domingo, 19 de mayo de 2024

TRES GRANDES PERSONAJES BACON EN LA HISTORIA DE LA CULTURA

 


ROGER BACON en el Museo de Historia Natural de Oxford

Roger Bacon. Ilchester, c. 1214-Oxford, 1294. Filósofo, protocientífico y teólogo escolástico inglés, de la Orden Fanciscana; por lo que, tradicionalmente, su nombre se cita seguido por las siglas O.F.M. Orden de Frailes Menores. Es conocido por el sobrenombre deDoctor Mirabilis; Admirable’, en latín.

Francis Bacon, Vizconde de St Alban, por artista desconocido.

Strand, Londres, 22 de enero de 1561-Highgate, Middlesex, 9 de abril de 1626. Primer Barón de Verulamium, Primer vizconde de Saint Albans y Canciller de Inglaterra. Filósofo, Político, Abogado y Escritor y padre del Empirismo Filosófico y Científico.

Francis Bacon by Reginald Gray.

Dublín, 28 de octubre de 1909-Madrid, 28 de abril de 1992.

Pintor de estilo figurativo idiosincrásico, caracterizado por el empleo de la deformación pictórica y gran ambigüedad en el plano intencional. Fue autor de 584 pinturas y alrededor de 600 dibujos.

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Roger Bacon: Inspirado en las obras de Aristóteles y en autores árabes posteriores, como Alhacén, puso considerable énfasis en el empirismo y ha sido presentado como uno de los primeros pensadores que propusieron el moderno método científico. La obra principal de Bacon, el Opus Maius, fue enviada al Papa Clemente IV en Roma en 1267 a petición del mismo Papa. Aunque la pólvora se describió por primera vez en China, Bacon fue el primero en Europa en registrar su fórmula.

Abū ‘Alī al-Hasan ibn al-Hasan ibn al-Háytham. 

Nacido en Basora, en el Emirato Buyí, actual Irak, 1 de julio del 965- Fallecido en El Cairo, Califato Fatimí, actual, Egipto, el 6 de marzo del 1040. Llamado en Occidente Alhazen o Alhacén, fue Matemático, y Físico de la Edad de Oro del Islam, y experto en Astronomía. Además de ser considerado el creador del método científico, realizó importantes contribuciones a los principios de la óptica y a la concepción de los experimentos científicos.

♦ Se crree que Bacon nació cerca de Ilchester en Somerset, aunque también pudo ser en  Bilsey, Gloucester. La fecha de nacimiento es igualmente insegura; c.1210, 1213 o 1214, o 1215. La única fuente es su afirmación en el Opus Tertium, escrito en 1267, que dice: «cuarenta años han pasado desde que aprendí el alfabeto». La fecha de 1214 supone asumir que habrían pasado 40 años desde que se matriculó en la escuela a la edad de 13, por lo que la fecha de nacimiento sería más probable alrededor de 1220.

Parece que la familia de Bacon era acomodada, pero durante el tormentoso reinado de Enrique III de Inglaterra, perdieron sus propiedades y varios miembros de la familia fueron desterrados.

Coronación de Enrique III representada en una miniatura del S. XIII.

Estudió en Oxford, donde leyó a Aristóteles. No hay evidencia de que obtuviera un doctorado —el título Doctor Mirabilis fue póstumo y figurado. Viajó a Francia en 1241, a la Universidad de París, entonces el centro de la vida intelectual de Europa, donde la enseñanza de Aristóteles, hasta ese momento estaba prohibida porque Aristóteles era solo accesible a través de comentaristas islámicos, había sido recientemente reiniciada. Tras completar sus estudios, fue profesor de Artes en esta universidad, entrando en contacto con el Franciscano Alejandro de Hales y con Guillermo de Auvernia.

Alexander of Hales (c.1185-1245), Fraile Franciscano y Teólogo, por George Glover. -  Rosetón de la Sainte Chapelle, inaugurada por Luis IX de Francia el año anterior de la muerte del Obispo Guillermo de Auvernia.

En 1247 volvió a Oxford y estudió durante muchos años, omitiendo mucha vida social y académica. Allí fue discípulo de Roberto Grosseteste y Adam Marsh. Encargó caros libros -que, entonces, aún tenían que ser copiados a mano-, e instrumentos. Posteriormente se hizo franciscano. Probablemente tomó los hábitos en 1253, después de 10 años de estudio que le habían dejado física y mentalmente exhausto.

Las dos grandes órdenes, Franciscanos y Dominicos, habían empezado a conducir la discusión teológica. Alejandro de Hales lideraba a los franciscanos y Alberto Magno y Tomás de Aquino a la orden rival; Dominicos. Las habilidades de Bacon fueron pronto reconocidas, y se benefició de la amistad de hombres eminentes como Adam Marsh y Roberto Grosseteste, Obispo de Lincoln. En el curso de su enseñanza e investigación realizó y describió varios experimentos.

Alberto Magno, O.P. de Tommaso da Modena y Tomás de Aquino de Carlos Crivelli


Estudios de óptica de Bacon.

La formación científica que Bacon había recibido le mostró los defectos del debate académico existente. Ninguno de los profesores había aprendido griego y Aristóteles era conocido solamente a través de malas traducciones; lo mismo era cierto para las Sagradas Escrituras. La ciencia física no estaba dirigida por experimentos a la manera aristotélica, sino por argumentos basados en la tradición. Bacon se retiró de la rutina escolástica y se hizo devoto del estudio de las lenguas y la investigación experimental.

El único profesor que respetaba era Peter Peregrinus de Maricourt, autor del célebre tratado De Magnete, custodiado en la Biblioteca Imperial de París. El contraste entre la oscuridad de ese hombre y la fama de la que se beneficiaban los jóvenes doctores despertó la indignación de Bacon. En la Opus Minus y Opus Tertium atacó a Alejandro de Hales y otro profesor que, dice, adquirieron su aprendizaje por enseñar a otros, y adoptó un tono dogmático, que originó que fuese recibido en París con aplausos, como alguien igual a Aristóteles, Avicena o Averroes.

Bacon fue siempre fiel a sus opiniones, mantenía lo que creía que era verdad y atacaba a quien estaba en desacuerdo, lo que le causó repetidamente grandes problemas. En 1256 fue designada una nueva cabeza de la rama científica de la orden franciscana: Richard de Cornwell, con quien Bacon había estado fuertemente en desacuerdo en el pasado. Pronto Bacon fue trasladado a un monasterio en Francia, donde durante cerca de diez años solo pudo comunicarse con sus colegas intelectuales mediante escritos.

Bacon escribió al cardenal Guy le Gros de Folques, que se interesó por sus ideas y le pidió que escribiese un tratado completo. Bacon, que estaba restringido por una regla de la orden franciscana que le prohibía publicar trabajos sin un permiso especial, inicialmente dudó. El cardenal se convirtió en el Papa Clemente IV y urgió a Bacon a que ignorase la prohibición y escribiera el libro en secreto. Bacon lo hizo y envió su trabajo, el Opus Maius, un tratado sobre las ciencias; Gramática, Lógica, Matemática, Física y Filosofía, al papa en 1267. Fue seguido el mismo año por el Opus Minus, conocido también como Opus Secundum, sumario de los principales pensamientos de su primer trabajo. En 1268 envió su tercer trabajo, el Opus Tertium, al Papa, que murió ese mismo año, aparentemente antes de ver, incluso, el Opus Maius, aunque sabía que el trabajo había llegado a Roma.

Algunos dicen que Bacon cayó en desgracia y fue más tarde encarcelado por la orden franciscana en 1278 en Ancona, por su difusión de la alquimia árabe y, sin duda, también sus protestas por la ignorancia e inmoralidad del clero favorecieron acusaciones de brujería. Supuestamente permaneció en prisión durante diez años, hasta que la intercesión de un noble inglés promovió su liberación. Sobre este episodio, la famosa Historia de la Ciencia de David C. Linberg, mencionado por James Hannam, dice que «su encarcelamiento, si es que ocurrió, que es dudoso, probablemente fue consecuencia de sus simpatías por el ala radical "de pobreza" de los franciscanos, una cuestión completamente teológica, más que de cualquiera de las novedades científicas que pudo haber propuesto». 

Bacon murió, sin seguidores distinguidos o discípulos y fue rápidamente olvidado durante mucho tiempo.

En sus escritos, pide una reforma de los estudios teológicos. Plantea poner menos énfasis sobre cuestiones filosóficas menores, como en el escolasticismo. En su lugar, la Biblia debería volver al centro de atención y los teólogos estudiar las lenguas en que sus fuentes originales fueron escritas. Él entendía varias lenguas y lamentó la corrupción de las Sagradas Escrituras y los trabajos de los filósofos griegos por numerosas malas traducciones y malas interpretaciones. Además, urgió a todos los teólogos para estudiar intensamente todas las ciencias y añadirlas al currículum universitario.

Poseía uno de los intelectos más autorizados de su tiempo, o quizás de cualquiera, y a pesar de todas las desventajas y desalientos que sufrió, hizo muchos descubrimientos y acercó muchos otros. Rechazó el seguimiento ciego de las autoridades precedentes, tanto en el campo del estudio teológico como en el científico.

Roger Bacon es considerado por algunos como el autor del misterioso Manuscrito Voynich, debido a sus estudios en los campos de la Alquimia, Astrología y Lenguas, y también se le atribuye el manual de Alquimia Speculum Alchemiae.

El manuscrito Voynich 

Es un libro ilustrado, de contenidos desconocidos, escrito por un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible. Su nombre proviene del comerciante de libros antiguos Wilfrid M. Voynich (1865-1930), quien lo adquirió en 1912. Actualmente se conserva en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale como MS 408.

La datación por Carbono 14 ha determinado que el pergamino en el cual está escrito fue fabricado entre 1404 y 1438. El análisis estilístico, tanto de la escritura como de las ilustraciones, ha corroborado su origen en el siglo XV y la procedencia de algún país de Europa Central, posiblemente Alemania o el norte de Italia. Se cree que el emperador Rodolfo II del Sacro Imperio (1555-1612) pagó 600 ducados de oro por él, aunque no existe registro de tal operación, pero es seguro que el manuscrito pasó a uno de sus consejeros, el médico y farmacéutico Jacobus de Tepenec, cuya firma es débilmente visible en el primer folio. Desde entonces estuvo en varias manos hasta acabar en la biblioteca del Colegio Romano. Allí permaneció más de dos siglos, cuando en 1912 la colección que lo incluía fue adquirida por Wilfrid Voynich.

El Espejo de Alquimia es un breve manual de alquimia, conocido en latín como Speculum Alchemiae. Traducido en 1597, fue el segundo texto alquímico impreso en inglés. Atribuido durante mucho tiempo a Roger Bacon (1214-1294), la obra es más probablemente producto de un autor anónimo que escribió entre los siglos XIII y XV.

Bacon fue un entusiasta proponente y practicante del método experimental para adquirir conocimiento sobre el mundo. Planeó publicar una enciclopedia completa, pero solo aparecieron fragmentos. Su frase más famosa, es:

«la matemática es la puerta y la llave de toda ciencia».

Es muy mencionado en la novela de ficción El nombre de la rosa, donde Fray Guillermo de Baskerville es su más ferviente admirador.

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Francis Bacon a los dieciocho años.

Francis Bacon, en su Novum organum  o Novum organum scientiarum -Nuevos instrumentos de la ciencia-, (1620) precisó las reglas del método científico experimental, y desarrolló en su De dignitate et augmentis scientiarum -Sobre la dignidad y progresos de las ciencias- (1620) una teoría empírica del conocimiento, lo que hizo de él uno de los pioneros del pensamiento científico moderno. También, introdujo el género del ensayo en Inglaterra.

Era el hijo menor de sir Nicholas Bacon, nombrado Guardián del Gran Sello por la reina Isabel I. Su madre, Anne Cooke Bacon, segunda esposa de sir Nicholas, era sobrina de sir Anthony Cooke, hablaba cinco idiomas y era considerada una de las mujeres más ilustradas de su época. Fue educado por su madre en los principios del puritanismo calvinista. 

Aunque no se haya establecido con seguridad, lo más probable es que Bacon fuera educado por preceptores en su casa durante sus primeros años, y su salud durante este periodo, al igual que después, fue bastante frágil. 

En 1573, a la edad de trece años, ingresó en el Trinity College de Cambridge, institución en la que cursó estudios hasta 1576 en compañía de su hermano mayor, Anthony. A los 16 años, tenía ya el reconocimiento de algunas figuras públicas, como el dramaturgo y poeta Ben Jonson (1572-1637) quien le escribió una oda en su cumpleaños:

¡Ave, feliz genio de este antiguo séquito! / ¡Cómo surge toda cosa de tu sonrisa! / ¡El fuego, el vino, los hombres! Y, en medio, / te eriges como si albergaras algún misterio.

Francis Bacon y su “rosacruciano” hermano Ben Jonson, editor en 1623 del First Folio con la obra magna de Shakespeare.

El trabajo de cifrado de Thomas Bokenham sobre los Sonetos de Shakespeare lo convenció de que fueron escritos por Francis Bacon y luego revividos por él hacia el final del reinado de la reina Isabel. En opinión de Bokenham, sus hallazgos sobre una treintena de sonetos proporcionan pruebas sólidas de la autoría de las obras de Francis Bacon, su nacimiento real y su afiliación con la Fraternidad Rosacruz. Bokenham cree que la evidencia de la afiliación rosacruz de Bacon se encuentra en la máscara de Ben Jonson “Noticias del Nuevo Mundo descubiertas en la Luna”, publicada en 1620. Esta máscara se refiere a Los Hermanos de la Rosa Cruz, que tenían un castillo en el aire que se encontraba en ruedas. Este castillo en el aire fue ilustrado por Dame Frances Yates en su libro The Rosicrucian Enlightenment de 1972, y fue incluido en Speculum Sophicum Rodostauroticum, un libro publicado en 1618. 

A ambos lados del castillo -“El templo de la Rosa Cruz”- hay dos figuras. Una lleva un sombrero alto y una polea lo saca de un pozo. Se ve a la otra figura cayendo de una roca alta. Estas dos figuras son similares a las dos que aparecen en el Grabado Plempius de 1616. En el grabado de Plempius, la figura levantada por Fortuna representa claramente a Francis Bacon, como lo revelan las letras iniciales de las palabras en las líneas 9 y 10: 0 N C F B y A. Bokenham cree que la figura levantada del pozo en la iluminación del castillo de 1618 también representa a Bacon como lo sugiere la similitud de la vestimenta. Con su mano izquierda, Fortuna empuja a la otra figura, que se cae de un pináculo, al igual que la figura de la ilustración del castillo, que se cae de una roca alta. Cada uno está vestido de manera similar como un actor: Shakespere. 

Hace varios años, el director de la corporación canadiense que excavaba el “Pozo del Dinero” en Oak Island, frente a Nueva Escocia, escribió a Bokenham preguntándole acerca de la sugerencia de que este “tesoro” concernía a Bacon. Bokenham respondió, afirmando que al examinar el Soneto 52 cifró el mensaje: "Isla de Nueva Escocia, el tesoro está en Mahone Bay". En su carta al director añadió: “Y si puedes darle crédito, ¡las joyas de Walter Raleigh! que pudo haberles robado a los españoles en la Guayana”. Bokenham teme que esto haya sido demasiado para el director, ya que no recibió respuesta ni acuse de recibo de su carta. Bokenham considera bastante vergonzoso el trato dado a Marie Palmer Hall por las autoridades de Williamsburg durante sus descubrimientos iniciales en la bóveda de la iglesia Bruton y su intento más reciente. Bokenham sospecha que esto provino originalmente de los masones locales, ya que cree que los secretos de la bóveda probablemente eran masónicos. Los intentos más recientes de desacreditar a la señora Hall se organizaron de manera que su evidencia fuera totalmente ignorada, escribió Bokenham, y la pretensión de buscar la bóveda era infantil, ya que las autoridades optaron por buscar en un rincón de los cimientos, algo alejado del lugar. originalmente ubicado. Bokenham confía en que no se colocaron manuscritos de Shakespeare en la bóveda de la Iglesia Bruton, ya que supo a través de un descubrimiento de cifrado que los "manuscritos de obras de teatro y sonetos" de Bacon fueron retirados de la bóveda de la Iglesia de San Miguel cerca de St. Albans en 1681 y no transportados a Virginia. "Creo que Francis Bacon deseaba revelar sus secretos después de un tiempo", escribió Bokenham, "y que utilizó el cifrado para hacerlo como la única forma eficaz". Bokenham había adquirido una copia del Crytomenytices et Cryptographiae de 1623 publicado en Alemania por el Duque Augusto de Luneburg, que se hacía llamar Gustavus Selenus. Un estudio de este libro llevó a Bokenham y a un colega, Ewen MacDuff, a una serie de mensajes cifrados importantes en el Shakespeare Folio de 1623, así como a palabras cifradas en una demostración de un sistema de cifrado en el libro. Cuando Bokenham descubrió un grupo simétrico de letras que deletreaban AUTORES y otro grupo en forma de punta de flecha invertida que deletreaba MANUSCRITOS, decidió que debía examinarse el monumento a Shakespeare en Stratford, que se erigió poco después de la muerte del actor Shakespere en 1616. El epitafio del monumento estaba cuadrado con las mismas catorce letras en cada línea que se habían hecho al descifrar palabras en el libro Selenus.

“Las palabras FRANCIS BACON AUTOR aparecieron como por arte de magia”, escribió Bokenham. En 1991, se le pidió a Bokenham que participara en una transmisión de radio de media hora sobre el monumento a Shakespeare en la Abadía de Westminster. Había sentido curiosidad por la extraña inscripción en el monumento a Shakespeare en la Abadía de Westminster, que fue erigido en 1741, y en el epitafio del monumento había descubierto las palabras cifradas "Francis Bacon". Bokenham había notado que, al igual que el monumento de Stratford, el monumento de Westminster contenía algunos errores ortográficos extraordinarios, así como una versión confusa del discurso del Acto IV de “La Tempestad”. Del discurso, las palabras "The Clowd-capt Towres" se escriben "The Cloud cupt Tow'rs" y la palabra "racke" se ha convertido en "wreck". El error más flagrante fue la palabra "tela"

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En Cambridge la investigación en diversas ciencias llevó a Francis Bacon a la conclusión de que los métodos empleados y los resultados obtenidos no se correspondían y eran erróneos. Su reverencia por Aristóteles, de quien a pesar de todo no parecía tener excesivos conocimientos, contrastaba con su desapego de la filosofía aristotélica. A su juicio, la filosofía precisaba de un verdadero cometido y nuevos métodos para alcanzarlos. Con este primer germen de la idea que lo consagraría, Bacon abandonó la universidad. El 27 de junio de 1576 él y un hermano ingresaron en De societate magistrorum del Gray's Inn y unos meses después fueron destinados a Francia como agregados del embajador sir Amias Paulet. 

La situación política y social en Francia durante el reinado de Enrique III le proporcionó al joven Francis una valiosísima experiencia política, al verse envuelto en algunas gestiones diplomáticas complejas y delicadas. Aunque vivió en Poitiers, visitó también París y las principales ciudades francesas y recogió informes sobre los recursos y la situación política de diferentes países europeos, informes que se han venido publicando entre sus obras bajo el título de Notes on the State of Christendom -Notas sobre el estado de la Cristiandad-, pese a que, como apuntó el historiador James Spedding, parece ser trabajo más bien de un ayudante de su hermano Anthony.

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Bacon, por Reginald Gray. 1989

Francis Bacon. Dublín, 28 de octubre de 1909-Madrid, 28 de abril de 1992.

Fue un pintor británico de estilo figurativo idiosincrásico, caracterizado por el empleo de la deformación pictórica y gran ambigüedad en el plano intencional.Fue autor de 584 pinturas y alrededor de 600 dibujos.

Fue muy ambivalente, algo que  puede ser detectado en comentarios suyos, tales como «quisiera que mis pinturas se vieran como si un ser humano hubiera pasado por ellas, como un caracol, dejando un rastro de la presencia humana y un trazo de eventos pasados, como el caracol que deja su baba» o «acaso algún día logre capturar un instante en toda su violencia y toda su belleza».

Pintor anglo-irlandés

Casa natal de Bacon en Dublín.

Edgar Degas, Después del baño, pastel, 1903. National Gallery, Londres.

Se trata de un trabajo sumamente apreciado por Bacon, quien se interesó por él dada la vulnerabilidad que emana del mismo: "Conoces sin duda ese hermoso pastel de Degas en la Galería Nacional; una mujer que se seca la espalda. Si te fijas en la parte superior de la columna, verás que casi sale por completo de la piel."

Subiendo escaleras, animación a partir de cronofotografías tomadas por Muybridge en 1884-85.

Fotograma con primer plano de una nodriza con el disparo recibido en el ojo, proveniente de la película muda El acorazado Potemkin -Sergei Eisenstein, URSS, 1925-. Bacon: "Hubo un tiempo en que tenía la esperanza [...] de hacer el mejor cuadro del grito humano."

Nació en Dublín en 1909. Parte de su niñez transcurrió tanto en Irlanda como en Inglaterra, siendo su padre británico, nacido en Australia, y su madre inglesa. Desde 1925 residió en Londres, donde permaneció y trabajó durante 67 años, desarrollando allí casi toda su producción artística. Bacon se consideraba un pintor británico. En 1937 participó en la muestra de diez Jóvenes Pintores Británicos, organizada por Eric Hall en Agnew's, Londres. En 1945, expuso en Londres, junto con los artistas ingleses Henry Moore y Graham Sutherland, su pintura Tres estudios para figuras al pie de una crucifixión (c. 1944), tríptico que, según el propio Bacon, marcó el punto inicial su carrera plástica. 

En 1950, obra de Bacon es incluida en la exposición Los últimos cincuenta años en el arte británico, presentada en la Galería Knoedler de Nueva York.

En 1956, el primer autorretrato de Bacon y seis pinturas suyas inspiradas por una imagen de Van Gogh fueron incluidas y exhibidas en la muestra Maestros de la Pintura Británica, 1800-1950, presentada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. 

En 1960, la obra de Bacon figura en Pintura británica 1700-1960, muestra que tiene lugar tanto en Moscú como en Leningrado.

Su padre era un militar británico retirado que se dedicaba a criar y entrenar caballos de carreras en Dublín. En 1914, debido a la Primera Guerra Mundial su familia se mudó a Londres. Entre 1914 y 1925 la familia Bacon vivió trasladándose intermitentemente de Inglaterra a Irlanda y viceversa. Debido a ello, su infancia no fue fácil. Padecía además de asma crónica y careció de un marco escolar regular, dado que su enfermedad le impedía acudir al colegio. Cuando sufría ataques asmáticos fuertes solían administrarle morfina.

En la pubertad, Francis Bacon se sentía atraído sexualmente por su padre, y llegó además a consumar "asuntos" con los mozos irlandeses que trabajaban en las caballerizas del exmilitar. En 1925, al enterarse su padre de las inclinaciones homosexuales de su hijo, lo excluyó del hogar familiar a la edad de 16 años, enviándolo con un amigo de la familia a Europa continental para que hiciera de él "un hombre". Bacon partió con el amigo de su padre a Berlín, donde, irónicamente, terminó por seducir a ese acompañante, para entregarse luego a todos aquellos placeres que la Alemania de los "Dorados Veinte" tenía para ofrecerle.

Entre 1927 y 1928 Bacon residió en Berlín y París. Tras permanecer dos meses en Berlín se dirigió a Francia, visitó París y vivió durante medio año cerca de Chantilly, alojado por una pianista y aficionada al arte que había conocido en una exposición parisina. En ese período descubrió y admiró La masacre de los inocentes, óleo de Poussin conservado en el Museo Condé sito en dicha localidad. Este cuadro despertó en él, según dijo alguna vez, un gran interés tanto por la boca como por el grito. En la Galería Rosenberg de París, tras visitar una muestra que incluía las figuras antropomorfas de Pablo Picasso, Bacon decidió hacerse pintor.

Nicolás Poussin, La masacre de los inocentes, 1625-30. Musée Condé, Chantilly.

De vuelta en Londres, Bacon tomó algunas clases informales de dibujo y pintura con el artista australiano Roy De Maistre y, trabajando además como autodidacta, realizó sus primeras obras a partir de 1929. Creó acuarelas, gouaches y óleos, pero su obra no fue inmediatamente reconocida y ello lo condujo a destruir parte de su producción. Para 1930 trabajaba en Londres como decorador de interiores y diseñador de muebles modernos.

Hacia 1944 finalizó su tríptico, Tres estudios de figuras al pie de una crucifixión, cuadro tripartito con extrañas criaturas que en su momento generó polémica y es hoy considerado ser uno de los más originales e inquietantes del arte del siglo XX.

La obra se basa en las Erinias —o Furias— que aparecen la Orestíada de Esquilo y presenta a tres criaturas antropomórficas, deformes sobre un fondo plano de color naranja. Técnicamente, se trata de una pintura al óleo y pastel sobre madera, completada en el plazo de dos semanas.

A través de esa obra, que marca el inicio de la madurez artística en la carrera de Bacon, el pintor tácitamente decidió que el tema de sus pinturas sería tanto la vida en la muerte como la muerte en la vida. Buscó expresar su condición vital, ligada esta también a su lado autodestructivo. Michel Leiris le sugirió que el masoquismo, el sadismo y otro tipo de manifestaciones similares, en realidad, eran tan solo maneras de sentirse más humano. Bacon por su parte pintó la figura humana expuesta y vulnerable, deformada y mutilada, logrando así expresar "la soledad, la violencia y la degradación".

Para 1945 Bacon desarrollaba ya un estilo propio e inconfundible, que años más tarde se tornaría obsesivo y hasta casi redundante o repetitivo. En 1949, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), compró una impresionante obra suya titulada Pintura 1946, que presenta dos figuras inciertas más una de ellas suspendida como si estuviese crucificada. 

También en 1949 Bacon comenzó a desarrollar una serie de variaciones fantasmagóricas sobre el Retrato de Inocencio X de Velázquez, llegando a realizar no menos de cuarenta de esos "papas".

Inocencio X. Velázquez

Inocencio X, Bacon

Curiosamente, Bacon los pintó guiándose por fotografías y, cuando tuvo la oportunidad de contemplar el original de Velázquez en Roma, se negó rotundamente a hacerlo.

Francis Bacon realizó algunas de las pinturas más impactantes y desgarradoras del arte contemporáneo. Margaret Thatcher, también conocida como la "Dama de Hierro", alguna vez despreció la obra de Bacon, describéndola en términos de "asquerosos trozos de carne". Sin embargo, la enigmática obra de Bacon involucra no poco magnetismo sobre el espectador.

El carácter de Bacon era tan atípico como poco dado a llamar la atención. Le gustaba vivir la vida plenamente, incluso si para ello le era necesario correr riesgos considerables. Hombre sádico e incorregiblemente destructivo, el piloto Peter Lacy fue su primer gran amor, lo conoció en 1952 y después de una tormentosa relación de ocho años con Bacon, en la que Lacy solía destruir sus pinturas y una vez hasta llegó a arrojar al artista a través de una placa de vidrio, Lacy se mudó a Tánger, donde el exceso de alcohol lo condujo a suicidarse en 1962. Durante los años cincuenta y las postrimerías de los años sesenta, Bacon realizó varios retratos de Lacy; a él, Bacon lo representó en la serie titulada Hombre en azul, reflejando luego su personalidad a través de imágenes drásticamente distorsionadas y a menudo tituladas mediante el uso de iniciales: Estudio de retrato para P.L. (1962) y Estudio para un retrato de P.L. (1964).

Hombre en azul. Bacon

Estudio de retrato para P.L. (1962). Bacon

En 1963, Bacon descubrió a George Dyer, su amante y modelo durante ocho años: lo sorprendió robando en su taller y, acto seguido, le propuso que podía llevarse todo lo que quisiera, solo si antes se acostaba con él. Su relación fue intensa, inestable e imprevisible. Dyer fue modelo de Bacon y llegó a ser la principal fuente de inspiración para muchos de los cuadros que Bacon realizó particularmente entre 1963 y 1971, año este último en el que Dyer, entonces sumamente depresivo y contando ya con dos intentos previos de suicidio, consiguió esta vez lograr su cometido y se suicidó habiendo ingerido una importante dosis de píldoras para dormir mezcladas con alcohol.

A pesar de ello, Dyer es el más conocido de los amantes de Bacon y ello en parte se debe a que el artista inmortalizó su suicidio a través de obras suyas en las que representó los instantes finales de Dyer sobre el lavatorio de una habitación de hotel, la noche en que se inauguraba la retrospectiva del pintor en el Grand Palais de París.​

Hacia 1975 Bacon inició una relación más estable, con John Edwards, quien subsecuentemente heredó sus bienes: unos 11 millones de libras esterlinas.

Cada día para Bacon se dividía en dos. Por la mañana siempre pintaba. Para con su quehacer plástico poseía la rutina diaria de un trabajador serio. A partir de la tarde se vestía con sobriedad y acudía al pub del que era un incondicional —The Colony Room—, para dedicarse a la bebida y, eventualmente, dar luego rienda suelta a sus proclividades y apetitos sexuales. 

Si bien existen numerosas anécdotas acerca de él, Bacon llevaba una vida bastante solitaria y poco dada a escándalos. Y pese a no haber completado ninguna educación formal, el pintor era un hombre cultivado y se interesaba por asuntos profundos. Al considerarlos, sin embargo, podía fácilmente tomar cierta distancia de ellos a través del sarcasmo y recurriendo al factor sorpresa, tal como sucedió, por ejemplo, cuando el crítico de arte David Sylvester alguna vez le preguntó a qué edad llegó a comprender que la muerte también le llegaría él algún día, para obtener el siguiente comentario por parte de Bacon:

Me di cuenta cuando tenía diecisiete años. Lo recuerdo muy bien, muy claramente. Recuerdo que estaba mirando una cagada de perro sobre la acera y de pronto lo comprendí; ahí está, me dije: así es la vida. Curiosamente, [esa idea] me atormentó durante meses, hasta que llegué, como si dijésemos, a aceptar que uno está aquí, existiendo durante un segundo, y que le aplastan luego como a una mosca contra la pared.

Bacon, 1975

La actuación y el saber fingir era también parte de su estrategia artística. Ello posiblemente haya estado ligado a su condición de homosexual dentro de una sociedad generalmente puritana y homofóbica. Sea como fuere, Bacon cuidaba su imagen como artista y la imagen que su obra daba al espectador. En varios sentidos hasta era el censor de quienes trabajaban con él, reteniendo información acerca de su persona y no permitiéndole a nadie publicarla. Debido a ello, el aproximarse a algunos datos biográficos de Bacon desde el plano de la total certidumbre, puede ser tan arriesgado como caminar sobre una placa de hielo fino; no en vano la vaguedad e indeterminación de las palabras de Bacon suelen ir acompañadas de un dejar abiertas varias posibles lecturas de las mismas:

La pintura que me excita [...] destraba todo tipo de válvulas de sensación en mí, las que me devuelven a la vida violentamente.

Bacon, 1975

Asimismo, Bacon se había referido con anterioridad a su pintura como "un intento de traer la cosa figurativa sobre el sistema nervioso más violentamente y más incisivamente" que cualquier expresión abstracta, resumiendo entonces la naturaleza específica de su deseo en los siguientes términos:

Cuánto más claro y más preciso [el deseo], mejor. Por supuesto, cómo ser claro y preciso es actualmente una cosa terríblemente difícil. Y creo que ese es el problema de todos los pintores de hoy, o por lo menos de [todos aquel]los pintores que poseen un tema o algo figurativo en su obra. Ellos quieren hacerla sólo más y más precisa; pero [a través] de una precisión muy ambigua.

Bacon, 1962.

De ello se deduce que Bacon no solo se interesaba por el arte figurativo sino también por introducir en su propia pintura esa "muy ambigua precisión" de la que habló en 1962, ingrediente que trabaja como una espada de doble filo sobre el espectador y le permite a su vez al artista expresar contenidos autobiográficos desde un plano de vaguedad e imprecisión. 

Curioso y desordenado, Bacon acumulaba en su taller innumerables recortes de prensa y fotografías de obras de arte del pasado. También le interesaban las películas mudas mostrando la figura humana en estado de locomoción, así como también aves y demás animales, pues le fascinaba el movimiento de los seres vivos. El taller de Bacon estaba tan desordenado, que el artista debía frecuentemente pisar sus fuentes visuales de inspiración para poder así lograr llevar a cabo su trabajo en el mismo. Solía desechar toda obra suya con la que no estuviese suficientemente satisfecho. 

Tras su muerte, el taller fue donado por Edwards a la Galería Municipal de Arte Moderno de Dublín, donde, luego de haber sido desmontado y trasladado, fue reconstruido con precisión arqueológica, como si fuera una obra de arte en sí mismo.

Bacon visitaba el Museo del Prado cada vez que podía hacerlo; a veces incluso en privado, mientras el museo permanecía cerrado al público. Sus últimos viajes a Madrid se debieron en parte a la relación que mantenía con un español, José Capelo. 

Entre el 3 de febrero y el 19 de abril de 2009 el Prado acogió una exposición antológica de Bacon que fue conmemorativa del centenario de su natalicio, que fue organizada junto con la Galería Tate de Londres y el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

Bacon fue un artista sumamente mediático y uno de los pocos en su tiempo que se expresó en innumerables oportunidades acerca de su obra y la relación de la misma con lo que él consideraba ser el trasfondo de la Historia del Arte y la producción de sus colegas contemporáneos, a quienes por lo general se refería con declarado desdén: en 1968, por ejemplo, Bacon no dudó en referirse a Jackson Pollock en los inesperados términos de "viejo confeccionista de encajes y puntillas". 

Con todo, Bacon siempre sintió una profunda e inamovible admiración por Pablo Picasso así como por Alberto Giacometti. 

Diversas entrevistas con Francis Bacon fueron registradas y filmadas en Londres y en París, especialmente entre 1960 y 1985. Entre las más memorables merecen ser indicadas las conversaciones filmadas por la BBC de Londres, donde Bacon dialoga con su mentor, el crítico de arte David Sylvester. El contenido de esos encuentros, sostenidos entre 1962 y 1974, fue compilado en un libro publicado en inglés en 1975 y cuya versión en español se titula Entrevistas con Francis Bacon. 

Bacon concedió entrevistas a David Sylvester, Peter Beard y Hugh Davies.

►La obra pictórica de Francis Bacon se inscribe en el marco de la pintura figurativa realizada después de la Segunda Guerra Mundial, el denominado "arte de posguerra".

Si bien el período en cuestión estuvo ampliamente dominado por la abstracción como tendencia artística, el arte figurativo contó con la obra de maestros tales como Picasso, Matisse, Chagall, Dalí y Giacometti, así como también con la producción de nuevos artistas, entre quienes destacaron Balthus, Bacon y Dubuffet. Temáticamente, existen afinidades particularmente entre la producción de Bacon y la de Giacometti:

Mucho del аrte de Europa que siguió a la Segunda Guerra Mundial parece reflejar una respuesta a la guerra y sus consecuencias. Dos figuras dominantes en el arte europeo de los años cuarenta y cincuenta fueron el propio Francis Bacon y el escultor con base en París Alberto Giacometti. Las figuras de Giacometti están enflaquecidas, a veces mutiladas; Bacon compara a los seres humanos con animales o incluso con reses de carne y sus rostros a menudo contienen una boca gritando silenciosamente. En ambos, los seres humanos aparecen aislados y solitarios.

Nicholas Serota.

Estilísticamente, a lo largo de su carrera Bacon recurrió tanto al surrealismo como al expresionismo, mas su obra pertenece a aquello que se denomina Nueva Figuración o Arte Neofigurativo, tendencia de posguerra que retoma la figura humana pero a su vez también la distorsiona. Bacon posiblemente sea el representante más destacado de la mencionada tendencia. A la pintura de Bacon también se la considera en términos de "Arte Existencialista".Y, si bien todas las designaciones mencionadas son pertinentes en el caso de Bacon -y a veces incluso complementarias entre ellas-, lo cierto es que la pintura de Bacon suele por lo general resistirse a ser clasificada. Y ello no es accidental: a lo largo de su carrera como pintor, Bacon declaró no pertenecer a ningún movimiento artístico, ni se alineó o identificó con ninguno ellos. Solo Picasso representaba para él la gran fuerza creadora e inspiradora, el referente artístico potente por excelencia y el punto de partida para toda posible contribución del anglo-irlandés en su quehacer plástico. En efecto, Bacon se inició en el arte desarrollando una línea pictórica postpicassiana y basándose en la vía abierta que Picasso dejó entre la figuración y la desfiguración.

Bacon plasmó considerable angustia en sus cuadros. Trabajó la representación de la figura humana pero desfigurándola y posicionándola en espacios cerrados e indeterminados.

Inicialmente la pintura de Bacon involucró una enorme tensión y una imaginería rayana al sensacionalismo; con el correr de los años, la tensión gradualmente tendió a mermar en su obra y el pintor llegó a crear imágenes que continuaron en cierta medida siendo inquietantes pero que también resultaban exultantes de esteticidad. La teatralidad y la magnificencia fueron dos factores cruciales en la producción artística de Bacon y, en buena parte, fue gracias a estos aspectos de su obra, por lo que Bacon alcanzó el éxito como pintor.

Según Bacon, su arte es en gran medida autobiográfico. Pero para desarrollarlo, Bacon recurrió a un sinnúmero de imágenes provenientes de la Historia del Arte, los medios de comunicación masiva, y fotografías e ilustraciones médicas provenientes de manuales diversos.

Algunas de sus primeras obras reflejan influencias de Picasso, otras incorporan elementos provenientes de la imaginería de Grünewald, Poussin, Rembrandt, Soutine y Cimabue; otras más poseen sus referentes en aquellas de Velázquez, Van Gogh, Miguel Ángel, Degas, Goya o Ingres. Pero en todos los casos, las fuentes de inspiración son drásticamente transformadas y trascendidas por la propia intervención de Bacon.

Crucifixión y animalidad, aislamiento y cópula, aprensión y crisis, deterioro, soledad, nostalgia y muerte son algunos de los temas frecuentemente abordados por Bacon en su imaginería pictórica.

En no pocas de sus pinturas Bacon evoca la violencia de la Segunda Guerra Mundial, entremezclándola con vivencias íntimas suyas. En su serie de Crucifixiones (1933-1968)

Francis Bacon. Three Studies for Figures at the Base of a Crucifixion, 1944. 

 y en un cuadro titulado, Cabeza rodeada de flancos bovinos de 1954, Bacon rememora tangencial e insistentemente aquello que le obsesiona: la agresividad del ser vivo y aquello que él entiende como su propia, innata e inexorable inclinación hacia la violencia. 

Los retratos y autorretratos constituyen una parte importante de las pinturas de Bacon, entre las que destaca George Dyer en un espejo de 1968, obra donde el pintor sugiere la vulnerabilidad y la fragilidad del ser. Pertenece a la colección del Museo Thyssen-Bornemisza en Madrid. 


Bacon hizo retratos prescindiendo de poses tomadas del natural; los desarrolló a partir de fotografías; retrató por lo general a sus compañeros íntimos y amigos, también a gente famosa o por él muy bien conocida. Además de desarrollar varios retratos de Peter Lacy, George Dyer y John Edwards, Bacon retrató también a Henrietta Moraes, Isabel Rawsthorne, Muriel Belcher,Lucian Freud, Peter Beard y Michel Leiris, así como eventualmente también a Hitler, Pío XII y Mick Jagger.

Desnudo tumbado y Figura recostada en un espejo son otras pinturas de Bacon que se exhiben respectivamente en el madrileño Museo Reina Sofía y en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Según el investigador argentino Mariano Akerman, "El arte de Bacon es inusual tanto por sus formas como por su contenido. Complejo y contradictorio, al igual que el artista que lo ejecutó, es [también] extraño, intenso y problemático. Admirable y simultáneamente preocupante, ataca por sorpresa. Trabaja directamente sobre el "sistema nervioso" y abre "las válvulas del sentir". Resulta tan magnético como repulsivo. Es auténtico pero también inquietante. Se muestra profundo y frívolo a la vez. Atípico, quimérico, polivalente. Extremadamente sugestivo. Salvajemente humano.

David Sylvester, quien a menudo ponderó la producción de Francis Bacon, fue también uno de sus principales promotores. Sin embargo, la obra de Bacon es por lo general respetada o rechazada de plano. Los críticos ingleses la recibieron desde la polarización: Melville aplaudió el quehacer de Bacon. Una aproximación equilibrada y objetiva de Bacon fue desarrollada por John Russell. Mientras que tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos la prensa fue a menudo hostil para con Bacon, exactamente lo opuesto se dio en Francia. Michel Leiris escribió con entusiasmo acerca de la pintura de Bacon y algo similar ocurrió con Gilles Deleuze. 

En 1998, la personalidad de Bacon fue cinemáticamente recreada por el director inglés John Maybury a través de una película titulada Love is the Devil (El amor es el demonio), donde Derek Jacobi encarnó a Bacon, mientras que su pareja, George Dyer, fue interpretado Daniel Craig. Pero Love is the Devil no es documental ni biografía oficial ninguna; y ninguna pintura original de Bacon puede verse en dicha película, que contiene diversas escenas resultantes de la lectura personal que el propio Maybury ha hecho de una biografía no autorizada sobre el pintor. Es el subtítulo del film de Maybury el que aclara su propósito como cineasta, dejando claro que se trata de un "Estudio para un retrato de Francis Bacon".

El arte de Francis Bacon ha experimentado un extraordinario repunte de precios en el mercado de las subastas. Apreciado solo por unos pocos conocedores y coleccionistas hasta que alcanzó su madurez, Bacon llegó a ver cómo los precios de sus obras ascendían en progresión geométrica ya a mediados de los años ochenta y principios de los noventa. Mas Bacon no llegó a vivir lo suficiente para presenciar este fenómeno en todo su alcance. Lo cierto es que Bacon parecía mantenerse ajeno a su éxito y es posible que quienes lo rodeaban se aprovecharan de él. La Galería Marlborough, con quien el artista trabajaba, fue acusada de explotarlo y dosificar la llegada de sus obras al mercado para elevar sus precios. Pero lo cierto es que Bacon tenía firmado un contrato de exclusividad con Marlborough Fine Art desde 1954, contrato que el pintor continuó renovando durante 38 años, hasta que murió. 

Heredero de Bacon, Edwards recibió, entre otras cosas, la magra suma de once millones de libras esterlinas. Acaso no sea exagerado sostener que desde que Bacon se unió a Marlborough Fine Art su fama sólo y entradas pecuniarias sólo se incrementaron. Y, desde mediados de los noventa y principios del siglo XXI, las obras de Bacon alcanzaron cotizaciones astronómicas.

Las dos pinturas existentes en el Museo Reina Sofía y el Museo de Bellas Artes de Bilbao se adquirieron en los años ochenta, antes de que las cotizaciones se disparasen. Según la revista Descubrir el Arte, el Desnudo tumbado se compró por 60 millones de pesetas; hoy se cotiza por encima de los 4000 (25 millones de euros). El polémico artista Damien Hirst pagó 23 millones de euros por una importante obra de Bacon, a quien elogió afirmando: «Jodió en el infierno». El magnate Román Abramóvich pagó 86 millones de dólares (54,5 millones de euros) por otra obra de Bacon titulada Tríptico 1976, a fin de regalársela a su novia, Daria Zhukova. Según la revista Hola, varios son los coleccionistas españoles que cuentan con obras de Bacon, un fenómeno bastante inusual por tratarse de un artista extranjero, tan cotizado y de estilo cuando menos inquietante. Alicia Koplowitz poseía un cuadro de Bacon, pero lo vendió porque le resultaba desagradable en casa: tomó una decisión equivocada, pues poco después los precios del artista se quintuplicaron. El empresario Juan Abelló acaso posea el mejor repertorio de Bacon en España, con dos trípticos y un raro dibujo de 1933.

El 12 de noviembre de 2013 el tríptico de Bacon titulado Tres estudios de Lucian Freud (1969), que presenta tres impresionantes retratos del mencionado artista figurativo europeo del siglo XX, alcanzó el precio récord de venta en subasta pública, 142.405.000 de dólares, resultando así ser una de las tres obras más caras de toda la historia.

El cuadro en cuestión —un óleo dedicado al amigo y rival de Bacon— fue subastado por la firma Christie's en el Rockefeller Plaza de la ciudad de Nueva York en una operación que no llegó a durar seis minutos.

En un comunicado, la casa de remates Christie's expresó que «la obra fue vendida por 142.4 millones de dólares tras seis minutos de intensa puja en la sala y por teléfono». Hasta ese momento, el récord en materia de subastas correspondía a la venta de El Grito; pastel de Edvard Munch, de 1895, que en mayo de 2012 había alcanzado los 120. 000.000 de dólares.

Tres estudios de Lucian Freud es una pintura compuesta por tres lienzos. Muestra a Lucian Freud, las tres veces sentado en una silla contra un fondo amarillo. El cuadro formó parte de la gran retrospectiva de Francis Bacon en el Grand Palais de París (1971-72).

Referiéndose a la importancia de los trípticos en su quehacer artístico, Bacon alguna vez expresó: Los trípticos son lo que más me gusta hacer, y pienso que eso puede estar relacionado con el deseo que algunas veces he tenido de hacer cine. Me gusta la yuxtaposición de imágenes separadas en tres lienzos diferentes. Si mi trabajo tiene alguna calidad, a menudo siento que tal vez es en los trípticos donde se encuentra la mejor de ellas.

Nieto del padre del psicoanálisis, Lucian Freud solía por su parte describir a Bacon en términos tan categóricos como elocuentes: «el más sabio y el más salvaje».

La misteriosa e impredecible personalidad de Bacon llevó a Lucian Freud a retratarlo y a Ronald Kitaj a incluirlo como protagonista en algunas de sus obras.

La estética y temas acuñados por Bacon en sus pinturas inspiraron a artistas y creadores diversos, tanto en las artes visuales como en la danza y el cine. Entre los artistas plásticos que fueron influenciados por Francis Bacon se encuentran David Hockney, Carlos Alonso, Ygael Tumarkin y Norbert Tadeusz. Damien Hirst respeta profundamente el legado visual de Francis Bacon y lo reconoce como un referente crucial en su quehacer artístico. 

Evidencian inspiración en el arte de Francis Bacon películas tales como El último tango en París de Bernardo Bertolucci, 1973, así como también La escalera de Jacob de Adrian Lyne, 1990, y La celda, de Tarsem Singh, 2000. Acerca del personaje llamado Paul y encarnado en El último tango en París por Marlon Brando, el director italiano oportunamente declaró:

Quise que Paul fuera como las figuras que reaparecen obsesivamente en [los retratos de] Bacon: caras consumidas por algo que viene desde adentro. Bernardo Bertolucci.

En 1998, se publicó una biografía fílmica titulada Love Is the Devil: Study for a Portrait of Francis Bacon.

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