros su director y principal redactor, José María de Cossío, que se convirtió en su protector y más ferviente sostenedor de su obra. 

Colaboró además con asiduidad en Revista de Occidente. Le dice a Josefina Manresa el 12 de febrero de 1936 que le ha dedicado El rayo que no cesa y que todos los versos son de amor, pensando en ella menos uno dedicado por la muerte de su amigo. Se presentó a Vicente Aleixandre e hizo amistad con él y con Pablo Neruda; este fue el origen de su breve etapa dentro del surrealismo, con aliento torrencial e inspiración telúrica. Su poesía por entonces se hace más social y manifestó a las claras un compromiso político con los más pobres y desheredados. 

En diciembre de 1935, como sabemos, murió su fraternal amigo de toda la vida, Ramón Sijé, y Hernández le dedicó su extraordinaria Elegía, que provocó el difícil entusiasmo de Juan Ramón Jiménez en una crónica del diario El Sol.

Al estallar la Guerra Civil, Miguel Hernández estaba en Orihuela. A su amigo José María de Cossío, con el que tenía tanto trato en Espasa-Calpe, le pide en carta del 25 de agosto que le gestione el poder cobrar la mitad de su sueldo mensual al ser asesinado el padre de su novia, Josefina Manresa, en Elda, por ser guardia civil. Es "enorme desgracia, por equivocación", y dejar a su mujer y a varios hijos, le afirma en esa carta. Hernández se alistó por entonces en el bando republicano. En el verano de 1936 también se afilió al Partido Comunista de España y desde comienzos de 1937 es comisario político militar. Hernández figuró en el 5º Regimiento, ejerciendo en él de comisario político y pasó a otras unidades en los frentes de la Batalla de Teruel, Andalucía y Extremadura. 

Su actividad de comisario político comunista en el Ejército le valdría la pena capital tras la guerra, luego conmutada. 

En plena guerra, logró escapar brevemente a Orihuela para casarse el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa. A los pocos días tuvo que marchar al frente de Jaén. En el verano de 1937 asistió al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, celebrado en Madrid y Valencia, donde conoció al peruano César Vallejo.

II Congreso internacional de escritores para la defensa de la cultura.

Viajó en 1937 en representación del gobierno de la república a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, donde permaneció del 1 de septiembre al 5 de octubre, y donde escribió tres poemas: “España en ausencia”, “Rusia” y “La Fábrica-Ciudad”, escrito este último en Járkov y semejante a la obra de Vladímir Mayakovski, el poeta leninista. Regresó en octubre para escribir el drama Pastor de la muerte y numerosos poemas recogidos más tarde en su obra El hombre acecha. 

El 19 de diciembre de 1937 nació su primer hijo, Manuel Ramón, que murió a los pocos meses de nacer, el 19 de octubre de 1938, y a quien dedicó el poema Hijo de la luz y de la sombra y otros recogidos en el Cancionero y romancero de ausencias. 

El 4 de enero de 1939 nació su segundo hijo, Manuel Miguel, a quien dedicó las famosas Nanas de la cebolla. 

Escribió un nuevo libro: Viento del pueblo. Destinado a la 6.ª división, pasó a Madrid.

En abril de 1939, recién concluida la guerra, se había terminado de imprimir en Valencia El hombre acecha. Aún sin encuadernar, una comisión depuradora franquista presidida por el filólogo Joaquín de Entrambasaguas, ordenó la destrucción completa de la edición. Sin embargo, dos ejemplares que se salvaron permitieron reeditar el libro en 1981.

Su gran amigo Cossío se ofreció a acoger al poeta en Tudanca, pero este decidió volver a Orihuela. Pero en Orihuela corría mucho riesgo, por lo que decidió irse a Sevilla pasando por Córdoba, con la intención de cruzar la frontera de Portugal por Rosal de la Frontera (Huelva). 

En Portugal, intentó vender un reloj de oro que le había regalado Vicente Alexaindre para costearse su viaje a América, pero fue delatado por el joyero a la policía de fronteras. La policía de Salazar, dictador portugués, lo arrestó en Moura el 30 de abril por cruzar sin autorización y lo entregó al Cuerpo de Investigación y Vigilancia, encargado de vigilar las fronteras. 

Fue llevado a una celda del puesto de Rosal de la Frontera el 3 de mayo. El 9 de mayo fue trasladado a la prisión provincial de Huelva. 

Cuando estaba en prisión, su mujer Josefina Manresa le envió una carta en la que mencionaba que solo tenían pan y cebolla para comer; el poeta compuso en respuesta las Nanas de la cebolla. Durante los nueve días que estuvo en la cárcel de Huelva fue sacado varias veces de ella por grupos de falangistas y «gente de orden» que lo golpearon brutalmente. Querían que confesara que él había matado a José Antonio Primo de Rivera, líder de Falange.

Desde la cárcel de Huelva lo trasladaron a Sevilla y posteriormente al penal de la calle Torrijos, en Madrid, hoy calle del Conde de Peñalver, de donde, gracias a las gestiones que realizó Pablo Neruda ante un cardenal, salió en libertad inesperadamente, sin ser procesado, en septiembre de 1939, aunque asimismo influyeron las gestiones paralelas de Cossío. 

Estando preso en la prisión de la calle Torrijos le escribe una dramática tarjeta postal: «Querido primo José María: [...] tú puedes ayudarme a salir rápidamente y no debes dejar de hacerlo. No llevaba la documentación necesaria y me detuvieron en Portugal, y me condujeron aquí». Al recto de la postal, sobre la dirección de Cossío, consciente de la extrema gravedad personal de su situación, llega a poner incluso, de su mano: «¡Arriba España!¡Viva Franco!» (reproducción fotográfica de la postal en Ignacio de Cossío, Cossío y los toros. [S.l.], Consejería de Cultura de Cantabria, 2008, entre pp. 232-233).

Pero vuelto a Orihuela, fue delatado y detenido y ya en la prisión de la plaza del Conde de Toreno en Madrid, allí convivió con Buero Vallejo y este realizó el famoso retrato a lápiz del poeta, icono durante la Dictadura, fue juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940 por un consejo de guerra presidido por el juez Manuel Martínez Gargallo y en el que actuó como secretario el alférez Antonio Luis Baena Tocón. José María de Cossío y otros intelectuales amigos, entre ellos Luis Almarcha Hernández, amigo de la juventud y vicario general de la diócesis de Orihuela y posteriormente obispo de León en 1944, intercedieron por él y se le conmutó la pena de muerte por la de treinta años de cárcel. También entonces influyó mucho la gestión del propio Cossío, que acude al secretario de la Junta Política de FET y de las JONS, Carlos Sentís, y a Rafael Sánchez Mazas, vicesecretario de la misma, pero que tenía relación con el general José Enrique Varela, ministro del Ejército, que en carta le contestó a Sánchez Mazas a mitad de 1940: "Tengo el gusto de participarle que la pena capital que pesaba sobre Don Miguel Hernández Gilabert, por quien se interesa, ha sido conmutada por la inmediata inferior, esperando que este acto de generosidad del Caudillo, obligará al agraciado a seguir una conducta que sea rectificación del pasado" (estos documentos se reproducen fotográficamente en Ignacio de Cossío, op. cit., entre pp. 232-233).

Pasó luego por la prisión de Palencia (llegó el 23 de septiembre de 1940, tras un trayecto de dieciséis horas realizado en vagones de mercancías junto con otros 244 presos), donde decía que no podía llorar porque las lágrimas se congelaban por el frío; también por la cárcel de Yeserías, y en noviembre al penal de Ocaña, en Toledo. En junio de 1941, fue trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante. Allí enfermó: padeció primero bronquitis y luego tifus, que se le complicó con tuberculosis. La intervención del pintor Miguel Abad Miró, amigo desde antes de la prisión, fue decisiva para recibir una atención médica especializada del director del Dispensario Antituberculoso de Alicante, Antonio Barbero Carnicero, quien pudo mejorar la situación del poeta con dos intervenciones, pero desgraciadamente el permiso de traslado al Hospital Antituberculoso «Porta Coeli» de la provincia de Valencia llegó demasiado tarde. En los últimos momentos y a su pesar, Miguel accedió a contraer matrimonio eclesiástico con Josefina en la enfermería de la prisión, con el fin de facilitar las cosas a su esposa dado que su anterior unión civil no tenía validez legal para el nuevo régimen.

Falleció en la enfermería de la prisión alicantina a las 5:32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con solo treinta y un años de edad. Se cuenta que no pudieron cerrarle los ojos, hecho sobre el que su amigo Vicente Aleixandre compuso un poema. Abad Miró formó parte del reducido séquito fúnebre que, con la viuda, acompañó los restos mortales del poeta hasta el cementerio y corrió con los gastos del enterramiento. Fue enterrado el 30 de marzo, en el nicho número mil nueve del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante.

Vicente Aleixandre: En la muerte de Miguel Hernández


«Elegía en la muerte de Miguel Hernández»

I

No lo sé. Fue sin música.

Tus grandes ojos azules

abiertos se quedaron bajo el vacío ignorante,

cielo de losa oscura,

masa total que lenta desciende y te aboveda,

cuerpo tú solo, inmenso,

único hoy en la Tierra,

que contigo apretado por los soles escapa.


Tumba estelar que los espacios ruedas

con sólo él, con su cuerpo acabado.

Tierra caliente que con sus solos huesos

vuelas así, desdeñando a los hombres.

¡Huye! ¡Escapa! No hay nadie;


sólo hoy su inmensa pesantez de sentido,

Tierra, a tu giro por los astros amantes.

Solo esa Luna que en la noche aún insiste

contemplará la montaña de vida.

Loca, amorosa, en tu seno le llevas,

Tierra, oh Piedad, que sin mantos le ofreces.

Oh soledad de los cielos. Las luces

sólo su cuerpo funeral hoy alumbran.

II

No, ni una sola mirada de un hombre

ponga su vidrio sobre el mármol celeste.

No le toquéis. No podríais. El supo,

sólo él supo. Hombre tú, solo tú, padre todo

de dolor. Carne sólo para amor. Vida solo

por amor. Sí. Que los ríos

apresuren su curso: que el agua

se haga sangre: que la orilla

su verdor acumule: que el empuje

hacia el mar sea hacia ti, cuerpo augusto,

cuerpo noble de luz que te diste crujiendo

con amor, como tierra, como roca, cual grito

de fusión, como rayo repentino que a un pecho

total único del vivir acertase.


Nadie, nadie. Ni un hombre. Esas manos

apretaron día a día su garganta estelar. Sofocaron

ese caño de luz que a los hombres bañaba.

Esa gloria rompiente, generosa que un día

revelara a los hombres su destino; que habló

como flor, como mar, como pluma, cual astro.

Sí, esconded, esconded la cabeza. Ahora hundidla

entre tierra, una tumba para el negro pensamiento

cavaos,

y morded entre tierra las manos, las uñas, los dedos

con que todos ahogasteis su fragante vivir.

III

Nadie gemirá nunca bastante.

Tu hermoso corazón nacido para amar

murió, fue muerto, muerto, acabado, cruelmente acuchillado de odio..

¡Ah! ¿Quién dijo que el hombre ama?

¿Quién hizo esperar un día amor sobre la tierra?

¿Quién dijo que las almas esperan el amor y a su sombra florecen?

¿Que su melodioso canto existe para los oídos de los hombres?

Tierra ligera, ¡vuela!

Vuela tú sola y huye.

Huye así de los hombres, despeñados, perdidos,

ciegos restos del odio, catarata de cuerpos

crueles que tú, bella, desdeñando hoy arrojas.

Huye. hermosa, lograda,

por el celeste espacio con tu tesoro a solas.

Su pesantez, al seno de tu vivir sidéreo

da sentido, y sus bellos miembros lúcidos para siempre

inmortales sostienes para la luz sin hombres.

Vicente Aleixandre

En: Nacimiento último – 1953 Recogido en: Vicente Aleixandre – Poesías completas. *Vicente Aleixandre escribió esta elegía el 28 de marzo de 1942, en la enfermería de la prisión alicantina, en la que acababa de morir Miguel Hernández, eran las 5.32. Se dice que no pudieron cerrarle los ojos …

Vicente Aleixandre y Merlo nació en Sevilla, el 26 de abril de 1898. Poeta perteneciente a la Generación del 27′. Académico de la Real Academia de la Lengua desde 1950, con el sillón de la letra O. Premio Nacional de Literatura en 1933 por “La destrucción o el amor Premio de la Crítica en 1963 por: “En un vasto dominio”, y en 1969, por: “Poemas de la consumación”. Le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, en 1977.

Murió en Madrid, el 14 de diciembre de 1984.

Los restos de Miguel Hernández fueron exhumados en 1984 debido a la muerte de su hijo Manuel Miguel Hernández Manresa aquel año. La exhumación causó gran revuelo entre un grupo reducido de seguidores de Hernández, que se agolparon el día del entierro del hijo, llegando a besar su calavera o intentar robar un hueso. El ataúd fue preservado para exponerlo en la Casa-Museo de Miguel Hernández de Orihuela.

En diciembre de 1986, los restos de ambos fueron trasladados a un terreno cedido por el Ayuntamiento de Alicante ubicado en el mismo cementerio y en febrero de 1987 fue enterrada junto a ellos la que fuera esposa de Miguel Hernández, Josefina Manresa.

La fundación que lleva el nombre del poeta se creó el 13 de julio de 1994, para preservar y difundir el patrimonio y memoria del poeta. La conformaron Lucía Izquierdo, nuera del poeta y seis personas (5 patronos y el director) nombradas por los Herederos del poeta, la Generalidad Valenciana, la Diputación Provincial de Alicante, los Ayuntamientos de Alicante, Elche y Orihuela. Posteriormente, al Ayuntamiento de Elche le sustituyó el Ayuntamiento de Cox, y se le sumó Caja Mediterráneo, y las universidades de Alicante y la Miguel Hernández.

En febrero de 2011, la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo denegó la posibilidad de un recurso extraordinario de revisión de la condena solicitado por la familia, al considerar que la misma fue impuesta por motivos ideológicos o políticos y que ya quedó anulada con la ley de Memoria Histórica, aprobada durante el Gobierno de J. L. Rodríguez Zapatero, que declaró este tipo de condenas como radicalmente injustas e ilegítimas.

En 2018, coincidiendo con la conmemoración de los setenta y cinco años de la muerte de poeta, se celebraron varias actividades. Entre otras la celebración en Orihuela, Alicante y Elche del IV Congreso Internacional “Miguel Hernández, poeta del mundo” los días 15, 16, 17 y 18 de noviembre. El segundo eje temático del congreso aborda la obra de Miguel Hernández en otros idiomas. Así como una exposición para dar a conocer la experiencia vivida por el poeta en la cárcel de Alicante.

En junio de 2019, a solicitud del hijo de Antonio Luis Baena Tocón, que se basaba en la Ley de Protección de Datos y el denominado derecho al olvido digital, la Universidad de Alicante borró de sus archivos digitales las referencias que el profesor Juan A. Ríos Carratalá había incluido en algunos de sus estudios referidos a la actuación de Baena Tocón como secretario judicial en los juicios contra el poeta. Un mes después, la Universidad de Alicante anunció su decisión de restaurar los artículos académicos al considerar de interés público el papel de Baena Tocón.

El legado de Miguel Hernández llegó a la provincia de Jaén después de que, tras unas intensas negociaciones de parte de los herederos del poeta con el Ayuntamiento de Elche (Alicante), este, por cuestiones ideológicas, decidiera finalmente rechazar la custodia y puesta en valor del legado. En 2012, tras la negativa del mencionado ayuntamiento y la orden del súbito desalojo de todos los documentos del archivo municipal de Elche, la Diputación Provincial de Jaén estaba en contacto con los herederos ofreciendo la posibilidad de acordar la custodia y puesta en valor y posteriormente ofrecer la propuesta de adquisición del legado del poeta de Orihuela. Pronto las negociaciones dieron sus frutos, llegando el legado en agosto de ese año al Instituto de Estudios Giennenses y comenzando los trabajos de catalogación, digitalización, difusión y conservación.

Ese mismo año, 2012, se aprueba por unanimidad en Pleno de la Diputación Provincial de Jaén la propuesta de Himno Oficial de la provincia, que recoge como letra el poema Aceituneros, también conocido como Andaluces de Jaén, de Miguel Hernández, muchas veces musicalizado por artistas como Paco Ibáñez, Carmen Linares, o Juan Valderrama aunque la música oficial es del compositor Santiago José Báez Cervantes, siendo presentado oficialmente el día 27 de noviembre de 2012, interpretado por Carmen Linares.´

El legado, conformado por más de 5.600 registros, está custodiado en el Instituto de Estudios Giennenses (IEG), organismo autónomo de la Diputación Provincial de Jaén, donde se realizó una minuciosa labor de conservación, digitalización, difusión y puesta en valor del legado. Esto dio como resultado un enorme catálogo de libre acceso a través de la web de la Diputación de Jaén, que tiene como objetivo poner a disposición de los investigadores toda la documentación, obras literarias, fotografías y demás archivos del legado para su estudio.

Mientras tanto, en la planta baja del Museo Zabaleta de Quesada (Jaén), se construía el Museo Miguel Hernández/Josefina Manresa, que abriría sus puertas en marzo de 2015 para acoger una exposición permanente del legado del poeta en la localidad que vio nacer a su esposa, Josefina. Dicho museo se constituye como un espacio para conocer y profundizar en la vida y obra del poeta oriolano, desde su infancia como cabrero hasta su muerte en prisión, destacando también su alcance como poeta universal.

Aparte de la creación y puesta en marcha del museo, la Diputación Provincial de Jaén junto al Instituto Cervantes, quienes firmaron acuerdo de colaboración para con el legado hernandiano en 2017, prorrogándose por cuatro años más en 2021, y en cooperación con diversas instituciones públicas, llevaron a cabo una magna exposición itinerante sobre el autor y su legado, en conmemoración del 75 aniversario de la muerte del poeta, que se exhibió por primera vez en el Centro Cultural Baños Árabes de Jaén de 4 de diciembre de 2017 a 4 de marzo de 2018, y que se tituló Miguel Hernández. A plena luz. Esta exposición, compuesta por medio centenar de originales procedentes del legado, incluyendo manuscritos, primeras ediciones, cartas y fotografías entre otros, tendría un largo recorrido, pasando por doce ciudades de tres continentes distintos, y extendiéndose hasta las postrimerías del año 2021.

Al mismo tiempo, y a propósito de la citada exposición, el Centro Cultural Baños Árabes de Jaén dedicó uno de sus espacios al autor, llamado precisamente Sala Miguel Hernández, con objeto de “difundir la memoria y obra del poeta”. La sala, el Museo Miguel Hernández de Quesada y la propia Fundación Legado Miguel Hernández, conforman una triada ineludible en la provincia de Jaén para conocer más a fondo al poeta oriolano y su legado personal y literario.

La Fundación Legado Miguel Hernández fue creada en 2018 para reforzar la importante labor de divulgación y difusión del legado del poeta que la Diputación Provincial de Jaén venía realizando desde de 2012. Esta fundación dirige sus funciones a la preservación y a la difusión de la obra poética y literaria del autor oriolano, así como al desarrollo de las investigaciones sobre su vida, obras, y entorno social y cultural, promocionando también actividades educativas y culturales en torno al mismo. La sede de la Fundación Legado Miguel Hernández se halla en el Antiguo Hospital San Juan de Dios de Jaén.

De entre los proyectos desarrollados desde la Fundación Legado Miguel Hernández, destaca el de Llamo a los poetas, ideado y organizado por el educador, creativo y editor Pedro Molino Jiménez. A través del mismo, se pretende generar, en una sala del Museo Miguel Hernández/Josefina Manresa de Quesada, un Fondo Bibliopoético de poesía contemporánea en castellano, catalán, gallego y euskera, que llegue a convertirse en un referente como biblioteca de poesía, rindiendo a su vez homenaje a Miguel Hernández y su obra. El proyecto fue apadrinado simbólicamente por el cantautor Paco Ibáñez, iniciándose el día 1 de abril de 2023 con las primeras donaciones de parte de un nutrido grupo de poetas. Es, en definitiva, un proyecto a largo plazo que está abierto a toda persona que quiera acercarse a engrosar dicho fondo o, sencillamente, a disfrutar del espacio.

El Supremo rechazó revisar la condena a muerte de Miguel Hernández pero reconoció su injusticia. El alto tribunal estimó que la ley de Memoria Histórica ya declara la ilegitimidad de las condenas producidas por motivos políticos e ideológicos.




♦ ♦ 


No hay comentarios:

Publicar un comentario